Narrador omnisciente:
— ¿Uno de los elegidos?, ¿yo? – cuestionó Draco con incredulidad – padrino, pero...si Potter es el elegido.
— Es difícil de explicar..pero, la profecía habla de dos niños, uno nacería a inicios de junio y el otro a finales de julio – mencionó Snape – tú naciste a inicios de junio, mientras que, Potter a finales de julio. Ustedes dos son los elegidos.
— Padrino… – habló – ¿por qué no tengo una cicatriz cómo Potter?
— Por qué tú, tienes…– se quedó callado cuando los Malfoy aparecieron tras el niño negando – olvídalo, espera un poco más para saberlo..lo único que te pido es que; te cuides de Dumbledore y quién-tu-sabes.
— Si tú lo dices… – dijo el rubio – bueno, me tengo que ir, adiós.
Cuando Draco salió de su oficina, Snape liberó un suspiro de alivio, por el momento no era indicado que él supiera sobre eso.
Sala común de Gryffindor...
— ¿Estás de broma? – le preguntó Hermione – Draco..¿tú, el elegi…?
Malfoy la calló, cuando observó que Weasley y Potter se sentaban en el sofá al lado de ellos.
— Si, Herms – fingió otra conversación – Digorry y yo pasamos todo el verano leyendo el libro de cazadores de sombras.
Harry afinó su oído para oír mejor lo que Draco decía.
— ¿Enserio? – dijo Granger siguiéndole la corriente.
— Si – contestó.
— Escuché por hay, que Digorry será el nuevo capitán del equipo de Quidditch – dijo.
— Pues tal parece – Draco miró de reojo a los dos chicos y tomó a Hermione de la mano, para que se fueran de ahí – vámonos, así te dejo en el camino del dormitorio de las chicas.
Ambos se fueron y Ron miró a Harry con inquietud.
— ¿Creés que sean ciertos esos rumores que nos contó, Seamus? – le preguntó.
— No sé, Ron – respondió simple.
Y es que, Seamus Finnigan uno de los Gryffindor que más odiaba a Draco escuchó unos rumores muy...¿asquerosos? para él, Cedric Digorry les comentó a sus demás compañeros de Hufflepuff que gustaba de Draco.
— Iré a dormir, buenas noches – le dijo evitando seguir hablando del tema.
Los primeros días de clases estaban siendo un total desastre para Harry y Ron, como siempre, en cambio para Draco y Hermione una total maravilla.
Estaban en el gran comedor, cuando Errol la lechuza de los Weasley entró por las puertas del lugar, con una carta de color rojo en su pico. La ave cayó directo en la taza de leche de Hermione.
— ¡Errol! – dijo Ron y tomó a la empapada lechuza, observando el sobre que tenía la ave, Ron miró horrorizado a Neville, que ese día había ido a acompañar a sus amigos a la mesa de Gryffindor – no..
— Calma, no está muerto – le dijo Dean.
— No es eso… – contestó él – es esto.
Ron señaló el sobre rojo y Harry lo miró extrañado a lo que preguntó:
— ¿Qué es, Ron? – preguntó.
— Si serás estúpido, Potter – dijo Draco – es un vociferador.
— Mamá me lo envió – mencionó Ron con un hilo en la voz.
Harry que no comprendía de que se trataba intentó preguntar una vez más, pero, Neville lo interrumpió.
— Será mejor que lo abras, Ron – sugirió – una vez la abuela me envió uno, fue horrible…
Parkinson y Nott echaron un vistazo hacia la mesa de la casa de sus amigos, cuando escucharon un tipo de sollozo salir de Weasley.
— ¿Qué estará pasando allí? – preguntó ella.
— Ni idea – contestó Theo.
— Ábrela – urgió Neville – si la abres, será menos horrible.
Entonces, Ron alargó su temblorosa mano pálida hacia el sobre que Errol tenía y entonces la voz con tono de ira de la señora Weasley, se escuchó:
«¡Ronald Weasley! ¿Cómo osaste robar el auto? ¡Estoy verdaderamente enojada! ¡ahora tu padre enfrenta una averiguación y tienes toda la culpa! ¡Si vuelves a desobedecer te regresare a casa! Ginny, cariño, felicidades por entrar a Gryffindor. Tu padre y yo estamos muy orgullosos.»
