The curse redeption

By lib3rtea

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Itadori vive una vida tranquila hasta que él y su abuelo son atacados por una maldición un año antes de los a... More

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Notas

Hola gente, tenía planeado originalmente publicar esto el lunes pero me enferme ;____ ya estoy recuperándome pero ando lentísimo.

POSIBLES SPOILERS PARA EL MANGA SOBRE LOS PADRES DE ITADORI

Mi plan es publicar semana por medio los lunes <3 tengo ya desarrollada la historia hasta el cap 6 apróx así que no se preocupen que esto tendrá final.

Also, me base en varios diálogos canon del primer capitulo para esto


A los días de la llegada de sus "hermanos" Choso le había preguntado a Itadori si su padre tenía algún tipo de cicatriz en su frente, el adolescente nunca conoció a ninguno de sus padres para confirmar o negar esa pregunta, ellos habían muerto en un accidente (según su abuelo), Yuuji nunca estuvo muy convencido de esa historia pero tampoco la cuestiono demasiado, ahora se arrepentía de no haber hurgado un poco más en su pasado. Cuando su abuelo murió Yuuji y sus hermanos se encargaron de revisar toda la casa para cerciorarse de que no hubiese alguna maldición alojada en la morada o algo similar, además de reacomodar las posesiones del abuelo. Itadori junto a Choso se encargaron de limpiar la habitación de Wasuke, entre sus pertenencias encontraron su testamento (donde todos los bienes a su nombre pasaban a Yuuji en caso de fallecer), algunos documentos más y una caja bastante desgastada al fondo de su closet, intrigado el adolescente la abrió, estaba llena de recortes de diario, unos pergaminos muy antiguos, fotografías y unas cartas. Yuuji quien jamás había visto registro de alguno de sus padres no pudo evitar llorar al leer el reverso de la primera fotografía, con una letra borrosa decía "Itadori Jin", ese era el nombre de su padre, tenía el cabello rosado como él, usaba anteojos y tenía unos ojos muy amables. Siguió escarbando en las fotos hasta que hallar algunas de él mismo de bebe junto a una mujer de cabello negro corto; "Itadori Kaori e Itadori Yuuji", esa era su madre.

—¿Qué encontraste Yuuji?— Choso observó a Itadori en el piso del cuarto llorando mientras abrazaba unas fotografías viejas.

—Yo...son, son mis padres, mira— el adolecente medio eufórico le señaló el retrato a Choso, este miró la fotografía que señalaba su hermano cuando lo notó, quedó paralizado al ver a esa mujer. Itadori se dió cuenta del cambio de actitud del mayor. —¿Estás bien?— preguntó con una voz insegura, no conocía lo suficiente a Choso para saber si esa reacción era positiva o negativa.

—Yuuji...esa mujer, mira su frente.—

Itadori no perdió el tiempo y miró nuevamente la foto, su madre tenía un extraño patrón de cicatrices en su cara, justo bajo la entrada del cabello. Si mal no recordaba Choso le había preguntado si su padre poseía unas cicatrices así. El mayor se agachó a la altura del adolecente y lo miró a los ojos un tanto perturbado. —Quiero que recuerdes ese rostro, si trata de acercarte a ti por cualquier motivo necesito que huyas, no intentes enfrentarla, no creo que con tus habilidades actuales puedas ganarle a ella...a esa cosa.—

—¿De qué hablas?, el abuelo dijo que ella murió.—

—¿Recuerdas que te explique que tú, Esou, Kechizu y yo somos hermanos de sangre?, esa información la sé por mi ritual maldito. Yo nací gracias a que mi madre era capaz de embarazarse de maldiciones más la intervención del hechicero Noritoshi Kamo, no existe nadie a quien aborrezca más que a él por todo el sufrimiento que le hizo pasar. — apretó los puños solo al recordar la desdichada historia detrás de su existencia —La razón por la cual somos hermanos de sangre es porque de alguna manera él logró transformarse en tu "madre", desconozco que clase de macabros métodos habrá utilizado para tal hazaña o si usó algún tipo de ritual para poseer su conciencia—.

Cuando Choso terminó de hablar el peso de sus palabras le cayó, ¿su "madre" era un hechicero?, ¿Cómo es posible eso?, ¿en qué posición lo deja a él?, ¿Yuuji es siquiera humano?, miles de preguntas más lo atormentaron.

