CAPITULO: 6

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Atlas

“Cuando la oscuridad llama a tu puerta es imposible resistirse a ella”. Atenea.

Los recuerdos son nuestras memorias de un pasado, de un presente y de un futuro donde la vida nos concede la verdad de lo vivido. O eso es lo que una vez un sabio me dijo mientras lo asesinaba con mi puñal.

La vida y la muerte siempre estarán presentes en nuestras vidas.

Sentí un pequeño punzaso en mi corazón como si algo malo estuviese pasando en este instante. Aunque no era raro, cuando mi corazón le pertenecía a ella siempre solía sentir punzasos terribles cuando estaba en riesgo.

«Rose» pensé.

La puerta se abrió dejando ver a Cyrus un hombre leal y honorable que me ha servido desde que tengo uso de razón, es como un Bolton.

—Comandante...

—¿Que le ha pasado a Rose?—pregunté inconscientemente.

Cyrus me miró con asombro.

—La señora Morgan y Amanda tuvieron un ataque de Demonios.

Hace tiempo que mi corazón no se aceleraba cuando la perdí a ella. De tal modo que nunca volví a tener esperanza de la vida o de la muerte.

La oscuridad acechaba y eso era lo que más me preocupaba. En este nuevo mundo los monstruos están sedientos de sangre, esperando atacar y ser despiadados contra su presa.

Salí con el corazón en la boca y con baja expectativas, si moría...,moría.

Junto con Cyrus y las hermanas Morrison llegamos a los hospital, lo cual no entendí. ¿Porque el hospital? No debería, al fin y al cabo son un par de Sacerdotisas pueden curarse mutuamente si era de heridas tanto leves como graves.

En cuanto entramos el pasillo se encuentra lleno de guardias y Sacerdotisas, gente de mi hermana, entonces supe que ella se me adelantó y llegó primero lo cual sería un verdadero problema. Seguí mi instinto y caminé hacia la puerta custodiada. En cuanto cruzaría para entrar, un hombre con una cicatriz en la mejilla se interpuso y reconocí quién era, su nombre es; Sonny, mano derecha de mi hermana.

—No puede entrar.

—¿Disculpa? Mi esposa está dentro.

Una sonrisa maliciosa se dibujó en él.

—No puede entrar, comandante, no insista.

Sasha se le acerca mirándolo fijamente.

—Había una Sacerdotisa con Morgan, ¿Dónde está?

El hombre la miró detenidamente.

—La vi entrar en el baño.

De inmediato, Sasha se largo. Unos segundos después, la puerta se abrió dejando ver a Sean, a mi cuñado y suegro.

—¿Que haces aquí?

Ni siquiera quise responderle, así que lo hice aún lado y entre a la habitación. Rose está siendo consolada por su madre.

—Rose...

LA SACERDOTISA Where stories live. Discover now