La Historia Entre Los Dos (Li...

By _maria_centeno_

94.9K 9.1K 8.5K

Bilogía «Russkaya ruletka». Libro #1. Después de haber sido rechazada por el mejor amigo de su hermano cuando... More

⌘Nota de la Autora⌘
⌘ Conoce A Los Protagonistas ⌘
⌘Especial 1k⌘
1 ⌘ Ivanov
2 ⌘ El Chico Nuevo
3 ⌘ La Guía
4 ⌘ La Prueba
5 ⌘ Superando El Pasado
6 ⌘ Squeeze Play Suicida
7 ⌘ Cargo de Conciencia
8 ⌘ Campamento Blue Oaks Parte 1
9 ⌘ Campamento Blue Oaks Parte 2
10 ⌘ Mamma Mia
11 ⌘ Trabajo En Equipo
12 ⌘ Objeto de Estudio
13 ⌘ Charla A Descorazón Abierto
14 ⌘ Él Puede Ser Hawkeye
15 ⌘ La Disculpa
16 ⌘ Salsa de Tomate
17 ⌘ Darcy
18 ⌘ El Negro Va Con Todo
19 ⌘ Es mi Hermana, Imbécil
20 ⌘ La Chamarra
21 ⌘ Los Regionales
22 ⌘ La Escena Del Muelle
23 ⌘ Lo Que Implica Ser un Caballero
24 ⌘ Bésala
25 ⌘ Mandando Señales
26 ⌘ Fundación Tailime Nazarova
28 ⌘ Yuriy
29 ⌘ El Evento Comunitario
30 ⌘ Salvando La Veterinaria
31 ⌘ Dos Citas y un Acierto
32 ⌘ Admirador Secreto
33 ⌘ Malishka
34 ⌘ Asher y Mia
⌘Especial Año Nuevo⌘
35 ⌘ Glee
36 ⌘ ¿Quien Está Saliendo con Alek Ivanov?
37 ⌘ El Violín de Zorba
38 ⌘ Planeación
39 ⌘ El Malentendido
40 ⌘ Cumpleaños Nazarova Parte 1
41 ⌘ Cumpleaños Nazarova Parte 2
42 ⌘ Vacaciones De Invierno
43 ⌘ Algo Está Pasando
44 ⌘ El Nuevo Tutor
45 ⌘ Cambiando Rutinas
46 ⌘ Fairytale
47 ⌘ Consejo
48 ⌘ Ausente
49 ⌘ Sangriento San Valentín
50 ⌘ Falla de San Andrés
51 ⌘ Infiltrado
⌘Especial 30k⌘
52 ⌘ El Escuadrón de la Muerte
53 ⌘ Yugo Familiar
54 ⌘ El Monstruo de los Ojos Verdes
55 ⌘ Efecto Secundario
56 ⌘ Epístola
57 ⌘ Mea Culpa
58 ⌘ Acto V Escena III
59 ⌘ Dolor Fantasma
Epílogo ⌘ El Vacío Entre Los Dos
⌘Agradecimientos⌘
Especial 50k ⌘ Orgullo y Prejuicio Parte 1
Especial 50k ⌘ Orgullo y Prejuicio Parte 2
Especial 50K ⌘ Orgullo y Prejuicio Parte 3
Capítulo Extra ⌘ El Libro Prometido
Capítulo Extra ⌘ Hola Kitty

27 ⌘ Descarada

1.2K 135 74
By _maria_centeno_

La dinámica de la cafetería a partir del lunes fue diferente y algo extraña al mismo tiempo. Tai sabía que todo eso de sugerencias para canciones iba a terminar siendo solo un pretexto para deformar el trasfondo de las prácticas del club de canto. Así que solo bastó un día y medio para que eso cambiara.

La mayoría de los alumnos para entonces sabían que en cualquier momento los chicos podrían empezar a cantar. El cambio radicaba en que las chicas comenzaron a aprovechar la categoría de sugerencias anónimas para expresar sentimientos ocultos.

Y a final de cuentas, no fue extraño que la primera víctima fuera Kai.

