Sword Onyx [3]

By foxys02

83K 7.8K 8K

CONTINUACIÓN DE CROWN ONYX El mal está desatado, y lo que creían que los protegía se debilita cada vez más. ... More

Notita: EL LIBRO DE NARA
Nota de la Autora
EL ULTIMO INICIO
CAPÍTULO 1
CAPÍTULO 2
CAPÍTULO 3
CAPÍTULO 4, PARTE UNO
CAPÍTULO 4, PARTE DOS
CAPÍTULO 5
MAPAS DE LA ALIANZA
CAPÍTULO 6
CAPÍTULO 7
CAPÍTULO 8
CAPÍTULO 9
CAPÍTULO 10
CAPÍTULO 11, PARTE 1
CAPÍTULO 11, PARTE 2
CAPÍTULO 12
CAPÍTULO 13
CAPÍTULO 14
CAPÍTULO 15
CAPÍTULO 16
CAPÍTULO 17, PARTE 1
CAPITULO 17, PARTE 2
MEMORIAS ROBADAS
CAPÍTULO 18
CAPÍTULO 19
CAPÍTULO 20
CAPÍTULO 21
CAPÍTULO 22, PARTE 1
CAPÍTULO 22, PARTE 2
CAPÍTULO 23
CAPÍTULO 24
CAPÍTULO 25
CAPÍTULO 26
CAPÍTULO 27
CAPÍTULO 28
CAPÍTULO 29
Notita
CAPÍTULO 30
CAPÍTULO 32
CAPÍTULO 33
La carta.
CAPÍTULO 34
CAPÍTULO 35
CAPÍTULO 36
CAPÍTULO 37
CAPÍTULO 38
CAPÍTULO 39

CAPITULO 31

1.5K 153 114
By foxys02

Avisooo: esta larga esta vaina....

Hace 5 años.

AMINA BELANGER

Me bajo de la Audi negro, y le lanzo la llave al guardia que me espera en el último escalón de la entrada del castillo. Él me saluda con una reverencia. Vicente me espera en las puertas, con su ceño fruncido y su cara de mandilón. Él observa como se llevan mi auto al estacionamiento y luego me mira con una ceja alzada.

—¿Creí que no te gustaba ese auto? Tienes unos mejores—Cuestiona, como si usara el mismo auto todos los días fuera un complot para acabar con la Alfa Suprema.

A Vicente jamás le agradé, desde niño y como desde niño, aún me tiene un horror tremendo, así que solo confabula contra mí en secreto, y frente a mí, solo muestra los dientes para sonreírme.

—No es el auto, son los recuerdos en él— Le murmuro antes de entrar al castillo.

A Diana le encanta ese auto, porque fue el lugar de nuestro primer beso y muchas cosas más, que ponen una sonrisa en mi rostro recordar.

Al llegar al segundo piso, mis sentidos se agudizan al escuchar una risa conocida dentro de la habitación del principe  Carlos. Pongo los ojos en blanco y me dirijo hacia la puerta que  abro sin problema.

—Te amo, A...— Carlos de un salto sale del arriba de Abel, gritando. Se tapa su cuerpo con toda la sabana, dejando a mi hermano completamente desnudo. —¿¡QUÉ TE PASA, PSICÓPATA?!

Me apresuro a lanzarle el pantalón a la cara a Abel, porque ya sentía náuseas. Él se los pone con prisas, mientras voy abrir las ventanas para que se vaya el olor  sexo.

—¡No tienes derecho alguno a meterte en mi vida y en mi habitación así, Amina!—Carlos me sigue gritando, mientras se aferraba a las sabanas.

—Jessica ya te lo advirtió, Carlos— le digo. —¿Quieres que Abel termina sin cabeza?

Carlos baja la cabeza, y sus ojos se llenan de lágrimas. Cuando Abel toma su camiseta, lo tomo del brazo y lo arrastro hasta la puerta.

—Valió la pena cada segundo—Le grita Abel a Carlos. —Así me quede sin cabeza, terminamos lo de hoy, precioso.

Le estampo contra la pared, cerrando de un portazo la puerta de Carlos.

—¿Eres tonto, Abel?—le pego en la cien. —Jessica ya tiene el destino de Carlos escrito y créeme que ninguno de sus candidatos, como Alfa del príncipe, eres tú.

—Dame esa lista y una estaca y haré que el único candidato que quede sea yo—Escupe con rabia.

—Jodido imbécil. —Lo empujo al suelo y le doy la espalda.

—Ambos lo somos—Me grita. —Solo que tu sí puedes mantenerla oculta… ¿Pero por cuánto tiempo? —Aprieto mis puños. —Sabes muy bien que su destino es Jessica, ella es su lu...

No dejo que termine esa maldita frase y lo tomo del cuello.

—Aléjate de Carlos, ¿Me oíste?—Escupo con rabia. —No quiero perder otro hermano por un Favre.

Lo dejo solo y camino hasta el estudio, los guardias de la puerta la abren haciendo una reverencia. Jessica está en el escritorio, en una mano sostiene una hoja y en la otra un vaso de whisky.

—Por fin paras en el castillo—Me dice con seriedad.

Me lanzo al sofá, poniendo mis pies en su mesita de noche. Ella no tardó en fulminarme con la mirada. Ruedo los ojos, y bajo los pies.

