La Historia Entre Los Dos [Li...

De _maria_centeno_

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Bilogía «Russkaya ruletka». Libro #1. Después de haber sido rechazada por el mejor amigo de su hermano cuando... Mais

⌘Nota de la Autora⌘
⌘ Conoce A Los Protagonistas ⌘
⌘Especial 1k⌘
1 ⌘ Ivanov
2 ⌘ El Chico Nuevo
3 ⌘ La Guía
4 ⌘ La Prueba
5 ⌘ Superando El Pasado
6 ⌘ Squeeze Play Suicida
7 ⌘ Cargo de Conciencia
8 ⌘ Campamento Blue Oaks Parte 1
9 ⌘ Campamento Blue Oaks Parte 2
10 ⌘ Mamma Mia
11 ⌘ Trabajo En Equipo
12 ⌘ Objeto de Estudio
13 ⌘ Charla A Descorazón Abierto
15 ⌘ La Disculpa
16 ⌘ Salsa de Tomate
17 ⌘ Darcy
18 ⌘ El Negro Va Con Todo
19 ⌘ Es mi Hermana, Imbécil
20 ⌘ La Chamarra
21 ⌘ Los Regionales
22 ⌘ La Escena Del Muelle
23 ⌘ Lo Que Implica Ser un Caballero
24 ⌘ Bésala
25 ⌘ Mandando Señales
26 ⌘ Fundación Tailime Nazarova
27 ⌘ Descarada
28 ⌘ Yuriy
29 ⌘ El Evento Comunitario
30 ⌘ Salvando La Veterinaria
31 ⌘ Dos Citas y un Acierto
32 ⌘ Admirador Secreto
33 ⌘ Malishka
34 ⌘ Asher y Mia
⌘Especial Año Nuevo⌘
35 ⌘ Glee
36 ⌘ ¿Quien Está Saliendo con Alek Ivanov?
37 ⌘ El Violín de Zorba
38 ⌘ Planeación
39 ⌘ El Malentendido
40 ⌘ Cumpleaños Nazarova Parte 1
41 ⌘ Cumpleaños Nazarova Parte 2
42 ⌘ Vacaciones De Invierno
43 ⌘ Algo Está Pasando
44 ⌘ El Nuevo Tutor
45 ⌘ Cambiando Rutinas
46 ⌘ Fairytale
47 ⌘ Consejo
48 ⌘ Ausente
49 ⌘ Sangriento San Valentín
50 ⌘ Falla de San Andrés
51 ⌘ Infiltrado
⌘Especial 30k⌘
52 ⌘ El Escuadrón de la Muerte
53 ⌘ Yugo Familiar
54 ⌘ El Monstruo de los Ojos Verdes
55 ⌘ Efecto Secundario
56 ⌘ Epístola
57 ⌘ Mea Culpa
58 ⌘ Acto V Escena III
59 ⌘ Dolor Fantasma
Epílogo ⌘ El Vacío Entre Los Dos
⌘Agradecimientos⌘
Especial 50k ⌘ Orgullo y Prejuicio Parte 1
Especial 50k ⌘ Orgullo y Prejuicio Parte 2
Especial 50K ⌘ Orgullo y Prejuicio Parte 3
Capítulo Extra ⌘ El Libro Prometido
Capítulo Extra ⌘ Hola Kitty

14 ⌘ Él Puede Ser Hawkeye

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De _maria_centeno_

Tai detuvo el auto en el estacionamiento cerca del malecón de la bahía que Alek les había indicado. No había construcciones extravagantes cercanas, solamente una hilera de puestos hechos con tablas y techo de hoja de palma donde se podía encontrar de todo. El camino del malecón estaba hecho con las mismas tablas, aunque la arena se revolvía en la superficie, dando un tono rústico. Algunos puestos vendían bebidas refrescantes y comida, otros vendían souvenirs y accesorios, y unos cuantos vendían ropa de playa, para aquellos olvidadizos o improvisados que no habían llevado consigo ropa adecuada para entrar a nadar.

Como ellos.

Lo primero que hicieron fue dirigirse a la tienda de trajes de baño, donde Alek se adentró primero hacia la sección de hombres, revisando modelos y precios en los estantes.

El olor a basura se había dispersado un poco gracias al viento en la carretera, pero aun así la dueña del local arrugó la nariz en cuanto entraron a la tienda.

—¿No vas a entrar a comprar un traje? —preguntó Tai mirando a James, que se había quedado parado junto a ella a la entrada, mientras éste miraba divertido los gestos de su capitán ante los precios de las prendas.