De estar leyendo un libro mientras esperaba a que Luka y Serge terminaran de comer el almuerzo, Kai se vio rodeado por el grupo de canto, mirándolo expectante. Kai parpadeó varias veces antes de que un chico comenzara a contar y el beat box empezara.

Tai soltó una risita junto con Emma cuando Sasha comenzó a cantar Teenage Dream, logrando que Kai resoplaba ofendido y regresara sus ojos al libro sobre en la mesa. Alek parecía bastante entretenido con la reacción, así que fue él quien terminó por mover la cabeza al ritmo de la canción mientras serenaban a su amigo.

Con esa canción se dieron por inauguradas lo que Mia llamó como "Serenatas Anónimas", de las cuales, al menos tres de las diez canciones que cantaban terminaban en la mesa de su hermano.

Curioso dato era mencionar que no precisamente todas estaban dirigidas hacia Kai. Como lo había comentado a principio de año; cuando Tai enumeró sarcásticamente las increíbles cualidades de Alek a modo de queja; él era un chico bastante popular. Y al ser más accesible que Kai, la mayoría de las chicas habían tenido al menos una breve interacción con él. Algunas confundiendo su notable caballerosidad con el coqueteo.

Tai tenía que admitir que ver a Alek la primera vez rodeado por los chicos del coro fue algo extraño para ella, teniendo una mezcla de sentimientos que nunca creyó que fueran posibles de tener en un mismo instante.

A pesar de haberlo besado, no quería decir que ya fueran exclusivos.

No era una queja. Tai apreciaba que Alek se estuviera tomando las cosas tranquilas y despacio, porque estaba segura que volverlo a besar al menos una vez más iba a terminar haciendo que tuviera una arritmia mortal. Pero al menos el coqueteo entre los dos era sutil, lo suficiente para que entre ellos lo notaran, y aun así le hacían sentir mariposas en el estómago.

Siempre que el coro se reunía a su alrededor, Alek se giraba hacia la mesa de Tai, buscándola con la mirada y alzando una ceja en pregunta. Tai le sonreía con compasión mientras agitaba la cabeza, haciéndole saber que la canción no era de parte de ella.

Alek terminaba haciendo un puchero decepcionado, pero igual escuchaba a los chicos con atención, simplemente por cortesía. Al menos Mia tenía la decencia de no cantar cuando las canciones eran dedicadas a la mesa de su hermano.

El miércoles por la mañana, Tai llegó temprano al salón. Solo Ben Cooper y otro chico de las filas traseras estaban en él, por lo que colocando su mochila en el suelo, Tai se dispuso a poner el grueso libro que llevaba en las manos con ella en la mesa, abriéndolo justo donde tenía doblada la esquina de una página. Se colocó los audífonos para bloquear el sonido de los alumnos llegando y acomodó sus cosas para concentrarse en su lectura.

Leyó al menos dos hojas cuando sintió movimiento delante de ella. Notó cómo tomaban el banco de adelante, pasando la pierna hacia el otro lado antes de sentarse con el pecho recargado en el respaldo. Tai alzó los ojos, encontrándo los zafiros de Alek dedicándole una sonrisa.

Tai se quitó un audífono, dejando aún la música de fondo en el otro.

—Hey —Alek mencionó mientras recargaba su barbilla en sus brazos cruzados sobre el respaldo—. ¿Otra vez leyendo y escuchando música clásica?

Tai atinó a asentir con una sonrisa, terminando de quitarse el segundo audífono.

—A veces dibujo —Tai se encogió de hombros.

—Necesito ver esos dibujos algún día —resopló Alek divertido, pero no insistió más, señalando el libro con la barbilla—. ¿Qué es lo que lees ahora?

—Sherlock Holmes —Tai cerró el libro para que Alek viera la portada.

—¿Y tú separador? —Alek tomó una de las páginas entre sus dedos, la misma que había doblado la noche anterior antes de quedarse dormida.

—Lo perdí —Tai se mordió un labio, recordando cómo se había levantado por la mañana, buscando el separador entre sus sábanas sin éxito alguno—. Tengo que pasar a comprar uno en la librería después.

