Capítulo 26
La música le permitía inventar nuevos pasos y sentirse muy bien, además estaba demasiado concentrado y no se dio cuenta que su madre lo miraba fijamente. Lo vió por unos minutos y luego fue a recoger ropas para lavar, igual mantenía una sonrisa al ver a su hijo feliz.
Necesitaba descansar y además estaba el tema de las cartas de su mejor amigo y tenía que estar presente. Se dió una ducha, dejando que el agua corriera por todo su cuerpo.
Al finalizar de bañarse, buscó una ropa cómoda. Bajando por las escaleras, Black estaba hablando con sus padres. Al parecer su amigo había decidió volver a reírse. Black fijo en la mirada de Sam quien bajaba con la cabeza alta y el cabello chorreándole de agua en la camisa.
—Pensé que iba para tu casa. Hubieses avisado —se quejó Sam.
—A la mierda contigo. No tengo que avisarte nada. Mi celular sufrió muerte letal. Es mejor andar sin uno, la vida es más fácil —explicó Black—. Mi padre está teniendo sexo con Camila y no quiero interrumpir su momento romántico. No tengo más nada que hacer y al diablo el reposo, tengo tres semanas en este peo y necesitaba salir. No quiero leer porque sabes que me da ladilla hacerlo.
Los padres de Sam se habían ido para dejarlos solos. Sam rompió el primer sobre y la carta era demasiado extensa. Una oleada de nervios recorrió por el cuerpo de Black quien se fijaba en la carta que su amigo poseía en las manos.
Mi pequeño Black, tan dulce como la miel y tan intenso como el vino amargo. Mi razón de escribirte es para que sepas la verdad, la terrible verdad que estuve ocultándote por mucho tiempo. No quiero que tomes el impulso de vengarte ni asesinar a nadie.
Aquel día estaba en un bar con unas amigas, siempre me la pasaba tomando con ellas para olvidarme de todo. El matrimonio con tu padre no era una belleza, pero tampoco fue malo. Sin embargo necesitaba despejar mi mente y allí conocí a un hombre maravilloso y gentil, con quien tuve una pasión muy fuerte. Entre besos y caricias, me enamore por completo y cada día que me veía con él era como si el viento soplara a mi favor. Le mentí muchísimo a tu padre, él no tenía la culpa de la debilidad que poseía en ese momento. Además no podíamos tener relaciones por falta de amor y comprensión. La dicha de tener hijos se hizo cada vez más fuerte e intentando, nos amargamos y estábamos separados.
Seguí viendo a ese chico cuando salía del trabajo, y un día sin previo aviso rompió conmigo. Sufrí mucho y tu padre me consolaba, supongo que sospechó en algún momento y quizás me juzgo por mis acciones.
Quede embarazada al cuarto mes de la soledad de mi alma y perdí al bebe que tenía en mi. Volví a deprimirme y me fui a Japón con mis padres. El deseo de ser madre corría dentro de mí y se hacía cada vez más difícil.
Regrese nuevamente y me reencontré con tu padre quien se mostro amable al verme y nos enamoramos de nuevo. Última oportunidad de ser felices. Hacíamos muchas cosas juntas, salíamos con nuestros amigos y nos divertíamos. Habíamos prometido que nada ni nadie nos podía hacer infelices y vivíamos entre el deseo de querernos sin importar lo que pase más adelante.
Al cumplir los veinticinco años, salí embarazada. Esos 9 meses fueron intensos, inexplicables y algo difíciles, pero supimos hacerlo practico. Me entere que eran dos que estaban en mi vientre y mi felicidad aumentó. Mi barriga crecía y crecía sin parar. Tu padre me había dado varios nombres para cada uno de ustedes, como no sabíamos el sexo, inventamos pares de hembras, pares de hembra y varón, pares de varones y así.
Finalmente nacieron dos pequeños varoncitos, mucho cabello. No lloraron y se portaron muy bien. Después de aquel hermoso acontecimiento, el mismo hombre de quien me había enamorado se llevo a Vinz en una distracción de segundos. Nunca supe de mi otro hijo y moría por dentro. Se había escondido que no sabíamos donde estaba. Llame a la policía e hice todo lo posible, pero nada. Vinz estaba desaparecido y eso fue para mí, lo peor.
No tenía expresión, mantenía la mirada fija en aquella letra de su madre. Se preguntaba cómo era posible que todo eso pasara y él jamás se entero de nada. Estaba molesto con su madre, con su padre.
—Sigue leyendo —le dijo Black.
—Esa es toda la carta. No firmo por lo visto. Aquí hay otra para ti.
—Léela —dijo en tono elevado.
Espero que lo acobijes como yo lo hice contigo y no pierdan el contacto. Black, no cometas el error que yo cometí. Se fuerte como te enseñe, no llores por mí, ya yo hice mucho por ti y yo deseo que vivas tranquilo, no tomes decisiones impulsivas y vive día a día.