—Eres humano Yuuji— ¿había dicho eso en voz alta?, el adolescente fue rodeado por los brazos de su hermano mayor. —Escúchame bien, no importa quienes son tus padres, tu elegiste vivir como humano, todos los días lo eres, está en tu esencia, no dejes que esta nueva información consuma quien eres en el fondo de tu corazón. Si bien desearía que las circunstancias fueran diferentes lo único que puedo agradecer de esta situación es tener a un niño tan bueno como tú de hermanito.— Yuuji se aferró más a él, era un poco vergonzoso como en los últimos días había llorado tanto en su presencia, aunque había algo extrañamente reconfortante en los abrazos de su hermano mayor.

—Gracias Choso—
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Al principio fue extraño adaptarse a sus nuevos hermanos, los tres tenían personalidades muy distintas. Choso el mayor era el más serio de ellos, pero cuando se trataba de sus hermanos menores se volvía extremadamente protector, Itadori categorizó sus impulsos de hermano mayor como Choso modo "mamá oso". Esou por otro lado es muy elegante, no suele perder su temple calmado casi por nada, el casi es precisamente porque si ves su espalda expuesta va a perder los estribos hasta que Choso lo logre calmar, pese a eso de todos es el que mejor se adapta a una vida "humana", a Yuuji le gusta mucho cocinar con él. Finalmente Kechizu es quien más tiempo pasa jugando con Itadori, su personalidad más infantil se mezcla muy bien con la del adolescente, en especial desde que aprendió la existencia de los juegos de mesa, a ambos les encanta desafiarse aunque casi siempre terminan empatados.

En lo que respecta a Yuuji le resultaba divertido enseñarles a sus hermanos cosas modernas tales como la televisión, los videojuegos, ropa "actual", entre otras cosas, pese a que algunos conceptos tales como el internet eran muy extraños para que los pudiesen comprender.

Aún con las extrañas circunstancias alrededor de su nacimiento Yuuji era feliz, estaba rodeado de personas que lo amaban tal como su abuelo siempre quiso, era lindo poder honrar su memoria aunque fuese de esta forma.
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Con los meses sus hermanos empezaron a entrenar con él, Yuuji naturalmente era hábil y fuerte pese a no poder manipular la energía maldita naturalmente. Si Esou y Kechizu no activaban sus técnicas era una pelea bastante pareja, No obstante no lo suficiente para poder vencerlos aún.

Desde el ataque en su casa despertó la habilidad de ver maldiciones, es un tanto extraño de asimilar pero se ha empezado a acostumbrar, en su mayoría las ignora (a las de bajo rango), por otra parte Choso le obsequió un arma reforzada de energía maldita (cortesía de Geto-san) con el objetivo de exorcizar maldiciones que le puedan traer algún problema, el mayor le hizo prometer que la llevaría consigo todo el tiempo en caso de que sus hermanos no puedan ayudarlo o se encuentren de viaje.

Yuuji actualmente asistía a clases en la escuela secundaria municipal Sugisawa, con el pesar de sus senpais el adolescente se unió al club de ocultismo, le llamaba la atención que cosas podría descubrir allí con respecto a las maldiciones, eso y encontraba un tanto irónico asistir a un club para probar la existencia de lo "oculto" cuando sus hermanos son híbridos entre maldiciones/humanos y él podía ver seres que otros no.

Sus compañeros de club siempre lo hicieron sentir bienvenido y después de un año lleno de tantos cambios se sintió bien poder volver a una rutina más tranquila.

Era un día como cualquier otro cuando la presidenta del club encontró una extraña caja en las dependencias de la escuela, a Yuuji se le erizó la piel al verla, había una extraña energía saliendo de ahí, le preguntaría más tarde a Choso si tendrá más información al respecto antes de que abrieran la caja la semana siguiente.

Lo que no contaba Itadori era que Choso se fuera a ayudar a Mimiko y Nanako a buscar los restos de Geto, llevaban unos meses intentando localizarlos para darles un entierro digno. A pesar de todo Choso con el tiempo llegó a generar una buena relación con el chamán, el mismo podía ver como su dolor lo llevó a tomar las decisiones que tomó, Choso no se guía por los conceptos morales humanos pero sí por los vínculos familiares, algo que tenía en común con Geto (y aunque jamás se lo dijo explícitamente Choso sabía que las gemelas eran como sus hijas).