Alek se quedó callado después de eso, aun jugando con la esquina doblada de la hoja, por lo que Tai volvió a dirigir sus ojos hacia el texto escrito en el libro.

No iba a mentir, el hecho de que Alek estuviera sentado tan cerca de ella hacía que su atención estuviera por todas partes. Por lo que al intentar leer la misma oración tres veces sin registrar su significado, Tai se dio cuenta de que iba a tener que fingir que seguía leyendo.

—Tai...

Alzó la mirada hacia Alek, bastante nervioso antes de mirarla a los ojos.

Nunca fue un secreto que cuando Alek comenzó a llamarla por su nombre, todo en su interior terminaba convirtiéndose en gelatina, haciéndola sentir completamente mal de pies a cabeza de la mejor manera posible.

Pero el hecho de llamarla por la versión corta de su nombre era algo que convertía esa gelatina en magma, quemándola por todo el interior.

Tai se removió en su lugar cuando Alek suspiró y algo cohibido, se rascó la cabeza.

—Tengo que preguntarlo porque lo último que quiero es hacer que te sientas incómoda —definitivamente, ver a Alek con un leve sonrojo en sus mejillas era algo que la hacía sentir con electricidad en la yema de los dedos—, pero quería saber si en un caso hipotético yo fuera con Mia y le pidiera que hiciera algo para ti en la cafetería...

Oh. Olviden la electricidad y el magma. Todo eso fue inmediatamente sustituido por el sentimiento de ansiedad que le producía ser el centro de atención en un lugar concurrido. Tai pasó saliva con un nudo en la garganta, sintiendo la mirada de Alek sobre ella en un intento por descifrar la reacción que tendría ante la propuesta. Pero lo único que Tai escuchaba eran los latidos de su corazón en sus oídos. Se mordió los labios mientras veía sus manos temblar sobre sus piernas, intentando tranquilizarse.

—No tienes que decir que sí —la voz de Alek se escuchó suave por sobre los latidos de su corazón.

Pero aun así Tai no pudo sino mirar fijamente sus manos hacerse puños.

—Tai.

Otra vez su nombre, y la mencionada no pudo negarse a mirarlo a los ojos. Alek la miraba con una sonrisa ligera, tratando de tranquilizarla.

—Sé que no te gusta ser el centro de atención, por eso pregunto. Pero si existiera la posibilidad me gustaría hacerlo. Si no, no hay problema.

Alek extendió su mano sobre el escritorio, dejándola hacia arriba para que Tai pudiera tomarla. Tai inspiró hondo, cerrando los ojos en un intento por tranquilizarse.

Alek tenía razón, solo era una pregunta y la opción de decir que no siempre estuvo contemplada por él. Tai tenía que admitir que el hecho de que Alek se tomara la molestia de preguntar lo hacía ganar puntos, pero si el hecho de pensar estar en esa situación como lo estaba él al menos tres veces a la semana la hacía sentir incómoda, no quería imaginarse estar rodeada por el equipo de canto mientras el resto de la escuela la miraba.

Tai volvió a abrir los ojos, estirando la mano para posarla sobre la de Alek.

—¿Quieres dedicarme una canción? —preguntó en voz baja.

Entonces fue turno de Alek de quedarse callado y mirar hacia el piso con una sonrisa nerviosa.

—Realmente no iba a ser una canción romántica —admitió Alek, apretando la mano de Tai—. Tenía pensado que arreglaran una canción de The Beatles porque sé que te gusta. Creo que les daría un descanso a los chicos de situaciones incómodas y a realmente practicar algo que no sea cantado por Katy Perry o Adele.

El corazón de Tai retumbó con fuerza ante la declaratoria. Porque el hecho de que Alek considerara que además de que la situación podía ser incómoda para ella, si decidía aceptar, al menos tenía pensado que Tai disfrutara a uno de sus grupos favoritos a capela.

Esta vez Tai fue la que apretó la mano que tenía entre la suya en agradecimiento, haciendo sonreír a Alek. Tal vez ella podría devolverle el gesto de la canción de alguna manera.

