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Nick no había salido de su habitación en días, realmente no tenía ánimos para ver a Charlie. En todo ese tiempo había estado pensando en las cosas, y se sentía realmente mal.  Sentía auténtico asco hacia si mismo. Se sentía culpable al pensar tanto en Charlie, el hijo de uno de los enemigos más grandes de su padre. Se suponía que debía odiarlo, sabía que tenía que despreciarlo así como su padre lo hacía, pero no podía.

Cuando ya sentía que se estaba muriendo de hambre, decidió salir de su habitación. Sofi le había preguntado varias veces que le pasaba, pero él le decía que estaba bien, que estaba enfermo y tenía sueño. Sofi no se lo creía, sabía muy bien el motivo por el cual Nick no quería salir: para no cruzarse con Charlie.

Caminó despacio, mirando para todos lados, intentando evitar cruzarse con él. Pero, como la vida parecía odiarlo, al llegar a la cocina, se lo encontró pelando papas, con la mirada hacia el suelo.

Charlie lo había escuchado, pero hizo lo posible para no mirarlo, sobre todo para que no viera los golpes que aún estaban en su cara. No sabía si a Nick le importaría realmente su estado, pero prefería evitarlo.

Nick también intentó ignorarlo, no le fue difícil ya que Charlie en ningún momento levantó la vista de las papas, como si fueran lo más interesante del mundo.

—¡Hola, corazón! Por fin saliste de tu habitación, ya estaba empezando a pensar que no saldrías mas.— le sonrió intentando ser amable, pero la realidad era que no tenía ánimos para nada.

—Era la idea, Sofi. Pero necesito comer algo, ¿podrías subirme algo a mi habitación? No tengo ganas de estar acá. — Charlie seguía con su trabajo, intentando tener la fuerza para desestimarlo.

—Si, por supuesto, corazón. Ya mismo te llevo algo. ¿Estas bien?

—Sí, sólo algo cansado de estar en esta casa. Tal vez me vaya unos días a la casa de Harry. — Charlie levantó la vista al escucharlo. Nick intentó no mirarlo pero no pudo evitarlo al notar un gran moretón que tenía en la mejilla.

Intentó aparentar que no le interesaba, pero no podía evitarlo. Se acercó a hasta él mandando a la mierda su intento de ignorarlo.

—¿Qué te pasó? — Charlie cerró los ojos con fuerza. No quería verlo ni quería que lo viera, no sabía que iba a decirle. Decidió ignorarlo.

Nick, al ver que no le respondía, lo tomó de la barbilla para que lo mirara. Charlie inmediatamente corrió su mano, pidiéndole con la mirada que lo dejara tranquilo, o eso interpretó Nick. No pudo evitar sentirse dolido ante esto, sabía bien que Charlie lo odiaba pero le dolía tanta indiferencia.

Nick decidió no insistir más, le agradeció a Sofía y volvió a su habitación.

—¿No crees que estás siendo injusto con él, Charlie?— habló Sofía. Ella se había dado cuenta de todo incluso antes de que Charlie se lo dijera, y le parecía muy triste toda la situación.

—Nos cuido a los dos, Sofi. Él tiene que pensar que yo lo odio, que no lo soporto. De todas formas no está tan alejado de la realidad, odio a su familia, tengo que odiarlo.

—Pero vos no querés odiarlo. — Charlie no supo que contestar.

Al terminar la comida, Sofía iba a llevársela, pero Charlie decidió que se la llevaría él, para el menos hablar un poco con él. Se sentía horrible al ignorarlo aunque sabía que era necesario.

Tocó la puerta, esperando. Se escuchó un “pasa, Sofi ”de parte de Nick. Charlie decidió entrar igual.

Nick se tapó con lo que encontró a mano ya que estaba en bóxer, y muy avergonzado. No sabía que hacer.

Charlie decidió no mirar más de la cuenta. Dejó la bandeja en la mesita de luz de Nick.

—Nick, perdón por—no pudo seguir hablando, porque una tercera voz apareció en el cuarto. Era una mujer. Salió del baño que había en la habitación solo en ropa interior y una toalla con la que secaba su cabello. Se tiró en la cama ignorando completamente la presencia de Charlie.

Nick tenía auténticas ganas de morirse en ese momento. Cerró los ojos, sin poder mirarlo a la cara.