Sin Choso en la ciudad solo pudo contar con Esou (Kechizu no era tonto pero tampoco era el más perceptivo de los tres), cuando le comentó la situación este le recomendó no abrir el sello de lo que sea que fuese que se encontraba adentro, si lo sellaron era por una razón. Así el menor hizo caso a sus advertencias y advirtió a los miembros del club que no era tan buena idea jugar con cosas que desconocían, la presidenta no estaba tan de acuerdo con el adolescente. "Era un gran descubrimiento que podría cambiar el mundo o explicar lo desconocido", Itadori no sabía cómo decirle algo más sin revelar todo lo que sobre lo paranormal y en contra de las palabras de Esou acordó abrir el objeto bajo su supervisión, a los ojos de Itadori si era una maldición podría intentar exorcizar a la maldición con el arma que le dio su hermano por lo tanto si eso no resultaba aún podría llamar a sus hermanos como plan B, sonaba lógico, acordaron un día y eso fue todo.

Yuuji sin embargo olvidó algo muy importante, el día que acordaron para encontrarse era el mismo del aniversario de la muerte de su abuelo.

Paralelamente Megumi fue enviado a sendai a recuperar el objeto maldito que se rumoreaba estaba en la escuela a la que asiste Itadori, "Que idiotas" pensó Fushiguro al ver donde resguardaban el objeto maldito, abrió la puerta y su cara se cayó cuando no divisó nada, reviso por cada centímetro del compartimiento sin encontrar ni un ápice de lo que fue enviado a buscar, irritado llamó a Gojo arrepintiéndose de aquella decisión, Gojo hizo caso omiso a su molestia y le exigió regresar solo cuando cumpliese su misión.

Megumi deambulo por la escuela al día siguiente sintiendo rastros de una maldición en la cancha de rugby, alguien la había exorcizado, por lo que sabía no enviaron a ningún otro hechicero afiliado a esa zona, ¿será su imaginación?. Resignado caminó por las canchas de la escuela cuando algo llamó su atención, un profesor compitiendo contra un joven de pelo rosado, fue impresionante cómo logró vencer al hombre mayor sin la ayuda de alguna técnica maldita o energía maldita, le recordó un poco a Zenin-senpai. Iba a irse cuando el chico pasó a su lado, una terrible energía lo abrumó, iba a hablar con él cuando salió corriendo en una dirección desconocida.

Itadori Yuuji es su nombre, por la información que logró conseguir el chico vive solo desde el fallecimiento de su abuelo a manos de un animal salvaje que también atacó a Yuuji, Megumi no podía imaginar que clase de animal pudo dejarle tales cicatrices en su cara pero él no era quien para juzgar, en su línea de trabajo era casi pan del día a día salir herido.

Después de horas intentando localizar al pelirrosa lo halló en el cementerio frente a una tumba, el chico hablaba amenamente con un ramo de flores en las manos, a Megumi no le sentaba bien interrumpir aquel momento tan íntimo más no obstante la misión era lo principal en este caso.

—Itadori Yuuji, ¿verdad?— el nombrado salió de su estupor y miró desconcertado al pelinegro.

—Soy Fushiguro, de la preparatoria Jujutsu— si el joven frente a él reaccionó al saber el nombre de su escuela era algo que no pudo distinguir pese a lo expresivo de sus ojos color avellana. —Necesito hablar contigo. Ahora.—
—¿Sabes?, esto es un cementerio—
—Lo siento, pero no hay tiempo, el objeto maldito que tienes es muy peligroso. , Entrégamelo ahora mismo—
—¿Objeto maldito?— Yuuji intentó hacerse el desentendido hasta que Fushiguro le enseñó una fotografía la cual contenía una foto de lo que hablaba, obviamente esa era la caja que la presidenta quería que abrieran.
—Ah, sÍ. Me lo encontré— Itadori es consciente que no puede mentir para salvar su vida, pero Esou le enseñó a decir la verdad parcializada, en teoría no estaría mintiendo bajo ese concepto. Cosa que en esta situación le ayudaba bastante, si ese tal Fushiguro era un hechicero debería tener mucho cuidado en que dice o no. De lo contrario su familia podría estar en riesgo y es algo que no planea que pase pronto.