El pelirrojo jadeó con terror ante las palabras de Molly, y Draco se sintió un poco culpable ya que él apoyó la idea de ir en el auto...y no pensó en las consecuencias, aunque; Weasley tuvo la idea.
Ron salió corriendo de la vergüenza.
— Debo ir con él – dijo Harry.
— Te acompaño, Harry – le dijo Neville, y Pansy y Theo fueron tras ellos.
Malfoy miró hacía la mesa de Hufflepuff dónde rápidamente mucho de los chicos, molestaron a Digorry. El castaño volteó a ver a Draco y le saludó con una sonrisa, haciendo que al rubio ruborizarse y bajar la cabeza.
— Te gusta bastante – susurró Hermione en un susurro inaudible.
— Ron, cálmate – le dijo Pansy – verás que a tú madre se le pasará el enojo.
Zabini que iba junto a Draco y Hermione, se rió cuando notó a Ron.
— Si, claro – habló – Ronald Weasley, lo que hiciste fue heroico, ¡salvaste al gran Harry Potter de no ir a Hogwarts! – agregó con sarcasmo – idiota.
— Te recuerdo, Zabini – mencionó Nott – qué tú amiguito Malfoy, también venía con ellos.
— Si…pero, Draco sí es inteligente – comentó – de hecho, él no recibirá castigo...su castigo será con Snape y sólo será hacer unas pociones, ¡PERO PARA QUE SE CONVIERTAN EN MIOPES, COMO POTTER!
Draco quisó reír y pero, recordó que la profesora Mcgonagall le entregó los horarios de Weasley y Potter.
— Potter, Weasley – les llamó – la profesora Mcgonagall me pidió de favor, que les entregara sus horarios – les entregó los dos pergaminos y se fue junto a Granger y Zabini.
Tenían dos horas de clases de herbología, y sería con los de Slytherin.
Llegando a los invernaderos, Malfoy notó como la profesora Sprout venía acompañada de Gilderoy Lockhart, y en su rostro se podía ver el fastidio.
— ¡Hola, que hay! – saludó Lockhart – estaba explicándole a la profesora la manera de como curar a un sauce boxeador. Pero, ¡no piensen qué sé más que ella de botánica!, lo que pasa es que en mis viajes me he encontrado varias de estas especies exóticas y...
— ¡Hoy iremos al invernadero tres, muchachos! – dijo la profesora Sprout, que se veía claramente disgustada, lo cual no era normal en ella.
Los murmullos de interés no se hicieron esperar, hasta entonces, sólo habían trabajado en el invernadero uno, en el invernadero tres había plantas mucho más interesantes y peligrosas.
— ¡Esto será emocionante, Herms! – dijo Draco en su murmullo que fue escuchado por Harry que iba a su lado.
— Nos preparamos todo el verano para esto – contestó ella.
Justo cuando todos habían pasado dentro del lugar y Harry lo iba a ser, Lockhart lo detuvo.
— Harry – dijo – quería hablar contigo, profesora Sprout, no le importa si me lo llevo un momento, ¿verdad?
El rostro de Sprout lo decía todo, ¡claro que le importaba!
Alejándose del invernadero, Lockhart se paró cerca del número cinco, y Potter sólo podía pensar en lo molesto que era el hombre.
— Harry – dijo Lockhart – Harry, Harry, Harry. Nadie nunca me ha sorprendido como tal, ¡llegar volando en un auto!, te he mostrado el mundo de la fama, eso es genial..pero, debes conocer los límites.
— Profesor… – Harry intentó hablar.
— Harry, Harry, Harry – le interrumpió Lockhart – es normal querer aún más fama que la que ya se tiene, no te preocupes, pero, la plática la continuaremos en el momento indicado, ahora, entra a la clase.
