La Historia Entre Los Dos [Li...

De _maria_centeno_

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Bilogía «Russkaya ruletka». Libro #1. Después de haber sido rechazada por el mejor amigo de su hermano cuando... Mai multe

⌘Nota de la Autora⌘
⌘ Conoce A Los Protagonistas ⌘
⌘Especial 1k⌘
1 ⌘ Ivanov
2 ⌘ El Chico Nuevo
3 ⌘ La Guía
4 ⌘ La Prueba
5 ⌘ Superando El Pasado
6 ⌘ Squeeze Play Suicida
7 ⌘ Cargo de Conciencia
8 ⌘ Campamento Blue Oaks Parte 1
9 ⌘ Campamento Blue Oaks Parte 2
10 ⌘ Mamma Mia
11 ⌘ Trabajo En Equipo
12 ⌘ Objeto de Estudio
13 ⌘ Charla A Descorazón Abierto
14 ⌘ Él Puede Ser Hawkeye
15 ⌘ La Disculpa
16 ⌘ Salsa de Tomate
17 ⌘ Darcy
18 ⌘ El Negro Va Con Todo
19 ⌘ Es mi Hermana, Imbécil
20 ⌘ La Chamarra
21 ⌘ Los Regionales
22 ⌘ La Escena Del Muelle
23 ⌘ Lo Que Implica Ser un Caballero
24 ⌘ Bésala
25 ⌘ Mandando Señales
26 ⌘ Fundación Tailime Nazarova
27 ⌘ Descarada
28 ⌘ Yuriy
29 ⌘ El Evento Comunitario
30 ⌘ Salvando La Veterinaria
31 ⌘ Dos Citas y un Acierto
32 ⌘ Admirador Secreto
33 ⌘ Malishka
⌘Especial Año Nuevo⌘
35 ⌘ Glee
36 ⌘ ¿Quien Está Saliendo con Alek Ivanov?
37 ⌘ El Violín de Zorba
38 ⌘ Planeación
39 ⌘ El Malentendido
40 ⌘ Cumpleaños Nazarova Parte 1
41 ⌘ Cumpleaños Nazarova Parte 2
42 ⌘ Vacaciones De Invierno
43 ⌘ Algo Está Pasando
44 ⌘ El Nuevo Tutor
45 ⌘ Cambiando Rutinas
46 ⌘ Fairytale
47 ⌘ Consejo
48 ⌘ Ausente
49 ⌘ Sangriento San Valentín
50 ⌘ Falla de San Andrés
51 ⌘ Infiltrado
⌘Especial 30k⌘
52 ⌘ El Escuadrón de la Muerte
53 ⌘ Yugo Familiar
54 ⌘ El Monstruo de los Ojos Verdes
55 ⌘ Efecto Secundario
56 ⌘ Epístola
57 ⌘ Mea Culpa
58 ⌘ Acto V Escena III
59 ⌘ Dolor Fantasma
Epílogo ⌘ El Vacío Entre Los Dos
⌘Agradecimientos⌘
Especial 50k ⌘ Orgullo y Prejuicio Parte 1
Especial 50k ⌘ Orgullo y Prejuicio Parte 2
Especial 50K ⌘ Orgullo y Prejuicio Parte 3
Capítulo Extra ⌘ El Libro Prometido
Capítulo Extra ⌘ Hola Kitty

34 ⌘ Asher y Mia

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De _maria_centeno_

Maratón 4/4

[Si estás entrando aquí, ¡DETENTE! Estamos en un maratón! Regresa tus bellos ojitos al capítulo 31 para que puedas leer desde el inicio sin perderte nada!]

—Me estaba preguntando...

Tai abrió la puerta de su casillero, esperando a que Alek Ivanov continuara con la pregunta.

Lo miró de reojo. Alek se mordía los labios mientras intentaba parecer lo más relajado posible, aunque el hecho de que se estuviera balanceando en sus talones y tuviera las manos escondidas en las bolsas del pantalón para evitar su tic nervioso lo delataban. Le parecía tierno, incluso surreal, que Alek pudiera ponerse nervioso al hablar con ella.

—¿Qué te parecería salir el sábado por la tarde al cine conmigo?

—¿Al cine? —repitió Tai al sacar el pesado libro de biología, dejando la mochila en el suelo para abrirla e intentar introducirlo en ella.

Alek se agachó y recogió la mochila, abriéndola para que Tai pudiera meter el enorme libro dentro. Tendrían que pasar después a su casillero por ese mismo libro antes de ir a la cafetería a almorzar para su siguiente clase.

—Acaba de salir una nueva película de James Bond y por todos los entrenamientos no había podido tener un fin de semana libre —le explicó al tiempo que Tai acomodaba el resto de sus libros en el casillero—. Solo tienes que prometer no dormirte.

—No creo que alguien se pueda dormir en una película de James Bond —Tai cerró el casillero y lo miró avergonzada tras sus pestañas.

—Esa mirada me dice que pretendes dejarme plantado —Alek entrecerró los ojos, incriminandola.

—No pretendo dejarte plantado —Tai soltó una risita—, pero el sábado es la competencia de Mia.

—¿El concurso de canto?

Tai asintió en respuesta.

—Tenía pensado ir con mis amigos a apoyarla.

Alek maldijo el día que Tailime había aprendido a morderse el labio de manera inocentemente sensual, a pesar de que estaba seguro de que no lo hacía con ese propósito.

—¿Quieres ir conmigo?

Alek hizo una mueca, examinando a Tai de pies a cabeza, como si realmente estuviera considerando la opción de no pasar tiempo con ella. Pero después sonrió, y antes de que pudiera abrir la boca y contestarle, Mia pasó a su lado para tomar a Tailime del brazo y arrastrarla en dirección opuesta a la cafetería, con el ceño fruncido y molesta, al juzgar por su postura.