Charlie lo miro unos segundos más intentado procesar un poco la situación, pero entendió que era mal tercio así que se fue rápidamente, casi corriendo.

Nick tiró la almohada con fuerza, con odio.

Lo peor de todo, era que Charlie había entendido todo mal.

Stéphane estaba cargado de odio y desprecio, no podía permitirse cometer el mismo error dos veces, no dejaría que un Spring le arruinara la vida también a su hijo.

Se decidió a buscarle una chica a su hijo, pensó que de esa forma cualquier tipo de pensamientos en referencia a la inmoralidad quedarían atrás.

No fue difícil conseguir una mujer para él, una chica joven y hermosa que le diera lo que necesitaba: sexo. Sabía bien que a esa edad las confusiones eran muy probables, y, ¿qué mejor que ayudar a su hijo a aclararlas?

Contrató a una mujer para su hijo. Procuró ser discreto, y fungir que esa chica era la hija de un amigo suyo que estaba interesada en él. Nick por supuesto no tenía ningún tipo de interés en ella. En realidad era muy linda, eso no lo negaba, pero en este momento tenía a otra persona en mente. No le interesaba ella, y menos aún al darse cuenta de sus intenciones.

Su padre la invitó a quedarse esa noche ya que era tarde. Le cedió una de las tantas habitaciones que tenían y ella por supuesto se quedó.

El plan era que ella a mitad de la noche se metiera en el cuarto de Nick, llorando por algún motivo para que él la ayudase.

Y así fue. Ella entró llorando desesperadamente a su habitación y Nick intentó contenerla.

—¿Qué pasó, Tara?

—Estoy muy triste. Perdón por entrar así… Necesito compañía, ¿me puedo quedar un rato acá? Esta casa es demasiado grande, me da miedo. — Nick se quería reír la verdad. No podía ser tan desconsiderado de echarla pero era lo que tenía que hacer. Se daba cuenta de sus intenciones.

—Perdóname, si querés puedo ir yo a tu habitación hasta que te duermas, pero no creo que sea buena idea que te quedes.

—Ya sabía. Todos me dejan sola…— volvió a llorar todavía más fuerte. Se tiró a los brazos de Nick abrazándolo. Él no entendía nada y no sabía que hacer, la abrazó un poco con incomodidad.

De la nada, ella le miró los labios. De un momento a otro estaba besándolo, subiéndose encima de sus piernas. Nick intentó sacararsela de encima como pudo, pero no lo logró. Se besaron un largo rato, hasta que por fin pudo alejarla.

—Perdón, perdóname… Que vergüenza, Dios. —era una experta en manipular a la gente, había sido fácil.

—No… No sé que decir. Perdóname pero no estoy interesada en vos, no puedo corresponderte. — ella sonrió.

—Esta bien, perdóname de nuevo. Te prometo que no te voy a molestar pero, ¿puedo quedarme? —Nick quería decirle que no, pero ella había empezado a llorar de nuevo. Pensó que tal vez necesitaba algo de compañía, así que decidió decirle que sí.

—Sí, podes quedarte. No hay problema, solo que no quiero que vuelva a pasar algo así.— sabía que era mala idea, pero no lo pensó demasiado.

—Te juro que no, no sé que me pasó, soy una estúpida. Perdóname. Y gracias. — sonrió con malicia dándose vuelta para dormir.

Nick no pudo pegar un ojo en toda la noche, se sentía mal, sentía que estaba traicionando a alguien de cierta manera, aunque sabía que no era así.

Al día siguiente, ella se despertó antes que Nick, y muy despacio se preparó para continuar con el plan. Fue a bañarse para salir medio desnuda, tal y como le había indicado Stéphane que hiciera. Todo había salido a la perfección porque escuchó la voz de un chico que había entrado, y supo que era el momento de salir.

Salió en ropa interior de la ducha para posteriormente volver a acostarse en la cama como si nada. A juzgar por la cara que había puesto ese chico, supo que el plan había funcionado.

•••

Charlie:

Si hubiera un premio al más idiota del universo, seguro me lo ganaba yo. Me quería morir. No sé porque había llegado a pensar que algo podría pasar entre Nick y yo, eso sacando el hecho de que su padre me odiaba y que me había prohibido acercarme a él. Al parecer era lo que tenía que hacer, pero al menos ahora lo haría por gusto. Lo odio, es un estúpido. Pero el más estúpido era yo, claramente.

