La Historia Entre Los Dos [Li...

By _maria_centeno_

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Bilogía «Russkaya ruletka». Libro #1. Después de haber sido rechazada por el mejor amigo de su hermano cuando... More

⌘Nota de la Autora⌘
⌘ Conoce A Los Protagonistas ⌘
⌘Especial 1k⌘
1 ⌘ Ivanov
2 ⌘ El Chico Nuevo
3 ⌘ La Guía
4 ⌘ La Prueba
5 ⌘ Superando El Pasado
6 ⌘ Squeeze Play Suicida
7 ⌘ Cargo de Conciencia
8 ⌘ Campamento Blue Oaks Parte 1
9 ⌘ Campamento Blue Oaks Parte 2
10 ⌘ Mamma Mia
11 ⌘ Trabajo En Equipo
12 ⌘ Objeto de Estudio
13 ⌘ Charla A Descorazón Abierto
14 ⌘ Él Puede Ser Hawkeye
15 ⌘ La Disculpa
16 ⌘ Salsa de Tomate
17 ⌘ Darcy
18 ⌘ El Negro Va Con Todo
19 ⌘ Es mi Hermana, Imbécil
20 ⌘ La Chamarra
21 ⌘ Los Regionales
22 ⌘ La Escena Del Muelle
23 ⌘ Lo Que Implica Ser un Caballero
24 ⌘ Bésala
25 ⌘ Mandando Señales
26 ⌘ Fundación Tailime Nazarova
27 ⌘ Descarada
28 ⌘ Yuriy
29 ⌘ El Evento Comunitario
30 ⌘ Salvando La Veterinaria
31 ⌘ Dos Citas y un Acierto
32 ⌘ Admirador Secreto
33 ⌘ Malishka
34 ⌘ Asher y Mia
⌘Especial Año Nuevo⌘
35 ⌘ Glee
36 ⌘ ¿Quien Está Saliendo con Alek Ivanov?
37 ⌘ El Violín de Zorba
38 ⌘ Planeación
39 ⌘ El Malentendido
40 ⌘ Cumpleaños Nazarova Parte 1
42 ⌘ Vacaciones De Invierno
43 ⌘ Algo Está Pasando
44 ⌘ El Nuevo Tutor
45 ⌘ Cambiando Rutinas
46 ⌘ Fairytale
47 ⌘ Consejo
48 ⌘ Ausente
49 ⌘ Sangriento San Valentín
50 ⌘ Falla de San Andrés
51 ⌘ Infiltrado
⌘Especial 30k⌘
52 ⌘ El Escuadrón de la Muerte
53 ⌘ Yugo Familiar
54 ⌘ El Monstruo de los Ojos Verdes
55 ⌘ Efecto Secundario
56 ⌘ Epístola
57 ⌘ Mea Culpa
58 ⌘ Acto V Escena III
59 ⌘ Dolor Fantasma
Epílogo ⌘ El Vacío Entre Los Dos
⌘Agradecimientos⌘
Especial 50k ⌘ Orgullo y Prejuicio Parte 1
Especial 50k ⌘ Orgullo y Prejuicio Parte 2
Especial 50K ⌘ Orgullo y Prejuicio Parte 3
Capítulo Extra ⌘ El Libro Prometido
Capítulo Extra ⌘ Hola Kitty

41 ⌘ Cumpleaños Nazarova Parte 2

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By _maria_centeno_

Especial 2x1 (2/2)

Arizona miró aburrida a su alrededor. Anna no dejaba de hablar, con un hotdog en las manos esperando ser devorado. Serge se limitaba a mirarla con el semblante serio.

A veces, Arizona creía que Serge tenía la habilidad de desprender su alma de su cuerpo, fingiendo atención a su alrededor mientras que su espíritu divagaba por el resto del mundo. Probablemente un lugar tranquilo y sereno. Algo así como un viaje astral. Lo envidiaba.

