Negrilla en Cursiva: Onomatopeya.
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6:00 AM, Viernes.
~Uzi/Suzie's Pov~
—BEEP! BEEP! BEEP! —sonaba la alarma del despertardor en una mesa de noche
Una pequeña mano izquierda se extiende por fuera de la sábana para apagar la alarma.
—Uhg... Otra vez esa maldita alarma. —dije con cansancio.
Justo cuando estaba en la mejor parte de mi sueño, me despierto repentinamente por el sonido de mi alarma, pero ya no importa, ya estoy acostumbrada.
Procedo a asomar mi cabeza sobre la sábana a observar la nada con mis cabellos negros enmarañados con mechones violetas.
Mi nombre es Suzie Gates, tengo 16 años y todavia voy en quinto año de secundaria con más ganas de graduarme como nunca, si eso significa que ya no tendré necesidad de levantarme a estas horas de la madrugada, pero aún así, llegará el día en el que tendré que ir la universidad porque mi papá quiere que me convierta en Abogada- ¡Digo! Ingeniera Informática para que así "se me abran las puertas" y no tenga que ser una fracasada por el resto de mi vida y bla bla bla...
Una vez más me levanto teniendo estos pensamientos concientes sobre mi existencia que la verdad me aburren ¿Por qué será que en las mañanas es cuando más nos ponemos a pensar sobre nuestras vidas filosóficamente hablando? Todas estas ideas me aburren y lo que me dan son ganas de dormir otros 5 minutos más...
Así que me posiciono de lado cómodamente para volver a cerrar mis ojos y...
—¡BEEP BEEP BEEP! —vuelve a sonar la maldita alarma otra vez.
—«¡AHG! ¡QUE OBSTINACIÓN!» —pensé.
Procedo a sentarme en mi cama para tomar la alarma y desactivarla de una vez todas, de todos modos ya perdí el sueño y eso es frustrante.
Me desarropo y me levanto para ir al baño y empezar con mi rutina de todas las mañanas hasta estar completamente vestida frente al espejo con mi outfit estilo Punk y mi gorra de lana oscura favorita.
—«Que guapa te ves hoy, Suzie.» —me dije a mi misma. Es lo que me diría mi padre, Khan Gates, pensé. Y procedí a salir de mi cuarto con las tareas en mi bolso para bajar a desayunar, mi papá debe está esperándome.
—¡Buenos días, Suzie! ¡Qué guapa te ves hoy! —saludó mi padre al verme bajar el último tramo de las escaleras.
—Buenos días, pa'. —saludé de regreso y le dí un beso en la mejilla como en todas las mañanas.
—Hoy hice tostadas francesas con tocino, es pero que los disfrutes. —me dijo con una sonrisa mientras sostenía su taza de café.
—Hmm... —no me senté en la mesa, no tenía ganas de desayunar pesado en ese momento. —Gracias papá, me llevaré una. —dije aprensiva y tomando una tostada, me la pienso comer con mermelada de fresa y pedazos plátanos.
—Suzie, no deberías ayunar de esa manera, estás muy delgada y pequeña, deberías nutrirte más.
—Estoy bien, pa', de verdad que no tengo tanta hambre. —dije terminando de untar mermelada en la tostada y llevándomela a la boca para darle un mordisco. —¿Qu hay em la televishiom? —dije con la boca llena y alcanzando con mi otra mano al control remoto qué estaba en la mesa.
—¡NOTICIAS DE ÚLTIMA HORA! —se oyó la mujer del noticiero dando el anuncio, y fui directamente al sofá para sentarme a ver la tele mientras desayunaba. —¡Ha sucedido un robo en el banco de sangre del Hospital Saint Copper de Copperville! ¡Tememos que pueda tratarse de un grupo asaltante del Mercado Negro! Ahora pasamos al entrevistado del hospital.
—Suzie ¿Hisciste tu tarea? —preguntó papá, yo no me había terminado la tostada cuando me hizo la pregunta.
—¿Mm? —tenía la boca llena y tragué para desvíar mi mirada del televisor para mirar a mi papá a la cara y responderle cortézmente. —Sí papá, sí la hice, aunque la tarea no es para hoy, es para el lunes. —y volví a darme la vuelta para seguir viendo la tele y terminarme lo que quedaba de mi tostada.
