Hoy en día las redes sociales influyen mucho en la vida de las personas, no importa si son celebridades o mundanos normales, una vez que algo se encuentra en línea, no puede ser borrado y queda en internet para siempre, es por ese motivo que los pilotos deben tener mucho cuidado con lo que publican o lo que dicen en entrevistas ya que saben de antemano que será subido a alguna plataforma, Yuki siempre ha intentado mantener un perfil bajo, no atraer demasiada atención hacia él y pasar un poco desapercibido.
Todo resultaba más fácil de ese modo, pero como siempre dicen, lo bueno no dura mucho.
Su mundo entero colapsó en plena madrugada, eran casi las cuatro cuando su teléfono empezó a sonar de forma insistente hasta que atendió la llamada, era un periodista que quería tener la primicia, su reacción inicial a lo que estaba ocurriendo. El piloto japonés se sintió confundido, cortó la llamada y empezó a revisar su teléfono para saber de qué hablaba.
«YUKI TSUNODA ES OMEGA.
Tenemos información de primera mano donde los verdaderos resultados del piloto de Alpha Tauri revelan que su casta es omega casi en un cien por ciento.
¿Su licencia está en juego ahora que se sabe que le ha mentido a la FIA? ¿Hay más omegas en la parrilla actual y no lo sabemos?»
«YUKI TSUNODA ES UN FRAUDE, MINTIÓ SOBRE SU CASTA.»
«¿EL PRIMER OMEGA EN LA F1?»
«EL ASIENTO DE TSUNODA EN PELIGRO.»
Cada reportaje tenía un título peor que el anterior, querían llamar la atención, vender. Yuki intentó convencerse de que era solo un chisme sin fundamentos hasta que uno de los artículos publicó sus verdaderos resultados.
Él había fallado, su único trabajo era mantener ese secreto oculto y lejos del alcance del mundo, le había prometido a su equipo que esa información jamás saldría a la luz.
¿Qué hizo mal?
Rememoró lo que llevaban de la temporada, detalle a detalle, intentando encontrar qué había hecho mal. ¿Dijo algo que hizo sospechar a alguien? ¿su rendimiento cambió? ¿Olvidó tomar los supresores que mataban su olor y dormían a su omega cada fin de semana de carrera?
La cabeza empezó a darle vueltas, su teléfono volvió a sonar, ahora no dejaban de llegar mensajes. Mordió su labio inferior con fuerza, era el grupo de pilotos.
» George R.
¿Yuki estás despierto? «
» Lando N.
Por supuesto que está despierto. «
» Pierre G.
Silencio. «
» Oscar P.
¿Yuki? «
» K-Mag
Son solo rumores, Yuki. «
» Charles L.
¿Ya hablaste con tu equipo? «
» Fernando A.
¿Por qué no dejan de molestarlo? «
» Lando N.
Intentamos darle ánimos. «
» Lewis H.
Dejen de intentarlo. «
Sintió la garganta picar cuando algunas lágrimas se deslizaron por sus mejillas, él no necesitaba eso por ahora. No podía enfrentarse a todos los pilotos, no cuando era el único defectuoso, el único piloto que no debería estar ahí por mentir sobre su casta.
—Perdón, perdón, perdón —repitió para nadie en la habitación, sentía que se estaba ahogando, las palabras parecían arremolinarse en su interior todas intentando salir al mismo tiempo —, no sé qué paso.
Puso ambas manos en sus mejillas, boqueó intentando respirar con normalidad. La habitación de pronto se volvió enorme y fría, era un sueño, ¿verdad?
Tenía que serlo, por favor que lo fuera.
Resulta curioso cómo funciona el ser humano, cuando alguien está triste por lo general busca consuelo en los brazos de alguien de confianza, cuando el enojo domina suelen gritar y enfurecerse contra el mundo, pero cuando están perdidos como Yuki se siente en esos momentos, no hay consuelo alguno, no existen palabras de aliento, nada tiene el sentido suficiente que lo ayude a aferrarse a una esperanza que no existe.
Singapur se sentía asfixiante, se había negado a salir de su habitación el día que la noticia estalló, pero ahora lo habían obligado a salir y enfrentarse al mundo porque tenía que hablar con su equipo, dar declaraciones, aceptar las consecuencias de haber fallado al protegerse a sí mismo.