Asustado por el repentino desplante, Alek alcanzó a ver la expresión confundida de Tai cuando se dio cuenta de quien la estaba jalando, tratando de entender qué era lo que estaba sucediendo.

No habían alcanzado a dar la vuelta en el pasillo cuando Emma corrió detrás de ellas, ofreciéndole a Alek una disculpa por la brusquedad de su amiga, dejándolo perplejo a la mitad del pasillo y con la mochila de Tai en las manos.

—Ouch —Tai se quejó cuando sus pies consiguieron acomodarse para seguir a su amiga—. ¿Qué sucede, Mia?

—El idiota de Asher, es lo que sucede —contestó Mia entre dientes.

No volvieron a abrir la boca mientras caminaban a paso apresurado por los pasillos, hasta que al final entraron a su ya acostumbrado baño de niñas; el que casi siempre estaba vacío a esa hora del almuerzo.

Mia soltó a Tai y comenzó a dar vueltas por el baño, cerciorándose de que no hubiera nadie más en los cubículos. Una vez segura, miró hacia donde había entrado Emma para que cerrara la puerta del baño con seguro.

—¿Qué está pasando? —preguntó Tai cuando Mia comenzó a dar vueltas frente a los lavabos como león enjaulado—. ¿Qué fue lo que hizo Asher?

Pero Mia no contestó nada, bastante molesta como para articular palabra. Por eso Tai se giró hacia la chica de cabello rosa en búsqueda de una explicación a todo ese desplante.

—Fuimos a buscar a Asher para darle uno de los pases que regalan a los integrantes del club para el evento del sábado. Mia quería dárselo en persona —comenzó Emma al cruzarse de brazos—. Fuimos hasta su salón para que Mia pudiera dárselo sin que Harry y Max se enteraran, pero cuando cruzamos la puerta...

—¿Sabes quiénes integran el equipo de tu hermano para el proyecto del semestre? —Mia preguntó. Estaba completamente furiosa, y Tai no estaba segura de sí era con la situación en general o si se estaba molestando con ella.

—¿No? —Tai se pegó al lavabo que tenía en la espalda ante la mirada insistente de su amiga—. No hablamos de cosas de la escuela.

—No te haría mal de vez en cuando informarte sobre la vida de tu hermanito —le recriminó Mia.

Si. Mia estaba enojada con ella.

—Mia.

Al escuchar el regaño implícito de Emma, Mia volvió a dar vueltas frente a los cubículos, como si necesitara estar en constante movimiento para no explotar.

—El equipo de semestre de Kai lo integran Asher y otras tres chicas.

Tai no pudo negar esa información, porque a final de cuentas, el salón de Asher y Kai estaba conformado en un noventa y ocho por ciento de mujeres, así que supuso que no habían podido librarse de tener a unas cuantas chicas con ellos. Lo extraño era que eso hubiera afectado tanto a Mia, que, a pesar de siempre negar la atracción por Asher en voz alta, terminara desatando un ataque de celos como el que estaba demostrando.

—Y una de ellas es Sasha.

—Oh.

Eso cambiaba las cosas. Sasha Keller era la archirrival de Mia desde que habían entrado al club de coro. No solo era una chica bonita y poseía una voz privilegiada, además se la vivía tratando de opacar a Mia en las canciones que compartían juntas, sobre todo por el tono grave que se sobreponía al soprano de Mia.

—¡EXACTO! —gritó Mia alzando las manos cuando Tai alzó las cejas en comprensión, al tiempo que Emma suspiró cansada.

—Asher nunca lo mencionó porque estoy segura que sabía que reaccionarías de esta manera —Emma intentó razonar una justificación, pero parecía que ya se lo había comentado a Mia con anterioridad.

—¿Por eso es un idiota? —preguntó Tai, recordando lo que había dicho Mia en un principio.

—¡Oh! Eso no es todo.

Tai estaba segura que Mia terminaría por arrancarse el cabello si lo jalaba más fuerte, pero ya no dijo nada más.

—Asher aún estaba guardando sus cosas cuando llegamos. Sasha y las demás chicas se encontraban cerca, y cuando esa... —Emma giró la muñeca para dar a entender el mensaje—. Cuando esa arpía vio a Mia en la puerta, se acercó a Asher con toda la intención de hablar con él, y terminó por entregarle uno de los pases que ella tenía para los seccionales.

Ninguna de las dos dijo más, dejando implícito lo que había pasado después. Tai se mordió el labio inferior sin saber que decir, pero Mia llenó el silencio por ella.

—El... cinísmo de Sasha para hacerlo justo en el momento en que yo lo viera —Mia dejó salir un gemido de desesperación—. Lo estuvo esperando todo este tiempo. Sabía que yo tenía planeado invitar a Asher, y que tendría que estar atenta a cuando planeara hacerlo para llegar primero. Y Asher todavía tuvo la desfachatez de aceptar. ¡Aceptó! ¡Sin dudarlo! ¡Tomó el pase y le dio las gracias!

Tai resopló confundida, ya que no entendía porque Sasha haría ese tipo de cosas solo para molestar a Mia, si en clase de deportes ella y Asher apenas y se dirigían la palabra... Tai brincó en su lugar, dándose cuenta de su aportación al crimen.

Cuando Mia se percató de la reacción de Tai ante su desliz, fue demasiado tarde para disimular demencia, porque la castaña entrecerró los ojos, exigiendo que hablara.

—¿Qué sucede?

