Miradas cruzadas

By bibliotecadorada

31.5K 1.8K 289

¿Qué pasa si el chico del que estas enamorada te odia? Atenea esta enamorada en secreto de Cameron, que a su... More

Sinopsis
Reparto
Capítulo 1: volver al pasado
Capítulo 2: el maldito destino
Capítulo 3 : Xelta
Capítulo 4 : confratenizando con el enemigo
Capítulo 5: malas decisiones
Capítulo 6: viendo el otro lado de tí
Capitulo 7: brujas y... ¿Amber?
Capítulo 8: encarcelado...¿emocionalmente?
Capitulo 9: cumpleaños
CapÍtulo 10: cumpleaños parte 2
Capítulo 11: el arte de no pensar
Capitulo 12: cumpleaños parte 3
Capítulo 13: dignidad perdida...parte mil.
Capitulo 14: rompiendo la coraza
Capítulo 15: la pintura como terapia
Capítulo 16: ofrecimientos salvajes
Capítulo 17: ping pong
Capítulo 18: revelaciones inesperadas
Capitulo 19: celos
Capítulo 20: visita sorpresa
Capítulo 21: maldito destino
Capítulo 22: la dignidad salió del chat
Capítulo 23: demasiados secretos a la luz
Capítulo 24: acuerdos...cuestionables
Capítulo 26: revelaciones escandalosas
Capítulo 26:piedras come cerebros
Capítulo 28: un desastre llamado «maquillaje»
Capítulo 29: matando zombies con estilo
Capítulo 30: cita falsa
Capítulo 31: primer partido
Capítulo 32: fiesta de halloween
Capítulo 33: fiesta de halloween parte 2
Capítulo 34: ofrecimientos riesgosos
Capítulo 35: exposición de arte
Capítulo 36: ¿Poseidón? Testigo de la lujuria
Capítulo 37: más traumas que añadir a terapia
Capítulo 38: cumpleaños indeseado
Capítulo 39: el corazón quedó reducido a la nada misma
Capítulo 40: a veces es necesario un poco de masoquismo
Capítulo 42: celos...completamente racionales
Capítulo 43: desiciones que cambian la vida
Capítulo 44: el viaje interminable
Capítulo 45: el campamento
Capítulo 46: el corazón volvió a estar completo...por un nanosegundo.
Capítulo 47: caminos cruzados, sí, pero no unidos
Capítulo 48: el final del camino
Capítulo 49: el secreto cambia vidas sale a la luz
Capítulo 50: el final no se acerca, porque ya llegó.
Capítulo 51: confesiones
Capítulo 52: la dura realidad
Epílogo

Capítulo 41: piercing=crisis existencial

307 19 0
By bibliotecadorada

ATENEA

Hice una mueca al pasar el hisopo con el líquido desinfectante por el agujero de mi piercing. Lo estaba desinfectando, como todos los días. Honestamente, no tenía idea de por qué me lo había hecho. El domingo me había levantado con ganas de matar algo, y hacerme un arito me pareció la mejor opción.

Amber me había acompañado y se había muerto de risa cuando le dije lo que me quería hacer. Dijo algo así como que hacerse un piercing después de algún trauma emocional era una forma de descargo. A mí me daba igual. Solo quería hacérmelo.

Suspiré y dejé de tocarlo. Había elegido un top especialmente corto, que se separaba en el medio de mis pechos y luego se unía más abajo. Era de color azul y combinaba con mis ojos. En la parte de abajo tenía una falda tan corta que, si me agachaba, iban a tener demasiadas buenas vistas. El look lo completaban unas botas altas por arriba de mi rodilla color negras que le daban el toque al conjunto. Hacía un frío que te morías afuera, porque era invierno, así que planeaba llevar un gran abrigo a la azotea.

Me sentía bien. Lista para dar batalla.

Si no pensaba en él, claro.

