No me rendiré || 2Yeon

By MyouiKen

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2Yeon> Nayeon sentía que tenía una vida perfecta en aquel momento, se había ubicado en la cima de un pedestal... More

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XXXVI

IX

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By MyouiKen

Nayeon llegó al lujoso restaurante donde se llevaría a cabo la cena, cuando estuvo frente a la entrada principal el Valet Parking tomó sus llaves y se encargó de llevarlo al estacionamiento.   

La cena fue más tranquila de lo que esperaba, los accionistas simplemente querían hablar de cómo iba todo por el banco y poco más, eso fue algo bueno para Nayeon quien prometió enviarles informes a todos el lunes a primera hora.   

—Entonces nos vemos dentro de unos días, Nayeon —dijo un hombre mayor despidiéndose mientras estrechaba la mano de Nayeon— Mi esposa está loca porque vayas a cenar a casa.   

—Tenlo por seguro.   

La chica se despidió de dos hombres más y cuando pensó que eso era todo por aquella noche una voz familiar le habló desde la espalda.   

—Pero miren a quien me encontré —dijo la mujer divertida y Nayeon pudo jurar que estaba sonriendo mientras la examinaba de arriba hacia abajo— Parece que el banco te tiene muy ocupada, Im.   

—Algunas personas si trabajamos, Jisoo —dijo volteandose para poner una sonrisa enorme en su rostro— No todas podemos disfrutar de la vida mientras mamá y papá nos pagán la factura.

—Golpe bajo —dijo la chica sosteniéndose un costado fingiendo dolor— Llevas semanas sin escribirme o llamarme, pensé que al final ya te habías casado con tu banco como tanto predije.

—Idiota —dijo Nayeon fingiendo disgusto— No trabajo tanto.   

—Creo que solo ibas a casa para dormir, aún me preguntó porque no instalaste una cama en tu oficina —dijo de manera sugestiva— Nos pudo haber servido de mucho.

Nayeon giró los ojos mientras hace una sonrisa.   

—Cállate y mejor dime ¿Qué haces aquí?   

—Lo mismo que tú, cenar —dijo como si nada— Ahora iremos por unas copas a un bar cerca de aquí ¿quieres venir con nosotros?   

—No, tengo que volver a casa pronto.   

—No seas aburrida y ven con nosotros, está Irene y Seulgi.   

Nayeon lo pensó por un momento, aún tenía tiempo de sobra para volver a casa y como Amelia se iba a quedar a dormir una de las habitaciones de invitados no tenía mucho problema por esa parte, además tenía mucho tiempo desde que no salía con sus amigas o amigos a beber algo o por simplemente diversión.

—Está bien —respondió la chica— Pero vámonos ahora que no quiero llegar a casa muy tarde.   

—Perfecto —dijo Jisoo feliz— Déjame ir por las chicas y nos vamos enseguida.   

Nayeon y varias de sus amigas y otras que apenas reconocía llegaron a un club nocturno donde el ambiente estaba más que prendido, las copas comenzaron a llegar a la mesa una detrás de la otra, sin embargo, la chica se mantuvo con la misma en casi toda la fiesta.                                                                                                
La castaña bailó con Irene y Jisoo casi toda la noche disfrutando del momento, pero sabía que ahora tenía una responsabilidad, una hermosa y pequeña responsabilidad esperándola así que decidió que eso era todo por la noche.   

Cuando se dirigía a despedirse de todos sus amigos no encontraba a Jisoo

—¿Sabes donde está Jisoo? —le preguntó a Seulgi.   

—La última vez que la vi estaba en el bar creo —le contestó su amiga con un tono más alegre de lo normal gracias a las copas que había ingerido alcohol.   

Nayeon se abrió paso entre la multitud para encontrar a su amiga y lo logró después de varios empujones de la gente bailando.   

—Hola —dijo Jisoo sonriendo— ¿Quieres que bailemos? —preguntó animada.   

—No, ya voy a casa —dijo mirando el estado de embriaguez de su amiga— Tú deberías hacer lo mismo.   

—No —dijo la chica negando con su cabeza.   

—Estas ebria, además ya son casi las tres y este lugar debe estar a casi nada de cerrar.   

—Eres muy mandona —le respondió haciendo puchero— Iré por mi cartera y las llaves del auto.   

—No, nada de eso, vas a tomar un taxi —dijo preocupada e imaginando las consecuencias que traería dejar que su amiga manejara en ese estado.   

—No puedo dejar mi auto aquí.   

—Sí que puedes —dijo calmada— Ven te voy a llevar afuera por un taxi.   