No la malinterpreten. Arizona adoraba a Anna con toda su alma. Tenían una amistad retorcida y divertida. Siempre estaban en la misma página y eran cómplices una de la otra. Las preguntas a veces estaban por demás cuando alguna de ellas pedía ayuda a la otra. Pero había un límite en el número de palabras que Arizona podía soportar escuchar en el lapso de una hora.

Pasó sus ojos en la pequeña área que la madre de los mellizos había apartado para ellos. Harry, Max, Asher con Mia sentada en su regazo hablaban entre ellos, la última con una sonrisa enorme mientras se reía de algo que sus amigos comentaban. Asher tenía la mirada perdida en Mia, algo así como una palomilla deslumbrada por una bombilla.

Arizona puso los ojos en blanco con la voz de Anna siendo estática en el fondo de su mente. Los siguientes en su lista eran Luka y Kai hablando con Emma sobre algún evento periodístico que estaba en la portada de alguna de las revistas que la chica leía. Aunque decir que Kai estaba hablando con ellos era una exageración, ya que Luka era el que parecía más interesado en hacer preguntas, mientras el mellizo se limitaba a escuchar lo que ambos tenían que decir.

Ver a Luka tan animado hablando con alguna otra chica; y a pesar de que Arizona sentía que el estómago se le hacía un nudo por los celos; sin dejarse llevar por la necesidad de intervenir, era algo bizarro.

Muchos años pasaron en los que las chicas hablaban con él, y Arizona siempre terminaba de malas por culpa de Luka. Porque era su naturaleza ser coqueto.

Y a pesar de ahora Arizona sabía que Luka era un arromántico; cosa que a veces le costaba comprender; sabía que no era nada en serio. Se llegó a preguntar si era solo una fachada. Un mecanismo de defensa para que las personas no se dieran cuenta de la orientación sexual de Luka.

Después del berrinche de Arizona por haber sido rechazada frente a Alek y Tailime; y de que se diera cuenta que en realidad sí, todo fue sacado de proporción gracias a sus tácticas para estropear la relación de ambos; Arizona se presentó en casa de Luka para hablar y aclarar las cosas entre ellos.

Claro que después de tres semanas de no hablar con él y de aparecer en su puerta principal como perro abandonado, había alertado a Luka al principio, pensando que le había sucedido algo grave.

Sentados en la banca del jardín de su casa, Luka le explicó a Arizona que nunca había sido su intención que malinterpretara los sentimientos que tenía por Tailime. Siempre la había tratado como parte de su familia, y al no convivir con familiares femeninas, además de su madre, supuso que era normal que los chicos las trataran así.

Luka también le había pedido disculpas por nunca haber notado la prolongada atracción que sentía por él, pero incluso bromeó con Arizona porque nunca había actualizado su técnica de coqueteo del jardín de niños, donde molestabas a la persona que te gustaba.

Así que una vez aceptadas disculpas por parte de ambos, Arizona comenzó a preguntarle sobre su reciente revelación. Luka había contestado que siempre lo había sabido, solo que no sabía cómo llamarlo hasta que comenzó a indagar si existían personas con su misma situación.

Arizona se sorprendió cuando aprendió que no solo existían las orientaciones hetero, homo y bisexuales. No todo era blanco o negro, había varías tonalidades de gris, incluso algunas que salían fuera del espectro.

Por eso, ahora al menos podía controlarse al ver cómo Emma se acercaba a él para mostrarle algo que tenía en su teléfono, y supuso que Luka estaba realmente interesado en lo que sea que estuvieran diciendo.

Sus ojos se detuvieron entonces en Alek y Tailime. Arizona hizo una mueca cuando se dio cuenta de lo que estaban haciendo.

No era raro verlos sentados uno junto al otro compartiendo audífonos, escuchando música. Era como su pasatiempo favorito. Lo hacían entre clase y clase, a veces en los viajes escolares.

Era enfermizo.

Pero Alek lucía contento. Y como amiga, Arizona solo exigía que quien fuera la pareja de sus amigos, al menos los hicieran idiotamente felices.

