Bajo sus Encantos

By ShionSeverely

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Un cupón, una confusión y terminaran en la aventura más hermosa de sus vidas... Adaptación FreenBecky por fav... More

I. Servicios
III. Miedo y sonrisas
IV. Secretos
V. El comienzo
VI. Instinto animal
VII. Consecuencias
VIII. Locuras
IX. Fuera de control
X. Cerca
XI. Me quiere. No me quiere
XII. Decepciones
XIII. La que te trata bien
XIV. El zombie y la sobreviviente
XV. De fantasías y realidad
XVI. Hipocondría del corazón
XVII. El día después de mí
XVIII. Cuidar
XIX. Rebecca
XX. Freen
XXI. De cupos y abrazos
XXII. En mi mente
XXIII. Especial
XXIV. Espectáculo de medio tiempo
XXV. Bajo sus encantos
XXVI. Hormonas de San Valentín
XXVII. El cupo dorado
XXVIII. Seis mil kilómetros
XXIX. Había una vez
XXX: Extrañar
XXXI: Futuro
XXXII: La despedida
XXXIII: Dejarla ir
XXXIV. De Cero
XXXV: Aún

II. Mis servicios

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By ShionSeverely

Con este pase, tienes vía libre y gratuita a uno de los servicios especiales de Rebecca Patricia Armstrong. Y por vía libre y gratuita debes entender que no te cobraré, es gratis.

¡Feliz cumpleaños! Freen

Becky dejó el bolígrafo a un lado y tomó su plancha de stickers, los usaba siempre y los compraba desde el primer día del inicio de clases, cerciorándose que nunca les faltara. Y todos eran iguales: estrellas doradas de distintos tamaños y formas, su insignia en representación a ella misma.

Miró todas, las que constituían esa plancha nueva y tomó una en especial, porque iba a pegarla en un cupo especial para una persona especial. La retiró con cuidado y la adhirió al pie de la carta.

Sonrió complacida y alzó el papel, dándole un último vistazo y comprobando que quedó justo como quería.

- ¿Tú crees que le gustará? - recibió un ladrido en respuesta. Desde su cama, en medio de ella, su Scottish fold aprobó uno más de sus cupos y Becky lo guardó dentro de un sobre.

Alzó los hombros, satisfecha y abandonó la silla, caminando a su mascota.

- Tengo que llevárselo a Mind. Regresaré luego, como siempre. Pórtate bien- atrapó su rostro y le dejó un fuerte beso en su frente obvio el perro no estaba contento - hasta luego, BonBon-

Dejó su cuarto y bajó las escaleras, cantando y bailando por lo bajo lo que presentaría esa mañana en el club Glee. Esperaba que Heng desistiera de esa absurda idea de cantar a dueto para las seccionales, ella quería poder demostrar lo buena que era en el baile y no solo en el canto. El señor Chen ya había sido bastante estricto el año anterior con que eran el dúo más talentoso y con mejor química sobre el escenario y ya tenía suficiente con él como para que el mariscal la presionara también con lo mismo.

Becky sacó su lengua y fingió una arcada. En realidad, así como el resto del alumnado, su profesor no podía aceptar escucharla cantar ¿Qué tenía de malo? Era buena cantando, lo sabía y todos lo sabían, el baile no era su fuerte, pero se le daba bien, y se complementaba con Charlotte, en lo de la voz.

O Irin ¡sobre todo Irin! Para Becky, juntas harían historia en una presentación. Incluso lo había propuesto para las nacionales, pero, como siempre, apenas alzó su brazo para contrariar a su profesor, recibió un no como respuesta. Y esa interminable e infantil guerra de divas.

Ocupó la cocina y saludó a sus padres con un beso en la mejilla, como cada mañana y una sonrisa antes de abrir la heladera.

- ¿Ya no queda de mi cereal? -

- No, tu padre irá hoy a la tienda. Deja un papel anotado si necesitas algo más- le ordenó Marco, algo así como el más serio de los dos hombres. Aunque realmente no era serio ni malhumorado, solo más corto de palabras- ¿no se te hace tarde ya para el Instituto? ¿qué tanto hacías allá arriba? -

- Preparando algo-

- ¿Otro cupo? - preguntó Jun con una sonrisa. Él nunca dejaba de sonreír-

- Sí, hay otro cumpleaños esta semana y ahora debo entregarlo ¿estarán trabajando en la hora de siempre? -

- Como siempre, cariño. De dos a siete- le aseguró Jun. Becky sonrió antes de beber algo de su botella de agua-

- Bueno, ya me voy. Nos vemos luego- colgó su mochila al hombro y agitó su mano, caminando a la puerta con algo de prisa - oh y si pueden, cómprenle otro collar a BonBon. Rompió el último cuando la saqué a pasear, y un perro se nos cruzó - ambos negaron ligeramente con sus cabezas y la rubia abrió, dejando la casa al oír a Marco suspirar con molestia-

Ahora solo debía pisar el Instituto y entregarle a Mind la tarjeta por la que estuvo trabajando casi una hora. Ese día era el cumpleaños de Freen y, aunque sabía que la capitana de las porristas odiaba esa fecha, a ella le gustaría felicitarla personalmente. Por eso le puso el mayor y mejor de los empeños en que ese cupo lo representara.