—Yo solo... —Tai apretó los ojos mientras se aceleraba su corazón, sabiendo que esto no iba a terminar nada bien—. Yo sabía que Sasha y Asher estaban en el mismo grupo.

—¿Qué?

Tai abrió un ojo para tantear el terreno, viendo a Emma sorprendida y a Mia con los puños cerrados en sus costados.

—Comparto clase de deportes con el grupo de Asher y Kai, y creo que inconscientemente registre a Sasha entre las chicas, pero...

—¿Cómo que...? —Mia gruñó viendo hacia el techo de manera desesperada—. ¿Y no se te ocurrió comentarlo en algún punto? No sé... ¡Desde el primer maldito día!

—Creí que Asher iba a comentarlo antes...

—Pues no lo hizo, ¿de acuerdo?

—¿Entonces era mi responsabilidad decírtelo? —Tai preguntó, sin ver como Emma sacudía la cabeza para que no dijera más—. ¿No crees que estás exagerando un poco?

La mirada asesina de Mia le hizo darse cuenta de su error. Tenía los ojos rojos de aguantar las ganas de llorar, y estaba furiosa. Furiosa con el mundo y en ese preciso instante, estaba furiosa con Tailime.

—¿Tú que vas a saber de exageración, señorita mi vida es perfecta? —Mia le preguntó con la voz rasgada por el coraje—. Tú no tienes que preocuparte por nada, tu vida está resuelta. Tienes al chico guapo y popular. Tu familia se ahoga en dinero. Las personas que hacían de tu vida un infierno ahora te reciben de brazos abiertos. Lo único que tuviste que hacer fue hacerte la víctima para que todos corriéramos a tu lado para salvarte de ti misma. Mientras nosotros los mortales tenemos que ver la manera de subsistir día con día porque la veterinaria de mi familia quedó hecha pedazos, tengo la presión del campeonato estatal en mis hombros, los ensayos han estado fatales, mi mayor enemiga está coqueteando con el chico que me gusta, y mi mejor amiga me apuñala por la espalda ocultando información importante y llamándome exagerada.

—Mia... yo... —Tai intentó disculparse, pero Mia ni siquiera la dejó decir más.

—No puedo creer que te hagas llamar mi mejor amiga. Con estas amigas, ¿para qué quiero enemigas? Así dice el dicho, ¿no? —la voz de Mia se quebró en la última palabra, dejando a Tai muda—. ¿Por qué no vas con Sasha y las dos se burlan de mi a mis espaldas? Por lo que veo, las dos podrían incluso reírse en mi cara. ¡ERES UNA MALDITA FARSANTE, NAZAROVA!

Emma tuvo que intervenir en ese momento, ya que Mia había caminado hasta donde se encontraba acorralada Tai contra los lavabos, sabiendo que, si no lo hacía, Mia terminaría por empujar a Tai contra el gran espejo del baño.

Tai respiró agitada, y solo los sollozos de Mia eran audibles sobre su respiración. En su desesperación por intentar saber cómo arreglar lo que estaba pasando, Tai terminó con los ojos clavados en Emma en busca de ayuda. Pero ella negó con la cabeza mientras Mia recargaba la frente contra el pecho de Emma, soltándose a llorar.

Jalando aire, Tai se deslizó sobre los lavabos, saliendo del baño sin decir una sola palabra.

Un ataque de pánico en ese momento solo iba a corroborar lo que Mia le había echado en cara. Todo esto era demasiado surreal. Nunca antes había tenido una discusión de esa magnitud con Mia, ni siquiera con Emma. Y todo porque Asher no había podido mantenerse alejado de la única persona que sabía que Mia no soportaba en la escuela.

Frunció el ceño, molesta, aun respirando agitada por la adrenalina. Todo este desastre era causado por Asher y seguramente él se encontraba contento y tranquilo en la cafetería.

Caminó con paso firme hacia allá, ignorando como los alumnos que se cruzaban en su camino le huían asustados. Era en esas raras ocasiones que le hacía justicia a su apellido.

Cuando vio las puertas de la cafetería, las abrió de golpe, dando tres pasos dentro antes de detenerse en seco. Respirando por la boca, Tai buscó con la mirada la mesa donde usualmente ella y sus amigos almorzaban, encontrando a Asher de brazos cruzados sobre la mesa, escuchando atento a lo que sea que Max estaba diciendo.

Volviendo a hacer un puchero, Tai dio un paso al frente, decidida. Iba a investigar lo que hubiera pasado, así fuera lo último que hiciera. Pero entonces se le cruzó por la mente la idea de que, a pesar de ser mejores amigos, Asher podría negarlo todo en afán de mantener la paz.

Toda la resolución que hacía un momento tenía se había desvanecido después de eso.

Tai apretó los puños en sus costados, consciente de que estaba temblando en medio de la cafetería. Si quería investigar a fondo, tendría que hacerlo con testigos, alguien imparcial que le dijera las cosas sin prejuicios. Y el único testigo en el que confiaba ciegamente, se encontraba dándole la espalda a unas cuantas mesas de su objetivo principal.

Volvió a inspirar hondo, y caminó hacia la mesa de su hermano, de nuevo ignorando como la gente se quitaba de su camino conforme avanzaba.

—¿Sestra? —en el fondo, escuchó la voz de Luka llamarla, siendo el que reconoció su presencia primero a pesar de que todos en la mesa la miraban sorprendidos.

—Kai.

Fue la respuesta de Tai, aunque sabía que la mesa estaba ocupada por otras tres personas más. Una de ellas era su novio, a quien minutos antes había abandonado en el pasillo. Pero en ese momento tenía una meta en mente, y solo podía enfocarse en una sola cosa.

