Nayeon seguía intentando que la pequeña entrará en confianza, pero sus intentos eran en vano, el ambiente en la cafetería seguía siendo el mismo.
Jinsol no había pronunciado una sola palabra ni siquiera cuando le pregunto que se le apetecía para desayunar, la niña de grandes ojos simplemente la miró fijamente para luego alzar sus hombros al aire dándole a entender que no tenía idea.
El viaje en auto tampoco había sido diferente, la niña simplemente se sentó en el asiento trasero en silencio con la ayuda de Nayeon y se colocó el cinturón, el resto del camino solo se dedicó a mirar por la ventana.
Nayeon suspiro casi frustrada, si debía ser sincera jamás había tratado con niños, ni siquiera tenía sobrinos y no tenía la menor idea de cómo tratar con ellos.
La chica llevó su mano a su cabello y lo llevó hacia atrás con una de sus manos mientras respiraba y se daba tiempo de pensar en qué hacer.
Una joven de cabello castaño y una enorme sonrisa se acercó a ellas con una pequeña libreta en su mano.
—Buenos días, bienvenidas a iHop —dijo con voz alegre— ¿Están listas para ordenar?
Nayeon miró de reojo a Jinsol que ni siquiera había tocado el mantel infantil que le habían dado apenas entraron junto a unos crayones para que jugara.
—Un café negro, por favor y un menú infantil para ella.
—Pequeña ¿quieres Waffles o Pancakes —preguntó la joven inclinándose hacia Jinsol que la miró detenidamente.
—Waffles —dijo al final sintiéndose casi acorralada para responder.
—Perfecto, ese viene con jugo de manzana y frutas picadas ¿estás bien con eso?
La niña asintió y la joven se fue sin más, Nayeon respiro una vez más y se dio ánimos para hablar, si todo era cierto la pequeña que tenía enfrente era una parte de ella, era su hija.
Pero ¿que preguntarle a una niña que jamás había visto en su vida y que ahora debía ser lo más importante que alguien tiene?
—¿Te gustan los Waffles? —preguntó al fin, pero lo único que recibió a cambio fue un levantamiento de hombros sin interés alguno, Nayeon sabía que aquella pequeña estaba lastimada emocionalmente y no la culpaba por ello, no tener a tu madre al lado y comenzar a vivir con extraños a cada momento no debía ser la mejor sensación— ¿Sabes? A Jeongyeon le gustan más los Pancakes con pequeños trozos sobre ellos —Eso fue el detonante que necesito la pequeña para que en sus ojos se reflejará una chispa de interés y prestara verdadera atención.
—¿De verdad conoces a mamá? —preguntó.
—Sí —respondió Nayeon al tiempo que asentía con la cabeza encantada de hacer que la pequeña hablase.
—¿Por qué jamás te había visto? —cuestionó la niña confundida.
—Bueno… A veces los adultos no hacen las cosas bien y eso trae consecuencias —dijo suave— Creo que eso fue lo que sucedió entre Jeongyeon y yo.
La niña la miró unos segundos más y luego simplemente se quedó en silencio. La camarera llegó con los platos a la mesa y luego se marchó diciendo que si necesitaban algo no duden en llamarla.
—¿Sucede algo? —preguntó llevándose la taza de café a los labios para tomar un trago, la niña solo negó con la cabeza— ¿Acaso no piensas comer?
—No quiero —dijo la niña encaprichada
Nayeon estaba acostumbrada a negociar y a hacer tratos muy a menudo, pero esto era diferente, sin embargo, ninguna hija suya iba a salirse con la suya con caprichos o huelgas de hambre.
¿Acaso había dicho hija? Al final había la posibilidad de que lo sea y de ser así no tenía problema alguno con ello, aunque aún no había digerido bien la noticia estaba un poco feliz en el fondo, esa pequeña era suya, parte de ella y de Jeongyeon.
