Everything has changed || Hea...

By heartstoppper_

7.6K 669 104

Nicholas Nelson es hijo de un mafioso muy importante y poderoso, y por ende, él también lo era. No conocía n... More

1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
11
12
13
14
15
16
17
18
19
20
21
23
24
25 (FINAL)

22

257 22 1
By heartstoppper_

Narra Charlie:

Me desperté con el sol colándose por la ventana, pegándome de lleno en la cara. Moví mis manos sobre la cama, y cuando me di cuenta de que estaba solo, abrí los ojos rápidamente.

Me dio una gran desesperación. En menos de cinco segundos me imaginé miles de escenarios posibles, que Nick me había dejado, que todo había sido un maldito sueño, que estaba completamente solo como antes.

—¡Nick! — grité con fuerza, deseando oír su voz. No sabía porqué la idea de estar solo me angustiaba, tal vez porque al descubrir que no lo estaba realmente todo había cambiado para mí.

Nadie contestaba. Me dio una sensación horrible en el pecho, estaba solo como antes.

—¡Nick! — volví a gritar pero esta vez más fuerte. Intenté levantarme, pero sentí un dolor muy fuerte en el trasero que me hizo gemir.

—Estoy acá, Char. — habló él desde el balcón. Sonreí, no estaba solo.

—¿Qué haces ahí? — pregunté mientras me colocaba mi bóxer y me peinaba el cabello con mis propios dedos. Al salir, me di cuenta de que él estaba fumando.

—Estaba pensando. — se giró para mirarme, y sonrió. Se acercó hasta mí, alejando el cigarro de mí cara para besarme.

—¿En qué? — me dolía horrores caminar, y estaba rojo de la vergüenza.

—En la vida... No te preocupes. — me miró de arriba a abajo detenidamente y sonrió. —¿Qué te pasa que caminas así? — pude sentir el calor subiendo por mí cara.

—N-Nada... Estoy bien. — contuve la respiración mientras me apoyaba en la baranda del balcón. Nick me observó unos segundos, hasta que estalló en carcajadas.

—No me digas que no podés caminar. — yo sentía la vergüenza corriendo por todo mi cuerpo. Quería salir corriendo de allí. No soportaba su mirada en mi espalda. —¡No te vayas! ¡Era una broma! — comencé a buscar mi ropa rápidamente. Iría a un café o algo así, no tenía mucho dinero pero tal vez además de eso podría tirar currículum por ahí. Nick tenía dinero de sobra, pero no iba a ser un mantenido.

Apenas comencé a vestirme, Nick me sostuvo de la cintura rápidamente, y me levantó en el aire, alejándome de mi bolso ya armado.

—No quiero que te vayas, por favor. Era una broma, amor. — Eso era justo lo que quería que dijera.

Coloqué mis manos sobre sus fornidos brazos, y di vuelta la cabeza para besarlo. Me sentía en la estúpida escena del Titanic cuando Rose y Jack se besan por primera vez.

Yo no pude sostener más mi fingido enojo ya que me derretí entre sus brazos por sus besos que tanto me encantaban. Pude sentir su sonrisa en el beso, por lo cual yo sonreí también.

Colocó su mano en mi espalda desnuda, haciéndome caricias en círculos con sus dedos, lo cual me daba risa, así que me removí entre sus brazos.

Me separé de él con una sonrisa, y él soltó un bufido de molestia.

—Tengo que bañarme, Nick. — le di un último pico, y me dirigí hasta el baño. Él asintió sin borrar su sonrisa.

Yo no dejaba de tocarme los labios, los cuáles al verme al espejo, noté que estaban completamente hinchados y rojos producto de los besos tan rudos del día anterior. Me puse a pensar en eso, y no pude evitar ruborizarme. Había sido increíble, pero, además de eso, me sentí realmente bien, (a pesar de que ahora me dolía el culo) había valido completamente la pena. Mentiría si dijera que me había sentido bien desde el principio, porque me daba bastante inseguridad que me viera desnudo, pero conforme transcurría la noche, comencé a sentirme bien y seguro.

Suspiré, y me metí a la ducha. Sin embargo, cuando estaba a punto de echarme el shampoo, me di cuenta de que no estaba solo allí.

—¿Pensabas ducharte solo? — susurró Nick en mi cuello, haciéndome estremecer. Tiré mi cabeza hacia atrás, colocándola en su hombro.

—Al parecer, no pensas dejarme solo, ¿no? — le di un beso. Él me apretó con fuerza contra él, y pegó por completo su cuerpo desnudo contra el mío.

—Nop. Si te vas te extraño. — sentía, más que mariposas, elefantes enormes corriendo en mi estómago. Le sonreí mientras yo mismo le colocaba shampoo el pelo, para luego enjuagárselo.

—Yo igual, bebé.— le puse una gota de shampoo en la punta de la nariz y sonreí. Se veía tan tierno y tan lindo. Él se mordía el labio mientras negaba con la cabeza, sonriendo.

—Tenés dos años, chiquito.— le di un beso más sobre los labios.

—¿Y vos cuántos tenés? ¿Cuarenta?— él abrió los ojos como platos y abrió la boca de par en par, riendo. —Aburrido.

—Soy mayor que vos, eso es suficiente. —sonrió, victorioso. —Ahora, necesito que me acompañes al súper, de amor no se vive. Hay que comer. — asentí mientras secaba mi cabello con una toalla.

—¿Y yo como voy a pagar las cosas si no tengo trabajo? — pregunté algo incómodo. Él me sonrió.

