💜 MI DESTINO 💜 #3

Galing kay SweetQueen_26

8.5K 863 197

Jack sabe que su historia siempre ha sido con mofletitos, de lo que no tiene ni idea es de si ella formará pa... Higit pa

01. 💜 Mi vida sin ella 💜
02. 💜 Una foto contigo 💜
03. 💜 Los que se pelean, se desean 💜
04. 💜 Te quiero cerca, te quiero lejos 💜
05. 💜 La profe de inglés 💜
06. 💜 Las palabras de una niña 💜
07. 💜 Tarde de cine 💜
08. 💜 Los batidos manchan mucho 💜
09. 💜 Tú compras, yo te molesto 💜
10. 💜 La mejor enfermera 💜
11. 💜 Fingir es nuestra especialidad 💜
12. 💜 Sophie la celestina 💜
13. 💜 Yo y mis celos 💜
14. 💜 La promesa 💜
15. 💜 Mañana de golpes y ruegos 💜
16. 💜 Nota mental: pensar antes de insultar 💜
17. 💜 Regalos ocultos 💜
18. 💜 Palabras que alteran mis hormonas 💜
19. 💜 Confesiones dolorosas 💜
20. 💜 Caer en la realidad 💜
21. 💜 Charlas a la madrugada 💜
22. 💜 Noche de estrellas 💜
23. 💜 Tú, Scott y yo 💜
24. 💜 Momento de debilidad 💜
25. 💜 Lila + Alcohol = Peligro 💜
26. 💜 Cubriendo mentiras 💜
27. 💜 Mofletitos 💜
28. 💜 Sustos y rayitas 💜
30. 💜 Besos, tiritas de princesas y portazos 💜
31. 💜 Lila + Celos = Se prendió la mierda 💜
32. 💜 La necesidad de avanzar 💜
33. 💜 Tú la celestina y yo cupido 💜

29. 💜 Terapia de choque 💜

220 26 3
Galing kay SweetQueen_26

Es domingo, y lo que debería ser uno de mis días libres sin tener que levantarme temprano ni para estudiar ni trabajar se convierte en que a las 9 de la mañana me suena el móvil, despertándome de mi sueño profundo y tranquilo.

- ¿Por qué cuando madrugas siempre tienes que molestarme? - gruño descolgando el teléfono, no me hace falta ver quién es la persona que llama para adivinar.

- Oye a mi tampoco me hace gracia estar despierto ahora, que me he acostado hace una hora - protesta Scott con el mismo mal humor que el mío.

- Entonces, ¿qué quieres? - bostezo frotando mis ojos.

- Necesito que vayas a mi casa con Lila.

- ¿Por qué? ¿Pasa algo?

- Mi madre me ha despertado hace 15 minutos, se va a pasar el día con Ben y su familia y Lila se ha quedado sola - explica, pero yo sigo sin comprender por qué me pide que vaya con ella - Ve a mi casa.

- No sé si es porque estoy dormido, pero no entiendo.

- Tienes que vigilar que ningún tío entre a nuestra casa con Lila - elevo una ceja.

- Pero... ¿Está quedando con alguien?

- Más o menos, no te puedo decir - sacudo la cabeza con confusión - Bueno puede que sí, pero no quiero que siga pasando.

- ¿Eh?

- ¡Tú solo vete a vigilar!

- ¡Vete tú!

- No puedo, estoy en casa de Emma - ruedo los ojos - Hazme el favor, anda.

- ¿En serio me estás pidiendo que me quede todo el día en vuestra casa con mofletitos para que no vaya ningún chico a verla?

- Eso es.

Gracias Scott.

- Lo hago solo porque me lo pides tú.

Ya, claro.

- Te debo una tío, hasta luego - cuelga y yo me levanto de inmediato para arreglarme. Me da igual no haber dormido todas las horas que quería, luego duermo con ella.

- Mamá, me voy - aviso a mi madre cuando ya estoy vestido y preparado para irme - No sé si volveré o me quedo a dormir en casa de mofletitos.