—Supuse que existía la posibilidad de que termináramos metiéndonos a nadar —James se encogió de hombros con las manos en la nuca—, así que traigo puesto mi propio traje de baño.

Tai miró las bermudas coloridas con figuras de palmeras negras que James traía puestas, creyendo todo este tiempo que no eran más que unas bermudas sencillas. Pero su atención se vio desviada cuando Alek regresó con una expresión apática.

—Deberíamos ir a otra tienda —Alek miró hacia adentro como si la vendedora o la tienda misma lo hubieran ofendido—, los precios aquí son exorbitantes. No pienso gastar quinientos dólares en un pedazo de tela.

—Tailime podría comprarlo, ¿no? —James miró a la chica, confundiéndola ante la insinuación.

Alek resopló fastidiado de las insensateces que James decía.

—¿Perdón?

—Sí. Tailime es rica. Ella podría comprarte un traje de baño de ese precio sin problema.

Tai parpadeó algunas veces tratando de entender qué era lo que James acababa de decir. Si bien James había descubierto que su familia era por demás adinerada, no quería decir que llevara consigo fajos de billetes para despilfarrar a diestra y siniestra.

Tratando de sopesar si debía o no comprarle un traje de baño a Alek, Tai lo miró de reojo, pero le desconcertó la expresión molesta que éste le dirigía a James.

—Llevo conociendo a los Nazarova por años —comenzó a decir Alek en un tono ácido—, soy el mejor amigo de Kai y nunca, en todo este tiempo, me he aprovechado una sola vez de su dinero. No voy a comenzar el día de hoy con su hermana solamente porque no podré meterme a nadar.

Sin esperar una respuesta, Alek comenzó a caminar hacia otra tienda mientras murmuraba algo entre dientes sobre que él podía comprarse sus propias cosas sin la necesidad de recurrir a nadie.

—Entonces no tiene caso haber venido hasta aquí si no piensas enjuagar tu ropa —James hizo que Alek detuviera su marcha—. A menos que quieras quedarte en ropa interior en lo que tu ropa se seca.

Fue entonces que Tailime intentó pasar saliva con la boca seca, y sus mejillas se encendieron más de lo que ya estaban por el calor.

El simple hecho de ver a Alek en traje de baño cuando entrenaba la ponía bastante nerviosa. Afortunadamente siempre tenía que verlo desde las gradas y no tenía ninguna interacción directa. Pero tenerlo semidesnudo y en ropa interior iba a hacer que Tai de verdad tuviera un aneurisma masivo y no confiaba en que pudiera salir viva de esta.

Por eso su cuerpo se movió de forma automática y caminó hacia donde estaba Alek, que se había detenido al entender que lo que James decía era cierto.

Desganado, Alek resopló, pero cuando vio a Tailime caminar hacia él, la confusión se apoderó de sus facciones, y su sorpresa fue mayúscula cuando fue ella quien lo tomó de la muñeca y lo jaló hacia las tiendas que se encontraban más adelante.

—¿Q-qué estás haciendo? —tartamudeó Alek cuando sus mejillas comenzaron a encenderse sin oponer resistencia a la mano que lo sujetaba.

—Vamos a comprarte un traje de baño —Tai se sorprendió de no titubear al hablar, aunque estaba segura que el resto de su cuerpo traicionaba los nervios que sentía.

—Oye —Alek la hizo detenerse, haciendo que Tai se girara en su eje con el ceño fruncido por la interrupción de su avance, pero sin soltarlo —. Ya te dije, no tienes que comprarme nada. No tienes que hacer caso a lo que Grant dijo.

Tai parpadeó dos veces y su respiración pareció normalizarse un poco. Aún sentía cómo le temblaba el cuerpo ante la posibilidad de ver a Alek de la manera que James describía, aunque no quería admitirlo. Era demasiado vergonzoso. Por eso volvió a mirar hacia las tiendas de trajes de baño, con la esperanza de que hubiera algo accesible para que Alek no pudiera decir que no a su ayuda.

—Escucha, no me verás en ropa interior, si eso es lo que te preocupa —Alek adivinó sus pensamientos. Aunque no tuvo que indagar demasiado, el sencillo temblor en la mano que lo sujetaba la delataba lo suficiente—. Puedo meterme al agua con todo y ropa, no hay necesidad de que gastes tú dinero en eso. La que realmente necesita un traje de baño si quieres meterte a nadar eres tú. Así que, ¿qué te parece si vamos a comprar el tuyo?

Alek se soltó de su agarre; cosa que perturbó a Tai un poco, ya que no estaba consciente de que aún lo tuviera sujeto.