—¿Y quién te dijo que tenías que pagar algo? Yo tengo dinero de sobra, y sinceramente prefiero gastarlo en nuestras compras para la casa, que en drogas y mierdas, amor. — me sentí bastante incómodo con su respuesta, diría que hasta triste. Bajé la mirada al instante, sin poder sostenérsela. —Ey, —me tomó del mentón, obligándome a mirarlo nuevamente. —no es tu culpa, sí? Además, eso ya quedó atrás. Fue estúpido de mi parte caer en eso, pero ya no lo necesito.

—Perdóname. Sé que no fue mi culpa en sí, pero si lo que pasó no hubiera pasado, no tendrías que haber sufrido así. — quería llorar. Aunque dijera que no era mi culpa, sabía que en parte lo era. —Espero que nunca más sientas que necesitas de eso para sobrevivir.

—Nunca sentí eso. Era una forma de sobrellevar el dolor, una estúpida manera con la cuál buscaba sentirme mejor, pero cuando me di cuenta de que no funcionaba, dejé de hacerlo.— me dio una cálida sonrisa que me derritió el corazón.

—¿Me prometes que si alguna vez sentís la necesidad de hacerlo de nuevo, me lo vas a contar?— me sentía estúpido diciéndole esto, pero me mataba la sola idea de pensar que podría hacerse daño de nuevo y que yo no pudiera ayudarlo.

—Te lo prometo. Pero de todas maneras, no va a hacer falta, amor.— me dio un beso en los labios, para posteriormente tomar su billetera que a simple vista se notaba que explotaba de billetes, y luego una bolsa grande para guardar las compras.

—Amor, ¿en qué quedó el tema de Pol y Liam? — le pregunté mientras nos dirigíamos hacia la salida de la casa.

—De hecho, quería hablarte de eso. — sonrió. —Pol ha viajado hasta acá ayer, Harry lo ayudó con el dinero. Se ha reencontrado con Liam esta misma mañana.— yo sonreí, sintiendo mucha paz. Ellos se merecían ser felices, al igual que nosotros.

—¿Y el tema de su padre en que ha quedado? Intentó matarlo, de eso no se puede salir impune.

—De hecho, Isaac ha hablado con un abogado amigo, y pronto les llegará la citación. Por supuesto que no va a quedar en la nada lo que ocurrió, sin embargo se necesitan pruebas del hecho, es muy complejo. Supongo que Isaac te lo contará cuando tenga noticias. — yo no sabía si eso pasaría luego de nuestra última charla, pero esperaba que sí ya que quería saber cómo terminaba esa historia, y si realmente se haría justicia.

No quería hablar sobre nuestros padres ahora, pero nosotros también nos merecíamos una charla con ellos. Sobre todo Nick, quien seguramente necesitaba más explicaciones que yo sobre porqué había hecho lo que hizo conmigo. Yo sabía que Stéphane estaba celoso de nosotros, porque nosotros sí podíamos ser felices, no cómo él con mi padre. A pesar de todo lo que había pasado, yo no le guardaba rencor. Realmente esperaba que ellos fueran felices juntos, que por fin después de tanto tiempo pudieran vivir su amor libremente.

Tal vez eso era lo que ellos necesitaban para cambiar y ser felices, y por tanto, dejar que los demás lo fueran también.

•••

Nos encontrábamos en la góndola de las carnes, eligiendo una marca de hamburguesas y una de salchichas. No habíamos hecho una lista sobre lo que realmente necesitábamos, pero Nick repitió que no pensara en el dinero, que eso no era un problema para él. A mi me incomodaba bastante la situación, pero no podía hacer demasiado al respecto ya que no tenía ni un peso, ni tampoco había buscado trabajo (tenía que hacerlo pronto).

Luego continuamos por el sector de los lácteos; metimos leche, queso, manteca y varios paquetes de jamón y queso en barra para cuando queramos preparar un desayuno rápido. Nick se había ido a otra parte del súper para hacer la compra las rápido. El súper era enorme, no terminaríamos de recorrerlo si íbamos juntos.

Yo me encontraba en la sección de panadería, tomando pan integral y también pre pizzas, cuando de la nada sentí que me golpeaban con otro carrito.

—Oh, lo sien— me dijo una mujer antes de quedarse callada, mirándome como si hubiera visto a un auténtico cadáver. La miré unos segundos, hasta que me di cuenta de quién era y mis piernas temblaron, al igual que mis manos, tirando el pan a la mierda.

Nos quedamos mirando mutuamente al menos un minuto en completo silencio. Ella me miraba entre sorprendida y asustada, y mi mirada era más que nada horrorizada. Ahí fue cuando entendí que la vida siempre te traía todo aquello que querías dejar atrás, a tus pies. Como si te gritara “nunca vas a ser feliz”.

—Amor, ¿que marca de condones querés que lleve? Porque el otro día te quejaste de que—

Se quedó callado, viéndonos con una ceja enarcada. Sus ojos se llenaron de lágrimas, y mi corazón latía como si hubiera corrido miles de kilómetros bajo el sol. No sabía que hacer. En primer lugar, estaba muerto de vergüenza por las palabras de Nick, en segundo lugar me sentía un completo imbécil sin poder reaccionar, y en tercer lugar, no sabía cual era exactamente mi reacción como para si quiera decir algo.

—¿C-Charlie? — dijo ella, luego de soltar un sollozo. Nick frunció el ceño. La tensión se cortaba con un puto cuchillo.

—Laura... — apenas hablé, Nick se puso completamente pálido al igual que nosotros. Era demasiado para procesar, y encima estábamos en un puto supermercado dónde si nos poníamos a gritar nos sacarían a patadas.