- ¿Mofletitos? - ella me observa con intriga - ¿Has dicho mofletitos?

- Sí, ¿qué pasa con eso?

- Hacía mucho que no te escuchaba llamarla así.

- Oh, cierto... - asiento - Bueno, ya sabes, ya volvemos a ser amigos y eso - veo que sonríe, una sonrisa que me da a entender que está pensando mal - Solo amigos, mamá.

- Dos ex novios no pueden ser amigos.

- Nosotros sí.

- ¿Eres consciente de que la madre de Lila es también amiga mía, verdad? - bajo la mirada - Y que me cuenta cosas, sobre todo si son relacionadas a la relación tan adorable que tienen nuestros hijos.

- ¿Cotilleais sobre nosotros?

- Claro que lo hacemos.

- Es mi vida privada, no un programa de la tele - bufo - No quiero hablar sobre esto.

- No hables, pero tampoco mientas diciendo que sois amigos.

- No quiero hacer declaraciones - beso su mejilla - Voy a casa de mi amiga porque su hermano me lo ha pedido, ya está.

- Vale, pero usa preservativo.

- ¡Mamá!

- O no, mejor no, que yo quiero ser abuela joven.

- Madre mía, eres de lo que no hay - se me escapa una risa y muevo la mano despidiéndome de ella - Te aviso con cualquier cosa.

Salgo de mi hogar para ir a mi segundo hogar. Entro con mis llaves sabiendo que la única persona que hay en esta casa está durmiendo, cosa que confirmo cuando abro la puerta de su habitación y la veo echa una bolita abrazando a la almohada. Sonrío y me acerco a darle un beso en la frente, con cuidado de no despertarla.

No me quiero imaginar a la hora que habrá llegado a casa, teniendo en cuenta que ayer fue sábado noche, habrá salido de fiesta hasta hace poco. Mi sueño se ha ido, así que me dedico a preparar algo de comida para cuando mofletitos se despierte y a tomar un poco el sol en su terraza. El calor de hoy llega a ser insoportable, el reloj está por marcar las 11:30 de la mañana y ya hace casi 30 grados. Me quito la camiseta por un momento y saco un poco de helado de chocolate del congelador para refrescarme un poco.

- Wow, ¿esto es un sueño? - me giro al escuchar la voz de ella a mis espaldas y la veo de pie con una camiseta de tirantes y un pantalón corto de pijama - Lo he soñado muchas veces.

- Mira que sabía que si te comía el helado, te ibas a levantar – río llevando a mi boca una cucharada de helado.

- Dame un poco – abre la boquita y yo le doy de comer de este riquísimo dulce - ¿Dónde están todos?

- Tu madre con Ben, tu hermano con Emma.

- Claro, y a mí me toca quedarme con Jack – murmura con una sonrisa, contagiándome a mí también – No hace falta que te quedes.

- Me voy a quedar, mofletitos - beso su moflete, sabiendo que eso es lo que ella quería escuchar.

- Vale, pero este helado es mío – me quita el cuenco y camina hacia el salón seguida de mí.

- Me resulta raro que te hayas despertado tan pronto - comento mientras los dos nos tumbamos en el sofá y encendemos el aire acondicionado.

- Me despertaron las ganas de ir al baño - ríe - Cómo lo odio.

- Sí, conozco esa sensación - concuerdo con ella - ¿Y a qué hora te dormiste?

- A las 7 más o menos.

- ¿Mucha fiesta ayer?

- Como todos los sábados, aunque a las 5 ya estaba en mi casa - responde devorando el helado.

- ¿Y por qué tardaste dos horas en dormirte?

- Hay una cosa que se llama Wattpad y va unida con una pequeña obsesión por la lectura.

- ¿Pequeña? - carcajeo, aunque me alegro de que esa sea la razón y no otra como que haya traído a alguien aquí - ¿Qué tal está Klara? – cuestiono al recordar una de las historias de las que me habló hace meses, tenía un argumento muy conmovedor.

