Everything has changed || Hea...

By heartstoppper_

7.7K 669 104

Nicholas Nelson es hijo de un mafioso muy importante y poderoso, y por ende, él también lo era. No conocía n... More

1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
11
13
14
15
16
17
18
19
20
21
22
23
24
25 (FINAL)

12

245 20 2
By heartstoppper_

Pasó una semana en la que Nick y Charlie sin decirle a nadie estuvieron planeando su huida. Ambos tenían miedo pero intentaban ser fuertes y pensar en positivo. Sabían que si se iban no volverían y Charlie no pudo evitar pensar en su madre, y en que quería despedirse de ella. Sabía que eso no sería posible ya que si lo hacía corría el riesgo de que Stéphane se enterara de lo planeado. Le pidió a Nick que por favor lo dejara despedirse, pero éste se había negado.

Charlie no quería pasar un segundo más en esa casa, y se lo hizo saber a Nick en un intento desesperado de intentar apresurar las cosas. Nick para calmarlo, decidió comprar una casa para que vivieran juntos el tiempo que les quedaba en Londres. Eso le trajo algo de paz, pero igualmente seguía pensando en todo lo que dejaría atrás.

Así y todo estaban felices, por fin podrían ser libres sin nadie que les jodiera la existencia. Por supuesto que ninguno se mostraba junto al otro en casa de Nick, ni siquiera se miraban.

Sin decirle nada a Nick, decidió llamar a su madre por teléfono al menos.

—¿Hola? — escuchó la voz de su madre, apagada y desganada. Sintió un fuerte dolor en el pecho.

—¿Mama?

—¿Charlie? Dios mío, gracias Dios, pensé que nunca más escucharía tu voz... No te das una idea de lo preocupada que estaba... ¿Estás bien? ¿Dónde estás? ¿Con quién estás? ¿Te hicieron algo? ¡Habla, Charlie! — los dos comenzaron a llorar.

—No me estas dejando hablar, mamá.

—Lo siento, es que... Tenía tanto miedo de no volver a escuchar tu voz, te extraño tanto hijo, ¿que pasó?

—Yo también te extraño mucho, mami. — tuvo que alejar el teléfono de su oreja para que no escuchara su llanto desconsolado. Tenía que ser fuerte. —Llamo porque quería decirte que estoy bien, y que me voy, no puedo decirte a donde ni con quien pero, estoy bien. Voy a estar bien.

—¿Como que te vas? ¿A donde? Si ese hijo de puta te dejó en paz por favor necesito que vuelvas a casa... Mi amor hice de todo para encontrarte y no pude, no había rastros de vos en ninguna parte, no sabía por donde más buscar. Por favor, vení conmigo, te juro que te voy a contar toda la verdad y nos vamos a ir- decidió interrumpirla. Quería ser rápido por si la llamada podía pincharse o algo. Los últimos días eran cruciales, no podía arriesgarse a arruinar todo por una estupidez cuando estaban a punto de largarse.

—Mamá, no puedo hablar más. Te juro que algún día vamos a tener la charla que nos merecemos, yo ya sé todo y, te juro que voy a volver. Cuando sea un hombre capaz de afrontar cada una de mis miserias, voy a volver.— ella siguió hablando, pero no lo soportó más y colgó la llamada.

Se desplomó llorando en el piso, no sabía cuanto extrañaba a su madre hasta ese momento, y ahora estaba a punto de perderla de nuevo, y quien sabe por cuanto tiempo.

Nick había oído toda la conservación y aunque quiso retarlo por haberse arriesgado así, no pudo. Lo abrazó, acariciándole el pelo, eso lo tranquilizaba.

—Nick, ¿y si esto sale mal? Nos estamos arriesgando demasiado... Si nos encuentran se va a ir todo a la mierda...

—Charlie, ¿confías en mi? —Charlie quería decirle que sí, pero en este momento no confiaba ni en sí mismo. — Te prometo que todo va a salir bien, y no estamos solos en esto.

—¿Que querés decir con eso?— hasta donde él sabía, nadie estaba enterado de su plan aparte de si mismos porque sabían que no podían confiar en nadie.

—Solo te pido que confíes en mi, si?— No dijo nada más, pero cuando vio una presencia de un tercero, se puso pálido.

Se quedó mirándolo completamente paralizado, con la boca abierta. Miró a Nick como si se hubiera vuelto loco de remate, y se alejó de ellos hasta llegar a la otra punta de la habitación.

