Taming the lynx [Omegacember...

By Tsundere_Kitty

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Ash Lynx está decidido a destruir a Dino Golzine y llegar al fondo de lo que es banana fish, el plan es simpl... More

1. Autocontrol.
2. Voz.
3. Aroma.
4. Instinto.
5. Colmillos.
6. Supresor.
7. Celos.
8. Ofrenda.
9. Ronroneo alfa.
10. Gargantilla.
11. Gruñido.
13. Ojos de cachorro.
14. Prendas con aroma.
15. Collar de protección.
16. Ronroneo de omega.
17. Mordida.
18. Parche.
19 Celo alfa.
20. Cuello.
21. Púas en la lengua.
22. Nido.
23. Celo omega.
24. Impregnación de aroma.

12. Bozal.

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By Tsundere_Kitty

Hola mis bonitos lectores~ No recordaba tan bien que este es el capítulo donde la violencia está concentrada, así que refuerzo harto las advertencias, si bien, no es tan descriptivo porque no sirvo para escribir traumas fisicos, sino más psicologicos, tiene los episodios más fuertes hasta ahora en el fic y por lo mismo, tiene un correlato mental igual intenso, el capítulo está denso, leanlo con calma, respeten su autocuidado y más que advertir no puedo hacer.

Espero que les guste dentro de todo.

Debería haber un límite para la cantidad de mierda que es posible vivir, debería llegar un máximo en donde Dios intervenga diciendo es suficiente y entonces comiencen a pasar cosas buenas, desde los siete años experimenta en carne propia la maldad del mundo, no fue suficiente darle una mamá que lo acabó cambiando por droga, darle un ambiente negligente que funcionó como cultivo de traumas, darle al mejor hermano del mundo solo para arrancárselo de los brazos, darle un padre que no posee la capacidad de amarlo, darle amigos para que acaben muertos, recibir un adulto amistoso y saliendo con una lección de vida acerca de que nada es gratis.

Ha pasado el tiempo suficiente sobre la tierra para presenciar lo más pútrido, grotesco y horrible del mundo, ha llegado un punto en donde no tiene sentido, ha sido prostituto, asesino y pandillero, hasta él mismo comprende que ha tenido suficiente, tal vez Eiji sea esa recompensa que le paga con creces.

Pero ¿esto...?

—¡Ash! —La vida sin duda es una hija de perra y Dios un maldito sádico—. ¡Ash!

—¡Eiji! —Arthur lo golpea en la quijada, el inconfundible sabor del tufo le llena la boca antes de que escupa una gruesa poza de sangre, ¿se hizo más fuerte? O quizás, él se volvió más débil—. ¡Suéltenlo o los mataré!

—No creo que estés en posiciones de darnos órdenes. —Arthur ríe, le están apuntando a Eiji con un arma en la cabeza y la angustia es abrumadora, Ash no sabe, no puede, esto no puede estar pasando, seguramente su cerebro finalmente colapsó y está alucinando—. Además, no estamos solos en esto.

—¿Qué?

La bodega se abre mostrando a Marvin y algunos de los hombres de Dino, aprieta los dientes gracias a la impotencia, lo hace con tal fuerza que sus colmillos crujen.

—Así que de esto se trataba.

—¿Eh? —Marvin se acerca con la nariz tapada—. Cuida tus feromonas, Ash. No querrás inducirle un celo accidental a tu amiguito.

—Aunque eso no nos molestaría. —Wookie desliza una mano hacia la cadera de Eiji provocando que se encoja sobre sí mismo, no van a ensuciarlo, no a él, no lo soportaría—. Dino dijo que lo trajéramos con vida, nunca nos prohibió poder disfrutar de él.

—A menos. —Marvin acomoda un brazo sobre Ash, su tono es meloso, empalagoso y le coloca todos los pelos de punta, todavía recuerda cuando el cerdo lo llevaba a moteles baratos para violarlo, Dino no tenía problemas en prestárselo pero él era cruel e incluso lo dejaba amarrado—. A menos que el alfa quiera tomar su lugar, hace mucho no tengo un buen polvo y sé que eres toda una superestrella.