—No —dijo Jisoo casi encaprichada haciendo que Nayeon recordará a Jinsol— Llévame tú.   

—No puedo —dijo rápidamente— Vives al otro lado que yo.   

—Entonces me llevo mi auto —dijo Jisoo cruzando los brazos— Pero antes voy por una copa más para el camino.   

Nayeon giró los ojos molesta y agarró a su amiga del brazo.   

—Vamos —dijo jalandola hacia su grupo de amigos— Despídete de todos, vas a casa conmigo.   

—¿Y mi auto? —protestó mientras era casi arrastrada por la chica entre todas las personas que seguían bailando.   

—Mañana venimos por él, ahora sigue —dijo haciendo más firme su agarre.   

Cuando al fin logró que su amiga se despidiera de todos y que se montara al auto, Nayeon se metió un par de mentas a la boca por si algún control policial la pillara, lo que menos quería era terminar detenida por una sola copa en toda la noche.   

El camino fue en silencio, aunque en realidad solo era llenado por el ligero ronquido de Jisoo que le causaba gracia a Nayeon y a veces reía cuando le tocaba el semáforo rojo. 

Una vez en casa luchó por despertar a su amiga y que ésta caminara por sus propios medios hasta el elevador y luego hasta la entrada del apartamento lo que para Nayeon pareció una odisea.

Cuando al fin logró acostarla en la única habitación de invitados libre suspiró aliviada y caminó hacia su propia habitación donde encontró a Jinsol abrazada a su almohada, la chica sonrió mientras veía a su hija con ternura, no perdió más tiempo y se colocó un pijama para luego cepillarse los dientes y meterse a la cama con su hija, sabía que no llevaba mucho viviendo con ella pero ahora ya ni siquiera imaginaba que haría si no la tuviera a su lado, solamente una cosa más haría perfecta su vida, Jeongyeon.  

Los rayos del sol entraron por la ventana golpeando el rostro de la chica quien se despertó de muy mala gana, para su sorpresa Jinsol ya no estaba en la cama con ella pero en su reemplazo dejó a su conejo donde ella había estado haciendo reír a Nayeon quien se levantó de la cama y caminó hacia la planta baja de su departamento.                                                                                                
—Amelia —comenzó a llamar Nayeon entrando a la cocina— Jinsol.   

—Aquí —dijo la pequeña desde la sala viendo la televisión.   

—Buenos días —dijo acercándose a ella y dándole un beso en la frente.   

—Buenos días, Nayeon.   

—¿Cómo dormiste?   

—Bien, Amelia, está en la cocina preparando tostadas.   

La chica asintió.   

—Vete a cepillar los dientes para desayunar —Jinsol soltó un suspiro frustrada y a regañadientes subió las escaleras al baño.

Nayeon estaba por entrar a la cocina cuando unos pasos detrás de ella la interrumpieron, Jisoo traía mala cara y por lo que pudo deducir tenía resaca por la noche anterior, un gruñido de frustración salió de la garganta de su amiga cuando tocó el último escalón.   

—Necesito unas aspirinas —Fue lo primero que dijo llevándose una mano a la cabeza donde el dolor era más intenso.

—Relájate —le respondió Nayeon divertida— Ya te traigo unas.

Jinsol terminó de cepillar sus dientes y corrió a la habitación por su amigo conejo quien debía estarla extrañando tanto como ella a su peluche, cuando estaba por bajar se quedó quieta donde comenzaban las escaleras, se arrodilló frente a las barandas y asomó un poco su cabeza entre los barrotes para poder mirar mejor hacia abajo, ella no recordaba que el timbre sonara y por lo que sabía aquella pijama que usaba aquella chica le pertenecía a Nayeon.

—Por lo que veo sigues con la mala costumbre de tomar las cosas sin permiso —dijo Nayeon molestando.

—Mi ropa está toda pegajosa y huele a alcohol —dijo con disgusto— Agradece que no tome ropa interior también.

Nayeon río y empujó a su amiga en broma, ambas se habían sentado en el sofá esperando el desayuno, la castaña recostó su cabeza hacia atrás apoyándola sobre el respaldo del mueble y cerrando sus ojos descansando un poco por la mala noche que había pasado por la fiesta, Jisoo divertida aprovechó la situación y tratando de pasar desapercibida se subió a horcajadas sobre el regazo de Nayeon y llevo sus manos a sus hombros para comenzar a darles masajes.

—Vamos, Im, relájate —dijo continuando con el masaje.

—Jisoo, deja los juegos y quítate de mí —le pidió la chica tranquila conociendo cómo de intensos eran los juegos de su amiga.