—¿Que mierda es esto, Nick? ¿Estás enfermo? — negaba con la cabeza sin poder creerlo. Cuando cruzó miradas con él, sintió su estómago revolviéndose bruscamente como si le hubieran pegado una patada de lleno en él.

—Charlie, tenés que escucharlo.— intentó acercarse, pero Charlie le tiró lo primero que tenía a la vista para alejarlo. Le lanzó unos cuantos libros que Nick esquivó con facilidad. Alzó las manos intentando mostrar inocencia, pero Charlie se sentía brutalmente traicionado.

—¿Por qué carajo me hiciste esto? Yo pensé que era verdad lo que sentías por mi... Resulta que caí como un idiota otra vez. — Nick volvió a acercarse. —¡No te me acerques porque te mato!

—¡Basta! Por favor, estoy acá porque quiero ayudarlos, nada más. Yo soy la única persona capaz de hacerle entender algo a Stéphane... Ustedes no saben con quien se están metiendo. —habló Julio de repente. Charlie hacía tanto que no escuchaba su voz que le parecía la de un desconocido. Sintió auténtica repugnancia.

—¿Como lo va a entender, eh? ¿Con besitos, abracitos y palabritas de amor? ¡No me jodas! ¿Que carajo haces acá? Nick, por favor, que se vaya. Y de paso andate vos también. — Nick no movió ni un músculo, y Julio se acercó a pasos de tortuga, pero Charlie le lanzó otro libro que era más gordo que el anterior, golpeándolo en la cabeza. El golpe lo dejó algo aturdido pero no fue lo suficientemente fuerte como para detenerlo.

—¡Charlie! No hay tiempo para explicaciones ahora, necesito que dejes de ser un pendejo y me escuches. Yo sé que no puedo pedirte nada pero si se aman tal vez esta sea la única oportunidad que tengan de salir ilesos de esto.— Charlie se empezó a reír.

—¿Un pendejo? Por favor... ¿Me vas a hablar de amor a mí? ¿Cuando me tuviste amor? ¿Cuando me golpeaste, me insultaste y por poco casi me matas solamente porque me gustaba un compañero de jardín, eh? ¿¡Cuando llegabas borracho y le pegabas a mamá por intentar defenderme!? O quizá cuando te mandabas cartitas con ese asesino mientras tu mujer me criaba a pesar de tus maltratos. O, esta es la mejor. — se rio sin poder evitarlo. Le daba entre gracia y asco que hablara del amor como si lo conociera. — ¿Te importó el amor cuando le pagaste a una mujer para que me sedujera y me olvidara de mis preferencias, que dicho sea de paso, eran exactamente iguales a las tuyas? Que loco, no me hagas gastar saliva sin sentido, ambos sabemos que no tenés ni puta idea de lo que es el amor, ni tampoco voy a aceptar ningún tipo de ayuda de tu parte.

Él se quedó mudo al igual que Nick. Ambos se miraron, y Nick sabía que esto no tenía ningún tipo de sentido. Tal vez se había equivocado en hacer algo tan precipitado sin siquiera tantear un poco más la situación. Él se juró a si mismo que cuidaría a Charlie y con esto mandaba a la mierda su juramento.

—Está bien, hijo. Me voy. Una lástima porque quizá esta era su única oportunidad, de todas formas les deseo de corazón que puedan ser felices, yo no pude serlo pero no me da el derecho a quitarles su felicidad... Lo siento mucho. — Se fue. La palabra hijo le revolvió las tripas. Tuvo que tragar saliva para evitar vomitar. Sentía odio, asco, desprecio, dolor. Un sin de sentimientos que le provocaron romper todo lo que tenía a su paso. Nick se quedó callado, pero cuando le dio un golpe a la mesa ratona, clavándose el vidrio en las manos, corrió desesperadamente hacia él.

No supo porque pero ver la sangre descendiendo por su piel le hizo sentir una clase de alivio. No era un puto masoquista ni nada parecido entonces no pudo entender porque sus músculos se habían relajado.

—¡Dios mío! ¡Tranquilo! Por favor, vení conmigo. Dios no soporto la sangre, me voy a desmayar... — Nick se puso pálido, y Charlie apenas lo escuchaba, hipnotizado con su sangre.