—Estoy en la misión imposible que me mando hacer la mandona de Liayh—Suelto un suspiro. —Espero que esté escuchando.

—Ya ha pasado un año y lo más cercano que hemos estado de tu hermano, es su gemela—Dice. —Y acaso.

—Ya solo di que me extrañas—Sonrío.

Ella se levanta del escritorio, negando con una sonrisa. Me lanza una carpeta a la mesita de noche y va a servirme un trago. La abro con lentitud, 20 expedientes de vampiros y licántropos rusos, y sus familias.

Me entrega el vaso y se sienta frente a mí.

—¿Qué...

—Son unos hombres que no quieren unirse a mi Alianza… No les gusto mi oferta.

—¿La de entregarte todas sus tierras?—Cuestiono, asiente. —Quien lo diría.

—Quiero que empieces por sus esposas, deja el cuerpo, quizás en el velorio, recapaciten.— Ordena. — Si no, sigue con sus hijas, sus madres, sus mejores hombres…—Guardo silencio— ¿Qué pasa? Creí que te gustaría irte a Rusia por un tiempo, está lleno de aquelarres, de esos con las brujas que te gustan.

—¿Un tiempo?—Le pregunto.—¿Cuánto?

—Un año—Dictamina. —No se matan a veinte familias poderosas en una semana, sería un escándalo. Y por supuesto, para los medios, la culpa siempre la tengo yo.

Mi mente solo piensa en una persona al oír eso: en mi Diana. Llevármela sería muy peligroso para ella. Pero si la dejo, podría...

— ¿Has pensado que harías si encontraras a tu Luna Suprema?— Mi pregunta la hace fruncir el ceño, confundida. —¿Nunca lo has pensado?

—¿En qué se relaciona esto con mi Luna?

—¿No querías que pasáramos más tiempo de amigas?—Finjo una sonrisa. —Nunca te lo pregunte ¿Qué harías?

Ella alza una ceja, antes de ponerse a pensar unos segundos.

— Establecer mi descendencia.— Musita sin una pizca de emoción y con frialdad en su rostro.

El solo pensar en Diana teniendo pequeños y engreídos rubios, me revuelve el estómago.

—¿Te crees capaz de amarla?— Puedo ver como una sonrisa burlona quiere aparecer en su rostro.

—Tú sabes la historia de mi familia, Amina.

—Entonces serás como los otros alfas...

—Es el destino que le depara a todas las Lunas Favre, no sería justo que la tratara diferente. —Dijo sin una pizca de duda. —Pero tranquila, se les compensa con lujos y joyas.

El odio que le tiene a su luna sin conocerla viene de generaciones en la familia Favre, desde que Nara no quiso que Gabriel Favre y se reforzó cuando mi madre se negó a ser luna de su bisabuelo.

Y dudo mucho que Jessica vaya contra su propia sangre y costumbres.

—Toda su joyería sería de onyx ¿Verdad? —Mascullo entre dientes. —Para que no sufra las quemaduras como tu madre.

Su mirada se oscureció.

—Solo cuando se lo gane. —Fruncí el ceño, y aprieto el vaso con violencia. —Pero eso no te incumbirá, Amina, lo que yo haré o dejaré de hacer con mi Luna, solo será mi asunto, ella me pertenecerá solo a mí.

La puerta se abre y entra un guardia.

—Alfa Suprema, la señorita Celeste llegó—Dijo.

—Dile que pase.—Ella se levanta.

Fruncí más el ceño.

—¿No que habías terminado con ella?—Le susurro.

—Solo nos estamos divirtiendo.

—¿Y ella lo sabe?

Rueda los ojos.

— Diosa, hoy amaneciste como la defensora de las omegas y las lunas ¿O qué?— Pregunta con seriedad. —Mejor ve hacer tu maleta, mañana te vas a Rusia.

La castaña entra corriendo y se abalanza a los brazos de Jessica y la besa. Me levanto, para irme lo antes posible, pero en ese momento, Celeste voltea a verme.

—Hola, Amina. —Ella se apresura a saludarme con un beso en la mejilla, y corre nuevamente a los brazos de Jessica. —¿Cómo estás?

—Insoportable—Suelta Jessica.

—Bien, Celeste—Respondí con una sonrisa.—Pero debo…— Mi celular comienza a sonar, el tono me paraliza por un momento: es el de Diana.—Disculpen.

Casi logro cruzar el lumbral de las puertas, cuando Celesta pregunta la ultima cosa.

—¿Es tu novia humana?—Mi corazón se detiene al oír eso y las volteo a ver. Jessica le pregunta de qué habla. —La vi en la pastelería de Zoeh, se estaba despidiendo de un beso con ella, no pude verle la cara pero tiene un fabuloso cabello rojo.

—¿Tu novia humana en una pastelería de la Alianza?—Jessica borra su sonrisa, y noto la sospecha en su mirada. —Ya veo porque ya no paras en territorio sobre natural.

—Nuestra guardiana se enamoró— Se burla Celeste.

El celular comienza a vibrar, mensaje tras mensaje, y otra llamada entra a la línea.

—No quisiera que fuera mi novia—Suelta Jessica.

Musito la risa más falsa posible, rogando que no siguen con el tema y afortunadamente, Celeste va a mi rescate.

