Sueños de Juventud (SDI #1)

By GCRosemary

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"Cuando un hombre ama a una mujer, su mente no puede estar en nada más." Kenneth siempre ha sido, desde muy... More

Sinopsis
Booktrailer oficial
Prefacio
Capítulo 1
Capítulo 2
Capitulo 3
Capítulo 4
Capitulo 5
Capitulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Capítulo 13
Capitulo 14
Capítulo 15
Capitulo 16
Capitulo 17
Capitulo 18
Capitulo 19
Capitulo 20
Capitulo 21
Capitulo 22
Capitulo 23
Capitulo 24.1
Capitulo 24.2
Epilogo

Capitulo 25 (Final)

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By GCRosemary

Estaba adolorido, con demasiado sueño. Tenía veinticuatro horas de no cerrar un ojo, aun me encontraba en la carretera buscando el camino que decía la tarjeta de Abril. No era muy lejos de mi casa, pero el cansancio podría jugarme una mala pasada, y no quería terminar de nuevo en la policía, o peor aún, en el hospital.

Tomé las vías más seguras para llegar a la pequeña ciudad, mi corazón latía con fuerza, y en realidad eso era lo que no me permitía dormirme, pues sentía que iba escuchándome a mí mismo, de cierto modo. Cuando por fin vi el letrero que indicaba que en la próxima salida se encontraba mi destino, mis piernas comenzaron a temblar; estaba a minutos de volver a ver a Abril.

¿Tal vez la niña estaría con ella? Ojala que no, no podría saber ni que decir ante esa situación. Necesitaba más cervezas, el efecto hace horas había bajado. Y mi cabeza de tanto pensamiento, quería explotar.

Por última vez, verifiqué la dirección.

Calle 76, 10a avenida, casa #2.

Suspiré al encontrarme frente la casa número dos, miré la hora, y apenas estaba amaneciendo. Era el momento justo, para salir de este auto y comenzar mi recorrido hacia mi verdad.

Llevaba conmigo solo lo necesario, no tenía un discurso planeado para decir. Deseaba con todo el corazón que con solo verla se arreglara todo, algo en mí, sabía que todo iba a salir bien; y esta vez no iba a cagarla por más que quisiera.

No estaba dispuesto a perderla, no una vez más. Sabía que mis decisiones habían destruido de nuevo un corazón que apenas estaba sanando, no era merecedor de nada, de hecho nunca lo fui. Me arrepentía tanto de todo, el karma si existía y lo estaba comprobando de la peor manera; necesitaba buscar mi camino con ella, quería amarla para toda la vida.

¿Quién decía que los hombres éramos una mierda en el amor? Tenía razón, pero también era verdad que cuando encontramos a nuestra alma gemela también nos entregamos, de una manera diferente a las mujeres, pero aun así lo hacíamos ciegamente. A veces, hacíamos cosas estúpidas, pero en realidad era el miedo de no aceptar nuestros sentimientos; más que todo el miedo a sentirnos vulnerables, y locos, por una mujer.

Llegando a la puerta, vi el timbre que estaba incrustado en la pared. Toqué una vez, esperando que saliera.

-¡Ya va!-gritó una voz femenina. No me había equivocado, Paty no me había engañado; ella estaba aquí y a unos pasos de verla.

Saqué el aire pesado de mis pechos, uno tras otro. Tratando de mantenerme sereno, y esperando verla.

Escuché quitar un pasador no sin antes ella preguntara quién era, ¿Qué decía?, con duda carraspeé antes de poder hablar-Soy yo, Kenneth-susurré pegando a la puerta.

Sentía el aire más denso, quizás era que se me dificultaba respirar y que Abril no dijera nada, no abonaba en nada. Volví a tocar un poco más fuerte, y me mantuve erguido viendo el lente en donde estaba seguro ella me estaba viendo.

«Bebé, déjame hablarte ¡por favor! Solo quiero verte, sentirte, necesito saber que estas bien. Fui un tonto, y lo sé...-Tomé una bocanada de aire, para tomar valor y seguir ahí frente a la puerta.

Estaba ya desesperado, ¿por qué siempre tenía que estar hablando con una puta puerta? Era doloroso saber que siempre lo estaba arruinando todo, estoy seguro que todas las paredes del mundo sabían lo pendejo que fui. No podía gritar si no lo estaría haciendo, pero era demasiado temprano para hacer una escena; además comprendía cuan lastimada estaba ella.

Volví a suplicar, esperando su lastima. No me importaba, si con eso ella me dejaría entrar; y tal vez perdonar.

-Fui todo lo que quieras decir de mí... Me arrepentí, quizás desde el momento en que te vi partir; pero me cegó la inseguridad del compromiso, me congeló una hija ¿A quién no? Pero-Ya no encontraba las palabras qué decir, me quede viendo al suelo buscando una ayuda en mi interior; tenía que hacer algo porque si no lo hacía, jamás sería el mismo-, te amo. Eres más que un pez en mi pecera-estaba delirando, ya ni siquiera estaba seguro si esto tendría alguna influencia en su corazón. En su perdón.

