CAPITULO: 5

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Rose

“Duele cuando amamos perdidamente” Atenea.

Siento mi pecho encogiéndose, mi respiración entrecortada y mis nervios de punta.

Las palabras atrevidas de Atlas Morgan era como una pluma delgada suavizando toda mi espalda provocando diferentes sensaciones que me hacían sentir extraña. Su tono de voz tan masculino mezclado con picardía están excitante.

—¿Que?

Tragué grueso.

Una sonrisa maliciosa se dibujó en su rostro.

—Es nuestra noche de boda, Rose, ¿Que creías que pasaría?

«Dormir» pensé.

—No me siento bien, casi mueres. ¡Por los Dioses! Creo que quedé en shock.

Despacio me fui metiendo a la cama, entre las sábanas.

—¿Has quedado traumada por ver a los Demonios?

—¡Pues, si! Tengo un fuerte dolor de cabeza—le digo empuñando las sábanas arrastrándola hasta la cabeza, cubriendome.

Escuché una pequeña risa saliendo de sus labios.

— Descansa, pero tarde o temprano...,serás mía, Rose Morgan—advirtió.

Más que una advertencia, fue más una afirmación. Atlas Morgan no era el tipo de hombre que aceptaba excusas ya sea profesional o personal.

Todas las mujeres caían rendidas ante él. Espero no ser una más, teniéndolo cerca.

No pude pegar el ojo en toda la noche, pensando en las palabras intimidante, no dejaba de moverme de un lado a otro, mientras que Atlas ni siquiera se movía de su lugar. Pude de rojos verlo durmiendo, se veían como un pequeño Ángel durmiente, sexy y extremadamente apetecible.

¡¿Pero que mierda?! De qué diablos estoy pensando.

Me eche a dormir, alejando los malos pensamientos o las tentaciones.

Por la mañana, me levanté bien temprano para prepararme para ir a la Atenea, estoy tan emocionada de poder asistir al lugar y está vez haré lo que sea para formar parte de ella.

Bajé las escaleras y fui hacia el lujoso y gran comedor, dónde Bolton ayuda a Inés a servir el desayuno.

—Buenos días—digo sentandome en mi nuevo lugar, al lado de Atlas.

Bolton sonrió e Inés solo me dió una mirada asesina. A esta mujer le caigo mal, ¿Que le he hecho?

Las hermanas Morrison llegaron después y Atlas.

—Comandante—dice Sasha.

—Si.

—Las novicias fueron especialmente escogidas por cada sector.

—¿A quién se le ocurrió esa idea?—pregunto.

Las hermana Morrison se miraron entre sí.

—Amanda Hale—acusó Selin.

Vi a Atlas con mirada molesta.

—Amanda solo dió una opinión y lo tomé como una buena idea—Defendió Sasha.

Atlas no dijo nada, pero sentí su gran malestar. Al terminar de desayunar, nos subimos al vehículo y nos marchamos.

Estoy tan nerviosa, ser parte de la Élite ha sido mi sueño desde que supe que era una Sacerdotisa.

LA SACERDOTISA Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin