Juntos de nuevo.
Massimo Salvatore
Habían pasado dos semanas luego de que me vine de Italia a Rusia a recibir la mercancía que debía entrar la próxima semana al hospital de Anne, que desde que supo la verdad de mi trabajo y los negocios de su padre con su hospital todo a ido mejorando poco a poco, reforzó la seguridad del hospital y ella misma se a encargado de recibir cada mercancía que entra ya que no le tiene confianza a nadie de su personal. Lo cual no la culpo ya que dentro de su propio hospital fue donde los malditos de Gianna y Alexis la secuestraron metiendo una cómplice de ellos haciéndola pasar como enfermera de mi mujer.
Suspiro pesadamente sentado en la silla de mi escritorio revisando los últimos papeles antes de poder continuar con el recibimiento del cargamento de armas que entrará en unas horas a mi base en Rusia, cada arma que entrará son armas avanzadas con municiones que con una sola bala puede destrozar toda la piel y torrente sanguíneo de cualquier humano sin importante donde a sido el impacto de bala y sin importar en que parte del cuerpo recibió el impacto de bala.
Escucho como tocan mi puerta antes de entrar haciendo que mi mirada se dirija hasta la puerta.
-Adelante -Suelto secamente-
Veo cómo entra uno de mis hombres.
-Señor nos acaban de informar que el cargamento de armas nos será entregado en 2 horas exactamente -Dice seriamente mirándome a los ojos como les e enseñado- Solo falta que usted esté presente para recibirlo ya que el trato lo quieren hacer directamente con un usted señor.
Alzó la ceja al escuchar lo ultimo ya que en otras veces anteriores e mandado a luka el hermano de mi mujer o uno de mis hombres de confianza. Me parece muy extraño que ahora quieran que yo esté presente para la entrega del cargamento.
-Perfecto avisa a los muchachos que deben estar alerta conmigo para recibir ese cargamento, que tengan sus armas listas y quiero 15 hombres rodeando la entrada, otros 15 cundo entren con el paquete y otros 15 cuando yo este recibiéndolo estamos? -Dije serio mirándolo fijamente-
-Si señor! -Dice en tono militar saliendo de mi oficina-
Habían pasado las dos horas por lo cual salgo de mi oficina con mi arma en la cintura recién cargada por cualquier percance que pase al momento de que entre la gente de Rusia con mi encargo.
Salgo de la base observando todo a mi alrededor viendo a todos mis hombres en las posiciones que les ordene estar, viendo cómo mis franco tiradores están en posición donde solo yo puedo verlos nadie más. Escucho como las puertas de mi base se abren dejando ver a Max el encargado de la mafia Española entra con la enorme caja detrás de el.
-Massimo tio! Pero qué gusto me da verte -Habla-
Cierro los puños escuchando como habla ya que lo que más detesto de ese país es el acento tan verraco que se cargan para hablar.
-Max es un gusto volver a verte, espero esta vez si cumplas y traigas todo lo que te ordene no como la otra vez que me faltaron cosas -Digo directamente como siempre ya que no ando con juegos-
-Tranquilo mi hermano aquí viene todo lo que ordenaste -Suelta haciendo una seña para que abran la caja- Ven revisa tú mismo por eso ordene que estuvieras presente para que veas todo lo que trae.
Me acerco con 4 de mis hombres cubriéndome la espalda y veo el interior de la caja, observando que vienen todas mis armas desde las 4 versiones de Beretta 9, Revolvers, Escopetas, Rifles, Subfusiles, y varios rifles francotirador. En el fondo visualizo las 6 Ametralladoras que pedí y varias SIG MPX, Unas cuantas M16.
-Todo viene perfecto y lo que te encargue personalmente? -Solte fríamente viéndolo-
-Tranquilo muchacho aquí está
Chasquea los dedos y observo como uno de sus hombres le lleva un cofre negro haciéndome una seña para que me acerque, por lo cual camino hasta el. Veo cómo abre el cofre pequeño dejándome ver la pistola Bersa Thunder 22 Niquelada bañada en oro por lo cual sonrió inconscientemente.
-Vaya quien diría que al italiano lo tiene loco de amor su mujer -Suelta por lo cual borro mi sonrisa- Preséntame a la Barbie que cargara esta belleza, la nueva reina de la mafia italiana.
Alzo mi mirada llena de furia y odio por sus palabras ¿Barbie? Si Anne lo escuchar llamarla así se que no duraría ni un segundo en soltarle un puñetazo conociendo cómo es mi mujer.
-Cálmate max si no quieres que lo último que veas es que mis hombres te llene de plomo y que le manden a tu mujer fotos de todas tus infidelidades en todos mis antros -Dije seriamente-
Pude ver cómo se le borro la sonrisa de golpe por lo cual sonreí victoriosamente dentro de mi mente, jamás dejare que alguien vea con deseo o toque a mi mujer por que les corto las manos y le saco los ojos si se atreven a eso.