Pero lo que la desconcertó aún más fue que en vez de que Alek caminara hacia las tiendas por su cuenta, fue él quien la tomó de la muñeca y tiró de ella con cuidado para que Tai comenzara a caminar.

Uno de los pies de Tai se estancó en una de las tablas del suelo, haciendo que tropezara antes de volver a conseguir el equilibrio, arrancándole una pequeña risita a Alek.

Tai se mordió los labios, intentando ocultar su propia sonrisa. La risita de Alek no había sido de burla, más bien una reacción natural ante su torpeza.

Ambos caminaron hasta la siguiente tienda, donde Tai extrañó el contacto de la mano de Alek cuando soltó su brazo.

—¿Bien? —le preguntó Alek cediéndole el paso.

Tai miró el interior de la tienda, escaneando la mercancía. En la última tienda ni siquiera se molestó en ingresar, porque no había otra cosa más que bikinis expuestos en los estantes. Y ni loca pensaba exponer su cuerpo, que era por demás transparente. Pero esta tienda parecía tener varios modelos de piezas completas.

Dio un paso adentro y el olor a coco artificial fue un agradable cambio al olor de basura que los otros dos chicos habían mantenido cerca de ella.

Sin esperar más, Tai se acercó a las piezas completas, observando las más sencillas. Uno de color azul marino que se ataba en el cuello le llamó la atención.

Los precios parecían más accesibles que los de la tienda anterior, por lo que se giró para hacérselo saber a su acompañante. En vez de estar viendo los trajes de baño para hombres, Alek estaba observando un traje de baño de mujer colgado frente a un gran estante.

Era de una sola pieza, con un estampado colorido y barbas a la altura del pecho. Aunque en vez de dejar solo la espalda al descubierto, también descubría sus costados a la altura de la cintura, siendo conectada la parte de arriba con la de abajo por un pedazo de tela curvo, cubriendo el ombligo.

Mamma mia, here we go again. How can I resist you?

Tai arrugó la nariz al notar la música ambiental en la tienda, mirando hacia el techo como si la hubiera ofendido personalmente. ¿En serio el mundo la odiaba tanto que le recordaba lo mismo cada vez que creía tener las cosas controladas?

—¿Te gustó algo? —la voz de Alek la devolvió a la realidad.

El chico la miraba desde la parte más alejada de la tienda, probablemente sabiendo que aún olía a basura y tratando de no impregnar el aroma en la tienda. Tai miro el traje de baño que tenía en las manos. El mismo traje sencillo y simple color azul marino, similar al traje de baño que utilizaban las chicas en el equipo de natación.

—Creo que hay algunos que me gustaron —comentó Tai en voz baja, volviendo a poner el traje en su lugar—. Los precios son mejores que la otra tienda, ¿no quieres echar un vistazo?

Alek parpadeó varias veces. Siempre le extrañaba cuando Tailime se dirigía hacia él en oraciones de más de tres palabras. Después de componerse, Alek sonrió de lado, mirando hacia la sección de hombres.

—Veré si hay algo que valga la pena.

Con eso, caminó en esa dirección, dejando el camino libre hacia el traje de baño de mujer que había estado viendo.

Tai abrió y cerró los puños varias veces. ¿De verdad iba a intentar probarse algo que tal vez Alek encontraba atractivo, en vez de algo con lo que ella se iba a sentir más cómoda?

Miró en dirección de Alek, que estaba absortó analizando unas cuantas bermudas. Después de regreso al traje de baño.

De acuerdo, se lo probaría. Si no se sentía cómoda con él, entonces se iría por el camino seguro. Y nadie tendría que verla haciendo el ridículo porque estaría metida en el probador.

Así que con paso apresurado caminó hasta donde había estado Alek, encontrando su talla de traje de baño, y junto con el traje de baño que había considerado originalmente, terminó en la parte del fondo de la tienda.

—¿Solo serían esos dos? —preguntó la señorita detrás de la caja, aburrida mientras mascaba un chicle, a lo que Tai asintió, tomando el pase de ropa y entrando al probador libre.

Entrar en el traje de baño no fue complicado. Considerando que la única diferencia con el traje de baño completo eran las piezas faltantes en su cintura, realmente no se sentía tan incómoda como creyó que sería.

Se miró en el espejo, el color del traje de baño no recalcaba la palidez de su piel, incluso lo hacía ver con algo de color, considerando que cuando se asoleaba lo único que lograba era que la piel se le pusiera roja como camarón. Y después de bastantes días de incomodidad, su piel regresaba a ser del mismo color nieve.