Tomó un botiquín que contenía lo necesario para curarlo, sangraba mucho pero parecía no que necesitaría puntos. Los cortes no eran profundos, pero igualmente le dolía mucho.

Tomó un algodón y lo empapó con alcohol, pasándoselo con mucho cuidado. Tuvo que respirar hondo varias veces para recuperar el aliento, la sangre le bajaba la presión. Si era la de alguien que no le importaba, no le hacia mucho daño. Pero ver así a Charlie lo puso demasiado nervioso, pero él no parecía estar sufriendo, al contrario, parecía relajado.

—¿Estás bien? — Charlie tenía los ojos cerrados, sintió una puntada dolor insoportable cuando el alcohol se impregnó en su piel.

—Sinceramente hay cosas que me duelen más que un simple corte. No puedo creer que hayas confiado en esa rata, mandaste a la mierda todo nuestro plan. ¿En serio pensas que Julio nos va a ayudar?

—Perdóname, Charlie. Fui estúpido, realmente creí que nos ayudaría. A lo mejor de verdad está arrepentido. — Charlie se rio, pero le dolió todo con esa acción así que una mueca de dolor apareció en su rostro.

—Tenemos que irnos ya, puede pasar cualquier cosa. Ahora él sabe dónde estamos y que nos vamos a escapar, no va a tardar demasiado en aparecer con tu padre para arruinar todo.

Nick sabía que tenía razón. Se sentía realmente un estúpido por haber hecho algo tan arriesgado. Pero él tenía la esperanza de que las cosas cambiaran, pero no, estaba claro que eso no pasaría.

•••

Narra Julio:

La idea de ver a mi hijo con Nick, el hijo de mi gran amor, me ponía enfermo. Yo sabía que tenía que ayudarlos, ellos se lo merecían después de todo. Cuando Nick se contactó conmigo lo primero que pensé fue que era una trampa de Stéphane para hacerme aparecer, pero cuando me habló sobre que estaba en una relación con Charlie me sorprendió demasiado.

Todo este tiempo intenté esconderme de todo y de todos, traté de empezar una nueva vida y aunque al principio funcionó, la realidad me golpeaba cada vez más. No se puede escapar de lo que uno siente, y eso lo entendí apenas recibí su llamado. Yo había sido un egoísta toda mi vida, no fui capaz de dejarlo todo por Stéphane. Sinceramente me arrepentía, a pesar de que tenía un hijo al cual quería, yo nunca había sido feliz.

Lo que más me dolía era que me había desquitado con él, lo había rechazado y repudiado igual que como lo habían hecho conmigo. Era una porquería de persona y eso yo lo tenía claro. No valía la pena intentar remediar mis errores porque eran demasiados como para cambiar algo. Así y todo de verdad tenía la intención de reparar un poco las cagadas que me había mandado, pero Charlie tenía razón y no me esperaba otra reacción que la que él había tenido cuando me vio.

No aguantaba más, necesitaba ver a Stéphane. Pasaron tantos años desde la última vez que lo había visto que tenía la impresión de que ni siquiera me reconocería.

Me dirigí hasta la casa de mi gran amor, y también de mi más grande error. Realmente fui con la intención de pedirle que los dejara en paz, que eso ya no era asunto suyo, que si ellos querían ser felices ya no podríamos entrometernos, pero no sabía que podía pasar.

Toqué la puerta de la casa, y me abrió Sofía, la mujer que yo conocía demasiado bien y ella también a mí. Cuando me vio se le borró la sonrisa que tenía en la cara, se puso blanca como un papel, y pude notar que su cuerpo comenzó a temblar.

—¿Que... Que haces acá? — su voz apenas se escuchaba pero de todas maneras la entendí.

—Tanto tiempo, Sofía. Necesito hablar con Stéphane. — ella negaba con la cabeza, queriendo cerrar la puerta pero puse mi pie en ella, frenándola. —Por favor. Es importante.

—¿Que carajo querés ahora? Por favor no empeores más las cosas... Andate por favor antes de que alguien te vea.

—¿En serio le tenés respeto después de todo lo que te hizo? ¿Con que cara lo miras día tras día, eh? Debe ser muy fuerte que le tengas respeto al culpable de la desaparición de tu hijo. — Pude notar las lágrimas que salían de sus ojos, las cuales apartó con su mano rápidamente.