Su omega sollozaba cada cierto tiempo de forma lastimera, disculpándose por algo que en realidad no era su culpa.
Michael estaba a su lado en aquella enorme sala de juntas, desde que salieron del hotel, el beta se pegó a él como si de una garrapata se tratara, negándose a quitarle la mirada de encima. Había intentado abordar el tema, pero Yuki no lo dejó, alegando que estaba demasiado cansado como para pensar en algo que no fuera la posible reprimenda que le esperaba por parte del equipo, de los comisarios... ¿Cómo se sentirían los otros pilotos con la nueva información ahora que ya habían tenido tiempo de procesar lo revelado?
¿Se sentirían asqueados? ¿Le tendrían lástima? ¿Exigirían que se toman medidas en contra de él por aquella falta tan grave?
—Basta —la mano de Michael trazó pequeños círculos reconfortantes en su espalda. Yuki sintió sus ojos picar una vez más —, no dejes que tu mente te gane.
—Es fácil decirlo cuando tu trabajo no va a ser cuestionado —su tono fue más hostil de lo que le hubiera gustado. Se mordió el labio con frustración —. Lo siento...
—No te disculpes, me gusta que te sientas cómodo para desquitarte conmigo. Está bien.
No, no estaba bien. Nada lo estaba. ¿Es que acaso no veía la gravedad del asunto?
Franz entró a la sala acompañado de algunos miembros del bufete de abogados y los jefes de relaciones públicas. Yuki sintió que su corazón se detenía por algunos momentos, era el día de prensa por lo que sabía que todos los medios intentarían sacar provecho de la situación, buscarían la forma de llevarlo al límite hasta que estallara contra ellos y así poder hacer más notas amarillistas; ya había gente en internet diciendo que su mal carácter se debía a que es un omega y que por eso no debería tener su lugar en el equipo.
Todos se quedaron en silencio sin saber realmente por dónde empezar.
—¿Cómo te sientes? —la incomodidad en Franz fue casi una bofetada directa, pero Yuki se contuvo de hacer un comentarios al respecto —. Sé que no es fácil...
Un resoplido sarcástico mezclado con una risa incrédula escapó de sus labios. Michael le sujetó la mano por debajo de la mesa y apretó para que se contuviera, pero ya era demasiado tarde, todas las miradas estaban sobre él.
—¿Qué pasa?
—¿En serio sabes que no es fácil o sólo asumes que lo sabes? —estaba a la defensiva, en esos momentos todo se sentía como un ataque directo hacia él.
Franz y el resto del equipo presente parecieron sorprendidos.
—¿Sabes en verdad lo difícil que es tener que tomar más de ocho pastillas durante los fines de semana de carrera para adormecer a mi omega? —no eran ellos con los que debía explotar, sin embargo, no podía mantener la boca cerrada —. ¿Sabes lo doloroso que es durante las vacaciones cuando llega mi celo después de reprimir por tanto tiempo a mi lobo? ¿En serio lo sabes Franz?
—Yuki...
—¿Sabes lo agotador que es estar rodeado de alfas y sus estúpidas feromonas territoriales? —algunas lágrimas rodaron por sus mejillas, su cuerpo se estremeció cuando intentó ocultar un sollozo —. ¿Sabes lo que es fingir ser algo que no eres? ¿Sabes lo que es que tú Omega se lamente y se culpe por no ser diferente?
—No...
—Entonces no pretendas que entiendes cómo me siento, o que tienes una idea, porque no es así.
Un nuevo silencio los envolvió, el ambiente tenso incrementó, el malestar en Yuki lo hizo sentir mareado.
"Si tan solo hubiéramos aceptado la oferta de Pierre..."
—No —reprendió a su Omega apretando los dientes sobresaltando al resto —, no necesitamos de ningún alfa para esto. Ahora, guarda silencio.
Su omega obedeció casi de inmediato, Yuki semasajeó las sienes con un poco de brusquedad. Se obligó a concentrarse en surespiración hasta que logró calmarse lo suficiente, entonces pudieron tener lareunión que podía o no, cambiar para siempre su vida.
Ninguno sabía qué decir, permanecían en silencio sin dejar de mirarse, cada uno perdido en su propia cabeza como para reparar en lo denso que ponían el ambiente con sus feromonas preocupadas inundando el lugar.