La semana había sido horrible. Exámenes, risas forzadas, llantos a escondidas y un corazón que se negaba a sanar. Cada vez que me cruzaba a Cameron, una astilla volvía a clavarse en él y no salía, aunque lo intentara. Siempre terminábamos chocando en el campus. Sobre todo, en los edificios. Cada vez que eso sucedía, nuestras miradas se encontraban, se enredaban, daban mil vueltas y se negaban a soltarse. Armaban un manojo del cual era casi imposible escapar. Y esos momentos, que eran instantes, eran tan intensos como cuando lo besaba. Todo mi cuerpo temblaba bajo su mirada y mi corazón se volvía loco. Me costaba horrores volver a estar normal luego de verlo así.

Por eso estaba contenta con esta noche. Según lo que Alba me había contado, Cameron no iba a venir, así que estaba libre de llantos, libre de él.

Suspiré y me miré al espejo. Esas eran puras mentiras. ¿Libre de él? ¿Cómo, si era en lo único que pensaba todo el tiempo? Si cada noche antes de irme a dormir, veía que me estaba escribiendo un mensaje y luego lo borraba. Esos tres malditos puntitos aparecían siempre a la misma hora y me había hecho adicta a verlos. A imaginarme las palabras que me quería decir y a conocer la razón de por qué no lo hacía, no apretaba el maldito botón azul de enviar y acababa con mi sufrimiento.

Quería saber cuál era su freno. Qué pensamiento se cruzaba por su cabeza cada vez que lo borraba y la pantalla volvía a estar vacía otra vez.

—Oh, por dios—. Amber apareció por el costado mío. Estábamos en el baño de la residencia, poniéndonos listas para ir a la fiesta—. Estas espléndida, Atenea. Ese piercing te queda fenomenal.

—Gracias, a ti también—le respondí y le miré la oreja izquierda. Como excusa de que no me quería dejar sola, ella se había hecho dos en la oreja. Tenía forma de barra y le atravesaba todo el cartílago. Casi me desmayo cuando vi cómo se lo hacían.

Su celular vibró y leyó el mensaje:

—Thomas ya esta aquí, en la azotea.

Asentí.

—Adelántate, ya voy.

Ella me miró y me dio un sonoro beso en la mejilla.

—Auch—dije y me la froté. Me había dolido un poco— ¿Esa muestra de cariño por qué fue?

Sonrió y nuestros ojos se encontraron en el espejo. Llevaba un vestido rosa que resaltaba su cabellera negra.

—Estoy orgullosa de ti. Sé que sigues llorando en la ducha, y eso esta bien. Pero también sé que te has levantado y seguido para adelante—me do un apretón en el hombro. —Solo recuérdalo.

Parpadeé un par de veces, porque me iba a echar a llorar. Amber sonrió y se dio la vuelta, dirigiéndose fuera de la habitación, rumbo a la azotea. Yo me dejé caer contra los azulejos del baño, porque estaba exhausta de fingir que estaba bien. Esta noche, si bien estaba un poco motivada, solo quería quedarme adentro de mi cama, taparme con mantas y seguir comiendo chocolate.

Cameron se había llevado una gran parte de mis ganas de vivir, y sabía que eso era grave. Por eso, intentaba seguir saliendo y haciendo las cosas cotidianas que uno se supone que debe hacer, como salir de fiesta y pasar el rato con amigos.

Me volví a poner derecha y me miré al espejo. Mis ojos estaban tristes y apagados, lo contrario a como estaban siempre: con chispas y llenos de vida. Y eso dolía. Me dolía verme así. Pero sabía que todavía era muy pronto para sanar.

Así que, agarré el tequila y me fui a la azotea.

Llegué y lo primero que hice fue servirme un trago y ponerme a bailar. Estábamos todos menos Jace y Luc, así que seguía relajada.

Reí cuando Amber casi se tropieza con la pared y tomé otro trago de mi bebida. Era tequila con zumo, y sabía espantosamente mal. Pero quería relajarme, para dejar de pensar en él. En cómo nos podríamos divertir juntos en este momento.

Moví mi cuerpo al ritmo de la canción. Estaba bailando sola, a un costado, pero no me importaba. Llevé mi cabeza hacia atrás y cerré los ojos. Mala idea. Me balanceé hacia un costado y casi pierdo el equilibrio si no fuera porque choqué contra algo duro.

