Sword Onyx [3]

By foxys02

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CONTINUACIÓN DE CROWN ONYX El mal está desatado, y lo que creían que los protegía se debilita cada vez más. ... More

Notita: EL LIBRO DE NARA
Nota de la Autora
EL ULTIMO INICIO
CAPÍTULO 1
CAPÍTULO 2
CAPÍTULO 3
CAPÍTULO 4, PARTE UNO
CAPÍTULO 4, PARTE DOS
CAPÍTULO 5
MAPAS DE LA ALIANZA
CAPÍTULO 6
CAPÍTULO 7
CAPÍTULO 8
CAPÍTULO 9
CAPÍTULO 10
CAPÍTULO 11, PARTE 1
CAPÍTULO 11, PARTE 2
CAPÍTULO 12
CAPÍTULO 13
CAPÍTULO 14
CAPÍTULO 15
CAPÍTULO 16
CAPÍTULO 17, PARTE 1
CAPITULO 17, PARTE 2
MEMORIAS ROBADAS
CAPÍTULO 18
CAPÍTULO 19
CAPÍTULO 20
CAPÍTULO 21
CAPÍTULO 22, PARTE 1
CAPÍTULO 22, PARTE 2
CAPÍTULO 23
CAPÍTULO 24
CAPÍTULO 25
CAPÍTULO 26
CAPÍTULO 27
CAPÍTULO 28
CAPÍTULO 29
Notita
CAPÍTULO 30
CAPITULO 31
CAPÍTULO 32
CAPÍTULO 33
La carta.
CAPÍTULO 35
CAPÍTULO 36
CAPÍTULO 37
CAPÍTULO 38

CAPÍTULO 34

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By foxys02


─•─ )○( ─•─

EL PILAR QUE MANTIENE A TODOS A SALVO

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DIANA AYLEEN

Me recuesto en la fría y enorme piedra, solo traigo un vestido de seda blanco, por lo que mi piel se entumece por completo.

La caverna era un lugar en la fortaleza de la magia, donde la magia se concentra de manera poderosa, solo es iluminada por, los que los humanos le llamamos: hadas, pequeñas y circulares bolitas de luz azul que se sacuden de un lado a otro a velocidad máxima. Ellas enloquecen cuando la magia está presente.

La bruja, Eloisy, se acerca a mí y yo tomo la mano de Amina con fuerza. Inhalo aire con profundidad cuando la bruja, alza su mano llena de amuletos a mi vientre y comienza a recitar un cántico con voz grave.

El pecho se me hunde y debo apretar la mano de Amina para calmarme. Las hadas se juntan en esa zona, como si celebraran algo. Lili rápidamente las ahuyenta, y vuelve para proteger mi vientre.

—Hay energía— Responde la bruja.— Está ahí… la siento.

Mi mirada va hacia Amina, con un nudo en la garganta que no me deja respirar. Sus ojos verdes se ven más brillantes de lo normal, pero no era de felicidad… no había nada que celebrar.

Cuando salimos de la caverna, Amina me viste con su abrigo, abrochando los botones con delicadeza. Se detiene en el quinto botón, frente a mi abdomen. Su mano se posa sobre él, dando una caricia suave con sus dedos, provocándome una sensación agridulce.

Conectamos ambas miradas, ella expande una pequeña sonrisa que busca confortarme y deja un beso en mi frente.

—Saldremos de esto— Me asegura.

Al momento de entrar a mi estudio en la fortaleza de la magia, Cyprian junto a Leah, Atlas, Giselle, Nik y Jessica se encuentran a ahí. Mi hijo se levanta de inmediato y corre hacia mí.

—¿Y?—Pregunta. Amina asiente. Él expande una enorme sonrisa, y me envuelve en sus brazos, levantándome unos centímetros de suelo. —¡Voy a tener un hermanito! ¡Diosa, o una hermanita! ¡Felicidades, mami!

Oigo los gritos de celebración de Cy lejanos, miro la cara de los demás... se levanta del sofá, yendo al balcón, con lágrimas en los ojos. Nik baja la cabeza, al igual que Giselle y Leah. Jessica permanece sentada en el sillón, con la mirada fija en sus zapatos.