Sebastian llegó a Singapur en cuanto se enteró de la noticia, contactó a Mark apenas estuvo en el país y los dos acordaron verse para hablar; llevaban juntos casi dos horas y todavía no decían nada.
—Hay algo que no entiendo —murmuró Vettel con el entrecejo fruncido. Mark lo miró de inmediato —. ¿Por qué revelar esa información de Tsunoda? ¿Qué beneficio les da?
Mark abrió y cerró la boca un par de veces intentando dar una respuesta, pero nada salió.
—No tiene sentido —siguió el alemán —, está información movió algo, por supuesto que lo hizo, pero...
—¿Por qué ir tras un omega si tienen a un gamma en la parrilla?
Sí, ambos se preguntaban lo mismo. El blanco más fácil era Oscar por dónde se viera, la sociedad misma seguía teniendo un gran rechazo hacia los gammas marginándolos y recordándoles cada vez que tenían la oportunidad que eran algo así como desperdicios humanos; no eran fértiles, la mayoría no vivía más allá de la infancia, sus aromas no eran agradables y su naturaleza era enfermiza, todo lo que genéticamente no se deseaba lo poseían los gammas, así que, ¿Por qué atacar a Yuki en lugar de a Oscar?
—No tiene sentido...
Sebastian se burló al tiempo que rodaba los ojos.
—¿Cuándo ha tenido sentido lo que la FIA hace? ¿Viste esas penalizaciones absurdas a Stroll?
Mark asintió cruzándose de brazos, nada encajaba con sus propias teorías, pero así era la FIA, ¿No? Puedes estar esperando la peor de las atrocidades con ellos y aun así logran hacer algo casi imperdonable tomando por sorpresa a todos.
—¿Qué vamos a hacer, Seb?
El aludido suspiró casi rendido, su cuerpo desparramado contra el sofá, Mark le dirigió una mirada de soslayo por unos breves segundos, una pequeña sonrisa curvó sus labios.
—No lo sé. No podemos llegar y preguntarles a los pilotos quién es omega y quién no. No ahora, que van a estar temerosos.
Mark ladeó la cabeza, entrecerró los ojos y después se reincorporó de un salto asustando al omega junto a él.
—¡Eres un genio!
—Seguro que lo soy, pero ¿Por qué?
—¿Y si ese fue el objetivo? Asustar a todos los omegas, una advertencia de que están siendo asechados, que ya no están seguros.
Los labios de Vettel formaron una gran 'o' eso tenía más sentido que la teoría de que un hacker opresor haya revelado la información solo porque sí.
—Es un mensaje de cacería...
—Y nadie está a salvo.
Se miraron sorprendidos, después sonrieron. Incluso después de muchos años, ellos seguían trabajando muy bien juntos.
¿No era raro eso?
Quiso no mirar demasiado en dirección a dónde se encontraban, pero por más que le ordenó a su cerebro que se distrajera con otra cosa, no dejó de observar en las pantallas la repetición de la conferencia donde Pierre y Charles coincidieron.
Intentó convencerse de que esas miradas divertidas y llenas de coquetería eran solo un juego, una broma entre amigos, pero cuando se tocaron las manos por accidente y después Pierre bromeó diciendo que eran las manos más suaves que había conocido, sintió que su corazón empezaba a romperse.
No era nada, ¿Verdad? Estaba dejando que los pensamientos intrusivos ganaran porque estaba agotado y buscaba enemigos hasta en las piedras que se le atravesaban por el camino; pasó de largo junto a Pierre cuando fue su turno de conferencia, sintió la penetrante mirada del francés sobre él, pero no se giró. No podía.
La reunión había sido intensa y cansada en partes iguales, se debatieron estrategias, Yuki les agradeció cuando entendió que no estaban buscando justificar un posible despido porque ni siquiera era una opción para considerar, lloró un poco más cuando entendió que su equipo de relaciones públicas querían defenderlo de los malos comentarios que estaba recibiendo por ser omega. Su equipo quería ayudarlo, él no tenía idea de dónde les salió aquella vena caritativa y solidaria, pero tampoco los criticó.
Durante toda la conferencia se negó a responder cosas que no estuvieran relacionadas al deporte, Oscar, George y Lando, que estaban con él, siguieron su ejemplo. Incluso buscaron sentarse de tal forma que su cercanía dejara claro el mensaje de que no les importaba una mierda la casta de Yuki, él se habría puesto a llorar si su cabeza no estuviera ocupada recordando cada fragmento de los momentos que vio entre Pierre y Charles.