La puerta crujió, sabía que era al menos una señal que aun podía tener ese futuro con ambas. Abril, apareció con sus ojos enrojecidos y muchas lágrimas que caían al piso. -¿Por qué me haces esto?- Me preguntó con su voz seca-, dime, ¿te gusta verme sufrir?

¡Claro que no! Acaso ella no veía lo mucho que yo estoy sufriendo por ella.

Ella era todo para mí, era mi musa. Amaba toda ella, tanto sus cosas buenas como malas, amaba los perfectamente imperfecta que era, su manera de hablar, su manera de caminar, incluso el perreo si a ella le gustaba, lo vi pero actúe en base a mis miedos y ahora estaba ahí frente a ella.

Era mi otra mitad, la cómplice perfecta, una gran amiga, una sexy amante, una madre abnegada, y una gran ser humano. Estaba completamente hechizado, estaba trastornado sin ella.

-No digas eso, por favor-cerrando los ojos, me apoyé sobre mis rodillas y continúe: -Abril, aquí vengo a darte todo lo que soy. No tengo trabajo, ni un estudio, soy una carga para mis padres, incluso para la sociedad; pero te amo, y sé que es una locura todo esto, que no soy lo suficientemente bueno para ti, que te prometí no irme... y aun así lo hice. Te perdí, te maté; pero lo que tú sientes por mí, tiene la misma magnitud de lo que yo siento por ti.

» Esto sonará tonto, pero nuestro amor es como freezer, por más que lo matemos, por más que termine acabado y destrozado, siempre encontraremos la manera de volver a resucitarlo; porque a pesar de seis años, aun me piensas , incluso para odiarme.- Tomé una gran respiración, pues tenía que soltar todo por lo que había venido acá. Si permitía que Abril hablará de nada había valido todo eso-.No me apartes, ni de ti, ni de ella. Prometo amarte locamente, cada día de tu vida; desde ayer y para siempre. Te juro que no olvidaré que esto es amor, que eres lo único en mi vida que mi importa, y que siempre, siempre despertaré contigo hasta que seamos unos viejos con falta de apetito sexual.

»Dime, ¿Qué hago para no perderte? ¿Quieres que te pida perdón? Pues perdón, ¿quieres que me humille? Solo di algo, y lo haré.

Abril, sin mascullar una palabra. Me miraba como si fuese un asesino, sacaba su lengua y tragaba para reprimir su llanto.

Me quedé ahí, hincado, esperando una palabra; pero no fue así. Unos zapateos provenientes de adentro, se aproximaban, y agaché mi cabeza. Hasta que escuché una vocecita que gritaba eufórica «mamá, mamá».

Levanté mi cabeza, y ahí estaba. Los poros de mi piel, se abrían poco a poco; tenía a mi hija frente a mí. Una pequeña, con cabello negro y unos ojos marrones me miraba; aún con su pijama y una muñeca de trapo en sus manos. Frunció sus pequeños labios, y halo los pantaloncillos de Abril; ésta sin darse cuenta que la niña estaba frente a mí, brincó mientras la pequeña dijo: -¡Por qué me dejaste en la cama, mami!-Hizo un puchero, que luego fue opacado para dirigirse esta vez a mí-¿te caíste?

Tanto Abril como yo, estábamos perplejos. Ahora era yo, el que tenía lágrimas rodando por mis mejillas. La niña comenzó a caminar, Abril en un intento fallido de detenerla, y como si fuésemos conocidos de toda la vida, colocó una de sus manos sobre una lagrima y añadió -¿Te duele?-me preguntó con sinceridad, asentí porque era verdad. Todo esto me dolía demasiado. Kenia, volvió con Abril, y le ordenó- ¡Mamí, ponle una bandita!

Esta vez la pequeña, abrazó la pierna de Abril. Mientras chupaba su dedo pulgar, le sonríe a ambas, pues quería todo esto, me vi reflejado en mi padre, si huía me perdería cosas que solo con un hijo se podía vivir.

-Keni, ve adentro. Hay una leche en el refrigerador, yo llego en seguida-ordenó Abril, empujando a nuestra hija al interior de la casa.

Los dos observamos como la niña saltaba al interior del lugar, esa niña saltarina, yo era su papá. Con solo verla una vez, bastó para que se apoderara de mi corazón; no había necesidad de mentir, Kenia, era un ángel, era una parte de mí. El espíritu de mi niño se manifestaba en el corazón limpio de ella, y veía como la sensatez de Abril apaleaba mucho peso en su carácter.