Decidí ignorar a mis sentimientos y continuar con el día, y por supuesto evitar cruzarme con Nick.

Sabía bien que no tenía que tener esos pensamientos, porque, primero: lo nuestro era imposible por varias razones, segundo: yo estaba ahí para proteger a Laura, y era ella quien me importaba más que nadie en el mundo. Imaginaba el momento en el que nos encontraríamos de nuevo, y era lo que me daba la fuerza para continuar en esa casa.

Este fue el “click” que necesité para darme cuenta de mis acciones, de que estaba completamente errado con lo que estaba haciendo y sintiendo. Me daba asco a mí mismo por haber llegado a tener esos pensamientos tan horribles.

Sólo deseaba que Nick me dejara en paz, y por lo que había visto, estaba seguro de que así sería.

Continuaría en ese infierno sólo por Laura, tal y como había sido desde un inicio.

Arrancaría cualquier tipo de pensamiento estúpido que pudiera llegar a tener con respecto a ese chico y me limitaría a hacer mi trabajo y, tal vez así mi estadía en esa casa no sería tan tediosa.

••

—¿Por qué hiciste eso?— le preguntó a la chica con mucha rabia. Se sentía demasiado mal, quería correr a explicarle a Charlie como habían sido las cosas, pero sabía que éste no lo escucharía, o tal vez, no le importaría. No sabía cual de las dos le dolía más.

—Perdón, quería bañarme, no pensé que te molestaría. Ya mismo me voy. — Ella quería irse a la mierda ya de esa casa, cobrar lo que le correspondía y nada más.

—No estoy hablando de eso. Hablo de todo en general. Venir a mi habitación de la nada con esa excusa estúpida, buscar contención para después besarme, pedirme para quedarte y encima confundir las cosas. — ella no sabía que decir. —Si esto es un plan de mi padre quiero que me lo digas ya. —Estaba empezando a perder la paciencia. Demasiado enojado como para si quiera razonar. —¡Contéstame! Ahora no te hagas la sorda, imbécil.— cuando se enojaba daba un poco de miedo, y ella decidió que tenía que decirle la verdad. La tomó del brazo con fuerza, sacado.

—¡Si! ¡Fue todo un plan porque tu papá piensa que sos maricón! — la soltó procesando sus palabras. Un plan de tu papá. Lo mataría, lo mataría ya mismo.

—¿Qué?

—No se más que eso. Perdóname. — sabía que mentía pero estaba más concentrado en lo anterior que en su mentira.

Lo primero en lo que pensó fue en como carajo su padre se había enterado de esto. Con la única persona que lo había hablando había sido Sofi, y era imposible que ella dijera algo. Charlie tampoco sabía nada de sus sentimientos, así que no tenía idea de como había pasado esto.

Decidió hablar con Sofi, se negaba a creer que ella había sido pero no habían muchas opciones.

Al entrar a la cocina, cruzó miradas con Charlie, pero no era el momento de hablar con él.

—Sofía, vení conmigo por favor. Necesito que me contestes algo. — ella miró a Charlie, sobre todo por la conversación que habían tenido anteriormente.

Se dirigieron hacia una habitación vacía donde pudieran hablar tranquilos.

—¿Vos le contaste algo a mi papá de lo que pasó con Charlie? Por favor necesito que me seas sincera.

—¡No! ¿Cómo le voy a contar algo así? Además yo no sé nada. Sólo lo supuse.

—Mi padre contrató a una escort para que se acostase conmigo.— ella lo miró horrorizada.

—¿Qué? Por Dios, cada día me sorprende más su padre, no lo puedo creer.

—A mí también. Tampoco entiendo como carajo se enteró de esto, si se supone que la única que sabe sos vos.

—A lo mejor se dio cuenta, Nicholas.

—No, imposible. Él nunca está en casa, y si está lo menos que hace es prestarme atención. A lo mejor Charlie le dijo algo…

—¿Por qué Charlie querría ponerse en evidencia con usted? Seamos sinceros, la vida de Charlie es un infierno desde que llegó a esta casa, lo único que desea es que su padre de la cara para largarse, no se metería en un lío así sólo para molestarlo.— tenía razón. Se sintió realmente mal al escuchar sus palabras, seguro que Charlie la estaba pasando horrible ahí dentro, y encima tenía que soportar las actitudes de Nick.

