Sword Onyx [3]

By foxys02

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CONTINUACIÓN DE CROWN ONYX El mal está desatado, y lo que creían que los protegía se debilita cada vez más. ... More

Notita: EL LIBRO DE NARA
Nota de la Autora
EL ULTIMO INICIO
CAPÍTULO 1
CAPÍTULO 2
CAPÍTULO 3
CAPÍTULO 4, PARTE UNO
CAPÍTULO 4, PARTE DOS
CAPÍTULO 5
MAPAS DE LA ALIANZA
CAPÍTULO 6
CAPÍTULO 7
CAPÍTULO 8
CAPÍTULO 9
CAPÍTULO 10
CAPÍTULO 11, PARTE 1
CAPÍTULO 11, PARTE 2
CAPÍTULO 12
CAPÍTULO 13
CAPÍTULO 14
CAPÍTULO 15
CAPÍTULO 16
CAPÍTULO 17, PARTE 1
CAPITULO 17, PARTE 2
MEMORIAS ROBADAS
CAPÍTULO 18
CAPÍTULO 19
CAPÍTULO 20
CAPÍTULO 21
CAPÍTULO 22, PARTE 1
CAPÍTULO 22, PARTE 2
CAPÍTULO 23
CAPÍTULO 24
CAPÍTULO 25
CAPÍTULO 26
CAPÍTULO 27
CAPÍTULO 29
Notita
CAPÍTULO 30
CAPITULO 31
CAPÍTULO 32
CAPÍTULO 33
La carta.
CAPÍTULO 34
CAPÍTULO 35
CAPÍTULO 36
CAPÍTULO 37
CAPÍTULO 38

CAPÍTULO 28

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By foxys02

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RENDIRSE NO ES UNA OPCIÓN

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ATLAS BELANGER (Diana 2.0)

Cereh nos espera en el puerto. Mastry y yo llegamos al bosque, nos escondemos entre los árboles gracias a la oscuridad de la noche, tres guardias armados con ballestas con estacas de manera vigilan la entrada trasera con recelo. Los malditos son hábiles y tienen una puntería del demonio.

Pero nuestro boleto de entrada sale del castillo justo a tiempo, Nikolas estira sus brazos dando un largo bostezo y finge estar despreocupado observando el paisaje. De pronto, tensa su brazo izquierdo, alza dos dedos hacia un guardia y los mueve.

El licántropo cae a la fuente de agua de cabeza.

—¡Oh, por Diosa!—Grita Nikolas y corre hacia él. —¡Ayúdenme a sacarlo! ¡Rápido!

Los otros dos guardias bajan las armas y van en su ayuda. En seguida, Nik vota a otro y los mantiene en agua.

—Diosa mía ¿Qué pasa aquí? ¿Nos embrujaron el castillo?—Exclama desesperado. —¿Abuelita? ¿Eres tú?

Dejo a Lili y Andras en dos rosas blancas y ellas me miran.

—Se quedan aquí, me oyeron—Le señalo con mi dedo, pero Lili alza su cola e intenta golpearme con ella. Fruncí mi ceño. —Te clavaré una estaca de ónix por grosera ¿Oíste? —Finjo el movimiento de una estocada. —Estoy llegando a mi límite, señorita.

Ella nuevamente me sacude su cola y casi la puedo oír gruñir.

—Vámonos—Ordena Mastry.

De un movimiento de manos en su cabeza, su rostro comienza a cambiar, su cabello blanco es reemplazado por uno negro y se agrega una enorme barba. Me echo correr con Mastry pisándome los talones. Nik nos saluda, y cuando cruzamos la puerta deja a los guardias respirar y viene hacia nosotros. Azota la puerta detrás, y expande una sonrisa.

—¿Qué tal, hermano?—Lo saludo con un apretón de manos.

—¿Qué te pasa, bruto? ¿Cuándo has oído a Diana decir “Hermano”?— Me susurra.

