Me encuentro sentada en unas de las cafeterías que se encuentran cerca de una pequeña plaza ubicada cerca de Wallace Hartman Nature Preserve, una reserva natural ubicada en el pueblo de Charleston, donde espero a que llegue Louise, que está llegando tarde a la hora acordada.
—Siempre es lo mismo —suspiré resentida al saber por experiencia que ella siempre llega tarde, y aún así yo trato de venir temprano —. Sólo estas cosas me pasan a mi.
Una chica, mesera y bonita se acercó hacia mi mesa —¿Quiere otro café? —asentí resignada; con esta era la tercera taza. Estoy segura que ella piensa que mi novio me dejó plantada o algo parecido, llevó esperando varios minutos, treinta para ser exactos y nada que veía esa cara familiar.
Charleston es un es un condado ubicado al sur de Carolina, con una aproximación de habitantes de 350.209 en el viejo censo.
Tiene varios parques y sitios turísticos muy hermosos que solo hacen a este lugar más bonito.
Vivo aquí con mi hermana y su pareja Louise; compramos una pequeña casa cerca de un bonito vecindario, donde tenemos viviendo unos tres años.
—Lo siento por llegar tarde Alex —levanté mi mirada para fijarme que la que se disculpa era Yerlin, mi hermanita, en nombre de su pareja que no venía con ella —. Tuvimos un contratiempo en el camino, Louise tuvo que ir con el mecánico.
—¿Fue el carro otra vez? —suspiró.
—Ya me tiene harta, eh estado convenciendo a Louise de venderlo pero ya sabes cómo es con sus cosas. De todas formas no es mío, no puedo decidir con el.
—El dinero vendría bien, si lo tratan de vender con alguien que le saque provecho, podrían comprarse un carro de segunda mano —tomé un sorbo del café que tengo en la mesa.
—Díselo a mi novia —río.
Las tres nos conocemos desde que somos pequeñas, siempre hemos sido las tres mosqueteras 'todas para una y una para todas'.
Nuestros padres fueron mejores amigos desde que eran pequeños, y digo fueron por que los de Yerlin y mío se murieron en un accidente hace varios años.
Su muerte fue tan repantina que ni siquiera teníamos una edad adecuada para comprender lo que de verdad estaba pasando en ese momento, éramos muy pequeñas, pero eso no evitó que el dolor fuera menos fuerte, lo pudimos sobrellevar con los años; claro que, eso no evitó que no fuéramos felices, los padres de Louise, mamá Ross y papá Tom, en su duelo, nos adoptaron, no permitiendo que nos dejarán en lugares de acogida, o peor aún, nos separarán.
Creo que después de ahí, nuestra amistad entre las tres creció, no podemos estar tan agradecidas en ese momento con los señores Hills y su amor hacia nosotras, a su vez, otro tipo de amor surgió entre Louise y Yerlin.
Enamorándose.
El toqueteo de sus dedos en la mesa me irritó un poco —Deja eso ya.
—Eh estado pensando...
—¿Hum?
—Se que acabamos de salir apenas, y solo falta unos meses para que entremos formalmente a nuestro primer año en la universidad.
—¿En que has estado pensando?
—Mis opciones en la universidad Alex. Quiero estudiar con el M.I.T —enarqué una ceja.
—Eso es muy lejos —le recordé.
—Oh vamos, Massachusetts no queda tampoco a millas de aquí. Podrías visitarme de vez en cuando. Estoy pensando en poner mi solicitud.
—Yerlin, son casi catorce horas —rodó los ojos.
—De verdad quiero estudiar ahí —replicó —. Además tú vas a irte a España a cumplir tus sueños, eso es más lejos.
La miré sin entender hasta donde quería llegar, ni siquiera había aceptado la solicitud de irme a España a estudiar, solo es una opción que usaré si no me convencen las universidades cercas de aquí.