Los otros tres chicos posaron sus ojos en el mellizo varón, que empujó la bandeja de comida hacia el frente antes de levantarse de su asiento y mirar a su hermana. No hizo falta que Kai preguntara nada más para que Tai diera media vuelta y se encaminara hacia la terraza, donde podrían hablar sin el bullicio de la cafetería.

Era extraño cuando Tai hablaba con Kai en la escuela, y cuando lo hacía, significaba que realmente debían hacerlo. Por eso Kai ni siquiera parpadeó antes de levantarse y seguirla. La voz quebrada de Tai era un claro indicador de que el asunto era delicado. Además del semblante de pocos amigos que su hermana se cargaba, logrando ahuyentar a las pocas chicas que en un principio se habían emocionado por ver a Kai salir a la terraza.

Tai le dio la espalda en un principio, el abrir y cerrar de sus puños indicaba que estaba tratando de tranquilizarse para ordenar sus ideas.

Kai metió las manos en las bolsas del pantalón y volteó al interior de la cafetería, donde Alek se encontraba parado junto a la mesa, tratando de asegurarse que Tai estuviera bien. Cuando sus ojos se encontraron, Kai negó con la cabeza, indicándole que esperara a que Tailime se calmara primero.

—Tienes que decirme la verdad —la voz de Tai lo hizo regresar su atención a la terraza.

Su hermana no se había girado para verlo a la cara, por lo que Kai se limitó a alzar una ceja sarcástica.

—Vas a tener que ser más específica sobre la verdad que quieres escuchar.

—¿Sasha y Asher han sido cercanos últimamente? —Tai se giró, pero no lo miró a los ojos.

Parecía que el fuego Nazarova al fin se había extinguido. Kai puso los ojos en blanco, tratando de encontrar alguna lógica en la pregunta.

—¿A qué le llamas cercanos?

—Me refiero a... que si Sasha ha estado interesada en Asher.

Kai volvió a alzar las cejas, intentando recordar la última interacción entre ellos dos.

—Somos compañeros de equipo —comenzó a explicar Kai, aún sin entender el objetivo del numerito—. Han estado hablando por eso, si es a lo que te refieres.

—¿Ha sido física?

—¿Qué es lo que realmente quieres saber, Tailime? —Kai se desesperó por las preguntas sin sentido.

—Mia está en el baño llorando después de gritarme porque le dije que estaba exagerando la relación que Sasha y Asher tienen —Tai señaló hacia la escuela en general, el ceño fruncido de nuevo ante la poca paciencia de su hermano—. Lo que quiero saber es si has visto que Sasha ha estado cariñosa con él, y si Asher le ha correspondido.

—Sabes que odio los chismes —le recordó Kai—. Trato de evitarlos a toda costa. ¿Por qué no se lo preguntas a él?

—Necesito un testigo imparcial, alguien que me diga de manera concreta que ha estado pasando. Asher es el único chico aparte de ti en tu salón. Se sientan juntos seis horas al día. Es difícil que no te percates de todas las interacciones que tiene, así como él está al pendiente de las tuyas —Tai finalmente levantó la cabeza y enfrentó a Kai.

Si Kai creía que Tai estaba de humor para juegos mentales sobre quién era el más fuerte estaba equivocado. Lo único que quería saber era si Mia tenía razón en haberla insultado y si tendría que pedirle disculpas por haberle llamado exagerada.

—Los vi el día del museo. Se ayudan mutuamente a lidiar con las chicas. Si alguien se acerca a ustedes tratan de distraer la atención. Claro que sabes si Sasha ha estado interesada en él además de lo académico.

Kai no dijo nada después de eso, pero una pequeña sonrisa comenzó a asomarse en la comisura de sus labios. Le agradaba que el fuego Nazarova se mantuviera encendido en los ojos de Tai cuando se molestaba. Además, Tai tenía razón en algo. Era inevitable que alguno de los dos ignorara por completo las interacciones que tenían con chicas, sobre todo las suyas, donde Asher terminaba por salvarlo de alguna manera u otra, de la manera más amable posible.

—Sí. Sasha tiene al menos dos semanas buscando a Asher aparte del trabajo en equipo.

Tai se sorprendió cuando Kai comenzó a hablar sin mayor preámbulo. Eran muy raras las ocasiones cuando ganaba el juego de la mente.

Por eso se tardó un momento en comprender lo que Kai acababa de decir, desinflándose cuando se dio cuenta del gran error que acababa de cometer en el baño.

—Pero Asher ha intentado declinarla lo más amable que puede —concluyó Kai con voz cansada, como si al fin pudiera quejarse con alguien al respecto—. Sasha lo invitó a salir la semana pasada, y Asher inventó la excusa más patética que he escuchado en mi vida. Algo sobre que su perro tenía varicela.

Tai parpadeó varias veces, aun procesando la información mientras Kai ponía los ojos en blanco.

—No sé quién fue el más idiota ahí, si Asher por decirlo, o Sasha por creerle.

—Espera, ¿qué?

—Un perro con varicela —se burló Kai.

—¿Asher le dijo que no?

—¿Te sorprende? —preguntó Kai, volviendo a su habitual seriedad—. Creí que tú mejor que nadie entendería su lealtad a Mia a pesar de no estar juntos.

—¿Pero entonces porque aceptó el pase a los seccionales que le ofreció hoy?

—Creo que hay un límite en la cantidad de veces que Asher puede decir que no a una chica —Kai se encogió de hombros—. Lo habrá hecho por lástima.

—¿Por qué no pudo decir una vez más no cuando Mia estaba afuera del salón? —Tai se cubrió el rostro con las manos, desesperada.

—Puedes preguntarle tú misma —el sentir que Kai se alejaba un poco la hizo alzar la cabeza.