Yo no sabía que decir, ni si tenía que decir algo. Probablemente este había sido nada más ni nada menos que el puto destino recordándome una vez más quién era yo, quién era ella y quién era él.

Ella se tambaleó y gracias a que estaba de piernas cruzadas, cayó al suelo inmediatamente. Yo no reaccionaba. Era como si me estuvieran poniendo una maldita arma en la nuca. Sentía pánico, miedo, terror. Lo peor de todo era que los tres ya sabíamos lo que significaba esto, y no quedaba otra que afrontarse a lo que tanto habíamos evitado.

Nick se acercó rápido a mi, sabiendo que yo estaba a punto de desmayarme. Si mis piernas no fueran unas hijas de puta yo hubiera salido corriendo de ahí, pero no podía. No me reaccionaba el cuerpo. Ella, aún en el suelo, se soltó a llorar. Yo me agaché a su lado como pude, sintiendo que en cualquier momento me iría de boca al suelo.

Y ahí fue cuando lo vi. Tenía una panza gigante como una pelota. Estaba embarazada.

Ahí fue cuando realmente comprendí la situación y el pánico me azotó tan fuerte, que me desmayé sobre los brazos de Nick.

•••

Narrador Omnisciente.

El mayor, al darse cuenta de la situación, comenzó a alterarse más que antes. No sabía que hacer porque estaba demasiado impresionado como para reaccionar. Así y todo, tomó a Charlie entre sus brazos, alzándolo entre sus brazos. Ella seguía impactada, mirando a su marido (quién era su difunto esposo hace cinco minutos) como si fuera un maldito fantasma.

Un señor de Seguridad se acercó hasta ellos rápidamente para ver si podía ayudar. Él y Nick cargaron a Charlie hasta la salida, dirigiéndose al auto.

Nick se sentía completamente perdido en estos momentos. No sabía que hacer ni que decir. Por un lado, quería ir hasta esa perra y asesinarla por haber aparecido nuevamente en sus vidas luego de que por fin habían logrado ser felices, pero por el otro sentía mucho miedo por lo que pasaría ahora. Él sabía que Charlie lo amaba, y quería creer que lo elegiría a él por sobre todo lo demás, pero luego de ver su panza de al menos unos ocho meses, sintió pánico.

Se puso a hacer cuentas en su cabeza, y claramente podía ser suyo. Ellos se habían conocido en Abril, estuvieron juntos poco más que un mes, y luego había ocurrido la desgracia del accidente. Estaban en Noviembre. Eso significaba que podía estar de siete u ocho meses, no era muy bueno para las matemáticas. Lo que sí sabía, era que claramente podía ser suyo.

Todo rastro de felicidad y esperanzas se fueron al carajo en ese mismo instante. Esto era incluso más fuerte que todo lo demás, porque ahora no era algo que dependía solo de ellos, sino también de Laura y de su hijo (y puede que de Charlie).

Por un momento quiso reírse de su mala suerte. No podía entender como todo se había podido arruinar tan rápido. Y pensó que tal vez ellos estaban destinados a ser unos completos infelices. No alcanzaban a estar bien ni dos días, que ya tenían otra nueva desgracia acechándolos.

Ella apareció por su espalda minutos después. Seguía completamente pálida. Sentía que el feto se había vuelto loco debido a la fuerza con la que pateaba. Debía calmarse si no quería que las cosas terminaran peor de lo que estaban.

Ella tampoco podía creerlo. Ya había hecho el duelo, y aunque todavía lo extrañaba, ella era consciente de que lo había lastimado demasiado, y que nunca había sido feliz con ella.

Su hija era quién le daba fuerzas para seguir. Ni siquiera se encontraba feliz igualmente con la noticia porque la situación era una mierda, pero así y todo ella no quiso sacárselo.

•••

Narra Laura.

Londres, Inglaterra.

Me encontraba preparando una bonita cena para Charlie, quien no me había dicho precisamente a donde iría. A veces me ocultaba cosas, pero yo no podía quejarme porque le ocultaba otras a él.

Yo lo amaba con todo el alma, a pesar de que en un primer momento lo nuestro fue un arreglo de su padre. Él se dio cuenta que a Charlie le gustaban los hombres, y se acercó a mí para llegar a un arreglo. Si yo me casaba con su hijo, mis problemas financieros y los de mis padres estarían solucionados.

Sinceramente, mi primera reacción fue un rotundo "no". No me sentía para nada cómoda intentando cambiar la sexualidad de una persona, yo sabía que eso era completamente imposible. Uno siente lo que le nace sentir, por quién le nace, y yo sabía que no sería fácil hacerlo cambiar de opinión.

Sin embargo, cuando Julio me encontró, yo estaba viviendo en la calle junto a mis siete hermanos y mi madre. Mi padre era un tema aparte, él nos había abandonado luego de llenarse de malditas deudas debido a que se había obsesionado con el casino virtual. Su obsesión por las apuestas y el dinero creció tanto, que pasamos de tener casas enormes, autos lujosos, servidumbre a nuestra disposición, viajes a cada parte del mundo una vez al mes, y miles de proyectos a futuro; a quedarnos en la calle como vagabundos. Ni siquiera teníamos familia como para irnos a sus casas por un tiempo. Yo no tenía amigas tampoco, y mis hermanas eran muy pequeñas como para saber ahorrar para tener un hogar propio. Yo tampoco había ahorrado demasiado, sólo un poco de dinero que sirvió para alimentarnos por cinco cortos días. Al sexto ya no teníamos nada. El hambre y la sed comenzaban a ser insoportables.