Ladeó la cabeza cuando se puso las manos en la cintura. El corte en esa parte le hacía resaltar su figura. Con una mueca miró la zona del pecho, donde las barbas ocultaban un poco la silueta de sus pechos. Los pequeños tirantes alrededor de su cuello le daban la seguridad necesaria para no sentir que en cualquier momento el traje se caería.

La cuestión ahora era si Tai se sentía lo suficientemente segura como para salir del vestidor usándolo. Miró su ropa en la banca. Tal vez podría ponérsela encima y solo si nadaba... Eso ya sería problema para la Tai del futuro.

El golpe contra la puerta del vestidor la hizo saltar en su lugar, girándose al ver cómo le pasaban un pedazo de tela semitransparente con diseños bordados.

—Dice tu novio que te pruebes esto y me digas si te gustó —la voz monótona de la vendedora la hizo sonrojarse, como si hubiera visto a Tai completamente desnuda.

¿Novio? ¿Probarse eso? Esperen, ¿qué?

Sacudió la cabeza tratando de concentrarse. No se molestó en contestarle. En parte porque no tenía voz y en otra porque sentía mariposas en el estómago al escuchar a la gente suponer que entre ella y Alek podían llegar a tener algo. Como si eso fuera posible.

Tomó la prenda y la extendió frente a ella. Era un poncho transparente, con unas pequeñas barbas en las orillas. Tai sonrió divertida. Parecía que era algo que a Alek le gustaba.

Se colocó el pareo por el agujero que había en medio para después volverse al espejo. Era algo cómodo que podía usar si quería estar en la bahía sin su ropa. Y aunque era semitransparente, la cubría lo suficiente para no sentirse tan desnuda con el traje.

La sonrisa en sus labios se extendió un poco más al entender que Alek había pensado que tal vez se pudiera sentir incómoda en traje de baño con dos chicos a un lado.

—¿Y bien? —de nuevo la señorita la hizo despertar de su ensueño.

—Es linda —contestó Tai comenzando a recoger su ropa interior para volverse a vestir con el short y su blusa—. También me llevaré el traje de baño puesto.

—De acuerdo, si fueras tan amable de dejar ahí el que no fue de tu agrado para guardarlo después.

Con eso, la chica se retiró a la caja, donde Tai la escuchó intercambiar unas cuantas palabras con Alek; probablemente diciéndole que el pareo había sido un éxito y pagando el traje de baño que seguramente había elegido para él, ya que el sonido de la caja registradora inundó la tienda.

Después de vestirse, Tai salió del vestidor con el pareo en una mano, lista para pagar.

Alek no se veía por ningún lado, y cuando miró hacia afuera de la tienda, lo vio parado junto a James, que ya llevaba una de las sombrillas que rentaban para anclarla en la arena. Tai iba a sacar su cartera cuando vio que la chica sólo había marcado el código del traje de baño.

—Serían ciento veinte dólares.

—También me voy a llevar el pareo.

—Tú novio ya lo pagó.

Tai se quedó congelada con la tarjeta de crédito en la mano, el corazón latiendo a mil por hora.

La cajera dudó por un momento en tomar la tarjeta, midiendo la reacción de Tai, pero cuando la vio sacudir la cabeza, la tomó para cobrar.

Tai se giró para ver de nueva cuenta a los chicos afuera de la tienda. James estaba disfrutando del sol con sus propias gafas de brazos cruzados, mientras Alek le daba la espalda a la tienda mirando hacia el agua, recargado en el barandal que dividía el camino del malecón con la bahía.

Yes, I've been brokenhearted
Blue since the day we parted
Why, why did I ever let you go?
Mamma mia, now I really know
My my, I could never let you go

Tai terminó saliendo de la tienda con un traje de baño, un pareo y un par de toallas para colocar en la arena bajo la sombrilla. Alek no compró ningún traje de baño, argumentando que tenía suficientes en su casa como para comprar uno más, por lo que entraría al mar con todo y bermudas.

Por eso estaba Tai sentada en su pequeño paraíso, alejada del agua donde James se arrojó con todo y ropa, listo para limpiar los malos olores del basurero. Había jalado a su capitán al lago junto a él, para terminar de una buena vez con los gestos que la gente les hacía cada que pasaban cerca de ellos. Alek opuso cierta resistencia al principio, regresándose para sacar su iPod, teléfono y cartera de las bolsas de las bermudas, evitando que terminaran empapadas cuando se las entregó a Tailime.

James salió después de un rato del agua con la camisa pegada a su torso, caminando en dirección de ella mientras se quitaba la camisa, haciendo que un par de chicas que iban caminando por ahí soltaran una risita cuando James les guiñó el ojo.