"Son solo amigos..." Le recordó su omega, aunque con algo de duda.
Yuki se mordió el interior de la mejilla y siguió adelante dando respuestas firmes, rápidas y que no dieran lugar a teorías locas tal como le habían pedido antes de que terminara la reunión con el equipo, Michael se mantenía cerca adoptando una postura de perro guardián que casi le causó risa, casi.
Cuando terminaron, se escabulló de forma rápida evitando que alguien quisiera detenerlo de pronto para obtener más información, se sentía un poco más tranquilo, las bromas con sus compañeros lograron aligerar el pesado ambiente hasta que todos estuvieron riendo casi como desquiciados. Yuki incluso se animó a ir a buscar a Pierre para que pudieran hablar y tal vez pasar la noche juntos, de hecho, se dirigía a hacer eso cuando se detuvo de pronto, cada músculo de su cuerpo se tensó, sus ojos se cristalizaron, los latidos de su corazón aumentaron.
Pierre le estaba susurrando algo a Charles bastante pegado a su cuerpo mientras el monegasco se reía casi a carcajadas. Los dos bastante envueltos en su propio mundo como para reparar en los demás.
Yuki sintió a su omega chillar en un intento desesperado por llamar al alfa, pero lo obligó a callar. Estaba cansado de tener que ocultarse, estaba cansado de no poder decir de forma libre y abierta que estaba con Pierre, estaba cansado de todos en ese preciso instante.
Tal vez era lo mejor, una relación de Pierre y Charles tenía bastante sentido, ambos alfas, intocables por su casta, atractivos y se conocían de la infancia. Yuki, bueno, él representaba demasiados problemas y conflictos que no valían la pena. Suspiró resignado, era mejor que ocurriera ahora y no cuando existiera un vínculo fuerte, ¿Cierto?
—¡Yuki! —el grito de George lo sobresaltó y lo sacó de sus pensamientos, parpadeó sorprendido.
Sus ojos se encontraron con los de Pierre, que empezó a negar como si supiera lo que estaba pensando. Desvió la mirada con el pretexto de estar buscando al piloto de Mercedes.
—¿Qué pasa? —su tono cansado lo hizo sentir más pequeño y vulnerable.
George le puso una mano sobre el hombro cuando estuvieron uno frente al otro, sus bonitos y expresivos ojos reflejaban lo preocupado que se encontraba.
—¿Podemos hablar en privado? Es importante.
Yuki frunció el ceño, se removió cuando una vez más sintió la mirada de Pierre sobre él, si se negaba a ir con el británico tenía que quedarse a hacerle frente al francés y el monegasco. Él no tenía ganas de hacerlo así que accedió con un encogimiento de hombros.
No tenía nada que perder.
George lo condujo a una de las salas vacías evitando al resto de pilotos sin ningún problema, cuando llegaron se sorprendió de ver a Lando, Liam y Oscar ahí. Vaciló ante la idea de tener que hablar con todos al mismo tiempo sin saber qué buscaban.
George le puso una mano sobre la espalda, Yuki lo miró con algo de desconfianza.
—Espera, no te asustes. ¿Vale?
—Que digas eso solo me hace asustarme más.
Lando se rio entre dientes, Liam y Oscar solo negaron divertidos. George rodó los ojos.
—Yo también soy omega —admitió el piloto con demasiado cuidado. Yuki parpadeó sorprendido —, no creas que te estoy diciendo esto para que confíes en mí de la noche a la mañana. ¿Bien?
—Solo queremos que sepas que no estás solo —Liam tomó el control de la conversación —, no sabemos quién reveló tu información, pero prácticamente te han obligado a revelarte como en verdad eres.
—Y estás en un lugar que tiene más omegas ocultos, no puedo decirte si hay más además de nosotros —Lando vaciló unos instantes —, tampoco es como que el saber de nosotros cambie algo de lo que te está pasando, pero...
—No estás solo —reafirmo Oscar —, ninguno de nosotros lo está.