—¡No! —Eiji lucha a pesar de la brecha de fuerza—. ¡No lo toquen a él!

—Aww, ¿no es lindo? —Arthur se da vueltas, se está pasando una navaja de mano en mano con una mirada absolutamente desquiciada—. Incluso en estos momentos te defiende.

—¡Apártate de él!

—¿O sino? —Arthur desliza la cuchilla debajo del cuello del omega—. ¿O sino qué? —Corta su collar.

—¡Déjame en paz! —La mirada en los ojos de Eiji se encuentra repleta de una determinación salvaje.

—Vaya qué tienes pelotas. —Arthur hunde sus hediondos dedos en el cabello del omega para tensar su agarre y tirar su fleco con tal brutalidad que le arranque un gruñido adolorido, la caricia gélida de la navaja contra el cuello desprotegido de Eiji empieza a dejar marcas—. A ver si sigues actuando así de desobediente cuando te deje cercenado.

—Por favor. —Ash cambia de actitud, no puede permitir que le hagan daño al omega, le da lo mismo caer sobre sus rodillas y hacerse trizas frente al enemigo, importa un carajo que lo humillen, rompan o lo usen mientras que la atención se enfoque en él—. Déjenlo en paz, pueden hacer conmigo lo que quieran, pero a él...

—Ash.

—A él...

Sus ojos se entrelazan con la tibia mirada del omega, está muerto de miedo aunque trate de hacerse el fuerte porque así es él, ¿verdad? Este no es su mundo, Eiji tiene un futuro, pero si acá algo termina sucediendo no será más que una versión rota del propio Ash, no puede permitir eso, lo siente, siente no haber ni siquiera podido cumplir con su promesa, le dijo que no tendría que pasar nunca más por esto y acá lo tiene a punto de ser vendido a Dino. Perdón. Perdón. Perdón.

—A él no lo lastimen.

—Debe importarte mucho para que llegues a este punto tan patético. —Arthur le escupe en el rostro al borde del éxtasis, siempre soñó con tenerlo de esta forma ¡el increíble Ash Lynx siendo humillado!

—Haré lo que quieras pero Eiji... —Sus ojitos cafés lucen tan lastimados mientras Wookie lo huele a pesar de su obvia incomodidad—. Él no tiene nada que ver con esto.

—Claro que tiene que ver en esto, Dino lo quiere, es su mascota perdida y ya tiene una larga lista de tareas que cumplir cuando llegue a casa pero tú debes saber eso mejor que nadie ¿no, Ash? Después de todo eras la puta favorita con la que jugaban antes de que te ascendieran.

—¿Eso qué significa?

—Me aseguraré de darle un destino igual al tuyo. —Arthur sentencia con la voz gélida. Ronca. Cruda.

—¡No te atrevas, bastardo!

—Sí. —Ríe—. Así me aseguraré de qué nunca olvides tu pasado y lo mucho que eso te arruinó. —Lo mucho que eso aún lo arruina—. No tienes el control de nada de lo que pasa, ahora, pueden sacarlos de mi vista, tienen mi permiso para divertirse con ellos lo que quieran.

No. No. ¡No!

Ash puede tomar toda la mierda que quieran, pero ¿Eiji? Apuesta que Eiji es virgen todavía, no existe sensación de despojo más grande a que te arrebaten el cuerpo de esa manera, que te coman pedazo por pedazo para dejarte con un cadáver que ni siquiera es tuyo pero estás obligado a recoger al igual que si lo fuera, debe hacer algo, transformarse, matarlos, librarse, sin embargo, ni un músculo desea obedecerlo, está estancado como si estuviera fuera de su cuerpo, no puede hacer nada más que ver cómo se llevan a Eiji dentro de una bodega para violarlo, ¿qué diablos hizo Eiji para merecerlo? ¡Dios de mierda! Eiji sí es bueno, es lindo, es extraordinario, es el alma más luminosa que ha conocido, no puede creer el nivel de sadismo de presentárselo para quitárselo así, restregándole en la cara por lo mucho que ha pasado, dejando que lo devoren.