Julio se acercó a mí una noche fría, donde yo lloraba de hambre y porque se me estaban congelando los huesos. Él no dijo nada al principio, sin embargo nos observó a todos con una sonrisa que nunca en mi vida me voy a olvidar. Tan siniestra que te ponía los pelos de punta con solo verla.

Al instante tuve un muy mal presentimiento, y no me equivocaba.

—¿Como estás? — me preguntó luego de un rato observándome. Tenía una pinta de mafioso que se notaba a kilómetros, y yo no sentí otra cosa más que pánico. Mi madre, quien se encontraba repartiendo el último paquete de galletitas que nos quedaba a mis hermanos, me dedicó una mirada de confusión al igual que el resto de mis hermanos.

—¿Quién es usted? — él sonrió más todavía, como si el tono de mi voz asustada le divirtiera.

—Depende la respuesta que me des, será quién sea. — yo no entendía nada, estaba cada vez más confundida. Nunca nadie se nos había acercado antes, incluso nos miraban mal cuando pasaban por nuestro lado en la noche, dónde nos tapábamos con nuestra única ropa abrigada sana para no morirnos de hipotermia.

—¿Respuesta a qué?

—Primero tengo que saber un par de cosas. Por ejemplo, que no tengas ninguna enfermedad venérea o en la sangre. Si vas a ser la futura madre de mis nietos, tengo que saberlo. — yo me paré al instante, dándome cuenta de que era un maldito loco de mierda.

—¿Qué carajo quiere decir con eso? ¿Se cree que soy una puta acaso? — mi madre, pálida, comenzó a llorar. Mis hermanos eran demasiado pequeños como para comprender la situación, y tampoco estaban en condiciones de pensar en otra cosa que en el hambre y el frío.

—Yo no dije eso. Pero... Laurent me debe mucho niña, y yo podría olvidar eso y no matarlas acá mismo, si a cambio cumplís con una simple condición que tengo para proponerte. — me quedé completamente helada. ¿De dónde conocía este señor a mi padre? ¿Por qué sabía dónde estábamos?

—¿Y que puede hacer una adolescente de 18 años por usted?— debía reconocer que el miedo se había transformado en esperanza, aunque también me daba curiosidad descubrir lo que me quería decir, y no sabía si quería saberlo, la verdad.

—Mucho. Supongo que tendrás ganas de tener un futuro mejor, ¿verdad? Para vos y para tus ochocientos hermanos. — los señaló con la cabeza. Yo me puse adelante suyo en intento vago de protegerlos. —Irás a la Universidad de Psicología, no me importa si es lo querés hacer o no, pero ahí estudia mi hijo, Charlie. Él está algo... Confundido. Verás, es simple. Necesito que logres enamorarlo, o calentarlo, lo que sea, no me importa. Sólo quiero que le quites las absurdas ideas de ser homosexual de la cabeza. Eso no puede suceder. — suspiró. Yo no sabía que hacer, nunca había estado en una situación así. —Si aceptas, ambos salimos ganando. Yo logro que el maricón de mi hijo se enderece, y a cambio vos logras tener una vida decente. El pago será bueno, incluso vas a poder volver a esa vida de lujos que tenías antes de que tu padre arruinara todo. — sonrió, esperando mi respuesta como si acabara de proponer algo fácil.

—¿Y quién le asegura que él se va a fijar en mi?— él se quedó callado, pensando unos segundos. Debido a su mirada, no supe si pensaba en una respuesta asta darme, o si la pregunta le había pegado en su interior por otra razón.

—Porque vas a hacer lo que yo te digo, y va a funcionar. Es adolescente, aún está confundido. Por eso necesito que experimente, entendes lo que quiero decir.

—No soy una prostituta si es lo que está insinuando. No lo haré. Es mi última palabra. — él se tensó al instante, seguramente creyendo que yo aceptaría sin problemas.

Colocó una mano sobre su bolsillo trasero, y me mostró algo que me hizo horrorizarme, y que provocó un grito ahogado en mi madre y en mis hermanos.

Un arma. Estaba apuntando a mi madre en la cabeza con una maldita arma. Y yo sabía que no dudaría en matarlos al ver su mirada tan fría, tan inhumana.

Se escuchó un "trick" que indicaba que el arma estaba calibrada, y que estaba dispuesto a utilizarla. Al instante pegué el grito de mi vida.

—¡No! ¡Por favor, no los lastimes! — empecé a llorar. Él seguía sonriendo, frío y déspota, al igual que mi padre. Yo no podía permitir que murieran por mi culpa, por ser una maldita cobarde. —¡Está bien! ¡Lo haré! ¡Lo haré, por favor, guarde eso!

—¡Hija, no! ¡No lo hagas! — me gritó mi madre, sollozando desesperada al igual que los pequeños. Yo no soportaba más la situación. En cuánto alejó el arma de su cabeza, escondiéndola de nuevo en sus pantalones, me acerqué corriendo a mí madre. La abracé con todas mis fuerzas, o bueno, las pocas que me quedaban.

—Mamá, estaré bien. —le susurré en el oído, llorando. —Tal vez esto sea bueno para nosotros. Reuniré dinero y podremos irnos a la mierda de esta ciudad. Lo haré por ustedes. No te preocupes, yo voy a estar bien. Les daré todo el dinero que me paguen para comer, para comprar ropa, estaremos bien. Compraré una linda casa para todos como la que teníamos antes. — lloré sin poder sostenerle la mirada. Comencé a escuchar el golpeteo de los zapatos de ese hombre contra la calle, impaciente. —Te juro que saldremos de esta, mami. — le di un último abrazo, y luego un beso en la frente a cada uno de mis hermanos. Les sonreí intentando tranquilizar su llanto.