Atravesó la puerta de entrada y no se sorprendió de recibir un golpe en su hombro, señal de que se apartara del camino de quién fuese lo haya hecho. Becky suspiró y alzó el mentón, fingiendo una de sus acostumbradas sonrisas y caminó al salón.

- ¡Becky! - y ahora sonrió con sinceridad. Mind la llamaba sin vergüenza desde su lugar, en medio de la segunda fila y ella caminó sonrojada- Hola, Becky-

- Buenos días Mind... Buenos días a ti también, Nam- saludó a la pelinegra, a un lado de la rubia y que rodó los ojos, ignorándola-

- No le hagas caso, Becky, está enojada porque mi papá la sacó a los gritos hoy de casa-

- ¡Mind! - la chica de ojos cafés claros alzó los hombros y ella tapó su boca, escondiendo una pequeña risa- ¿algo te parece divertido, Armstrong? Porque mi mano en tu rostro se vería divertido también-Becky negó al instante-

- No, no, Armstrong yo solo...iba darle algo a Mind- se quitó la mochila y la dejó sobre el escritorio, hurgando en su interior por lo pedido. Tomó el sobre, de entre un cierre que solo usaba para guardar cosas importantes y se lo entregó a la rubia-

- ¡Gracias, Becky! Eres un amor. Mind, págale-

- ¿Qué? ¡Habías dicho que iba a hacerlo gratis! - se quejó la pelinegra-

- Sí, pero usó de su tiempo para hacer el cupón y gastará otra hora más para cuando lo haga valer. Así que dale su dinero-

- No, no, Mind- se interpuso ella - de verdad, lo haremos como habíamos quedado. Le diré a Freen que tú lo pagaste y así no podrá negarse. Tú...- balbuceó mirando de reojo a Nam - tú ibas a pagármelo de otra manera ¿lo recuerdas? -

Mind dejó un dedo en su mentón y lo golpeó repetida veces, intentando recordar de qué se trataba. Becky bufó, igual de dulce y considerada que era esa rubia, era igual de despistada y eso la ponía nerviosa.

- No lo recuerdo, Becky ¿podrías repetírmelo? - volvió a mirar la pelinegra, que esperaba que abriera la boca con una sonrisa burlona, para soltar sus típicos comentarios, pero ella negó con la cabeza-

- No te preocupes. Entrégale el sobre a Freen y...estaré esperándola el viernes-

Regresó su mochila a la espalda y dio media vuelta, caminando a la puerta con rapidez-.

- Fíjate por donde caminas, Dinosours- le gritó Freen, cuando se encontraron bajo la puerta y chocaron accidentalmente-

Tragó saliva y continuó avanzando, su casillero estaba algo alejado y su primera clase empezaba en menos de cinco minutos.

- Feliz cumpleaños- susurró mirándola por sobre el hombro y notando la figura de la morena aún enojada, bajo el marco de la puerta y observando su partida.

Regresó su mirada al frente y corrió por aquel largo pasillo, doblando al final y sintiendo la seguridad lejos de aquellos ojos marrones. Si continuaba siendo la mira de Freen, su día ya comenzaría a empeorar.

- Entonces, Heng y Becky cantarán algo de Journey- Becky se dejó caer contra la silla y suspiró molesta, en notable tono alto para que el señor Saint la oyera - lo siento Becky, pero si no entra gente nueva al club Glee, ustedes continuarán siendo los capitanes-

Él tomó su maletín y acomodó su corbata contra la camisa, saludándolos antes de dejar el salón. Becky vio al resto de sus compañeros seguir sus pasos, excepto Heng, que se acercó con su típica sonrisa de niño y se detuvo frente a ella.

- Lo haremos genial, Becky ¿quieres que ensayemos ahora? -

- No, Heng, debo irme a casa- mintió. Solo lo quería fuera de su vista. El chico había sido novio de Freen hasta hace unas semanas y, si alguien los veía hablando animadamente, volverían los rumores de que tenían una especie de relación secreta. Becky rio sola, ellos ni siquiera eran amigos. Ella no lo soportaba ni toleraba cerca y por muchas razones.

Como ser el novio de la chica más hermosa y popular del Instituto. Tener cara de niño al que le aprieta su ropa interior, patear las sillas cuando el modo tonto se le activaba y no sabía responder y, la más importante, porque había sido en más de una ocasión el novio de Freen Sarocha, la chica más hermosa y popular del Instituto.