—Cierto.—Suspiro.—Estoy un poco aturdido, camine en tacones todo el recorrido, me duelen los talones ¿Me puedo sentar, un momento?

Ambos niegan, y eso me enfurece, seguramente no entiende lo difícil que es ser mujer.

—Vamos—Dice Mastry.

Comenzamos a caminar por el pasillo, me muerde el labio cuando siento nuevamente que la puta braga tiene ánimos de ser un tanga brasileña y entra bien profundo ¿Que mierda tenía Diana en su cabeza al mandarme con ropa interior de encaje? ¿Qué esperaba que hiciera?

—Atlas, por la Diosa Luna, eres una Reina y deja de caminar como camionero—Masculla Nikolas entre dientes.

—El culo me pica ¿Qué quieres que haga?

—Jessica lo tiene encerrado en una celda anti-magia, solo se puede abrir con una llave que están en su estudio, el único problema es…

—¡Diana!—Alguien grita al otro lado del pasillo.

Me detengo al ver a un chico veinteañero de cabello castaño, se me acerca con una sonrisa y chilla de emoción.

—Es Thomas, luna del Alfa Leonard—Susurra Nik, apresurado.

—¡Amigo!—Chille, abrazándolo, siento su olor de luna, rozarme la nariz y lo único que quiero es morderle su cuello delicado, pero desgraciadamente tengo la débil dentadura de mi cuñada.

Se separa de mí, acaricia mis hombros y me mira con sus ojos azules llenos de preocupación.

—¿Cómo estás? ¿Aún no han encontrado una cura?—Niego con la cabeza. —Qué desgracia.

—Sí—Exclamo. —Pero vengo aquí porque quiero organizar una fiesta para recibir a Jess y mi hijo hermoso.

—¡Qué gran idea!—Su tono lastima mis oídos, y en serio lucho con las ganas de arrancarle la lengua.—Ven, vamos a hablar con Leo, está en el estudio y de paso preguntamos si podemos hacer la fiesta.

Le guiño un ojo a Nik y Mastyr. Entrelaza su brazo con el mío y por como y me lleva a rastras. Llegamos rápido al estudio, y el Alfa Leo está sentado en un escritorio al lado de el de Jessica. Al verme, se levanta.

—¿Diana? ¿Qué hace usted aquí?— Cuestiona, intentando una esbozar una sonrisa, pero se le nota nervioso con mi presencia.

Esbozo una media sonrisa, y toda mi malicia sale al exterior.

—¿Qué es esa pregunta?—Exclamo. —Yo puedo venir aquí cuando se me plazca. La misma Alfa Suprema me lo dijo.

—Sí, él lo sabe—Me dice Thomas y lo reprende con la mirada.

Camino al escritorio de Jessica, arrugando mi nariz como Diana lo haría. Tomo asiento en la enorme e imponente silla de Jessica y sorprendentemente nadie me lo impido.

—Estoy un poco ofendida, necesito un trago—Exijo. —Y el más caro… mejor trae la botella.

Tengo ganas de dejar a Jessica sin su licor premium, a ver qué hace.

Thomas asiente y corre al bar de Jessica. Nik comienza a caminar por el estudio, en busca de la llave, y Mastry se mantiene en una esquina.

—Disculpe, Diana, es solo que no fui informado. La Alfa Suprema no...

Thomas deja la botella y un vaso frente a mí. Me bebo hasta el fondo del baso y miro al hombre.

—No necesitas ser informado, esta es mi casa también—Digo con voz clara y fuerte. —Exijo que me traigan a Carlos Favre aquí, necesito hablar algo con él.

El supuesto alfa palidece. Tomo el cuello de la botella y bebo un enorme sorbo que deja a la pareja sorprendida.

—Disculpe, pero la Alfa dijo que nadie puede verlo, y no hizo ninguna excepción—Dice. —Pero si quiere puedo llamarla para preguntar.

