renacer en un mundo semidivin...

By percy_jackson_54

42.9K 4.3K 474

En la mañana hablábamos de lo que nos quedaría pendiente si moríamos en ese mismo instante, lo cual, nos dejó... More

🔸️☀️prologo☀️🔸️
☀️🔸️capitulo I 🔸️☀️
🔸️☀️capitulo II☀️🔸️
☀️🔸️capitulo III🔸️☀️
🔸️☀️capitulo IV☀️🔸️
☀️🔸️capitulo V🔸️☀️
🔸️☀️capitulo VI☀️🔸️
🔸️☀️capitulo VII☀️🔸️
☀️🔸️capitulo VIII 🔸️☀️
🔸️☀️capitulo IX☀️🔸️
☀️🔸️capitulo X🔸️☀️
🔸️☀️capitulo XI☀️🔸️
☀️🔸️capítulo XII🔸️☀️
🔸️☀️capitulo XIII☀️🔸️
🔸️☀️capítulo XIV☀️🔸️
☀️🔸️capítulo XV🔸️☀️
🔸️☀️capítulo XVI☀️🔸️
☀️🔸️capitulo XVII🔸️☀️
🔸️☀️capítulo XVIII☀️🔸️
☀️🔸️capítulo XIX🔸️☀️
🔸️☀️capitulo XX ☀️🔸️
☀️🔸️capitulo XXI🔸️☀️
🔸️☀️capitulo XXII☀️🔸️
☀️🔸️capítulo XXIII🔸️☀️
🔸️☀️capítulo XXIV☀️🔸️
☀️🔸️capítulo XXV🔸️☀️
🔸️☀️capítulo XXVI☀️🔸️
☀️🔸️capitulo XXVII🔸️☀️
🔸️☀️capitulo XXVIII☀️🔸️
🔸️☀️capitulo XXIX☀️🔸️
☀️🔸️capitulo XXX🔸️☀️
🔸️☀️capitulo XXXI☀️🔸️
☀️🔸️capitulo XXXII🔸️☀️
🔸️☀️capítulo XXXIII☀️🔸️
☀️🔸️capítulo XXXIV🔸️☀️
🔸️☀️capítulo XXXV☀️🔸️
☀️🔸️Capitulo XXXVI🔸️☀️
🔸️☀️Capitulo XXXVII☀️🔸️
☀️🔸️capitulo XXXVIII🔸️☀️
🔸️☀️Capitulo XXXIX☀️🔸️
☀️🔸️capitulo XL🔸️☀️
🔸️☀️Capítulo XLI☀️🔸️
☀️🔸️Capítulo XLII🔸️☀️
🔸️☀️capitulo XLIII☀️🔸️
☀️🔸️capitulo XLIV🔸️☀️
🔸️☀️capitulo XLV☀️🔸️
☀️🔸️capitulo XLVI🔸️☀️
❄️🎄especial de navidad🎄❄️
🔸️☀️capitulo XLVII☀️🔸️
☀️🔸️Capitulo XLVIII🔸️☀️
🔸️☀️XLIX capitulo☀️🔸️
☀️🔸️capitulo L🔸️☀️
🔸️☀️capitulo LI☀️🔸️
☀️🔸️capitulo LII🔸️☀️
🔸️☀️Capitulo LIII☀️🔸️
☀️🔸️capitulo LIV🔸️☀️
🔸️☀️capitulo LV☀️🔸️
☀️🔸️capitulo LVI🔸️☀️
🔸️☀️Capitulo LVII☀️🔸️
☀️🔸️Capitulo LVIII🔸️☀️
🔸️☀️ capitulo LIX☀️🔸️
☀️🔸️capitulo LX🔸️☀️
🔸️☀️CAPITULO LXI☀️🔸️
☀️🔸️capitulo LXII🔸️☀️
🔸️☀️capitulo LXIII☀️🔸️
☀️🔸️capitulo LXIV🔸️☀️
🔸️☀️capitulo LXV☀️🔸️
☀️🔸️Capitulo LXVI🔸️☀️
🔸️☀️CAPITULO LXVII☀️🔸️
☀️🔸️capitulo LXVIII🔸️☀️
☀️🔸️capitulo LXX🔸️☀️
🔸️☀️ Capitulo LXXI☀️🔸️
☀️🔸️capitulo LXXII🔸️☀️

🔸️☀️capitulo LXIX☀️🔸️

133 12 2
By percy_jackson_54

No la podía ver, pero sabia que Muerte me miraba con una pequeña sonrisa

El viento frío de la noche removía mis cabellos tapando mi rostro como si quisieran evitar tener contacto con el ser que algún día cerraría este universo. Los pasos de la eterno removiendo escombros y agitaba las aguas que había convocado

-Nawaki Senju-la voz de la muerte misma era dulce y cariñosa, como aquella abuela que con paciencia pero firmeza te hacia respetar y amarla al mismo nivel. Agache aun mas la cabeza, si es que eso era posible, que mi frente se mojaba con el contacto del las aguas enturbiadas

-si, mi señora ¿habrá alguna razón, si es que la hay, de que esté simple mortal este frente a su grandeza, ho dulce Muerte de los Eternos-pronuncie cada palabra con dificultad intentado no ofender de ninguna manera a quien de un solo gesto de du mano me borraría de la misma existencia.

-Pocos, o de hecho, ninguno ser mortal en este u otro plano de existencia me ha reconocido por quien soy en verdad-dijo ella con notoria curiosidad y de alguna manera su halago sacudía mi interior, casi como si me regañaran de alguna alocada forma.

