Michizou estaba enojado con su tío Fukuchi, le estaba obligando a tomar clases de defensa personal, le había dicho que no era apto para eso porque amaba la poesía y la tranquilidad. Era el más tranquilo entre los primos, y Jouno apoyaba la decisión del tío.
Pateó una lata que vio en el suelo, este volvió junto a él y se puso en guardia. Parecía que el tipo quería pelea.
—¿Qué quieres? —preguntó.
El chico flaco no dijo nada, pasó de largo y se dirigió al mismo lugar.
Si era otro alumno, entonces le alegraba saber que no era el único débil en tomar clases.
Pero no imaginaba que estaba muy equivocado en sus conclusiones.