—Pero no lo tengo yo, lo tienen mis senpais. ¿Y por qué es peligroso?—

—Las muertes y desapariciones en Japón superan las 10,000 al año. Y casi todo es resultado de las maldiciones. —

—¿Maldiciones?—

—Me da igual si no me crees. Pero existen. — El pelinegro le explicó casi lo mismo que Choso cuando lo conoció,como las maldiciones nacen de la negatividad humana, etc. Itadori no estaba muy interesado en lo que el otro tenía para decir hasta que mencionó la escuela y el talismán.

—Si nos protege, es algo bueno, ¿no?—.

La interrupción solo le ganó un regaño de Fushiguro y más explicaciones.

—El objeto que encontraste es uno peligroso, de categoría especial. Dámelo antes de que muera gente—.

Mierda, Itadori en ese momento se hizo consciente de cuánto tiempo llevaba en el cementerio, estaba tan atrapado hablando con la tumba de su abuelo que no dimensionó lo tarde que era. Si lo que Fushiguro decía sobre la caja era cierto entonces sus amigos del club estaban en un gran peligro. Nunca debió permitirles explorar el objeto maldito.

—Te dije que yo no lo tengo, lo tienen mis senpais. -- Aunque la postura de Yuuji era de un chico relajado su voz vaciló un poco demostrando lo angustiado que esta situación lo tiene. Necesitaba un plan para abandonar a este hechicero y ayudar a sus amigos de inmediato.

Por su parte Fushiguro estaba muy confundido, si Itadori no tenía ninguna parte del objeto, ¿por qué su energía demostraba que ha estado en contacto con maldiciones?. No solamente eso, eran maldiciones de al menos primer grado, algo raro ocultaba ese chico.

—Eso es malo. Ellos van a morir—

Finalmente la excusa que necesitaba. Sin pensarlo mucho Yuuji salió corriendo en dirección a la escuela sin darle tiempo a Fushiguro de detenerlo. Debía ser veloz para dejar al hechicero atrás así como llegar rápidamente a la escuela.

Lastimosamente para Itadori aún con su velocidad no logró llegar antes de que quitaran el sello al objeto. La escuela ya se encontraba rodeada por una gran cantidad de maldiciones, imponente empuñó con fuerza la masacra demonios (la herramienta maldita que Choso le regaló) y se lanzó al interior del edificio. Recorrió los pasillos con gran rapidez acabando con cada maldición que se le cruzaba hasta encontrar una gran maldición que tenía aprisionada a la presidenta.

Itadori dudó un segundo, todo esto le recordaba al incidente del año pasado donde su abuelo perdió la vida. En ese momento Yuuji no pudo hacer nada más que mirar impotente como le arrebataron a un ser querido. Sin embargo ahora era distinto, ya no era el niño asustado que solía ser. Vigorizado con decisión el adolescente le lanzó una patada a la maldición y logró rescatar a su senpai. La abrazó con fuerza para saber que era real y no su imaginación jugándose una mala pasada. Ahora era más fuerte gracias al entrenamiento de sus hermanos.

El momento fue interrumpido por un malhumorado Megumi que fue dejado atrás.

—¿Tienes el objeto?—

Yuuji negó con la cabeza y dejó a la presidenta en el piso con cuidado de no lastimarla.

—¿Hay alguien más acá?

—Falta un miembro del club, no lo logré localizar.—

—Ya hiciste suficiente, sácala de acá, yo me encargo del resto.—

—No me iré hasta que ambos estén fuera de peligro.—

Megumi se dió cuenta de que era una batalla perdida tratar de convencer a Itadori así que cambió de estrategia.e invocó a sus shikigamis. Los perros divinos se materializaron y empezaron a devorar los restos de la maldición que Itadori noqueó.

Eso llamó la atención del peli rosa—¿Qué son las cosas que se comen a la maldición?—

—Son mis shikigami, ¿los puedes ver?— Itadori asintió. —Las maldiciones no suelen ser visibles. A menos que estés muriendo o en un sitio especial como este.— Yuuji no recordaba haber visto la maldición que acabó con su abuelo y si lo hizo estaba demasiado alterado para recordarlo. —Tiene sentido. Nunca había visto a un fantasma ni nada así— respondió Yuuji para fingir que era la primera vez que veía algo así.