Ella se acuchillado delante de mi. Su mirada se clavo en mi como si viese los secretos más escondidos en mi alma. Durante un segundo dejé de respirar

-puedes levantar la mirada, pequeño príncipe, no eres tu, sino quien le ha fascinado ver a la muerte como una vieja amiga-sus palabras resonaron en mis oídos recordando los momentos de mi antigua vida donde, desde que aprendí sobre ella y su forma de ser entendí que la muerte podía ser lo más dulce. que un ser vivo podía experimentar . Aún más dulce que un bombón o el chocolate, más placentero que el viaje a través de un jardín lleno de margaritas pero a la vez entendía que podía ser lo peor que alguien llegara a obtener

Hice lo que me pido. Las rodillas me crujieron y la frente de me humedeció por las finas gotas de agua que recorrían mi rostro.

-¿Te gustaría hablar querido?-

☠️🏹Pov Bianca🏹☠️

La hija de hades había estado atrapada en aquel casino por más de 70 años, debería haber sido una anciana de casi 85 años, pero su padre, en un intento de que no les sucediera nada los envío allí esperando a que el momento apropiado fuesen necesarios.
Ese largo tiempo había cuidado de su hermano, yendo y viniendo, cuidando de que no se lastime, alejándolo de extraños o videojuegos extraños de alto riesgo como una montaña rusa o piscina lo bastante profunda como para que algo le sucediera

Aquello termino cuando un abogado la saco de allí, enviándolos a ella y su hermano a una escuela militar, la habían hecho hacer ejercicio a más no poder, educándola en cosas que hasta hace poco desconocía, nuevos presidentes de los que jamás había escuchado hablar además de compañeros que la miraban de forma extraña al no saber lo que era una computadora.

Todo quedo claro al saber que ella venía de los cuarenta donde la posibilidad de una guerra estaba en auge; y aún más cuando supo lo que ella y su hermano eran semidioses el día que un niño que tacho de brujo en alianza con el príncipe de las tinieblas. Fue secuestrada por su profesor que se reveló como una manticora que los reclutada para un ejército o serán comida para monstruos sedientos de sangre.

Como un milagro de ultimo momento fue salvada por Percy y sus amigos, Artemisa, ahora su señora y sus hermanas de armas, en aquellos momentos estaba indecisa si aceptar la oferta pero la noche anterior al captura la bandera, se había decidido.

Fue entrenada en el campamento y era hermoso, al sire libre, pero para ella volvía a sentirse encerrada, como si fuese una nueva versión del casino Loto.

Le había dolido dejar a su hermano pero sabía que estaría en las mejores manos, que crecería grande y fuerte. Que, quizás algún día la perdonaría y entendería su decisión.

Había vivido todo eso pero se sentía pequeña junto a Nawaki. Era poderoso, casi divino. Ella había preguntado a muchos de sus compañeros sobre el. Todos consideran en algo. Si Nawaki no hubiese tenido sangre roja, fácilmente se le confundiría con un dios.

Pero ahora aquella imagen de el se estaba desvaneciendo poco a poco. Y más aún cuando lo veía tirado, sagrado. Su piel estaba verdes, líneas negras le recorrían el estómago descubierto y quemado.

El muchacho que estaba a sus pies no estaba muerto, alguna especie se radar se lo decía, incluso ahora eso le parecía disparatado; el tener poderes. Podía ver su alma fuera de él aún conectado fervientemente al plano mortal, podía verlo mover la boca hacia un lugar donde nadie se encontraba pero, estaba segura de que hablaba con la muerte

Y aun así su rostro no paraba de humedecerse una y otra vez por las cascadas de lágrimas que recorrían sus mejillas

-¡NAWAKI!-el grito que Percy había emitido estaba cargado de desesperación y tristeza. Podía sentir como la montaña se agitaba, como minúsculas motas de polvo se dispersaron m cerca de ella. El hijo de Poseidón había llegado a su lado dejando atrás a un Atlas quejándose por volver a su eterno castigo.

El chico tomó en brazos el cuerpo moribundo mientras intentaba despertarlo implorando a los dioses que cursen a su amado de lo que sea que le ocurriera.

-Hay que llevarlo con Artemisa, ella podrá hacer algo-le dije con un nudo en la garganta. El azabache llamó a la gata, quien aumento de tamaño para cargar en su lomo a su dueño

Mientras los tres iban a la mayor velocidad que podían pero sin querer hacer agravará su estado. A pocos metros las hija de Zeus les seguía el paso.

Bianca había pensado desde que salieron en la camioneta, por qué el muchacho no quería que ella viniera, por que había insistido tanto en protegerla y ahora podía ver con mayor facilidad lo que el planeaba

Ella era la que debía morir en el desierto. Y ahora su amigo estaba pagando el precio por haber desafiado al destino.

Cuando llegaron al lado de la diosa, otro cuerpo estaba allí. Su teniente, quien rápidamente se convirtió en su amiga, aquella que reconocía su valía y coraje sin importarle ser la más nueva dentro de su grupo, le dio la oportunidad de probarse a sí misma en este búsqueda. Ahora ella estaba tendida en el césped algo bastante alejada de la gran estructura de mármol negro. Al igual que muchos metros debajo de ellos, bellas flores irradiaba motas de luces al igual que pequeñas luciérnagas encendían y apagaba su luces; la ropa de la tenerte estaba hecha girones; la sangre de ninfa brotaba de su cabeza

-¡Artemisa, Por favor ayúdelo!-suplico Percy. La diosa se levantó para tomar entre brazos a su querido sobrino. Parecía a punto de quebrarse.