Kai miraba dentro de la cafetería, donde un preocupado Asher se acercaba caminando hasta donde estaban discutiendo.

Volviendo a resoplar, Tai se irguió cansada, mirando a su hermano en una súplica por ayuda que fue totalmente ignorada cuando éste caminó hacia la puerta para cruzarse con Asher, regresando hasta su mesa. Una vez afuera, Asher se enfocó en Tai, extrañado por su actitud sospechosa.

—¿Qué sucede, Tai?

Ésta se resignó a mirarlo desde su lugar. Sabía que Asher sentía lo mismo por Mia, aunque no entendiera porque ambos se conformaban en permanecer como amigos. El hecho de que Asher fuera atractivo y amable llamaba la atención de las chicas, y el que Mia fuera graciosa y talentosa hacía que los chicos siempre buscaran tener una cita con ella. ¿No se daban cuenta que se ahorrarían muchos malentendidos si al fin se decidieran a estar juntos?

—¿Dónde están Mia y Emma?

—En el baño —Tai se abrazó a sí misma. Apenas estaba comenzando a sentir el aire fresco de la mañana.

—¿Todo está bien? —Asher parecía preocupado.

Claro que tendría que estarlo, porque cuando algo sucedía, Mia corría hacia Asher para contarle todo. El hecho de que Mia no lo hubiera hecho, debió de encender todas las alarmas en su cabeza.

—No, Asher —Tai suspiró antes de sentarse en la mesa más cercana—. No está bien.

—¿Pasó algo?

—Mia te vio recibir el pase para los regionales de Sasha —Tai se talló los ojos con cansancio, teniendo la pequeña esperanza de que Asher le dijera que todo era un malentendido y que al final había regresado el pase.

Pero el silencio de Asher le confirmó lo contrario. Por eso alzó sus ojos hasta su mejor amigo, impactado de escucharla. Tai rechinó los dientes. No estaba tan segura de cómo proceder ahora que tenía confirmación explícita de tres partes diferentes. Pero por algún lado tenía que empezar.

—¿Por qué no le habías dicho que Sasha estaba en tu grupo?

Asher frunció el ceño, mirando al espacio en el suelo que los separaba.

—No le tomé importancia.

—Asher, sabes que Mia no la soporta —Tai intentó razonar con él—. ¿No creíste que debería saberlo?

—¿Para qué? —le preguntó Asher, arrugando la nariz—. ¿Para qué Mia estuviera siempre preocupada y paranoica? Me hubiera exigido que pidiera un cambio de grupo. No le vi el caso. Nos mantuvimos alejados todo este tiempo y apenas y nos dirigimos la palabra.

Tai alzó una ceja ante lo que acababa de escuchar. Era por eso que quería hablar primero con Kai. Sabía que su hermano, si bien iba a tener que sacarle la información de la misma dolorosa manera en la que se saca una muela, no iba a mentirle. Aún menos con un tema que a él no le incumbía. Por eso Tai volvió a suspirar y se cruzó de brazos.

—También sabe que Sasha es tu compañera de equipo para el trabajo semestral.

Asher se cubrió el rostro con las manos mientras gruñía.

—En serio, esa mujer podría trabajar para el FBI por toda la información que sabe.

—No tuvo que investigar mucho. Solo bastó con buscarte temprano y ver como no podías negarte a recibir ese boleto.

—No tenía otra opción, ¿de acuerdo? —se excusó Asher, y por la manera en que estaba optando por una posición defensiva, Tai comenzó a sospechar que había más ahí de lo que Mia ya había descubierto—. Sasha me ha estado buscando para invitarme a salir, pero siempre le digo que no. Iba a ser grosero de mi parte si rechazaba la invitación diciendo que ya tenía un boleto y después cuando no lo consiguiera, no pudiera ir al concurso.

—Mia iba a darte uno.

—¿Y cómo se supone que yo supiera eso? —Asher exclamó desesperado—. Estuve intentando juntar algo de dinero para comprarlo.

Tai se quedó callada al escuchar eso. Asher no batallaba por dinero, por lo que alzó una ceja, implicando la pregunta que sabía no era necesaria enunciar.

—He estado intentando ayudar a Mia y a su hermano con mi mesada —admitió Asher cohibido, como siempre pasaba cuando hablaba con Tai sobre dinero.

O tal vez estaba cohibido porque sabía que Mia se había negado a recibir alguna ayuda de parte de Tai, porque afortunadamente el dinero de la aseguradora ya estaba liberado.

—Mia me dijo...

—Mia no quería sentirse una carga para ti —la corrigió Asher para después suspirar—. Dice que no es ninguna causa de caridad para recibir dinero gratis de nadie.

—No es un caso de caridad —Tai frunció el ceño, recordando que Alek había usado esa misma expresión cuando le contó que Filippo se rehusaba a recibir más dinero de su parte—. Es mi amiga. Solo quiero ayudar.

—No lo tomes a mal, Tai, pero, ¿no crees que en realidad eso se ha convertido la veterinaria? Tu propia causa de caridad, cuando para Filippo y su familia significa todo. El orgullo de los DiMarco tiene un límite. Si lo cruzas, los estás ofendiendo en vez de ayudarlos. No todo se soluciona con dinero.

Tai levantó el rostro con el ceño fruncido para ver a su mejor amigo, ofendida por el comentario.

—No creo que ofenda más que el haberle ocultado información a la chica que te gusta —comenzó Tai, de nuevo ese fuego Nazarova corriendo por sus las venas. Suficiente tenía con que Mia se desquitara con ella como para terminar sermoneada por Asher, el verdadero causante de todo el embrollo—. Además de haber aceptado trabajar en equipo con la única chica en toda la escuela que no puede ni ver.