—¡Ash!

Hasta que el bastardo hace algo absolutamente peligroso y se transforma en un conejo, al ser mucho más bajo y escurridizo logra zafarse de los hombres de Arthur y correr hacia él, Ash ni siquiera se da cuenta de cómo se libera de sus propias contenciones para atraparlo entre sus brazos y así acunarlo.

—Vámonos de acá.

Sentencia y comienza la verdadera persecución.

—¡Hey, están escapando!

Sus converse retumban contra el suelo de granita del callejón. Plic. Plic. Plac. La porquería desprende sus suelas trozo a trozo mientras sigue corriendo, la adrenalina bombea sus venas, el ardor le resulta sumamente familiar e incluso nostálgico puesto que acostumbra a huir por su vida, escucha los ecos de los disparos a sus espaldas, Eiji, Eiji está encogido contra la camiseta, tiene sus garras aferrándose al polo como un seguro, probablemente no puede volver a su forma normal por el estrés, mejor, así Ash puede asegurarse de protegerlo.

Ash corre. Corre. Corre.

Corre hasta que apenas puede sentir los pies y hasta que sus sentidos se encuentran tan hiperalertas que su cuerpo se vuelve un campo minado que ante el más ínfimo estímulo estallará, necesita correr hasta su propio terreno o en su defecto a uno neutro para poner a Eiji a salvo, sus chicos ¿Arthur ya habrá atacado a la pandilla?, ¿qué hay de Shorter? Mierda, no es momento para divagar, debe seguir escapando, un arma, necesita un arma ya que no puede esquivar por siempre los ataques enemigos.

—No mires.

Le ordena a Eiji cuando uno de los perros de Arthur se acomoda enfrente.

Eiji lo vislumbra con esos grandes ojos esperanzados que si bien, entienden que debe hacer esto por una parte, por la otra le ruegan que no lo haga antes de cubrirse los párpados con las patas, esconder su cara contra la camisa y darle la afirmativa.

—¡Ash Lynx! ¡Ya ríndete!

El sujeto intenta dispararle en la cabeza, es pan comido esquivarlo, taclearlo, arrebatarle el arma de las manos y matarlo con un disparo justo entre los ojos, en el cerebro, el pestilente olor de la sangre no tarda en hacer acto de presencia, sus palmas se sienten pegajosas y asquerosas, ¿cómo tocará al omega con las manos de un homicida? Intenta ignorar el nudo en la garganta para seguir escapando.

Se desata el mismo infierno en las calles de Nueva York.

Los hombres de Arthur y de Dino son lo suficientemente listos para bloquearles las salidas, más, Ash es el depredador por naturaleza, los mata en un abrir y cerrar de ojos pero no sale intacto de la riña.

De repente su cuerpo se siente sumamente pesado, sus huesos están resentidos, sus instintos yacen entorpecidos por la presencia del omega que está liberando sus feromonas, no es adrede, lo sabe y aun así, resulta una distracción que le ha costado más de un balazo o un desgarro, da igual, no dejará que los atrapen incluso si sale convertido en una pila de carne del callejón.

—¿Por qué no solo te rindes, Ash? —Marvin tiene un arma enfrente, Ash quiere arrancarle la yugular de un solo tirón—. Si eres bueno Papa podría perdonarte, ¿no te gustaría regresar a lo de antes? Tu vida era buena, solo debías ser obediente y ser hermoso, fácil ¿no?

—Ni de joda volvería con Dino. —O contigo.

—Qué contestón saliste.

—¿Dino sabe qué estás haciendo esto? ¿Aliándote con niños?

—El único niño acá eres tú, Ash. —Arthur hace acto de presencia, el dúo de idiotas está bloqueando la salida, si consigue vencerlos saldrán a la calle principal, con eso al menos podría esconder al nipón.

—Es bajo incluso para ti que trabajes para Dino. —Ríe acunando a Eiji contra su pecho—. ¿Te divierte ser el juguete de un capo de la mafia?

