Narrador omnisciente:
— Me duele – se escuchaban los quejidos de Draco, Hermione iba a la par de Hagrid con los ojos llorosos.
Cuando llegaron a la enfermería, Madame Pomfrey logró curarle el brazo a Draco, pero él tendría que durar algunos días con el brazo vendado.
— ¡Todo esto es tu culpa, Blaise! – exclamó Hermione – mira cómo quedó el pobre.
— Ya, ya sé que es mi culpa, Hermione – dijo el moreno con arrepentimiento.
— No es que sólo sea tu culpa, es que, ¿cómo te atreves a insultar a un hipogrifo? – cuestionó – Hagrid nos dijo que no debíamos hacerlo. Y es lo primero que se te ocurre.
— ¡Amor! – dijo Digorry, apenas llegó a la enfermería – perdón por llegar tarde, estaba en una reunión con el equipo de Quidditch. Ya sabes que este año soy el nuevo capitán. ¿Cómo estás?
_ Estoy bien, Ced – respondió Draco – y no te preocupes, ya sé que estás poniendo mucha más intensidad al equipo... aunque, dudo que le ganen a Gryffindor; sin ofender.
— ¿Hablas enserio? – preguntó Cedric incrédulo – los destrozaremos. No te hagas ilusiones.
Malfoy rió y le dió un pequeño beso. Hermione observaba todo desde una esquina. Ella definitivamente no estaba contenta con la decisión de Draco, en perdonar a Cedric.
— ¿Dónde...? – comenzó Fred.
— ¿está nuestro hermanito? – terminó George.
— ¡Aquí! – dijo Draco con un puchero, y riendo se paró de la camilla – bueno, vámonos. Madame Pomfrey me dijo que ya podía irme.
En uno de los invernaderos estaba Harry junto a Pansy y Theo. Ambos lo habían llevado allí para interrogarlo.
— Aver, Harry… – Pansy trató de buscar la palabra correcta.
— ¿Por qué tu y Malfoy se miraron así? – cuestionó Theo – y no mientas, todos vimos cómo se mordían los labios. ¿Te gusta Malfoy, acaso?
— ¡Claro que no, Nott! – dijo Harry – sólo...no sé porque lo miré asi, cuando se me acercó noté en él algo diferente.
— ¿Y que sería eso, exactamente? – habló Ron, entrando al invernadero.
— Su pelo, sus ojos...sus labios – articuló lo último apenado – se me hizo...¿atractivo?
Ron, Pansy y Theo intercambiaron miradas de impresión.
¿Acaso él dijo que Malfoy se le hizo atractivo?, pensó Parkinson.
— Aver si entendí – habló Ron – ¿Malfoy te parece atractivo?
— Hujum – contestó Harry – no super atractivo, pero... sí un poco.
— ¿Está bien...? – dijo Pansy y un silencio incómodo se formó en el ambiente.
Clase de pociones, 10 de septiembre 1993..
Todos estaban en la clase de pociones, excepto Draco. Aunque bueno, Cedric Digorry lo había convencido de aprovechar que tenía un brazo "herido" para pasar tiempo juntos. A lo que Draco aceptó, pero, se sintió mal luego de escuchar cómo en varias clases estaban tratando temas que se moria por estudiar.
Ahora, Draco estaba llegando a la puerta del salón de pociones. Tocando la puerta y escuchando un "pase" de Snape. Pasó.
— Profesor – saludó – ¿puedo tomar la clase?
— Claro que sí, señor Malfoy – dijo Snape – tome asiento.
Harry y Ron intercambiaron miradas, si hubiesen sido ellos lo que llegaran tarde a clases, Snape los habría castigado.
Todo porque es su ahijado, pensó Harry.
Draco colocó su caldero al lado de Harry y Ron, para preparar los ingredientes en la misma mesa.
Ese día estaban elaborando una nueva pócima: una solución para encoger.
— Vaya, éste si que es ridículo – le murmuró Ron a Harry, cuando notó una pequeña mueca de dolor en Draco cuando acarició su mejilla – le duele la mejilla, si claro.
Harry rió ante el comentario de Weasley y Draco, aunque Ron pensó que no había escuchado, si lo hizo y decidió molestarlos.
— Profesor – dijo Malfoy – necesitaré ayuda para cortar las raíces de margarita, porque con el brazo así no puedo.
— Weasley, córtaselas tú – ordenó Snape, y Ron se puso más rojo que su pelo.
Draco le dirigió una risita burlona y se recostó de la mesa. Los ojos verdes de Harry parecían un destello de Avada Kedavra de la rabia que brillaron en ellos.
— ¿Qué pasa, Potter? – se acercó Malfoy tras él y susurró en su oído – molesto porque Ronald está haciendo mi trabajo, ¿a que sí? – cuestionó con burla – eso les mostrará a no hablar sin saber.
— Cállate, Malfoy – le dijo con rabia.
— ¿Oh, que harás para hacer que me calle, Potty? – susurró – …¿vas a darme un beso? o ¿irás dónde Dumbledore y me acusarás?
Potter no le contestó, pues, se sintió nervioso.
Después de la clase de pociones, Draco corrió hacia el campo de Quidditch, Digorry le había enviado un mensaje con Neville.
— Hola, amor – dijo e intentó darle un beso, pero Digorry se separó, y lo lo llevó a una de las últimas gradas del campo – ¿qué pasa, Ced?
Sin previo aviso Digorry le propinó una cachetada, tal y cómo lo había hecho la noche anterior. Los ojos del rubio se aguaron, y lo miró con dolor.
— Escúchame, me dijeron lo que le dijiste a Potter – mención – ¿querías que Potter te diera un beso?, no, eso no pasará; nunca. Te quiero.
— Te quiero – repitió él y el Hufflepuff le dió un beso.
Con esto Digorry se fue y Draco sintió la mirada de alguien en él.
— Eres mediocre, Malfoy – era Harry – bastante.