—Vos no te das una idea de lo horrible que es mi vida. No me queda otra que aguantar, todavía tengo la esperanza de que mi hijo aparezca... Yo sé que lo voy a encontrar...

—Si, ¿y a cambio te dejas tocar y abusar por él, no? Nos conocemos Sofi, sé bien que no lo soportas. No tenés porque hacer esto... Puedo ayudarte, no tenés que seguir en este infierno...

—Vos no entendes... Yo no puedo irme. No tengo nada ni a nadie que me ayude. Nadie sabía que yo estaba embarazada, los únicos que sabían eran ustedes y ella y...y yo sé que él lo hizo desaparecer. Sé que no se murió. Tengo la esperanza de encontrarlo...

—Pasaron quince años, Sofi. Ni siquiera tu hermana pudo encontrarlo, y a ella le contaba todo... — sé que le dolía horrores que le hablara de Sarah, como si su sola mención le trajera recuerdos horribles.

—Una madre jamás se da por vencida cuando se trata de la vida de su hijo. Hasta que yo no encuentre su cuerpo sin vida no pienso dejar de buscarlo. No voy a seguir hablando de este tema, por favor, te ruego que te vayas. Las cosas ya son lo suficientemente difíciles como para empeorarlo.

—Sé todo. Sé que Nick y Charlie se quieren escapar... — Ella apretó los dientes. Su rostro pasó de blanco como la leche, a rojo como el tomate.

—¡No sabes nada! Y como se te ocurra joderle la vida a mi sobrino te juro por lo que más quieras que te mato con mis propias manos, te lo juro. No te metas con ellos, maldita rata.

—¡Yo quiero ayudarlos! ¡Tenemos un plan!

—¿De qué plan me estás hablando? No te quiero ver, por favor, andate...

Intentó cerrar la puerta a pesar de que mi pie la frenaba, pero yo saqué fuerza de donde pude y, ella dejó de intentar. Sin embargo, amagó con retirarse, y yo la frené. Me miró como si quisiera asesinarme, e inmediatamente su mirada se volvió oscura, y su piel pálida. Había alguien más en el lugar.

—Sofi, ¿que pasa? ¿es Nick? — Apenas escuché su voz se me paralizó el cuerpo entero. Sentí como mis piernas dejaban de funcionar, y caí de rodillas en ese mismo instante. Tantos años sin escucharlo, sin sentirlo, pensando en como sería su cara aunque sabía que seguramente seguía siendo perfecto.

Él se asomó por la puerta al ver la palidez de Sofía, y cuando cruzamos miradas sentí que el tiempo se detenía para nosotros.

•••

Narra Nick:

Charlie seguía enojado conmigo, y yo lo entendía. Lo que había hecho era muy arriesgado pero intenté hacerle entender que no había sido con mala intención, yo lo único que quería era que las cosas se solucionaran de la forma más sana posible. Yo no soy idiota, sé que todo podía salir mal y a pesar de que intentaba convencerme de lo contrario, ese miedo estaba presente.

Así y todo, nos dispusimos a preparar los últimos detalles para el viaje. Habíamos decidido viajar a Estados Unidos, más precisamente a Chicago. Queríamos irnos lo más lejos que pudiéramos aunque sabíamos que corríamos el riesgo de ser encontrados. Todavía me sorprendía lo bien que estaba saliendo todo.

Había tenido una charla con Julio antes de que él se encontrara con Charlie. Habíamos intentado armar un plan que consistía en que él le dijera que nos íbamos a otro lado, otro destino completamente distinto, le pedí que le dijera que nos íbamos a Italia. En realidad no quería decirle nada, pero sabía que se daría cuenta de que nos habíamos escapado y al menos así tendríamos un tiempo para distraerlo.

Él había estado de acuerdo y me había jurado que seguiría el plan al pie de la letra. Yo no quería que ellos se encontraran, si Charlie lo veía sabía que iba a pensar que lo había traicionado y todo se iría a la mierda, pero Julio insistió demasiado en verlo, sabiendo que quizás no lo volvería a ver. Yo no pude negarme, no tenía derecho a hacerlo. Y a pesar de que Charlie me odiaba yo sabía que él lo necesitaba, tenía que decirle adiós a aquella vida para empezar otra de cero.

Cuando ya teníamos todo, me dirigí con mi auto hacia el aeropuerto. Era un vuelo privado así que no había demasiada gente, tal y como yo quería.

