La novia de mi mejor amigo

Par ChiriVM

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Culpa, celos, envidia, enojo, odio, amistad, amor imposible y tragedia... Todo lo que pasó a tres jóvenes, at... Plus

La chica del cuaderno
Un anhelo
Choque
El más fuerte
Esos dos...
Hermano mayor y hermano menor
Verdaderos sentimientos
La dolorosa verdad

Entiéndete a ti mismo

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Par ChiriVM

Desde aquel día, Makoto Yuki no se había sentido como el mismo, aún si para el resto de personas se mantenía tan reservado y distante como siempre, dentro de su cabeza todo había dado un vuelco brusco. Sus conceptos sobre la amistad se habían sacudido desde los cimientos, todo fruto del encuentro con aquella pelirroja de vestido blanco. 

Esto podía no suponer un problema en su vida diaria, mantenía sus estudios en orden y no fallaba a sus obligaciones como miembro del club de kendo, el problema radicaba cuando estaba en las operaciones en la Torre Tártaro, como líder del SEES.

"Junpei... Él está interesado en esa chica, me pregunto por qué..." Decía mientras caminaba por uno de los interminables pasillos de la torre.

- Líder... -Alguien lo llamaba, pero Makoto solo continuó caminando.- ¡LÍDER, DESDE ARRIBA!

Era Yukari, quien apuntaba con su arco hacia el techo, donde una enorme masa amorfa de color negro se arrastraba lentamente. Makoto miró por encima de su cabeza y al momento desenvainó su espada. La arquera tiró un flechazo, pero como si la criatura hubiera predicho este movimiento, se dejó caer sobre el peliazul.

- ¡Makoto cuidado! -Gritaba la chica, pero el pánico le duró poco, cuando el joven perforó esa masa con una perfecta estocada que la hizo desvanecerse en polvo negro antes de tocar el suelo.

El muchacho guardó su arma y siguió caminando.

- A-ah... ¡Oye! -Le gritó indignada, el chico detuvo sus pasos y miró por encima de su hombro.- ¡¿Qué demonios te pasa?! ¡¿Quieres que te maten?! Presta un poco más de atención... Cielos, desde hace un tiempo que te portas extraño.

- ¿Ah si? Disculpa Yukari... -Una disculpa casi automática, como cuando una madre obliga a su hijo a disculparse y este lo hace por mera obligación. Una vez dijo esto, siguió caminando.

- ¡Makoto! -La castaña corrió hasta colocarse delante suyo, confrontándolo cara a cara, pero mientras ella demostraba todo su enojo y frustración en las facciones de su rostro, el de él se mantenía tan tranquilo y sereno como un estanque, cosa que la hizo enfurecer aún más.- No quiero que te disculpes, quiero que me expliques por qué estás así, ¿por qué de repente eres tan distraído y por qué solo vinimos tu y yo?

- La superiora Mitsuru tuvo una junta con el Grupo Kirijo, el superior Akihiko pescó un resfriado y Aigis está recibiendo su revisión de rutin-

- ¡No me refiero a eso, idiota! ¡¿Por qué no vino Junpei con nosotros?! ¿Por qué haz estado evitándolo...? -De forma extraña a los ojos de Makoto, la ira en el rostro de Yukari pareció transmutarse en una expresión de tristeza.- ¿Qué es lo que está pasando...?

Makoto Yuki, sin perder su temple, puso su dedo índice sobre el auricular de su oreja.

- ¿Fuuka? ¿Podrías buscar un teletransporte para volver a la primera planta?

"¿Ah? S-si, a la orden... Tan solo avancen un poco más para poder tener una lectura más amplia..." La tímida voz digitalizada de su navegadora resonó en los auriculares de ambos, a lo que Yukari lo miró confusa, pero al mismo tiempo esperanzada, aún exigiendo una explicación de parte de Yuki.

