Kivi- One shots

By PaCDddd

41.2K 1.3K 61

Algunos capítulos pueden contener escenas (+18) More

Un shippeo, una conversación y ¿dos parejas?
Pequeño bachecito I
Inocente o Culpable
Inauguración II
Pequeño bachecito II
Es por ti
La llamada
El encuentro I
El encuentro II
Volver
Problemas
Tinder
Party
Soy Chiara
Andorra I
Andorra II
Mala costumbre

Inauguración I

2.5K 49 2
By PaCDddd

A las nueve de la mañana, ya hacía rato que me había despertado, me había traicionado la manía de dejar en vibración el móvil cuando dormía sola. Y a las ocho escuché de fondo el mensaje de buenos días de Kiki, y otro, del arrogante de mi jefe, recordándome las decenas de correos electrónicos, que tenía que redactar, a lo largo del día.

Me levanté algo torpe e inundada de un sentimiento de extrañeza, rodeé la cama y abrí la ventana. Aún seguía oliendo a lavanda, como siempre lo hacía la habitación de Kiki. Pero me faltaba la mezcla de su olor, para que todo estuviese, como siempre.

Era la primera noche que tras mudarme, la pasaba allí en su piso, en su cama, pero sin ella enredada a mí.

Sólo hizo falta un mes desde mi regreso, para que me convenciera con una serie de suculentas razones, de que instalarme en su piso, ubicado en el centro de Madrid, era mi mejor opción.

—Vivi, es que aunque yo no esté siempre, a mí me gusta llegar y encontrarte allí. Además, tiene mejor comunicación con tu empresa, que el piso de tu padre. ¿Somos novias no? Y tenemos edad, dinero, y ganas de vivir juntas.

Pero yo, no las tenía todas conmigo:

—Kiki, yo no tengo una convivencia fácil, y tampoco quiero entrometerme en tu espacio personal.
Me da miedo que por impacientes de vivir juntas, destrocemos lo que tenemos, ahora que por fin, estamos comenzando algo sólido.

Pero Chiara, en este tipo de batallas, sabía como ganarme, con un único golpe:

—No necesito MI espacio, lo que quiero tener es NUESTRO espacio.

Y con esa frase, a modo de sentencia en el juicio final, el primer domingo de Noviembre, trasladé todo tipo de bártulos a lo que sería a partir de ese día, nuestra casa.

El piso de Kiki, perdón, nuestro piso, quedaba a sólo dos paradas de mi nueva empresa, así que, aproveché el camino, a pesar de ser breve, para responderle a su mensaje.

Miguiri:

¡Buenos días love! 💜

¿Cómo has dormido?

Mivio letita:

Hola cariño,

Pues a medias, me faltabas tú ☹️

¿A qué hora vuelves?

Miguiri:

Tranquila amor, hoy eso no te va a pasar.

Llego sobre las seis, la hora perfecta para preparar todo para la fiesta de inauguración de esta noche!

Sí habéis leído bien, esa noche celebrábamos una fiesta de inauguración de nuestro piso, y como también podréis imaginar, sí, había sido una idea de mi morena preferida, idea a la que, en un principio, me opuse rotundamente.

—¿Una fiesta de inauguración?! —repetí en tono agudo, ante semejante locura.

—Sí, una fiesta en el piso, para nuestros amigos más cercanos, vamos a celebrar que vivimos juntas, cariño.

—No me gustan las mezclas de amigos.

—Yo no conozco aún a nadie de tu empresa, ni de tus amigas, ni siquiera has querido que vuelva a coincidir con tu padre —me reclamaba.

—Es que, lo de presentarte a todos de golpe, no lo veo Kiki, prefiero poco a yopo.

—Bueno, yo voy a invitar a las niñas, a Ruslana y a Paul y Bea. Seguro que se alegran de que este lugar, haya pasado a ser de las dos.

Sonreí forzada y me quedé pensativa.