—¿No tienes miedo?—

—No, creo que en otra circunstancia lo hubiese tenido. Pero hay gente que me importa quienes podían morir si dudaba. Lo mínimo que quiero para la gente que conozco es que tengan muertes dignas.— Megumi pudo entender hasta cierto punto la filosofía del otro adolescente. Pero era una carga demasiado grande la que lleva si cree que todas las personas pueden tener muertes dignas. Tampoco es que la misión de Fushiguro fuese aconsejar extraños por lo que guardó silenció y le indicó a Yuuji que lo siguiera. Este tomó nuevamente a la joven en sus brazos y recorrieron la escuela en busca del otro alumno y el objeto maldito.

Se cruzaron un par de maldiciones más que los perros divinos pudieron manejar sin mucho problema cuando un grito desgarrador atravesó el pasillo. A Yuuji se le heló la piel, era como aquella vez. Sin pensarlo se encaminó hacía el pasillo evitando las maldiciones que se interpongan confiando en que Megumi se encargaría de ellas. Dio media vuelta a la derecha y logró visualizar al otro miembro del club, este se encontraba hecho una bolita en el piso rogando por su vida mientras la maldición con sus terribles garras empezaba a destrozar su ropa. Yuuji sin soltar a la presidenta saltó hacia la pared y usando ese impulso dió una patada que arrojó a la maldición lejos de su amigo.

El adolescente que yacía en el piso se desmayó por el pánico de la situación. Itadori lo revisó bien cuando notó un extraño dedo embalsamado que sujetaba en su mano, ese debió ser el objeto que había dentro de la caja por la increíble energía maldita que irradiaba.

Megumi no demoró en aparecer a su lado, observó la situación notando lo que Yuuji albergaba en su mano. —Ese es— dijo Megumi señalando el dedo.

—¿Eh?—

—Lo que tienes ahí es el objeto maldito especial, el dedo de Ryomen Sukuna. Es un milagro que no se lo devorara.—

¿Sukuna?, Yuuji estaba casi seguro que le sonaba ese nombre pero no pudo recordar de donde.

Espera, ¿dijo devorar?

—¿Y esto se come?, ¿Sabe bien?—

—No seas tonto— Lo regaño el hechicero. —Es peligroso, dámelo—

Precisamente eso iba a hacer Yuuji, no le interesaba mantener algo así de peligroso cerca, muchas gracias. Extendió su mano hacia Megumi cuando sintió un escalofrío en la nuca. Fushiguro lo empujó hacia atrás. —¡HUYE!— gritó el hechicero guiando a sus shikigamis para ayudar a Itadori.

Una maldición había atravesado el techo y ahora tenía en sus manos al pelinegro, No pudo invocar otro shikigami al ser brutalmente arrojado hacía la pared. De hecho, los perros divinos se desvanecieron desconcertando a Itadori.
Yuuji estaba indefenso. Nuevamente era aquel niño asustado en la sala de su casa. No tenía el poder para vencer a esa maldición y su masacra demonios no serviría con algo tan poderoso.

Apretó los puños hasta sentir que la sangre se deslizaba por sus manos mientras veía horrorizado cómo el joven hechicero fue cruelmente atacado.

"Solo una maldición mata a otra maldición" las palabras de Choso resonaron en su cabeza. Probablemente se molestaría con él por arriesgar su vida por un extraño pero no podía quedarse de brazos cruzados sin hacer nada.

Si lo que dijo Fushiguro era cierto el dedo que tiene en su poder debería ser lo suficientemente fuerte para ayudarlo a ganar esta batalla.

"Ayuda al resto", que maldición más pesada puso su abuelo en sus hombros.

"Esou, Kechizu, Choso, perdonenme" pensó Itadori antes de tragar el dedo de Sukuna. El efecto fue inmediato, extrañas marcas negras aparecieron en todo el cuerpo del joven, una ola de energía maldita rodeó el lugar llamando la atención del cansado hechicero como de la maldición.

Bastó un simple movimiento de muñeca para diezmar al monstruo que corrió hacia él.