Mi expresión triste se transforma en una sonrisa cuando mi hijo me baja, su rostro destila una felicidad genuina y tan pura que mi corazón se parte en dos, el solo pensar que él no tiene idea.

No sabe que bebí la pócima.

Ni de la carta de Ziah.

Los únicos que sabíamos en esta habitación éramos: Amina, Atlas, Jessica, Nik y yo.

—Felicidades, Belanger—Dice él, con no tanta frialdad.

—Gracias. —Susurra ella.

Jessica se levanta, en su rostro no hay sentimiento alguno, se posiciona frente a mí y relame sus labios, antes de hablar.

—¿Por qué no te haces un chequeo en el hospital de la Alianza?— Me dice. —La magia a veces puede ser imprecisa.

Miro a Amina, para saber su opinión y ella asiente.

—Hay que hacer todo lo que sea necesario.

─•── )○( ──•─

Jessica cerró la mitad del hospital para que pudiera caminar tranquila y que no notaran la presencia de los tres traidores de la Alianza más famosos en sus territorios. Igualmente, Giselle se había puesto una peluca negra, y traía gafas negras junto a mi abrigo rojo que disimuladamente robó de mi armario.

La maldita no tendrá oportunidad de huir y le haré el favor a Atlas de que se pueda quedar hasta que encuentre a otra a quien hacerle la vida imposible. Después de lo Abel, a sus hermanos Belanger les cumplo lo que me pidan.

Me sostenía del brazo de mi hijo y la mano de Amina, mientras llegábamos a la zona de obstetricia. Sin duda, este hospital es el más enorme del mundo.

Llegamos a la recepción de la zona, la enfermera de mediana edad en el escritorio levanta su mirada castaña y acomoda sus anteojos para observarnos a cada uno.

—¿Son una relación poliamor o no saben de quién es el hijo?—Cuestiona con seriedad.

Jessica se acerca a escritorio.

—Diana viene hacer un ultrasonido—Le dice. —Te avisé por llamada, Cristyn.

—Atiendo a más de 100 omegas por día, Alfa Suprema, imposible que me acuerde de todos si no hablan— Parece regañarla, y Jessica parece acostumbrada. —¿Quién es la embarazada?

—Es ella—Dice Amina, tocándome el hombro.

Ahora su mirada y cara de culo se dirigen Amina, y alza una ceja.

—Ella puede hablar por si misma, gracias, Alfa.

—Soy yo—Le digo, me acerco al escritorio.—Diana Ayleen.

Revisa en la computadora y asiente.

—Será atendida por los doctores de turno, ahora mismo—Asegura.—Carlos Favre y Elisa Veltram.— Fruncí el ceño, y mi pecho se hunde de un miedo feo.—Puede pasar, sala 23.

Paso saliva y afirmo con la cabeza. Cuando estábamos a punto de cruzar la puerta, Cristyn carraspea con fuerza.

—¡¿Acaso las gloriosas e increíbles Alfas que todo lo pueden no saben leer?!—Cuestiona, señalando el enorme cartel impreso en las puertas de vidrio."La entrada está permitida solo a omegas" "LOS O LAS ALFAS NO ESTÁN PERMITIDOS" —No puede ir toda la camada ¿Qué les pasa?

Miro a las chicas, y luego a la enfermera, que se cruza de brazos y frunce los labios con aires de que nunca da su brazo a torcer.

—Haremos una excepción por hoy—Dice Jessica.

—Miércoles 15 de enero de 2003— Menciona con fuerza. Jessica suelta un gruñido. —Alfa le desgarra el cuello a un doctor por tocarle la barriga a su luna.

—Eso no pasará—Le asegura.

Me volteo a ver a Amina, y entre cierro mis ojos en sinónimo de advertencia. Ella esboza una media sonrisa, y asiente.

—Martes 8 de julio del 2003—Anuncia con ferocidad. —Una Alfa intenta llevarse a dos omegas porque sus hormonas de embarazo "La llamaban". Y esa misma tarde de ese mismo día, en la sala de parto, una alfa acaba con 2 doctores y 3 enfermeras por intentar sacar al cachorro por parto natural.