Becky ladeó la cabeza ¿no lo había dicho ya? Como sea, pensó poniéndose de pie. Heng Asavarid no era de su agrado por mucho que intentara ser considerado con ella y posiblemente nunca lo iba a ser. Estúpida Irin con su enamoramiento por él que le insistió hasta verlo inscripto en el club.

- Hasta luego, Heng- lo saludó, ordenándolo sin sutileza que abandonara el salón y ella salió directo al de baile para ensayar.

Oyó la puerta abrirse y cerrarse y sonrió, antes de comenzar a cantar y moverse con la música de Toxic de Britney Spears.

- "...With a taste of your lips, I'm on a ride. You're toxic, I'm slippin' under. With a taste of a poison paradise. I'm addicted to you. Don't you know that you're toxic? And I love what you do. Don't you know that you're toxic?..."

- ¿Quién demonios te has creído Armstrong eh? - alzó la vista y un cosquilleo atravesó su estómago: Freen Sarocha estaba frente a ella, algo enojada, pero frente a ella y mirándola como si fuese la última persona en el mundo. Becky se pasó una mano por la boca, no quería darle una mala impresión en su primera conversación solas y se removió antes de continuar-

- ¿Me has hablado a mí? - aunque gustosa, estaba confundida de tenerla en su salón favorito. Freen no era parte del club de baile y, aunque podía hasta ingresar al baño de hombres y nadie se lo reclamaría, esa era la segunda vez que lo ocupaba-

- ¿Acaso hay otra Armstrong aquí dentro? - quiso mirar a los lados y cerciorarse, porque estaba nerviosa y hasta podría responderle que sí y todo empeoraría. Se tomó un segundo, mientras carraspeaba y trató de mantener el contacto visual-

- No. Pero tú nunca me hablas y...-

- Entonces no vamos a salirnos de la costumbre ¿puedo saber por qué demonios le has dado esto a Mind? - parpadeó varias veces ¿había cortado sus palabras? Freen Sarocha por mucho que fuese hermosa, su piel pareciese porcelana y su rostro debía conservarse como patrimonio de la humanidad, era irrespetuosa. Y mal educada, muy maleducada para su gusto ¡superaba cualquier nivel de educación mal dada! Y cortaba su sobre hora. Dos cortes en menos de un minuto. Chistó, sorprendida y evitó hacer un escándalo dramático allí mismo. No había cámaras ni testigos así que sería una pérdida de tiempo, lo dejaría para después- ¿Quién te ha dicho a ti que quiero uno de tus estúpidos servicios? -

Oh, la pequeña y dulce Mind había hecho todo a su gusto y mal. Todo mal. Empezando porque le entregó el regalo antes de tiempo. Ella misma le había pedido que lo hiciera luego del horario escolar, así podía estar fuera del alcance de Freen y su vida podría contar con un día más.

¿Quién la salvaba de este lío ahora?

- Freen, no comiences con tus ofensas. No son estúpidos y yo no le di nada a tu amiga - oh bendito dios, discúlpame por tal mentira, por favor no te lleves a mis padres. No volveré a hacerlo, rogó mentalmente antes de emitir un grito. Freen la había empujado que casi casi se hubiera dado con todo en la pared si no fuera por sus reflejos. Definitivamente no solo la belleza de Freen no era de este mundo, su locura tampoco-

- ¿Entonces cómo llegó esto a ella? Es tu trabajo ¿no? - Quiso sonreír ¡Freen conocía de su trabajo! Pero cómo, se preguntó, solo los no populares lo hacían y eran ellos quienes se acercaban a pedir por sus servicios ¿Acaso Freen se había infiltrado entre la parte baja de la escala, a la que ella pertenecía y había preguntado por su trabajo? Sonrió forzada y de medio lado. No, eso no podía ser posible-

- Sí, así es. Es mi trabajo, pero como lo dice la palabra, deben pagar por él. Y Mind pagó, por lo tanto, yo no le di nada- bueno, allí iba otra pequeña mentira. Era su primer trabajo en que cambiaba el pago dineral por un "favor" y esperaba que algún golpe de lucidez le recordara a Mind su parte del trato-

- Al diablo con tu servicio. No lo quiero- abrió los ojos con violencia: Freen estaba rasgando su cupón en cientos de pedazos. Su labio inferior titubeó, quería llorar ¿se había pasado parte de su mañana para esto? Lo escribió con otro color de tinta, con uno de sus bolígrafos favoritos y escogido la estrella más grande su plancha de stickers, cuando podría haberla utilizada para ella sola ¡Y BonBon lo había aprobado!

Intentó calmarse, serenarse y recordar qué cosas hacían enojar a Freen, para pagarle con la misma moneda en esos minutos que continuarán encerradas allí dentro. Sonrió, empezando por ella, todo lo que hiciera o dijera enojaba a la morena.

