El caballero miró fijamente a Shuell con el rostro distorsionado por el dolor. Los otros caballeros también susurraron.
—¿No se dijo que no heredó la habilidad de la familia Netri?
—La Comandante Elina dice que ni siquiera ha empuñado una espada. Por cierto, el Palacio Imperial no es un jardín, ¿por qué tiene flores?
—¿Está tratando de demostrar pertenecer a la familia Netri a pesar de haber sido excomulgada?
Al contrario de esas palabras, el rostro distorsionado del caballero se volvió más relajado a medida que pasaba el tiempo.
El caballero herido miró su brazo y parpadeó por un momento, como si estuviera sorprendido.
—... ¿Oh?
—¿Estás bien?
En respuesta a la pregunta de Shuell, el caballero sostuvo la flor con fuerza y repentinamente cerró sus párpados como si aún sintiera dolor.
—Creo que ha funcionado —dijo Shuell mientras lo miraba—. ¡Se ha recuperado más rápido que una persona promedio!
—... ¿Su Alteza hizo esto? —preguntó el caballero mientras tocaba su brazo.
El caballero vio la flor de manzanilla por un momento.
—Esto es temporal. Asegúrese de mostrarle su brazo a un médico y recibir el tratamiento adecuado.
Shuell, apretando nuevamente el ramo entre sus brazos, corrió hacia Rayglen y le sonrió.
—¿Lo hice bien?
—¿Está buscando elogios?
Shuell asintió rápidamente.
Rayglen pareció pensar brevemente y luego habló en su habitual tono directo.
—Buen trabajo.
—Acciones en lugar de palabras.
—¿Qué?
—Iré al centro de la ciudad a comprar pan con las señoritas de las que me hice amiga ayer. Si compro algo, ¡por favor, cómalo! —exclamó Shuell como si lo hubiera estado esperando.
En respuesta a la simple explicación de Shuell, Rayglen se limitó a mirar su rostro expectante. No le gustaban cosas como el pan o los postres, pero le dio la respuesta que quería porque no era una petición difícil de aceptar.
—De acuerdo.
~En el extremo más meridional del Norte~
—¡Aaaah~!
Se escuchó un grito desde un lugar cubierto de montañas nevadas.
—¡¿Qué tipo de cosas regresan incluso si las matas?! —exclamó enojado Railda mientras observaba los círculos mágicos esparcidos por el suelo.
¿Qué pasa cuando se pone una trampa? Solo está completa cuando se coloca un cebo.
Railda, que se había convertido en el cebo, se estremeció y abrió la boca al ver acercarse a un monstruo demoníaco.
—Me volví loco. Dije que me quedaría en el Norte para disfrutar de algún tipo de riqueza y prosperidad. Debería haber dejado que ese bastardo se pudriera en el Norte.
Al ver al monstruo desaparecer como si hubiera sido absorbido por uno de los círculos mágicos, Railda hizo todo tipo de movimientos.
Debido al intenso frío, se sentía un poco rígido cuando se quedaba quieto incluso teniendo la magia de calentamiento.
—Tsk, son peores que ese pollo.
Del círculo mágico que había absorbido al monstruo demoníaco hace un momento...
*Tak*
Salió una piedra.
Si estaba relacionada con los monstruos, suele ser normal que el círculo mágico absorba todo.
El desagradable color negro y las toscas secciones transversales rugosas que estaban por toda la piedra no parecían haber sido hechas a mano. Sobre todo, el hecho de que fuera expulsada por el círculo mágico era algo inimaginable para Railda.
Railda chasqueó los dedos y la piedra voló delante de él.
—Probablemente no sea sólo una piedra común.
El rostro de Railda, que miraba en silencio la piedra, se endureció.
—... Esto...
Pasó saliva con dificultad y miró a su alrededor, donde el vasto paisaje del Norte estaba lleno de montañas nevadas.
Un mal presentimiento llenó su corazón.
La mano de una doncella llamada Tiola, que fue sacada del Palacio Imperial, estaba llena de muchas cosas.