-Ponlo junto a Zoë-ordeno. Bajaron el cuerpo inmóvil al lado de su hermana en todo menos en sangre. Su gata lo olisqueo en la herida y salió corriendo desapareciendo sin dejar rastro. La mano de Artemisa brillo posándose en el hombro de su sobrino evitando que se desangrara aún más de lo que ya estaba haciendo pero no parecía mejorar más allá de cerrar la herida.

Una dulce ráfaga aire tibio, como de primavera, nada parecido lo que uno se esperaría en la altura de una montaña se hizo presente. Un batir de alas se escucho a nuestras espaldas. Gire para ver y una enorme sombra se cernía sobre todos los presentes

Allí, a nuestras espaladas, Un hombre se poso junto a nosotros, era bello, con un halo de luz etérea. Unas alas negras resplandecían en su espalda con constelaciones que parecían juguetear entre ellas. Podía ver la constelación de Leo persiguiendo a Pegaso y no muy lejos de allí una paloma revoloteaba mientras jugaba con un cuervo.

-Buenas noches, Artemisa, señora de Éfeso. Diosa de la caza-su voz era grave, pero era tan amable y amigable. El miraba a Zoë con dolor pero parecía aliviado.

-Asterios, padre de las estrellas.-dijo ella en un fino hilo por contener las lágrimas-ayúdela, ayúdelos por favor, se lo ruego-dijo ella mirando con suplica al que parecía ser un dios aún mayor que ella.

-Ho, mi dulce Artemisa, mi pequeña luna. Sabes lo que tienes que hacer, hazla ascender ella ya esta en las dulces manos de la muerte. Puedes darle una vida eterna, si me la entregas. Si ella se entrega-

-¿Y que hay de Nawaki, puede hacer algo por el?-pregunto. La conversación de Annabeth con su padre se apago al instaste. La mirada de la hija de Atenea fue de sorpresa. Su padre miraba a unos metros de nosotros, estático como estatua. El dios miraba al hijo de Apolo pero no dijo nada.

A su lado, Bast volvió a aparecer. Un pequeño frasco estaba entre sus fauces. Se lo pasó a la diosa de la caza esperando que ella actuará.

Al intente lo entendió. Abrió el frasco y con sus poderes lo introdujo en Nawaki. El adolecente dio un hondo respiro. Sus poderes le decían que viviría.

Nos apresuramos a ayudarlas, aunque tampoco había mucho que hacer. No teníamos néctar ni ambrosía. Y ninguna medicina normal habría servido. Incluso en la oscuridad, percibía que Zoë no tenía buen aspecto. Tiritaba, y el leve resplandor que siempre la acompañaba se iba desvaneciendo. Para colmo el que podía curarla estaba a su lado, vivo a penas pero no despertaría en horas.

-¿No puedes curarla con algún recurso mágico?-le pregunto Percy a Artemisa esperando algún tipo de acción de su parte-O sea... tú eres una diosa.-Ella parecía muy agitada por todo el tiempo de estar cautiva, sumada a su batalla que la había drenado aún más.

-La vida es algo frágil, Percy. Si las Moiras quieren cortar el hilo, poco podré hacer. Aunque puedo intentarlo.-

Fue a ponerle la mano en el flanco, donde sus costillas deberían haberle perforado los pulmones, pero Zoë la agarró por la muñeca. Miró a la diosa a los ojos y entre ambas se produjo una especie de entendimiento. Ella quería morir.

-¿No os he... servido bien?-susurró Zoë. Parecía casi desesperada. Como cazadora entendía que lo mejor que una cazadora, o guerrero en general, morir en batalla era algo digno. Y quizás, Zoë lo vería como una vergüenza. Pero no podía saberlo solo era lo escaso que sabía de esta vida.

-Con gran honor-respondió Artemisa en voz baja-La más sobresaliente de mis campeonas.-

La expresión de Zoë se relajó. Su respiración era entrecortada y poco a poco se hacia más difícil respirar

-Descansar. Por fin.-

-Puedo intentar curarte, mi valerosa amiga-dijo la diosa en un vano intento de convencerla de permanecer a su lado en los milenios por venir.

Pero en ese momento comprendí que último golpe de su padre la estaba matando. Zoë había sabido desde el principio que la profecía del Oráculo se refería a ella: que perecería por mano paterna. Y sin embargo, había emprendido igualmente la búsqueda. Ella había decidido salvarme, y la furia de Atlas la había roto por dentro.

Miró a Thalia y tomó su mano.

-Lamento que discutiéramos tanto-le dijo apretándola. Thalia le quitaba algunos cabellos de su rostro-Habríamos podido ser hermanas.

-Ha sido culpa mía-respondió Thalia, al borde de las lágrimas-Tenías razón sobre Luke. Sobre los héroes, sobre los hombres y todo lo demás.-

-Quizá no todos-murmuró Zoë, y le dirigió una débil sonrisa al hijo de Poseidón quien abrazaba el cuerpo inmóvil de su amante. La mirada de Zoë se puso triste, las comisuras de sus labios decayeron.-¿Todavía tienes la espada, Percy?-

El no hablo pero saqué a Contracorriente. Ella sostuvo el bolígrafo con satisfacción. Como sintiera algo

-Dijiste la verdad, Percy Jackson-prosiguió Zoë-No te pareces en nada a...Heracles. Es para mí un honor que lleves esta espada.-
Esta vez me miró a mi. Me puse a su lado para tomar su mano. La sentía tan débil, parecía lista para aceptar a la muerte.