—No te pongas tensa —dijo soltando una risita para luego dejar un beso en la comisura de sus labios.

Jinsol abrió sus ojos sorprendida y llevó ambas manos a su boca para cubrirla dejando caer su conejo al suelo, gracias a su acolchado material no emitió sonido alguno así que la pequeña aún seguía desapercibida por su madre, la pequeña de ojos grandes tomó a su pequeño peluche y corrió a la habitación de Nayeon para tirarse en la cama de un solo salto, no entendía muy bien lo que había sucedido, su madre ya le había dicho que las personas pueden querer a cualquier otra persona sin importar si es hombre o mujer, pero lo que no entendía era de dónde había salido aquella mujer y porque sentía mucho enojo hacia ambas.

Jisoo rió a carcajadas cuando Nayeon casi la tiró sobre el sofá.

—Quédate quieta —le dijo poniéndose seria— No estoy jugando.

—No seas aburrida —respondió Jisoo poniéndose de pie y caminando a la cocina para tomar el desayuno, Nayeon simplemente la siguió negando con la cabeza.

Nayeon estaba untando mermelada a sus tostadas cuando Jinsol al fin apareció en la cocina, la pequeña llegaba con el ceño fruncido y casi ahorcando a su conejo por el cuello.                                                                                            
—¿Estaban muy sucios esos dientes? —preguntó Nayeon jugando con la pequeña al final arrugando su nariz y sonriéndole a Jinsol simplemente la miró y levantó sus hombros sin darle importancia lo que sorprendió a Nayeon— Jinsol, saluda —dijo señalando a su amiga— Ella es Jisoo una amiga.

La pequeña la miró durante un segundo para luego desviar su mirada hacia su plato.

—Hola —Fue todo lo que le dijo— Amelia, ¿vas a quedarte hoy en casa? —preguntó la pequeña esperanzada.

—No —dijo la mujer triste— Tengo que ir a ver a mis pequeños revoltosos, deben tener a su padre vuelto un loco —La pequeña rió ante la broma.

—¿Quién es ella? —preguntó Jisoo curiosa.

Nayeon miró fijamente a Jinsol sintiendo que algo iba mal con ella.

—Después hablamos de eso, ahora date prisa para ir a recoger tu auto tengo cosas que hacer.

—Es domingo… 

—Y mañana es lunes así que date prisa —habló la chica casi demandante, Jisoo suspiró y metió la tostada que tenía en el plato a su boca para seguir desayunando.

—Jinsol, cuando acabes cámbiate el pijama que vamos a salir —La niña no esperó más y se bajó del asiento donde estaba en un abrir y cerrar de ojos.

—¿Dónde vas? —preguntó Nayeon.

—A vestirme —dijo sin mirarla.

—Primero acaba de desayunar.

—No quiero —dijo la pequeña algo irritada.

—Tienes que desayunar.

—No quiero.

Nayeon tomó una respiración profunda y simplemente asintió con la cabeza dándole permiso a Jinsol de que fuera a vestirse, tuvo que morderse la lengua para no entrar en una discusión con su hija.

Todas ya estaban listas en el salón, Amelia estaba por irse a su casa y Nayeon simplemente terminaba de colocarse sus zapatos para poder salir, llevaría a Jisoo a recoger su auto y luego pasaría una tarde tranquila con su hija, tal vez aquello mejoraría el ánimo que esta traía, porque si de algo estaba segura Nayeon era de que a Jinsol le sucedía algo.

Pero no todo salió como planeó, ya había dejado a Jisoo en el bar del día anterior y ahora manejaba sin rumbo porque Jinsol simplemente respondía a todo con un levantamiento de hombros restándole importancia a las sugerencias que hacía para pasar el domingo.

—¿Qué tal si vamos al cine? —preguntó con la esperanza de que esto llamará la atención de la pequeña pero simplemente recibió un fruncido de labios y otra levantada de hombros.

Esta debía ser como la décima vez en menos de una hora, Nayeon comenzaba a desesperarse, la niña la había ignorado toda la mañana y ni siquiera hablaba, esto era muy diferente a cuando llegó, esta vez no era por tristeza o porque no la conociera, esta vez el comportamiento de Jinsol era un berrinche y capricho lo que estaba acabando con la paciencia de Nayeon pero antes de que pueda volver a hablar su teléfono sonó.

—Hola —saludó Nayeon activando sus manos libres que se colocó apenas escuchó sonar su celular.