—No tengo que pedirle permiso para eso. No somos nada para que me diga con quien puedo y no formar un equipo de trabajo.

—Exacto. No son nada —Tai bien podría jalarse el cabello en desesperación—. No entiendo porque no son nada si todo este tiempo se la pasan actuando como si lo fueran. Es claro que ambos sienten algo el uno por el otro, solo son desidiosos en aceptar que se quieren.

—¿Hablas de desidia cuando fuiste tú quien intentó negar por cinco años que seguía sintiendo algo por Alek?

—Sabes porque lo evadí tanto tiempo.

—Arrastrar un rencor de años no es excusa para eso —Asher se irguió derecho, orgulloso—. Lamento ser yo quien te haga ver la verdad, Tailime, pero si no fuera porque tu mamá se empeñó en hacerte salir de tu cascarón, Alek ni siquiera te hubiera volteado a ver. Seguirías siendo el patito feo del grupo.

Tai jadeó ante eso, y el sonido pareció regresar a Asher a la realidad, porque inmediatamente parpadeó y pareció darse cuenta de lo que acababa de decir. Tai volvió a cerrar la boca para morderse el interior de la mejilla mirando al suelo.

Suficiente. Tai había tenido suficiente de escuchar a las personas a las que más confiaba restregarle en la cara sus inseguridades. Ni siquiera miró hacia atrás cuando dio media vuelta y regresó al interior de la cafetería mientras Asher la llamaba para detenerla.

Otra vez comenzaba a hacer frío, por lo que Tai se abrazó los brazos para intentar mantener calor, al fin dándose cuenta de que no traía su mochila con ella.

Se detuvo en medio de cuatro mesas, tratando de recordar dónde la había visto por última vez, apretando los ojos con fuerza cuando recordó que Alek se había quedado con ella. Se giró sobre su propio eje para regresar hacia la mesa de su hermano, pero no pudo avanzar porque alguien se interpuso en su camino.

Levantó los ojos intentando disculparse, y las palabras murieron en sus labios cuando un par de ojos azules la hicieron jadear. Alek se encontraba frente a Tai con dos mochilas al hombro y una expresión de preocupación que le formaba arrugas en la frente.

—¿Estás bien?

El susurro apenas y se escuchó entre el alboroto de la cafetería.

Pero en ese momento, el olor de la colonia impregnada en la ropa de Alek inundó los sentidos de Tai, asociándolo a la seguridad y confort que esa misma ropa y su dueño le hacían tener en los momentos más críticos.

Tai cerró los ojos y dejó caer su frente en el pecho de Alek, aislando el ruido de la cafetería y la sensación de mil ojos sobre su persona por ese sencillo gesto. Notó los brazos rodeando su espalda para escudarla del mundo, respirando hondo una vez más antes de negar con la cabeza en respuesta a la pregunta inicial.

—¿Tienes hambre?

Tai trató de calmar su corazón y se encogió de hombros.

—¿Quieres ir afuera?

Tai terminó levantando su cabeza y miró a Alek a los ojos. Siempre había sido fanática del color de esos orbes azules, y era en esos momentos que entendía el porqué. A pesar de sentir que los ojos le ardían por las lágrimas que estaba intentando retener, Tai sintió como si por fin pudiera respirar desde que había entrado al baño de chicas.

Pasando saliva, Tai se limitó a asentir antes de mirar al piso y parpadear para eliminar las lágrimas que estaban a punto de rodar por sus mejillas. Solo fueron dos segundos antes de que Alek la tomara de la mano y la encaminara entre las mesas hasta llegar donde estaban sus amigos, tomando la bandeja olvidada donde antes había estado sentado y tomó unas cuantas cosas de la bandeja de Luka y Serge. Después de decirles que almorzaría afuera, Alek volvió a tomarla de la mano para dirigirse hacia una de las puertas que daba al jardín, hasta una banca alejada de la cafetería y de los ojos curiosos que los habían visto abrazarse.

Alek dejó las dos mochilas junto a la banca antes de sentarse junto a Tai en medio de la fría mañana.

En silencio, comenzó a dividir la comida que había podido robarle a Luka y a Serge y la otra poca que había quedado de su almuerzo. Alek le dió una mordida al sándwich de carnes frías que había comenzado a comer cuando vio a la chica volver a entrar después de haber discutido con Asher, mientras Tai observaba el panecillo que Alek le había puesto en las manos.

Alek dejó pasar dos minutos antes de suspirar.

—¿Quieres hablar sobre lo que pasó?

Tai imitó su suspiro cansado antes de negar con la cabeza y darle una mordida a la pieza de pan.

Alek la observó comer con el ceño fruncido, aún molesta por la manera en la que fulminaba el suelo. Era gracioso cuando Alek notaba y conectaba algunas de las expresiones de Tai con las de su mejor amigo. Aunque si bien eran mellizos, sabía que sus caracteres eran diferentes, por lo que hizo lo contrario a lo que hubiera hecho si Kai estuviera molesto.

—¿Puedo decir algo? Me sorprendió la actitud con la que llegaste a la cafetería.

Si. Comenzó a balbucear con la primera cosa que se le vino a la cabeza.

—Tenías esa mirada que podría poner a temblar a Serge. Créeme, él fue el primero en decir que saldría de tu camino si se topaba contigo en el pasillo. No podía quitarte los ojos de encima porque... bueno —no podía omitir lo atractiva que Tai le había parecido—. Luka entonces dijo que parecía que Kai se había convertido en una chica... Quiero decir, son mellizos. Luka lo sabe. Yo lo sé. Pero comencé a preocuparme porque entonces, ¿eso quiere decir que siento atracción por tu hermano también?

