Vidas Cruzadas El ciclo. #4 E...

By AbbyCon2B

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En el esplendor del siglo XIX, Peter Morgan había nacido en el centro de una de las familias más importantes... More

Nota de la autora.
Recapitulando.
A saber para la historia.
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RECORDATORIO.
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ACLARACIÓN SOBRE LA MONEDA (+bonus)

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By AbbyCon2B

Vi que algunas estaban confundidas con el tema de la moneda utilizada en el libro, así que aquí les va una pequeña explicación y una más extensa (por si les gusta tener todos los detalles).

Honestamente, fue un poco mi culpa, porque normalmente me limito a usar dólares en estos libros, aunque no sea la moneda históricamente correcta, por el simple hecho de que es más fácil de entender, pero les confieso que me olvidé mientras escribía y me dejé ir por los precios como salen en los registros históricos y pues allí se usa las monedas que se han venido mencionado.

Además, también, no negaré, que es un poco más fácil para mí, porque hacer el cambio de libras, peniques y todo eso a dólares y centavos es casi que imposible y no podría mantener el valor real de las cosas, que no es importante, peroooo como soy una loca por los pequeños detalles, me gusta que se mantenga lo más cercano a las fuentes posibles. 

La moneda inglesa de ese entonces es...Bueno, complicada, pero la explicación simplificada es la siguiente: de menor valor a más grande encuentran medio penique, penique, chelín, media corona, corona,  noble, marca, libra y guinea. (Hay más, pero mejor no estresarnos).

Ahora, para el libro, si les interesa entender la economía de los personajes, les conviene entonces entender a fondo la moneda, por lo que se los explico a continuación y si quieren, agregaré una nota al final de los capítulos con un recordatorio en donde sea necesario.

Una libra en 1897 habría equivalido a unos cuatro dólares americanos del mismo año (o casi cinco), esto nos da una idea del valor de la moneda en América, pero no nos da una perspectiva del valor de la moneda como tal en Inglaterra, porque la realidad es que una libra en Londres te compraba mucho menos que cuatro o cinco dólares en América y esto porque Londres eran mucho más costoso que América.

Ahora, una vez aclarado eso, la moneda inglesa empezaba en lo más bajo; el penique.

Este podía ser un penique o medio penique (que obvio es la mitad del valor del penique).

A esta le seguía el chelín (o bob). Para hacerse una idea, un chelín era lo mismo que 12 peniques.

Al chelín le sigue la media corona que equivale a 2 chelines y 6 peniques. Es decir que si algo te saliera media corona podrías pagar o solo con la moneda llamada media corona o con dos chelines y seis peniques.

Y por encima de la media corona, estaba la corona, donde entran 5 chelines o 60 peniques.

Verán que la corona se menciona en algunos momentos muy específicos, que es cuando los personajes viajan en taxi y al final haré un paréntesis respecto a los taxis, porque también es un contexto que igual les sirve entender para la historia más adelante.

Por encima de la corona entonces, está el noble, que tiene un valor igual a seis chelines y ocho peniques. Podías pagar con un noble o pagar con seis chelines más ocho peniques, que serían lo mismo que un noble.

Luego está la marca que es lo mismo que decir 13 chelines y 4 peniques.

Luego llega la libra (de las monedas más altas y que en inglés se llama pound) y está sería lo mismo que un total de 20 chelines o 240 peniques.

Pero había una moneda incluso más alta que la libra y esa era la guinea, con un valor de 25 chelines o 300 peniques.

Este sistema era un dolor de cabeza, obviamente, motivo por el cual durante el siglo XX el Reino Unido lo mandó a la basura en pro del nuevo sistema y es que las matemáticas que uno debe hacer al ir de compras, dan ganas de sentarse a llorar y directamente morir de hambre. Créanme, lo intenté.

Para poner un ejemplo, al ir de compras, el vendedor podría decirles que deben pagar un total de: Dos libras, ocho chelines y cinco peniques.

Ahora, supongamos que no tienes libras en tu bolsillo, solo chelines, entonces debes calcular cuántos chelines entran en dos libras. O supongamos que solo tienes peniques, por lo que debes calcular cuántos peniques te entran en ocho chelines y constantemente estarás haciendo reglas de tres en tu cabeza y multiplicaciones para saber cómo mierda pagarle al vendedor.