•••

Narra Charlie:

Estaba furioso con Nick. La verdad que me sorprendía a veces lo inocente que podía llegar a ser. Yo sabía que no lo había hecho con mala intención y eso era lo que más me enojaba. No era consciente de las consecuencias de sus actos y se creía que con unas simples palabritas la gente podía cambiar, y no, eso no era así. Primero para que una persona cambie tenía que tener realmente ganas de hacerlo, tener intenciones verdaderas de ello. Segundo, tenía que arrepentirse de corazón de sus errores, y yo sabía que ninguna de las dos condiciones eran reales.

Intenté pensar en positivo a pesar de todo, convencerme de que las cosas saldrían bien e ignorar ese presentimiento horrible que tenía en el cuerpo apenas vi cruzar a mi padre por esa puerta. Yo sabía que él no se quedaría en el molde, y no tardarían en aparecerse juntitos para arruinarnos todos los planes.

Tenía unas inmensas ganas de vomitar desde hace rato e intentaba tragármelas pero era imposible. Conforme pasaban las horas yo me sentía cada vez más débil. Cuando no lo soporté más me dirigí hacia el baño.

Nick me frenó. Yo no quería ni mirarlo a la cara.

—Amor... ¿Estas bien?— en otro momento ese apodo me hubiera puesto a temblar y a gritar de felicidad, pero ahora me agobiaba. No quería ser cruel con él pero estaba demasiado enojado como para responderle.

—No... Necesito ir al baño un momento. Creo que voy a vomitar... — él se preocupó mucho. Pude verlo en sus ojos. Dejó las maletas el suelo y se paró para acompañarme. —No... Necesito ir solo. Vuelvo enseguida. No te preocupes. — le di un rápido beso en la mejilla para no preocuparlo y sonreí para darle seguridad. Él también sonrió.

—Bueno mi amor, voy a ir a comprar agua y algo para comer por las dudas, estás pálido. — yo asentí y me soltó la mano para irse. Yo me dirigí hasta el baño.

Esa sensación de miedo, de pánico seguía instalada en mi cuerpo. Tenía el presentimiento se que algo muy malo estaba por ocurrir, y ya no había manera de negarlo.

Apenas pisé el baño corrí hacia el inodoro y vomite. Me daba demasiado asco pero estaba muy mareado, débil. Ahí entendí que quizá tendría que haber aceptado su ayuda, decirle que por favor me acompañara, pero ahora estaba solo y era demasiado tarde.

Sentí que alguien entraba con velocidad por la puerta donde minutos antes había entrado yo. Un tipo vestido completamente de negro se acercó hasta mí y me tomó del cuello, pegándome a su cuerpo. Era muy alto entonces mis pies abandonaron el suelo demasiado rápido. Lo último que recuerdo fue que puso una tela blanca en mi boca con un líquido que supuse sería somnífero porque todo se volvió completamente negro.

Toquetearon mis bolsillos en busca de algo, y luego de eso no pude ver más nada. No sabía si me estaba durmiendo o si me estaba muriendo, pero cuando mis músculos se relajaron y dejé de escuchar lo que pasaba a mi alrededor, supuse que sería la segunda opción.

•••

Narra Nick:

No dejaba de pensar en lo que pasaría ahora. Había deseado tanto irme a la mierda de este mundo tan horrible, y también comenzar de cero. Yo sabía que nos costaría mucho seguir adelante pero estaba dispuesto a intentarlo, sabía que Charlie se merecía el cielo y yo se lo daría. Ahora mismo estaba enojado conmigo y yo lo sabía, y eso me molestaba. Quería que estuviera feliz, que pensara en nuestro futuro juntos. Cuando él me propuso que nos fuéramos no lo dudé ni un segundo, es más, yo le iba a proponer lo mismo, pero también estaba esperando a que él estuviera listo para esto. Yo no tenía nada que perder, la única persona que tenía era mi padre y sinceramente era mejor perderlo que encontrarlo, pero Charlie...Él sí tenía a alguien, tenía amigos, tenía a su madre que fuera lo que fuera, era su madre y él la quería, y también tenía una mujer que lo esperaba, si bien era una mierda yo sé que él necesitaba respuestas de su parte.

Ahora mismo en lo único que podía pensar era en el futuro que nos esperaba, que si bien era incierto y eso me preocupaba, sabía que era nuestra última esperanza y me aferraba a ella con todas mis fuerzas.