De repente llegaron a su mente los golpes que había visto en su cara días anteriores. Y si… ¿Y si su padre se había dado cuenta y lo había lastimado por su culpa?

Salió corriendo, dispuesto a hablar con Charlie. No le importaba si lo ignoraba, al menos lo escucharía.

—¡Charlie! —  él lo miró, y seguido a esto vio a Sofi, quién venía tras él. Ella negó con la cabeza, dando a entender que no había hablado. —Por favor necesito que hablemos. Nos vamos. — ni siquiera esperó a que Charlie reaccionara, lo tomó de la mano y salieron corriendo por la puerta. Se subieron al auto de Nick, sin un destino en particular.

—¿¡Que te pasa!? No podés sacarme así de la casa, estoy trabajando. No quiero empeorar más las cosas.

—Precisamente de eso quiero hablar. Necesito que me escuches, en esa casa es imposible teniendo al enfermo de mi padre dando vueltas. — Charlie se sorprendió al escuchar como lo había llamado. Estaba seguro de que sabía algo, y tenía que mentalizarse para negar todo. Sabía que la vida de su mujer y de su madre estaba en sus manos, no podía arriesgarse.

—¿Por qué quiere hablar de su padre, señor? ¿Paso algo? — Nick apartó la vista de la carretera para mirarlo, bastante cansado.

—Por favor no trates más de usted, tratame como una persona normal. Al menos cuando no este mi padre podemos aparentar algo de normalidad. Me enferma que hables así.

—Yo lo trato como debo. Yo en su casa estoy trabajando, no estoy para hacer amigos así como usted me dijo una vez. — Nick recordó sus propias palabras. Era un completo idiota. No podía culpar a nadie más que a si mismo por todo lo que estaba pasando.

—Pero también te dije que no quería ser tu amigo.

—¿Y que quiere? — Charlie tenía miedo de la respuesta.

—No sé que quiero pero, sé que amigos no.

—Yo tampoco quiero ser tu amigo. — casi ni había pensado en sus palabras antes de decirlas. Cuando vio la mirada de Nick, se apuró a corregirse. —No puedo ser su amigo porque soy su sirviente, ¿o se olvida? — Nick paró el auto de golpe, haciendo que ambos saltaran de sus asientos por el susto. Habían llegado hasta un descampado que era muy lindo. Nick solía ir a ese lugar cuando necesitaba algo de tranquilidad.

Bajó rápidamente y se fue a sentar al suelo. Charlie, como no quería quedarse solo, fue tras él.

—No entiendo el sentido de esta salida. Disculpe pero yo no debería estar acá.

—Solo quiero que me respondas algo. — Charlie tomó asiento a su lado, sabía lo que iba a preguntarle.

—¿Qué cosa?— a Nick le temblaban las manos como quinceañera enamorada y se odiaba por eso.

—¿Mi papá te pegó para que alejaras de mí? ¿Te amenazó?

—¿Qué dice? No, por supuesto que no. Esto me lo hace porque se me cayeron unas cajas encima. Nada grave. Y, por usted sabe que yo no soporto a su padre, pero no tiene que ver con usted.

—¿Podías buscarte una mentira mejor, no?—idiota.

—Nick… — le tomó la mano de repente. Otra vez sintieron esa especie de electricidad que habían sentido el primer día, pero no se soltaron. —Te pido que no me preguntes más, si no te digo las cosas es para cuidarte, yo, no sé muy bien porque lo hago pero, todavía tengo la esperanza de que seas distinto a tu padre. — Nick sintió una presión en el pecho, como una alegría inexplicable. Eso que le había dicho era justo lo que él quería que pasara.

—Yo también tengo esa esperanza. Antes de que aparecieras era una mierda igual que él. Y seguramente siga siendo, sólo hay que ver como te trate. Es estúpido pensar que puedo cambiar, es lo que soy y es lo que siempre voy a ser, un matón asqueroso al igual que él.

—Bueno, lo de asqueroso se puede discutir.— no sabía de donde había sacado la valentía para decirle eso, pero no se arrepentía. Era ahora o nunca, de todas formas sabía que todo podía irse a la mierda en cualquier momento.