Él se acercó a mi otra vez, tomándome con violencia del brazo, para dirigirnos a una camioneta negra gigante. Yo en lo único que pensaba era en que este era mi fin. Seguramente el hijo de ese enfermo era una mierda al igual que él, y me haría la vida imposible al darse cuenta de que todo era un plan. Yo sabía que él no me desearía como mujer, y ni siquiera sabía que hacer.

Esa noche me llevó a una casa enorme, tenía como diez u once habitaciones, todas con televisores gigantes, y camas de dos plazas perfectamente arregladas. Me recordaba tanto a mi hogar, que aunque era más pequeño que ese, era igual de pulcro y bonito.

—Quiero te duches. ¿Sabes contarte el pelo sola? — yo me toqué el cabello al instante, aterrada.

—¿Que tiene de malo mi pelo?

Él se rio, cínico.

—¿Que tiene de malo? Que no podrás peinarlo ni aún con diez potes de crema desenredante, es un desastre. Necesito que estés presentable para mañana. — dijo, antes de dar la vuelta para irse.

—¿Que pasa mañana?— pregunté, con miedo a la respuesta.

—Mañana comienza la Universidad. Y supongo que entendiste el plan, así que, necesito que te arregles y descanses. Será un día largo y pesado. Espero que no me hagas arrepentirme, todavía puedo matarlos a todos. — ahora sí se retiró por fin. Ahí fue cuando rompí en llanto, tanto que no podía respirar. De hecho, no quería hacerlo. Quería morirme. Eso era una auténtica mierda. Tampoco podía pensar en que fuera una "oportunidad" para mí, porque sabía que en este momento mi familia estaba sufriendo por mi culpa, sobre todo mi madre.

Y luego de ducharme, me corte un poco el pelo cuando me di cuenta de que efectivamente no podía peinarlo debido a lo enredado que estaba.

A esa noche no dormí nada. Cuando él tocó mi puerta para despertarme, yo aún seguía despierta. Sin embargo, fingí que me acababa de despertar, aunque mis ojeras podían notarse a kilómetros.

—Veo que estas despierta. —me dijo él. Yo no soportaba su voz. —Vestite y maquíllate un poco, tenés una cara de muerta que asusta. — me dijo mientras sonreía. — Abajo está el desayuno. Nos veremos en media hora afuera.

Cuando se retiró, fui corriendo hasta el baño directo al inodoro, vomitando un líquido amarillo, y supe que era porque no tenía una mierda en el estómago. Ni siquiera tenía ganas de comer, y aparte me daba miedo que estuviera envenenado.

Luego de darme una ducha, y arreglarme lo mejor que pude, bajé con las piernas temblando cuál flancitos.

En la cocina había una mujer con cara de amargada, y al lado de la mesa habían tres hombres vestidos de negro y con armas a la vista, que me miraban fijamente, seguramente cerciorándose de que yo no saliera corriendo.

Me senté sin ganas, y me puse a comer. No tenía hambre realmente, pero el olor a comida recién hecha y caliente luego de meses comiendo basura, era la puta gloria. No pude evitar pensar en mi familia, y en las ganas que tenía de que estuvieran conmigo en este momento. Ellos estaban muertos de hambre mientras yo comía un desayuno de malditos ricos. Me sentí una mierda.

Cuando terminé, me dieron una mochila negra con seguramente todos los libros que iba a necesitar para la Facultad. Antes de que todo ocurriera, yo quería estudiar enfermería, era mi pasión, pero hace tiempo había dado por sentado que no lo lograría. La psicología nunca había sido una opción para mí, pero era mejor eso que estudiar algo que implicara armas u otra cosa relacionada con las fuerzas armadas, como el Ejército o la policía. Suspiré. Tenía que aguantar, tenía que hacerlo por mi familia.

Me llevaron en un auto más normal, aunque era seguramente muy costoso, no lo era tanto como esas camionetas negras que gritaban "soy un maldito sicario".

Estaría bien. Tenía que estar bien.

Julio me había mostrado fotos de su hijo para que yo pudiera reconocerlo, y no fue muy complicado. Cuando lo vi caminando charlando muy animado (y muy pegado) con un joven pelirrojo, supe que era él. Respiré profundo, y me acerqué hasta él.

—Disculpa.— le dije mientras tocaba su hombro. Él me sonrió, mirándome expectante. Parecía un santo a simple vista. —¿Sabes dónde está la clase cinco? Este lugar es enorme. — sabía que ahí era dónde él estaba.

—Sí, de hecho yo estoy en el mismo. Mucho gusto, soy Charlie Spring. — me quiso dar la mano, pero yo me acerqué y le di un beso en la mejilla, lo más cerca de los labios que pude. Él se quedó serio unos segundos, desconcertado. Al instante sus mejillas se tiñeron de rojo.

—Mucho gusto. Yo soy Laura. — no le dije mi apellido para que no se asustara o sospechara, y también estaba registrada con otro apellido en la Universidad. Él me sonrió una vez, caminando a mi lado hasta el salón.

Y así fue como empezó nuestra falsa historia. Al principio fue muy difícil que él me notara, incluso me le había tirado miles de veces. Por un momento pensé que era imposible, que él no se interesaría en mí, que todo estaba perdido para mí y para mí familia, pero un día se acercó a mí con una gran sonrisa. Habían pasado ya varios meses en los cuales éramos amigos, aunque se notaba que mis intenciones eran otras.

