LA SACERDOTISA

By Joss_Books27

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En una sociedad futurista cada nacimiento es una prioridad cuando nace una niña con la marca Lunar son arreba... More

CAPITULO: 1
CAPITULO: 2
CAPITULO: 3
CAPITULO: 4
CAPITULO: 5
CAPITULO: 6
CAPITULO: 7
CAPITULO: 8
CAPITULO: 9
CAPÍTULO: 11
CAPÍTULO: 12
CAPÍTULO: 13

CAPITULO: 10

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By Joss_Books27

Atlas

"Amaras sobre todas las cosas aquello que odiaras". Atenea.

Dicen que cuando amas, es ciegamente y que la vida gira en torno al amor. Cuando me enamoré por primera vez, mi corazón dejó de latir al verla, al mirar cada centímetro de su cuerpo, al desearla con todo el corazón y sobre todo querer su corazón y alma.

El amor que juré sentir por ella había sido sagrado y el juramento que hice lo fue también, pero ahora...mis pensamientos estaban desordenados, cuestionando mis deseos, obligaciones y corazón. ¿Ahora cuál es mi destino? ¿Cuál de ellas debo escoger? O ¿Era mejor dejarme llevar?

A una le debo mi vida, y a la otra le debo la muerte.

Al terminar de ducharme, me encaminé hacia Rose donde terminaba de desayunar. Sonreí al verla.

-Buenos días, amor-digo.

Su rostro se tornó pálido en cuanto me vió, la sentí tensa y su cuerpo se estremeció.

-Buenos días.

Su tono de voz era tan fría como el hielo. Algo le pasaba y no tenía que ser adivino para saberlo.

-¿Estás bien?-pregunté.

Intenté sujetar su mano, pero está la lejos de mí antes de entrar en contacto con la mía.

-Si.

No entiendo, anoche la pasamos increíble y ahora se comporta como sino hubiese pasado nada, en mi otra vida simplemente aceptaría una noche de pasión y lujuria, pero está vez era diferente, se trataba de mi esposa de mi mujer. Sus ojos me mostraban dolor.

-¿Que sucede, Rose?

Ella ni siquiera volteó a verme.

-Nada, estoy cansada-dio media sonrisa y tomó un sorbo de jugo.

su indiferencia me lastimaba.

-Lo de anoche...

-No quiero hablar de anoche.

En definitivo hice algo mal.

-Bueno, iré Atenea por si quieres ir-le digo.

No quería presionarla ni tampoco molestarla o alejarlo más de lo que se estaba alejando de mi.

-Prefiero quedarme en casa.

Se levantó y se marchó.

Mis manos se empuñaron hasta golpear la mesa.

Ni siquiera pude desayunar, así que me aliste para ir Atenena. Me puse mi cinturón, y me acomodé o eso intentaba los botones de la camisa.

Rose salió del baño así que le pedí el favor de abotonarme la camisa, está dudo en hacerlo. Al estar cerca de mi, pude sentir su olor, su alma revoloteando alrededor.

Sus manos temblaban y entonces fue cuando imágenes se me cruzaron por la mente.

***

-Atlas, detente.

***

Me separé de inmediato de Rose y la miré fijamente. Mi corazón no dejaba de acelerarse con culpa y dolor.

-¿Que sucede?-preguntó.

Mi mirada se desvío y agarré mi abrigo y me marché a toda prisa.

Salí de inmediato de casa, sin Bolton está vez. Conduje como pude, intentando sacar esas imágenes de mi cabeza, aunque la vergüenza me invadió por completo haciendo de mi un complejo violador.

La culpa, la vergüenza, el dolor la sentía dentro de mi como un martillo hacia mi corazón, rompiendo cada parte de mi. Me había cegado, me dejé llevar por mis bajos instintos por mi desesperación de amar a esa mujer como jamás lo había hecho en mi vida por dejarme llevar por todos mis sentimientos hacia ella, por supuesto eso no justificaba lo que le hice.

Ninguna mujer se merece lo que le hice a Rose. Detuve el auto y entonces ví a donde mi mente me trajo, aquel lugar que crei que estaba fuera de mi vida. Bajé del auto y caminé hacia el sendero hasta llegar al centro del lugar donde un gran árbol de rosas rojas se encontraba.

Caí de rodillas y lágrimas cayeron a mis pies, inundando el césped de ellas, suena exagerado, pero el amor lo es.

-¡Mierda!-grité.