Tai giró los ojos con una sonrisa ante la escena antes de que James le aventara la prenda empapada para que la pusiera a secar. Sacudiendo la cabeza con una sonrisa, Tai lo vio alejarse de nuevo al mar dando un grito antes de lanzarse sobre el agua. Tai se encargó de colocar la camisa mojada sobre la toalla de James para secarla.

Cuando volvió a sentarse en su lugar, su mirada no pudo evitar dar con la figura que iba saliendo del agua.

Alek levantó los brazos para quitarse el cabello del rostro en un movimiento que Tai no pudo describir de otra forma que no fuera sensual. La camisa se le pegaba al cuerpo de la misma manera que había sucedido con James, las bermudas empapadas y pesadas por el agua y arena.

Tai se mordió el labio inferior cuando lo vio retirarse el exceso de agua del rostro. Alek se acercó hasta ella para tomar su cartera y después caminó hacia unos cuantos puestos de comida y bebidas que estaban al pie de la bahía.

Lástima que aún seguía con la camisa puesta, sería una bonita vista a pesar de estar tan lejos...

Tai volvió su vista hacia el agua tan rápido que se mareó.

No podía estar pensando en eso. No señor.

Su respiración se aceleró, no estaba muy segura de sí era por lo que acababa de pensar o era por el calor. Cerró los ojos cansada, recogiendo sus piernas hasta su pecho y puso su frente contra las rodillas, gruñendo por lo bajo. Cuando pudo controlar la respiración, sus ojos fueron a parar a una de las toallas contiguas a la suya, donde estaba el teléfono y el iPod de Alek.

Respiró hondo dos veces, tratando de concentrarse. Su corazón seguía desenfrenado mientras su vista se perdía en algún punto de la toalla, ignorando lo que sucedía a su alrededor, porque ni siquiera notó los pies descalzos que se detuvieron justo a la sombra de la sombrilla.

—Sé que mi iPod no es el más nuevo —la voz de Alek la hizo dar un pequeño salto en su lugar antes de levantar la vista hasta dar con el rostro sonriente de Alek. Algunas gotas de agua escurrían de su ropa y cabello—, así que te agradecería si no lo discriminaras.

Alek la vio agitar las pestañas que adornaban sus ojos verdes antes de enfocarlos y de soltar una risita ante el chiste.

La temperatura en las mejillas de Alek aumentó. Pero eso bien podría ser el calor de la tarde.

—Lo siento —dijo Tailime cuando aceptó la lata de Pepsi que Alek le extendía, sentándose en la toalla donde estaban sus cosas—. No juzgo tu iPod. Creo que tengo el mismo que tú.

—¿En serio? —Alek preguntó antes de quitarse la camisa por la espalda y abrir la lata de 7Up que se había comprado para él. James podría irse al demonio y comprar su propia bebida.

Puso la camisa extendida sobre la toalla, donde la sombrilla ya no lo cubría del sol para ponerla a secar.

Pero Tailime ya no respondió, y Alek la miró de reojo. De nueva cuenta tenía su atención fija en la toalla, pero esta vez veía con detenimiento hacia donde había dejado la camisa extendida, como si la hubiera ofendido personalmente. Frunció el ceño mirando también hacia ahí, y terminó examinando a Tailime mientras le daba un sorbo al refresco, notando las mejillas sonrojadas.

Se lamió los labios, saboreando el remanente de endulzante.

Si había aprendido algo de todo el tiempo que había tenido que verse forzado en compartir (porque tenía que admitirlo, si no hubieran tenido la suerte de compartir ese año en el mismo grupo, jamás se hubiera interesado en re entablar la relación perdida entre ambos), no se habría dado cuenta de lo que estaba pasando.

Ahora se percataba de las reacciones que la melliza siempre había tenido con ojos más maduros.

Tailime Nazarova era de naturaleza reservada. Tímida hasta el cansancio y podría decirse que algo introvertida. Casi no hablaba, al menos si no estaban sus amigos, y odiaba ser el centro de atención.  Eso quería decir que casi no se exponía a situaciones incómodas, y tener a su ex crush a un costado de ella con el torso desnudo clasificaba como una situación incómoda.

Alek respiró profundo antes de juntar sus piernas contra su pecho en una forma de cubrir su parcial desnudez y para darle un respiro a la chica. Volvió a dar otro sorbo a la lata antes de hablar.

—¿Y qué clase de música escuchas?

Tailime hizo algo gracioso entonces. Pareció como si quisiera ver de reojo hacia Alek, pero le sorprendió que su pecho ya no estuviera al descubierto, porque todo su cuerpo se relajó de inmediato y se aventuró a verlo a los ojos.

—Sé que te gustan los Beatles, ¿pero escuchas otro tipo de música?