Me levanto bruscamente, hago un esfuerzo para enrojecer mis mejillas, el rostro enojado de Diana es: nariz arruga y mejillas rojas y de verdad lo intento.

—¿Oí bien?— Me acerco a él, la altura de mi cuñadita no me acompaña porque debo levantar la cabeza para mirar al pelinegro.

—Perdón, pero la Alfa Suprema fue muy específica…

Dejo de oírlo, y le doy una mirada a Mastry y señalo la mano de Leo. Él asiente, y levanta dos dedos. En cosa de segundos siento como me tocan un pecho. Agrando mis ojos y Leo quita su mano de inmediato.

—¡Me agarraste una teta!—Grito, miro a Thomas—¡Me agarró una teta!

Los guardias de las puertas entran ante mis gritos.

—¿Le tocaste un pecho, Leonard?—Su esposo se acerca a él con el rostro rojo y golpea su hombro con fuerza. Leo niega. —¿Qué te pasa?

—Fue involuntario, lo juro, mi amor—Le trata de explicar.—No sé qué pasó.

—¡Mentira! Alfas, todos iguales—Grito, las lágrimas falsa correr por mis mejillas. Me acerco a la cámara de seguridad más cercana. —Jessica, me tocó una teta ¿Lo viste? Es un pervertido.

—Fue un espasmo inconsciente, Alfa Suprema, lo juro—Le habla también a la cámara.

—Claro, créanle al hombre y no a la mujer—Exclamo con indignación.—Total ya estamos acostumbradas.

—Señorita Diana, se lo juro, fue sin querer.

—Disculpe, Alfa Leonard, pero la Alfa Suprema tiene prohibido que alguien intente algo contra la madre de su heredero.—Le informa uno de los guardias.— Tendrá que acompañarnos.

—¡Ay, Leonard, por la Diosa!—Exclama Thomas. —Parece que juntarte mucho con los Favre te afectó, pero si crees que tolerare que me seas infiel, estás muy equivocado ¡Divorcio! ¡Lo exigiré! ¡Mi madre me lo advirtió de los Alfas, pero de tonto no la escuche, como me arrepiento!

—Es qué no se que me pasó, amor, debes creerme.

—Roger, quédate con la señorita Diana mientras llevo al calabozo al Alfa Leo—Le pide al otro guardia.

El tipo se me acerca, despacio y con las manos atrás. Observo la daga en su cinturón fugazmente.

—¿Se encuentra bien, señorita Diana?—Pregunta.

Asiento, él me sonríe y en un descuido, saco la daga de su cinturón y le doy tres estocadas en el cuello. Mastry rompe las cámaras de seguridad. El guardia cae muerto y yo guardo la daga en mi bolso.

—Pudiste solo aturdirlo—Me reclama Nik.

—Pude, pero no quise—digo. —Busquemos la llave.

Vaciamos gavetas, revolvimos su biblioteca, rasgue los cojines del sofá. Hago a un lado mis rulos, dando un suspiro de cansancio. Hasta que mis ojos se detiene en un mueble, ahí había una foto de Jessica y Diana. Me encamino hacia ella, y la tomo.

Abro la parte trasera y efectivamente, la llave se desliza hasta mi mano haciéndome esbozar una sonrisa. Armo nuevamente la foto y la dejo en su lugar. No soy un monstruo.

Salimos a toda prisa, bajamos las escaleras y Mastry se encargó de aturdir a quien se nos pusiera en frente y nosotros de esconderlos en armarios o muebles. Llegamos la cruza en el mapa, dos enormes licántropos, armados con metralletas, custodiaban la enorme puerta de acero.

—Actúen normal— Les susurro, nos acercamos los tres con una sonrisa. —Hola, chicos. — No respondieron, son de Elite, se les nota. —Vengo a ver a mi amigo Carlos, Jess me dejó hacerlo—Ellos se dan una mirada escéptica. —Me dio la llave ¿Si mentiría por qué tendría la llave?