—A medida que compré, siguió aumentando...
Shuell habló como si sintiera pena por Tiola, que mientras sudaba profusamente por la cálida temperatura de la capital.
—Estoy acostumbrado a esto.
Shuell recorrió las calles siguiendo la guía de las damas que conoció ayer en el banquete.
Desde la panadería, por supuesto, hasta ligas para las mangas, pasando por las cadenas de Alberton y unos gemelos que quedarían bien en Rayglen.
—¿Compró todo ésto para dárselo a Su Alteza el Gran Duque? —preguntó una de las señoritas.
—Es una gran felicidad para mí si el Gran Duque usa lo que le doy. Todo es un tributo, no necesito nada más.
Las señoritas no parecieron entender adecuadamente la respuesta de Shuell, y solo propusieron tomar una taza de té en una conocida cafetería.
—Ya que Tiola también salió, toma esto y compra lo que quieras. Nos vemos en dos horas —dijo Shuell mientras le daba a Tiola una propina un tanto excesiva.
—No es necesario, Su Alteza.
—Piensa en esto como una propina. Es porque me siento mal por haberte hecho esforzar tanto.
—¡Gr-Gracias!
Tiola tomó el dinero, inclinó la cabeza y salió de la cafetería.
—Me sorprendió un poco porque es muy diferente a los rumores. ¿Cómo es posible que se difundieran ese tipo de rumores?
—Sí, es verdad. Confunde a la gente sin motivo...
Las señoritas hablaron entre sí.
—¿Qué clase de rumor es este? —preguntó Shuell, fingiendo no saber nada.
Las señoritas dudaron un rato y se miraron.
Cuando Shuell las miró instándolas, abrieron la boca a regañadientes.
—Es... Si está de mal humor... Amenaza a los sirvientes, rasga la ropa de la señorita Elina o le clava agujas....
—Bueno, al principio pensamos que no podía ser verdad, pero hubo algunas personas que afirmaron haberla visto haciendo esas cosas.
La señorita parada a un lado de Shuell parecía preocupada.
—No pasa nada, está bien. Es cierto que no heredé la habilidad de la familia Netri y también es cierto que no tengo una buena relación con la señorita Elina, así que no hay nada que pueda hacer al respecto —respondió Shuell, esbozando una sonrisa.
Mientras intercambiaban una pequeña charla, una de las señoritas cambió repentinamente el tema.
—Corre el rumor de que un enviado del Templo llegó al Palacio Imperial esta mañana, ¿escucharon sobre eso?
—Ah, supongo que por eso mi padre fue temprano al Palacio.
En el camino a la sala de entrenamiento por la mañana, Shuell recordó haber visto a los sirvientes mostrando signos de ansiedad, así que preguntó sin poder contener su curiosidad.
—¿Por qué llegó un visitante del Templo?
Debido a que el Imperio estaba cerca del Templo, una simple visita no era motivo de sospecha.
—Se dice que se encontraron unas Tablillas de Piedra. Por supuesto, es sólo un rumor —respondió con cautela una señorita.
Rayglen, sentado revisando unos documentos, vio entrar a Shuell con un montón de cajas.
—¿Dónde piensa distribuir el pan?
—¡No! Compré uno en la panadería —respondió Shuell, sosteniendo una de las muchas cajas y mostrándoselas.
Desde tartas hasta pasteles, el sabor era bastante bueno.
Shuell le entregó la caja a un sirviente y le pidió que sirviera los postres del interior acompañados de té. Luego inmediatamente sacó unas ligas para mangas y las mostró.
—¡Mire esto, Gran Duque!
—... Parece un poco grande para que la use. ¿Estás pensando en usar una camisa?
—No es para mí —respondió Shuell, colocando su botín sobre la mesa—. Lo vi hoy y me gustó mucho la forma en que se arremangó. También he comprado unos gemelos. El Gran Duque luce bien en colores acromáticos o azules, ¡así que elegí el color aguamarina!
Ese no fue el final de las cosas que compró.
Shuell continuó sacando varias cosas de las cajas.