Jessica pone los ojos en blanco.

—Podría seguir toda la vida porque la lista es larga, pregúntenos a cualquier omega.—Ella me señala. —¿Cariño, has sido víctima de una Alfa y su comportamiento salvaje?

—Toda mi vida, señora—Soy honesta.

La enfermera sonríe con victoria y observa a Jessica.

—Si no quiere que mañana su castillo amanezca invadido de furiosas omegas exigiendo sus derechos, los que no sean omegas, se quedan aquí—Dice.—Y usted sabe que cuando estamos enojadas, no le damos más cachorros para convertir en soldados.

—Bien—Suelta Jessica de mala gana y nos hace retroceder a todos.

—¿Entonces quién la acompañara?—Pregunta Cyprian con preocupación.

Todos nos miramos, y yo estaba a punto de volver al auto, pero una persona da un paso adelante: Giselle.

—Yo. —Dice, expandiendo una sonrisa en su impecable rostro, que no me dio buena espina.—Soy omega ¿O no?

Miro a Cristyn y ella lo aprueba, antes de volver a su asiento. Giselle intenta estaba vez una expresión de más inocencia, pero Amina la toma del brazo y la aleja un momento de nosotros.

—Si tú intentas algo contra mi chica...—Se aleja lo suficiente para que yo no pueda escucharla, pero el rostro pálido y la expresión de miedo en el rostro de Giselle me puedo imaginar que le dijo.

Vuelve, sin la actitud prepotente. Me despido de los chicos, y antes de entrar observo a Amina y Jessica, amenazándolas: ¡Compórtense, por el amor de la Diosa!

Ellas asintieron.

El lugar sin duda era el más bonito en todo el edificio, había flores de todos los colores, murales pintados de bellos paisajes. Y se sentía la paz de solo estar rodeada de omegas y sin las miradas libidinosas de los Alfas.

Giro a mirar a Giselle, y conecto con el azul de sus ojos, pero aparto mis ojos de inmediato.

—¿Por qué decidiste acompañarme?—Le pregunto a secas.

—Porque te quiero—Responde.

—Sí, claro. —Bufe.

—Además ¿Sabes quién es la doctora que te va a atender?—Me pregunta, torciendo una sonrisa. Niego. —¿De verdad? ¿Cuándo estabas con Jessica jamás llegó oliendo a J'adore de Dior, quirófano y vacunas?

Lo pienso unos segundos, antes de responder.

—No.

—Maldita perra, te odio—Susurra, pero luego suspira como si lamentara decir eso. —Perdón... Era mi mejor amiga cuando aún estaba en la alianza... y bueno, digamos que después de consolarme por peleas con Jessica, la iba a consolar a ella.—Ella tensa su mandíbula. —Y quiero verle la cara cuando me tenga frente a frente.

Genial, seré atendida por el ex mejor amigo que me odia y la ex amante de la exnovia.

La obligo a detenerse, y la giro para me miré.

—¿Y a Jessica? ¿La odias también por eso?—Le pregunto, eso la toma por sorpresa, pero niega con sinceridad. Suelto un suspiro de decepción.— Ya sé lo que haré primero para convertirte en alguien decente: Curarte de esa mujer. —Ella alza sus cejas. —Me harás una lista de las cosas malas y buenas que te hizo Jessica. Y luego veremos si valió la pena todo lo que has hecho por ella.—Ella asiente. —Como secuestrarme por dos semanas dentro del límite e intentar matarme en más de cinco ocasiones.

Comienzo a caminar.

—Y tú me convertiste en híbrida por celos, no te hagas la inocente paloma—Salta con ferocidad.

—Esa fue Eckvan y no estamos hablando de mí—Le señalé, y expando una sonrisa burlona. —Yo ya me curé de Jessica Favre.

—Ajá—Suelta, con un tono sarcástico. Le doy una mirada de advertencia. —¿Puedo al menos arrancarle una teta? ¡La perra sabía que yo amaba a esa mujer!

Sala 23: Maternidad.

—No. No estamos aquí por ti.—Le murmuro, tomando el pomo de la puerta. —Compórtate... mejor no digas nada, que no sepa que eres tú.