—¿Qué planeas hacer?—Le pregunta a Jessica.

—Contigo, muchas cosas— Jessica la envuelve en sus brazos y comienzan a caminar a la salida.

Cuando pasa por mi lado, su rostro juguetón desaparece, y sus ojos se tornan de un dorado opaco.

—Más te vale cumplir con honores la misión en Rusia, o tendré que ir a darle una visita a esa humana que te distrae de tus deberes.

Salgo del castillo y no me demoro mucho en llegar a la carretera humana. Le marco a Diana y ella me contesta enseguida.

—¿A dónde fuiste por helado? ¿Al ártico?—Cuestiona, en su voz se nota que estuvo llorando.

—Perdóname, rulos, tuve problemas con el trabajo... pero voy en camino.

—Rápido, te extraño...

—Sí...—Guardo silencio cuando miro el retrovisor. Un auto negro me sigue, es de la alianza. —Carajo...

Estos son los problemas que quería evitarle a Diana. Jessica parece no querer tener una relación con su Luna, pero tampoco ser capaz de soltarla. Y yo creo que tampoco soportaría verla con alguien más.

No quiero que sufra.

Por mí, ni por nadie.

En la isla interludio, actualidad.

─•── )○( ───•─

LOS AMORES DE DIANA AYLEEN

─•── )○( ───•─

DIANA AYLEEN

Presiono con fuerza la venda que cubre la herida en mi muñeca, mi sangre está esparcida alrededor de Lili y me apretujo más al cuerpo de Amina. Mi hijo y Nik se encuentran al borde de ese círculo de velas que le proporciona calor a mi demonio.

Ambos discuten sobre el posible hechizo para curarla. Pero no saben nada. Nada. Nada.

Ella era del tamaño de un ratón, su pecho sube y baja de forma lenta y cada suspiro lo suelta con dolor. Los ojos me arden de tanto llorar y el cuerpo lo tengo adolorido, sobre todo mi pecho, siento como millones de astillas me pinchan a cada milisegundo.

Su dolor es el mío, y quiero dejar de sentir para que ella tenga paz.

Pero cada vez que la veo... Giro mi rostro hacia otro lado, ya no quiero hacerla sufrir más. Aprieto las manos de Amina, tratando de entrar en calor. Mis ojos rojos viajan a un lugar de la base, Jessica está ahí, sentada en una silla, con los codos apoyados en sus rodillas.

Nuestras miradas se toparon de inmediato, como si ella me hubiera estado mirando primero. Al notar que la he atrapado, baja sus ojos a sus zapatos y puedo jurar que su corazón está acelerado. Ella mira fugazmente si la sigo observando y vuelve su mirada a los pies.

—Tranquila, se va a curar—Amina deja un beso en mi mejilla. —No hay demonio más testarudo que ella.

Dejo de mirar a Jessica para mirarla a ella, sus ojos verdes me analizan y su brillo se apagan cuando ve mi rostro. Me recuesto en su hombro y dejo escapar un suspiro.

No había sentido este dolor desde que Cyprian murió frente a mis ojos… Un dolor en el pecho me invade, y me hace alejarme bruscamente de Amina.

—¿Qué pasa?—Me pregunta.

Cuando la volteo a ver, ese recuerdo que había bloqueado revive en mi memoria. La imagen del cuerpo de hijo sin vida cayendo me parte el alma, y más cuando se muestra a su asesina.

A la que le sostengo su mano.

—¿Por qué me miras así, preciosa?—Pregunta, confundida.

—Diana... Diana— Jessica estaba frente a mí, se inclina para quedar a mi altura. —Yo y mis soldados saldremos a ver si los híbridos se fueron. Ya no podemos esperar más.

Cuando intenta levantarse, tomo su mano.

—No —Le pido, ella me mira sorprendida. —Quédate aquí, aún es muy peligroso salir.

La obligo a sentarse a mi lado, ella no protesta. Amina suelta mi mano, y la miro con el ceño fruncido. Su rostro está serio y tenso.

—Yo iré a ver—Dice.

Tomo su mano con fuerza y también la obligo a sentarse junto a mí.

—¡No!—Dije, sosteniendo la mano de ambas. —No voy a perder a nadie de mi familia, esperaremos hasta que la luna esté en su punto máximo. —Miro a los soldados vampiros de la Elite. —¡Y ustedes también tienen prohibido morir! ¿Me entendieron?

Ellos asienten de inmediato.

—Lili necesita paz, así que no más gritos—Dije.

—Solo ella grita—Escucho como Atlas me susurra a Carlos. Lo fulmino con la mirada y él pasa saliva.—Era broma.

—Tratemos de dormir—Dije, me apoyo del hombro de Amina, sintiendo como se revuelve estómago por estar cerca. "Ignóralo, Diana, Ignoralo" Suelto la mano de Jessica, pero no dejo de mirarla. —Ni pienses en salir si yo me duermo ¡Eh! Tienes un hijo que depende de ti y ni en sueños vuelvo a ser madre soltera.

Hago el intento de dormir, pero era inútil, la situación no era para descansar. Cyprian y Nik seguían trabajando, Atlas y Carlos eran los únicos dormidos. Yo no he movido un solo músculo desde hace una hora, y permanezco con los ojos cerrados para no ver a Lili, así puedo aliviarle un poco el dolor.