Un suspiro a su izquierda los hizo separar las manos y sentarse rectos (cuando se acercaron tanto, Tai no tenía ni idea) mirando a Anna sentarse en su escritorio, dejando caer la mochila en un ademán teatral para claramente interrumpir el momento que ambos estaban compartiendo.

Tai miró a Anna suspirar una vez más y asomarse por la ventana con un semblante aburrido, pero al mismo tiempo molesto. Al final de cuentas Anna los siguió ignorando mientras sacaba sus libretas y su lapicera.

—¿Siguen enojados? —preguntó Tai en voz baja, girándose hacia Alek.

—No es como que yo tenga que buscarla —Alek se mofó irritado—. Lo que ella y Arizona hicieron no tenía lugar, independientemente de lo bien intencionadas que creían que eran.

—Pero son tus amigas —-Tai le dedicó una media sonrisa.

Sabía por experiencia propia que por mucho que estuviera enfadada con Emma o Mia, nunca podría durar mucho tiempo molesta con ellas. Eran parte esencial de su vida para ese punto y lo único que tendría que hacer era tranquilizarse y pensar con la cabeza fría los hechos que habían sucedido.

Tal vez era una idea loca de Tai, pero al menos creía que el mundo se manejaba de esa manera. No conocía la amistad entre Arizona, Anna y Alek muy a fondo, pero por lo que había podido ver; aunque las dos chicas eran mucho más cercanas; Alek y ellas se cuidaban los unos a los otros.

Alek terminó resoplando divertido antes de darle un último apretón a su mano y soltarla para levantarse.

—Si lo son —aceptó Alek al levantarse de la banca para dejarle su asiento libre a Henry, quien justo acababa de entrar al salón y miraba extrañado como Alek desocupaba su lugar.

Tai estaba sorprendida por la cantidad de personas que se sorprendían cada vez que Alek le dirigía siquiera la mirada. Era como si todos supieran que él ignoraba su existencia a pesar de ser el mejor amigo de su hermano.

No pasó más de dos minutos cuando Arizona entró al salón y se sentó a un lado de Alek para dejar caer su mochila y su cabeza en el escritorio a la espera de que empezara la clase, sin saludar a nadie.

Pero entonces James entró un segundo antes de que el profesor Lewis cerrara la puerta del salón.

Tai lo vio desde la entrada con el rostro neutral. Era extraño en él, ya que siempre parecía estar de buenas por las mañanas. Las únicas veces que lo había visto alterado habían sido cuando se había teñido el cabello o cuando Jayden fanfarroneó con tener fotografías de ella en su poder.

Aun así, Tai lo saludó con una sonrisa mientras se acercaba perezoso por el pasillo. James no hizo más que mirarla con una expresión cansada, dando un pequeño suspiro antes de desviar la mirada y seguir caminando de largo, terminando por sentarse a un lado de Anna, quien lo miró como si fuera un fantasma apareciendo de la nada.

El sentimiento de su estómago encogiéndose no tenía sentido en ese momento, porque Tai estaba consciente que ningún par de ojos estaban puestos en ella, sino en James que le sonrió de manera amigable a Anna como si fuera cosa de todos los días.

—Espero que no te moleste que me siente contigo por el resto del día, Anna —preguntó de manera casual mientras comenzaba a sacar la libreta para la clase.

—No... claro que no —murmuró Anna antes de girarse y mirar a Tai, quien lucía descolocada, pero que había regresado su mirada al frente, con el ceño fruncido en un gesto pensativo.

La voz del profesor Lewis sacó a Anna de sus pensamientos para sonreírle a James amablemente, aún sin poder creerse lo que estaba pasando. James le sonrió una última vez antes de poner su completa atención hacia el profesor.

Una mirada hacia el frente hizo que Anna notara que Alek miraba de vez en cuando en dirección hacia Tailime, y a Arizona completamente erizada en su lugar.

Anna conocía bastante bien a su mejor amiga como para entender que el pequeño jueguito de James le había crispado los nervios, sobre todo porque Alek estaría inquieto ante la posibilidad de sentarse en el nuevo lugar disponible.