Las palabras de Oscar resonaron en su cabeza como un eco, todos ellos tenían que fingir ser quienes no eran, debían aguantar estar rodeados de alfas sintiéndose solos y desprotegidos dedicándose a un deporte que los despreciaba por el simple hecho de ser omegas. Intentó contenerse, pero algunas lágrimas rodaron por sus mejillas porque no estaba solo, no tenía que ocultarse con esas personas en específico. Podía ser tan libre como le fuera posible mientras estuviera con sus compañeros.
—Gracias, no tenían porque decirme la verdad, así que gracias por confiar en mí.
George sonrió.
—Entre omegas nos cuidamos, ¿No?
Sí, era así desde las épocas coloniales,seguiría siendo así hasta el fin de los tiempos.
La última persona que esperó encontrarse ahí era a él, Sergio parpadeó sorprendido y retrocedió cuando el omega de forma casi brusca se deslizó junto a la puerta para adentrarse en la habitación.
Boqueó sin saber qué decir o hacer con exactitud, la puerta de su habitación fue cerrada con seguro. Checo empezó a considerar la seguridad de los hoteles, si se encargaban de revelar su información a la primera persona que se las pedía.
—Vi lo que pasó —el omega inicio la conversación de forma directa, tal como Checo lo recordaba —, bueno, todos lo hicimos, no es como si se tratase de un secreto.
Bufó casi fastidiado porque antes de la interrupción, se dirigía a buscar a Yuki para disculparse. Se pasó una mano por el cabello, la curiosidad del porqué se encontraba ahí era incluso mayor que su necesidad de ir a cuidar de su cachorro.
"Yuki no es tu cachorro." Reprendió a su omega con molestia, ignorando lo abatido que se sintió.
—¿Por qué estás aquí Rosberg?
La sonrisa de Nico fue casi aterradora, Checo se removió incómodo en su lugar. Su relación con el antiguo piloto nunca fue en verdad cercana, existía cierta rivalidad entre ambos que los mantenía en un ambiente pesado y hostil, aunque nunca fueron necesariamente groseros con el otro.
—Sé lo que estás intentando hacer —se movió por la habitación hasta que se dejó caer en la cama con movimientos bastante elegantes. Checo se obligó a no hacer una mueca, tenía que pedir un cambio de cobijas de nuevo, no quería el lugar donde dormía, repleto del aroma de otros —, úsame como quieras, Checo.
El mexicano enarcó una ceja, Rosberg soltó una risita entre dientes mientras rodaba los ojos.
—No de ese modo, mal pensado —el tono juguetón del omega aligeró mucho el ambiente —, me refiero a que la gente suele escuchar lo que digo si es polémico.
—No quiero polémica, nadie necesita eso ahora, Nico.
El alemán suspiró casi resignado como si ya esperara esa respuesta. Sergio cruzó los brazos sobre el pecho.
—Me refiero a que puedo decir mi verdadera casta y apoyar de forma pública a los omegas dentro del deporte —se levantó de nuevo, camino hasta quedar frente a él —, tú y yo sabemos que no van a parar con esto, Checo.
Sí, él lo sabía bien. Era la prueba viviente de que la FIA hacía lo que quería y cuando quería, sin importar a quién dañan en el proceso.
—¿Por qué?
—Somos omegas, Checo. ¿Quién nos va a respaldar si no lo hacemos nosotros mismos?
Eso también lo sabía, no importaba cuántos alfas apoyaran las causas de los omegas, al final del día, ellos no eran oprimidos por su casta, podían ser libres e incluso líderes del mundo, los omegas tenían que valerse por si mismos, luchar sus propias batallas e intentar no salir muy perjudicados en el proceso.
Ser alfa era sencillo, ser omega era asfixiante, pero ser gamma era tener un blanco pintado en la espalda sin razón alguna más que la casta.
—¿Qué tienes en mente? —se rindió al final quitando la postura defensiva, Nico sonrió casi orgulloso —. ¿Cómo vamos a luchar contra quienes son imparables?
—Todos tenemos un punto débil, Checo. Encuéntralo, vas a doblegarlos por ahí, pero ya será demasiado tarde para que se retracten.
Sus palabras no fueron dudosas o vacilantes, le estaba afirmando lo que pasaría, como si tuviera la certeza de que así ocurriría.
—Las guerras nunca se han ganado siendo pacíficos, Pérez.
—No busco una guerra.