—Lau.— me dio un beso en la mejilla, muy sonriente. —He estado pensando que tal podríamos salir a tomar algo, esta vez solos... Si querés, claro. — no iba a negar que su propuesta me había dejado completamente muda, hasta creí que lo había imaginado.

—¿Disculpa? — le dije yo, muy confundida. Él se puso colorado, o más bien, luego se puso pálido.

—P-Perdón, creí que entre nosotros había... — suspiró. —Nada, discúlpame. Me voy. — se dio la vuelta, y yo caí en lo que acababa de pasar. Era mi maldita oportunidad, y no podía desaprovecharla. Y más sabiendo que Julio ya estaba harto de mí. El dinero que me pagaba al menos había servido para que mi familia se alquilara algo decente, y tenían comida caliente sobre la mesa, y una cama cómoda en la que dormir. Tenía que ser eficiente si no quería perder lo poco que había conseguido.

—¡No! — lo tomé de la mano, él se volvió a acercar, bastante tímido. —Si quiero. De hecho, me encantaría. — él sonrió, y yo tuve que hacer lo mismo.

—¿Segura? No quiero que hagas nada por compromiso. — Si supieras...

—No, nada de eso. Quiero salir con vos. Me gustaría mucho. —él fue quien esta vez me dio un beso en la mejilla, y me sonrió.

—Genial. Te recojo en tu casa esta noche a las ocho, ¿te parece? — al instante me desesperé. Él no podía saber donde vivía.

—No.— dije rápidamente. Él frunció el ceño. —Q-Quiero decir... Eh, a mis padres no les gusta mucho que salga y eso, tal vez puedo decir que me voy a lo de una amiga. Me mandas la dirección y voy, si?— él parecía confundido, pero gracias a Dios no hizo más preguntas.

—Genial. Espero tu mensaje. — me dio un último beso antes saludarme con la mano a lo mejor.

Suspiré. Me sorprendió demasiado que por fin haya captado mis indirectas, si todo salía bien, terminaríamos juntos como era el plan.

Las cosas habían salido excelente, de hecho podía decir que hasta me había enamorado de el. Yo no podía decir que él estuviera enamorado de mi realmente, pero parecía cómodo conmigo. Incluso nos habíamos acostado juntos, y debo decir que no estuvo tan mal como yo pensaba. Luego de al menos un año saliendo, me había pedido que fuera su esposa. Y así habíamos pasado siete eternos años juntos.

Mi familia había vuelto a ser de las más millonarias de la zona, y no sólo por la ayuda de Julio, sino también porque mis hermanos habían podido estudiar y cada uno tenía sus propios ingresos. En cuanto a mi madre, ella enfermó luego de que cumpliéramos el año de casados, así que tampoco pudo ver como habíamos crecido.

Sin embargo, yo no era feliz. Simplemente hacía lo que tenía que hacer para sobrevivir. Charlie y Julio habían peleado muchísimas veces, incluso hasta llegaron a los golpes una vez. Luego de esto, se alejaron. Ninguno sabía nada de la vida del otro, y para mí era todavía mejor.

Ya no me pagaba, pero yo ya tenía mi carrera y una muy buena situación económica.

Le preparé una bonita cena a Charlie, hoy era el cumpleaños de su madre, así que había pensado en invitarla a cenar. Ellos no se llevaban nada bien así como  con su padre, pero como él estaba tan metido en lo suyo, no le importaba.

Llamé a ambos una centena de veces y ninguno respondía. La cena comenzaba a enfriarse, y comencé a comer luego de saber que no vendrían.

De repente, recibí una llamada de Jane, quien lloraba desesperadamente. Al instante supe que algo malo había pasado.

—¿Jane? ¿Que pasa? — ella estaba histérica, lo supe por sus gritos.

—¡Se llevaron a Charlie, Laura! ¡Ellos se lo llevaron!

—¿De que estás hablando? ¿A donde? — ella no respondía, seguía llorando. —¡Jane, responde!

—¡Los Nelson! ¡Se lo llevaron como una maldita especie de garantía! ¡Julio les debe dinero! — me quería reír. ¿De donde debía si tenía dinero para derrochar?

—Pero, si él tiene dinero de sobra, Jane. ¿Que estás diciendo?

—Tiene deudas. Muchas deudas. No tenemos dinero, no hay más... Y él le debe a una de las familias más poderosas del país, Laura. Esto es muy peligroso, se lo han llevado de pago hasta que él de la cara... — no sabía que decir. Tragué saliva. Tenía que haber un error en esto, yo sabía que ese hombre tenía dinero, me lo había demostrado con creces.

—¿Y sabes donde está? ¿Donde se lo llevaron? — estaba angustiada. A pesar de todo, yo había llegado a amarlo. Lo amaba mucho. Era un gran hombre.

—No sé nada, Lau. No sé una mierda. Estoy desesperada.

La conversación siguió un rato más, pero ninguna sabía que hacer. No teníamos forma de encontrarlo, porque siendo tan poderosos seguramente eran expertos en secuestros, sería difícil encontrarlo.

Lo buscamos. Realmente lo buscamos por todas partes, al igual que a Julio y a Stéphane Nelson, pero no habíamos encontrado nada. Era cada vez más frustrante.

Habían pasado pocos meses, pero yo ya había pedido la esperanza. Un día me encontraba viendo mi teléfono como normalmente hacía, y vi la peor noticia que pude haber visto.

Un accidente de auto.

Al principio sentí una sensación horrenda en el pecho, pero luego intenté convencerme de que no era él. Hasta que leí su nombre, y todo se derrumbó. Lo primero que pensé era que él había logrado escapar de ellos y viajaba hasta nosotros, pero debido que se encontraba en Oxford, deseché esa opción.

