El Mismo Cielo (Yoonmin)

By Marfeopy

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¿Quién es el chico del tren? ¿Jimin tendrá la oportunidad de volver a encontrarse con él? Emociones intensas... More

INICIO
Cuando te vi
Quien eres
Bienvenida
¿A quien buscas?
Tan cerca y tan lejos
Pagando mi deuda
Mío
Cálidamente avergonzado
La amistad de Hoseok
Un pequeño espía
Por alguna razón
Porque lo defiendes
Una cita
Conversación amena
Pesadillas
No te atrevas
La amargura del corazón
El secreto de JungKook
Un obsequio
Hyung
Servil y elegante
El sonrojo de Suga
A tu lado
Una locura maravillosa
Nuevos problemas
Misteriosa identidad
¿Malas decisiones?
El beso de un desconocido
Doloroso desconsuelo
Taehyung no es ningún tonto
Corazones resentidos
Hyung, déjame explicarte
Dime ¿Es por él?
Razones
Tu verdadera cara
Suficiente, no más
En medio de la discusión
El cumpleaños de Chanyeol
¿De quién es la orden?
Los celos de Jimin
Desmayo repentino
¿Puedes oír lo que siento?
¡Un demente ha entrado a la casa!
Otra oportunidad
Haciendo Kinchi
A escondidas
Escápate conmigo
Suave y tierno
Rompiendo promesas
Inesperado
Despedida
Deseando escuchar tu voz

Sorpresa

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By Marfeopy

Sorpresa

Jimin vio a su autobús alejarse entre la continua línea de la carretera. Y con su partida, también se despidieron los horribles temores que hace dos horas habían surgido en su interior. Era increíble que no había sucedido nada, y eso era gracias a...

—¿Te quedarás ahí parado?

Jimin volvió su mirada. La noche era fría y el viento suave golpeaba contra su rostro. Era tan fresco que si abría la boca la calidez y la humedad de su respiración sin duda sería congelado por el aire. Y lo hizo. Jimin abrió ligeramente los labios y soltó un tembloroso suspiro, porque ver a Suga a ciertos pasos de distancia, esperando por él en aquella oscura y solitaria esquina, era motivo suficiente para hacerlo.

Se quedó estático, grabando esa imagen para siempre en su mente y en su corazón.

Tenía un fuerte nudo en la garganta. Hace unos momentos se había sentido tan lleno de miedo, ahora, solo podía sentirse conmovido, y es que su corazón se había vuelto sensible ante el hecho de que por primera vez alguien habia estado ahí a su lado para entenderlo y aliviar sus temores.

Miró hacía otro lado. Usó las mangas para rasgar sus pequeños ojos que habían brillado un poco por la soledad.

—Entonces ¿Vienes o no?

—¡Si! —gritó Jimin, y corrió al lado Suga rápidamente.

Los faros de luz iluminaban las calles. Ambos chicos empezaron a avanzar. Suga miró con disgustó los alrededores. Se contemplaban casas tradicionales muy antiguas, con muros y puertas desgarradas, el aspecto de todo era muy descuidado y viejo. Entonces pregunto.

—¿Vienes desde aquí a la escuela? ¿No está demasiado lejos?

Jimin se sintió avergonzado un poco por el aspecto de su barrio. —Si, es un poco complicado, pero puedo llegar a tiempo si es que madrugo muy temprano.

Suga frunció las cejas. —¿Quieres decir que madrugas todos los días?

—Desde las tres de la mañana. —Jimin sonrió y soltó una risa suave al ver la expresión del pelinegro hacer una mueca horrorizada por la información.

—¿De verdad tienes que despertar a esa hora?

—Si quiero que me alcance el tiempo, sí. Aunque hay ocasiones en las que puedo darme el lujo de despertar un poco más tarde. Por ejemplo, los días en los no me toca repartir la leche o despachar los muñecos que hace mi abuela para la señora Yeongi.

—¿Trabajas por las mañanas?

—Mhn, también por las tardes.

—¿En las tardes?

—Si, en mis tiempos libres voy a ayudar a la señora Lee en su restaurante y o a la tienda de la señora Sul, en los fines de semana hago delivery con comida rápida.

En ese momento mientras hablaba, Jimin no se había dado cuenta que solamente él había seguido caminando. Al no escuchar ninguna respuesta, Jimin se llevó un susto al no encontrar a Suga a su lado. Giró su cuerpo rápidamente. Y tan pronto como lo encontró detrás suyo, suspiró aliviado. Pero la expresión neutra de Suga mirándole fijamente en silencio le hizo cuestionarse si había dicho algo malo. Tenía planeado preguntárselo, sin embargo, un grito infantil había ahuyentado su intención.

—¿¡JIMINIE!?

Era la voz de una niña. Y con sus dos colitas disparejas en su cabeza, ella se soltó de las manos de su madre y corrió estrepitosamente hacía Jimin llena de felicidad. Ella simplemente se lanzó sobre el castaño, quien para entonces ya se había inclinado para recibirla en su pecho.

—EunJi. —Jimin la separó de sus brazos suavemente. La reconoció con ternura. —Nena ¿Qué haces tan tarde fuera de casa?

—¡Mamá dijo que vendríamos a ver a la abuela!—gritó emocionada.

—¿A la abuela?

—¡Sí, y también dijo que veríamos a kookie!

—¡Eun-Ji! —gritó la voz de una mujer. Jimin se puso de pie al ver a la Señora Lee al otro lado. Su vecina venía con el cabello recogido en un moño, su aspecto lucía un poco descuidado, pero se entendía por la ocupación que ella desempeñaba, era la cocinera de su propio y pequeño restaurante de sopas.