Levanté mi mirada...y los ojos de Cameron se cruzaron con los míos. Sonreía de costado y me miraba, divertido.

— ¿Esos tragos tuyos tan feos ya te están matando?

Lo seguí mirando, fijamente y sin poder creerlo.

¿Qué demonios hacia allí? ¿Y por qué...? Mi mirada descendió por todo su cuerpo y volvió a subir a la maldita camisa arremangada que tenía. Parecía un ángel caído o algo por el estilo. ¿Por qué se veía tan bien?

—Oye—me volvió a hablar, luciendo preocupado.

Sacudí la cabeza y me excusé, pasándolo por al lado. Fui directo a Alba, que estaba en el otro extremo de la azotea y me miraba con los ojos muy abiertos.

—Te juro que no sabía nada—me dijo y lució un poco horrorizada—. Mataré a Jace por no...

—Ya—la corté y bebí un poco más, mirándolo de reojo. Cameron se había quedado parado en donde habíamos hablado. Estaba quieto. Mirándome.

Le di la espalda.

—No pasa nada, no hagas un drama. Lo último que me falta es que Jace le diga que enloquecí—seguí diciendo.

Alba me miró preocupada.

— ¿Estas segura? Si quieres, puedo inventar una excusa y nos largamos de aquí.

—Gracias, Alba. Eres la mejor. Durante el día lo veo, así que no hay tanta diferencia con ahora. Estaré bien. — O mejor dicho, no iba a quedarme sin dignidad. Si él podía estar en mi presencia y bromear conmigo, yo también podía hacerlo.

Me terminé lo que quedaba del vaso y fui a servirme otro. Noah me sonrió. Estaba sirviéndose vaya a saber qué bebida. Se agachó para dejar la botella (porque no teníamos mesa) y se giró hacia mí.

— ¿Qué va a querer tomar la bella dama?

Reí.

—Dame lo más fuerte que tengas.

Silbó por lo bajo.

—Rayos, ¿estas segura?

—Sip.

Se encogió de hombros y agarró una botella que era blanca.

—Esta bien, pero por favor no hagas que luego Thomas me mate por esto.

—Tranquilo, no se va a enterar.

Asintió y me sirvió en mi vaso. Luego le añadió zumo y hielo. No sabía lo que era y tampoco me parecía importante preguntar, así que lo probé, bajo su mirada expectante.

Era tan fuerte que apenas podía tragarlo. Tosí un poco y casi mancho toda mi ropa.

— ¿Qué demonios es esto?—dije con mi cara toda fruncida.

Noah rio.

—Es vodka. Pero le he añadido una cantidad para nada recomendable. Solo prométeme que después de esto no tomaras más nada.

Asentí, porque era imposible tomar algo después de esto. Solo había dado un sorbo y mi estómago ya estaba caliente.

—Oigan—la voz de Kim se elevó por arriba de la música—. Traje las cartas, ¿quieren jugar a algo?

Todos dijeron que sí, así que nos sentamos en una ronda en el piso. Como mi falda era tan corta, tuve que sentarme sobre las rodillas para no hacer un espectáculo.

—Este juego me lo enseñó mi hermana—aclaró Kim—. Cada carta tiene un significado, así que presten atención.

Procedió a explicar todas las cartas, pero a la tercera dejé de escuchar. No podía dejar de hacer contacto visual con Cameron. Había quedado sentado justo frente mío y las farolas de luz iluminaban su rostro como si fuese un ángel. En serio parecía un ángel caído. Tenía aspecto de chico malo y solo le faltaban las alas. Esa maldita camisa quería quemarla y hacerla desaparecer para siempre. Era increíble lo bien que le quedaba.

Sus ojos eran penetrantes. Como siempre, no podía apartar mi vista de ellos. Eran magnéticos. Recordaba cuando al principio solo compartíamos miradas y me puso un poco triste que ahora este pasando lo mismo.

—Te toca—. Sophie me empujó un poco con su hombro y señaló con la barbilla la baraja de cartas.