Al mirar a mi hermana pude ver un brillo en sus ojos, lo que me hizo pensar si de verdad es su sueño querér estudiar en el M.I.T;
Yo no soy nadie para arrebatarle su sueño.
—¿Me estás pidiendo permiso?
Ella cerró los ojos e inhaló y soltó aire fuertemente.
—Solo no quiero que te molestes por mis desiciones —sonreí —. Conozco esa cara, seguro estás pensando que soy una tonta ¿verdad? —asentí.
—Creo que eres lo demasiado mayor cita para saber las consecuencias de tus propias decisiones, y si ese es tu deseo, no comprendo aún porque tendría que molestarme, al fin y al cabo es tu vida. Tu sabes lo que decides con ella.
La campana de la cafetería volvió a sonar, dejando en claro que había llegado otra persona.
Literalmente las dos volteamos para ver quién había entrado y nos sorprendimos al ver a Louise pasar por ella. Pensé que tardaría más en llegar, basándome en lo que me había dicho mi hermana, pero no fue tan grave lo del asunto del carro como yo pensé que creí
.
Al vernos ella camino hacia nosotras —Buenos días —saludó con un beso a la morena de al lado.
Yerlin, es una chica de cabello marrón un poco más claro que el mío, tiene una estatura normal y unos ojos claros al igual que su cabello, en cambio Louise tiene el cabello amarillo y es un poco más alta que las dos, sus ojos azules y su encantadora sonrisa es algo que la caracteriza muy bien, es británica, sus padres se mudaron a Estados Unidos cuando eran chiquitos, de ahí su acento.
Yo en cambio, comparada con las dos, soy más chica, de un cabello castaño oscuro y los ojos igual de oscuros que mi cabello, no tengo preferencia hacia las chicas como las dos que están a mi lado, pero tampoco eh demostrado algún interés amoroso por un chico varón, algún amorío pasajero pero nada serio, algo así como hormonas revolucionando, una etapa quemada.
—Buenas noches será —sarcasmo.
—Ya entendí, ya entendí, debí avisarte por lo menos, mi error —le restó importancia con sus manos —. Es pasado, relájate —se burló.
—En serio te odio.
—Yo también te amo —me lanzó un beso.
Negue divertida por nuestra actitud poco responsable.
—¿No fue nada grave?
—No, solo fue la correa del tiempo, que se salió de lugar.
—Gracias a dios no fue algo más allá. No soportaría pagar otra vez por esa chatarra —comenté con doble intención.
—Oye —me señaló —. Más respeto para mi carro. El es el que te lleva para tus deberes.
—Chicas en serio no empiecen —Yerlin rodó los ojos.
—De todas formas no importa, vine para recogerlas. Mis padres llegarán está noche a quedarse, quieren pasar una noche a celebrar nuestra reciente graduación.
—Me imagino que no es una noticia repentina —la miré —. De seguro se te olvidó avisar.
—¿Estás en mi contra?
—Salir con mi hermana no te basta ¿no? —me miró indignada para solo murmurar algo como 'tu hermana me ama' —. Es mejor que vayamos andando. Debemos limpiar un poco —hice una mueca.
Louise se ofreció a pagar lo que consumimos, cosa que no fue mucho porque la verdad lo único que había tomado era café entre mi desesperación y su falta de impuntualidad, cosa que no me negué por que la chica se lo merecía como un castigo.
A mi nadie me deja plantada por más de media hora.
Después de terminar de salir del pintoresco establecimiento nos dirigimos al carro de Louise, un gusto particular de ella es que le gusta lo viejo, de ahí el estilo de nuestra casa y su carro, es un Saab 900 de 1978 de color negro, la verdad es que no era tan viejo, pero trae muchos problemas como si fuera uno.
Louise conduce, Yerlin de copiloto y yo atrás siendo fiel a las dos amantes.