—Si tanto solo mi abuela estuviera aquí, curaría a Lili en segundo—Exclama Nik.

—¿Hablas de tu abuela la loca?—Cuestiona Jessica.

Fruncí mi ceño, sintiendo enojo por su comentario.

—Con todo respeto, Alfa suprema, pero desquiciada, asesina, mentirosa, canalla, imbécil, insensible, fea y loca, usted—Escupe Nik con rabia.

—Fea no soy—Responde divertida.

Siento como Amina me envuelve en sus brazos y me sube a sus piernas.

—Ya deja de acercarte tanto a ella, Favre, que le vas a dejar tu asqueroso olor— Gruñe.

—Por lo menos olerá a Alfa Suprema y no pordiosera—Exclama.

Me levanto del suelo y me alejo a pasos bruscos de ellas. Me siento a un lado de mi hijo. Él está con los ojos cerrados, mientras busca una solución. Dirijo mi mirada a Lili, su tamaño no ha cambiado, su respiración sigue igual de lenta.

Me inclino hacia ella, sin entrar al círculo de sangre.

—Te vas a curar, hija mía.

Pasaron dos horas y media, donde gracias a la Diosa que las niñas malas se durmieron. Se agotaron de tanto pelear. Nik y Atlas duermen abrazados. Solo éramos yo, mi hijo, y Lili.

Cyprian estaba agotado, pero no quería parar. Tuve que detenerlo cuando su nariz comienza a chorrear sangre. Le extiendo una botella de agua, y comienzo a secarle el sudor de su frente.

—Siento otra inquietud dentro de ti, mamá—Me susurra. —¿Qué pasa?

Me detengo, con el corazón acelerado.

—¿Qué piensas de mi relación con Amina?—Le pregunto.

Él frunció el ceño, ante la pregunta, y el estómago se me hunde al ver que tiene miedo de responderme.

—Si te hace feliz…

—No, a mí no me puedes mentir, sabes que tu opinión es la más valiosa para mí—Le digo, acarició su mejilla. —Sabes que tú siempre serás mi número uno.

Él asiente, esbozando una sonrisa.

—Ella te ama, y de eso no tengo dudas. —Comienza, provocándome emoción. —Pero... siento que oculta algo— un escalofrío recorre mi cuerpo. — ¿Lo sientes?

Giro mi rostro hacia ella, su rostro sereno me gusta, pero en este momento no puedo apreciar.

—Sí.

—Ella dejó de agradarme, el día que te hizo sufrir de la misma forma que sufres hoy— Dice. —No me importaba morir por ti, pero no quería hacerlo frente a tus ojos porque te culparías de por vida y ella no lo importó.—Continúa. —Pero sí la perdonaste por eso, por mí está bien, mamá, en serio.

Asiento, pero no tengo respuesta para eso.

—Pero si quieres volver con Jessica…

—¿Te gustaría?—pregunto.

—Para mí, podrías estar con todos los seres de la tierra y ninguno te podría merecer... Y seamos honesto, Jessica ya no cambia, solo evoluciona—Dice. —Aunque me agrada el efecto que tienes en ella.

—¿Cuál?

—Cuando ella está con los demás tiene ese rostro de un lobo a punto de atacar, pero cuando te acercas, pone esos ojos de cachorro feliz.

—Sabes que también he notado que hace lo mismo cuando tú te acercas.

—Quién diría que la loba solitaria era capaz de amar— Pregunta, haciéndome sonreír —Y pensar que de pequeño intente envenenar su comida... unas diez veces—Por él, pusieron cámaras de seguridad en la cocina— y ahora no puedo vivir sin regañarla.

—Es adictivo, ¿Verdad? —Suelto. Asiente.—Me gustaba cuando se queda sin argumentos y solo te mira. Pero cambiarle las cosas del su lugar asignado es otro nivel, verla ordenarlas a regañadientes es graciosísimo.

—Eso es algo de psicópatas.

—Ah, es que entre maniáticos del orden se entienden.—Me encojo de hombros.

Lili se removió bruscamente y en un segundo tenía a Andras detrás de mí. Cyprian se levanta, y me ayuda a hacerlo.

—Mamá—Me susurro, mirando hacia la puerta.

Por la minúscula abertura que se deja entre piso y la puerta, entra una masa tan negra como la noche ¿Es otro demonio? Lili intenta levantarse para defendernos, pero cae al suelo ante el dolor. Me apresuro a tomarla y guardarla entremedio de mi cabello.

Pongo a Cyprian detrás de mí, cuando esta criatura se eleva, su cola desprende un brillo color azul marino y sus ojos son redondos. Mueve esta con fuerza, señalándome a mí y luego a la puerta.

¿Es que acaso Amina y Jessica solo tienen superoídos solo cuando les conviene?

Miro a Cyprian, y él niega con la cabeza. Y yo voltea a ver al demonio y niego con la cabeza.

Él demonio detiene el meneo de su cola, y casi lo puedo escuchar decir: "Bueno, lo intenté de buena manera" se abalanza contra mí y Andras contra él. Pero entre su pelea, ambos me envuelve con intenciones diferentes y Puff.

Mi corazón se detiene cuando me hallo afuera de la base. El fuego había consumido gran parte del bosque, la luna estaba en su punto máximo, y no había rastro de los híbridos.

