Kensington

By VirahaDor7

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Los Kensington eran el clan de cazadores más grande que había existido. Eran la máxima autoridad que regía al... More

Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32 Final
Epílogo

Capítulo 15

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By VirahaDor7

Iba a ser terrible, ya lo había aceptado. Era obvio que Gael era un sádico maldito, un hijo de puta como lo llamaba Shane, y no esperaba que fuera diferente conmigo. Aún así entré en pánico cuando sus sirvientes ataron mis extremidades a una cama en lo que supuse era su habitación, en el tercer piso. Intenté liberarme y eso solo hizo que la herida de mi palma comenzara a sangrar otra vez. Me quedé sin fuerzas rápidamente, no recordaba cuándo fue la última vez que comí algo, además que todo ese desgaste físico y emocional no ayudaban de nada.

Jaimie no tardó demasiado en entrar colgando su abrigo en un perchero junto a la puerta. Lucía tan diferente al chico que me había acompañado durante todo este trayecto. Decidí entonces que no suplicaría, ni siquiera gritaría sin importar lo que hiciera, aún tenía un poco de dignidad que salvar.

De su bolsillo sacó la misma navaja con la que me había hecho el corte en la cueva y comenzó a jugar con ella girándola entre sus dedos. Me miró sonriendo satisfecho así que yo me giré tanto como me fue posible para evitar verlo. Aunque no tenía ninguna oportunidad contra un brujo, busqué alrededor algo con lo que pudiera ayudarme a escapar.

—Olvídalo —dijo despreocupado—, no hay ninguna forma en la que puedas escapar de aquí, Dean. Estás atrapado conmigo. En realidad, siempre lo estuviste.

Se acercó a mí y yo respondí jalando de mis ataduras otra vez, pero el resultado no fue diferente. Solo logré hacerme daño en las muñecas y que mis heridas sangraran otra vez.

—No te acerques —advertí cuando dio un paso más y eso pareció divertirlo—. Shane te matará si me tocas.

—Vaya, ¿ahora sí confías en él? Pero qué rápido cambias de opinión, Dean. Hace unos días yo era el único en el que confiabas. Yo era lo único que tenías. Aunque puedo entenderlo, un cobarde como tú necesita depender de alguien. Primero era Alex, después yo y ahora Shane. ¿Quién será después, Dean?

Ah, así que era uno de esos a los que les gustaba hablar. Bueno, eso me daría lo de tiempo para aplazar el inevitable sufrimiento. Decidí animarlo un poco para que siguiera hablando mientras yo pensaba alguna forma de salir de ahí.

—Tú lo planeaste todo. Desde que me encontraste en el psiquiátrico.

Sonrió más amplio, era una especie de sonrisa maniática que le pondría los vellos de punta a cualquiera. Me pregunté cómo pude ser tan ingenuo para no darme cuenta antes de lo que estaba pasando ni de la clase de persona que él era.

—Sí, yo planeé cada ataque, yo los llevé por donde quise y ¿sabes cuál es la mejor parte de todo esto? Que yo nunca estuve en peligro y, a pesar de que Shane arriesgó su vida por ti una y otra vez, ni siquiera dudaste en escapar conmigo.

—Me manipulaste.

—En realidad, no lo hice —respondió subiéndose sobre mí, con su rostro demasiado cerca del mío y me sorprendió que solo pude sentir un odio profundo hacia él—. Solo tomé tus sentimientos, esos que ya existían hacia mí y los amplifiqué. 

Intenté girarme para no verlo, pero me sujetó el rostro para que lo mirara.

—Nunca te obligué a tomar una decisión, Dean. Te mostré el camino y las opciones y tú siempre elegiste, me elegiste a mí. Sabias tan poco de mí como de Shane y eso no te impidió escogerme a mí por encima de alguien que juró protegerte. Incluso sin saber nada de los cazadores, tienes que admitir que eso estuvo mal.

—Yo no... —No supe que responder porque tenía razón. Shane había jurado protegerme y lo había hecho ante los constantes ataques de Jaimie mientras yo seguía dudando de él. Esa había sido mi decisión, estaba tan cegado ante la idea de haber encontrado a alguien como Jaimie que ni siquiera me detuve a pensar que quizá Shane no era de quien debía desconfiar.

—De verdad quería que muriera. —Comenzó a mover la navaja sobre mi cuello arañando mi piel—. Pero el maldito bastardo es resistente. Bueno, no lo será por mucho tiempo. Cuando tú mueras, no podrá transformarse de nuevo y yo mismo lo mataré.