Por favor olvídense de Eiji, olvídense de que está aquí.

—Yo debería preguntarte eso. —Arthur tira su navaja al piso—. Pero si realmente quieres saber tuvo sus ventajas aliarse con Dino. —De pronto el pandillero se encuentra acomodado en cuatro patas al piso y Ash tiene un terrible presentimiento acerca de esto—. ¿Quieres saber cuáles fueron? ¿Tienes curiosidad de qué hice este tiempo con Dino?

—¿Qué diablos?

—Pues me aseguraré de que no lo olvides.

Ocurre en un abrir y cerrar de ojos.

Pronto, Arthur deja de ser humano para adoptar una silueta bestial, se asemeja a una hiena, no sería extraño considerando que es un burlón de mierda, un carroñero, un animal, un...

—¡Eiji!

Ni siquiera vio cuándo saltó hacia él para quitarle al conejo de sus brazos, Arthur lo tiene justo contra sus fauces, podría romperle el cuello si cierra la mandíbula, el pánico se apodera del lince, un encono reactivo sube por su garganta y lo hace querer vomitar, debe transformarse, debe cambiar o Eiji, Eiji morirá sino hace nada, más la naturaleza se niega a escucharlo, las cosas se sienten raras como si él estuviera dentro del agua, su cuerpo actúa por sí solo, se arroja a Arthur, dispara a diestra y siniestra, es peligroso, una bala podría darle al omega, no le hace justicia a su puntería, su cabeza se encuentra repleta de sonido, sus músculos se sienten pesados.

—¡No lo toques! —Grita hasta que se desgarra la garganta—. ¡No le hagas daño!

Mira cómo Arthur lo remece de un lado a otro, mira cómo Eiji sangra porque es tan pequeñito contra la mandíbula del carroñero, sus patas cuelgan como si fuera un saco de piel, tiene los ojos apretados con tanta fuerza, casi deseando que termine, su pulso se escucha débil, Ash no puede... ve sus manos llenas de la sangre de los enemigos que mató, se toca el pelo, lo tiene pegajoso por las vidas tomadas sin derecho, su arma no funciona, Ash dispara y dispara, pero no sale nada.

No puedes salvarlo. No puedes salvarlo. No puedes salvarlo. No puedes salvarlo. ¡No puedes salvarlo!

Arthur tira a Eiji con tanta fuerza contra el pavimento que lo escucha crujir. No abre más los ojos. Ni siquiera oye un quejido. Eiji se queda ahí. Tirado. Inmóvil. Bañado en su propia sangre. Moribundo.

Eiji no...

—¿Qué sucede, Ash? —Marvin está enfrente, tiene el cañón apuntándole la cabeza—. ¿Ya te rindes?

—Dijeron que no podían matarlo, que Dino lo necesitaba. —Balbucea totalmente ido, sus ojos arden por las lágrimas contenidas, Eiji tiene una herida abierta al lado de las costillas y Arthur la boca llena de sangre inocente—. Ustedes...

—No lo hemos matado ¿cierto? —Marvin ríe—. Aunque pronto deseará estar muerto, ya vas a verlo.

—Basta de formalidades. —Arthur regresa a su forma normal—. Pónganselo antes de que reaccione.

Un bozal.

Le pusieron un bozal, ja, vaya ironía.

🐾

Nunca debió haber rescatado a Eiji de la muerte, tendría que haberlo dejado encerrado en esa especie de laboratorio que había en el Club Cod mientras el local ardía, así al menos se habrían ahorrado tan abrumador sentimiento de tortura.

Pero Eiji ¿qué sería su vida sin Eiji? Resulta sumamente gracioso estar codiciando cosas que no puede codiciar, es decir ¿quién se creía jugando a la casita? Sí, fue bueno mientras duró, lo hizo jodidamente feliz tener a alguien que lo recibiera en casa diciéndole "bienvenido", tener comidas calientes porque las últimas que probó eran del comedor comunitario, alguien que lo escuchara, con quien ser apático y presumido y un poco tonto, ¿hasta cuándo se hará el ciego? Ama a Eiji y ese es el problema, debería haberse tragado esos sentimientos grotescos para preservar su bienestar y no, acabó besándolo aun comprendiendo que no podían llegar a ser nada, tener novio es un suicidio y ahora aquí están ambos.