-Eres fuerte, Bianca. Serás una gran cazadora. Y algún día podrás sustituirme si entras mucho ¿me prometes hacerlo?-ella tosió unas gotas de sangre-me hubiese gustado enseñarte mas cosas. Formarte como es debido-

-Si, Zoë, te lo prometo-le dije entre lágrimas. Ella miró a su costado. Antes de volver su mirada al cielo.

-Estrellas-murmuró-Las veo otra vez, mi señora-mi mirada fue hacia los cielos. La vía Láctea estaba presente junto a millones de estrellas más. Quizás esto era lo que se perdió el mundo por la contaminación. Una lágrima resbaló por la mejilla de Artemisa mezclándose con la sangre de su más antigua amiga y aliada.

-Sí, mi valerosa amiga. Están preciosas esta noche.-la diosa miró sobre sus rojos cabellos como titilaban las estrellas...-

Nawaki despertó de un sobre salto. El antídoto estaba había funcionado. Su piel volvía a ser la de antes s un ritmo acelerado.

-¿Qué... que esta pasando?-parecía desorientado. Nos miraba como si no nos conociera. Uno de sus parpados estaba pegado y su cabello parecía haberse hecho negro por unos instantes. Se oía cansado y con la voz ronca

-¿Zoë?-Su voz temerosa en un parpadeo se convierte de gritos de dolor y pánico. El se avalando sobre ella para intentar curarla. Había puesto sus manos sobre ella pero estaba tan débil que no hubo un brillo verde como de costumbre.

-Nawaki...es momento, debe ascender a los cielos-su tía lo tomó de forma delicadeza de los hombros retirarlo de allí. Nawaki no opuso resistencia.

De la boca de la ninfa, por obra de Artemisa, su último aliento y esencia vital se condensado en una nube de colores amarillentos, anaranjados y rojizos con algunos plateados. Artemisa se los ofreció a Asterios como si un mortal ofreciera algo de valor a un dios.

El padre de las estrellas tomó aquel ultimo aliento entre sus dedos que juguetearon antes de regresar a su propietaria. El cuerpo empezó a elevarse, sus heridas se cerraron y su cuerpo comenzó a hacerse transparente como un espíritu que rondaba el plano terrenal pero pequeños puntos se formaban en su extremidades.

Ahora se asemejaba a las mismas constelación que El dios tenía en sus bellas alas negras.

El niño de apolo se arrodilló ante el dios alado.

-¡Por favor, lléveme con ella, se lo suplico!-dijo la en un fervoroso llanto incontrolable. La mirada de preocupación de Annabeth y Percy no fue una sorpresa. Literalmente le pedía morir-¡se lo suplico, lléveme con mi hermana!, por favor, lléveme con mi hermana...-sus palabras se habían vuelto ya un simple susurró entre el gimoteo y las plegarias. Se sacudía y golpeaba la Tierra donde sus lágrimas se mezclaban con la sangre de la diosa del ocaso. En un movimiento arriesgado me acerque a él y lo tomé entre mis brazos aún el peigro de cualquier arranque mágico me destruyera de alguna manera.

-Zoe, por favor. No me dejes-el niño en mis brazos se rompía con cada momento que permanecía vivo-Muchas me han dejado, Mark, Anthony, mi familia, eres lo único que me queda, te lo pido, llévame contigo. Déjame estar a tu lado-

La antigua cazadora le levantó la mirada, ahora roja e hinchada. Ella por un segundo miró al dios de las estrellas. El negó.

-no es tu momento, mi dulce niño, el futuro que te depara es grande y brillante, tan basto como ñas estrellas que pronto seré. Pero quiero que sepas que siempre estaré para ti. Mira el cielo nocturno y allí estaré escuchando y aconsejándote. Si se me permite, algún día bajaré y tomaremos el te como siempre hemos hecho. Disfrutaremos con nuestras hermanas y me contaras de tu vida-su sonrisa era tranquilizadora, dulce como la de una madre consolado a su propio hijo.-Pero creo que esto puede ser un vano consuelo-su mano se agacho y allí donde debería haber estado su sangre unas pequeñas flores blancas brotaban; eran como la luna, pero las gotas de sangre le manchaban los largos pétalos arrugados y las antenas sobresalían llenas de polen

-Es momento de irnos, mi diosa del ocaso, tus hermanos nos han de esperar-su mano grande pero suave fue ofrecida a la ninfa. Ella lo tomó con confianza pero su andar se detuvo antes de siquiera caminar.

-adiós, mi niño. Vive bien-ella le dio una suave sonría que parecía haberlo tranquilizarlo. Una sonrisa apareció un rostro pero se veía reflejado el dolor. Ambos (dios y ninfa) comenzaron a ascender hacia la noche estrellada que brillaba como si miles de faroles hubiesen sido prendidas juntas dándole bienvenida al mas reciente miembro de la familia.

Cuando creímos que todo había acabado Percy Miro hacia los cielos notando algo que hasta el momento no habíamos visto.

-¡miren!-seguimos su dedo. Allí donde de el apuntaba el cielo estaba despejado pero estrellas parpadearon y las demás se atenuaron. De alguna forma entendía lo que formaban: una chica con un arco Que recorrería los cielos por la eternidad

-Que el mundo aprenda a honrarte, mi cazadora-dijo Artemisa-Vive para siempre en las estrellas.-
.

.
.
.
.
.

🔸️☀️Pov Nawaki☀️🔸️

Había despertado tan rápido que por un segundo no sabia donde estaba ni quienes eran los que me rodeaban pero los recuerdos de batallas, sangre y dolor me regresaron a mi realidad.