- Muy bien, cada día está más fuerte y feliz, y ya se ha besado con Kang.

- Me alegro mucho, se merece todo lo bueno de este mundo.

– Ay, me acabo de acordar que tengo que leer el nuevo capítulo de Heist.

- ¿De quién?

- Ah, ¿no te hablé de Heist?

- Me has hablado de Shadow, de Ares, de Adrik, de Evan, de Mason... - enumero con mis dedos todos los chicos imaginarios que la ponen.

- Pues Heist es hijo de Mason – explica con entusiasmo – Bueno, eso digo yo, pero puede que esté en duda con otros dos chicos.

- ¿Cómo?

- Es que de esa novela no te quise hablar porque me obligarías a eliminar Wattpad de mi móvil.

- ¿De qué va?

- No, no, deja.

Peligro.

- ¿De qué va?

- A ver, se llama Mi Desesperada Decisión. A una chica la internan en un psiquiátrico porque sus padres han sido asesinados, ella no recuerda nada de esa noche pero estuvo presente en su muerte. Vio a la persona que les mato y va conociendo a gente en el lugar que la hacen dudar, ahí aparece Mason entre otros. De ese sí que te hablé que me encantaba su forma de ser, sus ojos de diferente color...

- Sí, sí, sigue con la historia que te desvías.

- Bueno, que la van haciendo el lío y ella cada vez está más perdida hasta que descubre la verdad.

- ¿Y cuál es la verdad?

- Ah – levanta las manos sonriente – Lee la historia.

- Venga, dímelo.

- Nop.

- Pero el argumento no está nada mal, no sé por qué pensabas que me iba a escandalizar.

- Si lees la novela hasta el final, entenderás el por qué.

- ¿Me dejas leerla?

- Yo te advierto que es fuerte.

- Estoy curado de espanto, de ti ya me espero cualquier cosa.

- Bueno, vale – acepta riéndose en mi cara, miedo me da de lo que pueda haber ahí escrito – Vete a mi cuarto a coger mi móvil.

Asiento levantándome rápido para hacer lo que me ha pedido. Su carita contenta está presente cada vez que la pido que me hable de algo de libros o Wattpad, a mí no es que me interese mucho, pero solo por verla a ella feliz, me intereso por ello todo el tiempo si es necesario.

Abro el cajón de su escritorio en el que normalmente suele guardar su móvil, cosa que encuentro, pero también me llama la atención otra cosa que me deja sin palabras.

- ¿¡Qué haces!? – me grita desde el salón al ver que estoy tardando demasiado - ¡No puedes cotillear, tengo contraseña! – cierro el cajón y llevo lo que he encontrado junto con su móvil, ella abre mucho los ojos al observar lo que tengo en mi mano derecha - ¡Eh, esto es privado! – me arrebata el papel al mismo tiempo que su cara se pone colorada.

- ¿Pero...? – ladeo la cabeza en confusión - ¿Cómo es que nunca he sabido esto?

- Estos dibujos los hice hace mucho y no son buenos – cierro el bloc de dibujo que he traído. En él hay varios dibujos de mi rostro, increíblemente buenos.

- ¿Que no son buenos? – le quito de nuevo el bloc, levantando la mano para detenerla y continuar mirando cada uno de ellos – Son geniales.

- Deja de mirar, por favor.

- ¿Los copiaste de alguna foto?

- ¡Dame! – forcejea, pero yo soy más fuerte que ella.

- Contesta.

- No – suspira cruzándose de brazos y poniendo un puchero – Solo te recuerdo y lo plasmo en el papel.

- ¿Por qué no me los has enseñando nunca?

- Creo que es obvio que me da vergüenza, no se los enseño a nadie – sonríe viendo que he llagado al último de todos, en este no solo tiene los colores del lápiz y sombras, sino que tiene un corazón con una tirita y el verde esmeralda resalta en mis ojos – Ese es el último que hice, hace muy poco – muerde su labio, notando mi mirada interesada en sus palabras – Te lo iba a regalar cuando cumpliéramos tres meses de novios.