—Tú haz lo que quieras, si no te parece motivo suficiente de celebración, vivir aquí conmigo... no hace falta que invites a nadie —me dejaba caer sutil.

—¡No es eso, Kiki!

—Entonces no entiendo el porqué —insistía.

—Está bien, se lo digo a Denna y a mis amigas más cercanas de la empresa, —acepté a regañadientes —con mi jefe, todavía no tengo esa confianza, y además, no me apetece que venga. —Pensé en voz alta.

—Me parece bien —aceptaba sonriendo satisfecha.

—Tú, ¿se lo vas a decir a alguien más? —pregunté.

—¿A quién más? Si casi que vivimos en la thin house de Londres¡tenemos aforo limitado!

Durante la jornada de trabajo, les recordé a Denna y Maria, la hora y la dirección del piso.

Denna, era una antigua amiga, es la novia de Alex, uno de los mejores amigos de Lucas, mi ex marido. A pesar de que, salí del grupo de whatssapp de parejas que compartíamos con ellos, nunca llegamos a perder el contacto, porque fueron ellos finalmente, los compradores del piso que teníamos Lucas y yo, en común. Además, por casualidades de la vida, habíamos acabado trabajando en la misma empresa. Ella trabajaba en el departamento de recursos humanos. Su área no tenía nada que ver con la mío. Nos movíamos en distintas oficinas, ella tenía otro supervisor, y se relacionaba en otro equipo, pero casi todos los días en la cafetería, hacíamos por coincidir. Sobretodo, a raíz de, mostrarse tan empática y comprensiva conmigo, después de enterarse por su pareja, del giro que había dado mi vida.

Maria, al contrario, sí era de mi departamento, trabajábamos codo con codo, en la misma mesa, cada mañana. Mis competencias estaban más relacionadas con cuestiones químicas, y de la calidad del producto, en función de las características del animal; y ella, era un hacha en todo lo que tenía que ver con el mundo del marketing.

Desde el día uno, congeniamos bien, además le debía mucho, porque había sido mi guía, durante mis primeras semanas en la empresa.

María era la típica chica con apariencia angelical, cabello rubio largo, sano e impecable, ojos redondos azules y una espléndida figura. Era fiel a los pendientes de perlas, siempre lucía una impoluta manicura a la francesa, y los domingos, solía ir a jugar al pádel con su chico.

—Perfecto Violeta, nos vemos después en tu casa —se despedía María, dandome un beso en mi mejilla, antes de marcharse.

—Bueno, si nos despistamos, o nos entretenemos, te escribimos —añadía Denna.

—Perfecto, estaré atenta —respondí, haciéndole un guiño cómplice a la última.

Denna era la única persona de la empresa que conocía el sexo de mi pareja, debido a que Lucas, había puesto al tanto a sus amigos, y yo le había corroborado posteriormente la información.

Ni Manu mi jefe, ni María, mi compañera de mesa, sabían el detalle de que mi novia era una chica y era Chiara Oliver. Pensé en contárselo a Maria una vez que la invité a la fiesta, para que no llegara el día y le pillara por sorpresa. Pero se me olvidó a lo largo de toda la semana, o mejor dicho, no llegué a encontrar las palabras adecuadas. Cada vez que me decidía a hacerlo, me ponía a mí misma una nueva excusa. Pero el día había llegado, y no me quedó otra, que pedirle el favor a Denna, para que fuese ella, quien le diese esa información por mí. Ellas habían quedado un rato antes, para llegar juntas a mi fiesta, así que, pensé que era un buen momento, para que Denna la pusiese al tanto.

❤️⭐️❤️⭐️

La llave.

El sonido de la llave dando la vuelta a la cerradura fue el estímulo que le hizo cosquillas a mi estómago, y el que hizo, que mis pies se deslizaran solos hasta la puerta, con mis brazos abiertos y una boba sonrisa dibujada en mi cara.

—¡Amor! —exclamó, antes de soltar la maleta sin mirar, y abrazarse a mí.