Todo se fue a la mierda. Pero en parte, y aunque sonara cruel, me alegré. A pesar de que lo quería, yo sabía que su vida era una puta mentira. Y aunque sonara feo, era mejor que estuviera muerto, antes que vivo viviendo una tortura.

Conocí a otro hombre pocos meses después, y al principio sólo lo usaba para tener relaciones, no iba a mentir. Pero poco a poco se fue convirtiendo en un pilar para mí. Él me acompañó siempre, me apoyó y me contuvo al saber toda la mierda que había pasado. Lo conocí en un bar al cuál había ido para desahogarme cuando ya no aguantaba más la soledad de esa casa enorme. Él me cautivó al instante. Rubio, alto, de ojos grandes y verdes. Era precioso. Ni siquiera sabía si yo era suficiente para él, pero al parecer sí. Comenzamos a salir casi al instante de conocernos, y él supo comprender mi situación desde el primer momento. Me prometió darme una vida mejor, y eso era exactamente lo que había sucedido.

Logré desligarme de aquella familia horrible que tanto me había lastimado, y construimos la nuestra. Quedé embarazada poco tiempo después de comenzar a ser novios, y tanto él como yo estábamos plenamente felices. Sabíamos que seríamos una gran familia, y yo haría lo posible para que así fuera. A pesar de todo yo sabía que me merecía ser feliz, y deseaba que Charlie, donde sea que estuviera, fuera plenamente feliz. Que pudiera descansar en paz como tanto se merecía después de tanta mierda. No pude evitar sentirme culpable por haberlo lastimado así, pero intenté pensar en que era algo que en ese momento necesitaba más que nada para sobrevivir.

•••

—¿Charlie? — mencionó Nick. El menor se encontraba todavía desmayado en el sillón de la sala. Estaba realmente preocupado, hacía largos minutos que no despertaba.

Lo movió con fuerza una última vez, luego llamaría a emergencias. Respiraba, pero sin embargo no se despertaba. Por suerte, luego de la sacudida frenética de Nick, abrió los ojos como platos.

Nick soltó un largo suspiro de alivio.

—¿Charlie? Amor, ¿estás bien? —Charlie se sentó lentamente, tocándose la cabeza como si doliera demasiado. Se quedó callado unos minutos, pensativo. Luego lo miró con terror, y después su mirada se posó en distintas direcciones, inspeccionando la casa. —Está afuera, amor. — le dijo sabiendo que buscaba a Laura. La idea de tenerla ahí no le gustaba nada a Nick, pero luego de que ella le rogara prácticamente para hablar con él, accedió creyendo que eso ayudaría a su novio.

—¿Hablaste con ella? ¿Te dijo algo? — murmuró bastante asustado.

—No. Solo dijo que quería hablar con vos. No sé que querrá, pero no estás obligado a hacerlo si no querés, si? — le sonrió con amor. Ya estaba cansado de tanta mierda, no quería que nada más afectase a su novio.

Charlie pareció pensar unos segundos, con su semblante asustado y confundido. Sabía que tenía que hablar con ella, es más, hace tiempo que quería hacerlo, sin embargo le daba mucho miedo.

—¿Podrás acompañarme? — le preguntó con mucha vergüenza. Nick se sintió realmente triste. Parecía un cachorrito herido buscando que lo cuidaran de todo.

—No sé si sea bueno que esté presente, amor. Tienen que hablar solos. Sin embargo voy a estar acá, no te preocupes. Te repito que si querés hablar, le puedo decir que se vaya y ya.

—No.— lo cortó, suspirando con pesadez. —Tengo que hacerlo. Si la vida la puso en camino de esta manera, será porque tengo que cerrar esto de una vez. Así ambos podremos continuar nuestro amor en paz. — Nick le dio un beso en los labios, seguido de un abrazo donde buscaba transmitirle todo su apoyo.

—Está bien. Cualquier cosa, voy a estar acá. No te preocupes, podés con todo, no te olvides. — solo asintió, juntando coraje para dirigirse hacia afuera donde su esposa lo esperaba.

Al llegar, la vio llorando. No podía decir que sintió lástima porque no fue así. Sin embargo no dijo nada, sólo la miró, esperando a que hablara.

—Charlie... — ella rompió en llanto una vez más. Inhaló y exhaló un par de veces para contener las lágrimas. —Es tan raro esto para mí, verte después de asumir que ya no volvería hacerlo, es muy fuerte. — Charlie se cruzó de brazos.

—Sí, porque para mí es muy fácil, Laura. — no quería ser cruel con ella, pero sinceramente no le apetecía hablar. Sin embargo, hizo un esfuerzo. —¿Qué querías decirme?

Charlie rezaba para que no le dijera que ese hijo era suyo, ahí ya no sabía dónde se metería.

—Antes que nada, quiero aclarar una cosa. — se puso las manos sobre la panza. —Mi hija no es tuya. La tuve con mi pareja actual, así que eso no es un problema, si lo crees. — Charlie sintió que podía respirar con normalidad de nuevo. No era un hijo de puta, si ese hijo era suyo se haría cargo de todas maneras, pero le aliviaba saber que no. No dijo nada. —Estoy acá, primero porque no entiendo nada... Y segundo porque siento que si no te digo lo que te tengo que decir, no podré seguir viviendo en paz.

—¿Qué cosa?