Cuando de nuevo estábamos solos, sabía que era el turno que Abril hablara, o al menos eso esperaba. Ésta última, me pidió que me levantara, no había necesidad de estar más en el suelo. Suspiro y negando con su cabeza, se repetía a ella misma que todo era muy difícil «Debo hacer lo que me dicte el corazón» musitaba entre dientes. Tomé su mano, para entrelazarla con la mía. Su piel, tan fría y tersa; me hacía sentir seguro. Ella me hacía sentir en casa.

-Abril, dime algo; tú siempre has sido lo que he querido, eres mi vida, eres mi pasado, mi presente y quiero que seas mi futuro.

-No, Kenneth-inició con dolor en sus palabras-.Tengo todo claro, esta vez, no puedo negar que si quieres verla, lo hagas, no puedo negar que tú seas un padre, un amigo, o lo que quieras para ella. Si quieres tenerla a ella en su vida, bienvenido. Ella te necesita, pero yo, ya no; cuando me hiciste ver que no estabas preparado, lo entendí. Sabía que te pedía más de lo que alguna vez has dado, aunque lloré semanas de nuevo por ti, me di cuenta que esta vez todo era diferente, pues tenía a mi hija, y ella no me vería derrumbada.

» No quiero un vaivén en mi vida, no quiero esperar algo que sé que no lo harás, porque nunca cambiaras. Y por más que me digas que me amas, cuando venga un problema, tú te iras... Y por más que yo te amé, no quiero despertarme sin ti, sin saber que te fuiste por que no puedes con la presión. Dejándome a mí, y también a Kenia.

Comprendía su posición, pero no la miraba dolida; es más, su porte me mostraba lo fuerte que se había hecho, la admiraba aun más sabiendo que tenía razón, en todo, no quería dejarla pero, ¿y si era lo mejor? Ella tenía una vida, desde antes que yo volviera; Dios ¡Que haría mi padre!

-Yo-Las palabras se cortaron al ver cuánto dolor había causado, por mi ego, por mi afán de ser un hombre, ni siquiera me había dado cuenta, que no solo es lo que yo quiera, sino que hay una mujer frente a mí que merecía ser feliz; incluso acosta de mis prioridades.

-Kenneth, no puedo perdonarte, no quiero, y no lo haré.

-Lo sé, y no sabes cuan pendejo me siento ahora. -Todo estaba más claro que el agua, y comprendía el dicho «no sabes lo que tienes, hasta que lo ves perdido», era justo como lo veía. Perdido-.Yo, quisiera conocerla ¡De verdad!

-Primero debes estar seguro, debes estar consciente que no te iras de su lado, pues ella es como una flor, y no quiero hacerla sufrir.

Mordí mi lengua, reprimiendo mis lágrimas. Este era el precio que tenía que pagar, mi karma, mi consecuencia, mi maldición. Amar a la mujer, que alguna vez dejé. Porque así lo haría, iba pasar el resto de mi vida, intentando recuperarlas, probando ser mejor persona en cada acción, asumiendo mis errores, y empezar a reconstruir mí camina, fijando como meta a mi Abril, y a Kenia.

Mis princesas, mis primaveras, mi vida, mi muerte.

-Será como tú digas, Abril. Espero en los cielos que algún día llegues a perdonarme, y llegado ese momento nuestros corazones puedan volver a latir en unísono como esa noche, la noche que nos entregamos al único sentimiento que puede hacer que dos personas tan diferentes como nosotros dos se amen. Estaré aquí junto a ustedes, aunque no me quieras; comprendo que no es el tiempo aun, pero el destino me dijo que tú y yo terminaremos juntos.

La vi, y ello hizo lo mismo. Comencé a caminar de nuevo a mi auto; sabía que había perdido esta batalla, pero la guerra apenas empezaba, estaba listo, con cañones y voluntad para abalanzarme a lo incierto de esta vida.

-Siempre te amaré- exclamé ante la chica frente a mí, alce mi mirada y una princesa también se quedaba viendo por la ventana, con un gesto me despedí de ella; aunque ella no me conocía, lo haría pronto.

Ya había vivido este momento, en las películas, en el cual la chica salía corriendo detrás de mí, diciéndome que me amaba, y que me perdonaba; pero debí haber supuesto, Abril no era ese tipo de chicas, y nunca lo sería. He ahí por qué me tenía loco, loco de amor.

A veces simplemente, los sueños, son solo esos, sueños. Y a veces, muy pocas veces se hacían realidad; quizás así pasaba conmigo, mi sueños no se iban a cumplir, pues nunca fui del todo un soñador.

____________________________________________________

Falta el epilogo, y bueno se acabó.

Creo que todo en esta vida se paga, y como dice mi abuela con una cuarta más. Espero que les guste, cada que escribo es un desahogo en mis problemas personales, familiares, y matrimoniales xD.

He metido esta historia en los wattys, tal vez no es la mejor, tal vez no tenga los enormes vistos del mundo, tal vez ni siquiera entre, pero me vale jajaja, lo hice porque puedo, y bueno es gratis. Pero seria grandioso contar con su apoyo, en serio, gracias.

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