Levanté una y la di vuelta. Era el cinco de copas.

—Eso es un reto—explicó Kim.

Suspiré. Obviamente que me iba a tocar esa.

—Bueno, ¿quién tiene un reto para mí?—dije, sin muchas ganas.

Por suerte, Amber se me adelantó.

—De ahora en más, no puedes decir la palabra «no». Si lo haces, tienes que beber dos tragos.

Asentí con la cabeza, me parecía una buena idea.

La ronda siguió. Luc, que estaba al lado mío, tuvo que tomar dos chupitos. Alba tuvo que mostrar su sostén. A Cameron y Jace no les tocó nada. Kim tuvo que repartir cuatro tragos (en donde tuve que tomar uno). Sophie tuvo que comer la hoja de una planta. Fue muy gracioso ver su cara de asco a medida que la masticaba. Amber volvió a repartir tragos y Noah fue retado a llamar a su ex. Pero no lo hizo, y tomó tres chupitos.

Así que, ahora me tocaba a mí de nuevo. Mientras daba vuelta la carta, volví a tomar de mi trago. Ya iba por la mitad, así que estaba mareada.

Me tocó el cinco de espadas.

—Dime que esto es otra cosa—le dije a Kim, que se estaba riendo.

—Lo siento, cariño. Los número cinco son retos.

Suspiré y miré a la ronda. Esta vez, Thomas se adelantó. Todos habíamos estado tomando, por lo que nuestras caras estaban raras. Thomas tenía los ojos más cerrados de lo normal y no pude evitar echarme a reír al verlo así.

—Tienes...tienes que besar a Luc.

Lo miré con el ceño muy fruncido.

— ¿Qué obsesión tienes con que bese a Luc?—le pregunté, porque la otra vez me había hecho el mismo reto. Y era extraño. Muy extraño.

—Es que quedan lindos juntos—me respondió e intentó guiñar un ojo, pero terminó cerrando los dos.

La sensación cálida seguía en mi cuerpo y solo pude reír y negar con la cabeza. Estaba loco.

Miré a Cameron, que ahora parecía más enfadado que de costumbre y dejé que mí no razonamiento me guiara. Si esto servía para ponerlo celoso y que regresara a mí, bienvenido sea.

Giré la cabeza hacia Luc, que me miraba serio.

—Al menos puedes sonreír, sabes—le dije medio en broma.

Él rio entre dientes.

—Lo siento, es que pensé que elegirías chupitos de nuevo.

Negué con la cabeza. Si elegía chupitos de nuevo iba a terminar inconsciente. Literalmente.

Suspiré y volví a mirar a Cameron. Traté de transmitirle con la mirada cuánto detestaba hacer esto y que lo hacía por él. Para que viera que con otros hombres no iba a ser feliz como él me hacía. Y para que viera que sí sentía cosas por mí.

O quizás no. Daba igual. El alcohol ya estaba hablando.

Levanté mi mano y la puse en la mejilla de Luc. Estaba oscuro, pero pude ver que sus ojos color chocolate se abrían un poco más de lo normal. Me miró con atención, casi sin poder lo que estaba a punto de hacer.

Acerqué mi boca a él y cerré los ojos.

Continue Reading

You'll Also Like

97.5K 2.5K 13
Dicen que cuando eres diferente, eres raro. Cuando tienes gustos diferentes también dicen lo mismo.. Pero, ¿qué pasaría si mis gustos son un poco ext...
728K 37.1K 35
Melody Roberts es una chica muy sencilla, no es muy sociable y solo tiene una mejor amiga. Vive sola en un pequeño departamento, el cual debe de paga...
174K 16.1K 34
Hyunjin es el chico más guapo y coqueto de la preparatoria, Felix es un chico estudioso y el líder del club estudiantil. ¿Podrá Hyunjin lograr que Fé...
150K 7.5K 36
Secuela de "Eres mía, solo mía". La decepción cruza la vida de Ares una, otra y otra vez, ella se va a casar, no con él, con Austin y él no podría ha...