Intente curar a mi hermana, pero no podía, no sentía mi chakra, me sentía débil. Aquel dios podía ser una escapada fácil a todos mis problemas, dejar la angustia atrás, poder aferrarme a lo último que me quedaba de mi niñez pero tal oportunidad se me negó, asegurando que mi futuro sería brillantes y grande como las estrellas.

Así esperaba que fuera. Sea lo que me esperase.

Artemisa se había ido, casi inestable en el carro lunar. Blackjack apareció en el horizonte con dos pegasos más pero, con franqueza las emociones me habían abrumado demasiado que casi me hubiese desmayado si la fuerza de voluntad para subirme al lomo de porky un corcel blanco

Me quedé dormido sobre lomos de Porky, Bianca iba detrás de mí por seguridad de no caer.

La conversación con Muerte me quedo grabada en el cerebro. Era en lo único que podía pensar además de que Zoë se había ido.
.
.
.
.

-¿Te gustaría hablar querido?-ella señaló a su lado

Un dulce aroma a canela estaba en las galletas espolvoreada con miel y azúcar.

-¿Viene a llevarme, mi señora?-fui directo al grano. Sabía que algún día sucedería. Mi alma no era de esta realidad, no pertenecía a este lugar.

-no, pequeño príncipe, tu momento no ha llegado. Créeme, falta mucho tiempo para eso. Tu alma mortal y extranjera se ha adaptado a este universo, regresarte a un universo con una magia casi inexistente seria un suicidio para ella.-

-¿Entonces? Si no viene para llevarse mi alama ¿a que ha venido mi Lady?-

-He venido a advertirte-ella dejo la taza en la mesa su mirada fue hacia arriba-intentan entrometerse en nuestra conversación-al instante siguiente me encontraba en una sala de estar bastante bonita, sillones, una televisión, incluso un comedor. Vi por un momento un enorme cuadro done todos los eternos estaban pintados allí.

-Aquí nadie nos molestara. Bienvenido a mi reino-

-Lo que ella te mostró solo fue una ilusión, convierte para una alma mortal pero no fue la verdad. Lo que ti viste como un bello campo de flores no era más que un páramo desierto. Ella intento convertirte en un peón para liberarla de su cárcel-

-¿Por qué me cuenta todo esto? ¿Por qué yo?-

-Eligió a alguien débil de mente, manipulable. Ingenuo y con intención de ayudar pero que seria la perdición para el multiverso-

No había nada que negar en eso. Fui alguien débil, que podían aplastar con simples palabras, me podían manipular como se les antojaba. Pero ya no. Ya no soy ese chico. Soy alguien maduro, seguro y con el poder para no sucumbir ante banas amenazas o inútiles manipulaciones, podía ver a través de cada gesto, movimiento o pensamiento

-Pero ya no soy ese chico-

-Y lo se, veo tu espíritu, fuerte, vivaz, casi incorruptible. Y por esa pequeña oportunidad ella aprovechará cada oportunidad para amenazar a los que amas, para que la liberes con ese pequeño libro que te metió en la cabeza pero que no es posible quitar-su dedo índice toco mi frente directo en mi sello yin que apenas percibía.

-Me dejaría en un estado catatónico o peor, vegetal-deduci. Ella lo afirmo-Se podría apoderar de mi cuerpo sin problema-

-Exacto. Pero ya es momento de que nuestra conversación termine. No veremos dentro de un tiempo pequeño príncipe-la dama pálida se levantó. El juego de se te esfumo. Seguí su ejemplo estando solo un paso detrás de ella.

-espere-ella se detuvo justo antes de colocarse un sombrero de copa-No desea que la ayude con algo? ¿Qué la ayude con Sueño?-Ella tomo un paraguas negro que estaba en el pórtico de la casa para colocarlo en su hombro, aun cerrado.

-tu amabilidad te precede, Nawaki-expreso ella con suavidad-pero si el hubiese querido que lo ayudase, hubiese llamado ¿no lo crees? -en eso tenia que darle la razón-Sueño puede ser algo infantil, quiere resolver sus problemas solos como si demostrará algo. Como hermano mayor has de entenderme ¿no es así?-

-Si, mi Lady, la entiendo-su palma se coloco en mi ropa quemada.

-Llámame Muerte, pequeño príncipe, ahora somos amigos ¿no?-

Se me hacía raro, ¿ser amigo de la encarnación pura de la muerte? Quien lo diría.

-Es un honor que me considere su amigo, mi.. digo, Muerte-ella me sonrió. Me abrió las puertas de su hogar dejándome pasar. Al instante La puerta se cerró y mis ojos se abrieron devolviéndome a la vida.

El movimiento del Pegaso me despertaron. Y si no tuviese buenos reflejos de forma casi segura me caería en el acto.

-Que bueno que despertaste Nawaki, ya estamos por llegar-mi vista se fijo en una ciudad flotante donde lo divino de conectaba con lo mortal

La luz del olimpo estaba encendida, las antorchas y hogueras hacían que los palacios construidos en la ladera reluciesen con veinte colores distintos, desde el rojo sangre hasta el índigo. Podría decirse que el olimpo era la verdadera ciudad que no duerme, en vez de la que está debajo de el

Y el nombre no le quedaba para nada grande. Las tortuosas calles se veían atestadas de semidioses, de espíritus de la naturaleza y diosecillos menores que iban y venían, unos caminando y otros conduciendo carros o llevados en sillas de mano por un par de cíclopes. Bastante pretencioso por cierto.