Nunca me había puesto a pensar en estas cosas, para mí el futuro ya estaba dicho, no tenía una fuerza que me impulsara a modificarlo, yo estaba diseñado a ser el hombre perfecto pero según lo que mi padre quería para mí, no lo que yo realmente deseaba.

Cuando conocí a Charlie todas esas ideas que tenía formadas sobre mi futuro comenzaron a cambiar, ahora lo que me impulsaba no era el poder y la maldad, era el amor. Un amor que jamás había sentido por nada ni nadie, un amor que me daba la fuerza para enfrentarme a lo que viniera. Yo odiaba que todo fuera así, odiaba el hecho de tener que luchar para conseguir lo quisiera, yo quería que las cosas fueran más fáciles, solo quería amar y ser amado sin trabas de por medio, pero con el tiempo entendí que así era mejor. El hecho de tener que luchar para tener a Charlie a mi lado le daba un sentido a aquella vida tan vacía que tenía hasta el momento, él era la razón por la cuál de una vez por todas decidí cambiar los patrones de mi vida y ser feliz, y no estaba dispuesto a perderlo así me costara mi propia existencia.

De repente comencé a sentir una extraña sensación en el pecho, como una puntada que me había dejado sin aire unos segundos. No entendía lo que era, porque según yo no tenía ningún pensamiento malo hasta el momento. Pero, todos aquellos pensamientos positivos fueron reemplazados por otros negativos en un santiamén. Sentía pánico. Lo primero que pensé fue que era raro que Charlie no había vuelto del baño aún, ni siquiera supe cuanto tiempo había tardado porque entre pensamiento y pensamiento habían pasado varios minutos.

Me paré rápidamente con mis pies entumecidos y me obligué a mi mismo a correr. Corrí y corrí hasta que sentí que me había quedado sin aire. La distancia no era muy larga pero teniendo en cuenta que me faltaba oxígeno, fueron unos minutos demasiado extensos y pesados.

Me quedé en la puerta del baño en la parte de afuera. No me animaba a entrar porque no quería que mis presentimientos fueran reales. No. Eso no podía pasar porque nuestro futuro juntos estaba a punto de empezar y nada saldría mal.

—¿Charlie?— hablé con la voz completamente rota. Nada. Nadie contestaba.—Mi amor...— esperaba escuchar una respiración, un “ya va”, una risa, algo... Pero nada. —¡Charlie! — abrí la puerta de una patada y comencé a buscarlo desesperadamente. No estaba.

—No puede ser... No puede ser... Pensa Nick, ¿donde se pudo perdido? a lo mejor se fue a buscarme, si seguramente no me encontró cuando volví de comprar la comida, pero, ¿y por qué no esperó en el banco con los bolsos?— ahí me di cuenta de que había dejado cosas las cosas en el banco pero me importó poco.

Empecé a llorar con desesperación, no podía ser verdad. No puede ser que mi padre otra vez nos haya ganado, esto tenía que terminar hoy, yo estaba dispuesto a que eso pasara, quería ponerle un puto fin al sufrimiento...

Le pegué una patada a la puerta del baño, fuera de mi mismo. Las lágrimas me empañaron la vista y rápidamente fui a lavarme la cara. No podía tener un ataque de nervios en este momento, necesitaba pensar, Dios mío.

Me lave la cara y seguía llorando, no podía parar. Le pegué una trompada al lavamanos y respire profundo. Me había lastimado pero no podía importarme menos. Y entonces alcé la vista, y lo vi.

El espejo del baño estaba escrito con tinta negra, y había un mensaje que claramente era para mí.

“Hijito, lo siento mucho pero, ¿en serio pensaste que podrías conmigo? Muy astuto de tu parte que intentaras engañarme, pero te recuerdo que yo siempre estoy unos cuantos pasos adelante tuyo. Es muy gracioso que tu propio plan haya sido tu propia tumba.
Julio llegó hasta mí, y como verás, actuó a mi favor. Que lástima, pero esto tiene que tener un fin, ¿no te parece? Vos me engañaste, y ahora yo te la devuelvo. La traición se paga con muerte, eso vos ya lo tenías que saber antes de enfrentarte a mí."

Sentí un pánico que nunca en mi vida había sentido. Caí al suelo de rodillas cuando mi cuerpo dejó de sostenerse. Se había terminado todo. Charlie estaba con él y yo no tenía una puta idea de donde empezar buscar.