¿Me puedes decir que broma es esa de que tienes una hija? —dijo una mujer enojada al otro lado de la línea, la chica tuvo que mirar su celular para reconocer quien era, hubiera querido que fuera cualquier persona en ese momento menos ella.

—Escucha m… —Tardó de hablar pero otra vez fue cortada por los gritos al otro lado de la línea.

Im Nayeon, quiero que me expliques ahora mismo que está pasando —La chica soltó una bocanada de aire y aparcó su auto en una de las aceras, miró a Jinsol por el retrovisor y esta simplemente seguía viendo por la ventana.                                                                                            

—Aguarda un momento —dijo al teléfono para luego dirigirse a Jinsol— Voy a bajar del coche para atender una llamada, Jinsol, regresó a verla y simplemente asintió

Nayeon bajó del auto y se paró en la acera antes de volver a hablar.

—Escucha, mamá, es difícil de explicar ahora pero es cierto, tengo una hija y....

¿Qué broma es esta? —preguntó Seah enojada— ¿Cuando la adoptaste? Si no me lo hubiera contado aun siguiera sin saberlo.

—No la he adoptado —dijo serena— Ella es mi hija.

Entiendo que la quieras y que te hayas encariñado con ella, si quieres no vuelvo a mencionar que es adoptada, pero quiero saber ¿Por qué lo hiciste? —dijo su madre comenzando a calmarse.

Nayeon miraba su auto desde su posición y chequeaba que Jinsol estuviera bien.

—Te lo vuelvo a repetir, madre, no he adoptado a nadie, Jinsol es mi hija —repitiendo firme.

Esto es imposible —dijo Seah frustrada— Hoy me encontré a Sarah la esposa del dueño del buffet de abogados que trabaja para ti y me entero que tienes una hija de la cual ni si quieras mencionaste una palabra y ahora cuando te pido que me expliques me repites lo mismo, no estoy entendiendo nada.

—Ella es hija de Jeongyeon —soltó de una vez.

Oh Dios —exclamó la mujer asombrada— ¿Jeongyeon ha vuelto?

—Es más complejo que eso, madre, ella tuvo un accidente de auto y está en coma —dijo bajando el tono de su voz— Escucha, no es momento para hablar, te llamo luego.

No —Exigió la mujer— Me vas a contar qué está pasando ahora, Jeongyeon desapareció hace años y jamás dijiste la razón, ahora me vienes a decir que está en coma, que cuidas de su hija y hasta dices que es tuya.

—Porque lo es, mamá —dijo con la voz casi quebrada— ¿Recuerdas que Jeongyeon te contó que estábamos planeando que quedara embarazada usando mis óvulos? —La chica cerró sus ojos al tiempo que se llevaba la palma de su mano libre a la frente y caminaba de un lado al otro junto al auto.

Pero me dijiste que todas fallaron —dijo la mujer escéptica, cubriendo su boca con una de sus manos— No me digas que....

—Sí, madre, una de ellas funcionó, Jeongyeon quedó embarazada y tuvo una niña, nuestra hija.

Pero… pero porque jamás te lo dijo, Nayeon, ¿Que sucedió?

—No puedo decírtelo ahora —dijo sintiéndose culpable.

Dime que paso con Jeongyeon —exigió.

—¡Eso es asunto mío y de ella, además, ni siquiera sabes si realmente sucedió algo! —dijo alterada, varios transeúntes que pasaban cerca de ella voltearon a verla y se dio cuenta que estaba en un lugar público— Estaba manejando cuando llamaste y ahora tengo a Jinsol esperándome en el auto para ir a casa, así que si me permites te llamo más tarde.

Ven a casa —pidió Seah— Trae a la pequeña.

—No —dijo zanjando el tema— Voy a ir a mi apartamento.

Es mi nieta y estoy en todo mi derecho a conocerla, así que si no vienes a casa yo no tengo problema alguno con ir a tu departamento —Nayeon apretó sus ojos fuertemente y se masajes sus sueñes con el pulgar y el índice.

—Ella aún no sabe que soy su madre y mucho menos que tiene una abuela —dijo tratando de razonar con su madre— Prometo que te explicare todo pero no ahora.                                                                                            

No me importa si le dices que eres su madre o no, yo voy a conocer a mi nieta así no te guste la idea.

—Hagámoslo despacio, no podemos soltarle esa información de golpe, suficiente ha sufrido desde lo que pasó con Jeongyeon.

¿Cómo está Jeongyeon? —preguntó Seah preocupada, sabía que su madre la adoraba y hasta sufrió cuando ella se fue sin decir nada.

—Está en coma, no puedo decir mucho más.

Un silencio se hizo entre ambas antes de que Seah lo rompiera.