—Que patético— Una voz que no era la de Yuuji habló. A Megumi se le congeló la sangre, ese era el peor escenario posible. El rey de las maldiciones;Ryomen Sukuna ha renacido en esta época.

Era terrible ver cómo alguien tan compasivo como Itadori ahora portaba una expresión tan siniestra. —¿Dónde está la gente? ¡¿Y las mujeres?!. Pero qué buena época. Mujeres y niños se arrastran por doquier como gusanos.¡Qué maravilla!. ¡Será una masacre!— Sukuna estaba vigoroso, por fin podría terminar aquello que empezó hace tantos siglos.

Sukuna continuó riéndose cuando notó que algo estaba mal, su mano derecha se movió rodeando su cuello.

—¿Qué haces con mi cuerpo?. Devuélvemelo— Esa sin duda era la voz de Yuuji.

—¿Cómo puedes moverte?—

—Es mi cuerpo, ¿no?—

Maldito mocoso pensó Sukuna, el desgraciado de alguna forma logró contenerlo.
La escena frente a Fushiguro era tan irreal incluso para un hechicero como él. Megumi salió de su estupefacción recordando su deber.

—No te muevas, Ya no eres humano.— Yuuji lo miró confundido. —Yuuji Itadori, conforme a las normas de Jujutsu, ¡te exorcizaré como una maldición!—

Mierda, el peli rosado ahora comprendió porque sus hermanos le tienen tanta aversión a los hechiceros.

—¡Espera! ¡Ya estoy bien!.— Las marcas en su piel se desvanecieron haciendo prueba de ello. —Además, deberías ir a un hospital, estoy seguro que esas heridas son profundas.— Levantó sus manos en señal de rendición.

Megumi no sabía qué hacer, ¿quién hablaba?, ¿era Sukuna o Itadori?, mierda.

Una presencia tan poderosa como la de Sukuna interrumpió el lugar. —¿Cuál es la situación?— preguntó despreocupadamente aquella presencia. Lastimosamente Megumi sabía de quién se trataba.

—¿Gojo-sensei?, ¿qué haces aquí?—

—No tenía previsto venir. — Inspeccionó más cerca a Megumi. —Te dejaron hecho polvo. Unas fotos para los de segundo— El hombre albino sacó su celular atacando a Fushiguro con el flash de su cámara. Itadori miraba desconcertado la escena que se desarrollaba entre el desconocido y Fushiguro, hablaron sobre cosas que Yuuji no comprendía. Megumi señaló que Yuuji se comió el dedo de Sukuna.Eso hizo que
el albino se giró hacía Itadori, el hombre frente a él era poderoso, aun con algo cubriendo sus ojos Yuuji sintió que vio su alma.

El tal Satoru Gojo (como se hizo llamar) le pidió a Yuuji que liberará a Sukuna por unos segundos, el adolescente no estaba muy convencido de esa idea pero no tuvo de otra y acató la orden. Las marcas reaparecieron en su cuerpo mientras Gojo despreocupadamente hablaba con Megumi sobre sus compras. Sukuna se abalanzó sobre ellos pero Gojo fue más rápido.

Ambos hombres se enfrentaron destruyendo gran parte de la infraestructura de la escuela. Uno atacaba, el otro se defendía y viceversa, ninguno hirió realmente al oponente.

Sukuna sintió como Yuuji retomó el control, que cosa más molesta.

—¡Oh!, ¿todo bien?— preguntó tímidamente el adolescente.

Gojo sonrió complacido cuando Itadori recuperó el control del cuerpo en el tiempo establecido. Era un milagro que alguien así existiera, más improbable que la mera existencia de Satoru Gojo, aquel bendecido por los seis ojos y el infinito.

Gojo se acercó al joven y lo noqueó.

—¿Qué le haces?— preguntó Megumi. Conocía hace poco a Itadori pero se notaba que era una buena persona, una parte de él quería protegerlo de toda esta situación.