- Es precioso – no me sale decir más, si digo más, acabaré soltando cosas que no son apropiadas – ¿Me le puedo quedar? – asiente - Nunca dejes de dibujar, se te da genial.

- Gracias.

- No agradezcas linda, es la verdad – dejo mi dibujo sobre la mesa junto con el bloc y agarro su móvil ya desbloqueado – Vamos a ver qué hay aquí.

- Yo no me hago cargo de traumas psicológicos – levanto sus manos antes de abrir la aplicación de Wattpad en la pantalla para que pueda leer un capítulo de la historia que me ha contado antes – Aviso.

Mofletitos se queda comiendo su helado y mirando la tele mientras yo leo el primer capítulo de la historia. No me desagrada, pensaba que iba a ser más turbia, las policíacas o de misterio siempre son un buen punto para enganchar al lector.

- ¿Qué pasa? - pregunta al ver que le devuelvo el móvil con mi ceño fruncido - ¿No te gusta?

- Te ha llegado un mensaje – le aviso.

Ya tardaba en aparecer Víctor y sus frases de asqueroso salido. No es que haya entrado a su WhatsApp para revisar nada, solo es que cuando la notificación aparece, lo que te pone aparece en la pantalla.

- ¿Le has visto?

- Sí – mofletitos suspira ignorando el mensaje y devolviéndome su móvil – No me apetece seguir leyendo – niego - ¿Se puede saber qué tienes con ese idiota?

- Nada, somos amigos que se han liado un par de veces, ya está.

- ¿Te gusta?

- ¿Otra vez con eso?

- Sí, otra vez, está claro que tú si le gustas.

- No le gusto, solo tiene ganas de follarme.

- ¿No habéis follado?

- Todavía no.

Todavía...

- Me extraña porque, sabiendo cómo es Víctor, me parece raro que esté tan encima de ti sin haber tenido nada más que besos.

- No me hace falta follarme a un chico para llamar su atención.

- No estoy diciendo lo contrario, eso ya lo sé.

- No he hecho nada con él, pero si lo hago sería solo eso, follar y ya porque me parece atractivo. No me gusta y nunca me gustará para algo más porque es tan... - se queda callada a mitad de la frase.

- ¿Tan qué?

- Tan diferente a ti.

- Que no te quepa duda de eso, pero ojo con Scott, si se entera de lo que tienes con él y le capa.

- En realidad, ya lo sabe.

- ¿Cómo?

- Que mi hermano ya sabe que me veo con Víctor.

- ¿Y ese idiota sigue vivo? - cuestiono con mucho asombro, no tenía yo ninguna noticia sobre esto - No me lo creo.

- Al principio se enfadó un poco, pero después le dejé claras un par de cosas que parece que le rebajaron un poco las ganas de matarle – gruño por la extraña mente que tiene el cabezón, no logro comprender por qué deja que Víctor se acerque a ella y a mí no me deje - ¿Pasa algo?

- Sí.

- ¿El qué?

- No, no – niego apartando esos pensamientos, no quiero ponerme de mal humor ahora - Nada.

- Venga, sigue leyendo – me entrega su móvil y se tumba a mi lado para que podamos leer ambos – Que a mí también me apetece volver a leer esta novela – varios minutos más seguimos leyendo ambos a la vez mientras uno de mis brazos reposa sobre sus hombros y su cabeza en mi pecho – En estos momentos, amada a Pierce y Fleur, me parecían buena pareja.

- Sí, a mí también.

- Pero luego llega Mason y lo vuelve todo del revés.

- Le estoy cogiendo asco a ese Mason y ni siquiera ha aparecido todavía.

- Es que es tan misterioso, seguro, imponente. Es un riesgo que merece la pena correr, y es el que más la pone a Fleur.

- Y a ti.

- A mí me ponen todos – me quejo en forma de broma y beso su cabeza.