- Hoy ninguno está en condiciones de seguir... Vámonos -El continuó su andanza, dejando a su compañera detrás con una mezcla de sentimientos. Estaba enojada por ver que la estaban ignorando pese a todos sus esfuerzos por entablar una conversación, pero al mismo tiempo valoraba que Makoto comprendiera que no estaba en sus cabales, y no quisiera poner en riesgo a ninguno de los dos, o al menos eso le gustaría interpretar... le disgustaba tanto haber pasado ya meses viviendo bajo el mismo tiempo que ese chico y entenderlo aún menos que al comienzo.

Ambos salieron de la torre sin mayores dificultades luego de eso y se fueron a dormir sin hablar de la expedición con nadie del grupo. Fuuka por desgracia, tenía que informar de esto a Mitsuru, ya que pese a que era Makoto quien ostentaba el puesto de líder, tanto la residencia como todo el equipamiento del grupo corrían a cargo de la familia de su superiora y traicionarla era algo impensable para alguien con una personalidad tan dócil como la de Fuuka.

A la mañana siguiente, día domingo, apenas Makoto salió de su recámara con su ropa de verano fue recibido por Sanada, el joven peliblanco esperaba delante de su recamara vistiendo unos shorts y una camiseta ajustados a su cuerpo. El peliazul miró a la izquierda y luego a la derecha, para después volver a mirar a su superior.

- ¿Me dejas pasar...?

- Deja tus auriculares en casa, hoy irás a entrenar conmigo, ¿está claro? -Akihiko lo miraba con entusiasmo, como siempre, hacía las cosas lleno de energía y vigor, pero esto no se contagiaba al muchacho, quien con fastidio se quitó el aparato de los hombros y lo arrojó a su cama.

- ¿Es necesario...? Yo no soy del club de boxeo.

- Si, es muy necesario, si no quieres hablar con nadie, el ejercicio puede ayudarte a sacar todo lo que llevas dentro. Ahora sígueme, toca correr hasta el gimnasio -Tras decir esas palabras, el peliblanco salió corriendo a toda marcha por los pasillos de la residencia, siendo seguido perezosamente por el joven Yuki.

"Que molestia..." Y aunque pensaba que los métodos de su superior eran una estupidez, sabía que preocuparía a sus compañeros si establece aún más distancia con ellos, por lo que, en contra de sus deseos, comenzó a trotar a un ritmo suficiente para mantener la vista sobre el mayor, así hasta que ambos llegaron a un gimnasio de boxeo.

Al entrar, el lugar estaba totalmente vacío, tan solo un cuadrilátero, unos costales de arena y unas repisas con guantes y demás equipo para la protección de los atletas. De inmediato Akihiko fue hacia estas repisas para tomar de una caja de plástico un objeto envuelto en una bolsa y arrojándolo hacia su protegido, quien lo atrapó sin mayor dificultad.

- Un protector bucal, póntelo o podrías perder un diente -Explicó antes de colocarse el suyo dentro de la boca, para entonces comenzar a colocarse los guantes.

- ¿No íbamos a ejercitarnos solamente? -Replicó el menor con una expresión de descontento por esta seguidilla de sorpresas, cada una más inconveniente que la anterior para alguien que solo quería bajar por el desayuno y luego volver a su cuarto para encerrarse a jugar en la computadora por el resto del día.

Akihiko no respondió, al terminar de colocarse los guantes corrió hacia el cuadrilátero y se sujetó a la cuerda superior para saltar por encima de ella, saltando por el los escasos metros cuadrados del ring, golpeando al aire con intensidad y rapidez. Makoto entonces supo exactamente lo que quería su superior; suspiró y se colocó el protector bucal junto con el par de guantes más grandes que encontró, y subió al cuadrilátero pasando su cabeza por debajo de la cuerda inferior.