En realidad, ese era problema de Arizona solamente, porque para Anna, el simple hecho de tener sentado junto a ella al guapo inglés, era más que suficiente.

Si lo sucedido por la mañana hubiera pasado a principio de año, Alek hubiera dado saltos de alegría por el hecho de que James se hubiera alejado voluntariamente de Tai.

Pero cuatro meses después, Alek sabía que, si bien Tai no correspondía los sentimientos al inglés, se había convertido en alguien apreciado en la vida de Tai.

Por eso esta vez no podía cantar victoria ante la táctica de James por haberse sentado junto a Anna durante toda la mañana. Porque el semblante de Tai demostraba el conflicto interno que estaba debatiendo, probablemente culpándose por el alejamiento de James, cuando Alek estaba seguro que no tenía nada que ver con ella.

Tal vez sí.

Probablemente.

De acuerdo, sí.

Y muy probablemente tenía que ver con Alek también.

Si lo que Luka había escuchado semanas atrás era cierto, James sabía que algo estaba sucediendo entre Tai y Alek, incluso antes de que ellos mismos lo aceptaran. Y hasta cierto punto era entendible que James quisiera alejarse de la chica que le gustaba (el mismo Alek lo había intentado en un pobre esfuerzo por no lastimarla), pero eso no lo eximía de hacer sentir mal a Tai por sus acciones.

Por eso en cuanto la campana del almuerzo sonó, Alek se levantó de su lugar listo para acompañar a Tai. Ambos caminaron en silencio por unos minutos hasta que Tai dejó caer la cabeza, abatida.

—No es tu culpa, ¿sabes?

—Lo sé —Tai se abrazó a sí misma sin levantar la mirada, confiada en el camino que Alek estaba guiando—. Después de todo fui yo la que lo rechazó. No sé porque esperé que las cosas entre los dos siguieran igual desde aquel día, pero lo que hizo hoy no me lo esperaba.

—Lo que no entiendo es porque esperó tanto tiempo para hacerlo —Alek se encogió de hombros al bajar las escaleras—. Hubiera sido más maduro hacerlo después de que le dijiste que no.

Pero Tai se quedó callada después de eso, deteniendo su andar junto al barandal de las escaleras. Alek se detuvo en el descanso, alzando la vista hacia ella. Tai mantenía sus ojos clavados en el barandal como si este tuviera la culpa de todo.

—¿Tai?

Entonces Tai lo miró a los ojos con la nariz arrugada.

—Él sabía que sentías algo por mí —murmuró para que nadie más escuchara, así que Alek volvió a subir dos escalones para escucharla mejor—. Pero creo... No, estoy segura que él creyó que nunca me dirías nada.

Alek parpadeó confundido sin entender la relación entre eso y lo ocurrido en el salón.

—Yo también le dije que dudaba que algo pudiera pasar entre nosotros, así que... —Tai inspiró profundamente y bajó la mirada, avergonzada—. Creo que hasta cierto punto le di la esperanza de que tú y yo no llegaríamos a estar juntos, por lo que se quedó cerca esperando el momento en el que yo ya no... ya sabes.

Alek sonrió de lado, buscando los ojos verdes de Tai con los suyos, fingiendo demencia.

—No. No lo sé.

Tai gruñó echando la cabeza para atrás.

Alek soltó una risita. Estaba empezando a asociar ese gesto con desesperación, pero aun así no podía evitar sentir un grado de ternura ante el intento de molestia de Tai, aunque lo único que lograra fuera verse adorable.

—Que tú ya no me... gustaras.

Escucharla confirmar sus sentimientos por él lo hacían sentir mariposas en el estómago. Por eso Alek suavizó su sonrisa, complacido con la admisión y el sonrojo en las mejillas de Tai.

—Solo diré que no me arrepiento de haberte dicho lo que siento en la biblioteca —Alek murmuró también para que nadie más que ella lo escuchara—. El que realmente pierde aquí es él. Sé que lo estimas como amigo, pero no puedes obligarlo a permanecer a tu lado. Ahora vamos. Muy probablemente me esperen otras dos canciones de amor que no puedo esperar a escuchar.