Harry entró al invernadero y se puso en el único lugar libre; en medio de Malfoy y Granger, los más insoportables en las clases, según él y todos.
— Hoy vamos a dedicarnos a replantar mandrágoras – mencionó la profesora Sprout – ¿alguien me puede decir qué propiedades tiene la mandrágora? – Draco levantó la mano – señor Malfoy.
— La mandrágora, o mandrágula, es un reconstituyente muy eficaz – dijo Draco en un tono que daba la impresión, como de costumbre, de que se había tragado el libro de texto, tal y como Hermione – Se utiliza para volver a su estado original a la gente que ha sido transformada o encantada.
Harry rodó los ojos, y le lanzó una mirada fugaz a Malfoy.
— Excelente, diez puntos para Gryffindor – dijo la profesora – ¿Quién me puede decir por qué? – esta vez quién levantó la mano fue Hermione – señorita Granger.
— El llanto de la mandrágora es fatal para quién lo oye – dijo Hermione instantáneamente.
— Exacto, otros diez puntos – dijo la profesora. Y la clase continuó con un que otro llanto de mandrágora, con Draco y Hermione acumulando puntos para su casa y, con Harry harto de escucharlos.
— Se los juro – habló Harry, mientras Ron, Pansy y Theo salían junto a él de los invernaderos – no soporto a Malfoy, se las da en que sabe todo tipo de cosas y....y – por un momento divagó.
— Potter – le dijo Nott – no es que "se las da", es que; si se sabe todo.
— ¡Exacto! – exclamó Pansy – el tipo literal pasa todo el día con un libro en la cara, él duerme, despierta, desayuna, come y duerme con libros; Granger igual.
Draco que iba justo detrás de ellos rió ante el comentario de Pansy, y los chicos se sobresaltaron.
— Qué gracioso, ¿eh, Potter? – inquirió altanero – ¿tanto te duele el que yo si soy inteligente?, o ¿qué al menos yo si sumo a Gryffindor y tú sólo le quitas?
— Cállate, Malfoy – dijo Potter y su mandíbula se tensó.
— ¿Qué? – preguntó Zabini – es la verdad, tú no eres más que problemático, Draco al menos es inteligente.
Draco iba a hablar pero justo pasó Digorry, y su miraba fue hacía él. Qué se iba acercando con esa sonrisa tan preciosa que siempre tenía.
— Hola, Draco – le saludó – me preguntaba...ummm...¿si quieres ir al lago negro hoy?
— ¡SI! – el rubio se dió cuenta que gritó – ummm...si, me encantaría, Cedric.
— Genial – dijo Digorry – entoces, a¿ las cinco antes de la cena?
— A las cinco será – dijo Draco y Digorry se fue.
Hermione y Draco se olvidaron de la existencia de los demás, y gritaron eufóricamente, dando algunos saltos.
— Tendrás tu primer cita – dijo ella emocionada.
— Tendré mi primer cita, Mione – le dijo peor que ella.
Ron miraba con repulsión la escena, y con una última mirada se fue junto a los chicos.
— Amigo mío – habló Blaise – a prepararte para tu cita.
Las horas pasaron tan lentas que Draco creía que los dedos le iban a sangrar de tanto que se ha comido las uñas. Se había peinado su flequillo de lado, tenía unos jeans azul marino y traía un jersey naranja con unos tenis blancos; era la ropa que usaba habitualmente en el orfanato.
— Estás perfecto… – lo halagó Granger.
— ¿Cuando no, Granger? – le dijo Blaise – si Cedric no te valora, lo haré yo, rubio.
— Blaise – rió – sabes que yo no te veo de esa manera, además tenemos doce años.
— Pero... tú y Digorry – trató de explicar pero fue interrumpido.
— Lo de nosotros es diferente, por qué Cedric y yo....no sé si él también gusta de mi – explicó – sin embargo, tú eres mi mejor amigo, y...
— ¡Faltan diez minutos para las cinco! – gritó Hermione saliendo del baño, y Draco salió de la habitación sin despedirse – ¿está muy emocionado, no?
— Si...