- Mind ya lo pagó- insistió. Tenía ganas de jalarla por su ropa y gritarle en la cara que solo sería una hora ¡Una hora! ¿Quién se desespera por pasar unos 60 minutos con ella y recibir de sus servicios? Incluso iba a disfrutarlo, todas lo hacían. Era un momento en que les trasmitía algo de tranquilidad y les recordaba el día por el que esos cupos comenzaron como trabajo: su cumpleaños - si no vas tú a mi casa, iré a la tuya- no, ni muerta, no iba a hacerlo. Pero había ciertos temas que Freen la orillaban a ceder y su familia, su casa, su lugar donde era ella misma, era uno de esos - y lo haré estén tus padres o no. Créeme que te avergonzarás solo a ti misma. Oirán todo desde tu habitación. A menos que tengas paredes a prueba de sonidos- ella tampoco las tenía, pero sus padres ya estaban acostumbrados, así que, si Freen decía que sí, iba a continuar repitiendo que debería ser en la casa Armstrong - Solo será una hora. Incluso a veces tardo menos, depende de la cumpleañera. Pero tú....tú eres algo poco sentimental y más ortodoxa. Contigo será difícil. Pero lo lograré. Verás que será la mejor hora de tu vida y te gustará-

- Ni si te ocurra ir a mi casa-

- Entonces ve a la mía- ¿ahora debía rogarle también? Estaba enojada, internamente y ofendida. Nadie se había negado a sus servicios, así como estaba haciéndolo Freen y esperaba una disculpa luego de hacer valer su cupo. Se puso de pie, aún molesta y alisó su pantalón tras ella - siempre es la mía porque mi habitación está apartada y nadie puede oírnos. En la tarjeta no hay horarios, pero....mis padres no están de dos a siete. Tú elige qué hora te queda mejor- está bien, sí, iba a rogarle. No quería perderse por nada del mundo tener su hora a solas con Freen Sarocha-

Esperó su respuesta, otra negación, gritos o la respuesta positiva que tanto deseaba escuchar. Pero pasaron minutos, incluso algo incómodos porque a ella no le gustaba perder el tiempo sin hablar y la porrista no reaccionaba. Parecía perdida, en un debate mental por lo que se aclaró la garganta y tomó las partituras que estaba practicando.

- Bueno, como estás vagando sobre algún tema seguramente importante porque no estás prestándome atención...te recuerdo que ese cupo tiene valor hasta el viernes- no era cierto y con ello se acumulaba otra mentira. Siempre había sido liberal hacia quien los pedía; si no podían o se arrepentían a último momento, simplemente se olvidaban del asunto y continuaban como si nada. Eso del valor lo acababa de inventar - pero, si el viernes no estás en mi casa, vuelvo a recordarte...el viernes a la noche estaré en la tuya- guardó los papeles contra su pecho y abandonó el salón.

Con aquellas palabras, se aseguraría de que Freen pasara por sus servicios le gustara o no.

Dejó a BonBon andar por el cuarto de juegos especial de él, y cerró la puerta bien reforzada, no lo quería molestando durante la próxima hora ni llamando la atención o colándose dentro para arruinarlo todo.

Regresó al living y observó el reloj: 17:50. Y ya era viernes, si Freen no aparecía antes de las seis, tomaría su abrigo y saldría rumbo a su casa. Bueno, no tenía la valentía de hacerlo, pero al menos buscaría alguna forma de hacerla ir a su casa.

Se echó en el sillón y esperó un poco más. Estaba comenzando a impacientarse de solo imaginarse que la porrista la plantó. Es decir, Mind le había asegurado que le insistiría en ir por ese cupo y ahora solo debía esperarla. Dejó el living y llegó a la cocina, allí, tras abrir la pequeña ventana que daba el frente, cerró la cortina al descubrir el automóvil de Freen frenar bruscamente.

Se acomodó el cabello, suelto y sobre sus hombros y bebió algo de agua hasta oír la puerta. Caminó sin prisa, como si nada estuviese esperando y abrió. Frunció el ceño, el brazo de Freen estaba estirado y debió mirarla para que lo bajara.

- Buenas tardes, Freen- estaba algo nerviosa o el sudor era de las prácticas. Incluso aún llevaba su uniforme - creí que no vendrías-

- ¿Y verte por mi casa? Ni loca, dinosours- rodó los ojos. Vaya sueño el suyo por creer que Freen allí dentro la trataría distinto-

- Bien, adelante. Pasa- se sorprendió de que lo hiciera rápido pero no pudo evitar sonreír: Freen estaba desesperada porque su cupo comenzara a valerse y, si luego corría la voz en el Instituto, su trabajo se extendería hasta los populares y ¡pum! ¡Hasta podría ser uno de ellos! Volteó y cerró con pestillo porque sus padres siempre se lo ordenaban mientras no estuviese con ellos- ¿quieres tomar algo? -

- No, Manoban, nada. Sin tonterías ni esas cosas. Hagamos esto rápido ¿de acuerdo? - imposible. Por eso mismo su trabajo duraba una hora, tenía todo un proceso con anticipación antes de llegar al punto-