—Si no quieres comer está bien —dijo tranquila como si no importara— No lo hagas, pero entonces no te daré la sorpresa que tengo para ti.
La niña abrió sus enormes ojos sorprendida.
—¿Qué sorpresa?.
—Es sorpresa —refutó— No puedo decírtelo.
—¿Vas a llevarme a ver a mamá ? —preguntó esperanzada lo que hizo encoger el corazón de Nayeon, Jinsol de verdad debía estarla pasando mal sin ver a su madre.
—No sé si puedas visitarla en el lugar que está, no es un lugar para niños —dijo suavemente.
—Ya he estado en el hospital —respondió cruzándose de brazos— Ya sé que ella está ahí y sé que está dormida y no puede despertar aun.
—¿De verdad quieres ir a verla? —La niña asintió enérgicamente— Está bien, pero antes debo hablar con varias personas para ver si puedes ir y también necesito la dirección del lugar.
—No me llevaras ¿cierto? —preguntó desanimada Jinsol.
—Prometo que lo haré —dijo sin estar segura.
—Mamá dice que las promesas no se rompen —dijo la niña entrecerrando los ojos— Así que no me puedes mentir, ni cruzar tus dedos detrás de tu espalda porque no vale.
Nayeon río ante la actitud de la pequeña y levantó ambas manos al aire demostrándole que hablaba enserio.
Para su sorpresa Jinsol se levantó de su silla y se colocó a su lado, Nayeon hizo hacia atrás su silla para ponerse frente a ella y antes de siquiera darse cuenta tenía aquellos pequeños brazos abrazándola y su pequeña cabeza recostada sobre su pecho
—Muchas gracias, señora Nayeon —dijo suavemente
Una extraña sensación de nostalgia y alegría envolvió a Nayeon haciendo que le devolviera el abrazo a Jinsol, sintió que sus ojos picaban ligeramente como si las lágrimas se estuvieran peleando por salir, tomó una gran bocanada de aire y se calmó, era mucho por un día.
La pequeña se alejó de ella y enseguida devoró sus Waffles casi atragantándose en el proceso, Nayeon se reía al ver a la pequeña comer, al final si tenía mucha hambre, pero simplemente estaba tan encaprichada que prefería no comer.
Nayeon pensó que después de eso Jinsol cambiaría de actitud y tendría más confianza con ella, pero no fue así, la pequeña por momentos volvía a encerrarse en su mundo y a quedarse callada por largos periodos.
Pasaron el resto del día comprando cosas básicas que la niña necesitaría; ropa, zapatos, artículos personales y un divertido cepillo de dientes que tenía una pegajosa canción que sonaba cada vez que lo usaban.
Cuando compraban la ropa casi volvieron un caos el lugar, Nayeon no sabía qué elegir para Jinsol y esta simplemente daba vueltas por el lugar sin dejarse probar nada, al final una de las dependientas ayudó a Nayeon a elegir la ropa y la talla de la pequeña que para sus cinco años ya usaba la talla seis y al parecer pronto sería una más.
—¿Te gustó la ropa que compramos? —preguntó Nayeon mientras se llevaba una cucharada de yogurt helado a la boca.
—Sí —dijo alegre con su cara embarrada de blanco por el yogurt— Gracias.
—No es nada —dijo Nayeon sonriéndole— ¿Quieres que vayamos a casa así tomas un baño?
—Está bien —respondió la pequeña— Pero antes quiero preguntar algo.
—Adelante —dijo Nayeon dejando la cuchara dentro del vaso de cartón color rosado para prestarle toda su atención— Pregunta lo que quieras.
—¿Cómo conociste a mamá?
Olas, les actualice pronto por petición de mi editor y pq el cap 1 ya paso los 10 votos, así que aquí tienen.
Espero lo hayan disfrutado y le den mcho amor.
C cuidan, tomen awita y coman bien, besitos:3
(Me avisan cualquier error, chauu)