Ella se acomoda la peluca y las gafas, antes de poder entrar. En una mesa larga, nos esperaban los doctores en sillas de oficina. Carlos solo me da una mirada fugaz y fría, como si no le importara en lo más mínimo que yo esté en esta zona del hospital como paciente.

Elisa, una estupenda castaña, me da una mirada de pies a cabeza, como si hubiéramos sido enemigas de toda la vida, antes de pedir que me siente de mala gana.

Mujer, apenas me entere de tu existencia ¿Qué rayos?

—¿Cuándo se enteró de su estado?—Pregunta Elisa a seca.

Giselle movía la punta de su tacón de arriba a abajo, haciendo un sonido tan insoportable como la voz de la doctora.

—Ayer.

—¿Sabe cuantas semanas tiene?

— 10, quizás 11. —Respondo, ella niega con la cabeza, reprochándome algo. —¿Eso no deberían decirlo ustedes?

Carlos solo mira el bolígrafo en su mano, sin mucho interés en la conversación.

—Primero debemos hacerles unas preguntas. A las parejas heterosexuales o Alfa y Luna, puede que les cueste saber cuando fue la fecha exacta que concibieron—Explica Elisa, con aires de superioridad.— Pero como usted no presenta marca, debo suponer que fue hecho con magia... O por medio de una marca perecedera.

—¿Marca perecedera?—Cuestiono confundida.

—Si una Luna se deja morder en el coito por un alfa, sea el suyo o no, se genera una marca efímera que no deja rastro, se vuelven uno mismo, por lo que dura la mordida. —Explica ella.

¿Sigo siendo Luna de Jessica? Creí que el hechizo se había acabado con la muerte de los brujos del orbe.

—Entonces, ¿Por quién te dejaste morder mientras te follaba? ¿Por Jessica o Amina?—Escupe Carlos, con frialdad.

Su pregunta me provoco una puntada en el pecho, y envió un ardor en mis ojos, me esfuerzo en retener una lágrima.

—Carlos—Susurro, con dolor.

—Responde—Exige él.

—¡Ella no tiene por qué responder tu pregunta pendeja, cabrón!—Salta Giselle. —Tú mejor que nadie sabe que Diana está en una relación con Amina hace más de cinco meses, sabes que se muere por esa morena, ¿No eres su jodido mejor amigo?

— Por su historial de estar con las dos al mismo tiempo, no me sorprende que no pueda responder esa pregunta.—Masculla él, con desdén.

Giselle se levanta bruscamente, azotando su puño en el escritorio.

—Si ella pudo con las dos al mismo tiempo no es motivo de tratarla mal, sino de venerarla. Fue la única en cumplir la fantasía colectiva de la Alianza, muchas quisieron y no pudieron. ¡Sí, te hablo a ti, perra envidiosa!— Elisa abre la boca, ofendida. —Sin embargo, que Diana sea una completa zorra— Abro mis ojos a más no poder—No les da el derecho a juzgarla ¡Son doctores, no putos oficiales de la moral! Además, si de sus pecados hablará ¡Ave santa Luna! No termino nunca.

Me levanto, y tomo el brazo de Giselle, que está a punto de tirarse encima de Elisa.

—Mejor vámonos—Le susurro.

—¿Qué crees que Abel haría contigo, viendo como tratas a su sobrino, Carlos?—Esa pregunta de Giselle, deformó el rostro del omega.

Ella bota todas las carpetas y papel que estaban en el escritorio, junto a un florero caro.

—¡Ups!—Exclama, para después inclinarse hacia Carlos. —Esto lo sabrá Amina.— Carlos palidece. Luego la mujer va a la doctora castaña.—Y Jessica.

Un enorme miedo se instala en el rostro perfecto de la chica.

—¡Nos vamos!—Empujo a Giselle a la salida, que no para de amenazar a Elisa con señas poco amables.

La castaña se levanta, con urgencia, y se aferra a mi brazo para que no cruce la puerta. Mi mandíbula se tensa, y lo sacudo para que suelte pero es inútil.

—Lo lamento, señorita Diana, por favor, venga— Ruega. —Le haremos el ultrasonido ahora para ver el estado de su bebé.

