-Extrañaba esto- dijo Draco recostándose en las piernas de Leash
-¿Molestarme?- preguntó ella bromeando, pero empezó a acariciar el cabello de él, y Draco cerró los ojos
-Esto- dijo de nuevo- Tú y yo, solos-aclaró- Siento que sólo te veo en las comidas y en algunas clases- dijo abriendo los ojos de nuevo, encontrándose con el bello rostro de ella.
-Eso es tu culpa- dijo Leash- Tú fuiste el que dejó de venir a mi cuarto- lo dijo bromeando pero era algo que en realidad le había dolido a ella.
Draco volvió a cerrar los ojos para evitar verla, aún no habían hablado sobre qué es lo que harían si la guerra se desataba, Draco había evitado tener esa conversación y no era como que Leash tuviera una respuesta para él, por lo cual ella también lo evitaba.
Pero evitar este tema era lo que los estaba apartando y en cierta forma, afectando su relación.
-He estado ocupado- mintió- He estado ayudando a Astoria con sus asignaturas de pociones-admitió
Leash sintió una punzada en el pecho, el año pasado él le había explicado aquella situación y le había asegurado que no tenía nada de qué preocuparse, pero Leash aún sentía cierta inseguridad cerca de ella.
Astoria era preciosa, amigable, linda, carismática y sobre todo, podría tener algo normal con Draco, algo que no los sentenciaba a los dos. Leash siempre sintió que Draco podría espantarse y huir, buscando algo más seguro, temía que ese momento estuviera llegando.
Pero Leash conocía a Astoria, era una gran chica, le agradaba, le caía bien, así que no tenía por qué desconfiar de ella o de él.
-Me sorprende que sigas vivo, creí que Daphne odiaba que le hablaras- dijo siguiendo acariciando su cabello
-Se está haciendo suave- se burló Draco- No, todo está bien, sólo la estoy ayudando- aseguró él
-Yo sé- contestó Leash, se dobló hacia adelante para darle un beso en la frente a su novio y él no pudo evitar sonreír- No tienes que explicarme nada, confió en ti- le susurró ella y por unos segundos la sonrisa de Draco tembló, pero se recuperó al instante.
Estaban en el pasto de uno de los patios de la escuela, habían acabado sus clases y tan sólo estaban tomando el sol, Draco acostado en ella, y Leash acariciando y observando su rostro.
Neville cayó al lado de Leash, haciéndola desbalancear y que Draco cayera al piso.
-Un momento de paz con mi novia, es todo lo que pido- dijo Draco tapándose la cara, frustrado
-¿Qué pasó Neville?- preguntó Leash empujándolo de regreso
-Vine a buscarte, debemos....- pero se detuvo al ver la mirada de Draco
Leash y Draco sabían a qué se refería Neville, debían ir a entrenar con el ejército, Draco sabía hasta donde entrenaban, Umbridge los estaba buscando pero por supuesto que nunca daría la ubicación, pero seguía sin apoyar la decisión de Leash. Por lo cual, el ambiente se torno muy tenso en cuando Neville lo mencionó.
-Oh- dijo Leash, iba a levantarse pero una idea le llegó a la cabeza-¿Quieres venir?- le preguntó Leash
-¿Qué?- preguntó Draco confundido, sentándose
-¿Quieres venir?- le preguntó de nuevo
Draco observó a Neville y él se encogió de hombros, igual de confundido que él
-Mmm, no soy parte de su pequeño grupo- dijo Draco sin entender
-No importa, puedes venir hoy y si te gusta, puedes quedarte o no asistir de nuevo- se encogió de hombros, se levantó del pasto y se limpio los restos de pasto en sus pantalones
-No creo que nadie me quiera allá- se burló
-Yo te quiero ahí- dijo con una sonrisa, Draco se quedó unos segundos viéndola, intentando descifrar qué debía hacer.
La extrañaba, la extrañaba demasiado y así que era su culpa por que él era quien se había apartado, pero al mismo tiempo, no quería sumergirse en este lado de la historia, por que se negaba a participar en cualquier lado de esta pelea.
-Sé que no quieres ser parte de esto- lo interrumpió Leash de sus pensamientos- Pero a todos nos hace bien aprender una que otra cosa- sonrió, intentando convencerlo
Draco le sonrió de regreso y se levantó del pasto y se dirigió a ambos.
-Seguro-se encogió de hombros
Leash lo tomó de la mano emocionado y Neville los dirigió hasta el lugar.
-¿Qué están esperando?- preguntó Leash en cuanto entro al cuarto
Todos empezaron a llamarla y saludarla con sonrisas, era más que obvio que todos la querían y admiraban ahí, pero las celebraciones se detuvieron cuando lo vieron a él.
Draco quiso ignorarlos, observando el cuarto en el que se encontraban, estaba cubierto de espejos en casi todas las paredes, tenía pequeñas secciones con tapetes de espuma , donde suponía que hacían combate físico, mientras que otros lugares se veían maniquíes para entrenar.
-¿Hay algún problema?- preguntó Leash al ver que todo veían a Draco con desconfianza
Nadie dijo nada y todos continuaron con lo que estaban haciendo anteriormente, Leash le sonrió a su novio y él no pudo evitar sonreír de regresó, le encantaba verla tomar el control del cuarto.
-¿De qué me perdí?- preguntó Leash acercándose a Harry que estaba en frente de un grupo de chicos
Harry sonrió al escuchar su voz y saludó con un gesto de mano a Draco, el cual se sorprendió por la hospitalidad, pero saludó de regreso.