Alek dejó de hablar cuando Tai escupió del pan que estaba masticando. Sonrió mientras le pasaba el envase de jugo para que no se ahogara. Una vez controlada, Tai soltó una risa, negando con la cabeza, la sonrisa por fin expandiéndose en sus labios.

—¿Qué?

—Parecías el clon exacto de Kai cuando entraste. Sentí un escalofrío al verte tan enojada —la parte donde pensó que era lo más sexy que había visto iba a ser solo para él, gracias—. Lo extraño es que he visto a Kai enojado como tú y no sentí que me temblaran las piernas.

—Yo no me veo atractiva cuando estoy enojada —Tai murmuró antes de cortar otro pedazo de pan y meterlo a su boca.

—Creo que difiero un poco en eso —Alek le dio otra mordida a su sándwich, observando el panorama frente a él.

Era una mañana nublada y fresca, clásica de finales de noviembre. Las nubes grises tapizaban el cielo y Alek estaba seguro que amenazaba con llover más tarde al juzgar por el color del gris intenso.

—Mia descubrió que Asher se está juntando con Sasha a sus espaldas.

Alek miró de reojo a Tai, que había tomado un pequeño pedazo de pan para desmenuzarlo entre sus dedos antes de suspirar una vez más, dejando que el vaho se elevara hacia las ramas desnudas del árbol que los cubría.

—Mia y Sasha son némesis una de la otra. Se odian mutuamente y compiten en todo —Tai se encogió de hombros—. Podría decirse que tienen algo parecido a lo que yo tenía con Arizona y Anna. Solo que Mia si tiene los pantalones para hacerle frente a Sasha.

Otra vez guardaron silencio mientras volvían a darle bocado a su almuerzo, pero Tai tembló en su lugar por el frío. Alek se quitó la chamarra, quedándose con la misma sudadera que alguna vez le había prestado a Tai. Ella sonrió agradecida cuando Alek la colocó sobre sus hombros sin pronunciar palabra.

—Con el concurso de canto el sábado, a los chicos les obsequian unos cuantos pases para invitar a familiares o amigos, así que Mia planeó entregarle uno a Asher —Tai continuó con la historia—. Ahí fue donde se enteró que Sasha está en el mismo salón que él. Y que no solo eso, sino que son compañeros de equipo junto con Kai. Sasha le entregó uno de sus pases a Asher y él aceptó sin oponer resistencia.

—¿Por qué le haría algo así a su novia? —quiso saber Alek, pero ver a Tai enarcar una ceja con escepticismo le hizo pensarlo dos veces—. Espera, ¿estás diciéndome que Asher y Mia no son novios?

—¿No? Nunca lo han sido.

—¡Toda la escuela cree que lo son!

Tai resopló por la nariz, negando con la cabeza.

—Mia estaba muy molesta por eso, y a mí se me ocurrió decirle que tal vez estaba exagerando las cosas, porque sabía que Asher no haría algo así y... —Tai movió la mano para restarle importancia—. Creyó que estaba tomando partido hacia Asher y Sasha. Me llamó una farsante porque cree que tengo mi vida hecha, y que solo tengo que hacerme la víctima para que las cosas resulten a mi favor.

—Eso no es cierto —Alek frunció el ceño, molesto al escuchar eso—. Ya quisiera verla lidiar con la cantidad de acosadores que tienes.

—Solo ha sido Jayden.

—Jayden, quien amenazó con tomarte fotos íntimas y publicarlas —enumeró Alek con los dedos—. Además, no olvidemos al acosador que te dedicó la canción de la semana pasada.

Tai se quedó callada al recordar eso. Afortunadamente, después de eso no había habido otro incidente o acercamiento por alguien desconocido, por lo que Tai trataba de colocarlo al final de su mente para no pensar en ello.

—Supongo que Mia solo estaba molesta por haber descubierto el secreto de Asher y ella solo... se desquitó conmigo. Por eso fui a la cafetería para intentar hablar con Asher, pero primero quise hablar con Kai para que me diera una versión más imparcial. Resulta que Sasha ha estado buscando a Asher desde hace semanas. Asher se ha negado a salir con ella, pero creo que hoy fue solo fue la gota que derramó el vaso y finalmente accedió. Me explicó que era porque había estado ayudando a Mia y al doctor Filippo con su mesada. No iba a poder conseguir un boleto para el sábado, y esa era su oportunidad.

—Creí que habían comenzado a recibir el dinero del seguro —Alek recordó lo contenta que había estado Tai de contarle por mensaje las buenas noticias.

Tai frunció el ceño de nuevo, llamando la atención de Alek por el cambio de actitud.

—Parece que Mia me dijo eso para que dejara de preocuparme y así evitar decirme que "no" cuando me ofreciera a ayudarla. Entonces Asher dijo que trataba a la veterinaria como mi propia obra de caridad y que estaba ofendiendo a los DiMarco con mi dinero —apretó los puños en su regazo—. Ni siquiera es mi dinero, mi papá lo ofreció como tú lo propusiste, y aun así dijeron que ya tenían el dinero del seguro. Y no es como si Asher no hubiera podido acercarse a mí para pedirme prestado para un boleto —Tai se inclinó sobre sus rodillas y se talló la cara con las manos—. Supongo que Asher tiene razón, no todo se soluciona con dinero.

Alek no dijo nada. Inspiró hondo mientras veía a Tailime encorvada sobre sí misma en un ademán de preocupación. Se cruzó de brazos viendo hacia el frente.