Tailime se mordió los labios antes de enfocarse hacia el agua.

—Me gusta la música clásica —le respondió recargando su barbilla sobre sus rodillas—. Me ayuda a relajarme.

—¿Beethoven?

—Beethoven, Bach, Vivaldi... Normalmente la escucho para leer o estudiar.

—¿Sabes tocar el piano? —quiso saber Alek mientras Tailime abría su lata de refresco y le daba un sorbo, tosiendo un poco cuando las burbujas le calaron en la garganta, negando después con la cabeza.

Mama quiso que aprendiera después del fiasco del ballet, pero no terminó por gustarme.

—¿Fiasco?

—Me rompí la rodilla haciendo gimnasia —admitió Tailime soltando una risita, recordando aquella época—. En realidad nunca he podido seguirle el ritmo a las actividades de mi mama. Primero me hizo aprender violín, después se interesó por el ballet, pero la maestra le recomendó que primero aprendiera gimnasia. Creo que solo duré un mes.

Alek sonrió al ver la expresión de nostalgia en el rostro de Tai.

—Realmente quieres mucho a tu madre.

Tailime parpadeó, y a Alek le gustaba imaginar que tal vez se había vuelto a sonrojar por el tono suave que había usado para mencionar a la matriarca Nazarova.

—¿Tú no quieres a la tuya?

Alek resopló ante la pregunta.

—Me refiero por la manera en como hablas de ella —Alek cruzó sus brazos por enfrente de las piernas, revolviendo el contenido de la lata—. También por la manera en la que te empeñas en usar tu gorro rojo.

Tailime volvió a parpadear, extrañada de que Alek supiera el origen de la gorra, a lo que Alek se encogió de hombros, restándole importancia.

—Kai me dijo que era un regalo de tu madre. Y el hecho de que todo tu cambio de look fue porque pasaste tiempo con ella en las vacaciones.

—Si —Tailime susurró, volviendo sus ojos verdes al agua, percatándose de que James se había acercado a unos chicos en la bahía para jugar vóley bol—. Como te dije, a veces me cuesta seguirle el ritmo.

Y volvió a tomar otro sorbo de la lata.

Las olas del lago y el ruido natural de un día de bahía llenaron el vacío. Alek supuso que había gastado sus boletos de charla, por lo que tomó sus audífonos e hizo el ademán para colocarlos.

—Gracias por el pareo.

Alek se detuvo cuando estaba por ponerse el segundo audífono. Pero cuando registró las palabras, sonrió.

—¿Te gustó? —no esperaba un agradecimiento.

Cuando Tailime salió de la tienda como si nada enseñándoles las toallas que acababa de comprar, Alek dejó pasar el detalle sin ningún problema, solo esperaba que Tailime lo usara para sentirse más cómoda.

—Es lindo —Tailime sonrió de lado sin dejar de mirar al agua, aunque después resopló divertida—. La vendedora creyó que éramos novios.

Alek dejó de respirar, al igual que Tailime cuando se dio cuenta de lo que acababa de decir.

¿La chica de la tienda creyó que eran novios? La comisura de los labios de Alek brincó inconscientemente para comenzar a formar una sonrisa. Una sensación agradable le llenó el pecho al imaginar la impresión que habían dado ante un extraño para suponer que ellos dos eran pareja.

Aunque sabía que Tailime lo había negado y explicado que solo eran compañeros, no le disgustó del todo la idea que la gente tuviera esa impresión, a diferencia de su reacción en el tiradero cuando el encargado creyó que James era su novio.

Pero Alek empezó a notar como el cuerpo de la chica se tensaba cada vez más, seguramente arrepintiéndose de haber dicho algo; y la conexión relajada que habían tenido hace un momento se estaba rompiendo.

Por eso buscó alrededor para intentar desviar la atención ante la evidente crisis que se estaba formando en Tailime, por lo que al mirar el audífono que aún no se colocaba le dio una idea.

—¿Has escuchado a Imagine Dragons?

Tailime se encontró con uno de los audífonos de Alek extendido hacia ella. Lo tomó con mano temblorosa, tratando de ignorar el roce de sus dedos con los de Alek y se colocó el aparato en su oído, aunque eso implicó que Alek se sentara más cerca para que ninguno de los dos dejara caer su propio audífono.

Las voces del inicio le parecieron bastante agradables cuando la voz del cantante principal se integró. La voz era rasposa y el ritmo de la música tranquila. Pero eso cambió cuando inició el coro, sorprendiendo a Tailime por el cambio de ritmo, haciendo reír bajito a Alek por su reacción. Tailime no pudo evitar reír también, olvidando el detalle de la vendedora de la tienda, mientras movía su cabeza al ritmo de la música.