Tailime le hizo una pregunta a Alek, moviendo la cabeza al son de la música. Alek le contestó sin perder la sonrisa, cosa que hizo reír a Tailime. Alek hizo otra pregunta, y comenzó a hacer una pobre imitación de una guitarra eléctrica, desconcertando a Tailime al principio, poniéndola completamente roja al soltar una carcajada.

Arizona volvió a girar los ojos. Bien podría salvarla de esa terrible humillación y matar dos pájaros de un tiro. Se levantó de la tumbona, haciendo que Anna guardara silencio.

—Voy a ir por algo de tomar —comentó Arizona tomando los shorts de mezclilla que había usado para ingresar al recinto.

—¡Oh! —Anna exclamó, haciendo que Arizona sonriera, sabiendo lo que seguía—. ¿Podrías traerme una soda con mucho hielo?

—¿Quieres algo, Serge? —preguntó Arizona educadamente, a lo que el chico se limitó a alzar una ceja. No era común que su amiga se ofreciera a ese tipo de cosas.

—Una soda está bien.

—Perfecto —Arizona giró tan rápido que Anna temió por un segundo que fuera a perder el equilibrio, pero Arizona no titubeó ni un segundo antes de detener su mirada en los tórtolos escuchando música—. Tailime, ¿me acompañas a pedir las bebidas?

La sonrisa en el rostro de Tailime se desvaneció en el segundo. Alek se resignó a fruncir el ceño en dirección de Arizona, examinándola como si todo eso fuera un plan maligno disfrazado tras esa inocente pregunta.

Poniendo los ojos en blanco, Arizona colocó las manos en su cintura, viendo incrédula a Alek.

—¿Qué? —retó a Alek a que objetara alguna buena razón por la que no podía pedirle ayuda a Tailime—. ¿Tienes algún problema, Ivanov?

—¿Por qué quieres que ella te ayude a traer sodas?

—Porque quiero salvarla de tu ridícula serenata con tu guitarra de aire —Arizona resopló divertida cuando Alek hizo un puchero—. Además, es su cumpleaños. ¿Qué crees que voy a terminar haciendo? ¿Tirarla a la alberca?

Escuchó a lo lejos a Luka reírse divertido.

—Eso ya lo hizo Asher.

—¿Ves? —Arizona trató de endulzar la sonrisa en su rostro cuando se fijó en Tailime, que parecía un cachorro abandonado—. Solo iremos por sodas y regresaremos. Prometo portarme bien.

Tailime miró detrás de Arizona, donde estaban Anna y Serge. Algo en alguno de sus dos amigos debió de darle la confianza suficiente para que, después de pasar saliva, se retirará el audífono del oído y se levantara. Diciéndole algo en voz baja a Alek para que dejara de fruncir el ceño, éste se despidió de Tailime con un apretón de mano.

Ambas caminaron hacia la zona de comida en donde se encontraba la fuente de sodas más cercana.

Arizona sentía a Tailime en sus talones, con la misma actitud sumisa que tomaba cuando se reunían para el trabajo en equipo, donde Tailime se resignaba a seguir a Arizona como su sombra, y a estar preparada para el segundo en el que Arizona decidiera echarle la culpa por todo.

La castaña exhaló exageradamente, como si la simple idea le pareciera ridícula. Pero a final de cuentas, ella había logrado que Tailime se sintiera de esa forma en su presencia, ¿no era así?

La miró de reojo, notando como Tailime se abrazaba a sí misma para intentar estar lo más desapercibida y pequeña.

—Te debo una disculpa, Tailime.

Si. Rápida y concisa era como siempre había sido Arizona. No le gustaba andarse con rodeos, y menos sabiendo que tenían que esperar a que atendieran a las otras tres personas frente a ellas.

Tailime se irguió, por lo que Arizona se aventuró a verla directamente, notando su rostro de confusión.

—¿A-a mí?

Era un misterio para Arizona como era que Tailime había logrado conquistar a Alek con su completa falta de relaciones interpersonales. Más sabiendo la gran cantidad de admiradoras que Alek tenía desde que estaban en la secundaria y que hubieran tenido más oportunidades de conquistarlo que ella.