—¿Ah no? —Nico enarcó una ceja —. ¿Y por qué estás empeñado en luchar contra ellos? Si quieres ganarles a personas que no dudan en ensuciarse las manos, tienes que quitarte el miedo de ensuciar las tuyas.
No estaba seguro de a qué se refería exactamente con ensuciarse las manos, Checo era consciente de que debía jugar un poco sucio si quería tener cierta ventaja sobre los comisarios, pero ahora presentía que las palabras de Rosberg tenían una especie de mensaje oculto.
—No sé si puedo confiar en ti.
Nico se encogió de hombros.
—No puedes confiar en nadie, Sergio. ¿No lo ves? Ni siquiera en los alfas que aseguran estar de tu lado.
Oh...
Por un momento, y de forma fugaz, pudo ver reflejado en los ojos del otro el dolor de la traición y el corazón roto, Checo conocía bien este último; a su mente llegó Lewis, el tiempo en que él y Nico fueron compañeros, la forma en que pasaron del cariño al odio.
Oh.
¿Cómo había sido tan ciego? ¿Por qué no fue capaz de verlo antes si era tan obvio?
"Porque estabas sumergido en tu miseria." Refunfuñó su omega con desagrado.
Lewis ya tenía omega, tal vez por esa razón estaba tan empeñado en ayudarlo y cuidarlo, cuando tuvo que hacerlo con quien debía, no fue capaz de cumplir su misión, Lewis lo cuidaba de la forma en que cuidas a un hermano menor, que ciego había sido.
—Estás consciente de lo que significa involucrarte en esto, ¿verdad?
Rosberg suspiró con melancolía.
—Verlo no me afecta... Además, no es como si tuviera que tratar directamente con él, ¿no?
En teoría no, pero Checo decidió no explicarle la confusa situación del momento, no necesitaba volver a la vieja hostilidad entre ambos. Sergio no tenía tiempo ni cabeza para eso.
—Hazlo, da la declaración que quieras dar. Buscaré el talón de Aquiles de los comisarios.
Se estrecharon las manos y formaron un pacto silencioso. Checo esperaba no arrepentirse, en realidad no podía hacerlo, no cuando estaba en juego el bienestar de todos los omegas dedicados, y que quisieran dedicarse, a las carreras.
Era demasiado tarde cuando volvió al hotel, su conversación con los chicos se había extendido más de lo planeado cuando cada uno empezó a contar su experiencia teniendo que obligarse a ocultar quienes eran, en realidad desde una edad muy temprana. Estar rodeado de personas que eran como él y podían entender la gravedad del asunto fue como una bocanada de aire fresco.
No importaba si al día siguiente la FIA decidía penalizarlo, aquella noche se sintió más ligero sabiendo que no estaba solo, incluso riéndose un poco cuando se burlaron de los alfas y sus estúpidos sentidos territoriales, esa noche fueron tan libres como les resultó posible y estuvo bien; caminó por el pasillo cuando salió del ascensor tan atento a lo que se escribía en el nuevo grupo destinado solo a omegas pilotos, que no se fijó en la larga figura que estaba recargada contra la puerta de su habitación.
Un grito ahogado escapó de su garganta cuando los brazos de Pierre lo rodearon impidiendo que se siguiera de largo.
—¿Charles se fue a dormir y ahora vienes por el premio de consolación? —la hostilidad de su tono estuvo acompañada de la postura rígida de su cuerpo.
El alfa hizo una mueca, sus ojos reflejaron la ofensa de tal acusación.
—No eres un premio de consolación —le aclaró sin soltarlo —, estás sacando de contexto las cosas.
—No, no estoy haciendo eso. Se lo que ví, en realidad, todos lo vimos. Ahora muévete, quiero entrar a dormir.
Pierre le arrebató la llave de las manos y empujó la puerta cuando la cerradura quedó desbloqueada, sin liberar al omega se adentró en la habitación hasta que cerró de nuevo la puerta sin darle tiempo a que se quejara.
—No quiero dormir contigo, vete.
—Yuki...
—Pierre...
El alfa bufó exasperado, liberó su cintura para dirigir las manos hasta sus mejillas, las cuales sostuvo con delicadeza. Yuki se sintió flotar, el aroma natural de Pierre mezclado con el de aquel perfume que usaba hacían que su cuerpo reaccionara, incluso si no lo deseaba en ese momento.