Cuando me doy vuelta para correr a la base, alguien me detiene. Tengo a un centímetro el rostro de una mujer de mediana edad y sus ojos azules mirándome fijamente.

—Tengo entendido que viene en busca de mi cabeza, Reina.

—Evamora—La confusión llena mi rostro.

—Por favor, dile a tu demonio que deje de golpear al mío—Pide fríamente. Andras arrastraba por el suelo a su demonio. —O me veré en la obligación de mandarlo al inframundo.

—Andras, basta—Digo.

Me obedece.

—Creí que te verías joven porque eres poderosa… como Nara lo hacía.

—Kahnara ya ni podía controlar como se veía. —Exclama. —El desamor desestabiliza tanto a las brujas como el mismo amor. Lástima, teniendo como ancestros a las brujas que crearon el terror de la noche.—Balbucea. —Olesty me comentó que tuviste un problema con uno de tus demonios.

—¿Olesty?— Pregunto. Señala a su demonio. —¿Puedes hablar con él?

—¿Tú no?—Niego. —Aún estás corrompida, creía que con la muerte de los engreídos brujos del Orbe...—suspira. —Déjame ver...

Acerca su dedo a mi cabello, pero yo me corro de inmediato, cubriendo a Lili con mi mano. Andras se pone frente a mí, protegiéndome.

—Puedo curarla.—Anuncia. —Las astillas en el cuerpo son como la magia sucia... difícil de sacar, pero no imposible ¡Vamos!

Comienza a caminar a duras penas.

—Dile a Andres que se quede custodiando la puerta para que los animales no salga—me grita.

Andras enfurece por la forma que lo llamo. En ese momento, Lili cae de mi cabello y logro atraparla en mis manos, se retuerce de dolor.

—Quédate.—Le ordeno. —Debo intentarlo.

Corro para alcanzarlas, porque aunque camina como anciana, había avanzado una distancia considerable.

—¿A qué te refieres con que aún estoy corrompida?— Le pregunto.

—Aún hay magia que no te pertenece dentro de tí... quizá un hechizo de amor, hipnosis, hay gente que se manda hacer hechizos para adelgazar.—Dijo.

—El tuyo.

—Una poción no es magia, es una poción.

—Ya volvieron mis recuerdos de infancia y adolescencia, no hay más.

—¿Estás segura?—Pregunta.

Pienso que más me pudieron quitar, y quién. Llegamos a una cabaña, noto que salimos del límite cuando observo la naturaleza viva que rodea el lugar.

—Disculpa el desorden, no estamos acostumbrados a visitas.

Y no me sorprende.

—¿Qué harás con Lili?—Pregunto con frialdad. —¿Qué quieres a cambio?

Enciende el fuego de su chimenea chasquido y hecha una cadena gruesa y grande de oro a su caldero encima de las feroces llamas.

—Tómalo con una disculpa por…

—Dejarme sin la posibilidad de embarazarme.

Ella se voltea a verme, confundida.

—Sí, puedes embarazarte, no tengas dudas de eso —Dice con una sonrisa divertida. —Lo que pasara es que nacerán muertos, los dos.— mi rostro se contrae. —Idea de la chica loca que acompaña siempre a Ravena.

Comienza a sentir náuseas.

—¿Cómo fue capaz de hacerme eso?—Me pregunto. —¿Yo qué le hice?

—No lo sé, pero en mis tresmiles años de vida, no conocí a una mujer más loca—Dice, y hecha una bola plateada a la caldera.

Me acerco a ella, aun con dolor en el estómago. El oro ya se había derretido, pero la bola plateada no.

—Con esa esfera le quitaremos las astillas de onyx, como un imán atrapa el metal.—Dice.

Abro las palmas de mis manos para a ver a mi demonio. Recuerdo la primera vez que la vi, también malherida, del porte de una pelota de beisbol. Llevo la mano cerca del caldero.

—Déjame hacerlo, antes debo recitar un hechizo—Asiento. Le entrego a Lili, y ella le susurra algo, antes de lanzarla al caldero.—Ven, tomará tiempo.

Me lleva hacia una mesa, me siente y va por unas tazas. En ellas, sirve un té de aspecto horrible. Cuando termina, va por unas galletas podridas. Se sienta y me mira con esa sonrisa espeluznante.

Es tan sucia, como magia que practicaba, su cabello canoso para que no se la ha lavado en siglos, y sus dientes jamás habían tocado un cepillo. Y tiene tal chiquero que si Jessica llega a pisar este lugar, se va con la Diosa Luna.

Hago a un lado la taza, manteniendo una expresión fría.

—Entiendo que no confíes en mí, pero quiero que entiendas, que yo solo hago lo que se me piden. —Dice.

—No importa tus excusas.

Ella aprieta los labios, mostrándose como si estuviera dolida por mis palabras, pero su mirada dice lo contrario.

—¡Ah!—Dice, antes de levantarse, sacudiendo toda la mesa. — Casi lo olvido.

Corre hacia su estante, y empieza a hurgar entre su desorden. Bota al suelo diamantes, joyas, coronas. Parecieran descendiente de un dragón, porque guardaba una cantidad de cosas brillantes.

