11

414 32 7
                                    


Narra Nick:

No sé cuanto tiempo estuve tirado en el piso, ni cuanto tiempo estuve vomitando, pero a juzgar por el líquido amarillo que veía, supuse que era mucho ya que no había nada más por eliminar. Pero no me sentía mejor, quería eliminar mi propia existencia.

Me sentía un estúpido, un auténtico imbécil. Toda la vida había sido cruelmente engañado por todos los que me rodeaban, mi padre en primer lugar. Siempre había sido mi referente, mi ejemplo a seguir. Todo lo que me había enseñado me parecía digno de reconocimiento y admiración, pero ahora todo eso se había ido a la mierda.

El peso de todo lo que me había enterado caía como plomo sobre mis hombros. Jamás se me habría ocurrido pensar en algo así, siempre pensé que su odio hacia Julio Spring era plenamente laboral, que le tenía envidia por ser un mafioso reconocido, pero ahora me enteraba de que no, de que había sido una estúpida pantalla para tapar que realmente estaba enamorado de él.

Sentía tanta rabia, tanto dolor. Se había reído de mi en mi propia cara todo este tiempo, y luego de enterarse de lo mío con Charlie había intentado arruinarlo también. No dejaba de pensar en Charlie, en que también me había engañado. Me sentía solo, desamparado, abandonado como un trapo sucio.

Decidí llamar a la única persona en la cuál me podía fiar en este momento, porque era el único en el que confiaba, el único que sabía cada una de mis miserias. Así y todo no me había animado a contarle sobre Charlie, por miedo al rechazo tal vez. O tal vez porque ni yo sabía que era lo que teníamos.

Metí todas mis cosas en una valija enorme, todo lo necesario para sobrevivir, aunque no podía llevarme a Charlie conmigo y eso me mataba. Él había sido la única gota de esperanza en toda mi mierda de vida, y ahora me daba cuenta de que nunca había sido real. Lloraba sin parar mientras tomaba la rosa negra que me había regalado, antes de que todo se fuera a la mierda. La tomé entre mis manos y la guardé adentro de mi libro favorito que también metí en la valija. Con la poca fuerza que me quedaba marque el número de mi amigo.

—¿Hola? — escuché del otro lado una voz adormilada y confundida. Suspiré, esperaba que estuviera solo porque lo necesitaba más que a nadie.

—Harry, necesito tu ayuda. ¿Puedo quedarme unos días en tu casa? Después veo que hago pero por ahora...

—¡Si! Pero, ¿estas bien? Te escucho mal...— tragué saliva, intentando contener las lágrimas que estaban a punto de salir en todo momento.

—No... Pero, te explico todo allá, en un rato estoy por ahí, gracias, de verdad.

—No seas idiota, sabes que contas conmigo. Te espero. No te preocupes, amigo. — Corté tirando el teléfono sobre la cama, largando el llanto desconsolado que tenía adentro. Quería romper todo, correr hasta mi padre y matarlo con mis propias manos. Si fuera el Nick de antes ya lo habría hecho sin importarme nada, pero ahora... el nuevo Nick, el que renació trás conocer a Charlie, ese que intenté esconder bajo siete llaves, no era capaz de hacerlo, no era capaz de lastimar ni a una mosca. Le prometí a Charlie que cambiaría, que sería una mejor persona, y eso haría. Por eso tomé aquella valija y trás escribirle una corta carta a Charlie, me fui a la casa de mi amigo.

Sabía que no era la solución, que escaparme de la situación solo me traería más problemas, pero no pude pensar en otra cosa.

•••

Narra Charlie.

Volví a casa trás largas horas de compras con Sofía. Ella podía ir sola si quería pero me insistía para que saliera, y yo se lo agradecía pero extrañaba horrores a Nick. Sabía que algo muy fuerte me estaba pasando y ya no había forma de frenarlo. Eso me hacía sentir mal, mal por Laura y por mi madre, pero no podía controlarlo. Era más fuerte que yo. Su amor ya se había instalado en mi corazón y hiciera lo que hiciera no se iría. Me gustaba, me gustaba demasiado. No sabía decir si estaba enamorado todavía, pero me encantaba. Nick era un libro abierto, un libro que escondía miles de secretos y yo estaba dispuesto a descubrirlos. Me daba cuenta de la lucha interna que tenía Nick, que hasta le costaba mirarme, seguramente por el hecho de que soy el hijo del mayor enemigo de su padre. Yo era conciente de que no estaba ahí de vacaciones, que tarde o temprano todo terminaría y yo tendría que volver a mi vida, bueno, si es que salía de ahí con vida, claro.

Everything has changed -Heartstopper.Where stories live. Discover now