Besó rápido mis labios, y atrapé su cara entre mis manos para examinarla de cerca y al detalle.

— Cariño, ¿estás bien? Tienes carita de cansada —dije besando su mejilla.

Me sonreía, y asentía.

—Estaba cansada, pero se me acaba de pasar—. Me rodeó mi cintura con sus brazos y me pegó a ella. —Te he echado de menos —me susurró.

Noté como sus labios calientes y suaves, se posaban sobre mi boca. Sentí su respiración algo agitada y me pareció adivinar un atisbo de jadeo en su garganta. Abrió la boca y saboreé su saliva, suspiramos y nuestras lenguas se acercaron, reencontrándose con gusto.

—Te quiero —dije tomando aire, tras aquel beso delicioso.

Una tarta.

Una tarta de chocolate, era el plan.

Aseguraba de forma convincente que tenía la receta apuntada, y había comprado todos los ingredientes necesarios. La intención era, que aquella noche, hubiese tarta de postre.

Así que, las dos nos pusimos el delantal, nos recogimos el pelo en un moño, y nos metimos manos a la obra, en la cocina.

Yo terminaba de fundir el chocolate en unas tartaletas que había preparado un rato antes, y ella se embriagaba en la aventura de hacer su primera tarta, sin la ayuda de su madre.

—Joder, creo que me he pasado con los polvos de vainilla —resoplaba agobiada. —Es que mira, no se mezcla bien, con la galleta.

—Seguro que no has medido bien las cantidades, además, o la haces ya, o no va a dar tiempo a que se enfríe para esta noche.

—¡Fuck! —bufó, retirándose un mechón rebelde de su frente y dando un golpe con la cuchara en la encimera.

—A ver... —Fruncí el ceño, echándole un ojo a la receta. —Prueba a mezclar un poco de mantequilla.

Me obedecía abriendo la nevera y sacando el tarro de mantequilla.

—Mira, así —le indiqué, tomando la cuchara. Dando lugar a una mezcla más uniforme, y a lo que hubiese podido servir como base de la tarta, si a mi querida inglesa, no se le hubiese ocurrido otra idea mejor...

Se agarró a mi cintura por detrás, observando atenta, como yo, untaba de forma cuidadosa los ingredientes.

—Hmm huele bien —comentaba inspirando, a la vez que, se acercaba peligrosamente a mi cuello. —Pero llevas razón, mejor para otro día, porque no va a dar tiempo a que cuaje.

—Pues venga, guarda todo esto, entonces —dije dispuesta, dándole un par de palmaditas en la unión de sus manos sobre mi cintura.

—¿Ya? Tendremos que probarla, a ver si esto me sirve para otro día... —sugería mojando sin pensar, su dedo en dicha masa.

—¿Qué clase de guarrería vas a hacer? —pregunté milésimas de segundos antes, de sentir sobre mis hombros la mezcla gelatinosa con aroma de vainilla y galleta. —¡¡Chiara, no!! ¡Ni se te ocurra! —exclamé, empujando con mi culo hacia atrás, para quitármela de encima.

Pero, no hubo forma de que me soltara, antes de que yo reaccionara de nuevo, ella ya estaba degustando el sabor a galleta mojada, a la vez que, besaba suavemente mi piel. Recurriría con su lengua despacio el hueco entre mi hombro y mi cuello, y saboreaba cada resto, succionando cuidadosamente, haciendo despertar un arsenal de sensaciones en mi cuerpo.

—Hmm —murmuraba chuperreteándose.

—Hmm your taste is so good—añadía, de nuevo relamiéndose.

—Kiki, esto es una guarrada... —objeté, notando como mis pulsaciones cardíacas escalaban por segundos.

Cuando su mano viajó hasta el nudo del delantal haciendo que este cayera al suelo, me rendí mordiéndome los labios de placer, ante sus bocados y caricias. Ya no dije nada para intentarla frenar, sólo la escuchaba suspirar profundamente, mientras me recorría, y yo... pues me dejé.

