Narrador omnisciente:
En uno de los vagones del tren estaba Harry, solo, como siempre.
Estaba tan tranquilo que pensaba que podría quedarse dormido ahí mismo, pero, toda su paz y tranquilidad se vieron interrumpidas por alguien, mejor dicho; Ron Weasley.
— Disculpa, ¿me puedo sentar? – le preguntó él desde la puerta y Harry asintió – gracias, Ron Weasley – se presentó.
— Harry, Harry Potter – le respondió el otro y el pelirrojo lo miró con asombrado.
— ¿Entonces...es cierto? – preguntó Ron.
— ¿Qué cosa? – le preguntó Harry.
— Lo de la cicatriz – le dijo en un susurro y Harry se quitó la capa de pelo que cubría su frente, revelando así; su cicatriz en forma de rayo – genial...
En otro de los vagones se encontraban Fred, George, Lee y Draco.
— Siempre...nuestra mamá habló mal de tú padre – dijo George – decía cosas que no repetiremos.
— Bueno... supongo que es normal...¿no? – contestó Draco – ¿criticarse entre magos?
— Si, si, es normal – mintió Fred.
— Disculpen, ¿han visto a un sapo? – al vagón entró una niña de pelo castaño algo desordenado, nariz algo redonda y media fruncida, de estatura alta y de ojos marrones.
— No, no hemos visto ningún sapo – respondió Lee.
— Bueno...¡caracoles hervidos, eres Draco Malfoy! – exclamó ella y el rubio la miró confundido – soy Hermione Granger, y sé todo sobre tú familia y su historia.
— Eh...¿está bien? – respondió Draco algo incómodo.
— Loca – susurró Lee y George río un poco, siendo Fred el único que no lo hizo.
— Me gusta mucho el trabajo que hacía tu madre – le comentó la castaña – sus diseños de moda me encantan, son preciosos.
— Oh.. – dijo el rubio formando una pequeña O con su boca – ¿…Mi mamá diseñaba ropa?
— Oh, si, Narcissa Malfoy – le respondió ella y Draco le prestó atención – fue y es una de las diseñadoras más prestigiosas del mundo mágico, incluso más que Madame Malkin.
— Estupendo....– dijo él – ¿y mi padre..?
— Tú padre, trabajó en el ministerio por unos dos años, también, formó parte del consejo estudiantil de Hogwarts – terminó ella de decir.
Draco sonrió ante tal información, poco a poco estaba descubriendo cosas de sus padres.
— ¿Desean algo? – dijo la bruja que vendía dulces.
— No, gracias, ya tengo algo – dijo Ron, mostrando algo envuelto en una bolsa de plástico.
— Deme todo, por favor – dijo Harry sacando varios galeones de su bolsillo y Ron lo miró impresionado.
Un rato después mientras comían sus dulces, los niños empezaron a conocerce un poco más.
— Oí que te habías ido a vivir con muggles – dijo Ron – ¿cómo son?
— Horribles… bueno, no todos ellos. Mi tía, mi tío y mi primo sí lo son, me hubiera gustado tener tres hermanos magos – dijo Harry.
— Cinco – corrigió Ron, por alguna razón parecía deprimido – soy el sexto en
nuestra familia que va a asistir a Hogwarts, Podrías decir que tengo el listón muy alto.
Bill y Charlie ya han terminado. Bill era delegado de clase y Charlie era capitán de
quidditch, ahora Percy es prefecto, Fred y George son muy revoltosos, pero a pesar
de eso sacan muy buenas notas y todos los consideran muy divertidos. Todos esperan
que me vaya tan bien como a los otros, pero si lo hago tampoco será gran cosa, porque ellos ya lo hicieron primero. Además, nunca tienes nada nuevo, con cinco
hermanos – a Harry le dió un poco de pena escuchar esas palabras – Me dieron la túnica vieja de Bill, la varita vieja de Charlie y la vieja rata de Percy.
Ron buscó en su chaqueta y sacó una gorda rata de color gris, que estaba dormida.
— Se llama Scabbers y no sirve para nada, casi nunca se despierta. A Percy y papá le regaló una lechuza, porque lo hicieron prefecto, pero no podían comp… quiero decir por eso me dieron a Scabbers – las orejas de Ron se pusieron tan rojas como su pelo.
Harry no creía que hubiese algo de malo en no poder comprar una lechuza.
Por la puerta entró una niña de pelo negro corto hasta los ojos, con ojos del mismo color y nariz corta y recta.
— Hola, ¿han visto un sapo?, se le perdió a Neville Longbottom – mencionó la niña y ellos negaron – mucho gusto, Pansy Parkinson.
— Harry Potter – ella lo miró impresionada y sonrió un poco – y él es Ron Weasley.
— Pues, es un placer Harry Potter y Ron Weasley – contestó ella y al vagón entró un niño regordete de pelo negro, y dientes chuecos.
— Ya encontré a Trevor, Pansy – le dijo – gracias por ayudarme a buscarlo.
— No hay de qué, Neville – le respondió ella – ¿no quieres sentarte? – él asintió – mira, ellos son Harry Potter y Ron Weasley.
— Hola, chicos – saludó él – yo soy Neville Longbottom.
— Hola, Neville – dijeron los dos.
— Oigan – habló Ron – ¿quieren ver cómo la como la vuelvo amarilla? – ellos asintieron – Fred y George me mostraron como – tomando su varita y con la atención de los chicos, Ron comenzó a recitar el "hechizo" – « Rayo de sol, margaritas, vuelvan amarilla a esta tonta rata »
— Creo que no funcionó mucho – habló una voz pasifica pero mandona desde la puerta, era un chico con un acento italiano algo marcado – ¿puedo sentarme? – ellos asintieron y él se sentó al lado de Neville – oh, hola, Parkinson.
— Hola, Nott – saludó la pelinegra – chicos, él es Theodore Nott, es italiano por eso su acento tan marcado.
— Hola, Theodore – saludaron.
Harry leyó la caja de uno de los dulces « Ranas de chocolate » .
— ¿Ranas de chocolate? – preguntó él.
— Oh, si, tienen un encantamiento para dar un solo salto – respondió Nott.
Entonces Harry sonrió y abrió la caja, justo cuando iba a tomar la rana ésta saltó y salió por la ventana.
— Qué mala suerte – le dijo Ron.
— Pero, lee la tarjeta – le dijo Neville.
Harry tomó la tarjeta y le dió la vuelta, y leyó:
Albus Dumbledore, actualmente director de Hogwarts. Considerado por casi todo el mundo como el más grande mago del tiempo presente, Dumbledore es particularmente famoso por derrotar al mago tenebroso Grindelwald en 1945, por el descubrimiento de las doce aplicaciones
de la sangre de dragón, y por su trabajo en alquimia con su compañero Nicolás Flamel. El profesor Dumbledore es aficionado a la música de cámara y a los bolos.
— Oh, te tocó Dumbledore – mencionó Pansy.
— Pero desapareció – dijo Harry.
— Claro, no iba a pasar todo el día ahí – le dijo Theo irónico.
Harry sonrió tímidamente, por su "estupidez" ....