Doy un respiro, esas palabras me calaron hasta los huesos, y cedo. Me recuesto en la camilla, Carlos me descubre el vientre, y Elisa me echa un gel que entumece mi piel.

Mis nervios toman el control de mi cuerpo, y mis manos me tiritan, la boca se me seca, y el corazón me palpita a mil por hora.

No puede darme un ataque ahora. No.

Siento una mano tomar la mía con delicadeza, llenándola de un calor acogedor. Levanto mi mirada, esperando ver a Carlos, pero para mi asombro, se trataba de Giselle.

Doy una respiración fuerte, y miro a la pantalla.

Y de repente se oyeron sus latidos.

#

AMINA BELANGER

Me muevo de un lado al otro, en la sala de espera. Las manos me sudan, y no puedo pensar en nada más en que lo que estará pasando allá adentro. En Diana. En él.

—Sabes en qué estaba pensando —Escucho susurrar a Nik a Atlas. —Si todo esto fue un plan de Rhea junto a Evamora, si el bebé que está dentro de Diana ahora es el pilar que sostiene el límite para que no se rompa. No tendría más sentido que ese bebé fuera creado con la sangre de Jessica, como hizo con Adara. Seguramente se guardó un poco y lo puso en la posición que Adara obligo a tomar a Diana, y así, logró que Diana sea fecundada y al mismo tiempo que su bebé naciera... muerto, como quería la perra de Adara—Explica. —Entonces técnicamente ese bebé sería de Jessica, de la Alfa Suprema.

Relamí mis labios. Veo como Cyprian sale del lugar, hablando con la bruja llamada Leah.

—Desubicado de mierda, cállate, que si Amina te escucha es capaz de matarnos a ambos—Suelta Atlas en tono de regaño.

Me detengo cuando alguien se mete en mi camino: Jessica.

—Hay que hablar—Dice, haciéndome fruncir el ceño.

En cuestión de segundos, Atlas llega a mi lado, y coloca un brazo en cada una.

—Perfecto, hablemos— Sonríe.

Jessica quita bruscamente su brazo de ella con una mueca de asco.

—A solas—Dice, mirándolo fríamente. —¿Vienes, Amina?

—Qué sea rápido.

Ella asiente y comienza a caminar, mientras yo la sigo.

—¡No se maten!.... ¡Por favor!—Grita Atlas.

Nos alejamos lo suficiente para que nadie nos escuchara. Ella se detiene en el umbral que daba a un balcón y espera a que yo entre primero, lo cual hago con desconfianza.

En ese momento, cuando apenas me doy vuelta, Jessica estrella su puño en mi mejilla, haciéndome perder el equilibrio. Me levanto un segundo antes, pero ella me toma de cuello de mi chaqueta y me estrella contra la pared.

—¿Cómo carajos le hiciste eso?—Escupe con rabia. —Sabías de la pócima y lo que pasaría si ella se embarazaba ¿Por qué mierda la mordiste? ¿No te bastaba solo follarla? ¿No que eras lo suficientemente Alfa para ir a cazar tu propia comida y no usarla como puta bolsa de sangre?

La empujo logrando que se separe de mí.

—No tienes la menor idea de como pasaron las cosas—Mascullo.

—No importa como carajo pasaron las cosas, tú la mordiste porque quisiste y sabías lo que podía pasar— Grita.— Cuando estaba conmigo, Diana me expresó que no quería hijos en ese momento, y lo respete, por eso jamás la mordí por más de un minuto mientras estabamos en la cama. —hace una pausa.— Jamás has tenido consideración alguna con ella cuando se trata de sus hijos. Tú no quieres ser mamá, se te nota.

—Esto solo nos compete a Diana y a mí, Jessica—Le aseguro.

Se acerca a mí, y ahora sí estoy preparada para responderle a golpes.

—En el vientre de Diana se encuentra el destino de mi Alianza y la alegría de mi hijo y mi luna. ¡Claro que me compete!— Dice. —Y aunque sea el bastardo Belanger, ese niño tiene la protección de la Alianza, yo lo protegeré de todos y de ti. Porque tú no puedes hacerlo.