- ¿Rápido? ¿No quieres disfrutarlo? - era lo más lógico, si llegaban hasta allí era porque el resto se disfrutaba - a ninguna le gusta rápido- ¿había dicho eso en voz alta? No quería tratar a la morena como a las demás. A Freen no le gustaba celebrar su cumpleaños y por eso haría algo especial para ella-

- No lo sé ¿quizá porque no lo quiero lento? - tampoco iba a poder hacerlo lento. Es decir...entrecerró los ojos y ladeó la cabeza, no recordaba que alguna vez lo hubiese hecho lento- ¿y tu cuarto? -

- ¿De verdad no quieres tomar nada? Pareces algo nerviosa- y tampoco utilizaba su cuarto, para eso tenía una habitación especial pero bueno, si Freen lo quería en su cuarto, en su cuarto sería entonces-

- No, de verdad, no quiero nada ¿podemos empezar ya? - se tomó el pecho ¿por qué era tan cruel al hablarle? Quizá iba a tener que responderse en otro momento. Gesticuló confundida, pero terminó asintiendo -

- Mi cuarto está arriba, el último al final del pasillo. Del lado derecho-

- Por fin- y la vio girarse y tomarse del barandal. Becky se humedeció los labios, desde atrás, aquella falda de porrista era mucho más corta y algo más que solo las piernas de Freen podían verse. Tragó saliva y sacudió la cabeza-

- Espérame y ponte cómoda. Iré por mis cosas- dio media vuelta y casi a trote llegó al cuarto que sus padres solían usar como ático. Allí tenía todo lo necesario, pero, con el maldito temblor en sus muñecas, poco podía encontrar- juro que lo dejé por aquí- siempre usaba lo mismo, no importaba para quién ¿dónde había dejado sus cosas desde la semana anterior, luego de atender a Irene?

La chica se había ido con una sonrisa en la cara, aún mayor con la que había ingresado y quería a Freen en el mismo estado al terminar ¡pero no hallaba nada ahora! Seguro era obra de Jesús y su penitencia por haber mentido tres veces en esa semana.

Se echó contra una bolsa enorme de libros viejos y sollozó, pataleando por no poder encontrar nada.

De repente recordó quien estaba arriba, esperándola y no sería bueno tardar de más. Se puso de pie y alisó su camisa, aclarándose la garganta y alzando el mentón. Haría todo distinto esta vez y le quedarían secuelas a la noche, cuando intentara dormir, pero todo sea porque Freen corriera la voz de su trabajo y el mismo se agrandará.

Subió las escaleras y empujó la puerta de su habitación ¿estaba Freen Sarocha con su sostén favorito cerca de su nariz? Por Taylor y todos los dioses del baile ¿dónde estaba su maldita cámara cuándo la necesitaba?

A unos metros, allí descansaba. Iba a tomarla, dar un salto por ella cuando chocó con un mueble y tuvo que desistir de la idea.

- Bueno, creo que comenzaremos sin calentar porque no puedo encontrar mi pen... ¿qué haces? - si hubiese tardado dos minutos más, estaba segura de que se hubiese comido su brassier. Sin embargo, la vio guardarlo y en el intento, algunos de sus dedos se apretaron en el cajón -Freen ¿estás bien? -

- Si- pero lo dijo ahogada y sin aire-

- Creo que tu mano está dentro de mi cajón- y es que lo estaba ¿cómo iba a negárselo? ¿Por qué Freen Sarocha tenía que negarlo todo? -

- Crees mal- quería hacerla ver tonta, encima. Golpeó el pie contra el piso e insistió-

- Te traeré hielo-

- ¡No! Estoy bien, Armstrong ¡por Dios! ¿podemos empezar ya? - quizá. Pero primero debía tranquilizarse y transmitirle la misma orden al resto de su cuerpo, sobre todo a su cabeza.

Movió su cuello y la observó: Freen parecía cómoda sobre su cama, así que debía empezar cuánto antes.

- Entonces- balbuceó mientras miraba tímidamente la punta de sus zapatos- estás relajada ¿cierto? Porque necesitas estar relajada- una cosa era que lo demostrara y otra que se lo confirmara. Con Freen Sarocha no debía confiarse-

- Empiezas tú o...- ladeó la cabeza-

- ¿Tenías algo planeado? Porque si es así, me encantaría que hicieras tu magia- en realidad, creía que nadie más que ella misma tenía de ese tipo de magia, pero sería interesante ver a la porrista imitándola. Solo Cream, una de las cuatro veces que fue por sus servicios, dejó la vergüenza de lado y se animó a hacer distinta la sesión de ese cupo-

- Bueno yo...creo que no tengo magia. Tú tienes experiencia- sonrió orgullosa, por supuesto que la tenía - y yo...yo creo que tal vez no nací para esto- como siempre, la drástica y exagerada Freen Sarocha salía a flote. Y eso ya era mucho si ella misma lo pensaba-