—Mi vida no fue fácil, Charlie. Tuve una adolescencia de mierda. Mi padre nos arruinó la vida, y el tuyo me ofreció una oportunidad, y aunque al principio pensé que era una locura, no me arrepiento. No por mí, porque a pesar de te quise, no quería arruinarte la vida. Siempre supe que te gustaban los hombres... Y tu padre me pagó para que te hiciera cambiar de opinión. — Charlie sentía que su corazón se rompía en miles de pedazos. No quería oír más. Quería gritarle a Nick para que lo abrazara fuerte y no soltara, pero debía madurar de una vez y asumir sus propios problemas. —Lo siento, de verdad. No estoy orgullosa de lo que hice, pero al menos así logré salvarle la vida a mi familia... Sé que te lastimé, pero espero puedas perdonarme y entenderme. Más ahora que conociste a Nick y sabes lo que es el amor verdadero.

—No hables de él. No lo menciones, él no tiene nada que ver en esta mierda. — la cortó completamente serio y cansado.

—Lo siento. — Charlie quería que se fuera ya mismo.

—Lo único que quiero es rehacer mi vida como corresponden, dejar atrás toda esa mierda y empezar de cero con alguien que realmente me quiera y me respete. Nick me quiere, y aunque lo nuestro fue difícil al principio, yo no me arrepiento de nada porque es lo más hermoso que me pasó en la vida. — se le formó un nudo en la garganta. Sabía que Nick lo escuchaba. —Te agradezco de todas formas por venir a hablar, aunque no quería sentía que lo necesitaba. Yo te quise, te quise muchísimo, Laura. Pero nunca te amé, no como amo a Nick al menos. Lo nuestro fue una mentira desde el inicio, y lamento de corazón que mi padre te haya lastimado, nadie se merece eso. De todas maneras, espero que ahora puedas ser feliz de verdad con alguien que sepa amarte, y espero que ese hijo venga a este mundo sin mentiras ni mierdas como las que hasta ahora te acompañan.— ella bajó la mirada. —No quiero volver a verte. Ni a vos ni a mis padres. Ambos me han lastimado, me han juzgado, se han reído de mí en mi maldita cara. Y vos... — sonrió, con las lágrimas cayendo por su rostro. —Me lastimaste mucho. Aunque yo también fui un mentiroso toda mi vida. No era capaz de reconocer que no te amaba, que no era lo que realmente deseaba. Y sé que fue una mierda la forma en la que lo acepté, pero no me arrepiento. — sonreía pensado en Nick y en lo mucho que lo amaba. No había ningún tipo de duda de que él era el amor de su vida, esa persona que siempre había necesitado. —Así que sí. Sé lo que es el amor verdadero, y sé que nadie me amó ni me va a amar tanto como él. Ni siquiera mis padres. — mencionarlos hacía que su corazón se partiera más, así que decidió terminar la conversación así.

Ella asintió sin saber que más decir. Sin pensarlo se acercó a él y lo abrazó fuerte, sin recibir una respuesta de su parte, pero aún así no se arrepintió. Ambos lo necesitaban. O tal vez ella más que él.

—Esta va a ser la última vez que me vas a ver. — ella se dio vuelta para irse.—Espero que su historia no termine mal como la nuestra, y sean felices. De corazón. — se retiró del lugar.

Charlie soltó un suspiro mientras sentía sus labios temblando, a punto de soltarse a llorar. Ahí fue cuando Nick salió de la casa, con la cara empapada en lágrimas. Claramente había escuchado todo. Charlie sonrió apenado, pero también con satisfacción al saber que había cerrado al menos algo de su vida de mierda.

—No sabes... — Nick tragó saliva, con los ojos completamente rojos por tanto llorar minutos antes. —No sabes lo mucho que te amo. Demasiado. Te amo con el alma. — sus ojos se llenaron de lágrimas de nuevo, o tal vez nunca había dejado de llorar. Charlie sonrió, limpiando cuidadosamente sus lágrimas.

—Yo te amo tanto... —Le dio un largo beso en los labios. —Mucho, Nick. Sos y siempre vas a ser el amor de mi vida. Solo deseo que nos casemos como Dios manda, tengamos nuestro hogar, nuestros hijos... Sólo quiero pasar el resto de la eternidad a tu lado, que me salgan arrugas feas pero a tu lado. Cuidarte y que me cuides siempre... Por favor, necesito que estés conmigo.

Nick sollozó más fuerte que las otras veces, abrazándolo hasta el punto de hacer crujir sus huesos.

—Siempre. Siempre voy a estar con vos. Pase lo que pase, somos eternos, Charlie. — rozaba su nariz contra la de su novio con mucha ternura. La paz que sentían ambos era inexplicable.

—Ahora entremos. Hay que utilizar esos condones que compraste... — sonrió con malicia, empujándolo hacia adentro. Nick se mordió el labio, riendo mientras negaba con la cabeza.

—Que insaciable me saliste, chiquito. — sin embargo, no se quejó.

Continue Reading

You'll Also Like

3.9M 519K 49
Kim TaeHyung le pide a Jeon JungKook que sea su novio. Aunque el pelinegro está catalogado como la peor pareja del Instituto, decide no rendirse. ...
173K 10K 25
Chiara se muda a Madrid en busca de nuevas oportunidades para lanzar su carrera como artista. Violeta se dedica al periodismo musical, trabajando en...
520 109 9
William y Edward tuvieron un hermoso matrimonio en su vida anterior y tuvieron una hija preciosa. Pero como todo, esa vida había terminado. Ahora s...
8.5K 484 15
𒑟 ⠀ ㅤܹㅤ ⠀ ⠀ 🍂⠀ Historias cortas con diferentes situaciones de Charlie y Nick. Hecho con el fin de entretener, no trato se perjudicar a nadie, tod...