Ayla

By Bazaldua25

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Nunca creyó en los cuentos de fantasía, su fé se basaba en la ciencia, por eso se había convertido en doctor... More

Prólogo
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Epílogo

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By Bazaldua25

Capítulo 19

Cuando despertó esa mañana se podía sentir un cambio en el ambiente, esperaba fielmente que Malik cumpliera con su palabra, después de darse una ducha relajante, encontró una nota sobre la cama junto a una muda de ropa deportiva.

"Debo salir a resolver unos problemas con la manada vecina, baja a desayunar, te encontrarás con Miles ahí para tu primer entrenamiento, yo volveré por la noche, espero que tengas un buen día.

-Malik"

Guardó la nota y se vistió, trenzó su cabello para estar cómoda mientras entrenaba, cuando abrió la puerta la sorpresa la invadió, el pasillo estaba vació, no había señales de guardias que la custodiaran, su corazón se encoge en su pecho, Malik estaba confiando en su palabra, por primera vez en mucho tiempo se sentía bien en ese lugar.

-Buen día- en la cocina ya se encontraba Miles, quien solo le devolvió el saludo con una mirada fría, también estaban Duncan y Morgan, el primero desayunaba junto al beta de la manada y la mujer preparaba algo junto al chef.

-Buen día Luna – el hombre se giro solo unos segundos para mirarla y hacer una especie de reverencia con la cabeza, dejo de verla antes de poder decirle que no la llamara de esa forma.

-Señorita Wayne, su desayuno – Morgan no la miró, dejó un plato de fruta frente a la silla entre Miles y Duncan, desayunó en silencio, un tenso e incómodo silencio, parecía que la única persona a la que le agradaba en esa habitación era el cocinero, y él prefería trabajar sin hacer ruido alguno.

-Debes terminar rápido, tenemos que irnos, no te esperaré- Miles se pone de pie, la observa alzando ambas cejas apurándola, traga el bocado rápido y le da un sorbo a su jugo de naranja.

-No puedes hablarle así – Duncan interviene, aunque no la mira, puede sentir la molestia del joven, no solo hacía Miles sino también a ella – es tu Luna.

-Aun no acepta ese puesto, y hoy solo es un recluta más en entrenamiento – el verde en sus ojos siempre era tan frío, Ayla se estremecía con tan solo su mirada, la incomodidad en el lugar solo iba en aumento – y tampoco puedes hablarme de esa forma, tu rango no lo permite.

-Sabes que eso no me importa, mi deber es protegerla...

-No lo has hecho muy bien, ¿verdad? – de reojo podía ver al rubio tensarse, le parecía incluso percibir que estaba temblando – ha intentado escapar dos veces, y ha resultado gravemente herida, en ambas ocasiones.

Se escucha el chirrido de la silla cuando Duncan se pone en pie, y el golpe fuerte cuando cae, Ayla se mueve por instinto rápidamente interviene con su cuerpo entre ambos, deteniendo la posible pelea.

-¡Deténganse! – la orden sale de sus labios con fuerza, imperiosa, su acción funciona, ambos se detienen, ve a Miles bajar la cabeza con reticencia, inclinándola un poco descubriendo su cuello.

-Como ordene, Luna – le responde con los dientes apretados – si está lista, debemos irnos.

No deja de observarla, siente la mirada de todos sobre ella, se gira descubriendo que no solo detuvo a los jovenes, Morgan y Marco también se detuvieron, esperando.

-Lo siento, continúen con sus tareas, nosotros nos retiramos – le da una última mirada a Duncan, se ve tenso, él no deja de mirarla hasta que se pierde de su vista.

...

Un viaje en auto de veinte minutos después, llegaron a una especie de academia, rodearon un edificio del que entraban y salían adolescentes, caminaron un par de minutos más hasta llegar a un campo abierto, la escuela se veía a lo lejos, aun así, en el campo había grupos diferentes de jovenes que corrían, saltaban y peleaban en parejas.

-Bienvenida al entrenamiento.

- ¿Entrenaré con ellos?- señala al grupo donde hay jovenes de mayor edad, que peleaban con destreza, estaba comenzando a preocuparse. – No creo que sea buena idea.