Alek la acompañó hasta la cafetería, donde ambos se separaron al entrar para sentarse con su respectivo grupo de amigos. Mia y Emma llamaron su atención desde la fila hacia el buffet, siendo recibida también por un no tan impresionado Asher.

Tanto Asher como ella se mantuvieron al margen de la conversación que mantenían Mia y Emma, como de costumbre. Había algo en esa complicidad silenciosa entre ellos que hacía que se llevaran tan bien desde un inicio.

Cuando Tai llegó a Estados Unidos la primera vez, y de pasar de ser la Princesa Perro a simplemente Tailime gracias a la inclusión de Mia a su grupo de amigos (en aquel entonces eran solamente Asher y Harry), fue más sencillo sentarse junto al chico de cabello negro que permanecía callado, que tratar de seguirles el paso a Mia y a Harry en su parloteo.

A pesar de no hablar mucho, Tai siempre sonreía cuando Asher terminaba las discusiones entre los otros dos con un comentario sarcástico que rayaba en lo absurdo.

Supuso que fue eso lo que hizo que Asher se sintiera más en confianza con ella para comenzar a hablar de temas un poco más serios que los chismes de la escuela que siempre discutían sus amigos. Por eso era que a pesar de que los demás pudieran llevar horas hablando de cosas sin sentido, sabía que con Asher la conversación nunca iba a ser aburrida.

—Si sigues mirando a Alek de esa forma, lo vas a dejar clavado en su lugar —murmuró Emma divertida al tomar a Tai desprevenida, mirando hacia el mencionado en su acostumbrada divagación mental.

Tai parpadeó un par de veces antes de desviar su atención hacia sus amigas, ambas con una sonrisa socarrona.

—Solo tengo hambre —se excusó Tai avanzando otro paso en la fila, a lo que Mia se rió entre dientes ante el comentario.

—Oh, eso se nota, Tai. Casi te lo comes con los ojos.

—Si crees que está siendo descarada, deberías verla en clase de deportes —la voz de Asher la hizo voltear la cabeza tan rápido que casi perdía el piso por el vértigo que sintió, mientras Emma y Mia soltaban una carcajada.

El hecho de que las conversaciones con Asher fueran interesantes, no quería decir que sus palabras siempre fueran atinadas o a su favor.

—¡No soy descarada! —dijo Tai escandalizada.

—Te recuerdo que te tropezaste con tus propios pies mientras corrías por verlo —Asher la empujó con la bandeja para que siguiera avanzando, sin parecer perturbado por la información que estaba compartiendo—. Lo único que hizo fue secarse el sudor.

—En mi defensa, se levantó la playera —murmuró Tai al tiempo que las risas de las otras dos se hacían más fuertes. Tai hizo un puchero—. No se estarían riendo si supieran de lo que estoy hablando.

—El chico tiene buen cuerpo, vaya novedad —espetó Emma cuando fue su turno para ordenar en el mostrador—. No es nada del otro mundo.

—No durarían un minuto en un entrenamiento de natación.

—Oh, ¿es acaso un reto, Nazarova? —Mia la miró con una sonrisa sarcástica.

Tai no contestó nada. Odiaba que no le creyeran cuando decía algo, y eso aunado a que el tema a discutir era Alek Ivanov, no le ayudaba mucho que tuviera las mejillas teñidas en carmín y un mohín en el rostro. Por eso Mia volvió a reírse mientras Emma la miraba de reojo bastante divertida.

—Si Kai se sonrojara estoy segura que se vería así —comentó la chica de cabello rosado antes de pagar y caminar hacia su mesa.

Tai puso los ojos en blanco cuando llegó a la caja. Al menos esperaba que cuando Kai se sonrojara se siguiera viendo intimidante como acostumbraba.

El enojo no le duró mucho porque al alzar los ojos para ver a la cajera, Asher estaba estirando su mano para pagar tanto su comida como la de ella. Tai se giró para agradecerle con una sonrisa.

—Si eres descarada —le murmuró Asher pasando por detrás de ella, a pesar de su acto de caridad.