Sam, cuida a mi bebe por mi y hazlo razonar. No lo abandones jamás y convéncelo en buscar a su hermano. Le das a Lee las cartas que dicen su nombre.
Te amo muchísimo, Black. Eres y serás la luz que ilumina mi vida. No llores y se fuerte.
Tu madre.
—Demasiada información —comentó Sam guardando las cartas y colocándolas en el orden en el que estaban.
**
Los días siguientes se dedico a buscar información sobre Vinz Lee. No era fácil hallar al muchacho, porque había millones de personas que tenían el mismo nombre. Poco a poco fue dándole clic al perfil de cada uno de ellos. Ya de madrugada no podía seguir, y se acostó a dormir.
Black no quería hablar del tema, pero Sam insistía en que debía buscarlo como sea, porque así podía encontrar una luz en el camino. Luego de discutir por tonterías, Sam dejo que se molestara y continúo con la investigación. Conocía personas que podían ayudarlo y lamentablemente no poseía algo de valor o un elemento valedero para llevarlo a la policía, la carta la podía haber escrito cualquiera y nadie estaba convencido de eso.
Después de haber hecho la rutina de ejercicios antes de bailar, se metió de nuevo en Facebook, una persona le había dado "me gusta" a su video musical. Vio el nombre y era una chica "Haimi" de la que acepto meses atrás. Le dio clic y apareció la foto de perfil, un chico japonés, cabello negro, idéntico a Black. Empezó a buscar la información personal y aparecía un número, pero no estaba seguro si era ese, ya que usualmente la gente no colocaba ese tipo de detalles en una red social. Esperanzado anotó el número y llamo enseguida con los nervios a flor de piel.
—Hola, soy Samuel. Me tome el atrevimiento de contactarte, porque al parecer tu novio es igual a mi amigo.
—No te entiendo.
—Creo que tu novio es gemelo de mi mejor amigo.
— ¡Vaya! ¿Estás seguro?
—No lo sé.
—Nos podemos encontrar en el centro comercial.
—Un momento, ¿de dónde eres?
—No tengo un hogar en específico. Nos podemos ver en el centro comercial 2001.
—Eres de la misma ciudad que yo. ¡Está bien! A las dos en punto el domingo.
—Okey. Solo espero que no hayamos cometido un error. Suerte.
El domingo arrastró a Black hasta el auto sin decirle a donde iban. Mordía su labio y se le notaba el nerviosismo al llegar al centro comercial. Bajaron y se tomaron de la mano, aunque Black estaba entumecido y sin expresión facial, tener la mano de Sam lo aliviaba un poco de la tensión.
— ¿Para que estamos aquí? —dijo al fin Black.
—Voy a comprar un libro —contestó Sam.
—Jamás lees.
—Mi mamá quiere que le compre uno ahí.
Entraron a una librería que parecía una biblioteca. Sam escogió un libro y se fue a la sección de arriba, luego de ver que Black se había ido afuera, desistió. Dejo el libro que había tomado en otro sitio y busco a la chica.
— ¡Haimi! Otra vez me dejas solo, eso no se vale.
Sam estaba petrificado escondiéndose en uno de los estantes. El chico que hablaba era la copia exacta de Black. No sabía que demonios estaba haciendo y como lo podía enfrentar cara a cara con su amigo. Salió del escondite y se sentó en una mesa mirando al chico. No quería ser demasiado evidente, pero tenía que hacer algo y debía actuar lo más rápido posible.
Una chica japonesa de estatura baja apareció de repente con varios libros en la mano.
—Nos están esperando —dijo la chica en japonés.
— ¡Espera! —dijo Sam en voz alta—. ¿Eres Haimi, cierto? ¿Y tú eres Vinz?
—Sí, ¿qué pasa? ¿Quién éste? —preguntó Vinz con el ceño fruncido.
—Se trata de tu hermano, Vinz —dijo la chica con calma. Vinz se le aguaron los ojos y miro a Sam—. ¿Dónde está? —le preguntó a Sam.
—Supongo que viendo algo —contestó Sam.
Black estaba viendo a unos niños jugar y se entretuvo en eso, tanto así que no se dio cuenta que Vinz lo observaba.
—Black, él es Vinz —dijo Sam sin alzar la voz.
Cuando Black reaccionó, miró primero a Sam, luego a la chica y después a Vinz. Era como verse en un espejo, no podía creerlo.
—Tierra llamando al tarado.
— ¡Vaya! —exclamó Vinz sin dejar de mirar a Black—. No sé que decir, me toma por sorpresa.
—Tierra llamando a Black —volvió a decir Sam y su amigo estaba demasiado impactado.
No procesaba la información y era mucho con demasiado. Pensó que era descortés de su parte no decir nada, pero el chico estaba demasiado nervioso y aunque Sam estaba a su lado, no servía de mucho.