El mayor sonrió al ver que aceptaba su reto, así que fue hasta la orilla del ring para alcanzar con su puño un botón que había sobre una mesa, que hizo sonar una campana configurada para sonar nuevamente tres minutos luego de ser presionada, exactamente la duración de un round de boxeo profesional.

"No es muy apropiado el pensar esto como tu superior..." Decía Sanada mientras se acercaba lentamente hacia el peliazul, con la guardia levantada y balanceando su cuerpo sobre las puntas de sus pies "Pero la verdad es que siempre he tenido ganas de medir fuerzas contigo, líder."

Extendió su mano izquierda hacia Makoto, sin apenas peso detrás de su golpe, algo más semejante a un saludo que impactó sobre la nariz del menor, quien abrió los ojos sorprendido, como si no se esperara que realmente quisieran pelear con él.

- Vamos, la campana ya sonó, espabila o vas a terminar en la lona -Akihiko volvió a lanzar otro golpe, pero esta vez su oponente subió la guardia para cubrirse del ligero puñetazo, haciendo a su superior sonreír de satisfacción, tirando dos... tres izquierdas que impacten sobre los guantes de su contrario.- No ganarás si solo te defiendes, ¡pelea! -Su voz sonaba distorsionada por el protector bucal, pero sus palabras seguían siendo comprensibles.

Por su parte, Yuki solo mantenía los brazos bien arriba, comenzando a sentir como una emoción se originaba desde su abdomen y se extendía a lo largo de su cuerpo. ¿Por qué tenía que pasar por esta tontería del boxeo...? ¿Por qué tenía que sudar como un cerdo y desperdiciar su domingo jugando a las peleas con el superior Sanada...? Él solo quería paz y tranquilidad para poner en orden sus ideas y la persona que tenía delante no se lo permitía, la misma persona que seguía tirando golpes a su guardia.

- ¡Venga, pelea! -Una vez que el menor se había acostumbrado a bloquear los jabs al rostro, Akihiko acortó la distancia con un paso veloz y enterró su puño con un intenso gancho al plexo solar.

- ¡Ugh! -Ser tomado por sorpresa, y encima en un punto tan delicado hizo a Makoto escupir su protector bucal y doblarse del dolor, sin notar el momento en el que su rodilla tocó el suelo, mirando a la lona intentaba recobrar el aliento, con una expresión de agonía penosa, que pronto fue reemplazada por incredulidad al ver a su superior, que lo miraba desde lo alto con una leve sonrisa burlona, comenzando con el conteo...

Que humillante... Makoto nunca había pensado en cosas como su orgullo en el pasado, ni siquiera en las competencias del club le importaba lo más mínimo ganar o perder, pero al tener a ese sujeto, el mismo que le había jodido el día, el mismo que lo trajo en contra de su voluntad, el mismo que le había golpeado... Al verlo contar con esa sonrisa en su rostro, tomó el protector bucal y se lo puso de nuevo en la boca, se levantó de a la cuenta de "seis" con los puños en alto; y mientras Akihiko se volvía a poner en guardia con emoción, Makoto tenía una expresión mucho más seria.

"Cabrón... No sonrías luego de golpearme." Apretó los dientes contra protector y se arrojó hacia el peliblanco, sin la menor técnica o nociones sobre el boxeo, tiraba golpea amplios y con todo el peso de su cuerpo, golpes que Akihiko esquivaba retrocediendo y moviéndose en círculos alrededor del peliazul, aprovechando los espacios entre los golpes del menor para tirar una burlona izquierda sobre su cara.

- Ataca más preciso, ya podría haberte noqueado si quisiera -Le aconsejó, pero para Makoto esto no era más que añadir sal a la herida. Quería golpear a su superior y le daba igual la manera de hacerlo.

Fue ahí que lo notó, al ver el ágil movimiento de pies de su superior, la astucia que el líder del SEES tenía siempre en los combates se hizo presente, por lo que levantó bien los brazos a la altura de las sienes, en una guardia muy cerrada que apenas le daba espacio para ver.