Después de reírse por un segundo, Arizona se encogió de hombros sin deshacer su sonrisa.

—Algo tarde, pero sí. Lamento haber tomado tu diario y leerlo, y asustar a Alek diciéndole que estabas obsesionada con él.

—Oh —Tailime parpadeó sorprendida. Nunca antes había sabido qué era lo que Arizona le había dicho a Alek para asustarlo tanto que había optado por salir corriendo por una salida de emergencia, pero eso explicaba muchas cosas—. Yo... ¿lamento que pareciera que Luka me coqueteaba todo el tiempo?

—Eso fue culpa de Luka, no tuya. También lamento haber descargado toda mi frustración en ti, porque nunca tuve las agallas para decirle a Luka lo que sentía. Aunque el resultado iba a ser siempre el mismo. Pero al menos mi obsesión por hacerte la vida imposible hubiera durado muchos menos años.

Tailime se mantuvo en silencio durante un rato mientras avanzaban en la fila, para después fruncir el ceño y mirar a Arizona a los ojos.

—Luka te quiere.

—Claro, como una amiga —Arizona se encogió de hombros, restándole importancia—. Eso lo dejamos bien en claro desde el principio.

—No... quiero decir —Tailime sacudió la cabeza para después mirarla con detenimiento—. Luka te quiere como amiga, pero ese tipo de cariño va mucho más allá de la amistad. Cuando Luka supo que te gustaba, lo que hizo fue decírtelo de frente y sin rodeos. Porque sabe cómo eres, y sabía que preferirías mil veces saber la verdad a seguir ilusionándote con algo que no podría ser.

—Lo que hizo fue terminar con la tortura en la que te tenía. Dejarte el camino libre para que pudieras salir con Alek sin tener que preocuparte por mí —Arizona suspiró—. No creo que haya sido para dejar de hacerme ilusiones.

Tailime se quedó callada un minuto, en el que volvieron a avanzar en la fila. Arizona fingió que revisaba las opciones en el menú para tener algo que hacer en el silencio.

—Luka ya sabía que Alek y yo... —Arizona volvió a mirar a Tailime—. Luka sabía lo que había pasado entre Alek y yo en la biblioteca.

Arizona parpadeó un par de veces, tratando de recordar a que se refería Tailime. Sobre todo, tratando de recordar la última vez que había puesto un pie en la biblioteca.

Recordó aquella vez que había ido por un libro de historia para al fin poder regresar a su casa y hacer los deberes. Pero ver a Luka sentado junto a Alek, embelesado con Tailime, le hizo hervir la sangre. Por eso había decidido mandar todo al demonio y hacer la tarea en la biblioteca.

—Espera —Arizona ladeó la cabeza cuando recordó lo sucedido ese día—. ¿Lo que pasó en la biblioteca? ¿Qué pasó en la biblioteca?

—Umm... —Tailime tuvo la audacia de morderse el labio inferior, cohibida—. Fue cuando Alek y yo descubrimos porque parecías odiarme. Una cosa llevó a otra, y él me confesó lo que sentía por mí.

Arizona sopesó la información, atando cabos sueltos.

—Eso explica porque Alek se comportaba más idiota frente a ti que de costumbre.

Tailime lució constipada cuando Arizona soltó esa oración. Arizona supuso que estaba intentando aguantarse la risa en su presencia, sin saber si era correcto que se riera por decirle idiota a su amigo. Por eso Arizona fue la que resopló, sonriendo aún más cuando Tailime soltó una risita.

—No es novedad últimamente.

—Eso es bueno, ¿no?

—Depende —Arizona se encogió de hombros—. Eres su primera novia, así que todo esto es nuevo para nosotros también. Antes le había llamado la atención alguna que otra chica, pero nunca se concretaba nada. Pero verlo feliz siempre es bueno. Siempre y cuando no te serene con su pobre imitación de guitarra eléctrica.