Me había dejado engañar, Charlie tenía razón. No me podía fiar de nadie y sin embargo lo hice, y por mi culpa ahora mi gran amor estaba en peligro.

Narra Julio (horas antes)

Stéphane me miraba como si fuera un fantasma, como si tuviera pánico. Sofía nos había dejado solos, sin poder hacer más nada cuando se dio cuenta de yo no me iría.

No sabía si el shock se le iba a pasar o si se quedaría con esa cara para siempre. Noté unas débiles lágrimas que caían por sus mejillas, él ni siquiera pestañaba.

—¿Stéphane?— el pareció reaccionar porque vi como sus ojos se cerraron, como si acabara de darse cuenta de que no era un sueño.

—No estás acá... No es real. — se tapó los ojos y se negaba a mirarme. A mí me pareció extraño ya que según lo que Nick me había dicho, él estaba esperando encontrarse conmigo desde hace tiempo.

—Mi amor... — él rompió a llorar cual niño y yo tomé su brazo y lo atraje hacia mi.

—Te odio, te odio, ¡te odio! ¿¡Por qué me dejaste solo todo este tiempo!? ¿Por qué no me amaste tanto como a ella? ¡Yo te necesitaba más que ella! — me empezó a pegar en el pecho y yo lo abracé más fuerte. Ambos estábamos sentados en el suelo, yo lo envolvía con mis brazos y su cabeza descansaba en mi pecho. Me rompía el corazón toda esta situación, yo lo amaba tanto... Nunca lo había dejado de amar y hasta ahora no había sido consciente de ello plenamente.

—Te amo... Te amé siempre y sigo haciéndolo, Steph. No vine para pelear... — él me dio un suave beso en los labios y aunque me sorprendió, no me alejé. Se lo devolví con un poco más de ansias.

Por un momento sentí que el tiempo no había pasado, que seguíamos siendo esos adolescentes enamorados que se besaban a escondidas y se amaban en secreto. Él había sido mi gran amor, y el único.

Tenía que entender que yo no estaba ahí para revolver el pasado, sino más bien para no volver a cometer los mismos errores con Nick y Charlie.

—Tenemos que hablar, Stéphane. — él seguía llorando pero me miró atentamente. —Se trata de nuestros hijos.

—¿Que sabes vos de eso? — su expresión cambió radicalmente, la que hace unos segundos era una expresión de melancolía se transformó en una de odio.

—Sé que están juntos, y que se aman. También sé que querés separarlos, y yo no lo voy a permitir. — se paró de repente.

—No tenés idea de lo que estás diciendo. Eso no puede pasar, mi hijo no puede cometer las mismas locuras que yo, no lo voy a permitir. Si viniste a hacerme cambiar de opinión estás equivocado.

—Stéphane... Ya está, no podemos hacer nada. Ellos se aman.

—¡No! No sabes lo que estás diciendo. Vos no entendes nada. — se alejó dispuesto a irse, pero lo abracé. Intentó apartarse pero me puse fuerte y no pudo. —No lo voy a permitir.

—¿Por qué? ¿Por qué les tenés tanto odio?— él se quedó callado unos segundos. Su mirada se volvió fría como el hielo, la misma mirada de desprecio que me dedicó a mí cuando me fui.

—Porque si yo no pude ser feliz ellos tampoco. Ni vos ni nadie me va a cambiar el pensamiento así que ni lo intentes. Y sospecho que si estás diciéndome esto es porque sabes donde están. — no supe que responder. Por supuesto que no quería decirle la verdad, pero si le mentía también se daría cuenta.

—No... No sé nada, Nick me llamó para que los ayude, nada más, no tengo idea de donde están. — él comenzó a reírse. Era esa risa siniestra que te ponía el vello de punta, como si sintiera que me estaba burlando de él.

—Supongo que tampoco tenés idea de que tu mujer está con mis hombres en este mismo momento, y que con solo hacer un llamado puede tener una bala atravesada en el cerebro, ¿verdad? — abrí los ojos como platos. Lo que más me dolió fue ver la perversión de sus ojos. Sentía que no lo conocía. Yo sabía que él se había vuelto un ser oscuro, pero no estaba al tanto de que estaba tan mal de la cabeza.

—No serías capaz...