Se pregunta si a eso se refería Blanca hace años cuando le dijo que no podía aspirar a ser normal, no podía tener amigos, ni familia, ni mucho menos una relación amorosa, por eso le regaló las islas a la deriva para que aprendiera de la soledad humana.

Blanca tampoco tiene cercanos por lo mismo, amar en este mundo es condenarlos a la muerte y Eiji.

—Oye, ya es hora de despertar, bello durmiente. —El grotesco aliento de Marvin contra su boca con un resqueme de tabaco barato hace que regrese a su realidad—. Vaya que estuviste dormido, pensé que se nos había pasado la mano con los golpes.

—No seas tan benevolente con él.

Un estallido de dolor justo en la columna hace que abra los ojos y jadee al respirar, el bastardo acaba de apuñalarlo en la espalda con sus garras, la piel abierta contra el aire fresco de Downtown produce un ardor mucho peor a estar envuelto en llamas, esto es corrosivo y venenoso, Ash intenta comenzar a abrir y cerrar la boca casi como si estuviera saliendo del agua, sin embargo, el bozal, tiene un puto bozal que le impide respirar, está tirado en el piso, lo han atado de muñecas y tobillos, ja, se tomaron en serio el trabajo de reducirlo, asume que Arthur le tiene más miedo del que admitirá.

—¿Qué se siente finalmente estar al fondo? —Arthur lo pisa, quiere verlo retorcerse de dolor, desea humillarlo—. ¿Qué se siente estar al fondo de la cadena alimenticia?

—No sé. —Ash sonríe—. Dímelo tú.

—Hijo de puta.

De inmediato Arthur saca una navaja para acomodarla bajo el mentón de Ash, su mirada pétrea yace repleta de odio, puede olerlo en sus feromonas y sentirlo en el frío beso del metal, traga duro, no va a darle en el gusto ni bajará la mirada, cuando lo conoció le dio pena e incluso le pareció patético, el liderazgo que ejercía no solo era sádico sino que además emanaba un gran complejo de superioridad y por eso fue tan sencillo vencerlo, se confió.

Claro, Ash se sintió culpable al quitarle la pandilla porque sus chicos pararon bajo el ala de Dino, cree que ahí empezó el verdadero problema, Ash fue lo suficientemente fuerte para rebelarse y hacer las cosas a su manera mientras que Arthur no, el bastardo se preocupaba por él mismo únicamente y es cierto que obedecer a Dino también implica que no le pasaría nada, hizo méritos para ser reconocido por un hombre que ni siquiera se molestó en aprenderse su nombre, lo persiguió, finalmente lo cazó.

—Fueron muy difíciles de atrapar. —Y la satisfacción es grotesca en el rostro del alfa—. No conseguía entender cómo un simple turista que fue tan fácil de secuestrar la primera vez se las ingenió para así despistarnos, ¿quién diría que tienes corazón?

—Cállate.

—¿Es tu mascota?

—¡Qué cierres la boca! —Ash arremete contra Arthur y la cuchilla le muerde el cuello, un hilo carmín no demora en escurrir hacia la hoja metálica, empapando el reflejo de ambos alfas.

—Temperamental. —Se burla—. Por eso cansaste a Dino, a él le gustan las mascotas más obedientes.

—¿Eso eres ahora? —Chista—. ¿Una mascota obediente?

—Yo soy su igual.

—Su igual. —Suelta una carcajada grosera—. Por favor, eres un perro.

—No sabes nada.

—¿No? —Ash ladea la cabeza, Arthur se cabrea, hunde sus dedos en el flequillo del lince para acercar su cuello aún más contra la cuchilla, quiere verlo aterrorizado y suplicando, pero no pasa—. Woof.