—Fue tierno —Tailime admitió cuando ordenaron las bebidas—. Me enseñó la canción que bailaron mis padres en su boda, pero era una versión más moderna. Por eso me sorprendí de escuchar a... ¿Muse? Creo. Alek dijo que lo mejor de todo era la guitarra, y que si quería, podía tocarla para mí. Pensé que se refería a tocar una guitarra de verdad.

—Es un bobo, eso tenlo por seguro.

Un silencio cómodo se estableció entre ellas mientras el camarero comenzó a colocar las bebidas sobre la barra cuando estuvieron listas. Tomando cada una un vaso en cada mano, regresaron a las tumbonas.

—Lo que quería decir con todo esto —Tailime continuó—, es que Luka no tenía por qué decirte la verdad como una obligación para que dejaras de molestarme y dejarme el camino libre; porque como dije, él sabía que Alek y yo ya estábamos juntos; sino porque en realidad te aprecia. Estoy segura que aún no estaba listo para salir del closet como lo hizo, mucho menos lo dijo para hacerte sentir mal. Pero igual lo hizo porque confía en ti. Bien pudo saber lo que sentías e ignorarlo.

Arizona no respondió a eso, dándole una perspectiva diferente a la explicación de porqué Luka se había tomado la molestia de decirle la verdad.

Tal vez Tailime tenía razón en algo: Luka la quería tanto que le compartió un secreto que muy pocos sabían en la escuela, ni siquiera Serge.

Arizona terminó suspirando, cansada de pensar en algo que creía tenía dominado.

—Por muy claro que quede esa situación, mis sentimientos por él siguen ahí... molestando.

—No se puede dejar de querer a alguien solo con desearlo —Tailime se encogió de hombros—. Créeme, lo intenté. Solo... se aprende a vivir con ello.

—Sería genial poder solo tener un botón para ignorar esos sentimientos.

Tailime resopló divertida ante la idea.

—Igual seguiríamos enamorándonos, incluso sin saber si seremos correspondidos. Seguiremos enfrentándonos ante la incertidumbre de un corazón roto.

Arizona respiró hondo, mirando a Tailime de soslayo. La verdad, necesitaba a alguien con quien desahogarse por lo sucedido con Luka. Anna sería una opción, pero Arizona podía casi escuchar lo que su mejor amiga le diría, y eso no era lo que quería escuchar. Tal vez...

—No entiendo por qué nos empeñamos en amar a alguien, cuando existe la posibilidad de que ese alguien terminará amando a alguien más —Arizona miró el domo del parque, al final soltando las preguntas que la habían estado abrumado por días—. O en el peor de los casos... no amando a nadie.

Tailime no dijo nada, mordiéndose el interior de la mejilla antes de girarse hacia Arizona. La inseguridad en sus ojos le indicaba a Arizona que estaba debatiéndose por si decir o no lo que tenía en la cabeza.

—No soy una experta en el tema. Todo lo que sé ha sido por las historias de amor por las que he leído —comenzó Tailime en un susurro, haciendo que Arizona pusiera más atención—, pero creo que ahí es en donde podría explicarse la respuesta a esa pregunta. Las historias de amor son tan apreciadas porque la existencia de los corazones rotos. El milagro de dos personas que se quieren, es eso, un milagro.

Arizona nunca se hubiera imaginado que estaría siendo reconfortada por Tailime Nazarova.

Sintió como sus mejillas se calentaban al digerir la explicación (demasiado romántica para su gusto) pero Arizona sonrió cuando notó que Tailime ni siquiera había reparado en aceptar sus disculpas. En cambio, había compartido sus ideas románticas sobre el amor de una manera demasiado profunda, como si de verdad creyera que Arizona lo necesitaba para sanar.

—No parecías muy impresionada por lo que dijo Luka —comentó Arizona cuando volvieron a caminar.

—Emma es asexual, por lo que nos explicó de pe a pa toda la gama de colores y banderas en el mundo LGBTQ —Tailime se encogió de hombros.

—¿Asexual? —repitió Arizona—. ¿Eso quiere decir que no se identifica con el sexo femenino ni masculino?

