59 ⌘ Dolor Fantasma

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Say something, I'm giving up on you
(Di algo, me estoy dando por vencido)
And I will swallow my pride
(Y me tragaré mi orgullo)
You're the one that I love
(Tú eres lo que quiero)
And I'm saying goodbye
(Y te estoy diciendo adiós)
Say something, I'm giving up on you
(Di algo, me estoy dando por vencido)

Say Something, A Great Big World

Si había algo que los Nazarova sabían ser, era ser obstinados.

Alek lo sabía después de haber convivido con Kai por tantos años. Y no entendía porque había supuesto que con Tai sería diferente.

Lo que fuera que Irina le hubiera dicho a Tai, no había servido de nada, porque Tai seguía evitando a Alek como la plaga. Su habilidad para desaparecer de los lugares donde Alek estaba era sorprendente, y el rubio se preguntó si acaso había pasadizos secretos en la escuela de los cuales no estuviera enterado.

Además de tener que encontrar la manera de interceptarla, Alek se enfrentaba a otro problema: no solo Kai lo veía como el nuevo enemigo público, sino que Luka y Serge habían tomado partido de su lado. Así que la mitad de sus amigos estaba renuente a hablar con él.

Bastó con encontrarlos al día siguiente en los pasillos para que Luka pusiera los ojos en blanco, y Serge lo juzgara de pies a cabeza. Alek intentó hablar con ellos y explicarles. Y el maldito karma debería de estar suelto y encargándose de que Alek pagara por años y años de malas decisiones, porque sus dos amigos terminaron huyendo de él a toda prisa hacia el otro lado del pasillo. Y aunque Anna y Arizona aún hablaban con él, Alek estaba seguro que aún mantenían sus reservas sobre creer en lo que Alek decía que había pasado con Isabella.

Unos días después de su cumpleaños, Alek encontró a Kai tomando algunas cosas de su casillero, ajeno a su presencia en el pasillo.

Era ahora o nunca, su única oportunidad de derrocar las murallas que Tai había edificado a su alrededor para intentar entrar por la única grieta que encontraría.

—Kai.

El mellizo apenas reaccionó, mirando de soslayo a Alek junto a su casillero. Pero fuera de eso, Kai no reconoció su presencia mientras continuaba guardando sus libros.

Eso ya era ganancia. Alek esperaba que Kai terminara rompiéndole los dientes de un golpe.

Así que tomando un respiro profundo, Alek aprovechó la oportunidad que se le estaba presentando.

—Sé que me odias en este momento —comenzó en voz baja, esperando que Kai estuviera en la disposición de escucharlo—. Y créeme, no te culparía por ello. Pero si tan solo me escucharas y dejaras explicarte. A ti y a Tai...

El sonido de un libro cayendo de golpe dentro del casillero interrumpió a Alek. Kai se quedó inmóvil, con un brazo estirado hacia el interior y la mirada perdida en un punto. Dejó caer la cabeza hacia el frente, y Alek escuchó su respiración acelerada.

—Dos días —fue todo lo que dijo.

Alek se acercó, intentando escuchar mejor.

—¿Qué?

—Dos. Jodidos. Días —cuando Kai levantó la cabeza, Alek sabía que cualquier oportunidad de enmendar las cosas con él estaba lejos de suceder—. Tailime no habló por dos días, y tú te apareces aquí diciendo su nombre como si de verdad creyeras que tienes el jodido derecho.

El aire dejó los pulmones de Alek al escucharlo. Sabía que Tai era una chica sensible, pero afectarla a tal grado era algo que jamás se había imaginado. Más allá de lo que Alek pudiera estar sintiendo, quería poder estar junto a Tai para consolarla, y decirle que en realidad todo era un mal sueño.

La Historia Entre Los Dos (Libro #1)Där berättelser lever. Upptäck nu