Sonrió con tanta alegría que me causó náuseas. No podía ni siquiera comenzar a imaginar la muerte de Shane. No lo merecía, no había sido su culpa entregar su vida a alguien tan estúpido como yo. Shane merecía ser libre, merecía vivir.

—Si tenías a Alex desde el principio, ¿por qué me buscaste? ¿Por qué me acompañabas en este camino?

—Alex sabía quién era, lo recordaba. Lo aceptó rápido y, como un buen heredero del trono, se negó a mostrarnos donde estaba la Reinheit. Así que decidimos buscar a su patético hermanito menor que no sabía qué estaba pasando. Sabía que si te daba una razón para seguir, me llevarías hasta ella. No contaba con ese maldito Odjur entrometido.

Me removí cuando se acercó más hacia mí, no quería estar cerca de él, no quería que me tocara.

—De pronto eres tímido, Dean. Aquella noche no te molestó retorcerte debajo de mí como una putita. Espera a que todos en el reino sepan lo que su amado Kensington hizo conmigo. Va a ser tan divertido.

—¿Sabes qué otra cosa es divertida?

Jaimie y yo volteamos hacia la puerta y sentí que podía respirar de nuevo porque ahí en el marco estaba Chasydi. Lucia un poco cansada y herida, pero estaba viva y yo no podía creerlo. Ni siquiera dejó que Gael le respondiera antes de disparar hacia él. Las balas no lo impactaron, pero hicieron que se alejara de mí y mientras ellos luchaban, el lobo negro entró y usó su velocidad e impulso para embestir a Jaimie contra la puerta del costado. Chasydi corrió para cortar mis ataduras.

—Estás viva —dije con alivio. Ella me sonrió a medias.

—No lo estaré por mucho tiempo si no nos apresuramos.

Me levanté y vi por la ventana que había fuego consumiendo todo alrededor de la mansión. Escuché el rugido del dragón y no pude evitar sonreír. El lobo regresó corriendo y, cuando vimos que Gael se incorporaba entre los escombros, Chasydi me sujetó del brazo y los tres saltamos por la ventana. Primero pensé que era una mala idea si tomábamos en cuenta que estábamos en el tercer piso, pero antes de caer al suelo, el dragón pasó debajo de nosotros y caímos sobre su lomo. Tenía trozos de una red envolviéndolo así que me enredé en ellos para evitar caerme a pesar de que Chasydi me sostenía también. Vi que Shawnneta enterraba las garras en la piel de Shane, pero el dragón no emitió ningún sonido y mientras nos alejábamos de ese lugar, lo último que vi fue a Jaimie en medio de las llamas observándonos. En un segundo todo el fuego que lo rodeaba se evaporó dentro de su propio cuerpo como si hubiera sido absorbido por él.

🥀

Shane perdió la fuerza un par de horas después y tuvimos un aterrizaje muy improvisado y brusco en una pradera. El dragón se desplomó emitiendo sonidos de dolor cuando nos bajamos de él. Chasydi tomó las mochilas atadas en la red y le dio ropa a Shawnneta cuando se transformó de nuevo en humana. Decidí no observarla mientras estaba desnuda así que rodeé a Shane hasta encontrarme con su rostro.

—Ey —lo llamé al colocar las manos debajo de su ojo cerrado. Me miró casi de inmediato y casi pude escuchar su voz dentro de mi cabeza, por lo que asentí—. Estoy bien.

El dragón exhaló y volvió a cerrar los ojos. Yo me entretuve tocando la piel de su rostro, pasando de escama a escama, mirando la forma en que parecían reflejar una parte del sol.

Me cambié de ropa, comí cosas raras que Chasydi cocinó y Shawnneta curó mis heridas con flores y líquidos que se sentían extraños en mi piel, pero que ayudaron al ardor. Shane se transformó de nuevo en humano cuando llegó la noche y todos nos acomodamos junto a un riachuelo donde la luna nos iluminaba con su luz. No queríamos arriesgarnos a encender una fogata pues seguramente estaban buscándonos. Yo me senté en el pasto, pero ellos no me imitaron.

—Bueno, ¿qué hacemos ahora? —preguntó Chasydi después de largos minutos de silencio.

—Podríamos buscar el palacio —propuso Shawnneta y todos me miraron. Intenté ignorarlos, pero eran persistentes pues esperaban una respuesta de mi parte, porque yo tenía que decidir si quería quedarme aquí o no. Mi búsqueda para encontrar a Alex había terminado, pero ¿a dónde iría? Shane exhaló y se puso en cuclillas frente a mí, aunque continué ignorándolo, con la vista fija en el río.

—Podemos irnos, si eso quieres. Podemos simplemente dejar todo esto atrás, pero...