—Eso es el género —le explicó Tailime—. Si fuera así, sería no binaria. Asexual quiere decir que no le interesa tener relaciones... uh... sexuales con nada ni nadie.

—¿Y no le molestará que me estés diciendo algo tan privado de ella? —Arizona recordó la charla que había tenido con Luka, diciéndole que si bien a él no le molestaría si por despiste alguno mencionaba algo con personas externas, no era lo mismo para el resto.

—Emma dice que entre más personas se enteren, mejor. Así no tiene que estar soportando a los chicos rondándole mientras intentan meterse en sus pantalones.

Arizona volvió a reír ante la lógica del argumento, caminando en silencio el resto del camino.

Tenía que admitir que hablar con Tailime no era tan bizarro como lo había sido anteriormente. Arizona sabía que su propio carácter podía ser un tanto intimidante. Y si a eso le sumaba que se esforzaba por ser más intimidante y hostil con la melliza de Kai, no podía culpar a Tailime por apenas alzar los ojos en su presencia. Pero ahora que había una disculpa de por medio, incluso Tailime caminaba más recta.

El silencio fue cómodo hasta que divisaron las tumbonas donde habían estado sentados todos sus amigos. Los amigos de Tailime no se veían por ningún lado, seguramente regresando a disfrutar de las amenidades del parque. Kai había vuelto a acostarse bajo la sombra, los lentes oscuros puestos sobre sus ojos no le dejaban ver si seguía despierto o no. Luka y Serge habían ocupado otra cama, sentados frente a frente jugando cartas, mientras tenían de espectadores a Anna y a Alek.

Al escuchar sus pasos, Alek se distrajo del juego, su rostro iluminándose como el mismo sol cuando se percató de su presencia.

Y tal vez Arizona ya no tenía motivos para molestar a Tailime por tener la atención de Luka, pero viejos hábitos tardan en morir. Porque a pesar de alegrarse por Alek por haber encontrado a una persona que lo hiciera tan feliz que lo hiciera parecer un completo idiota, no iba a dejar pasar la oportunidad de burlarse de ellos por parecer como un par de koalas que no podían dejar de abrazarse.

Sobre todo cuando Alek tomó a Tailime del brazo y la jaló hasta sentarla en su regazo, dejando pequeños besos sobre su hombro mientras Luka y Anna los imitaban para molestarlos.

Sentándose en la tumbona más cercana, Arizona se concentró en admirar la escena desarrollándose frente a ella.

Tailime hablaba de historias de amor como si fueran parte de la vida diaria, en vez de solo palabras en papel.

Arizona era práctica y realista. No creía en los cuentos de hadas, porque la vida le había demostrado que no se trataba de eso.

Eran dos perspectivas completamente opuestas, y Arizona creía que tal vez por eso Tailime nunca terminó por agradarle. Pero después de su charla, le hizo entender que a pesar de sus diferencias, podían aprender la una de la otra. No solo en cuestiones de amor. Tailime la había ayudado a comprender mucho más su situación respecto a Luka, e incluso la había perdonado sin siquiera pensarlo dos veces. Y Arizona estaba segura que podría ayudar a Tailime a salir poco a poco de su cascarón, sintiéndose más segura de sí misma.

Y tal vez Arizona no tenía su propio final feliz con el príncipe azul que siempre soñó, pero ver a Tailime y a Alek al fin obtener el suyo le hacía mantener la esperanza que en algún lado, existía la persona indicada para ella.

LA REDENCIÓN DE ARIZONA HA LLEGADO DEVUSHKOS MIOS!!!! *inserte gif de Elmo malvado*

Esperé tanto este capítulo para que conocieran la verdadera naturaleza de Arizona y ya no me la crucificaran tanto. Ella es buena, nomas se deschabeta a veces jaja

Pausa comercial: díganme que les ha parecido la historia hasta ahora? 

No olviden dejar comentarios y estrellitas!!!

Nos vemos el sábado!

⌘María Centeno⌘

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