—Charles me preguntó por ti, no le respondías a nadie y creyó que yo tuve más suerte —el dolor en la voz del alfa hizo que su omega se removiera con culpabilidad —, después empezamos a hablar como cualquier amigo lo hace. No está pasando nada de lo que tu cabeza se imagina.
Yuki se sintió ofendido.
—No me imaginé nada.
—Escucha con atención, te quiero a ti, no me interesa nadie más, pero también entiendo que no estás pasando un buen momento y no quiero presionarte —Pierre se mordió el labio con duda —, cuando rechazaste mi oferta de acompañarte a esa reunión entendí que necesitas tiempo, no quiero que sientas que no estoy respetando tu espacio.
—¿Eso te da derecho a irte con alguien más? —su voz se rompió en cuanto habló.
Se quedaron en silencio viéndose a los ojos, fue hasta ese momento que notó las ojeras en Pierre y la angustia en su mirada. Una vez más se sintió culpable.
—Lo siento, no es justo, yo...-
—No quiero a nadie más, Yuki. Te quiero a ti, solo a ti.
—¿Por qué? ¿Por qué yo?
—Porque me gustas —las manos del alfa dejaron su rostro para hacer un recorrido hasta posicionarse en su cintura otra vez —, porque no importa si me hieres cada que ocultas tu aroma como si me estuvieras rechazando, yo te sigo queriendo a ti.
Parpadeó sorprendido.
—Nunca te he rechazado.
La sonrisa triste de Pierre le rompió el corazón.
—Lo haces después de que te marco con mi aroma, está bien, no te gusta... Estoy trabajando en eso.
Oh...
—Me gusta —aclaro de inmediato —, yo solo asumí que no querías que las personas supieran de nosotros.
Se miraron por largos segundos, después empezaron a reírse como si alguno hubiera contado el chiste más gracioso del universo.
Vaya falta de comunicación.
—Je t'aime. —susurró Pierre como si se tratase de un secreto entre ambos, se inclinó hasta rozar sus labios con los de Yuki.
—大好き(daisuki) —respondió con complicidad, pasando los brazos por sus hombros hasta que sus dedos acariciaron la nuca del alfa —, pero todavía soy complicado.
Nunca has sido complicado.
—Estar conmigo ahora es malo —cerró los ojos —, puede ser peligroso, no quiero que salgas perjudicado.
—Yo tomo mis propias decisiones —refutó sin vacilaciones —, la primera es que voy a besarte.
Yuki se rio entre dientes.
—¿Y la segunda?
—Que voy a dormir contigo hoy y mañana llegaremos juntos.
—No.
—No te estoy preguntando.
Yuki intentó alejarse, pero los labios del alfa se unieron a los suyos en un beso intenso y salvaje que les robó el aliento, aceleró sus corazones y los hizo sentir como si estuviera flotando entre nubes rodeados de colores llenos de vida y armonía. En ese beso se entregaron sus miedos, sus inseguridades, la incertidumbre de lo que les aguardaba, pero sobre todas las cosas, el amor que se tenían y compartían; su reliquia más valiosa, una que nadie podía tocar para dañarla, no ahora y no después.
Ya tendrían tiempo para debatir eso de llegar juntos, por ahora necesitaban la compañía y el calor del otro. Durmieron abrazados, ambos impregnándose con el aroma del otro.
¡Hola! Feliz Año Nuevo, este capítulo ha sido editado y corregido así que por eso la notificación.
Oficialmente puedo decirles que tendremos 20 capítulos, estamos cerca de llegar a la mitad. Escribí todo este capítulo mientras intentaba no morir por culpa de la gripa después de navidad así que no tengo mucha idea de lo que paso aquí, dejemoslo en que logré escribir todo esto mientras me sentía muy mal!
No tenía ni idea de esto, pero una de mis amigas me ayudó mucho a traerles un Yuki decente y no nerfeado, me explicó que en Japón usan "daisuki" para decir que amas a alguien y que usan muy poco "aishiteru" porque es más serio. Quería contarles esto porque me pareció súper interesante.
¡También quiero decirles que me encanta Yukierre pero también soy shipper de Piarles!
Oficialmente Checo ha descartado a dos alfas, poco a poco nos vamos acercando al correcto, pero aún hay muchas cosas que resolver ahí, un tema complicado sobre dejar ir a Jules para permitirse amar a alguien más.