En el mejor escenario tienes dos libras, ocho chelines y cinco peniques justos, pero en el peor de los casos debes ser ágil con las matemáticas y sacar los cálculos rápido, porque el vendedor está esperando y hay una fila de clientes impacientes detrás tuyo que también esperan para hacer sus compras.

Y si no tienes dos libras, ocho chelines y cinco peniques y tampoco tienes suficientes peniques para hacer ocho chelines o suficientes chelines para hacer dos libras, pero sí tienes, no lo sé, una marca y dos libras, entonces, pobre del vendedor.

Ahora, él tendrá que hacer los cálculos y sabiendo que en una marca entran trece chelines y cuatro peniques, él tendrá que hacer los cálculos de cuánto regresarte. De los trece chelines que hacen una marca, deberá calcular que te corresponden cinco chelines de cambio, pero al mismo tiempo, solo debías pagar cinco peniques, por lo que deberá regresarte el resto correspondiente que ya me perdí y ni sé cuánto es.

En fin, admiro a estas personas que eran capaces de vivir con ese sistema y honestamente, me quito el sombrero y les hago una reverencia, porque eran mucho más inteligentes que nosotros y no acepto contradicciones jajajaja.

Luego, sepan que un chelín era muy poco dinero para una familia en Londres. Las familias de clase media mantenían ese estilo de vida con un ingreso de entre trescientas libras anuales (que son al menos cinco o seis libras por semana).

Pero Peter y Roland no son clase media, sino clase baja.

Una familia de clase baja podía hacer solo un par de chelines por semana, sin llegar a una libra y tengo un ejemplo extraído de un libro llamado LIFE IN WEST LONDON (1897) de Arthur Sherwell.

La siguientes tablas fueron diseñadas a partir de los ingresos de la familia de un hombre de clase baja que era un sastre y dice lo siguiente;

[...] he seleccionado algunas semanas típicas de la vida doméstica de un trabajador de una clase algo inferior a la que acabamos de mencionar, pero que puede considerarse como un buen representante de un gran número de sastres del Oeste: un hombre sobrio y respetable, que trabaja tranquilamente en casa y recibe ayuda ocasional de su esposa, pero que no puede obtener un suministro regular de trabajo. Puede decirse desde el principio que muchos de los trabajadores de la sastrería -buenos, malos e indiferentes por igual- viven durante gran parte del año en un estado crónico de bancarrota, empeñando los ingresos de una semana (en las temporadas bajas, los ingresos de varias semanas) para ganarse el sustento de otra.

La familia está compuesta por el hombre y su mujer, y cuatro hijos (todos ellos demasiado jóvenes para ser asalariados). A principios de abril de 1895, tras un invierno de excepcional rigor, el hombre se encontró con varias libras de deuda con el casero, el panadero, el prestamista, etc., mientras que varios de los niños necesitaban botas y ropa interior.

En la semana que terminó el 20 de abril de 1895, los ingresos totales de la familia ascendieron a 2 libras, 3 chelines y 9 peniques.; los gastos del hogar fueron los siguientes:

Renta (incluyendo 2/- de atrasos): 13 chelines.

Pan (incluyendo 1/- de atrasos): 3 chelines y 9 peniques.

Alimentos para la semana: 2 chelines y 6 peniques y medio.

Pagado a la lavandera (debido a que la esposa trabaja en el comercio): 2 chelines y 9 peniques.

Pedazo de carne (para tres días): 2 chelines y 7 peniques y medio.

Carne para los restantes cuatro días: 2 chelines y 3 peniques.

Vegetales para la semana: 3 chelines.

1 kilo y medio de carbón (a ¼ por kilo): 2 chelines.

Manteca para la semana (medio kilo): 1 chelín.

Productos del hogar (jabón, soda, etc): 1 chelín.

Aceite: 8 peniques.

Seguro y dinero del club: 1 chelines y 4 peniques.

Pago de maquinaria: 1 chelines y 6 peniques.

Par de botas para el niño: 2 chelines y 11 peniques.

Total del gasto para seis persona: 2 libras y 4 peniques.