Uno se me acerco al rostro, analizando cada detalle de él y luego olfateó como un maldito perro. Alce una ceja, completamente confundido, lo miro de arriba a abajo ¿Qué mierda le pasa a este hombre?

—Una vez tuve la dicha de conocerla en persona, señorita Diana—Dijo, pronunciando el nombre de forma extraña.—La llave solo es un paso, luego ponga su mano en la pantalla, a ver si acepta sus huellas.

Miro fugazmente al brujito de cabello rosado. Había un problema con la transformación, lo único que no replicaba eran las huellas de forma correcta, cada una era diferente y muy difícil de copiar.

—Yo lo hago—Dice Nik.

—No—Exclama él, con voz fuerte. —Solo la señorita Diana, si la Alfa le permitió ver a su hermano, solo su huella serviría.

Asiento, me acerco a la cerradura, y meto la llave. La pantalla se enciende y dibuja donde debo de poner los dedos. Los licántropos me miraban atentos. Cuando tenía mi mano a punto de tocar la pantalla, pasa saliva.

Mierda, mierda.

—¡Hazlo de una vez!—Me ordena el licántropo, solo veo su mano, abalanzarse y obliga a la mía a apoyarse en la pantalla.

Una alarma comienza a sonar, es el aviso que hay un traidor en el castillo. Mastyr me empuja atrás de él, y alza su mano hacia los guardias, y una fuerza sobre humana levanta a uno hacia arriba y lo azota contra la pared.

La alarma pronto traerá un batallón de guardias en pocos minutos.

Yo saco la daga del bolso y voy contra el otro que está a punto de abrir fuego. Doy un saltito para estampar mi puño contra su cara. Ni se inmutó. Maldita fuerza humana.

El guardia esboza una sonrisa y da un paso adelante.

—¿Golpearías a una mujer, hermano?—Le pregunta con una risa nerviosa.

—Sí—Responde, siento un dolor en mi mejilla y caigo al suelo.

El animal me golpeó. Nunca había recibido un golpe. Pero lo que más me enoja, es que técnicamente golpeo a mi cuñadita. Empuño la daga y me le lanzo encima, doy tres estocadas en su estómago.

Tal vez me veo como un gatito atacando a un perro enorme, pero ser pigmea tiene sus ventajas. Le puedo llegar más rápido a su creador de descendencia. Le clavo la estaca ahí y con una sonrisa escucho su grito.

Mastry abatió al guardia con un nuevo empujón mágico rompiéndole el cráneo y me ayuda con este gigante. Lo vota al suelo.

—¡No funciona con mi huella!—Grita Nikolas.—¡¿Qué hacemos?!

Doy mi último cuchillazo para solucionar su problema.

—Toma—Le grito a Nik, y lo lanzo.

El muchacho grita despavorido con el brazo del tipo en la mano.

—¿Qué te pasa, hijo de puta? ¿Me quieres traumar o qué?

Me levanto con las mejillas rojas.

—¡Lo tengo que hacer todo yo!—Le grito.

Tomo el brazo del tipo y presionó su mano en la pantalla, la puerta se abre.

—Vamos, nenita, entra—Le doy un nalgazo con la mano del guardia

Carlos estaba ahí, deshidratado y desorientado, Nik lo ayuda a levantarse y nuevamente comenzamos a correr. La práctica hace al maestro y yo ahora perfectamente corro en tacones.

La jauría de guardias nos pillan a punto de llegar a la puerta trasera y yo me doy cuenta de que todavía tengo el brazo del tipo en la mano. Se lo lanzo a uno de los guardias, haciéndolo caer.

—¡No disparen! ¡Tienen al príncipe!

Nik abre la puerta y se lanza al piso con Carlos. Dos enormes bolas negras salen disparas hacia ellos y los envuelven en esa sombra y se esfuman. Mastyr y yo corremos al bosque y ahora sí abren fuego.

Solo siento como una estaca atraviesa mi espalda baja, y suelto un alarido de dolor.