-Estoy intentando enseñarles el Patronus pero no se como describirlo-dijo Harry
Leash se quedó en silencio, unos segundos, pensando. Draco no sabía si tenía que quedarse a un lado observando o tenía que participar en algún punto.
Leash sacó su varita y empezó a darle vueltas en sus dedos, todos quedaron hipnotizados con el movimiento mientras esperaban que dijera algo.
-El Patronus es un hechizo complicado- admitió ella, no tenía por que mentirles- No todos podrán hacerlo a la primera, pero están invitados a intentar- le sonrió y algunos rieron- Lo que tienen que saber, es que es un hechizo de poder, entre más poderosa la energía, más poderoso será el hechizo- dijo explicando la metodología del hechizo
Draco estaba viendo otra visión de Leash que no había tenido la oportunidad de ver de ella, era una profesional explicando, logrando que cada par de ojos estuvieran en ella y escucharan cada sonido que salía de su boca. Era más que obvio que tenía experiencia entrenando gente, pero también se veía que estaba intentando ser amable.
-El Patronus se activa con una memoria feliz y no me refiero a cualquier momento de alegría- aclaró ella- Me refiero a aquel momento cuando se sintieron plenos, cuando vieron a su alrededor y todo se sentía correcto, cuando su corazón latía como loco y su mente estaba a mil por hora- explicó con entusiasmo
-Cuando tengan ese recuerdo, sólo tienen que decir...- se volteó para darles la espalda y Draco pudo ver su rostro y sintió como se quedaba sin aliento al notar lo feliz que se veía- Expecto Patronus- dijo en voz alta, señalando su varita en el aire.
De ella, salió como un espiral desde la punta de su varita, una luz azul mística, con tonos plateados y blancos y delgada, como si fuera humo. El ave empezó a formarse enfrente de todos, extendió sus alas y tomó vuelo alrededor de todo el cuarto, todos detuvieron lo que estaban haciendo para observar aquella ave dar vueltas por el lugar.
Leash observó la luz del ave con una sonrisa que era difícil de explicar, su rostro daba a decir todo lo que su boca no podía.
-Un fénix- dijo Draco observando su Patronus con una sonrisa- Eso es tan tú- rió él, no sabía qué era lo que estaba esperando pero el ave fénix era la perfecta definición de Leash.
-Fénix...- dijo Harry desde atrás, y entonces, la realización cayó en él- ¡La orden del fénix!- dijo Harry en voz alta y todos lo voltearon a ver confundido.
-¡Tú la fundaste, es por eso que te conocen!- dijo sin pensar en el lugar en el que estaba-¡Por eso Sirius te conoce!- continuó
Al escuchar aquel nombre, Leash se dejó de mover, su patronus tembló unos segundos, la luz disminuyendo lentamente.
-Harry...- dijo Neville intentando interrumpirlo, pero Harry no estaba escuchando
-¡Por eso te estaba buscando! Pero aún no entiendo por qué nunca hablaste de ello, pero es cierto ¿No?- preguntó sin darse cuenta de lo asustada que Leash se veía.
-Harry...- volvió a decir Neville, acercándose a él ahora
-Espera- se detuvo Harry- ¡Conociste a mis padres! ¡A Lupin y Sirius! ¿Cierto?- preguntó con esperanzas, demasiado sumergido para darse cuenta de lo que estaba pasando
-¡Harry!- gritó Neville finalmente y sólo en ese momento, Harry salió de su trance.
El ave fénix de Leash se había evaporado en una luz negra, Leash estaba temblando y no podía moverse, sus ojos mirando a Harry con pánico. Le costó recuperar su respiración, observó alrededor con miedo, notando que todos habían escuchado y la veían esperando respuestas.
Leash se dio la vuelta para encontrarse a la persona de la que más tenía miedo que hubiera escuchado, Draco la miraba preocupado, pero más que nada, confundido, no entendía por qué ella había reaccionado tan mal.
Leash pasó a su lado y salió corriendo hacia la puerta, dejando el cuarto en silencio.
A Leash le costaba respirar, sentía que la cabeza le daba vueltas, su pecho se estaba comprimiendo, las manos le temblaban y la vista se le estaba nublando.
Leash tenía muchos secretos, había pasado por mucho durante todos los años de tu vida, pero tenía un secreto en específico, que no quería revivir, que quería mantener entre las personas que estuvieron, y justo por ello fue que se alejó de ellos.
Esperaba poder seguir su vida, actuando como si, aquello pasó, pero jamás volvería a salir a la luz, pero había sido descuidada, y ahora todos tenían una idea de lo que había pasado hace 14 años.
Se detuvo a la mitad del pasillo, dándose cuenta que no sabía a donde estaba hiendo, se dejó respirar unos segundos, no podía dejar que las emociones le ganarán, era más fuerte que eso, tenía que relajarse y egresar.
Pero otra día vino a su mente, era algo absurdo, no saldría bien y estaba aterrada de hacerlo, pero es algo que tenía que enfrentar y qué mejor momento que ahora.
Se dio la vuelta y empezó a correr en dirección contraria a donde estaba caminando, sabía por un hecho que Albus no estaba en su oficina, y aunque lo estuviera, no podía hacer nada para detenerla. Cuando Leash entró a la oficina, dudó de lo que iba a hacer, pero ya había llegado hasta ahí, debía hacerlo.
Tomó los polvos que estaban en una copa al lado de la chimenea y después de entrar en ella, cerró los ojos y exclamó.
-Número 12 de Grimmauld Place- y los polvos flu la sacaron de Hogwarts