A Tai no le quedó más remedio que suspirar cansada ante el evidente maltrato verbal de sus amigos, caminando detrás de Asher para dirigirse a su mesa, donde la conversación parecía referirse a un acalorado debate sobre porque James se había terminado por sentar ese día con Andrew Coleman sin decir nada.

—¿Tú sabías algo, Tailime? —preguntó Harry bastante ofendido, como si de verdad le hubieran faltado al respeto.

Tai se sentó en su lugar antes de girar la cabeza y buscar a James entre las mesas, encontrándolo hablando con Andrew y otros miembros del equipo de natación.

Era muy común que los equipos terminaran por juntarse a la hora del almuerzo.

Tal vez una falsa creencia de fraternidad fabricada. Los beisbolistas se juntaban con los beisbolistas, los de americano con americano.

A menos claro que fueras Alek Ivanov, quien había dejado claro que a pesar de ser el capitán del equipo de natación, él prefería pasar el rato con su grupo de amigos de la infancia. Andrew tomaba su lugar como líder del grupo, una dinámica interesante que parecía tener contento al sub capitán.

—No creo que quiera seguir siendo mi amigo —Tai volvió a girarse hacia la mesa, poniendo especial atención en su pizza—. Cambió de lugar junto a Wright y ahora yo soy la que se sienta sola.

—Estas de broma —dijo Max alzando la cabeza para ver a Andrew reírse junto a los otros chicos.

—¿Por qué? —quiso saber Harry.

Tai se encogió de hombros antes de responder.

A eso tenía que agregar que Arizona había optado por cambiar de asientos durante la segunda hora. Por lo que ahora había tenido que soportar la tensión que existía entre ellas durante medio día, todo porque Tai estaba segura que Arizona no quería que Alek aprovechara la oportunidad de pasar más tiempo con ella. Pero ese era tema para otro día.

—Supongo que no tomó el rechazo tan bien como yo creí que lo había hecho.

—Estoy segura que fue por el beso —Mia musitó mientras miraba indiscriminadamente a James a lo lejos.

—Yo también lo creo —Tai mordió la pizza. Algo dura para su gusto y no tan fría como esperaba—. Lamento haberlo alejado del grupo.

—No es culpa tuya, Tai —le confirmó Asher, empujándola con el codo en un ademán juguetón—. Tú mejor que nadie sabe lo que se siente ser rechazada. Así que es entendible que quiera distanciarse un poco hasta que supere sus sentimientos.

Tai masticó calladamente la pizza, meditando esas palabras. Eso tenía sentido. Si lo que ponía incómodo a James era el tener que ver las interacciones entre Alek y ella ahora que las cartas estaban puestas sobre la mesa, era completamente lógico que su mecanismo de defensa fuera alejarse del problema.

Tai sonrió para sí misma cuando el peso de esas palabras la tranquilizó. Sabía que no por nada Asher era el más listo del grupo y su mejor amigo.

Mi bebé sintiéndose mal por querer hacer feliz a todo el mundo. A ustedes les pasa lo mismo?

Feliz Noche Buena mis devushkos! Espero les haya gustado el capítulo! 

Ya se la saben! Estrellitas y comentarios son todos bien recibidos!

Nos vemos en la próxima actualización! *guiño*guiño*

⌘María Centeno

Continue Reading

You'll Also Like

331K 19.1K 51
Aveces las personas demuestran ser una persona, pero en otros momentos demuestran ser otras. Este es el caso de Aubrey Palvin, ella finge ser alguien...
940K 48.7K 36
Melody Roberts es una chica muy sencilla, no es muy sociable y solo tiene una mejor amiga. Vive sola en un pequeño departamento, el cual debe de paga...
305K 19.1K 53
Después de la trágica perdida de sus padres, meses antes de entrar a la universidad, Hayley decide seguir adelante, sola. Ella nunca pensó que el día...
59.7M 1.4M 17
Sinopsis Kaethennis ha disfrutado de los placeres de la vida, mucho, casi se puede decir que demasiado. Un alma libre, al menos así se definiría el...