-No, ellos están listos para entrenar con los guerreros de alto nivel, te matarían en segundos- tú entrenarás con ellos – señala al grupo más pequeño y también más joven, no pasarían de los catorce o diecisiete años.

-¿Es una broma? – reclama al verlo caminar - ¡Son niños! – lo toma del brazo antes de llagar y habla en susurros – No pelearé con niños, me niego.

-Esos niños llevan entrenando por tres meses, - le responde de la misma forma, en voz baja - son más letales de lo que piensas, además tu no has recibido entrenamiento alguno, aquí es donde debes comenzar, si lo haces bien dejarás el grupo en un par de meses y trabajarás con los lobeznos.

- ¿Qué?

-Estos jóvenes aun no reciben a su lobo, se preparan para hacerlo, la intención de que comiences a entrenar es preparar tu cuerpo para cuando tu loba despierte – quiere decirle que no cree que lo tenga, pero se muerde la lengua, suelta su brazo y continuan caminando – por cierto, los lobos tienen un excelente oído, no necesitas susurrar.

La primera vez que vio a Miles sonreír fue en esa ocasión, parecía muy divertido, descubrió por qué al observar con detenimiento a su alrededor, algunos de los jovenes reían, otros disimulaban hacerlo, los adultos a su cargo disimulaban mejor, ¿todos habían escuchado su conversación?

¡Demonios!

El entrenamiento fue entretenido, trató de hacer que los más jovenes la llamaran por su nombre, pero ellos se negaban, debían guardarle respeto a la compañera de su alfa, también intentó hacer que la llamaran doctora Wayne, no funcionó, al parecer la única forma respetuosa de dirigirse a ella era Luna.

- ¿Cómo supieron que lo era? - pregunta a su compañera de estiramiento, una adorable joven de dieciséis años, de cabello rizado negro y una preciosa piel morena.

-Porque huele a él – la sangre de la mayor sube a sus mejillas – es tenue, pero ahí está, podemos reconocer su aroma es nuestro alfa.

-Así que no es algo que pueda ocultar – lo dice más para ella, que para Raquel.

-Supongo que no, aunque no tuvieras su olor encima, ¿Por qué traería a una humana a la manada, si no es su mate?, está prohibido.

-Dicen que no soy humana – ayuda a la joven a ponerse en pie, Miles anunció que por hoy habían terminado.

-Pues no puedo percibir a tu loba, aunque espero que la obtengas, serías una Luna excelente, me agradas – le sonríe.

-También me agradas Raquel.

-La veré mañana Luna Ayla. – Hace una reverencia con su cabeza, se aleja justo cuando Miles llega a su lado.

-Debemos irnos, almorzarás primero, luego Duncan te buscará para tus sesiones de estudio.

-Quiero ducharme antes, estoy sucia – puede sentir aun como el sudor resbala por su espalda, además tenía los músculos engarrotados por el cansancio.

-Si te das prisa podrás hacerlo, tienes una agenda ocupada estos días – está tan cansada que no desea preguntar a qué se refiere, se queda dormida en el viaje en carro, Miles la despertó al llegar con la delicadeza que solo él podía tener, un portazo.

Baja de la camioneta directo a comer, se sentía famélica, le sirvieron un gran plato de comida, creyó que no lograría terminarlo, pero no tuvo problema.

-Todo estuvo delicioso, estaré en mi habitación, ¿podrían decírselo a Duncan?

-Lo haremos señorita Wayne- Morgan la miró por cortos segundos, Marco le sonńrio antes de retirarse, ellos estaban por sentarse a comer.

...

Cepilla su cabello antes de salir del baño envuelta en una toalla, abre el armario buscando algo de ropa de Malik que pueda utilizar, aun no traía su ropa de su antigua habitación y no saldría desnuda, aunque solo debería cruzar el pasillo, la mansión siempre era frecuentada por muchas personas.

- ¡Ay por Dios! – frente a ella había un montón de ropa para ella, bien acomodada en la mitad de armario de Malik, no había nada de lo que ella había traído, muchos vestidos elegantes, marcas de lujo.