El invierno no parecía existir allí. Percibí la fragancia de los jardines, inundados de jazmines, rosas y otras centenas de flores Desde muchas ventanas se derramaba el suave sonido de las liras y de las flautas de junco.

Y poco a poco desde lo más bajo hasta la sima, decenas de enormes palacios con el más bello mármol se venían

Nuestros pegasos nos dejaron en el patio delantero, frente a unas enormes puertas de plata. Tuve que frotarse los ojos para ver con claridad pero la vista, a esta hora de la noche era espléndido. Y al momento de querer tocar la entrada las puertas se abrieron para nosotros

Doce grandes tronos formaban una U alrededor de la hoguera central, igual
Que las cabañas en el campamento. En el techo relucían todas las constelaciones, incluso la más reciente: Zoë, la cazadora, avanzando por los cielos con su arco.

Todos los asientos se hallaban ocupados, cada uno con un particularidad única digna de la deidad sentada en ellos. Los dioses y diosas medían unos cuatro metros de altura imponentes como muchos dioses. En esa ocasión, Hades, se encontraba sentado en un tronos de mármol negro nada ostentoso como si fuese una silla para invitados. Hestia estaba removiendo el fuego sagrado. Su sonrisa dulce parecía haberme reconfortado como un subidón de energía.

Vi a los dioses que charlaban entre ellos pero mi mirada se poso en mi padre quien estaba con unos ipod's concentrado escuchando. Su cabello rubio estaba peinado pero a la vez parecía alborotado, parecía tararear la melodía mientras sus dedos jugueteaban en su trono de oro. Tenía la mirada perdida por el disfrute pero un instante el nos miró recorriéndonos un por uno así finamente posarse en mi. Se quitó los audífonos para mirarme con una resplandeciente sonrisa a la vez que levantaba los pulgares; sus labios me elogiaban sin emitir algún sonido

Le di una sonrisa agradeciéndole de la misma forma que el lo hacia. No se sentía raro como muchos creerían, se sentía bien, como si fuésemos padre e hijo normales.

-Bienvenidos, héroes-dijo Artemisa deteniendo todo tipo de conversación entre los dioses.

-¡Muuuu!-se óleo un mundo por todo el lugar donde el silencio fue se esfumo por un instante.

Había un acuario cercano al fuego del hogar donde el taurofidio jugaba y saltaba mientras las pequeñas gotas se evaporan al contacto con el fuego. Sus mugidos los producía cada vez que salía a la superficie donde Hestia tenía verduras flotando esperando a ser devoradas por el monstruo

Zeus miraba fijamente a Thalia. Hades miraba a Bianca. Poseidón miraba a Percy y mi padre me miraba a mi. Cada uno de nosotros observaba las diferentes reacciones de sus propios padres y los ajenos como si comparar nos hiciera algún bien.

-Héroes-empezó Artemisa.

La diosa bajó de su trono y, adoptando estatura humana, se convirtió en una chica de pelo castaño rojizo que se movía con desenvoltura entre los grandiosos olímpicos. Cuando se nos acercó con su reluciente túnica plateada, vi que su cara no delataba ninguna emoción. La luz de la luna la seguía y envolvía como un suave velo.

-La asamblea ha sido informada de sus hazañas-nos dijo Artemisa-Saben que el monte Othrys se está alzando en el oeste. Conocen el intento de Atlas de liberarse y el tamaño del ejército de Cronos. Hemos decidido por votación unánime que la guerra debe comenzar.

-A las órdenes de mi señor Zeus-prosiguió Artemisa-mi hermano Apolo y yo cazaremos a los monstruos más poderosos, para abatirlos antes de que puedan unirse a la causa de los titanes. La señora Atenea se encargará personalmente de que los demás titanes no escapen de sus diversas prisiones. El señor Poseidón ha obtenido permiso para desencadenar toda su furia contra el crucero Princesa Andrómeda y enviarlo al fondo del mar. Y en cuanto a ustedes, mis queridos héroes...-

Se volvió hacia los otros inmortales. Los miró a todos mientras seguía su discurso.

-Estos mestizos han hecho un gran servicio al Olimpo. ¿Alguien de los presentes se atrevería a negarlo?-

-He de decir-intervino Apolo, rompiendo el silencio-que estos chicos se han portado de maravilla-Se aclaró la garganta y empezó a recitar-:

« Héroes que ganan laureles...» .

-Sí, de primera clase-lo interrumpió Hermes, al parecer deseoso de ahorrarse la poesía de Apolo-¿Todos a favor de que no los desintegremos?-

Algunas cuantas manos se alzaron tímidamente: Deméter, Afrodita...

-Espera un segundo-gruñó Ares, y nos señaló a Thalia y a mí-Esos dos representan un peligro estando vivos. Sería mucho más seguro, ya que los tenemos aquí resolver el problema-

-Ares-lo cortó Poseidón con un tono -son dignos héroes. Y no vamos a volar en pedazos a mi hijo-

-Ni a mi hija-rezongó Zeus. Esta vez el la miro a ella su labios apenas se levantaron intentando no demostrar mucha emoción delante del consejo-Lo ha hecho muy bien-un pequeño brillo en sus ojos hablaban más que su postura seria.

Thalia se sonrojó y se concentró en el suelo de mármol. Sabía cómo se sentía.

La diosa Atenea se aclaró la garganta.

-También yo estoy orgullosa de mi hija. Sin embargo, en el caso de los otros dos hay un riesgo de seguridad evidente-

-¡Madre!-exclamó Annabeth. Casi me daba un ataque por como respondido y si no fuera su madre no creo que saldría bien parada por eso-¡Cómo puedes...!-

Atenea la cortó con una mirada serena pero firme.