Balance de ingreso por sobre los gastos (lo que sobró): 3 chelines y 5 peniques.

Total: 2 libras, 3 chelines y 9 peniques.

Cabe destacar la ausencia de gastos en cerveza u otras bebidas alcohólicas. Además, con la excepción de una partida de 2 chelines y 11 peniques para las botas de uno de los niños, no se hace mención de la ropa, cuyo coste, para una familia de seis personas sería necesariamente grande [...] Tampoco -para señalar sólo otra omisión- se hace mención alguna en la lista anterior de los gastos necesarios para el desgaste de los utensilios domésticos, muebles, etc., y otros gastos incidentales que son comunes a todos los hogares, e inevitables cuando hay niños pequeños [...]

Ahora será interesante comparar esta declaración, que se refiere a lo que en el caso de este hombre fue una semana bastante buena, con otras declaraciones similares, referidas a la misma familia, para ciertas semanas de la temporada baja. Estas declaraciones serán de especial valor para mostrar la naturaleza y el alcance de las economías que se imponen a la gente en épocas de escasez.

Para la semana que terminó el 5 de enero de 1895, los salarios de la familia fueron de 15 chelines y 8 peniques. Los gastos de la misma semana fueron los siguientes:

Renta (solo media semana): 5 chelines y 6 peniques.

Bota para los niños (tres pares): 10 chelines y 9 peniques.

Carne (cordero congelado) que dura 4 días: 2 chelines y 3 peniques.

Compras de alimentos: 2 chelines y 6 peniques.

Carbón: 2 chelines.

Vegetales: 1 chelín.

Pan: 2 chelines y 9 peniques y medio.

Pago por maquinaria: 1 chelín y 6 peniques.

Seguro y dinero del club: 1 chelín y 4 peniques.

Aceite: 8 peniques.

Cena para el jueves (seis personas): 10 peniques.

Cena para el viernes (seis personas): 6 peniques.

Carne para el sábado (sin cena): 9 peniques.

Otros: 1 chelín y 3 peniques.

Total: 1 libra, 13 chelines y 7 peniques y medio.

Deuda: 17 chelines y 11 peniques y medio (Esta deuda se pudo pagar porque el hombre empeñó su mejor traje por una libra).

Durante la semana que terminó el 26 de enero de 1895, el salario de la familia fue absolutamente nulo. Esto, aunque excepcional en el caso de un buen trabajador, no es infrecuente entre los trabajadores de clase baja.

En esta semana, por lo tanto, los gastos, por necesidad, tuvieron que reducirse al mínimo. En primer lugar, no se pudo pagar nada por el alquiler, la maquinaria, la Seguridad Social o el seguro. El casero se enfureció y les recordó a la fuerza que él no era un oficial de relevo ni un pariente, y que no tenía nada que ver con sus problemas, pero, a pesar de todo, no se pudo pagar el alquiler.

Los gastos de esa semana fueron de la siguiente forma:

Sábado Cortes de tripa para la cena del domingo (seis personas): 3 peniques y medio.

Patatas y perejil para la cena del domingo (seis personas): 2 peniques y medio.

Cena del lunes: 2 peniques.

Martes sin cena.

Miércoles empeñaron un par de mantas por 4 chelines.

Miércoles estofado para cenar: 9 peniques.

Miércoles pagó al carbonero 2 chelines que le debía (ya que se negó a enviar más carbón y la familia no tenía fuego): 2 chelines.

Jueves cena (patata y caldo): 4 peniques.

Viernes sin cena.

Sábado cena (merluza y mantequilla): 4 peniques.

Pan para la semana: 2 chelines y 3 peniques.

Te, azúcar y leche para la semana: 1 chelín y 5 peniques y medio.

Aceite: 3 peniques.

Otros: 9 peniques.

De esta suma, 4 chelines (como se verá más arriba) se recaudaron empeñando un par de mantas (¡Esto en pleno invierno!).

Y el libro continúa y la verdad es muy interesante, pero esta familia creo que resume a la perfección las diversas situaciones de vida que podían afligir a diversas clases sociales o incluso a una sola familia a lo largo de varias semanas.