—Carajo—Mascullo, mis piernas me fallan y me tropiezo con una enredadera, alzo mi cabeza hacia el brujo. —Sigue sin mí.

—No defraudaré a mi reina así—Masculla el brujo.

Su mirada va al árbol más grande del bosque y alza sus manos, el tronco comienzo a temblar, y en un segundo sus raíces se despegan del suelo. El gran roble se eleva y se posiciona de manera horizontal.

—¡Ahí es…!— El grito del guardia queda a medias cuando el árbol arrasa con todo a su paso.

Mastry me toma en sus brazos y corre. El hechizo de su rostro desaparece y vuelve a tener el cabello, cuáles canas de abuela y sus ojos azules como el mar. Dejo de mirarlo cuando se detiene frente al límite.

De repente, las ramas dentro del límite crujieron y Mastry me suelta, preparándose para atacar. Reconozco esa cara cuando la luz de luna la toca.

—¿Qué haces aquí, Diana? No debes de estar cerca del límite. —Exclama la híbrida, con preocupación.

—Mierda, mujer, qué fatal te ves—Exclamo.

No era nada de lo que antes era, ya no tenía los miles de anillos en sus dedos, ni mucha menos ropa de diseñador. Era prácticamente una esclava, sin glamour y vestida con trapos.

Ziah rueda los ojos.

—Atlas Belanger—Dice. —Inconfundible.

—Creíamos que Rhea te había matado—Digo.

—No, ella no hace las cosas así—Dice.

—¿Y por qué no huyes?—Le pregunto.

—Me quitó el collar para salir del límite.

—Entonces...

—Sí, hay otro híbrido que puede salir del límite.

—¿Quién? ¿Mujer u hombre? ¿Alfa, omega, beta? —Se encoge de hombros. —Pues averígualo, mujer, sirve para una mierda.

—He muerto y revivido de las peores formas estos últimos meses, no pienso acercarme a la tropa de Rhea otra vez. Pero sin duda no mandaría a un novato —Dijo. Veo a Lili y Andras acercarse por los árboles—Sin embargo, oí algo...

—Rápido, perra, no hay tiempo—Chasqueo mis dedos.

Los demonios bajan.

—Oye, tampoco es para que me trates así—Masculla enojada. Lili me envuelve por completo, y siento que se impulsa al cielo, la voz de Ziah se escuchó a lo lejos, pero claro y sin espacio para dudas.

“Rhea tiene a un demonio puro”

#

JESSICA FAVRE

Siempre hay gran asistencia en estas fiestas, pero hoy, hay más de las que creía, todos viene a buscar respuestas y se acercan a mí, a Ravena y a Cyprian. Es agotador, pero necesario a aclarar lo sucedido.

August, el Alfa a cargo de la manada en amazonas, me habla en español de como van las bases militares. Papá se une a la conversación, preguntándole como va la construcción del muro en el límite.

Pero mi mente estaba en una sola persona: Carlos. La imagen de él atacándome frente a toda nuestra familia se repite una y otra vez en mi cabeza. Si hubiera sido otra persona, ahí mismo lo decapitaría con mis propias manos. Me duele, pero me duele más el hecho de no ser capaz de matarlo y que él me haya traicionado por alguien que ni sus huesos han de quedar.

Mis ojos viajan a la mesa de bocadillos, Adara mira al alrededor con el corazón acelerado, antes de levantar su mano. Me excuso de los alfas y camino hacia ella.

Cuanto toma la galleta, envuelvo mi mano en su muñeca y aprieto con fuerza haciéndola ahogar un grito. Me posiciono detrás de ella, para que no nos vean.

—Suéltalo—Le ordeno al oído. —Sabes que tienes prohibido comer.

Sus ojos se empañan con lágrimas, pero suelta la galleta.

—Perdóneme, Alfa.