Era un cambio agradable al tipo de música que ella escuchaba. Tai podía verse descargando esas canciones si el estilo del grupo era similar al de esa canción.

Cuando la canción hubo terminado, Alek presionó pausa para mirarla.

—¿Y bien?

—Es una sorpresa agradable —confesó Tailime antes de tomar otro trago a su refresco—. Había escuchado del grupo, pero nunca una de sus canciones. ¿Cómo se llama?

—¿La canción? Natural. ¿Quieres escuchar más? —preguntó Alek esperanzado.

Tailime asintió sin decir nada para dar otro sorbo de su refresco y mirar hacia la arena asoleada frente a las toallas, en espera de la nueva canción.

Alek apretó un botón para escuchar ahora el sonido de la guitarra de I Lived y la voz de Ryan Tedder, sonriendo cuando Tai ladeó la cabeza mientras escuchaba la letra de la canción.

Hope when you take that jump (Espero que cuando des ese salto)
You don't fear the fall (No tengas miedo de la caída)
Hope when the water rises (Espero que cuando el agua suba)
You built a wall (Hayas construido un muro)

Hope when the crowd screams out (Espero que cuando la multitude grite)
It's screaming your name (Grite tu nombre)
Hope if everybody runs (Espero que si todo el mundo corre)
You choose to stay (Tú elijas quedarte)

Fue entonces que Tai se acercó aún más hacia Alek. No parecía consciente de haberlo hecho, porque se llevó la mano al audífono para escuchar mejor la canción.

Hope that you fall in love (Espero que te enamores)
And it hurts so bad (Y te duela mucho)
The only way you can know (La única manera en que puedes saberlo)
You give it all you have (Es dando todo lo que tienes)

And I hope that you don't suffer (Y espero que no sufras)
But take the pain (Pero que tomes el dolor)

Tailime levantó la vista hacia el agua como si le hubieran dado una descarga eléctrica, anclando sus ojos en las olas.

Alek la miraba fascinado por las reacciones que lograba sacarle. Realmente parecía concentrada en la música y la letra, y Alek se preguntó qué clase de reacciones podía tener Tailime con la música meramente instrumental.

Tailime no volvió a tener otra reacción, solo perdió su vista en el mar sin parpadear y apenas respirando. Fue entonces que Alek notó que su cuerpo de nueva cuenta se había petrificado en su lugar y sus ojos cristalinos amenazaban con dejar caer lágrimas contenidas.

Antes de terminar la canción, una terminó escapando de sus orbes verdes. Solo fue una gota solitaria que rodó por su mejilla, sosteniéndose de su mandíbula y finalmente cayendo de su barbilla.

La canción terminó, y Alek volvió a poner pausa, sin aliento al ver esa reacción tan sincera y desconcertante.

—¿Estás bien? —susurró sin despegar sus ojos de la pelirroja.

Tailime se percató de que la canción había terminado, tomando un respiro hondo y recordando en donde estaba. Miró a su alrededor, encontrando los ojos azules de Alek. Al ver su expresión de preocupación, Tailime parpadeó un poco, percatándose de la humedad en sus ojos y limpiándose los restos de la lágrima furtiva con el dorso de la mano.

—Sí, lo siento. Estoy bien —Tailime sofocó una risa avergonzada.

Pero Alek no respondió nada, aún con la mirada fija en Tailime, estudiando sus facciones. Realmente era algo fascinante de ver. La chica más sencilla y complicada que en su vida había tenido la oportunidad de conocer.

Aunque no tuvo mucho tiempo más como para seguir su observación porque James se encontró a los pies de la toalla estirando una mano hacia Tailime.

—¿No piensas meterte a nadar?

Tai lo dudó un segundo, mirando de reojo a Alek que seguía concentrado en ella. Moviéndose un poco en su lugar, Tai se levantó de la toalla y comenzó a quitarse el short y la blusa, cohibida por la atención. Cuando quedó expuesta con el traje de baño, se abrazó a sí misma, esperando a que alguien dijera o hiciera algo.

—Wow.

Aunque Alek normalmente no coincidía con James en muchas cosas, esta ocasión ameritaba esa expresión.

Tailime llevaba puesto el mismo traje de baño que había visto en la tienda donde habían comprado el pareo y las toallas. Era una cosa por demás surreal verla con el modesto traje de baño que a la vez delineaba su figura en los lugares correctos, como los costados del traje descubiertos que dejaban ver su pequeña cintura, oculta siempre bajo ropa holgada.