—Si al despertar no está poseído por Sukuna, tendrá gran potencial como recipiente.—

—Incluso siendo un recipiente según las leyes de Jujutsu deberá ser ejecutado. Aunque...no quiero que muera. Haga algo al respecto por favor.—

—Si me lo pide mi querido alumno...— Gojo tomó el cuerpo inerte de Itadori en su hombro. —¡Déjamelo a mi!—

Así ambos hombres se fueron a Tokyo con un inconsciente Itadori Yuuji

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Esou y Kechizu estaban inquietos, Yuuji les avisó que iría al cementerio, trataron de acompañarlo pero este se negó diciéndoles que no se preocuparan por él. Eso fue hace unas horas, su hermanito no es alguien que suela perder la noción del tiempo de esa manera, no, definitivamente algo andaba mal.

Ambos hermanos decidieron ir a buscar al menor, partieron al cementerio sin hallar rastro de él, desconcertados buscaron en todos los lugares favoritos de Yuuji sin éxito. De pronto una explosión de energía maldita rodeo la ciudad, provenía de la escuela de Yuuji.

Esou y Kechizou corrieron al lugar, lamentablemente cuando llegaron esa presencia ya no estaba, recorrieron el establecimiento el cual tenía gran parte de su infraestructura dañada sin hallar a Itadori, fue cuando llegaron al techo que lograron encontrar algo.

A ambos hermanos se les partió el corazón, dos jóvenes yacían en el piso (inconscientes pero vivos), eso no fue lo que los destrozó, fue ver la sudadera favorita de Yuuji destrozada junto al collar que le regalaron para su cumpleaños.

Los ojos de Kechizou se inundaron de lágrimas sangrientas, no pudieron ayudar a su pequeño hermanito.
Esou revisó las pertenencias de Itadori y notó algo que les llamó la atención, un botón dorado con forma de espiral. Solo un lugar en el mundo posee esos malditos botones, esto era obra de hechiceros.

Esos bastardos pagarían si dañaron a su hermano menor.

Sin más que hacer regresaron a la casa a buscar sus pertenencias, cuando Kechizou abrió la puerta encontró a Choso en el sillón con un semblante serio.

—Onii-chan... Yuuji es...Yuuji está...— lloró la pintura maldita.

—Cálmate, Yuuji no está muerto, lo siento por mi ritual—

—Hermano mayor, encontré esto junto a las pertenencias de Yuuji, es un botón usado por hechiceros— Esou dijo con desprecio.

—Es lo que temía—

—¿A qué te refieres?—

—Adelanté mi viaje de regreso al sentir una extraña inquietud en mi pecho, pude sentir que el alma de Yuuji sufría— Choso miró a sus hermanos con temor en sus ojos. —Creo que Yuuji absorbió un objeto maldito en su cuerpo, su energía maldita despertó de una forma brutal—

Así que eso fue lo que sintieron los hermanos cuando buscaban al peli rosado.

—Escúchenme con atención, Yuuji se ha fusionado con la peor maldición que ha existido en este planeta; Ryomen Sukuna— Escuchar ese nombre les puso la piel de gallina.

—¿Qué hacemos entonces?

—Los hechiceros tratarán de ejecutarlo apenas sepan esa información, debemos ir a recuperar a nuestro hermano. En mi camino he conocido a unas maldiciones que nos podrán ayudar, no tenía pensado unirme a ellos pero no nos queda opción, no con Gojo Satoru viviendo en este tiempo.—

Los tres tomaron una decisión esa noche, recuperarán a su hermanito sin importar a quien o que tuviesen que exterminar para ello.


DATOS EXTRAS

El único de los 4 hermanos (además de Itadori al final del cap) que ha visto un dedo de Sukuna es Choso, por eso cuando Yuuji describió el objeto, Esou no supo decirle que era.

Ni itadori, ni sus hermanos tienen celulares, por eso cuando Choso se va de viaje es una incertidumbre cuando se podrá demorar o donde anda. Aunque igual que Gojo le gusta traer recuerdos de los lugares a los que ha ido (lo aprendió en una película que Yuuji lo hizo ver).

Choso no sabe que la técnica de Kenjaku le permite cambiar de cuerpo, por eso más adelante cuando aparezca el falso Geto no va a poder reconocer que es un impostor a la primera. (spoilers)

Itadori Jin murió en un "accidente" junto a Kaori. No lo quise poner en el cap pero Kenjaku al lograr su cometido (dar luz a Yuuji) se deshizo de él. RIP DADDY JIN.

Lo primero que piensa Itadori cuando ve a Megumi por primera vez es "emo".


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