—¿Qué te dije antes de empezar la fiesta?—Le pregunto, ella no responde. —Solo debes estar aquí, lucir bonita y mantener la puta boca cerrada—Asiente. —Te aconsejo guardar energía, porque después de la fiesta, quiero este salón impecable y consideraré darte un pan podrido.

—Porque no me matas de una vez—Masculla entre dientes.

—¿Y por qué no lo haces tú? Aquí hay cuatro torres donde la vista es muy bella y el piso muy resbaloso— Le cuento con una sonrisa. —¿Sabes por qué no lo haces?… porque te encanta la vida de una luna Favre, usar los vestidos más caros y las joyas más exclusivas, pero hay una parte que no te contaron—Alzo su mentón hacia arriba, para que mire por el reflejo del espejo frente a nosotras a los invitados.—Cada una de estas lunas cubiertas en oro son completamente infelices, sobre todo esa— Apunto a mi madre. —Esa es la razón por la que tú y ellas odian tanto a Diana Ayleen, ella ha sido la única luna en lograr enamorar a más de una Alfa Favre.

Una lágrima cae por su mejilla, pero ya no le creo ninguna mierda. La suelto y tomo una servilleta para limpiarme las manos, me alejo de ella porque sus latidos me desesperan.

—Jessica, quiero irme—Cyprian se para frente a mí.

—Ve a dormir, entonces—Le respondo, al levantar la mirada hacia él, fruncí el ceño. Se tambaleaba y sus pupilas estaban agrandadas. Lo tomo de los hombros y lo llevo a una esquina de castillo. — Dime que no estás ebrio.

—No estoy ebrio—Dice con frialdad, pero se le escapa una sonrisa culpable. Aprieto mis labios. Lo que faltaba ¿En qué momento lo hizo? —Quiero irme a Francia, quiero ir con mi madre.

—Mañana.

—¡No, ahora!—Exige.

—Cyprian, mañana nos vamos a primera hora y vamos a ver a tu madre.—Niega.

—Si no quieres, préstame tu jet—Insiste.—Tengo un mal presentimiento, Jess, no me contesta el teléfono, ni Belanger. Anda, préstame uno de tus aviones ¿Qué te cuesta?

—No vas a ir así—Le digo.—¿Qué mierda bebiste? ¿Quieres que tu madre me mate?

—Eres una tacaña.—Masculla. —Si no me llevas donde mi madre, armaré un escándalo... me tiraré al suelo y lloraré.

Este cree que dejaré que mi heredero haga semejante idiotez.

—Si lo haces hasta los hijos de tus hijos, estarán castigados—Le advierto.

Vicente llega hacia nosotros con el teléfono en la mano y dos guardias, y una expresión nerviosa que intenta ocultar.

—Bien, no se alteren, la situación está controlada— Inicia. —Leonard le tocó un seno a Diana Ayleen.

—¿Con cuál mano?—Preguntamos Cyprian y yo al unísono, es increíble como nuestros tonos se mezclaron a la perfección.

—¿Como que con que mano? No sé, no me dijeron eso—Exclama. —Thomas dijo que fue al castillo a prepararles una fiesta de bienvenida, y pasó… Roger se quedó cuidándola mientras lo llevan al calabozo.

Cyprian nos da la espalda, para marcarle nuevamente a Diana.

—Prepara mi Jet, nos vamos ahora mismo—Le ordeno al guardia, él obedece de inmediato.

—No contesta—Masculla Cyprian, tal parece que se le bajó el alcohol. —¿Nos vamos? Porque soy capaz de abrir un portal, yo solo.

Asiento, comenzamos a caminar a la salida.

—Belanger no la cuida como debería— Aprieto la mandíbula, Cy asiente.

—Voy a buscar la crónica de Nara, no me tardo—Sube las escaleras a toda prisa.

Yo igualmente subo, pero a mi habitación, deje mi celular ahí y no quiero que Adara urge en él. Al entrar, solo la luz de una luna menguante ilumina el cuarto desde el balcón. Tomo el teléfono de la mesita de noche, pero mi mano queda estática cuando por rabillo del ojo veo una sombra descender del techo y caer en el balcón.