- Quizá no naciste para esto, pero puedes practicar- ella misma continuaba aun haciéndolo - tengo dos papás Gays, eso ayudó mucho- Jun y Marco sabían de su deseo por hacer que esos servicios aumentaran en todo el nivel de la palabra. Y debía empezar por eso, por la práctica- ellos me incentivaron y apoyan en mis ideales. No creo que cualquier padre lo haga- alzó el mentón, ella era Rebecca Armstrong. Si lo creía, así era - Es más, estoy segura, muy segura, que luego que comience a hacer valer tu cupón, te irás con una sonrisa y podremos repetirlo- cruzó los dedos tras su espalda, eso sería estupendo. Que diga que sí, que diga que sí, que diga que sí-

- ¿Cómo sé si quiero repetirlo si todavía no has hecho nada? Y mi hora comenzó hace como cinco minutos- bueno "hacer" como hacer no era la manera correcta de expresarse, pero entendía el punto ¿Freen Sarocha, capitana de las porristas y abeja reina del Instituto, no sabía expresarse bien? Otro punto en contra y que ni su belleza podría perdonar Maldijo, quizá sí-

Retrocedió unos pasos y se pasó las manos por sus muslos, intentando secarlas y así finalmente comenzarían. Pero Freen, nuevamente en su desesperación, la llamó y en un segundo se volvió a ella.

- Armstrong...- echó su cabeza atrás confundida, la morena se arrodilló frente a ella y la sujetó por la camisa - vine a cobrar tus servicios especiales, Rebecca. Y los quiero cobrar ahora- ¿y por qué se impacientaba? ¡Segundos atrás y hubiese comenzado! -

- Freen, qué...- había desprendido su camisa ¡Jo- der! La chica más hermosa del Instituto, y posiblemente de todas las chicas de entre medio de todas las chicas, estaba desnudándola. No quería sonar apresurada, pero eso estaba haciendo ahora con su cinturón, quitándolo e intentando bajar su cremallera ¿por qué demonios no se puso una falda como cada día? Ya hubiese completado ese trabajo–

- Oh, cállate ya, Armstrong, estás desesperándome- y a ella también. Algo latía con fuerzas en su interior y solo cuando la morena la rozaba aumentaba - ¿qué demonios le pasa a tu cremallera? - ¡si! ¿qué demonios le pasaba? ¿por qué ya no estaba abajo y las manos de Freen dentro de ella? -

- ¿Qué te pasa a ti, Freen? Esa sería la pregunta adecuada - No, no realmente, pero si quería una explicación. Nadie iba a la casa de alguien y solo comenzaba a desnudarla porque sí ¿Cierto? - si vas a ser la que...-

- ¡Por supuesto que voy a ser la que domine! - nuevamente la cortó y la echó a la cama. Pero su idea no sonaba mal. Ella solo quería terminar de decirle que, si iba a ser de las que querían su servicio con otra ropa, solo debía pedírselo de otra manera y esperar unos minutos. Pero no le cobraría más por eso, no era como si fuese a cambiar las cosas - ¿acaso eso me saldrá más costoso? - No, por supuesto que no. Porque debía cobrárselo a Mind y eso implicaba acercarse a Mind, con Nam cerca y eso la llevaría un golpe. Así que no, nada de aumentos a último momento y su rostro continuaría a salvo- Responde, Armstrong- balbuceó ¿cómo se supone que iba a responder con ella encima y tironeando de su nuca?

Entreabrió la boca y fue como si todos sus pensamientos se esfumaran hasta ese momento, justo ese momento en que ya no podía ver más allá de Freen Sarocha ocupando toda su atención.

Observó sus labios, los delicados y rosados labios de la porrista lanzaban aire pesado como los de ella, nerviosos a que algo los juntara. Titubeó, sabiendo que la situación era rara y no todos los días tendría a la rubia sobre ella.

Asomó su lengua y su boca húmeda chocó con la de Freen. Fue un beso que le arrebató el aire, desesperado y la sorprendió por la brusquedad. La morena acaparaba todo su rostro, moviendo el de ella en una dominación a la que no se opuso.

Sus lenguas juntas, calientes mientras se tanteaban la hicieron suspirar. Era de esos besos pasionales que cualquier adolescente soñaba porque hacía temblar todo su cuerpo. Sintió el frío golpear sus costillas cuando le quitó la camisa y así, semidesnuda bajo ella, atrapó sus hombros y evitó romper el contacto: los labios de Freen estaban volviéndose adictivos a cada segundo que pasaba.

Dejó sus manos en la falda accidentalmente y no entendió cómo, pero de repente las tenía bajo ella, tocando sus muslos firmes y sintiendo el calor arremeter en toda su extensión. Sus muslos, sus piernas, sus pechos, sus costados. Todo en Freen cabía espléndido entre sus dedos, casi creado para ella.