—Niña, que es esa manera de gritar—le regañó la señora a su pequeña hija. Sin embargo, la niña se escondió tras las piernas de Jimin.

Jimin saludó: —Buenas noches, Señora Lee.

—Buenas noches, Jiminie—le contestó la señora Lee con voz amable, cambiando su expresión a una cariñosa. —Ya llegaste. ¿Cómo estuvo la escuela?

—Bien, gracias—respondió él.

—Que bueno...—La señora Lee se detuvo repentinamente al percatarse de Suga a unos pasos atrás—¡Ooh! ¿Y quién es él? ¿Un amigo? —preguntó con curiosidad mientras miraba intensamente al joven.

Tanto como Jimin y la niña se giraron para ver a Suga. Ambos evidenciaron un sonrojo al mismo tiempo, y es que el primero se ruborizo porque la señora Lee había mencionado en voz alta la palabra "amigo" y la reacción de Suga había sido normal, sin ninguna objeción ante aquello. Y la segunda, bueno, la pequeña enrojeció porque algo dentro de ella se había expandido con maravilla cuando vio al pelinegro por primera vez.

—Oh sí, es un compañero de la escuela—contestó Jimin regresando su mirada a la señora Lee.

La señora Lee notó la educación del chico cuando este le dedicó una leve reverencia con la cabeza. Ella estaba encantada por el joven pelinegro y también maravillada por su fino aspecto.

—Santo cielo, los jóvenes de ahora se ven cada vez más guapos—mencionó asombrada. —Si tan solo en mi época hubieran existido chicos así. Pero claro, uno tenía que conformarse con lo que había, sino conoce a mi esposo ...—suspiró desdichada y dramática, lo que provocó una risilla sutil en Jimin. Incluso, ella misma sonrió por sus palabras. — Bueno, hay que ir a casa, tu abuela debe estar esperándonos.

—¿Sucedió algo malo con mi abuela? —preguntó Jimin preocupado, pensando que algo malo había pasado.

—¡Oh no, nada de qué preocuparse Jiminie! —La señora Lee agitó la mano negando—¡Todo lo contrario, hay buenas noticias! ¿Adivina quién va hacer una videollamada para saludarnos?

Jimin recordó lo que había dicho la niña al principio. —¿Jungkook?

—Se supone que sería una sorpresa, pero supongo que ya lo arruinamos y todo por culpa de esta niña ¡Eun-Ji! ...—llamó, pero la niña no reaccionó, pues seguía con la mirada sobre Suga. —En todo caso, cuando lleguemos ¿Podrías fingir sorpresa? Si no, YoonSuk va a matarme. Ya sabes cómo se pone ese hombre—le sonrió.

Jimin comprendió. —Sí, no se preocupe.

—Gracias Jimin, ¿Nos vamos?—él asintió.

— EunJi, vamos...¡Eunji!—volvió a llamar la señora Lee.

Sin embargo, la niña no hizo ni un movimiento. Ella se había quedado plantada desde que sus pequeños ojos habían visto a Suga, parecía como hipnotizada.

—¿EunJi?—su madre la miró preocupada.

—¡Mama! —La niña se soltó rápidamente de Jimin y volvió corriendo hacia ella, escondiéndose tras su falda.

La señora Lee estaba desconcertada, le preguntó: —¿Qué pasa EunJi?

La niña vaciló con sus pequeños labios. Señaló con su diminuto dedo en dirección al pelinegro. —¿Máma...él...él es un verdadero ángel?

—¿Qué?

—¡Un ángel! ¡Es un ángel caído del cielo! ¡Mamá, él es tan blanco y bonito como un ángel! —La inocente ilusión la dominaron, sus ojos brillaron como nunca.

La señora Lee la miró sorprendida, para luego echarse una risa estridente sin contenerse. Su hija poseía una imaginación inigualable: — EunJi, él no es un...

—¿¡Puedo tenerlo, puedo, puedo!? ¿Puede ser mío? —suplicó sin escuchar a su madre, interrumpiéndola abruptamente.

La señora Lee no hallaba crédito a lo que su hija le estaba pidiendo. Jimin estaba tan sorprendido como ella, y está demás describir la expresión que puso Suga cuando la oyó la exclamación de esta niña. Tenía distorsionada la cara ¿Un ángel? ¿Cómo llego a verlo de esa manera?

La señora Lee abrió y cerró la boca sin saber qué decir. EunJi era una niña muy caprichosa, había heredado la terquedad pura de su marido, por lo que tenía que inventar una buena excusa para que ella abandonara aquella soñadora idea. Dirigió su mirada a donde se encontraban los dos muchachos, Jimin y Suga.

—No, no puedes. —Le dijo de pronto inclinándose a la altura de la pequeña.

—Por qué no—EunJi hizo un puchero, frunciendo su carita.

—Acércate...—La niña le hizo caso y su madre susurró solo para ella. —Porque ese ángel ya tiene dueño. ¿Y sabes quién es?

La niña negó intrigada. Su madre le dio la respuesta cuando apuntó con su mirada hacia el otro lado. EunJin la siguió con sus ojos, y los abrió inmensos cuando al final comprendió.

—¿De nuestro Jiminie? —preguntó inocentemente, susurrando igual de cómplice que su madre.

La señora Lee le asintió. —No querrás quitárselo ¿Verdad?

La niña lo dudó por unos instantes, pero luego volvió con una inmensa sonrisa.

—¡Si es de nuestro Jiminie, está bien!

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