-Es una desgracia que mi padre Zeus y mi tío Poseidón rompieran su juramento de no tener más hijos. Sólo Hades presente mantuvo su palabra, cosa que encuentro irónica. Como sabemos por la Gran Profecía, los hijos de los tres dioses mayores (como Thalia y Percy) son peligrosos. Ares tiene razón en parte.

-¡Exacto!-exclamó como si alguien por fin lo tomara en cuenta-gracias, hermana-la diosa asintió correspondiendo las palabras de Ares.

-¿Realmente consideras, Atenea, que lo más seguro es destruirlos?-el la miro con aburrimiento en sus palabras-No soy el adecuado para decir que los amo, pero desintegrarlos no es un castigo que yo aplicaría-

-Yo no me pronuncio-dijo Atenea-Sólo señalo el peligro. Y es cierto lo que dices, Dionisio, hay mas opciones para ellos que serán puestas en la mesa pero lo que haya que hacer, debe decidirlo la asamblea-

-Yo no les aplicaría ningún castigo -dijo Artemisa-sino una recompensa. Si destruimos a unos héroes que nos han hecho un gran servicio, entonces no somos mejores que los titanes. Si ésta es la justicia del Olimpo, prefiero pasar sin ella-

-Cálmate, hermanita-dijo Apolo-Has de relajarte, caramba-

-¡No me llames hermanita!-dijo en un tono molesto-Yo los recompensaría por el increíble servicio que nos han prestado en esta ocasión-

-Bueno-rezongó Zeus-en eso de he estar de acuerdo contigo hija mía. Pero, ciertamente, al monstruo hay que destruirlo. ¿Estamos de acuerdo en eso?-todo estaban

-¿Bessie? ¿Queréis destruir a Bessie?-la expresión de Percy esta de consternación. Puse una mano en su hombro en forma de apoyo.

Su padre frunció el entrecejo.

-¿Has llamado Bessie, al taurofidio?-la sonrisa de incredulidad de Poseidón era fascinante

-Padre-dijo-es sólo una criatura del mar. Una criatura realmente hermosa. No pueden destruirla-

Poseidón se removió, incómodo. Estaba entre la espada y la pared.

-Percy, el poder de ese monstruo es considerable. Si los titanes llegaran a capturarlo...-

-No pueden, dioses-insistió. Miró a Zeus. Percy se sentía intimidado pero aun así le mantuvo la mirada al dios de los cielos para que tomara en serio sus palabras-Querer controlar las profecías nunca funciona, ¿no es cierto? Además, Bess... digo, el taurofidio es inocente. Matar a alguien así está mal. Tan mal...como que Cronos devorase a sus hijos sólo por algo que tal vez pudieran hacer. ¡Está mal!-los dioses se miraba entre ellos reconsiderando su postura. Otros en cambio no se atrevían a dejar vivo a la criatura.

Zeus pareció considerar sus palabras. Sus ojos se posaron en su hija Thalia una vez más.

-¿Y qué hay del riesgo?-dijo-Cronos sabe que si uno de ustedes dos sacrificase las entrañas de la bestia, tendría el poder de destruirnos. ¿Crees que podemos permitir que subsista semejante posibilidad? Tú, hija mía, cumplirás dieciséis mañana, tal como augura la profecía-

-Tiene que confiar en ellos, señor-suplicó Annabeth alzando la voz-Confié en ellos-

Zeus torció el gesto y le dirigió una mirada severa.

-¿Confiar en un héroe?-dijo el como si la simple idea que ambas palabras "confianza" y "héroe" no debían ir juntas.

-Annabeth tiene razón-dijo Artemisa-Y ése es el motivo de que deba otorgarle mi recompensa a uno de ellos. Mi leal compañera Zoë Belladona se ha incorporado a las estrellas de manos del mismo Asterios-su mano señaló en lo alto del salón. La constelación de Zoë resplandeció-Necesito una nueva lugarteniente. Y tengo intención de elegirla ahora. Pero antes, padre Zeus, debo hablarte en privado-

Zeus le hizo una seña para que se acercase. Se inclinó y escuchó lo que le decía al oído.

Advertí que el pulso de Percy se alteraba.

-Oye, ¿estas bien? Tu pulso se disparo-pero el le estaba susurrando a Annabeth, que no aceptará, que el necesitaba decirle algo.

Pensamintos intrusivos aparecieron en mi mente.

Siempre supe que ellos debían estar juntos, la vana ilusión de que su corazón me perteneciera por el resto de mi. Vida se esfumo. Sabía que su relación es algo precioso, digno de ser bendecido por la misma Afrodita. Yo solo sería un corazón roto colateral.

Pero me trague los amargos pensamientos, aunque los ojos me ardieran y el corazón corría a más no poder.

Y entonces Artemisa se volvió.

-Voy a nombrar a una nueva lugarteniente-anunció-Si ella accede-su mirada se dirigió a su medida hermana, a un metro e mi.

-Thalia, hija de Zeus-dijo Artemisa tendiéndole una mano-¿Te unirás a la Cacería?-

Un silencio sobrecogedor inundó la estancia.

Miré a Thalia con una sonrisa por el puesto que se le ofrecía. Annabeth sonrió y le apretó la mano, como si lo hubiera esperado desde hacía mucho. Percy dio un suspiro de puro alivio. Bianca estaba con un sonrisa radiante de poder tener otra cazadora entre las suyas.

-Sí-respondió Thalia con firmeza.

Zeus se levantó con expresión preocupada. Los ojos parecían casi salir de sus cuencas.