—¡Traigan al maldito conejo! Veamos si te resistes ahora.

Todo lo que puede hacer es sentir cómo una desesperación visceral lo invade mientras traen al nipón completamente lastimado entre los brazos de Wookie, el alfa hunde sus nudillos contra el pavimento tratando de contener la furia que arremete en oleadas entre sus tripas, quiere gritar al punto de que se le corten las cuerdas vocales, quiere agarrar la cara de Arthur y estamparla contra sus puños hasta que se vuelva irreconocible pero si hace eso nada garantiza que saldrán vivos, Arthur parece disfrutar del espectáculo, se lo hace saber clavándole la navaja en el torso, sangra, no basta, ¿cuándo bastará?

—Cuando los entregue a ustedes dos, Dino me tendrá que reconocer. —Arthur suelta la navaja, luce totalmente delirante—. Pronto, seré su mano derecha.

—Ese no fue el trato. —Marvin se opone—. Los debemos entregar juntos.

—Es lo mismo.

—No es lo mismo. —Ah, resulta que hay problemas en la alianza, grandioso—. No estarás planeando traicionarme para quedarte con el crédito ¿no? Porque si es así tendré que...

—¿Tendrás qué? —Arthur le hace frente—. Qué no se te olvide quién es el sujeto de prueba ni vayas a olvidar lo que realmente puedo hacer pero como muestra de mi gentileza te permitiré usar al lince enfrente del conejo.

—¿Qué? —Ash palidece—. ¿De qué diablos estás hablando?

—¿Eh? —Marvin sonríe—. Vaya, nunca fui tan fanático del exhibicionismo, pero haré una excepción.

—¡No!

—¡Anda, no seas una perra! No te resistas.

«Perdóname».

Es el único pensamiento que resuena por su cabeza mientras arrastran de las orejas por el pavimento al omega para que quede justo enfrente, está inmovilizado, el cuerpo le pesa igual que un bloque de concreto, no puede respirar, su boca tiene un resqueme oxidado, sangre, está sangrando, ve la forma en que los riachuelos se aglomeran hasta armar una poza de escarlata que empapa al conejo, ya está muy herido, mierda, si Eiji no recibe atención médica podría... pero los locos no lo dejarían morir, les dieron órdenes de recuperarlos, aun así, siente cómo Eiji pierde vida en cada aliento.

Marvin lo toma, lo apoya contra el pavimento y va a pasar, se sube arriba suyo, Ash no escucha ni es capaz de figurar nada, su cabeza yace aturdida, sus oídos zumban, se siente débil y asqueado cuando las manos de Marvin se cuelan debajo de su polo, un dolor agudo se le incrusta en las costillas, debe mantener la calma y dejar que suceda, no es nuevo, está acostumbrado y aun así quiere llorar porque es humillante que Eiji lo testifique. Perdón.

No quiere, ¿por qué?, ¿por qué le siguen pasando cosas así? Es instintivo encogerse, hace un par de minutos estaba besando a Eiji, no quiere besar a nadie más, ¿por qué tiene que venderse? Ni siquiera lo ven como un puto ser humano ¡es un escusado de semen nada más! ¿verdad? Incluso siendo alfa.

—Aww, estás llorando, no te preocupes, no seré brusco.

Es todo. Va a pasar.

Así que Ash solo puede quedarse quietecito y suplicar para que su mente se desconecte, que Marvin sea tan bruto que eso lo mate.

—¡Mierda! ¡Rata entrometida!

Eiji ha mordido a Marvin.

Su conejito muy lastimado, magullado, herido, su conejito que debe estar muerto de miedo defendió a un imponente y salvaje alfa porque creyó que valía la pena protegerlo, ¿cómo puede...?

—¡Ya me las pagarás!

Cuando Marvin lo patea igual que si fuera un saco, empujándolo al otro extremo del callejón es que algo se rompe en Ash. Las lágrimas se detienen. Su mente se clarifica. Sus instintos afloran. El cuerpo de repente le pesa como si fueran cien toneladas. No puede moverse. Pero se está moviendo. Siente cómo sus colmillos se asoman. Está gruñendo. Va a matarlo. Va a matarlo. ¡Va a matarlo! ¡Lo matará!