—N-no es el traje de baño que suelo u-usar —Tailime confesó acariciando sus brazos, tartamudeando tal vez por el viento fresco o tal vez por ser de nuevo el centro de atención. Probablemente la última ya que sus mejillas se habían encendido de nuevo—. ¿No es extraño?

—¡Por supuesto que no! —James le ganó la palabra a Alek, haciendo que éste finalmente dejara de mirarla para fruncir el ceño ante el grito que pegó James, abriendo los brazos con una sonrisa encantadora—. ¡Diablos, Tailime! No entiendo porque no te gusta la ropa ceñida. De verdad luces como la agente Romanoff.

—¿Agente...?

Tailime soltó un gritillo de sorpresa que no le permitió continuar con la pregunta. James se agachó y la tomó por la cintura, cargándola sobre su hombro como un costal de papas. Tailime levantó la cabeza cuando James se incorporó, mirando sorprendida hacia Alek, como si quisiera que él le explicara qué era lo que estaba pasando.

Como si él tuviera una idea.

—Esto me convierte entonces en Hulk —comentó James con una sonrisa, girándose hacia Alek, que seguía atónito por el comportamiento de su compañero de equipo.

James había visto a Alek hablar con Tailime todo este tiempo, esperando que aclararan sus diferencias del pasado. Pero cuando terminó uno de los juegos de vóley, ambos estaban demasiado juntos para su agrado, así que James aprovechó la pausa del juego para intentar alejarlos un poco.

Alek parecía confundido por todo lo que estaba sucediendo. Aun así, James sonrió divertido cuando comenzó a notar el enfado en sus facciones. Por eso James lo miró desde arriba, levantando la nariz, consiguiendo un gruñido por parte de Alek. James aseguró con su brazo las piernas de Tailime para mantenerla en su sitio.

—El capitán puede ser Hawkeye —comentó James con fingida inocencia dando media vuelta, provocando que Tailime volviera a gritar por la sorpresa y James soltara una carcajada divertida corriendo hacia el agua, tanto por el grito como por la frustración y el ceño fruncido del capitán.

Alek entonces reaccionó, porque ese comentario estaba cargado de veneno.

Porque irónicamente había entendido esa referencia. Como Black Widow y Hawkeye tenían esa química en todas las películas donde la audiencia (y tenía que admitir, él también lo creía) daba por hecho que entre los dos personajes había algo más que amistad. Al menos una complicidad más profunda que la del resto de los personajes, y todos creían que terminarían juntos.

Pero no. Quien había terminado con Black Widow había sido nada más y nada menos que el musculoso de Hulk, todo a raíz de una tediosa escena que no tenía nada de romántica.

Un nuevo grito hizo que Alek rompiera su concentración, porque James había vuelto a agarrar a Tailime como si fuera una muñeca de trapo y la arrojó al agua. Tailime salió del agua con la boca abierta en busca de aire y su fleco terminó pegado al rostro, expulsando agua de sus labios. Como pudo se retiró el cabello de los ojos mientras James se carcajeaba todavía más.

Así que ese sería el juego que James planeaba jugar. Alek realmente no sabía del todo cuál sería el premio, porque como él dijo, no quería terminar con Tailime; aunque le gustara el hecho de que personas extrañas creyeran que podían estar juntos por alguna extraña razón.

Tal vez le parecía atractiva, pero sabía que jugar con la hermana de su mejor amigo era peligroso. Eso no quitaba el hecho de que Alek odiara declinar retos, y más si era de personas insoportables como James.

Así que se conformaría con evitar que James y Tailime terminaran enamorándose.

Alek se quitó el audífono del oído y guardó su teléfono y el de Tailime entre las toallas antes de levantarse sobre la arena y caminar hacia el agua.

Porque como ya dijo, él no se estaba enamorado de Tailime.

Les gustó la imagen del capítulo? Se me hizo tierna la parte del gatito aunque no salga en la historia jaja pero sería algo súper Tai, más adelante entenderán porqué. Este capítulo se puede acompañar con la canción de "I Lived" de OneRepublic para su mejor interpretación.

Les dije, estos tres capítulos (13, 14 y 15) son de mis fav, así que espero que los disfruten.

Y por si a alguien le interesa y a mi que me sobra tiempo, hice la playlist del iPod de Alek, por si quieren escuchar que tipo de música inspira a nuestro nadador estrella:

https://open.spotify.com/playlist/6XHeHaABXlMY969Cwsm7bP?si=6de03a0816dc4cd0&pt=a1cecf734f5791bf64550b5d8f1894b4

Ahora me iré fingiendo que no tengo idea de lo que sucederá en el próximo capítulo.

María Centeno

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