-Hija mía, considéralo bien...-

-Padre-dijo ella-No cumpliré los dieciséis mañana. Nunca los cumpliré. No permitiré que la profecía se cumpla conmigo. Permaneceré con mi hermana Artemisa en su cacería. Cronos no volverá a tentarme de nuevo-

-que se haga tu voluntad, hija mía-dijo el retomando su sitio en el trono. Hera le coloco una mano sobre la de su esposo. La reina miraba a la mestiza con una mirada confusa, no entendía muy bien como interpretarla pero no sentía algo malo sino, un debate interno.

Thalia se arrodilló ante la diosa y empezó a pronunciar las palabras que yo recordaba del juramento de Bianca.

Tras el juramento, Thalia hizo una cosa que casi me sorprendió tanto como su promesa. Se me acercó, sonrió y me dio un gran abrazo ante toda la asamblea.

Cuando se separó y lo agarro de los hombros le pregunto:

-¿No se supone que no puedes hacer estas cosas? Quiero decir, abrazar a un chico-

-Rindo honores a un amigo-le corrigió- Debo unirme a la Cacería, Percy. No he tenido paz desde... desde que salí de la Colina Mestiza. Ahora, por fin siento que tengo un hogar. Pero tú eres un héroe. Y serás el héroe de la profecía-

-Estupendo-mascullé.

-Me siento orgullosa de ser tu amiga-

Abrazó a Annabeth, que hacía esfuerzos para contener las lágrimas. A mi me dio un abrazo, agradeciéndome por ayudarla con sus poderes y ser un buen amigo. También abrazó a Bianca quien le dio la bienvenida a la Cacería. Ambas finalmente fueron a pararse junto a Artemisa quien retomo su lugar en su trono.

-hay un segundo asunto aun pendiente-anuncio el dios de los cielos-Nawaki Senju, Dionisio nos ha advertido de tu próxima ascensión. Si el consejo está de acuerdo te convertiremos en un dios pleno. Podrías vivir en el olimpo junto a tu padre y nuestra familia-

-Estaría encantado por la tentadora oferta que presenta ante mi, mi señor, pero quiero pasar más tiempo como mortal. Apreciar las pequeñas vicitudes de la vida. Pero le aseguro que en unos meses enfrentare mi destino y me uniré con usted en su corte celeste.-el asintió ante mis palabras

-Y ahora por ultimo, el taurofidio-dijo la diosa de la caza.

-Ese chico sigue siendo un peligro-advirtió Dionisio-La bestia constituye la tentación de un gran poder. Incluso si le perdonamos la vida al chico-

-No-dijo el. Recorría con la vista el semicírculo de los dioses-Por favor, dejen con vida al taurofidio. Mi padre puede ocultarlo bajo el mar o conservarlo aquí, en el Olimpo en el acuario que esta-

-¿Y por qué deberíamos confiar en ti?-intervino Hefesto con voz resonante era la primera vez que lo oía hablar en todos mis año de vida.

-Sólo tengo catorce años Como ha dicho Lady Atenea anteriormente, todavia dos años para que Cronos te chantajee-

Y hay muchos métodos muchahco, Te aconsejo que velez por la seguridad de tus ayegados

-¡Madre! ¿Como puedes decir eso?-

- Es cierto, niña. Las personas cambian en días. ¿Quien no dice que Percy se alié con el enemigo por una rabieta? Lo cual no creo pero tampoco estoy diciendo que el chico nos traicionara por voluntad propia ¿Cuántas veces se ha visto que bajo amenaza alguien es capaz?-

-Lady Atenea, yo velo por la seguridad de familiares y amigos de Percy. Hay barreras mágicas muy poderosas en la residencia de Percy. Respondo por el con mi vida.-le di una sonrisa plana a Percy regresando la mirada a los dioses.

-Muy bien-dijo Poseidón-Aquí estará a salvo la criatura. La protegeremos con todos nuestros poderes. El chico no nos traicionará. Respondo de ello con mi honor.-

Zeus reflexionó.

-¿Todos a favor?-

Para mi sorpresa, se alzaron muchas manos. Sólo Ares y Atenea se abstuvieron.

-Hay mayoría-decretó Zeus-Así pues, ya que no vamos a destruir a estos héroes... me figuro que deberíamos honrarlos. ¡Que dé comienzo la celebración triunfal!-

Continue Reading

You'll Also Like

7.9K 759 26
yo morí de la manera más varonil posible salvando a una niña de un camión pero acosté de la mia
26.1K 3.1K 26
uno generalmente piensa que cuando uno muere se va al cielo o al infierno...pero ¿despertar como un bebe? enserio??. y para empeorar las cosas sospec...
321K 31.4K 60
La noticia de que Red Bull se arriesgo al contratar a una mujer para que reemplace a Sergio Pérez luego de su repentina salida del equipo, ronda por...
8K 720 20
| | 𝚄𝚗 𝚌𝚑𝚒𝚌𝚘 𝚊𝚋𝚞𝚛𝚛𝚒𝚍𝚘 𝚍𝚎 𝚜𝚞 "𝚟𝚒𝚍𝚊" 𝚊𝚞𝚗𝚚𝚞𝚎 𝚢𝚊 𝚎𝚜𝚝𝚞𝚟𝚒𝚎𝚛𝚊 𝚖𝚞𝚎𝚛𝚝𝚘, 𝚎𝚜𝚝𝚊𝚋𝚊 𝚊𝚋𝚞𝚛𝚛𝚒𝚍𝚘 𝚍𝚎 𝚜𝚞�...