No perdonará a nadie que lastime a Eiji jamás.

—¡Marvin!

Pasa en un segundo.

Le ha arrancado la cabeza a Marvin con los colmillos, se le ha tirado encima, rompió las contenciones e hizo mierda el bozal, Ash se ha convertido en una bestia sanguinaria que no vacila y se abalanza a cada hombre de Dino que encuentra, hunde sus colmillos en sus presas y los desgarra hasta hacerlos tiritas de carne, los deja irreconocibles, escucha sus gritos, graba sus miradas aterrorizadas, ja, ja, ja ¡pero qué risa! Finalmente los cerdos se ven sometidos ¿eh? Lo merecen, lo humillaron, lo grabaron, no pararon aunque les pidió que lo hicieran, fueron crueles, sádicos, ¡era un maldito niño! ¿Por qué tendría que mostrar piedad? Pueden irse al infierno.

Ash está descontrolado, su hocico escurre sangre y tiene trozos de carne, su nariz está taponada a causa de la masacre, no puede detenerse, es una máquina asesina, ¡no quiere detenerse!

Ash se aferra al dolor que ha estado guardando para mutilarlos, Arthur, quiere arrancar cada órgano de su cuerpo con tal brutalidad que le ruegue por estar muerto, los ojos del pandillero se encuentran repletos de horror como si recién se diera cuenta de lo que provocó, el lince se agacha, se relame la sangre de los bigotes listo para juguetear con su presa, las uñas rompen el pavimento, las feromonas atestan el aire.

Mátalo, mátalo, mátalo, mátalo, mátalo, mátalo, mátalo, mátalo, mátalo, mátalo, mátalos a todos.

Pero entonces...

Eiji todavía hecho un conejo, estando herido, sabiendo que es el alimento natural de los linces junta sus patas y apoya su frente sobre su nariz, el olor que emana es delicioso, le hace agua la boca, tiene la mente entumecida por un velo de odio, no ve con claridad, todo se siente horroroso, todo excepto sus suaves almohadillas acariciándolo, Ash no entiende, no tiene sentido en absoluto, si quisiera Ash podría asesinarlo con una simple mascada, sabe cómo se ve, es un depredador embarrado en sangre y mató a diestra y siniestra enfrente de sus ojos inocentes y aun así.

Eiji ronronea contra su hocico intentando transmitirle que todo estará bien. Eiji lo consuela. Eiji sí lo trata como un ser humano incluso sino lo merece. A pesar de todo... Eiji lo quiere.

Ash regresa a su forma humana.

Con una mano temblorosa acuna al conejo tanteando que esté sano, se encoge sobre sí mismo, llora aferrándose a Eiji sintiendo que nunca nada volverá a estar bien, está bañado en quienes descuartizó con sus propias garras, ¿cómo podría estar bien algún día?

Asesino. Asesino. Asesino. Asesino. Asesino. Asesino. Asesino. Asesino. Asesino. Asesino. Asesino.

—Ash... —Pero entonces Eiji lo acuna con su chaqueta, su voz es dolorosa y eso hace que se le hunda en el estómago, no quiere verlo, está de rodillas, se da cuenta del daño que ha hecho.

Ash llora, se golpea la cabeza con los puños, se estremece violentamente y Eiji lo abraza conteniendo sus temblores, intentando mitigar el dolor que lo carcome vivo, amortiguando sus quejidos agónicos.

—Ash. —Repite—. Todo estará bien. Estás a salvo. Estás conmigo.

Qué voz más triste, piensa.

Eiji lo llama con una voz realmente triste.

Mañana ya regresamos a aterrizar esto y mucho más suave porque igual la muerte de Marvin tiene repercusiones y no tan positivas que toca enfrentar, pero para eso igual Yut-Lung está de nuestro bando y eso es muy importante.

Nos vemos mañanita~ descansen.

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