Por supuesto, la sastrería era (como bien aclara el autor del libro) uno de los trabajos más inestables de la época, dependía mucho de la demanda y la ropa tomaba tiempo de hacer y los materiales eran pagados por el mismo fabricante. Muchas veces, el hombre de este estudio debía usar el mismo dinero que ganaba para poder comprar más materiales para seguir trabajando en primer lugar, así que dependía mucho de cuanto lograba vender por semana.

En estas tres semanas descritas vemos como la situación de la familia empeora; al comienzo podían permitirse pagar una lavandera, comprar zapatos, comer todos los días; desayuno, almuerzo y cena, pero para la última semana ya ni siquiera parecen estar almorzando más y muchas veces ni siquiera cenan.

Mismo también, podemos ver como empeñar cosas era una forma de sobrevivir. Primero el hombre empeñó su mejor traje para poder pagar las deudas de su familia y luego tuvieron que empeñar algunas mantas (en pleno invierno como bien aclara el autor) y todo para poder cenar y pagar el carbón porque no tenían fuego.

Las casas de empeño eran muy comunes en la época (y lo serán en este libro) y si les interesa, más adelante, puedo hacer una nota, explicando como funcionaban. 

Con esto podemos ver que ganar un par de chelines a la semana, no permitía una buena calidad de vida. Ni siquiera ganar una libra a la semana permitía un buen estilo de vida, porque aun así aparecerían algunas deudas y aun así, eso era justamente lo que muchos hombres estaban ganando en ese entonces, especialmente en la zona este de la ciudad donde se ubicaba el East End, donde vivían trabajadores de fábrica, prostitutas y muchos delincuentes, personas mayores desempleadas, heridos de la guerra, inválidos, huérfanos y muchos otros trabajadores más desafortunados y también nuestro querido Peter y Roland.

Spitalfields era considerado uno de los peores barrios de Londres por su nivel de pobreza y criminalidad, además de que estaba al lado de Whitechapel que fue el lugar, donde solo unos años antes, Jack el Destripador había acechado a sus víctimas.

De hecho, Peter y Roland viven a solo dos cuadras de la ubicación donde se dice murió la última víctima de Jack el Destripador y visitan la misma iglesia y el mismo bar que habrían visitado tanto Jack el Destripador como sus víctimas.

Todo este antecedente, le da a esa zona, incluso una reputación más lamentable.

Así mismo, hay que tener en cuenta que los trabajadores no tenían derechos laborales (estos estaban recién empezando a aparecer gracias a la lucha de trabajadores) y por lo tanto es importante entender que si tu jefe quisiera despedirte sin motivo alguno, podría hacerlo y tú no podrías hacer nada al respecto. Si te negabas a trabajar demasiadas horas o a hacer un turno doble con sólo avisar con un minuto de antelación, tu jefe simplemente te diría que te fueras y no te pagaría por ese día, sabiendo que podría salirse con la suya y que habría una enorme cola de hombres buscando trabajo que podrían empezar inmediatamente. 

También había cosas que los empresarios hacían para tratar de atrapar a la gente en un ciclo interminable de trabajo sin parar, como entregar los salarios en un lugar en el que se gastarían inmediatamente. En los lugares de trabajo más grandes, el salario de los empleados se llevaba a la taberna local un viernes y los trabajadores tenían que ir allí a cobrarlo. Después de una semana entera de duro trabajo, sería muy tentador gastar todo el dinero en comida y bebida, y el patrón esperaba que lo hicieras, haciéndote aún más dependiente de tu trabajo y aún más bajo su control.

Ahora, con esto no quiero que se lleven la idea de que todo el mundo vivía de esta forma en el siglo XIX, porque afortunadamente, la clase media era la más prominente de la época (como lo es hoy en día) y, por lo tanto, la mayoría de hombres y mujeres, habrían podido permitirse vidas un poco más cómodas y con ciertos lujos, donde incluso la mujer podía permitirse no trabajar y ser ama de casa, con hasta quizás una sirvienta para ayudarle.

Además de que no todos los patrones eran crueles y fríos con sus empleadores, por lo que generalizar sería un error. 