Me giro de inmediato, observando una mujer desconocida, alta, y el olor a híbrido comienza a impregnar la habitación. Su cabello era castaño, y sus ojos azules.

—¿Quién eres?—Pregunto.

Lo que me llama la atención es su capa de plumas negras, y el arco en su mano.

—Larissa.—Responde. —Soy un nocturno.

No pienso en nada, solo me muevo en su dirección con rapidez, pero ella no dejó que le tocara un pelo, reaparece sentada en mi cama.

—Ay, criatura ¿Cuántos años crees que tengo?—Cuestiona con diversión. — Podría matarte antes que te des cuenta, aunque admito que eres ágil.

—Entonces, si no vienes a matarme…

—La Alfa Rhea quiere hacer las cosas bien, matarte aquí en tu alcoba… no hay honor ni gloria para ella—Dice. —Sin embargo, mi Alfa siempre da una oportunidad a sus oponentes.

—¿Una oportunidad?

Ella se levanta, y endurece su rostro.

—Ríndete.

Alzo una ceja incrédula por su petición tan absurda, doy un paso adelante y esbozo una sonrisa.

—No.

La híbrida ladea la cabeza, la tomé por sorpresa, pero tampoco la asusta. Ella niega con la cabeza.

—Es obvio que no sabes con quién estás tratando, los Favre con cada generación se vuelven más estúpidos.

—Pero ciertamente no es a mi familia a la que encerraron por miles de años.

—Miles de años en los que pudimos reproducirnos sin control alguno, tu ejército nos nada comparado con el nuestro—Asegura. — Un híbrido puede matar a dos licántropos con una sola garra, pero ni diez licántropos pueden con uno.

—Eso está por verse—Mascullo.

Su sonrisa se borra, y es porque ella siente lo mismo que yo, pasos viniendo hacia acá. Saca una flecha de su espalda y la prepara junto al arco directo a la puerta. Cyprian aparece y mi corazón se aprieta.

—Es un niño, híbrida, déjalo.

Ella lo observa con el ceño fruncido.

—Tienes sangre Eckvan corriendo en tus venas—Le dice.

Cyprian estira su mano, listo para atacar, pero ella baja el arco y hace algo inimaginable, hace una reverencia ante él. El rostro del niño se confundo, y arruga la nariz.

—Un Eckvan solo puede caer en batalla— Dice ella, luego me mira a mí. —Pero nunca está de más derramar sangre de Favre.

Tensa nuevamente arco y suelta la cuerda en una fracción de segundo, la flecha le roza el hombro a Cyprian, sin lastimarlo.

—¿Hija, ya te vas?—La flecha le llega en el estómago a mi padre.

Cae al suelo y mi madre se arrodilla con él, gritando por ayuda. La híbrida se esfuma, yo observo a mis padres sin mover un músculo. Y no puedo negar que la desesperación de mi madre me genera satisfacción y trato de ocultar mi sonrisa.

Mi teléfono suena, y lo veo de inmediato para ver si se trata de Diana. El mensaje es de uno de los guardias.

"Alfa Suprema, era un traidor disfrazado de la señorita Diana y se llevó al príncipe Carlos. Le ruego que nos perdoné, por favor, asumiremos cualquier justo castigo suyo"

Mi sonrisa se desvanece, mi cuerpo se tensa por completo y levanto la mirada de mi teléfono. Para ver mis ojos en el espejo frente, estos se envuelven en mantón amarillo brillante y no muestra más que rabia.

***

Diana Ayleen enojada = 💀
Jessica enojada =💀
Atlas enojado = 👩‍🦰 💅🔪💪*arruga 👃*

El psicopata mas glamuroso, y hay que soportar 💋💋

🩸¿Qué les pareció el cap?

Gracias x leerme y seguir aqui... Las tqm 💖

Byee.


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