- A ti te ponen cosas muy raras.

- Buah, me da igual – se encoje de hombros – Y agradece que no te enseño a Ares.

- Pues sí, gracias – reímos y noto que sus ojos se están cerrando de a poco – Ey, ¿tienes sueño?

- Un poco.

- ¿Quieres que durmamos?

- No me gusta volver a dormir cuando ya me he despertado, es como una siesta y las siestas siempre me sientan mal.

- Yo puedo dormir contigo.

- Te acabo de decir que me sienta mal.

- Conmigo te va a sentar genial, venga – la animo dejando que se coloque en el sofá y bajo las persianas del salón para que todo quede mucho más oscuro. Recostamos nuestros cuerpos en la parte más cómoda del sofá y nos cubrimos con una manta, no porque haga frío, sino porque sé que mofletitos no puede dormir destapada.

- ¿Tú también tienes sueño? – le pregunto en medio de la oscuridad, muy cerca de mí.

- No.

- Entonces, ¿qué vas a hacer?

- Mirarte – se cubre la cara con la manta, avergonzada por mi respuesta.

- Si me miras no me puedo dormir.

- Vale, pues no te miro – miento sin apartar la vista de ella.

- Me sigues mirando.

- ¿Cómo lo sabes si casi no se me ve?

- Porque cada vez que me miras así, me entra un escalofrío.

- No puedo evitarlo – parece que la dejo sin palabras porque el silencio se hace reinante en el salón. Solo noto como ella mueve la cabeza un poco más cerca de mí, tanto que sus labios terminan por rozar mi mejilla y terminan dejando un beso... Pero no en esa parte – Mo-Mofletitos, eso... No era mi mejilla.

- ¿No? – niego con nerviosismo – Perdón – se acerca y deja de nuevo un beso en la comisura de mi boca, prácticamente en los labios.

- Sigue sin serlo.

- No veo bien – ¿se está haciendo la tonta o es que de verdad no ve? – Discúlpame – mueve su cuerpo para alejarse y quedar boca arriba, dando un sonoro suspiro – De verdad que lo siento.

- No pasa nada – trago con dificultad, sintiendo mi corazón latir muy rápido – No te puedes dormir, ¿verdad?

- No, soy bipolar hasta con el sueño – la abrazo contra mi pecho y ella eleva la cabeza para mirar mis ojos – Cuéntame algo.

- ¿Qué quieres que te cuente?

- No sé, todo lo que me cuentas me gusta - aprieto mis labios y, aprovechando que ella me está dejando libertad de expresión y que con ella jamás me va a dar vergüenza contar mis pensamientos, suelto lo primero que se me viene a la mente.

- Tengo miedo.

- ¿Miedo de qué?

- De no valer - murmuro - Ya he acabado la carrera y llega el momento de comenzar a poner en práctica todo lo que he aprendido, de llevar cabo todo lo que he trabajado y me da miedo... ¿Y si no valgo para esto?

- Claro que vales. Eres listo, extrovertido y tienes picardía para ese mundo, es lo que se necesita para ser un buen abogado. Además de que tienes una de las cosas más importantes para que así sea.

- ¿El qué?

- Un corazón noble. Odias las injusticias y haces todo lo posible para que la gente se gane lo que se merece. Si cada uno de los casos los llevas con ese pensamiento, ganarás todos Piensa en la satisfacción que tendrás cuando consigas que todos los hijos de puta que han hecho algo malo se lleven su merecido. Ese sentimiento de saber que has ganado debe ser buenísimo.

- Sí, lo será.

- Es normal que tengas miedo, pero lo llevarás genial - y sus palabras, como si fueran cantos de sirena y promesas eternas, me dejan creyendo que todo va a salir bien y que es posible - Estoy segura.

- Siempre tienes las palabras justas, mofletitos.

- Igual que tú.

- Tú también serás una gran psicóloga, he aquí la prueba. Me has animado y quitado la inseguridad con un discurso rápido.

