Hermanatros (1)

By Joskanawut

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Gulf Kanawut es un chico lindo de carácter fuerte pero es amable y tranquilo, y aveces es grosero y no mide s... More

Prólogo
Capitulo 1
Capitulo 2
Capitulo 3
Capitulo 4
Capitulo 5
Capitulo 6
Capitulo 7
Capitulo 8
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 13
Capitulo 14
Capitulo 15
Capitulo 16
Capitulo 17
Capitulo 18
capitulo 19
Capitulo 20
Capitulo 21
Capitulo 22

Capitulo 9

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By Joskanawut

Mew

Mierda

-¿Qué mierda le has echado?-le pregunté al imbécil que tenía cogido por la camiseta.

El muy idiota me miraba completamente aterrorizado.

-¡Contéstame joder!-le grité maldiciendo el día en el que había conocido a mi hermanastra, y también maldiciendo al imbécil de Zack Rogers por haberlo traído a una fiesta como esta. -Joder tío-dijo con los ojos abiertos de par en par-GHB-admitió cuando lo estampé contra la pared.

Joder... esa era la droga que utilizaban los capullos para poder violar a un tío. Era incolora e indolora y por eso resultaba tan fácil meterla en la bebida sin que te dieras ni cuenta.

El solo hecho de pensar en lo que podría haber pasado me nubló la mente. Aquella noche iba a terminar con los puños hechos una mierda. Le golpee tantas veces que perdíla cuenta.

-¡Mew, paral-gritaba una voz a mis espaldas. Detuve el puño antes de volver a estamparlo contra la cara de aquel hijo de puta.

-Vuelve a traer esa mierda a una de mis fiestas y lo que te he hecho hoy te parecerá una caricia en comparación.-le dije cerciorándome de que escuchaba cada una de las palabras pronunciadas.- ¿Me has oido?

El imbécil se fue tambaleando y sangrando lo más lejos posible de mi. Me giré y me encontré con un Gulf completamente aterrorizada.

Algo se movió en mi interior cuando vi aquella expresión en el. Joder, por muy poco que lo soportara y por muchas ganas de matarlo, nadie se merecía que lo drogaran sin consentimiento y menos para hacer lo que seguramente le hubieran hecho de no haber estado yo alli.

Me acerqué hacia el observándola con detenimiento.

Tenía los ojos desorbitados, pero los tenía así desde que le había dado una paliza a Zack, por lo que aún no se veían los efectos de la droga.

-¿Qué era lo que has bebido?-le pregunté cuando llegué hasta el.
No me contestó, simplemente se me quedó mirando boquiabierta, asustada y temblorosa. Joder, Gulf, no voy a hacerte daño, ¿vale?-le dije sintiéndome como un delincuente, cuando en realidad yo no le había hecho absolutamente nada.

Cuando lo dejé tirado, supuse que simplemente llamaría a su madre y que se iría con nuestros padres a casa. No se me ocurrió que se subiría al coche del primer imbécil que parara y que vendría directamente a la fiesta menos apropiada para una chica como ella.

-¿Qué me he tragado?-me preguntó tragando saliva y observándome como si fuese el mismísimo diablo.

Suspiré y miré hacia el techo mientras intentaba pensar con claridad. Mi padre me acababa de llamar para preguntarme dónde demonios estaba Gulf. Su madre estaba preocupada, y le había dicho que la llamaría cuanto antes, que Gulf se había venido conmigo a casa de Erik, y ahora mismo estaba mirando una película con su hermana.

Había sido una mentira del todo improvisada pero mi padre no podía enterarse de lo que había ocurrido aquella noche, ni de donde había estado. Ya me había salvado de suficientes situaciones dificiles como para que ahora

se enterase de que todo seguía absolutamente igual. Bastante me había costado mantener mi vida privada en la sombra, y no pensaba dejar que alguien como Gulf lo estropease. En menos de un día había conseguido tocarme las narices más que cualquier otro chico que hubiera tenido el placer de conocer.

-¿Lo que has bebido tenía alcohol?-le pregunté ignorando su pregunta.

El me miró un segundo y luego negó con la cabeza.

-Era Coca-Cola-me respondió y suspiré más aliviado.

Si el GHB se mezclaba con alcohol podía ser muy peligroso, pero si no... bueno no voy a decir que fuera como fumarse un porro; Gulf iba a maldecir haber venido a aquella fiesta. -Estarás bien-le contesté cogiéndolondel brazo y llevándolo hasta donde estaba mi coche. -Quiero matarte-me dijo y cuando bajé lo mirada pude ver que sus párpados habían comenzado a pesarle. Mierda, tenía que ponerla al teléfono con su madre antes de que fuera a peor.