Tomó las prendas más sencillas que encontró, unos jeans azules ajustados, un suéter tejido en color naranja y unas botas negras, escapó de la habitación tan pronto estuvo vestida, encontrándose con Duncan en la cima de las escaleras.

-Estaba buscándote, tenemos cosas que hacer – da media vuelta y sigue su camino, va tras él, en la planta baja está el pequeño despacho donde la entrevistó el primer día que llegó, la deja sentarse en la silla principal tras el escritorio, y desliza un libro frente a ella.

-Ese ya lo leí, ¿lo olvidas? - "la historia del lobo", el ejemplar que la había hecho escapar la primera vez, los ojos azules del hombre se oscurecieron, lo ve tensarse.

- ¿Cómo olvidarlo?, me dieron una paliza por tu intento de huir. - Fue su turno de ponerse incomoda, ya se había disculpado por eso, no lo haría de nuevo, en cambio él no se había disculpado por engañarla.

-Si no querías tener problemas entonces, no debiste secuestrarme. – Está sintiéndose molesta, parece reflejar las mismas emociones del hombre.

-Yo no hice tal cosa – se defiende.

-Lo olvidaba, tú solo hiciste que me despidieran del trabajo de mis sueños, ¡arruinando toda mi vida! – la tensión comenzó a crecer en esa pequeña habitación, parecía que en cualquier momento saltarían sobre el otro para asesinarse.

-¡Yo solo seguía ordenes, mi deber es protegerte! – no tiene forma de responder a eso, Duncan gruñe mostrando sus colmillos – te pedí volver a la mansión y ponerte a salvo y tú decidiste huir con esa bruja, ¡pudiste morir!, ¿estás loca?

- ¿Qué esperabas que hiciera? – explota también en ira – ¡me secuestraron!, acabaron con lo que más amaba, me mentiste, tú...- baja la voz al sentir también el dolor que le causó saber que precisamente él era responsable de perder su profesión – creí que eras mi amigo.

Sus palabras parecen calar hondo en el rubio, su cuerpo se relaja, cae sobre su asiento, ella también vuelve al suyo, ¿Cuándo se puso de pie?, la tensión parece ir bajando.

- ¿Están seguros de que pueden trabajar juntos? – la voz de Miles la sobresalta, no lo escuchó llegar.

-Si, puedes retirarte – los ojos verdes del castaño en la puerta la evalúan, su mirada se detiene en la nunca de Duncan.

-Deja de molestarme, puedo hacer esto. – Ella frunce el ceño, Miles no había dicho nada.

- ¿Pueden hablar con sus mentes? – pregunta con genuina curiosidad una vez que se quedaron solos.

-Si, todos en la manada son capaces de escuchar la voz del alfa y beta con claridad, ellos establecen el vínculo, pueden comunicarse con toda la manada, pero los lobos de menor rango no pueden establecer esa comunicación con ellos por su cuenta.

- ¿Yo podré hacer eso?

-Supongo que sí, en cuanto tu loba despierte- pese a que seguía renuente a creer que la mitad de su alma era animal, una parte de ella deseaba obtener esas super habilidades que todos poseían, estaba en desventaja, además parecía divertido.

- ¿Qué tan lejos son capaces de escuchar? – las preguntas se amontonaban en su mente, quería escupirlas todas, pero estaba tratando de contener su curiosidad.

-Un par de kilómetros de distancia, lo mismo sucede con nuestro sentido del olfato, hay lobos que son más sensibles que otros y son capaces de escuchar a mayor distancia.

- ¿Escuchas todo aquí? – un brillo apareció en la mirada del rubio.

-Casi todo lo qué pasa en la mansión y a sus afueras, pero es ruido de fondo, ahora solo me concentro en ti, tu corazón late con fuerza – la hace sonrojar, pero sonríe - desde pequeños nuestros sentidos son más agudos que el de los humanos, percibimos el mundo de forma diferente, así que debemos aprender a controlarnos, o podríamos volvernos locos...

-Por eso viven lejos de la ciudad.

-Es una vida más sencilla, pero también somos capaces de vivir en grandes ciudades, es cuestión de control, muchos de nuestra especie viven entre los humanos, con una vida común.

-Impresionante...