—¿Tiene algo que decirnos sobre los acontecimientos de anoche? —preguntó un reportero a un guardia de seguridad en la tele.
—Sí, sí tengo algo que decir. No era humano, de eso estoy seguro, era demasiado rápido como para ser captados por las cámaras... —en la tele procedieron a pasar imágenes y videos de los asaltos pero eran borrosos, y habían imágenes de cómo había quedado el banco de sangre, habían manchas de sangre esparcida en en suelo, en las paredes y en los cristales del interior del banco, una escena del crimen bastante interesante a mi parecer. —Casi ni sentí su presencia cuando entró al edificio, tampoco podía ver su reflejo a través de los cristales; mi compañero intentó detenerlo pero el bandido lo noqueó de un golpe. Yo lo vi, sucedió en el otro extremo del pasillo pero fue demasiado rápido. Afortunadamente solo tuvo una ligera contusión pero no más de allí, no hubieron heridos, pero perdimos mucha sangre...
—Jejeje... —reí juguetonamente, me causó gracia ese último comentario.
"Perdimos mucha sangre" ¡HAHAHA! Que turbio, pero me encanta y sonreí a la tele con gusto.
—Suzie, sabes muy bien que la criminalidad no es un chiste.
—Ay papá, tranquilo... —giré a verle la cara de nuevo, parecía serio, pero no perdí mi humor. —...solo es un poco de sarcasmo, nada más... —en ese momento me percaté del reloj que estaba detrás, sobre la cabeza de papá y quedaban 25 minutos para marcar las 7 en punto. —¡OH MIERDA! ¡EL BUS! —me levanté corriendo a gran velocidad hacia la puerta de salida de la cocina. —¡LO SIENTO, PAPÁ! ¡TENGO QUE IRME! ¡CHAU! —grité cruzando el pasillo.
—¡Está bien Suzie! ¡Cuídate mucho! ¡Te quiero! ¡Nunca lo olvides!
Salí de mi casa y corrí a gran velocidad hacia la parada de autobús bus más cercana, y había llegado a tiempo porque por poco me cerraban las puertas en la cara, pero afortunadamente logré abrirme paso entre el gentío para sostenerme de un barandal y revisar mi teléfono mientras iba camino al instituto ,obligatorio.
* * *
10:01 AM
—«Uuhg... La escuela es tan aburrida.» —pensé.
Me encontraba en el laboratorio de la escuela, vestía una bata blanca como los demás alumnos, estaba sentada, sola, en un pupitre para parejas apoyando mi mejilla sobre mi mano en la mesa, era la hora de las clases de química y todos estaban formando parejas para la clase, menos yo.
—Suzie ¿Y tu pareja? —preguntó la profesora.
—No tengo, maestra, se fue con otra persona. —respondí con desgano. —¿Puedo trabajar sola?
—No, en química es necesario que trabajes con un compañero para evitar posibles accidentes.
—Seh seh. —asentí ante la explicación de la maestra, pero me daba igual lo que me dijera.
La profesora fue a hablar con mis compañeros de clase, mientra qué yo me quedé mirando a la nada, pensando "Gracias a Dios era viernes" y no tenía que ir mañana a la escuela.
—Suzie. —la maestra me llamó la atención.
—¿Sí? —en seguida me enderecé para atenderla.
—Ya te encontré una pareja.
—Oh, estupendo. —dije sarcásticamente. —¿Y quién es? —pregunté.
Giré a ver a mi izquierda.
—Hola. —mi compañero saludó amablemente.
Era Thad, un chico de ojos verdes, cabello corto y castaño pálido que llevaba puesta una gorra al revés, él era el chico más popular de la clase, cosa que me sorprendió, ya que no esperaba que alguien como él tuviera el valor de acercarse a mí.
—Oh... tú... hola. —saludé, con ALGO de ánimo pero principalmente con confusión...
—Él será tu compañero el día de hoy, y si se llevan bien, quizás sea tu compañero de química por el resto del semestre.