Voy a ser paciente, Nayeon, pero si la semana que viene las cosas siguen igual, no me importa lo que digas, yo voy a conocer a mi nieta.

—Está bien —Suspiró frustrada— Adiós, mamá.

Adiós, hija, cuídate y a Jinsol también —dijo soltando una sonrisa encantada ante la idea de tener una nieta— Por cierto, mándame una foto de ella.

—Mamá… —se quejó Nayeon.

Hazlo o sabes que soy capaz de aparecer en tu casa o mandar un detective para que le saque fotos —dijo divertida.

—Bien, ahora te envió una, mañana te llamo desde el trabajo así puedo explicarte mejor las cosas.

Estaré esperando o si no yo misma te busco en la oficina —Nayeon rió sabiendo que aquello era verdad, su mamá no había nacido con el don de la paciencia y tampoco había aprendido a tenerla.

—Adiós.

La chica revisó el carrete de fotos de su celular y eligió una donde Jinsol estaba desayunando y tenía los cachetes llenos de cereal mientras masticaba, para Nayeon era una de las fotos más adorables que tenía y fue su fondo de pantalla en su celular un día porque al siguiente le tomó una foto durmiendo abrazando a su peluche y se convirtió en una de sus favoritas.

La chica se metió en el auto cuando su celular vibró indicando que tenía un mensaje, que era de su madre.

De Mamá:
Mira que hermosos ojos tiene y mira esa carita es igual a ti de pequeña, estoy pensando en que deberías mandarme más fotos así se las muestro a mis amigas del club.

Decía el mensaje seguido de muchos emojis de gatitos con ojos de corazón, la chica rió y negó con la cabeza.

El día no mejoró su relación con Jinsol y por más que intentó hacerla reír o que cambiara su genio, no lo consiguió..

Ni siquiera a la hora de dormir, cuando por primera vez en todos los días que llevaba ahí Jinsol no abrazó a Nayeon para dormir y tampoco dejo que esta la abrazara, simplemente agarró a su peluche y se acostó en el lado opuesto de Nayeon lo más lejos posible dándole la espalda lo que hizo que la chica se sintiera triste y casi llorara.

Al día siguiente era el primer día de clases de Jinsol, y Nayeon trataba de tenerla lista a tiempo para poder pasar visitando a Jeongyeon ya que el día anterior no lo habían hecho y llegar a la escuela a tiempo, sin embargo, no contó que el genio de la niña empeorará aún más de lo que estaba el día anterior.

La pequeña despertó cuando Nayeon comenzó a removerla en la cama y ni siquiera dijo sus buenos días de costumbre.

—No quiero ir a la escuela —fue lo primero que dijo.

—Pues vamos a ir igual —dijo la chica calmada— Estabas emocionada hace unos días y por un simple capricho no vamos a cambiarlo.

—No quiero.

—Vamos, Jinsol, levántate y ve al baño a cepillarte los dientes.

—¡Dije que lo quiero! —gritó la niña enojada— No quiero estar aquí, quiero irme con tía Hyo.

Eso fue lo suficiente para que el corazón de Nayeon se quebrase, su propia hija no quería estar junto a ella y ni si quiera sabía que había hecho mal para que eso sucediera.

—Levántate de la cama y ve al baño ahora —dijo seria.

—No —Desafío la pequeña— Quiero que me lleves a casa de tía Hyo, no quiero vivir aquí.

—¡Que salgas de la cama te ordene! —dijo alzando la voz, estaba tan lastimada con las palabras de la pequeña que sentía rabia con ella misma por no saber qué hacer.

—¡TÚ NO ME DAS ORDENES! —le gritó la pequeña parándose en la cama— Tú no eres mi mamá para decirme que hacer.

—¡PUES SI SOY TU MADRE! —le gritó— Y ME VAS A OBEDECER.

Jinsol miró a Nayeon fijamente con sus brazos cruzados y sin entender lo que había dicho.

—No es cierto —replicó la pequeña anonadada.

—Pues te guste o no yo también soy tu madre y… —Nayeon no pudo terminar de hablar porque lo siguiente que vio es como Jinsol corría de la habitación y se metía en una de invitados poniéndole seguro a la puerta, cuando intento abrirla solo escucho los sollozos de la pequeña al otro lado.

—Jinsol, ábreme —dijo preocupada al darse cuenta lo que había hecho— Jinsol, por favor.

No recibió respuesta, solo se escuchaba el llanto de la pequeña y luego el de ella mezclados.                                         

Guestwhonevercomment ten, pa tu depresión post concierto.

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