- Ya, pero eso no vale, a ti te conozco mucho, lo difícil va a ser el resto de las personas que tengan problemas. Me pone tensa el hecho de que la gente me cuente lo que le preocupa y quiera mi consejo, más que nada porque yo no tengo ni puta idea de cómo organizar mi vida. ¿Cómo ayudaré a otros si no soy capaz ni de entenderme a mí misma?

- Eso nos pasa a todos, no te preocupes. Solo hay que saber separar muy bien la vida profesional con la personal. Eres muy empática y aconsejas muy bien. Por supuesto que conseguirás ayudar a un montón de personas, yo tampoco tengo ninguna duda.

- Bueno, a mí todavía me queda mucho por aprender y por madurar. Igual cuando empiece a trabajar estoy más centrada, y me encantaría tenerte a mi lado, apoyándome y animándome con todo, igual que yo quiero hacer contigo.

- Qué linda eres.

- Tú eres perfecto.

- No, no lo soy.

- Para mí sí – en mi cabeza resuenan las palabras que me ha dicho antes mi madre, todas verdades. ¿Cómo voy a ser solo amigo de ella si por ella daría mi vida entera? – Te quiero mucho.

- Y yo a ti – hace tanto tiempo que no escucho esas palabras salir de su boca que mi estómago se encoge y retuerce, ella me puede – Mofletitos.

- ¿Qué?

- Dame un beso – cierro los ojos cuando mi mejilla recibe un suave beso – Te has vuelto a equivocar.

- Pero si te le he dado en la mejilla... ¿O no?

- Sí.

- ¿Entonces?

- Que te has vuelto a equivocar – hago que mi cuerpo se deslice unos centímetros hacia abajo hasta que nuestras caras están a la misma altura, así puedo susurrarle mi petición – Bésame – muerde su labio sin moverse ni saber qué hacer – Es que... Lo necesito.

No necesitas nada. Sí que lo necesito, déjame tranquilo.

- ¿Lo necesitas? – asiento - ¿Por qué lo necesitas?

- Es una buena forma de desconectar cuando tengo algún problema.

- ¿Cómo una terapia?

- Claro, eres mi psicóloga – la noto sonreír por la cantidad de idioteces que puedo llegar a inventarme para que me dé un beso – Sería un tratamiento de choque.

- El tratamiento de choque es cuando te enfrentas directamente a lo que te da miedo.

- Pues eso. Me da terror besarte, puede ser muy peligroso, y el tratamiento de choque dice que tengo que hacerlo para superarlo.

- Me parece que eso no es así – ríe contra mis labios, sin dejarme que los junte del todo con los suyos – Te estás confundiendo con los conceptos.

- Me da igual – sujeto su mejilla, junto nuestras frentes – Quiero un beso... Solo hoy, lo prometo.

- Creo... - se calla y suelta un gemido cuando vuelvo a rozar nuestras bocas de forma intencionada – Creo que tengo del diagnóstico de mi paciente.

- ¿Y qué me pasa?

- Que eres un listo que me quiere liar.

- ¿Y lo estoy consiguiendo?

- Sí – admite justo antes de agarrar mi nuca y chocar nuestros labios.

Ipagpatuloy ang Pagbabasa

Magugustuhan mo rin

357K 31.7K 35
Callum Creed es un músico acabado, se hundió tanto en el alcohol y las drogas que dejo de lado lo único que realmente amaba y para lo que era bueno :...
296K 15K 42
Kale regresa de Estados Unidos después de cinco años poniendo en aprietos a Jem, quien ha estado enamorada de él toda su vida. Jem se niega a aceptar...
55.9K 7.9K 54
Marcus juró que nunca volvería a amar. Luego de regresar a Nueva York por petición de su padre, Marcus intenta retomar su vida, intentando ignorar la...
5.1M 443K 82
Nunca debí caer por él. Sin embargo, tampoco detuve mi descenso. Nada logró apaciguar las maliciosas llamas de deseo que se prendieron dentro de mí. ...