—Hurra... Un compañero. —dije forzadamente.
—Bueno, todos guarden silencio, la clase está por empezar... —mencionó la profesora cuando se marchó.
Thad se sentó a mi izquierda y yo guardé silencio, no tenía ganas de iniciar una conversación, por lo que me puse a juguetear con mi lápiz.
—¿Prefierías trabajar sola, verdad? —preguntó amablemente mi compañero.
Me giré para poder verlo mejor, por la pregunta que me lanzó, parece respetar mi introversión.
—Seh. —respondí con indiferencia. —Vienen y van como palomas. —dije mientras seguía jugueteando con el lápiz.
—Je je. —rió. —Oye ¿Y a ti te gusta la Química? —preguntó.
—Hm, no realmente, me da igual la verdad, pero la materia que más disfruto es Literatura.
—Oh ¿Así que te gustan las letras?
—Seh, me gusta la Literatura porque puedo aprender cosas mucho más interesantes tengo más libertad para expresarme, no como en otras materias donde te quitan puntos si no haces exactamente lo que te dicen al pie de la letra.
—Hm... Tiene sentido lo que dices, me gusta tu manera de pensar.
—¿De verdad? —me sorprendí. —Ah, bueno, no es para tanto... —me sonrojé un poco y me acomodé un mechón de cabello. —¿Y a ti se te dan bien los deportes, no? —pregunté, él es de las pocas personas que de verdad se han interesado en querer hablar conmigo y eso me hace sentir que por fin estoy siendo comprendida.
—Pues sip, no se me dan mal los deportes, aunque no es algo a lo que quisiera dedicarme a largo plazo ¿Sabes?
—¡Oh sí! La universidad. —lo capté en seguida. —Yo aún no decido a qué carrera dedicarme. ¿Puedes creerlo? Mi papá quiere que sea ingeniera como él.
—Sip, te entiendo completamente, es lo que me ocurre con los deportes, de hecho.
—Oh... No tenía idea, lo siento. —en ese momento me saqué de onda.
—No te preocupes, sólo nos estamos conociendo. —dijo sonriendo sin perder el tono amigable en su voz.
Nos llevamos bien y seguimos conversando en clase, la maestra de química permitía que los compañeros emparejados conversaran entre sí para que tuvieramos una buena comunicación al realizar los experimentos.
Todo iba de maravilla en la clase, Thad tuvo la suficiente confianza para indicarme las instrucciones para que así yo realizara el experimento con mis manos ¡Y con la protección necesaria, claro!
—¡CUIDADO! ¡Lo vas a romper! —gritó una voz chillona detrás de mí.
—¡Ohg! —me tambaleé y derramé un poco del químico en la mesa.
Todo iba bien hasta que empecé a oír una voces detrás de mí que me desconcentraban y provocaba que volteara a ver.
Era la rubia Lizzy y era quién le daba las instrucciones las instrucciones a su compañera.
—¡Ups! Lo siento. —se diculpó en tono burlón. -No me dirigía a ti, rara, me dirigía a mi compañera.
Giré mi cabeza al otro lado para ver a su compañera, era Doll, mi prima, una chica rusa de cabellos morados más largos que los míos y ojos ambár, ella solía ser con quien yo solía ser muy unida con ella hasta que mi madre murió, desde entonces se junta con esa rubia engreída.
Doll solo asintió con al cabeza al verme, ella tenía las manos ocupadas.
—Suzie, concéntrate. —Thad se dirigió a mi y giré a verlo. —Solo guíate por mi voz, no sigas a las demás.
—Hmm... —gruñí con los labios cerrados dirigiendomi mirada a las compañeras de atrás y volví mi cabeza a la mesa.
No podía concentrarme con estos estorboso lentes, así que decidí quitármelos para ver mejor.
—Ten cuidado Suzie, no usar los lentes especiales en química puede ser peligroso. —me advirtió Thad.
—Lo sé, pero solo será un momento, necesito ver mejor para poder concentrarme.
Entonces con cuidado y con la ayuda de unas pinzas vertí el químico junto al otro tal como Thad me habiá indicado.