—¿Como no voy a ser capaz de matar a la desgraciada que arruinó mi vida? Llevo esperando este momento desde que me dejaste por ella.

—Jane era tu mejor amiga, ¿no te acordas de eso?

—Todos los días lo recuerdo. Y después entendí que nunca lo fue. Tengo una extensa lista de personas a las que odio y ella está en el primer puesto. Así que, será mejor que me digas donde carajo están estos maricones porque la cosa puede ponerse fea.—no respondí. No quería decirle la verdad, sabía que mataría a mi hijo, y tal vez al suyo. Estaba entre la espada y la pared. Por un lado si no hablaba matarían a Jane, y yo ya había destruido demasiado su vida como para que encima fuera el culpable de su muerte. Y por otro lado si hablaba le arruinaría la vida a mi hijo. Estaban seguro de que a Nick no le tocaría ni un pelo pero a Charlie lo mataría, y yo podía permitirlo.

Como no respondí, tomó el teléfono y al cabo de unos segundos habló. —Fernández, necesito que me pongas a esa puta al teléfono, hay alguien que la quiere saludar.— me quedé quieto. Me temblaba todo el cuerpo. Quería gritarle, quería insultarlo, quería golpearlo pero estaba completamente paralizado. Me pasó el teléfono y lo tomé con las manos temblando, no me atrevía a escuchar su voz. —¿Hola? —no contesté. Apreté los puños. —¿Quien habla?

—Jane... —tuve que ser fuerte para no llorar adelante de él. Me miró con desprecio.

—¿Julio? ¿Qué está pasando? ¿Por qué me tienen acá? ¿Que pasó con Charlie? — eran tantas las preguntas y tan pocas las respuestas que no sabía por donde empezar a hablar.

—Te juro que voy a hacer lo posible para reparar las cosas, te lo prometo, Janie.— ella lloraba, supuse que por la desesperación por no haber respondido sus preguntas.

—¡Contéstame! ¿¡Qué pasa con mi hijo!? ¿Esta bien? ¡Ah! ¡No! — se escuchó un fuerte golpe y gritos y me desesperé. Stéphane se empezó a reír.

—¡Jane! ¡mi amor! ¡Te prometo que todo va a estar bien! — me arrebató el teléfono de las manos y colgó la llamada.

—Muy cruel de tu parte que le digas mi amor a la cornuda de tu mujer en mi cara. — me daba tanta repugnancia. Lo escupí. Él me miró con rabia y me tomó del cuello. —Me estoy cansando de toda esta mierda. Ahora ya sabes que tengo a esa puta en mis manos, así que ya mismo me vas a decir donde están. ¡Ya! — tenía que pensar en algo urgente.

—Por favor, mi amor...

—¿¡Mi amor!? Basta de mariconadas. No te mato porque por ahora te necesito, pero no me obligues a darte una trompada. — no me quedó otra que ser llevado a rastras hasta el aeropuerto. En el camino le dije que ellos estaban ya volando hacia Italia, que llegábamos tarde, pero se dio cuenta de que mentía.

No sólo me tenía amenazado con Jane, sino que también me estaba apuntando con un arma en la nuca. Sabía que cualquier intento de escapar me llevaría directo a mi muerte, a la de mi esposa y a la de mi hijo.

Mi hijo... ¿Que carajo haría con él? Me había quedado claro lo siniestro que podía llegar a ser y eso me desesperaba porque seguramente sería peor de lo me imaginaba.

—No... No los vas a encontrar, ellos ya se fueron rumbo a Italia hace unas horas...— me pegó con la empuñadura de la pistola en la nuca, y sentía que me desmayaba. Ya no tenía sentido luchar, todo había salido terriblemente mal.

Continue Reading

You'll Also Like

33.6K 3.8K 11
Un día sin nada nuevo para cupido Flechar a alguien quiso Pero ¡Mala puntería, cupido! Porque a dos chicos enamorar hizo Historia corta
570K 76.8K 45
Una sola noche. Dos mujeres lesbianas. ¿Un embarazo? ¡Imposible!
520 109 9
William y Edward tuvieron un hermoso matrimonio en su vida anterior y tuvieron una hija preciosa. Pero como todo, esa vida había terminado. Ahora s...
6.9K 62 6
Ao Haru Ride gira en torno a Futaba Yoshioka, una chica que en secundaria estaba enamorada de un chico llamado Kou Tanaka. Sin embargo, tras un malen...