Cuando lo encuentra, vuelve hacia mí. Desliza sobre la mesa un sobre negro, donde a un costado de él, dice: "Para mi dulce y hermosa hermana Diana"

La miro.

—Yo conocí a tus dos hermanas mayores, no al mismo tiempo y ni en las más circunstancias, pero lo recuerdo perfectamente— Confiesa. —Eckvan de tomo y lomo, de carácter fuerte, hermosas y osadas.

Mi pulso se acelera y no lo puedo creer.

—Eleonor fue la última en venir, ella era la más intrépida, quería derrocar al Orbe como diera lugar. —Dice. —Pero Celestria fue la que te escribió esto... ella era una bruja como sus padres, tranquila y serena, tampoco le gustaba el destino que Eckvan les impuso.

—¿Cómo sabía que yo existiría?—Pregunto con un hilo en la voz.

—Ella veía el futuro—Exclama con una sonrisa. —Me busco para que te entregara esto. Y me dio una bella corona que le doy un rey que estaba enamorado de ella. Días después me enteré de qué... se había quitado la vida. —Ojea como tomo la carta, siento unas inmensas ganas llorar. —Yo no la he abierto, por si te lo preguntas.

Guardo aprieto el borde con mis dedos. Mi hermana mayor... tengo familia, casi lo había olvidado.

—¿Y Eleonor?—Pregunto. —¿Para qué te busco ella?

—Quería que salvara a su demonio.—Dice. —Pero ella no sabía, que los demonios se quedan con aquellos que le salvan la vida, porque es algo inusual y casi imposible que estén al borde de la muerte .

Se levanta, y vuelve tiempo después con una enorme caja de madera. La abre con solo apretar dos botones, y la gira para que yo la vea.

—Ella me dio una espada de ónix—Exclama.

Una enorme espada del filo negro yace en una almohada de color rojo. En él mango es dorado, con un sol de seis rayos.

—Ella me dijo que no necesitaban nada más que a su demonio para derrocar a Eckvan. —Cuenta. —Pero ya sabemos como acaba la historia.

—¿Y qué pasó con su demonio?

—Su demonio era uno joven también, no sabía aún de lealtad, y debió ir junta a su naturaleza... como Lili.

—¿Qué?

—Se llamaba Olesty, un demonio muy bello y fiel... al menos para mí.

La caldera suena, y Lili sale disparada de ella. Sana y de su tamaño normal. Me levanto y corro hacia ella. Pero cuando estoy a punto de abrazarla, ella me empuja con brusquedad al suelo.

—Ya veo porque te sentías capaz de matarme. Tener dos demonios te cambia la percepción de la realidad. —Se burla.

—¡Lili! —Le dije.—Ven, hija.

Ella mueve la cola y me mira fijamente, quiere atacarme.

—Dianita, no seas ingenua, son demonios, no sienten nada.— No Lili, ella si siente. —Ya vete, por favor, no me obligues a sacarte a la fuerza—Ruge, su tono amable se había desvanecido, totalmente. —Y es mejor que les digas a tus perros guardianes que no se metan conmigo. Ahora tengo dos demonios.

—No.— Me niego rotundamente a creer que Lili ya no sea fiel. —Mátala, Lili. —Grito. —¡Hazlo, es una orden..!

—Así murió tu hermana, devorada por su propio demonio.

Choco mi cuerpo con la puerta bruscamente cuando Lili se abalanza a mi dirección. Estoy a centímetros de sus ojos brillantes e inexpresivos. Me mantengo firme, aunque mi pecho sube y baja, al borde de un ataque cardiaco.

—Te lo ordeno—Le susurro.

Lili se hace más grande, hasta sobrepasar el doble de mi altura. Tan imponente jamás la había visto, se volvió más oscura y las escamas de su cola se afilaron. Aprieto mis puños, mis ojos arden porque ni siquiera me atrevo a pestañear.

Tres... dos... uno. Lili desciende como una bala. Mis ojos se cierran, y siento el impacto. Mi cabeza duele por el golpe. La puerta estaba tumbada en suelo conmigo encima.

Evamora se levanta e intenta lanzarle un hechizo, pero Lili lo esquiva con facilidad. La toma del cuello y la arrastra por todos su sucio suelo.

—¡Olesty!—Su grito desgarrador me dio escalofríos.

Apenas logro levantarme cuando Lili me bota nuevamente al rozarme cuando se impulsa con gran velocidad al cielo negro. Evamora patalea con desesperación, pero sus gritos son opacados por el cuerpo de Lili.

Cuando ya las pierdo de vista, escucho su grito ¿La soltó?

—¡Lilith!—Grito, entrecerrando mis ojos, haciendo el tonto intento de reconocerla entre tanta oscuridad.

Diviso un moviendo, caer desde la gran altura. Me trago al suspiro de alivio cuando logro reconocer de quién se trata. Retrocede con rapidez y el cuerpo abierto a la mitad de Evamora se estrella en el piso, provocando un charco se sangre casi al instante. Y segundos después cae... su cabeza.

Lili descendía con elegancia, sube por mi pierna derecha hasta quedar en mi hombro. En ese momento, me doy cuenta de que alguien nos observaba desde la oscuridad del bosque.

Olesty no se había movido, ni siquiera cuando Lilith atacó a su dueña, solo observaba.

Avanza hacia mí, meneado su cola.