—A mí es que me encanta hacerte guarradas, mi amor —me susurró en el oído, mientras sus manos subían acariciando mis muslos, levantando mi vestido estampado.

—Me vas a dejar pegajosa —musité. Notaba mis pezones irguiéndose, mientras esos deliciosos besos azucarados por mi cuello, no cesaban.

—¿Y?... —preguntaba sugerente, enterrando de nuevo sus dedos en la tarta, los cuales, posteriormente restregaba en mí.

—Dios, y encima vas con el pelo recogido... —murmuró jadeante, repasando mi marcada mandíbula con su lengua siguiendo el rastro de las galletas.

—Déjame probar —jadeé, relajando mi cabeza hacia atrás, quedando apoyada en su hombro.

—Voy —respondió agitada.

Pero antes, una de sus manos, se posó sobre mi vientre, levantando mi ligero vestido, hasta conseguir quitármelo, seguido de que sus dedos, me desabrocharan mi sujetador en un rápido clic.

Agarró mis pechos con sus manos con fuerza, mientras dejé escapar un ruido de placer y me dio la vuelta con ímpetu, volviéndome hacia ella. Me miró con fuego en sus ojos, y cogiendo parte de lo que quedaba de base de tarta, la puso sobre mi boca.

Relamí despacio aquella galleta empapada en leche, con olor a vainilla, chupando a la vez sus dedos y sin quitarle la vista a ella, observado atenta, como sus pupilas seguían el recorrido de mi lengua.

—Está rica —dije con una sonrisilla pícara, mordiéndome mi labio inferior.

—Como tú —me contestaba, antes de lanzarse a mi boca.

La agarré de la nuca con disposición y con unas ganas descontroladas por sentirla junto a mí. Nos besamos apasionadamente, acabando con cada gramo de azúcar de nuestras bocas.

—Espera, todavía queda un poco —jadeó, separándose de mis labios, y volviendo a repartir los últimos restos de tarta entre mis pechos.

Me agarró la parte trasera de mis muslos con fuerza, levantándome un palmo del suelo y me colocó sobre la encimera. Me lanzó fuego con sus ojos, y yo gemí, por pura anticipación al imaginar, mis pezones en su boca.

Joder.Virgen santa.

No había palabras para describir el intenso hormigueo que me recorrió, mientras lamía, mordía y succionaba mis pezones, recreándose en cada uno de ellos. Hormigueo que siguió creciendo, cuando comenzó a bajar, soplándome en el ombligo, antes de morderme el vientre. Gemí del gusto.

—Te voy a hacer esto, todos los días hasta que me muera. —Me dirigió una mirada de lujuria, una sonrisa macarra de las que me volvían loca, y volvió a acariciarme con su lengua los alrededores de mi sexo, para llevarme hasta el final.

Gemí. Gruñí. Grité.

Y voceé su nombre, arqueando mi espalda en la encimera de la cocina, mientras la buscaba con mis manos, antes de sumergirme en un orgasmo, que me dejó semiinconsciente por unos segundos.

Fue glorioso.

Cuando abrí los ojos, estaba sobre sus piernas, ella estaba sentada en el taburete de la cocina, apoyada en la pared, dejando besitos por mis brazos, con los que me rodeaba.

—Los vecinos estarán maldiciéndonos, después de estos dos días de tregua que les hemos dado, volvemos a ser la envidia del bloque —comentaba, haciéndome reír.

—Me muero, como sea verdad eso que dices, de que nos escuchan —respondí, escondiéndome en ella.

—Lo raro sería no escucharte, chica. Ere' mu' ruidosa —contestó con gracia, imitando mi forma de hablar.

Mis carcajadas también debieron escucharse en todo el barrio, me salieron solas, sin control, eran carcajadas de verdad, de felicidad.

—¿Ves? —evidenciaba, haciendo un gesto con su mano. —Eres ruidosa para todo.