—Si puedo decir algo, y no porque esté sesgado por ser tu novio —Tai lo miró entonces con una pequeña sonrisa—, desde que he vuelto a hablar contigo no me ha dejado de sorprender tu carácter caritativo. No en el sentido de la palabra que Mia o Asher se están refiriendo, pero tienes el corazón más grande que he visto. Sabía que Kai no era avaro, pero tú eres algo más. Sé que no te molestaría quedarte en bancarrota con tal de ayudar a tus amigos.

»La culpa aquí no es tuya, estás en medio de dos bandos y no puedes tomar partido por ninguno al ser tus mejores amigos. Lo mejor que puedes hacer es esperar a que arreglen sus problemas ellos solos. No es tu culpa que no acepten sus sentimientos entre ellos.

Tai no dejó de sonreír, pero era una sonrisa triste. Volvió a temblar de frío antes de pasar sus brazos por las mangas de la chamarra y abrigarse mejor, respirando de nuevo el aroma de Alek.

—Le dije que todo se solucionaría si dejaran de ser desidiosos y comenzaran a salir —Tai se dejó las mangas hasta las manos, sin molestarse por doblarlas—. Entonces me llamó desidiosa a mí por tardarme cinco años en hablarte.

—Sí, bueno —Alek se colocó en la misma posición que Tai había tomado, con los codos sobre sus rodillas mientras se encogía de hombros—. Asher nunca rehuyó de sus sentimientos al correr por una salida de emergencia cuando la que sería su novia en unos años lo buscó en el pasillo —Alek la empujó hombro con hombro y una sonrisa se le escapó al escuchar a Tai reír por lo bajo—. Sigo sin recordar eso, pero si tú dices que lo hice, te creo. Y para ser justos, lo nuestro no fue desidia. Fue una serie de malas decisiones. Al menos mías. Y cuando finalmente volvimos a coincidir, pude darme cuenta de mi error y hacer algo para enmendarlo.

Tai se mordió los labios mirando hacia el suelo. Sabía que estaba de más confirmar el motivo por el que Alek se pudo dar cuenta de su error, si Alek ya había admitido que a pesar de verla sin maquillaje, le seguía pareciendo bonita, y que lo que le atraía de ella eran todas esas cualidades que acababa de decir.

Pero una voz dentro de su mente seguía insistiendo que de seguir siendo el patito feo, Alek ni siquiera le dirigiría la palabra.

—¿Qué pasa? —preguntó Alek cuando no recibió la sonrisa que esperaba ante su explicación.

Tai se talló los ojos con pesar.

—¿De verdad te hubieras enamorado de mí si James no se hubiera sentado junto a mí? Quiero decir... ¿te habrías dado cuenta que estábamos en el mismo salón?

Alek hizo un puchero ante la pregunta, como si hubiera comido algo amargo.

—Creí que lo había dejado en claro, Tai. Por supuesto que te hubiera notado.

—¿Por qué?

Alek suspiró, y Tai temió que le estuviera agotando la paciencia con sus preguntas.

Se abrazó de nuevo sobre la chamara, imaginando que era Alek quien lo hacía. Pero para su sorpresa, Alek fue quien terminó tomando sus mejillas entre sus manos, las cuales estaban tibias a pesar del gélido clima, guiándola para quedar frente a frente y mirarla directo a los ojos.

—Porque en algún punto, el profesor hubiera tomado lista en clase y me habría dado cuenta de tu presencia —Alek le explicó con toda la tranquilidad del mundo—. Con James o sin James, hubiera propuesto que estuvieras en nuestro grupo de trabajo, porque eres la hermana de Kai y me hubiera sentido culpable si te quedabas sin equipo. En el campamento habríamos tenido que seguir compartiendo la tienda de campaña. Hubiéramos ido los dos solos al viaje al tiradero porque solo tú tenías un auto disponible. Tal vez yo si me hubiera dado cuenta que nos quedaríamos sin gasolina, pero aún así te hubiera pedido perdón por haberte ignorado. Tai, hubiera aprendido a conocerte de una u otra manera. Tú y yo estábamos destinados a estar juntos. Nada hubiera impedido que volviera a ver esos bonitos ojos verdes y cayera perdidamente enamorado de ti.

Tai sentía como sus mejillas aplastadas por las manos de Alek se humedecían por las lágrimas que comenzaban a desbordarse de sus ojos, pero esta vez, las lágrimas estaban llenas de la adoración que sentía al escucharlo. Hasta ese momento, no se había dado cuenta de todas las coincidencias que compartían sin la necesidad de estar relacionadas con James o su cambio de imagen como Asher había dicho.

—Te lo dije una vez, pero te lo repito —Alek sonrió cuando limpió una lágrima con su pulgar—, me enamoré de ti por quien eres, Tai, no por cómo te ves. A veces tenemos que pasar por momentos difíciles para llegar hasta alguien que vale la pena. Y ahora henos aquí.

—Y henos aquí —repitió Tai en un susurro, sintiéndose mejor consigo misma, cerrando los ojos cuando Alek juntó sus frentes con una sonrisa.

Ahhhh finalmente se explican muchas cosas en este capítulo. 

Que opinan de lo que le dijo Mia a Tai? Y Asher? Hizo bien?

Quiero escuchar lo que opinan de lo que Alek le dijo a Tai sobre que la intervención de James en su relación. Creen que Alek si se hubiera fijado en Tai si no hubiera llegado James?

Con esto damos por terminado el maratón de hoy. ¡PERO!

Les tengo una última sorpresita. Ya lo había subido anteriormente en mis redes, pero lo dejaré aquí para quien no lo haya visto.

Así que pasen a lo barrido a la siguiente parte!

No olviden sus votos y comentarios!

⌘María Centeno

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