Una vez arriba mantuvimos una conversación agradable entre las tres todo el recorrido a casa. Nos hicimos bromas y chistes fueras de lugares, todo sin faltarle respeto a nadie, aveces las dos tienen sus momentos en el auto y esta vez no fue la exepcion, yo siendo espectadora de su acto de amor.
—Oigan ya paren —de verdad se estaban pasando.
Prácticamente se están comiendo mientras una conduce. Es peligroso.
—Ya paremos —empujó a la rubia —. Es bueno llegar.
Lo agradezco inmensamente. Un poco más y me muero por empalagamiento.
—Al fin —bajamos un poco a presuradas del vehículo y entramos atropelladas.
Según Louise, sus padres están cerca y la casa está patas arribas.
—Bien, nos dividiremos las tareas —me quito el chaleco mostrando mi suéter con franjas de arcoiris de tonos opacos —Yo empezaré con la cocina y el lobby, Yerlin, tú puedes encargarte de limpiar el polvo del cuarto que usarán y de los muebles.
—¿Y yo?
—Te encargarás de todo el primer piso. No tenemos mucho tiempo —asintieron.
Cada una fue hacer sus respectivas actividades, como dije, me encargué de limpiar los trastos y tratar de ordenar un poco todos los utensilios y la mesada.
—De verdad es que si somos desastrosas —me recogí el cabello en una coleta y me subí las mangas hasta los hombros, el trabajo va ser un poco pesado.
Moví, lave, acomodé y arrastre varios objetos, me regañe mentalmente por ser tan desordenada y no poner orden en la casa.
Una vez listo, me dirigí hacia al lobby e hice lo mismo, no me detuve hasta doblar y hablandar los cojines posicionando los en un lado más cómodo, me dirigí hacia el televisor e hice lo mismo, lo acomode en una esquina y no pare hasta ver todo bien organizado.
—Ahora si todo está bello —sonreí con suficiencia.
El timbre sonó, me sobresalte en mi mismo lugar, pensando que podían ser ellos, en mis fachas, pueden sospechar de que estaba ordenando antes de que llegarán, muy problemático.
—¡Deben ser ellos!
—¡Abre Alex. Nos estamos preparando!
—¡Ya voy!
Mi contesta no fue para ellas, el sonido del timbre se sigue escuchando con insistencia sin parar, dude de que fueran ellos la verdad.
Molesta e irritada por el mismo ruidito insistente abrí la puerta de golpe.
—¡Me va a dañar el timbre imbécil!
Un chico pelirrojo dejo su dedo en el aire, dando una señal de que iba a seguir tocando.
—Lo siento, se tardaron mucho en contestar —se excusó.
—Esa no es razón para partirme los oídos idiota —le reclamé.
—Oye, deja de insultarme, yo no lo estoy haciendo —levantó sus manos en signo de paz —. Solo vengo a retirar mi pelota, se metió a uno de sus ventanas.
—¿En nuestra ventanas? Espero que no hayas roto algo.
—Yo también espero lo mismo —susurró —. Soy nuevo por cierto, vivo en la casa de al frente —señalo hacia atrás.
Mire encima de su hombro y en efecto, varias cajas estaban aún al frente sin desempacar.
—Si, no me interesa.
Los pasos de Louise se escucharon corriendo desde arriba con una mueca graciosa mientras baja las escaleras agarrándose la cabeza con dolor y una pelota de fútbol en su cintura y brazo agarrados.
—No van a creer lo que pasó —señaló hacia la pelota —. Esta cosa voló directo hacia mi cara.
Me burle divertida.
—Es del chico nuevo.
—¿Chico nuevo? —casi corrió hacia mi para ver al espécimen al frente mío.
El chico la vio desde arriba hacia abajo —Hola. Esa es mi pelota.
—Seguro que lo es —dirigió su mano hacia el —. Me llamo Louise, ella es mi compañera Alex —me señaló.