Llevó sus manos a la espalda, bajando el cierre y la morena mordió su labio con fuerzas.

- Freen...- pero tironeó su cabello y volvió a olvidarlo todo. Cerró los ojos y se preguntó por qué y cómo terminaría aquello. Y no tenía ni la menor idea. Pero iba a disfrutarlo. Freen Sarocha en su cama era digno de disfrutarse.

Rodeó su cintura y las volteó, arrastrándola suavemente hasta el centro de la cama. Se acomodó de la mejor manera, con su rodilla apuntando la entrepierna y empujó unos centímetros, hasta oírla suspirar de placer.

Cuando la vio echar la cabeza atrás, entregada igual que ella, volvió a repensar la situación.

- ¿Estás segura? - sus manos temblaban y podía calmarlas o terminar de avergonzarse, dependiendo que respondiera. Freen pareció pensarlo, aun mordiendo sus labios y de perfil a ella. Iba a darle unos segundos o volvería contra su boca, a besarla una y otra vez hasta recomenzarlo todo - ¿estás segura? - y una punzada golpeó su entrepierna al oír la respuesta-

- Sí-

Se irguió y la morena se sentó, a terminar de desnudarse y lo hicieron con total rapidez. La empujó levemente por los hombros y volvió a recostarla, regresando sobre ella y a besar ahora su piel desnuda. Tenía su anatomía descubierta dos segundos atrás y, con eso en la cabeza, atrapó su mentón para succionarlo, abriendo y cerrando su boca hasta oírla jadear.

Jugó con sus dedos en los pezones, atrapándolos y estirándolos hasta sentirlos endurecerse. Descendió con un camino de ruidosos besos hasta su ombligo y allí descansó sus manos. Y movió apenas su cadera.

Gimieron, ante el contacto de esa sensibilidad y repitió el acto mirándola a los ojos. Aquellos morrones que siempre imponían respeto estaban ahora negros, oscurecidos por la locura del momento. No podían detenerse, detener sus caderas y continuaron gimiendo, llenando la habitación de los sonidos guturales que sus gargantas desprendían.

La mano húmeda de Freen atrapó su cuello y la tironeó para otro beso. Estaban sudando, sus frentes desprendían agua al igual que su intimidad.

- Armstrong...- jadeó la morena enredando los dedos en su cabello - Armstrong, quiero tu acto final antes de que mi hora termine- no entendió, pero supuso que quería sus servicios realmente después de eso. Y asintió, porque había cumplido los años días atrás y se lo merecía-

Con la mano de Freen conduciendo sus movimientos, bajó hasta su ombligo, llenándola de besos y se detuvo a la altura de su punto palpitante. Su vagina brillaba por los flujos y ella tomó un poco con su dedo antes de estirarse. Asomó su lengua y se sintió la gloria al probar el sabor, dulce y acalorado que allí desprendía.

Mordió, chupó y acarició todo mientras pudo, mientras las caderas de Freen moviéndose se lo permitían. Cuando la sujetó y la embistió, algo le impidió continuar y la oyó jadear en un golpe seco, doloroso por lo que se mantuvo quieta.

- Freen, estás...- pero la jaló con ambas manos y su rostro golpeó la cantidad de humedad que no podía detener. Freen la atrapó entre sus piernas y ella terminó su labor, sintiéndola desplomarse segundos después.

Se pasó una mano por su barbilla y la observó, con el rostro ruborizado y pretendiendo sosegarse, recuperar algo de aliento.

Se recostó a su lado y abrió la boca, para preguntar por más, pero la tuvo sobre ella, entrelazando sus manos y nuevamente con aquella mirada oscura.

Sintió el cosquilleo en sus pechos, esperando atención y Freen los apretó, los masajeó con dulzura y se mordió el labio, para no exigirle más.

La presión en su entrada la hizo abrir los ojos y se arqueó, cuando un dedo se abrió paso entre sus pliegues. Sujetó un momento la muñeca de la morena y trató de respirar con tranquilidad, antes de regresar contra el colchón y entregarse totalmente a ella.

El ruido de sus flujos chocando, sus pieles golpeando y sus gemidos, cada vez más altos, se oyeron durante toda la hora, mientras intercambiaban posiciones y se desesperaban porque sus bocas volvieran a unirse.

Con una última caricia de sus frentes, Freen sobre ella, se acostaron una al lado de la otra y sus hombros se tocaron.

Miró el techo unos segundos, sería bueno un cambio de color. Ese morado la hacía ver infantil aún y ya no lo era.