- ¿Tienes otra duda? – acerca un poco más el libro, lo abre buscando en el temario algo que llame su atención – si lo soy...

- ¿Qué cosa? – alza la vista, el brillo en los ojos de Duncan desaparece, remplazando por un velo de tristeza, arrastrándola con él.

-Soy tu amigo – se le forma un nudo en la garganta – jamás fue mi intención lastimarte, pero necesitábamos tenerte aquí, tu sola presencia nos fortalece – abre la boca para interrumpirlo y decirle que no es una buena disculpa, sino se arrepiente – sé que no es excusa, y de poder hacerlo haría que volvieras al hospital para seguir siendo doctora, lamento haberte robado eso.

-Gracias – se conmueve, ella necesitaba oír eso, aceptó quedarse, solo por los niños, para protegerlos, estaba en una especie de tregua con Malik, y recuperar a su amigo haría su estancia más sencilla.

Quedarse suponía grandes descubrimientos, era una mujer de ciencia, el conocimiento era la meta de su existencia, amaba aprender cosas nuevas, quizá describiría la naturaleza de los hombres lobo y si tenía suerte también su propia historia.

No podía dejar de lado su relación con el alfa de la manda, que, si bien no conocía en qué punto se encontraban, dentro de ella era consciente que no sería sencillo alejarse, todo en su cuerpo gritaba por estar con él, lo había tenido lejos por unas horas y se sentía dolorida físicamente, no solo por el ejercicio, sino por su lejanía.

- ¿Podemos comenzar con el vínculo entre mates? – sus pensamientos la llevaron a la duda más grande de todas. - ¿Cómo funciona?

Las siguientes dos horas continuaron hablando sobre ello. Aprendió que, cada cambia forma, tenía destinada una pareja para toda la vida, sus almas eran complemento de la otra, la diosa luna había creado a estos seres con la mitad de su alma humana y la otra de lobo, por lo tanto, estaban destinados a encontrar a su complemento, una vez juntos sellarían su alma con una marca, fusionando así sus espíritus en uno solo.

El vínculo traía consigo diferentes efectos, uno de ellos era la necesidad de estar juntos la mayor parte del tiempo, cuando una pareja se separaba por un lapso de tiempo grande, y no estaban marcados, llegarían a sentirse débiles o incluso adoloridos.

Una vez hecha la marca, no solo su alma se uniría, sino que podrían compartir diferentes habilidades, como sentir lo que el otro sentía, física y emocionalmente, comunicarse por medio de su vínculo, es decir por su mente, además se volvían más fuertes estando juntos.

Iba pensando en eso mientras volvía a su habitación, estaba oscureciendo, la cena estaría lista en una o dos horas, cuando sintió su corazón acelerándose por la emoción, y necesidad de encontrarse con su compañero, abrió la puerta de la alcoba con lentitud agobiante.

No había señales de Malik a simple vista, hasta que lo vió salir del baño, con una toalla sobre sus hombros, el cabello negro, húmedo, pegándose a su frente, el torso desnudo y con un pantalón deportivo, sus ojos azules se encontraron, algo en ella se removió emocionada, no fue consciente de sus acciones.

Se vio corriendo hasta él, saltó a sus brazos y agradeció al sentirlo rodearla elevando sus piernas, las cuales enrolló en sus caderas, escondió el rostro en el cuello del hombre, olía delicioso, ¿Cómo no lo notó antes?, tuvo la necesidad de morderlo justo en la unión de su cuello y el hombro, se contuvo justo a tiempo.

-También te extrañe – se separa unos centímetros, para verlo, obedece a sus instintos, captura sus labios, lo escucha jadear, motivándola a besarlo con mayor deseo.

Ayla creía que se quedaba en la manada por los cachorros, pero, los besos y caricias del hombre entre sus brazos eran una excelente razón para quedarse.



Nota de la autora
Lamento mucho la tardanza, estas últimas empanas mi familia y yo tuvimos problemas de salud, yo tardé un poco más en recuperarme, pero ya estoy mucho mejor, y volví, espero actualizar esta historia con tres capítulos por semana, gracias por su apoyo y por leer, espero que la historia esté gustándoles.

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