Había pasado las últimas horas, arrodillado frente al árbol de rosas de espinas. Dejé de lamentarme y caminé hacia el frente, miré con dolor unas de las grandes espinas que rodeaba otra hasta resguardar una de las rosas, se dice que las espinas protegen a las rosas para que ninguna de ellas pueda ser lastimadas.

Lo único que merecía era sentir dolor, del mismo que Rose debe de sentir ahora mismo. Llevé mis manos hacia las espinas y pude sentir las filosas espinas atravesando mi piel. La sangre se derramaba como cascada sin fin y el dolor aumentaba con la misma intensidad que la sangre.

***

-Si quieres sentir dolor, aferrarte a él como una sanguijuela.

-Papá, no creo que sentir dolor sea lo que necesito.

-¡El dolor es parte de la vida! Eres débil, Atlas. Eres como tu madre débil y estúpido.

Mi padre sujeto mi mano y me cortó con su puñal dorado que ahora llevaba.

-El dolor es parte de nosotros, el dolor te hace fuerte.

Quería llorar, correr y nunca volver con ese mal hombre que lo único que me hacía sentir era miedo.

-El dolor es parte de nosotros, el dolor te hace fuerte. Me hace fuerte-digo.

-Exacto. Aguanta el dolor y verás lo fuerte que serás, llegarás hacer lo que siempre he querido para ti...Atlas Pierce.

Nunca me ha gustado ese apellido, cuando crecí mantuve el apellido de mi madre como un símbolo de no olvido para ella.

***

-El dolor es parte de mi-masculle.

Me alejé del árbol con sangre en mis manos, y conduje hasta donde sabía que estaría bien. Donde podía refugiarme.

Unos diez minutos después, llegué al lugar. Era el departamento del centro de las hermanas Morrison, con ellas me sentía tan bien a pesar de todo.

Hoy era el día libre de Selin así que de seguro estaría en casa. Al tocar espere unos segundos, la puerta se abrió dejando ver a Amanda Hale.

-¿Que haces aquí?

Amanda vivía con las Morrison siendo la protegía de Sasha tenía ciertos derechos. Además de que la Sacerdotisa no tenía familia lo hacía más sencillo para Sasha.

-¿Está Selin?

Entré sin permiso, aunque no tenía porque pedirlo.

miré alrededor buscando a esa loquita.

-Comandante Morgan...usted es un hombre casado y debería...

Dejó aún lado sus palabras cuando sus ojos se clavaron en mis manos.

-¿Que te ha pasado?-añadió.

La chica se acercó preocupada.

-Estoy bien.

Me hizo sentar y me miró detenidamente.

-No estás bien, estás herido.

-¡Estoy bien!-exclamé.

Amanda me fulminó con la mirada.

-Te curare.

Alejé mis manos de ellas y la miré fijamente.

-No, no merezco sentir dolor.

Llevó su mano derecha hacia mi mandíbula, nuestras miradas se cruzaron.

-Nadie merece sentir dolor o sangrar , Atlas.

-Lo merezco después de lo que le hice.

-¿De que hablas?

Le conté a Amanda la verdad, la Sacerdotisa abrió los ojos demás, sin creer en mi palabra en lo que salía por mi boca, pero todo era cierto y me avergonzaba por ello.

La realidad era esa y me dolía al solo recordar.

-No me di cuenta...¡Fui un imbécil!

-El amor se ciega y comete errores, pero se resuelve.

-No, la lastime. Le quité su virginidad de esa manera tan horrible .

-Atlas...lo siento.

Sus palabras eran verdaderas.

-Ve con ella por favor, a Rose le agradas, no sé porque.

Una sonrisa maliciosa se dibujó en ella.

-¿Estarás bien, aquí?

-Si.

Amanda sonrió y se marchó.

Aproveché para curar mis heridas, las externa no interna, eso era imposible.

Me sentía tan miserable, mi alma estaba desgraciada. Sentía que nada sería como antes, por supuesto que no lo sería, cuando niño recuerdo las palabras de mi padre antes de arrancarme de los brazos de mi madre, jamás podría olvidar esas palabras. “Eres un bastardo, pero me servirás en el futuro” esas palabras se grabaron en mi mente con mucho dolor.

Soy un bastardo hijo de puta que merece lo peor de este mundo.

La puerta se abrió dejando ver a Selin y a Sasha. Aquella se asombraron al verme.

—Atlas, ¿Que haces aquí?—dice Sasha.