En cuanto llegamos hasta mi coche, abri la puerta del conductor y esperé a que se sentara. Entonces saqué el móvil.

-Tienes que decirle a tu madre que estás bien y que no te espere levantada-le dije mientras buscaba a mi padre en la agenda-Dile que estamos viendo una película en casa de unos amigos mios.
-Que te den-me contestó echando la cabeza hacia atrás y cerrando los ojos con fuerza. Me acerqué hacia el le cogí el rostro con una sola mano. Abrió los ojos y me miró con tanto odio que no pude evitar sentir ganas de darle una patada a algo sólido y romperlo en mil pedazos.

-llama o esto va a ponerse feo de verdad-le dije, pensando en cómo se pondría mi padre si se enteraba de lo que había ocurrido aquella noche. Y qué decir de la madre de Gulf.

-¿Que vas a hacerme?-me dijo mirándome con las pupilas cada vez más dilatadas-¿Dejarme tirado para que alguien me viole?-me preguntó con segundas-Espera... ya lo has hecho.-agregó con ironía.

Vale me lo merecía pero no teníamos tiempo para eso.

-Estoy marcando, mas te vale decirle lo que te he dicho-le dije al mismo tiempo que le ponía el teléfono en la oreja.

Unos segundos después Rafaella se escuchó al otro lado de la línea.

Gulf, ¿estás bien?

Elme miró antes de contestar.

-Si-dijo para mi gran alivio-estamos viendo una película... llegaremos...un poco tarde-siguió diciendo mientras su mirada se desviaba hacia el techo del coche.

Me alegro de que hayas ido cariño, ya verás cómo te gustan los amigos de Mew... Miré hacia otro lado cuando escuché aquello.

-Seguro-dijo Gulf sin volver a mirarme.

Nos vemos mañana cielo, te quiero

-Y yo, adiós-le dijo y entonces le quité el teléfono y me lo guarde en el bolsillo.

Rodeé el coche y me senté en el asiento del conductor. Esperaríamos allí a ver qué tolerancia tenía Gulf a las drogas. Solo podía esperar que no fuera como una tía que había conocido hacía ya un año y a la cual casi le había dado un infarto por fumarse un porro.
Me giré hacia ella.

-Tengo calor-me dijo con los ojos cerrados y en efecto pude ver como el sudor empapaba su frente y su cuello.

-Te pondrás bien, no te preocupes-le dije deseando que mis palabras no me traicionaran.

-¿Qué efectos tiene esta droga?-me preguntó con voz pastosa.

Dude un momento antes de contestarle.

-Sudores... calor y frío a tiempos iguales... somnolencia...-le dije deseando que esos fueran los únicos efectos que sufriera.

Si se ponía a vomitar o le entraba taquicardia iba a tener que llevarla al hospital y eso no podía acabar bien.

Sus mejillas estaban rojas y su pelo había comenzado a pegársele a la frente. Me fijé que tenía una gomilla en una de sus muñecas.

Me estiré sobre ella y se la quité. Lo mínimo que podía hacer era ayudarla a estar lo más cómoda posible.

-¿Qué haces?-me dijo y pude notar el miedo en su voz.

Respiré hondo intentando mantener mis emociones a raya. Nunca le había hecho algo así a un chico... no me hacía falta recurrir a aquellas mierdas para llevarme a alguna a la cama, y ver a Gulf aterrorizado por si le hacía algo parecido me sentaba como una patada.

Aquella cría me había agotado en cuestión de horas.

-Ayudarte-le dije mientras la doblaba con cuidado para poder recogerle su larga melena multicolor y hacerle una cola improvisada en lo alto de la cabeza.

-Para eso tendrías que desaparecer-me contestó arrastrando las palabras.

No pude evitar que aquello me hiciese gracia. Aquel chico tenía más agallas que cualquier otro que hubiese conocido.

No se olía con quien se estaba metiendo, no sabía quién era, ni de lo que era capaz de hacer... y al fin y al cabo, era muy refrescante.

Se me vino a la cabeza su imagen después de haberme pegado aquel puñetazo. Había sido del todo inesperado, es más era el primer puñetazo que me daban en mucho tiempo...

Instintivamente le cogí la mano derecha y observe sus nudillos hinchados. Tenía que haberme atizado con todas sus fuerzas para que la mano le quedara así, y sentí cierta pena por el ya que yo apenas lo había sentido.

De repente me vi a mí mismo enseñándole a Gulf a atizar un puñetazo como Dios manda. La observé con cierta preocupación. Ahora que el cabello no le ocultaba el rostro me pude fijar en ciertos rasgos que no había podido apreciar desde que lo había conocido.