—Vamos a la ducha, anda, estamos pegajosas —añadí entre risas, tirando de ella.

—¿Me bañas? —me preguntaba, haciendo un pucherito con sus morritos.

—¿Y tú quieres tener hijos? ¡Si tú, ya eres como un bebé grande!

Se puso delante de mí, y arrugó su nariz haciendo un mohín adorable, al que no pude resistirme y la besé, concediéndole todos sus deseos. Yo atontaba. Me anulaba. Me tenía en el bote.

—Ven —dije, deshaciéndome de su ropa, antes de llevármela a la bañera.

Llenamos la bañera hasta casi la mitad, Kiki se empeñó en echarle unas sales de colores que olían a cereza, y yo, me senté apoyando mi espalda en el borde, colocándose ella, entre mis piernas.

Unas gotas de gel caían sobre la esponja, con la que comencé a recorrer su cuerpo, dedicándole más tiempo del prudente, a sus pechos.

—Me están entrando muchas ganas, otra vez de... —insinué, antes de morder el lóbulo de su oreja y de pasar mis labios entreabiertos por su sien y su mejilla, dejando mi aliento sobre su piel.

—Yo ya las tenía de antes —me contestó, quitándome la esponja de mi mano, la cual quedaba flotando y llevando mis dedos directos a sus pechos.

Apreté su pecho derecho con una de mis manos, mientras introducía los dedos de mi otra mano en su pelo mojado, acariciándole su cuero cabelludo.

—Ah —gimió, removiéndose, provocando el balanceo del agua de la bañera.

Levanté ligeramente mis caderas y ella hundió su trasero friccionando con mi sexo, nos frotamos.

Jadeamos a la vez.

Dios, si seguíamos moviéndonos así, íbamos a vaciar la bañera en un parpadeo.

—Para, para —frené, antes de inundar el baño.

—No, no, que estaba, ya cerca —lloriqueó.

—Shh tranquila, no voy a dejarte así cariño.

Acaricié su rodilla y subí por la parte interna de su muslo derecho separándole las piernas hasta poder introducirme en el vértice entre ellas. Le separé los labios y colé un dedo en su interior, pero en nada, fueron dos. Se giró, su mirada corría entre mis ojos y mi boca. Nos miramos profundo, antes de besarnos.

Tanteé su interior, intentando buscar ese punto que la hiciese enloquecer. Y de repente, echó su cabeza hacia atrás, arqueando su espalda y gimió sin piedad, a la vez que me mordía el cuello para descargar placer: lo había encontrado.

Me moví en círculos en su interior, salía y entraba profundo, rozando un par de veces más, ese punto que la estremecía, mientras recibía sus gemidos ahogados en mi boca. Intensificando un par de minutos después mis movimientos, logré que se corriera en mis manos, mientras nos mirábamos cómplices, de forma fugaz.

Me mantuve dentro de ella, hasta que los espasmos de su vagina cesaron, y la envolví en mi pecho, sin parar de besar su mejilla por detrás.

Qué bien me encontraba, con ella en mis brazos.

Flotaba.

Flotábamos.

—Esto ha sido sólo un aperitivo —susurré juguetona, en su oído.

—¿Ah sí? ¿Y el primer plato, cuando viene?

—Cuando acabe la fiesta —respondí muy bajito, como si hubiese alguien más en la casa.

—Cuando acabe la fiesta, ¿me vas a hacer el amor, otra vez en la bañera? —Se removía inquieta entre mis piernas, mirando traviesa hacia arriba, para encontrarse conmigo.

—En la bañera, en la cama y en la cocina —paladeé sugerente, mordiendo el lóbulo de su oreja tras responderle.

—¿Y al salón porqué le haces bullying?

Sonreí, cabeceando.

—En la bañera, en la cama, en la cocina y en la alfombra del salón ¿te parece? —corregí.

Se mordió el labio como respuesta afirmativa, y me lanzó una mirada de lascivia:

—¿Estamos a tiempo de cancelar la fiesta?