—¡Ah! ¡El mío está tomando un color muy raro! —gritó una chica desde la mesa a mi izquierda.
—¿Qué? —paré lo que estaba haciendo y volteé a ver.
—¡Suzie, la reacción! —gritó Thad.
Sin darme cuenta, mi mezcla hizo una micro explosión que salpicó haciendo que una gotita cayera cerca en mi ojo derecho, quemándome en el momento.
—¡AHHHHHG! ¡MI OJO! ¡QUEMAA! —grité del dolor y me tapé el ojo con la mano de inmediato.
—Oh no... —la profesora se enteró de la situación. —¡Suzie, ve a la enfermería AHORA! —gritó la profesora a lo lejos, me levanté de mi asiento y corri a a la puerta.
Podía oír algunas risitas de mis compañeros riéndose de mí. Pero todo lo que hice fue correr por los pasillos.
* * *
Me encontraba sentada en la sala de espera de la enfermería, ya me habían atendido y me pusieron un gel calmante en el párpado y unas vendas.
De acuerdo a la enfermera, gracias a dios había parpadeado justo en el momento en el que me salpicó, porque sino, hubiera perdido la vista en mi ojo derecho.
Creo que a partir de ahora debo aprender a controlar más mis impulsos y concentrarme más en mis propios asuntos,
—Luego nos vemos, sí... —oí una voz familar provemiente de la entrada de la enfermería.
Era Thad que había llegado a visitarme.
—No tenías que molestarte en venir. —dije.
—Tenía que asegurarme de que no te hubiera pasado nada grave. —se sentó al lado mío pero guardando una leve distancia.
—Seh, solo fue una quemada en el párpado, nada más. Debí escucharte con lo de los lentes, así esto no hubiera sucedido.
—Me alegra que te encuentres bien. Quería decirte que la profesora decidió cancelar el experimento después de lo que sucedió y ahora, como tarea investigar químicos que irritan los ojos.
—Uuhg... Que vergüenza. -dije tapándome la cara apenada, lo que hice fue muy estúpido.
—Perdona, no quería decirlo con mala intención. -se disculpaba, trataba se ser comprensivo.
—Hum... Creo que tengo que irme. —me levanté del asiento. —La enfermera me dijo que podía irme a casa a guardar reposo.
—¡Oh espera! Si quieres podríamos compartir nuestros correos y número* para mandarnos tareas ¿Que dices?
—
Hmm... no gracias, está bien así ya me las resolveré, en otro momento quizás. Hasta la próxima semana.
—Sí, hasta la próxima.
¡QUÉ HORROR! Y pensar que una vez más fui el centro de atención en clase.
—¡Vrrr...! ¡Vrrr...! —oía una vibración proveniente de mi bolso.
Lo abrí y saqué mi Nokia 3710 fucsia que decia "Papá" en la tapa y lo abrí para atender. Me pregunto con qué vendrá esta vez.
—¿Aló, papá? —conversaba mientra caminaba por los pasillos.
—Suzie, me han llamado de emergencia y me necesitan en el trabajo. —yo lo suponía.
—¿Otra vez de te vas a ir y me dejarás la casa sola? —pregunté con un todo indiferente, ya van varias veces que se va desde que inició el año.
—Mi vida, quiero que sepas que pongo al trabajo primero para que puedas ir al la escuela y tengas que comer.
—Seh, y te lo agradezco mucho, papá. —dije irónicamente.
—Prometo que la semana que viene tendré más tiempo para ti.
—Espera ¡¿Me dejarás la casa sola por 1 semana?!
—Solo serán 7 días, te dejé mi tarjeta de crédito para que vayas a comprar lo que creas necesario para alimentarte ¿Está bien?
—Seh, gracias papá, te amo, hasta luego, adiós. —y colgué.
No puedo creer que le importe tanto que esté dispuesto a dejar a su hija sola en casa, pero yo no tengo nada que temer, he estado entrenando muy duro en mis clases de Karate por la tarde ¡Ahora soy Cinta Morada! Más bien deben aquellos que se me quieran acercar a mi quiénes me tienen que temer ¡Mwahahaha!
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Gracias por leer :D