- Bueno, creo...creo que mi hora ya terminó- habló la porrista luego de unos minutos - Haz....hemos hecho valer tu cupo- ella frunció el ceño ¿no le había pedido su acto final? Aún nada de eso había pasado-

- ¿Qué? -

- Sí, bueno...tu acto final...el comienzo....ya está todo- la vio dejar la cama y la siguió con la mirada. Freen buscaba algo y ella las respuestas a eso que le decía - así que...me visto y me voy-

- ¿Ahora? - ni siquiera había hecho valer su cupo todavía ¡ni cerca estuvieron! - pero....-

- No sé cómo lo haces con las demás, pero me iré, Armstrong. Am...y si puedes, no le cuentes a Mind los detalles- ¿las demás? Las demás no se agachaban en busca de las zapatillas ni el resto de sus ropas. Y sí iba a contarle los detalles a Mind, cuando acabara su hora en ese sesión le contaría cuán bien le había ido-

- Está bien... ¿segura qué...- solo quería que se quedara, que no se fuera, pero Freen cortándola a cada minuto no la dejaba hacer notar su deseo-

- Sí, sí... quiero decir...ella pagó por esto- ¿ella quién? ¿De qué hablaban ahora? -

- ¿Ella? - era un poco difícil concentrarse con la rubia desnuda a unos metros –

- Sí, creí habértelo dicho. Ella me regaló tu estupi...tu cupo- Ah, Mind. Sí pero aún estaba confundida - y bueno ya...ya le hemos dado su valor-

- ¿A qué te refieres con que le hemos dado su valor? - por supuesto que no le habían dado su valor aún-

- A eso Manoban. Tú te dedicas a esto y no sé cómo me dejé arrastrar por Mind y terminamos aquí. Pero pobre de ti si le dices a alguien-Freen se sentó en la punta de la cama y continuó atando sus zapatillas-

- ¿Qué me dedico a qué, Freen? Aún no hemos hecho valer tu cupo ¿de qué estás hablando? - ya estaba exasperándose y que la morena hablara casi misteriosa la ponía peor. La vio girar a verla y su rostro temeroso se cruzó con el de ella, que se acercaba a rastras-

- ¿Qué pregunta es esa, Dinosours? Que te dedicas a esto. A darle una hora de sexo a las estudiantes del Instituto- la rubia chilló, con total enfado y se tomó el pecho para no estirar la mano y empujarla lejos de allí - ¿qué? -

- Espero que esta sea una de tus bromas, Freen porque estarías cruzando tu propio límite- la porrista negó con seguridad - ¡por supuesto que no me dedico a eso! ¿Cómo se te pudo ocurrir que voy a entregar mi cuerpo a cada compañera solo por un poco de dinero? - ¿realmente cómo se le ocurrió pensar eso? Quería gritar, saltarle encima y sacudirla hasta que le pidiera disculpas. Recordó que, así de hermosa como era Freen Sarocha, su maldad la igualaba - Escucha, sé que hemos tenido nuestras diferencias cuando creías que estaba detrás de Heng y cuando invité a Billy a la fiesta de graduación, pero ¿esta es tu manera de vengarte? ¿viniendo a mi casa y haciéndome sentir ridícula? - sollozó, esto era peor a las bromas que le jugaba en el Instituto-

La morena abandonó la cama y la vio caminar preocupada de un lado a otro ¡Ella debería estar nerviosa! Y se lo hizo saber, arrodillándose en la cama y continuando con su discurso.

- ¿Cómo que no te dedicas a esto? - la cortó con su tono neutro, pero ella continuó hablando- ¡Armstrong! - se calló y la miró nuevamente. - te pregunté que porqué demonios no te dedicas a esto- ya debería ponerle un límite ¿por qué insistía en que se dedicara a eso? ¡No se acostaba con las demás por dinero! -

- Quizá porque....-

- Cállate, eso no fue lo que quise decir-Freen le dio una mirada a toda la habitación, desordenada, como la cama y el cabello de Becky. Todo, en completo testimonio de lo que había ocurrido- entonces...mierda, Becky, entonces ¿lo que acaba de pasar no era parte de tus cupos? - si con lo que acababa de pasar se refería al sexo y a las marcas que tenía su cuerpo por su boca no, no era parte eso de sus cupos. Tenía que sumarle a hermosa y malvada, poco inteligente y el historial de Freen estaría completo-

- Aún no le hemos dado valor a mis servicios, Freen. De eso estoy segura- por empezar, ni siquiera debían estar en ese cuarto para hacerlo valer. Y segundo, ambas podían conservar la ropa. Tampoco debería haber besos ni caricias, quizás algunos roces, pero no caricias-

La vio golpear el rostro contra sus manos y Becky suspiró, bajando la vista y tratando de entenderlo todo.

¿Por qué habían llegado hasta allí, hasta tener sexo? ¿Quién de las dos lo había confundido todo? ¿Estaría la morena arrepintiéndose?

En ese debate mental desvió su mirada y un dolor atravesó su pecho. Sus dos dedos descansando sobre la sábana y algo bajo ellos. Una mancha color roja, de sangre.

Alzó la cabeza y tragó saliva con esfuerzo. La pregunta era ahora a quién de las dos le pertenecía.

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