En cuanto abriría la boca, Selin habló.

—¡¿Que te ha pasado?!

De inmediato buscó los primeros auxilios para curar mis heridas, las hermanas Morrison sabían que no me gustaba que me curarán con sus poderes, a menos de que se los pida.

Sasha no dejaba de mirarme fijamente.

—Ni siquiera preguntaré—dice Sasha.

—Hablemos de otra cosa—digo.

Selin termina de vendar ambas manos.

—Tenemos tres sospechosos que puede ser el traidor—soltó Selin.

Las miré con curiosidad.

—Tenemos al coronel Suárez de la unidad especial...el hombre sabía de la operación del mes pasado de la cuál todo se jodió—continúo Sasha—También tenemos al monje Cox, siempre me ha dado mala espina.

—¿Mala espina?—digo.

—Llamalo paranoia, pero nunca me ha dado confianza.

—¿Y cuál es el otro?

—El ministro woo.

Apreté la mandíbula al escuchar el nombre de ese hijo de puta que me h estado jodiendo cada vez que puede, hace tres meses se llevó el crédito de un rescate de un grupo de personas que fueron capturados por los Demonios, el miserable quedó como el héroe de la Nación.

—Entonces es él ministro woo.

Las hermanas Morrison se miraron entre ellas.

—Eso no lo sabemos, tenemos que tener pruebas—dice Sasha.

—Pero las conseguimos hermana, además podemos seguir a esos idiotas.

—Selin tiene razón, hay que seguirle y personalmente seguiré al ministro woo.

Sasha se acercó a mi, mirando preocupada.

—Mejor sigue al monje Cox y yo al ministro woo.

—No.

—Atlas puedes joder nuestra operación secreta por tus indiferencias con ese tipo—aclaró.

Ella tenía toda la razón, odiaba que la tuviera.

—Bien.

—Bueno, ya es tarde, ve a casa.

Desvíe mi mirada hacia la ventana con una gran vista hacia el horizonte.

—Me quedaré.

Una sonrisa de alegría apareció en el rostro de Selin.

—¡¿En serio?! Prepararé algo delicioso para que los tres comamos—dice Selin con tanta emoción.

Sasha no deja de mirarme.

—¿Que ha pasado?

No podía contarle, no a ella, por el simple hecho de que me avergonzaba y temia de su reacción a pesar de todo, lo que pensaba Sasha de mi era importante. No podía simplemente dejar que se desilusione, bastante tengo con desilucionarme yo.

En toda la cena no dejaba de pensar en que el ministro woo podría se el traidor, solo esperaba que así fuese y desquitarme por todo lo que me ha hecho pasar ese bastardo.

Amanda había llegado al rato y discretamente me dijo que Rose se encontraba bien, lo cuál me hizo sentir un poquito bien. Sasha le sirvió la comida y se quedó con ella hablando. Por otra parte, Selin me ofreció un espacio en su habitación lo cuál me negué de inmediato, no quería que se ilusionara y es mejor dejar las cosas claras ante cualquier malentendido.

El departamento solo contaba con tres habitaciones, con baños propios y uno de visita, una gran sala de estar lujosa y una decoración al estilo antiguo. Por lo que sé, la decoró Amanda. 

—¿Estarás cómodo en el sofá?—preguntó Sasha.

—Mejor que en la habitación de Selin—dice Amanda en el fondo.

Me ha quitado las palabras de la boca.

—Estaré bien, Sasha.

Dió media sonrisa y miró a Amanda molesta.

—Ve acostarte, mañana tienes que llevar unos papeles a la corte y debes estar temprano—comunica.

Amanda rodeó los ojos y sonrió.

—Cómo digas... mamá—se burló Amanda mientras se marchaba.

Sasha aún más se molestó y se fue a su habitación.

Me recosté en el sofá e intenté no pensar en todo lo sucedido, necesitaba tener mente fría para lo que se venía con el puto traidor.

***

—¡Atlas! ¡Altas! ¡Atlas!

Su tono de voz aumentaba cada vez y un inmenso escalofrío se apoderaba de mi.

—¡Atenea!

Feliz navidad para todos, que sus sueños se hagan realidades y nos vemos en el próximo año nuevo con más secretos, viejos amores, misterio, suspenso y cositas inesperadas...y más.
¡Besos y abrazos!

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la historia va a ser divertida y habrá lemon🍋😉 ⚠️perdón por mis faltas de ortografía ⚠️