Tenía un bonito cuello, y unos pómulos altos surcados de miles de pecas. Aquello me hizo sonreír por algún motivo inexplicable. Sus pestañas eran largas y creaban una sombra oscura sobre sus mejillas, pero lo que me llamó la atención y me hizo fijarme con más atención fue el pequeño tatuaje que tenía justo debajo de su oreja izquierda, en lo alto de su cuello.

Era un nudo del ocho...

Instintivamente mi mirada se dirigió hacia mi brazo en donde me había tatuado ese mismo nudo hacia ya tres años y medio. Era un nudo perfecto, uno de los que más resistencia tenían y por eso mismo había decidido tatuármelo.

Significaba que si las cosas se entrelazaban bien, con cabeza, el resultado sería indestructible.

No entendía como alguien como Gulf podía haberse tatuado aquel nudo, ni siquiera me lo imaginaba tatuándose cualquier cosa... Aquel chico no dejaba de
sorprenderme.

Con un dedo y con cuidado acaricié aquel tatuaje minúsculo en comparación con el mío y sentí como la piel se nos ponía a ambos de gallina.

Gulf se movió inquieta en su inconsciencia y yo sentí algo en la boca de mi estómago, algo extraño y molesto.

Me giré hacía el volante y puse el coche en marcha. Antes que nada, me giré y le puse el cinturón de seguridad.

Mis ojos volvieron a situarse en su tatuaje por unos segundos.

Respiré profundamente y me centré en la carretera. Por suerte no me había dado tiempo a beber más que un chupito y una cerveza, así que conduje con tranquilidad hasta mi casa.

Como siempre las luces de fuera estaban encendidas. Ya eran pasadas las dos de la madrugada y recé para que nuestros padres estuvieran en la cama. Gulf estaba totalmente fuera de juego y no podía permitirme que mi pour nos descubriera de aquella forma.

Detuve el coche en mi plaza y me bajé intentando no hacer ruido; con las llaves en la mano rodee el coche hasta acercarme hacia el asiento del acompañante. Con cuidado le quité el cinturón y la cogí en brazos. Estaba ardiendo, y me preocupó que la fiebre le subiera lo suficiente como para tener que alarmarme de verdad.

-¿Dónde estamos?-me preguntó tan bajo que apenas lo oi.

-Estamos en casa-le contesté para tranquilizarla al mismo tiempo que maniobraba para poder abrir la puerta con ella en brazos. No pesaba casi nada, seguramente
unos 50 kilos o así.

Dentro reinaba la oscuridad, solo interrumpida por una pequeña lámpara que había encendida en una de las mesitas de la sala.

Me dirigí hacia las escaleras con Gulf entre mis brazos y suspiré con alivio al llegar hasta su habitación.

Dentro estaba todo completamente a oscuras.

Los brazos de Gulf se tensaron en mi cuello y me sujetaron con más fuerza.

Me extrañó que siguiera consiente, y me acerqué deprisa hasta su cama para poder dejar y que estuviese más cómoda.

-No...-dijo con voz asustado.

-Tranquila-le dije extrañándome con la fuerza que se sujetaba a mí.

-No me dejes solo...tengo miedo-me dijo y pude notar ese pánico en su voz. También me extraño ya que estaba seguro que el causante de su miedo era yo, por lo que no tenía lógica que quisiera quedarse conmigo.

-Gulf estás en tú habitación...-le dije sentándome en su cama con el en mi regazo.

Aquello era tan raro...

Entonces abrió los ojos y me miró aterrorizado.

-La luz...-me dijo con voz pastosa como si le estuviera costando la misma vida pronunciar aquellas palabras.

La mire extrañado... no había ninguna luz encendida.

-Enciéndela-casi me rogó.

La observé unos segundos y pude ver que no estaba tan asustado por que yo estuviera con el en su habitación, ni por la droga ni por apenas poder moverse... Estaba asustado por la oscuridad.

-¿Le tienes miedo a la oscuridad?-le pregunté al mismo tiempo que me inclinaba con el aún encima de mí y encendía su lámpara de noche.

Su cuerpo se relajó al instante.

Frunci el ceño preguntándome porque ese chico parecía ser tan complicada.

Me incorporé y lo coloqué sobre las almohadas.

La observé unos instantes cerciorándome de que respiraba con normalidad. Asíera y agradecí que Gulf fuera fuerte ante cualquier mierda que se le cruzara en el camino.

-Lárgate de mi habitación-me dijo entonces y eso fue exactamente lo que hice; Y creo que fue lo más sensato toda la noche.
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Espero y les haya gustado este capítulo 😊 ayúdenme con los votos y comentarios 😊✨
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Espero que estén bien y que el MewGulf los acompañe ❤️✨
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