❤️⭐️❤️⭐️

A las diez de la noche, ya estaba todo listo para recibir a los invitados, los entrantes preparados en la nevera, la bebida fría, Chiara había cambiado la tarta por unos helados de la tienda de abajo, y yo había acabado de arreglarme. Me puse un corto vestido negro de una sola manga, el cual, no me ponía desde el pleistoceno y unas cuñas, con las que crecí un par de centímetros de golpe.

—Ehm —carraspeó, junto a un ruido de haberse quedado estupefacta, al verme.

—¿Qué pasa? —pregunté, esbozando media sonrisa pícara.

—¿Qué quieres provocar esta noche, entre mis piernas? ¿¡Un incendio!? —decía, mientras me escaneaba de arriba hacia abajo.

—Qué tonta —respondí ladeando mi cabeza y rodando mis ojos, sonriente.

—En serio Vio, estás preciosa —insistió.

—Bueno, bueno, gracias... hacía mil que no me lo ponía, y de repente, me apeteció ponerme sexi —confesé un poco avergonzada, mientras alistaba la tela del ajustado vestido.

—Me parece bien. —Me guiñó.

Kiki en cambio, optó por un look más casual, camiseta blanca cortita de tirantes y un pantalón de estilo deportivo naranja. Y ni siquiera le dió tiempo a maquillarse, ya que, cuando iba a hacerlo, llamaron a la puerta los primeros invitados. La fiesta de inauguración comenzaba.

Abrí curiosa, y una improvisada cascada de chicos y chicas con outfits imposibles y peculiares características, entraban en manada a nuestro piso.

La primera vez que el ascensor abrió sus puertas, salieron de ahí: un chico, con unas gafas con cristales de colores, y de apellido: Bona, otro lucia un curioso bigote , y hablaba con acento del norte, después  mi amigo Álvaro, al que sí reconocí a la primera, me sacaba la lengua al entrar a modo de saludo, e iba acompañado esta vez, de dos locos más. No me preguntéis sus nombres, tanto despliegue de dibujos y colorines en sus camisas, me dejó sin memoria.

En la segunda tanda, llegaron las bailarinas de Chiara Oliver e íntimas amigas de Kiki, casi todas vestían ropa deportiva de colores fluorescentes, porque venían de un evento, que habían tenido aquella tarde. Entraron sonrientes, dejando en la cocina un par de botellas de ginebra pink, que habían comprado para la ocasión.

Después, entraron unos quince tíos más de golpe, de estética similar. Sólo reconocí a un tal Cris que entró rapeando y abrazándose a Kiki como si no hubiese un mañana, a su amigo Omar, y a Suzete, que venía acompañada de otra amigo.

Me aseguré asomándome al portal, de que no quedaba nadie más por entrar, y con cara de susto, cerré la puerta, localizando a Kiki entre aquella inesperada lluvia de colores.

Me acerqué con sutileza a ella, y tras apoyar mi mano en su cintura de forma disimulada, hablé en su oído:

—Menos mal que era la house thin de Londres.

....................................................................................

Bueno aquí va otro tengo más aunque no sé si subirlos. Se admiten sugerencias
De este hay tengo una segunda parte.
Gracias. ;)

Continue Reading

You'll Also Like

175K 14.6K 90
Esto es un Izukuxmomo pero va a incluir tambien escenas de accion y va a tener romance. En este mundo los quirkless son casi inexistentes. Los person...
23.2K 936 9
historias ficticias entre dos concursantes de operación triunfo 2023
23.3K 641 22
chiara y violeta son dos jóvenes que se adentran en un concurso de canto. Descubren que tienen mucha conexión entre ambas. ¿cruzarán los límites? ¿te...
48.6K 2.5K 29
Donde Chiara y Violeta hacen match en tinder... ~ Es mi primer fanfic escrito en el formato de chats y redes sociales, tenedme paciencia y no esperéi...