Pero creo que es importante conocer la vida de los más desafortunados, que normalmente son ignoradas, porque cuando se estudia el pasado siempre se prefiere hablar de la aristocracia y se ignora el lado menos sofisticado de ese mundo y uno repleto de personajes interesantes e historias conmovedoras.

En fin, antes de cerrar esta explicación, hablaré respecto a los taxis que mencioné antes, sepan que existen dos tipos: los de dos ruedas y los de cuatro ruedas (foto aquí abajo).

Los de dos ruedas eran más caros porque podían ir más rápidos, aunque tenían mucho menos espacio y solo llevaban dos pasajeros a la vez.

Los de cuatro ruedas eran más baratos, pero porque iban mucho más lento y podían llevar cuatro pasajeros a la vez (o más si te aprietas). 

Así mismo, los taxis se podían pagar de diversas formas y se explica de maravilla en Reynolds' Shilling Coloured Map of London, 1895 y pone lo siguiente:

CARRUAJES DE ALQUILER (CABS). La contratación de estos vehículos puede ser ya sea por distancia o por tiempo, a elección del arrendatario, expresado al inicio del viaje, pero a menos que se exprese que es por tiempo, la tarifa siempre se calculará por distancia.

Tarifas por Distancia: Si se alquila y se descarga dentro de un radio de cuatro millas desde Charing Cross, por cualquier distancia que no exceda las dos millas, 1 chelín. Por cada milla adicional o parte de una milla, 6 peniques.

[...]

El conductor no puede ser obligado a conducir más de seis millas.

Tarifas por Tiempo: Por una hora o menos, Carros de cuatro ruedas, 2 chelines.; Carros de dos ruedas, 2 chelines y 6 peniques. Por cada cuarto de hora adicional o parte, 6 peniques. y 8 peniques. respectivamente.

[...]

El conductor no puede ser obligado a conducir por más de una hora, o a una velocidad que exceda las cuatro millas por hora.

Personas Extra: Por cada persona por encima de dos, 6 peniques extra por toda la distancia. (Dos niños, menores de diez años, cuentan como una persona).

Equipaje llevado fuera del carro: 2 peniques por cada paquete.

Espera del conductor: Por cada quince minutos completos, 6 peniques para el carro de cuatro ruedas; 8 peniques para el carro de dos ruedas.

En caso de disputa, el arrendatario puede requerir que el conductor lo lleve al Tribunal de Policía más cercano, donde el Magistrado, si está presente, escuchará y decidirá la solución.

Los artículos dejados en los carros deben ser llevados sin demora a la Oficina Principal de Policía, Scotland Yard, Whitehall, donde, en caso de pérdida, se debe hacer la solicitud de inmediato.

Puede ser un poco confuso todo el tema del pago de viajes, pero la realidad, es que pagar por tiempo es mucho más conveniente si se va con prisa. Especialmente, si se hace un acuerdo previo de cuanto pagaras si te llevan a tal lugar en tanto tiempo y ofreces un poco más de lo que normalmente el taxista ganaría, pues llegarás más rápido. 

Por lo tanto, no es raro (por ejemplo) ofrecer una corona a un taxista al subir al taxi, si este llega al destino en media hora o quince minutos.

Al hacer esto, ya se está aclarando que el pago será por tiempo y no distancia.

Pero a veces y dependiendo de la hora y el tránsito, podría ser mucho más conveniente pagar por distancia, principalmente si sabes que no estás yendo muy lejos.

Así mismo, viajar en unas cuatro ruedas es más cómodo y económico, pero los de dos ruedas son la mejor elección si vas con prisa.

Todo este tema de los taxis, podrá servirles más adelante, pues aparecen ocasionalmente en la historia y puede que no comprendan el manejo de los mismos sin algunos de estos conceptos previos. Como sé que a muchas de ustedes les gustan estas pequeñas curiosidades y detalles de la historia, me pareció correcto explicárselos.

En fin, espero que toda esta información les fuera útil, como siempre, explique más de lo necesario para aprovechar este espacio como un medio educativo y también para compartir conocimiento sobre el pasado.

Recuerden que tenemos una meta de 1000 comentarios para la publicación del próximos capítulos, así que no olviden darle mucho amor al capítulo anterior y así podemos seguir avanzando con esta historia.

Love u all ♥ 

Abby.

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