—Pero la realidad es que todos van a cazarte ahora —completó Chasydi. Shane la miró a medias, con algo de odio en los ojos. Ella puso las palmas al frente y retrocedió un paso, suspirando. Entonces miré a Shane y mientras hablaba nunca vaciló.

—Ahora que saben sobre ti, te buscarán, pero podemos irnos. Mantenernos ocultos hasta que todo esto pase. Puedes tener tu vida normal de vuelta.

—¿Vendrías conmigo? —pregunté.

—Sí —dijo de inmediato y supe que decía la verdad porque no apartó la mirada. Y yo no lo entendía. No comprendía por qué me trataban con tanta amabilidad después de lo estúpido que fui.

—¿Por qué? Todo esto es mi culpa.

—Dean, esto no...

—¡Lo es! ¡¿Por qué estás siendo tan amable conmigo?! ¡¿Por qué todos ustedes son tan amables conmigo?! ¡Casi mueren por mi culpa! ¡Dudé de ustedes y huí y los traje a esto! ¡Metí la pata y mi hermano está muerto y todo eso es mi culpa! ¡Yo confié en él! ¡Creí en él y me enamoré y...!

Ni siquiera supe en qué momento comencé a llorar y lo único que vi en ellos fue una especie de lástima que me hizo sentir mucho peor. Escondí el rostro entre las manos mientras sollozaba con fuerza. Alex estaba muerto, mis padres desaparecidos, yo estaba solo y ahora habría personas y criaturas intentando asesinarme a mí y a todos los que estuvieran a mi alrededor. ¿Por qué no solo me dejaban morir?

—Dean... —Shane exhaló de nuevo y se incorporó.

—Esto es mi culpa —dije con el rostro aún entre las manos—, todo esto es mi culpa. Yo debí haber muerto en lugar de él.

Y lo decía en serio. Alex debía estar vivo en mi lugar porque él era mucho más fuerte de lo que yo podría llegar a ser. Él no habría cometido los errores que yo cometí. Alex había aceptado su destino como un Kensington y habría sido el mejor rey que nadie podría conocer. Sentí que alguien se hincó frente a mí y estaba listo para decirle a Shane que se fuera al diablo, pero no fue él quien tiró de mis manos descubriendo mi cara, sino Shawnneta. De cerca sus ojos se veían más intensos e intimidantes.

—Escucha con atención, Lysander. Esto no es tu culpa y ninguno de nosotros cree que lo sea. Él jugó contigo, se aprovechó de tu falta de recuerdos y de tu inocencia. Tú no sabías del mal que había en el mundo, no sabías que existía alguien capaz de hacer eso. Si quieres culpar a alguien, hazlo con Shane.

—¿Pero qué...?

—Tú los ocultaste —interrumpió Shawnneta girándose a medias—, los dejaste solos y descubiertos para que todos ellos los encontraran. No querías que crecieran en este mundo, pero eso fue algo estúpido de tu parte y tú lo sabes. Loïc está muerto y tendremos suerte si logramos llegar al palacio antes de que todos busquen la cabeza de Lysander.

—Es cierto, eres un idiota y metiste la pata —concordó Chasydi con naturalidad. La forma en que se miraron como niños enemigos me hizo reír bajito.

—Hay mucho de este mundo que puedes aprender y nosotros podemos enseñarte, pero solo lo haremos si tú quieres saberlo —continuó Shawnneta con cierta dulzura en su voz que yo no esperaba.

—No lo sé —murmuré entre el hipo. No estaba listo para ser un Kensington. Tampoco deseaba serlo.

—Podrás decidirlo mientras llegamos al palacio —dijo Chasydi—. Ahora hay que movernos, rápido.

—Necesitamos dormir —dijo Shane—. Diablos, al menos yo necesito un descanso.

Chasydi dudó, pero Shawnneta asintió con la cabeza y eso pareció ser suficiente para convencerla. Encontramos unos árboles y arbustos en donde acomodarnos para no quedar expuestos. Ellas dos se recostaron una cerca de la otra y yo me acomodé junto a Shane, mirando al cielo.

—Me tienes a mí —dijo interrumpiendo mi pensamientos, como si supiera de ellos—. Y sé que no es suficiente para ti, pero me tienes a mí. No estás solo, Dean. Jamás voy a dejarte solo.

No apartó la mirada, no titubeó. Extendí la mano y él la tomó y en ese momento él era el ancla que me sujetaba cuando todo a mi alrededor parecía inestable. Era mi Odjur y, aunque no sabía que decisión tomar, sabía que contaba con él. 

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