- ¡Estás muy expuesto! -Akihiko repitió su técnica, dando un rápido paso adelante para dar un golpe devastador con su mano fuerte, pero lo que no sabía, era que Makoto contaba con esto.

Al momento de que el albino dio el paso, el peliazul le pisó el pie de inmediato, deteniendo todo el impulso que tenía para golpear. Sanada miró sorprendido a su protegido, a punto de avisar que ese era un movimiento ilegal, solo para ver, por un instante, los ojos llenos de rabia de Makoto Yuki; una mirada como nunca había podido ver estando sobre el cuadrilátero. Todos los oponentes de Akihiko hasta ahora habían sido deportistas, buenos deportistas, pero ninguno que lanzara golpes con la pura intención de hacerle daño... Y justo después de ser abrumado por ese deseo y ansia de violencia, sintió los nudillos del muchacho a través de ese guante, justo sobre el pómulo, como si lo hubieran golpeado con una piedra.

Tan pronto como sus nudillos impactaron en el rostro del contrario, sintió una inmensa satisfacción y alivio, seguida de arrepentimiento y terror... Makoto quiso pedir disculpas, quiso devolver el tiempo atrás, pero no podía, tan sólo contempló con horror como su compañero, Akihiko Sanada, se iba de espaldas a la lona.

- Superior Sanada yo... 

- Cabrón... no tenía idea de que fueras de los que juegan sucio, aunque supongo que me lo tengo ganado por provocarte... -Pese a lo estrepitoso de la caída, el mayor permanecía con esa sonrisa de competitividad, hasta notar que sangre le goteaba por la comisura derecha de la boca.- Joder... Tienes un buen gancho.

Al comprobar que estaba bien, Makoto suspiró con calma y comenzó a quitarse los guantes.

- Terminé por aquí, no me gusta el boxeo -Dijo terminantemente, pasando su cabeza por debajo de las cuerdas, dejando los guantes y el protector tirados en la lona.

- ¿Eh? ¡¿A donde vas?! ¡No hemos terminado, no voy a dejar que te marches luego de haberme hecho eso! -Akihiko se levantó, dejando que su ira e indignación le ayudaran a ignorar el mareo por el golpe, corriendo hasta las cuerdas, solo para ver la espalda de Makoto andando hasta la entrada.

El joven miró por encima de su hombro, volviendo a tener una mirada fría e inexpresiva.

- Gracias por la ayuda, creo que ahora entiendo mucho mejor lo que tengo... -Con una voz aburrida, el joven lo veía fijamente con su único ojo al descubierto, intercambiando miradas con su superior por un breve, pero intenso instante.- Estoy enojado... y creo que usted también.

Tras decir estas palabras, salió por la puerta de cristal y se puso en marcha a la residencia, dejando al mayor en silencio, en aquel solitario gimnasio... sin embargo, al poco tiempo pudo escuchar un fuerte golpe, seguramente sería su superior desquitándose.

Mientras Makoto andaba por las calles, sentía el cuerpo sudoroso y el vientre adolorido, a pesar de que apenas se había movido poco más de dos minutos; también miró a su palma derecha, la misma mano con la que había golpeado a alguien con todas sus fuerzas solo para desquitarse.

"No es usted con quien estoy enojado, superior... A decir verdad... Estoy enojado conmigo mismo..."

La imagen de la chica de vestido blanco apareció como un destello en su mente, mientras que andaba por las abarrotadas calles de la ciudad.

- Aunque Junpei no sea mi amigo... no debería de sentir algo así... de querer algo así...

Nota del autor:

¡Muchas gracias por la recepción al primer capítulo! Me alegra mucho ver que a muchas personas les gustó a pesar de lo raro del concepto, espero que la historia los esté atrapando lo suficiente como para continuarla, prometo esforzarme mucho más para actualizar seguido, ¡los quiero!

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