—¡No!— Le digo, él se detiene. —¡Quien haya traicionado a mi hermana, me traicionó a mí! ¡Vete!—Él permanece inmóvil, tomo una rama de árbol y se la arrojo— ¡LARGO! ¡FUERA!—Le lanzo todo lo que le encuentro. —¡MALDITO TRAIDOR!

Desaparece cuando corro hacia la cada por la espada de mi hermana. El sonido de las olas chocar contra las rocas de la playa es lo único que escucho por un rato.

Hasta que ellos llegan.

Se nos hace el amanecer en este lugar, Cyprian parecía un niño en una dulcería llevándose todos los grimorios de Evamora que haya «Fascinantes», ya lleno tres baúles completos, y tiene intenciones de llenar tres más.

—¿Me podrías ayudar, Belanger?—Pide él.

—¿Yo?—Amina está sorprendida.— ¿O Atlas?

—Sí, tú. Ven, sígueme—Exclama Cy, corriendo a la casa.

Atlas la incita con una sonrisa a seguirlo y lo hace.

Yo me encuentro en la arena frente a la playa, presenciando el ascenso del sol en un cielo naranja. Lili y Andras juegan en el agua como dos delfines negros. A mi lado tengo la caja de madera con la espada de mi hermana Eleonor, y en mis manos la carta de mi hermana Celestria.

Hermanas... Sonreí.

Abro la carta, su letra es cursiva y bonita. Pero solo había una línea...

《 Sigue tu destino, hermana mía》

Fruncí el ceño.

—Que Cyprian lleve esos grimorios a tu castillo, suficiente tengo con la sala de pociones que me hizo construir y no ocupa. Mi castillo ya parece el maldito Hogwarts— Jessica se sienta a mi lado. Le sonrió divertida. —Oí su conversación.

Mi corazón se acelera.

—¿Qué tanto?

—Lo suficiente para saber que la que desorganizaba mi librero eras tú— Suelto a reír. —Creo que le debo una disculpa a todo el personal de limpieza.—Aguanto otra carcajada. —¿Crees que Amina te oculta algo?

Me torno sería, y vuelvo la mirada a la carta.

—No es eso—Responde. —Es... cuando ella sale, un temor inmenso me inunda... temo que ella no vuelva, incluso cuando me deja solo por cinco minutos.—Pasa saliva para despistar el nudo en mi garganta.—Cuando tu te ibas...—La miro. —Tenía la certeza de que siempre volverías y jamás me equivoque.—Suspiro.—Es como si estuviéramos...

—Conectadas—Termina mi frase. —Somos almas gemelas, así que...

—No, eso es un plan de Eckvan.

—Eres mi Luna Suprema y punto. —Masculla muy segura.

—Literalmente ella lo confesó—Guarda silencio, giro mi rostro al mar —No se puede ganar contigo, Jessica.

La veo sonreír, de reojo.

—¿Por qué quieres ir contra a todo siempre, Diana?—Cuestiona, acostándose en la arena con —Sabes que tu destino soy yo, te guste o no estás destinada a soportarme la eternidad completa y tener a mis 10 alfas.

Destino... miro la carta.

—Belanger solo es una forma de castigarme.

Arrugo mi nariz.

—¡Ya vas a empezar! —Gruño. —Sigues siendo la misma Jessica egocéntrica de siempre...

—¿Por qué te sorprendes? No cambio, evoluciono, como dijo Cy.—Musita divertida.

Su tonta sonrisa me hace reír y no pude controlarlo. Sin embargo, mi mente no está al 100% en ella. Las palabras de Evamora resuenan en mi cabeza.

Estoy corrompida... y creo que el secreto de Amina tiene algo que ver.

Observo la carta nuevamente. Ahora el texto cambio y en aquella hoja blanca dice:.

Vas por buen camino, Diana.

....

Hace cinco años...

AMINA BELANGER

Entro al departamento con prisa, por poco y alcance a despistar el auto de la Alianza, pero no sé que sí pudo alcanzar después de que entrar por un túnel. Diana está en su pequeño balcón, regando sus flores.

Corro hacia ella con el corazón a mil, la tomo del brazo y la llevo hacia adentro.

—¿Qué te pasa?—Cierro las puertas del balcón con brusquedad. —Amina, me estás lastimando...

La suelto de inmediato, su rostro está confundido y espantado cuando ve mis colmillos.

—¿Qué sucede? ¿Qué tienes ahí?—Apunta a mi boca. —¿A dónde fuiste?

—¿Has hablado con alguien? ¿Un desconocido?—Le pregunto. Niega de inmediato. —Hay que hacer tus maletas.

Camino a su habitación y ella me sigue con torpeza.

—¿Qué? Pero si apenas entre a mi nuevo empleo— Dice. —Y mañana me celebrarán mi cumpleaños ¿Recuerdas que mañana es mi cumpleaños? ¿Sabes que cumplo veinte? Es algo importante.

—¡Nos tenemos que ir, Diana!—Exclamo.

Saco su maleta, y comienzo a guardar sus vestidos de flores.

—¿A dónde? —Cuestiona, desesperada.

Su pregunta me paraliza. ¿A dónde? Jessica me encontraría aunque me fuera a la selva más espesa o la isla más lejana. Me siento en su cama y tomo mi cabeza entre mis manos.