—Yo soy Peter, y el es mi hermano pequeño Jerard —sorpresivamente, había otra mala de cabellos pelirrojos que no había visto, agarrado tiernamente de su hermano, se ve un niño de unos 10 a 12 años.
—¡Aww es una ternura!
Río el mayor y el pequeño la vio mal a llamarlo así —No soy una ternura.
—Claro que lo eres —afirmé.
—Nos mudamos al frente. Hoy precisamente, lamento haber causado algún desastre con el balón. No volverá a suceder.
—Tranquilo chico, son cosas que pasan. Bienvenido al vecindario, espero que te agrade estar aquí, sus vistas y todos —levantó una ceja pícara.
—Me gusta la vista.
—Es lesbiana idiota. Pierdes chance.
Me divertí mucho.
—¿Qué es lesbiana?
—Cosas de grande campeón. Lo lamento —se dirigió otra vez hacia nosotras —. Es mi personalidad.
—Tranquilo, son cosas que pasan.
Estuvieron un ratico hablando hasta que un coche muy familiar se paró en la entrada pitando, mágicamente fue la señal del chico para irse.
—Muchas gracias por la pelota. Espero verlas más seguido.
—Claro que nos verás.
—Adios Alex —el pequeñín se despidió. Peter también se volteó.
—Nos vemos luego Alex y... Louise.
Gracias a dios mamá Ross salió rápido seguido de su marido papá Tom; saludaron al chico por cortesía y prácticamente la señora corrió hacia nosotras abrazando nos fervientemente.
—¡Pero miren que grandes están! Todas unas graduadas.
En efecto, nos habíamos graduado ayer, Louise es un año mayor que nosotras, pero repitió uno por algunos problemas que tuvo con los profesores que no la dejo pasar por un capricho del viejo de sociales.
—Estoy orgullosas de ustedes —nos sonrió ladinamente el hombre —. Los dos los estamos. Ya son unas mujeres echas y derechas.
—Nos alegramos por ustedes, eso es todo. —los abracé fuertemente, un abrazo de oso.
—Los eh extrañado.
Los dos me miraron con ternura tambien devolviendo el abrazo. —Nosotros también te hemos extrañado.
—A las dos.
Me hice aún lado para que pasaran
—No te quedes ahí parada Louise muévete —le dio empujoncitos mamá Ross.
—Mamá no empieces —rodó los ojos.
—Pero ¿qué estoy empezando?
Tom y yo nos miramos sabiendo de que 'tal palo, tal astilla'. Nos dirigimos hacia el comedor donde yerlin, me imagino yo desde que estamos en la puerta, pudo lograr hacer una comida decente y simple y ya se encuentra sirviendo la.
La mujer mayor corrió a sus brazos abrazando la con cariño mientras ella ríe por tales muestra de afecto.
—Esta bien, es suficiente mujer —la separó su esposa —. La asfixia.
—Lo siento cariño, costumbre.
—¿Por qué tardaron tanto en la puerta? —nos vió a los cuatros presentez.
—¿Tardamos? —se llevó una mano en el pecho mamá Ross —. Cariño, apenas y estamos llegando?
—¿Llegando? —nos miró confundida a Louise y a mí —Pero si hace rato tocaron el timbre.
—¿Pasa algo? —el único hombre habló.
—Eso quisiera saber yo también.
Louise se acercó a servir un poco de refresco en botella que quedó en la nevera de algunos días, mientras empezó hablar. —Tranquilos, fue el nuevo vecino de al frente.
—¿Ustedes tienen vecino? ¿Desde cuándo?
—Llego hoy, lanzó una pelota por unas de las ventanas —Yerlin se cubrió su boca con las manos en un estado de asombro.
—¿Rompió algo?
—Mi cabeza —se la tocó.
La miramos
—No es gracioso Louise
—Para mi si —comente con sorna. Mi hermanita me miró mal.
...
31/12/23
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23/11/23