—Oye, se que fue apresurado pero podemos vernos otro día y así conversan. Black es tímido y orgulloso, no dirá nada y bueno...
—No soy tímido. Solo que eres un imbécil. ¿Por qué no me dijiste nada? Sabes que esto no me lo esperaba.
—Estabas en tu mundo virtual y que va, además tienes que hacer el puto dibujo para mañana.
— ¿Cómo carajos lo voy a hacer? No tengo inspiración, idiota.
— ¡BLACK TAKESHI LEE! ¡¿DÓNDE CARAJOS ESTABAS?! —Apareció Row con los brazos cruzados—. Eres un imbécil. Tu padre me dijo que estabas en casa de Sam y cuando fui me dijeron que habías salido al centro comercial. Supe de inmediato cuando te vi en la librería, tu nunca lees un carajo y como es que de repente estas con una chica cuando eres gay. La verdad jamás te viste formal —Vinz no sabía que decir estaba tan petrificado como Sam y como Black— ¿Al menos háblame?
—No soy Black. Me llamo Vinz —se presentó el chico.
—Am, lo siento. ¿Dónde esta el idiota?
—Detrás de ti, Row. Deja de armar escándalos, a mi no me hables así. Sabes que detesto las librerías y mariqueras cursis y no tienes que decirle a todo el mundo mi vida personal. ¿Te hiciste el examen? —la chica asintió.
—El examen es positivo y si mi jodida vida es una mierda. ¿Me vas a explicar que demonios está sucediendo?
—Larga historia y no tengo tiempo de explicarte. Hablamos en la casa, cuando recupere el aliento. Y deja tu preocupación por mí, sabes que desde que golpee al idiota y me mandaron para la mierda de enfermería, mi celular lo rompió la pendeja esa. Si sabes que siempre estoy con el tarado de Sam, lo hubieses llamado y ya.
Vinz, Haimi y Sam no decían nada.
— ¿Feliz? Ahora vámonos, tengo que hacer la mierda de entrega. Sino la hago me reprueba la malparida.
—Ella te ama, Black. Te desnudas en su clase y los demás te pintan como siempre, tienes un 10 y listo.
—Mi cuerpo cuesta caro y la profesora lo sabe. ¿Me vas a ayudar o no?
— ¿Me lo estas pidiendo? Sam dile a tu novio algo. Primero me dice que lo ayude y no esta siendo grosero conmigo. Tampoco orgulloso. Es un gran avance.
—Row no es buen momento para hablar idioteces —intervinó Sam que estaba cansado—. Voy a pedir algo de comer porque tengo hambre.
—Yo cocino, no pienso comprar mierda —la decisión de Black hizo que todos se fueran a casa de Black incluyendo a su hermano y a su novia. Nadie decía nada al respecto y como la casa estaba vacía porque su padre no estaba presente, pues se limitaron a decir algo. Vinz se sentía como en su propia casa y se quedo callado esperando a que Black terminara de cocinar.
Row no intervinó más y sabia que la estaba cagando cuando pregunto todas esas ridiculeces, se disculpo así misma y jugaba en su celular una especie de juego sobre crímenes. También estaba confundida y necesitaba oír respuestas a sus inquietantes preguntas. Cuando Black termino de cocinar puso la mesa y todos se sentaron, antes de comer, él dijo algunas palabras:
—Mi madre siempre fue sincera conmigo, jamás me había ocultado semejante cosa. Creo que me tiene un poco atolondrado, no sé que decir ni tampoco como expresar lo que siento por dentro. Las cartas las recibí cuando tuve un pequeño incidente con un idiota y pues el lunes mi amigo y novio confidencial las lee en su casa. Al principio pensé que era imposible, que era mentira y que no podía ser. Siempre pensé que seriamos mi padre y yo envejeciendo en esta casa, pero ahora mi vida esta un poco loca, y realmente me agrada saber la verdad al fin. Esto es apresurado y necesito ir despacio con el tema. Les pido a todos que me den una semana para terminar unos trabajos pendientes de la universidad y luego nos podemos reunir, y discutir todo. Necesito hablar con mi padre porque él merece saber la verdad, merece saber todo y no quiero ocultarle las cosas a nadie. Siempre soy sincero y detesto los secretos, soy muy directo cuando me conviene y de repente soy un idiota como dice Sam.
—Si a mí también me parece demasiado raro. Me gusta lo de ir despacio.
Almorzaron en silencio.
**
—Sam, ¿puedo preguntarte algo?
Sam asintió.
— ¿Me amas?
—Claro que te amo, Black. ¿Por qué lo dices?
—Por nada. Gracias por ayudarme en todo.
—Un placer ayudarte a que tu vida no sea una mierda. Solo tengo ojos para un mocoso que se cree que puede golpear a todos y ser todo fuerte cuando llora en mis hombros cada noche.
—No me parece gracioso. Eres un idiota.