Como ese malnacido encontró a mis padres...

—¿Qué es lo que pasa, amor?—Pregunta, ella busca que la mire y lo logra. Envuelve mi mejilla con su suave palma. —¿Es por tu trabajo?

—No puedes venir conmigo.—Murmuro.

—Sí, voy a ir contigo.—Dice, decidida, se levanta y va a empacar unos zapatos —Cuando volvamos...

—No volveré.

Ella se detiene y me mira. Sus ojos pardos destellan por un segundo de miedo. Se sienta a mi lado y se mantiene en silencio por unos minutos. Doy una respiración fuerte para calmar mi corazón.

—¿Es por esa tal Jessica?—Masculla. La miro, ceñudo. —Siempre te está llamando—Dice. Relame sus labios. —¿Te enamoraste de ella?

Suelto una risa agria, negando con la cabeza.

—¿Entonces, por qué no puedo ir contigo?—Susurra.

—Porque te haría daño.

—¿Quién?—Guardo silencio, y ella se levanta bruscamente. —¡Estoy harta de los secretos! ¡Ya basta de ellos, Amina! ¡Se sincera! ¡Por amor a Dios! ¡O esto se acaba, lo juro!

—¡Eres la Luna Suprema!—Le digo. —¡Jessica Favre es tu alma gemela! ¡Estás destinada solo a ella! ¡Pero ella te va a hacer vivir un infierno si te quedas, y sí huimos, nos va a matar!

—Deja de jugar conmigo—Suelta las primeras lágrimas. —¿Crees que soy idiota?

Ella niega con la cabeza cuando me acerco, trata de detenerme cuando acuno su rostro en mis manos.

—Es verdad lo que te digo—Le juro mirándola a los ojos. —yo…

—Si fuera verdad, no me quedaría con esa tal Jessica, yo te amo a ti—Asegura. —Mi amor no cambiará… y si debo morir…

—No digas eso, Diana, aún tienes una vida por delante. —Digo. —No voy a cometer el mismo error que mi padre. No te daré una vida donde debas escapar todo el tiempo.

—Esa es mi decisión—Me grita, quitando mis manos de su cara y va a armar la maleta otra vez. —Nos vamos las dos o ninguna. Tú eliges.

Un estruendo la hace grita, derriban la puerta y dos guardias de la Elite entran con ballestas. Uno apunta a Diana y pierdo el control. Soy más rápida que ellos, al ser licántropos, a le clavo una estaca en la garganta y el otro le quito el corazón.

Diana me observa con pavor.

—¿Quiénes eran ellos?

Su rostro se contrae del miedo, pero aun así da un paso hacia mí.

—Vámonos— Susurra.

No, no puedo.

Camino hacia ella, y su sonrisa poco a poco se va transformando en una mueca de miedo. Tomo su rostro, manchándola de la sangre del licántropo. Y de la nada, su nulo conocimiento de lo sobrenatural, desaparece y sabe lo que estoy a punto de hacer.

Intenta zafarse de mi agarre, fracasando. Niega con la cabeza una y otra vez.

—No...no te atreva..—Junto a sus labios contra los míos, interrumpiéndola. Se niega a seguirme el beso, a pesar de que sabe que es último. Siento las lágrimas escurrir por sus mejillas. Cuando la suelto, ella me mira con sus grandes y rojos ojos. —Juro que jamás  voy a perdonarte si me haces esto.

Siento como se me adormece el cuerpo por eso.

—Lo sé—Murmuro a secas.—Yo tampoco.

Intentan zafarse por última vez, sacudiendo su cuerpo frenéticamente. Pego su cuerpo a la pared, y la miro directamente a los ojos.

—No, no...—Llora.

—Diana Ayleen, vas a olvidar que alguna vez me conociste—La hipnotizo. —No recordarás nuestra relación, olvidarás cada detalle, cada beso y abrazo que nos dimos, bórralo de tu mente y de tu corazón. Si alguna vez nos volvemos a ver, seremos completamente desconocidas.—Una lágrima se desliza por mejilla. —Al menos para una de nosotras será fácil.

Suelta el último suspiro rogándome que no lo haga, pero ya estaba hecho. Sus ojos ya dejaron de brillar, y la confusión domina cada una de sus expresiones.

Ella ya me había olvidado.

Para siempre.

Ahora sabremos si Jessica y ella, de verdad, están destinadas.

*****

Holiii.

🩸¿Qué le pareció el cap?

🩸¿Que esperan de los proximos capitulos?

Continue Reading

You'll Also Like

29.9K 1.8K 19
Esta es la historia de un joven llamado Hyodou Issei, que porta el legendario Sagred Gear tipo Longinus, la Boosted Gear cuyo guantelete porta el alm...
51.6K 4.4K 33
(LGBT+) La noche en que Emilia conoce a Astrid, esta le roba el aliento desde el instante en que sus miradas se cruzan por primera vez. Después de u...
123K 15.8K 29
«Mi futuro marido sabe todo de mí... yo solo sé que cuadruplica mi edad, y que pertenece a una especie que podría matarnos a todos» Libro de la saga...
5K 459 17
★ 𝐬𝐩𝐫𝐮𝐚𝐧┊juan intenta escapar del coliseo pero necesita ayuda del mejor gladiador de la zona y ese es spreen