Pasa por mi lado, chocando su hombro con el mío, y desapareciendo en cosa de segundos. No hubo tiempo de pensar en sus palabras, porque logro escuchar su voz, a pesar de la distancia.

Me dirijo a la sala de espera con rapidez, Diana está rodeada por los chicos, pero ella me identifica con la mirada de inmediato. Su rostro está pálido, y tenía aún la sorpresa impregnada en sus facciones.

Me acerco a ellos.

—Pura genética Belanger. Eres mi Alfa, carajo, hermana. —Exclama Atlas, dándome un golpe en la espalda.

Fruncí el ceño, mirando a Diana, esperando su respuesta. Ella toma mis brazos, e intenta esbozar una sonrisa, pero solo le sale una sonrisa temblorosa.

—Son dos—Tartamudea.

—¿Dos?—Paso saliva.— ¿Son dos?

Ella asiente, con pánico.

—Son gemelos.

Solté a reír, una risa temblorosa e incontrolable, y ella, creo que por inercia, ríe también de la misma forma llena de nervios. Haciendo que todos nos vean como locas. La envuelvo con mis brazos, y la levanto del suelo, para zambullirme en su cuello.

—Diosa ¿Dos?—Pregunto. —¿Estás segura?

—¡Que sí, mujer! Preguntar no hará que sea vuelvan uno—Exclama la enfermera Cristyn desde el escritorio. —Y son Alfas, así que más te vale tratarla como una reina, porque se te pondrá difícil como no tienes idea ¡Aquí es cuando las verdaderas Alfas se muestran!

Al volver a la fortaleza de la magia, la noche había caído, y Diana solo quería descansar en la cama, mientras observa como Lili y Andras revoloteaban sobre su vientre.

Ella se acomoda en mi pecho cuando me acuesto a su lado y tomo su mano.

—El destino de mis hijos no será determinado por Rhea—Dice. —Tengo dos demonios que lucharan para protegerlos, y brujos que no descansara hasta encontrar la forma de exterminar la posición de mi cuerpo.— Suelta con determinación.—Incluso Jessica pondrá a trabajar a sus brujos y las licántropas más sabias para buscar una cura.

Gira su rostro para ver mi cara, y esbozo una sonrisa.

—¿Crees que tendrán tus ojos?—Le pregunto.

—Vienen de generaciones, te aseguro que sí —Le digo.

Ella expande una sonrisa de felicidad, aunque somnolienta. Se acurruca en mis brazos y suelta un bostezo.

—Cristyn dijo que mi cuerpo era muy pequeño para albergar dos alfas sin tener complicaciones, así qué iba a necesitar mucho de ti—Dice.—También dijo que me pondría hormonal, a veces.

—¿Más?—Cuestiono divertida.

Ella me da un golpe débil en el pecho.

—Y me mandó a decirte que no te aprovecharas de eso como otros alfas puercos — Ríe. —Sí que odia a los Alfas esa mujer ¿Qué la habrán hecho..?

Solté a reír en voz baja. Su pecho se calma, y cierra los ojos, y Lili y Andras salen por el balcón agrandándose tanto como si se tratara de un dragón, y comienzan a volar, alrededor de la fortaleza.

En ese silencio, la duda vuelve de nuevo en mí. Mi mano bajan a su vientre, acariciando con mi pulgar una zona de él.

No tengo lo que necesitan.

No poseo un ejército que los proteja de Rhea como el de Jessica.

Yo debo ser quien los proteja, porque soy yo la responsable de que estén mundo, donde todos los verán como el trofeo de la guerra que se avecina.

No son el pilar que sostiene el límite.

Son mis hijos, y los del amor de mi vida.

Recuesto a Diana, tapando su cuerpo con las sabanas, dejando un beso en su frente. Y salgo de la habitación. Saco mi teléfono, y marco a un número.

—Reúne a los vampiros que aún quedan—Le digo, apenas contesta. —Diles que ya no es necesario que se vayan con Rhea Eckvan, ya me tienen a mí para comenzar una nueva alianza.

****

Holiii.

🩸¿Qué les pareció el cap??

Gracias x leerme.

Byeee.

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