—Que lindo que sos. — le soltó de repente. Charlie temblaba, no se lo esperaba para nada.

—Supongo que esas palabras te funcionan con todas las chicas, pero no conmigo.

—Puede que si. Pero a vos te lo digo sinceramente. No sólo porque seas precioso, sino porque me caes bien, y, me haces bien. — entrelazó sus dedos con los del menor, con mucho miedo al rechazo, pero al menos lo intentaría.

—Vos sos muy mujeriego, eso te quita lo lindo. Aparte de mafioso, un pequeñísimo detalle. — Charlie se rio, pero Nick se sintió mal.

—Voy a cambiar, Charlie. Me va a costar pero quiero hacerlo. — Charlie no pudo evitar acordarse de esas mismas palabras, el día que habían dormido juntos. Quería pensar que era verdad.

—¿Lo de mafioso o lo de mujeriego? — intentó gastar una broma sin mucho éxito.

—Mujeriego no soy. Creo que la última vez que estuve con una mujer fue… Hace algo así como tres meses, y ni siquiera porque tenía tan mal aliento que no pude ni siquiera besarla. — Charlie se rio muy fuerte, aunque sabía que le tomaba el pelo.

—No seas mentiroso. Yo mismo vi a esa mujer en tu cuarto medio desnuda. Ahora sé que debería preguntarte con quien estas antes de entrar. — pudo notar cierto tono de molestia en su voz, y no pudo evitar ponerse feliz al pensar que estaba algo celoso.

—Mmm, ¿sentís ese olor? — empezó a oler el pasto, como si fuera que había una mierda debajo de ellos. Charlie se paró rápidamente.

—¿Qué olor? — Nick se empezó a reír sin poder evitarlo.


—A celos, me parece que viene de vos. Muy fuerte. — Charlie se puso de mil colores, y le tiró un par de piedras que habían en el suelo. —¡No! ¡era chiste!

—¡Celoso yo! ¡pero las cosas que hay que escuchar! — agarró un poco de tierra que había y se la tiró, pero ésta cayó en sus ojos. —¡Perdón! Igual eso te pasa por decir estupideces.— sonrió victorioso. Nick empezó a tallar sus ojos desesperadamente.

Charlie se agachó hasta él para ayudarlo con la tierra, cuando de un momento a otro Nick aprovechó su acercamiento para hacerlo caer, encima suyo, metiéndole un puñado de pasto a la boca. Charlie empezó a escupir a un costado, asqueado. Todavía no se había movido del lugar, ni siquiera había tenido tiempo de reaccionar.

—¡Te pasaste! Este pasto esta todo cagado. ¡Te mato! — le empezó a hacer cosquillas por todos lados. Sus dedos se movían con rapidez por todo su cuerpo, haciendo que Nick se moviera para todos lados con desesperación. Se reían los dos a carcajadas, olvidarse de todo lo malo que había pasado ese día al menos.

Se miraron a los ojos en todo momento fijamente, trasmitiendo tantas cosas que no se podían explicar con palabras.

Nick lo sostenía de la cintura en todo momento, mientras Charlie estaba a sentado sobre sus piernas.

Ninguno de los dos quería separarse, querían quedarse a vivir en ese momento, donde estaban juntos, riéndose, donde solo importaban ellos y nada mas.

Con solo mirarse a los ojos, los dos sabían lo que sentían el uno por el otro. Y era algo muy hermoso, pero a la vez muy peligroso.

Nick tenía unas ganas inmensas de besarlo, pero sabía que no era el momento, eso sería adelantar miles de casilleros y no estaba dispuesto a arruinar lo poco que habían avanzado.

Charlie, por otro lado, estaba demasiado confundido. Por un lado sabía que le pasaban cosas con él, como ahora que se moría de ganas de besarlo, de decirle que era hermoso con la luz del Sol que le pegaba de lleno en la cara perfecta tan que tenía, y por otro estaba su vida, esa vida a la que en algún momento tendría que regresar, su mujer, su casa, su trabajo. Él la amaba, de eso estaba seguro, de lo que no estaba seguro era de lo que sentía por él, pero estaba claro que algo sentía.

Everything has changed || Heartstoppper.Where stories live. Discover now