-Okey tú ganas italiano, debo irme fue un placer hacer negocios contigo espero vernos pronto -Dijo para luego marcharse con todos sus hombres-
Ordenó a mis hombres que vayan a revisar todo el perímetro por cualquier cosa, por lo cual me adentro a mi oficina de nuevo sentándome en mi asiento sacando los papeles de mi escritorio y saco mi celular para llamarle a Anne.
Un timbre.. dos timbres, tercer timbre y no me contesta, empiezo a desesperarme al ver que no contesta mis llamadas. Vuelvo a llamar y al primer timbre contesta por lo cual relajo un poco mi voz.
-Se puede saber por qué no contestabas? -Dije-
-Lo siento pero estaba ordenando las cosas de nuestra habitación, luego me puse a ordenar el papeleo del hospital y la seguridad para cuando me mandes tu mercancía -Dijo suavemente-
-Esta bien preciosa solo ten cuidado y no salgas sin los muchachos, mañana mismo llega la mercancía de acuerdo? -Dije tranquilamente mientras la imagino sobre mi cabalgándome como ella sabe hacerlo-
-Okey mi amor y tu cuando vienes? -Escucho como le dice suavemente como en un suspiro-
Mierda. Estarla imaginando desnuda sobre mi con mi polla dentro de ella provocó que esta se comenzara a despertar palpitando contra mi bóxer y pantalón deseando tenerla aquí sentada en mi regazo justó en este momento. Suspiró suavemente ya que no pienso masturbarme como un chamaco puberto prefiero esperar hasta estar con mi mujer y hacerla mía toda la noche y todos los malditos días.
-Cuando menos sientas estaré ahí para hacerte mía principesca -Dijes seductoramente-
-Massimo!! Te pueden escuchar -Rio suavemente escuchando como me llamaba la atencion mi preciosa-
Las próximas 2 horas pase hablando con mi mujer sobre el cargamento y en la forma que entraría al hospital para mayor seguridad de las armas y de ella principalmente, se que tiene a mis hombres cuidándola las 24 horas del día de los 7 días que existen. Que también su hermano estará con ella presente mientras llega el paquete, pero aún así no me confiaba para nada y con nadie la seguridad de mi mujer, por lo que decidí avanzar con todo el trabajo que tenía pendiente.
Ir a mis casinos a traer el dinero que generaban, saldar cuentas con malos socios y hacer nuevos tratos en distintos países, deseaba estar en mi casa con Anne para poder empezar de nuevo nuestra relación sin secretos ni nada por en medio. Pero había algo, una espina, que no me deja tranquilo día a día y es que siento que Anne esconde o me está ocultando algo, lo cual tarde o temprano averiguaré cuando menos sienta ya que últimamente se a hecho experta en ocultarme cosas y se a ganado la confianza de algunos de mis hombres y sobre todo de roger uno de mis hombres de más confianza y por supuesto su hermano que regresó después de encargarse de unos negocios que el tenía conmigo en Suecia pero que Anne aún no sabía sobre estos negocios con luka.
Dos semanas después
Me encontraba sentado en el asiento de mi Jet privado rumbo a Italia de nuevo con mi esposa, me habían informado que la mercancía entró correctamente por el hospital de mi mujer sin ningún tipo de problema y que fue ella quien la recibió con luka, luego de eso se encargó de que la trasladaran a una de las bodegas que tengo en Italia en lo más lejano de la ciudad para no levantar sospechas ante la policía aunque la mayoría ya estaban comprados por mi y ni hablar del presidente que tiene tratos sucios conmigo.
Aterriza el jet y bajo enseguida observando cómo estaban las 4 camionetas ya enfrente de este, término de bajar de las gradas del jet cuando observó que una de las puertas de la camioneta se abren lo cual detengo mi andar al sospechar quien sería.
Observó como bajan unos delicados pies de la camioneta dejándome ver a la mujer más sensual con la que me case, llevando puesto un vestido ajustado de sus pechos y suelto de abajo de mangas caídas dejando ver su piel canela con tatuajes lo que lo que la hace ver más hermosa.
Debo tatuarme la silueta de esta mujer.
Me dije a mi mismo mientras empiezo mi andar hasta llegar a mi mujer y agarrarla de la cintura para atraerla a mi cuerpo y rodearla con mis brazos en un suave abrazo besándole el cuello a su paso haciendo que su piel se erice con el tacto de mis labios, no puedo creer que una mujer de 1.56 me tenga loco y enamorado que quisiera meterla en una caja de cristal y no sacarla de ahí ni dejar que nadie entre a hacerle daño a mi preciosa.
-Bienvenido a casa mi amor -Dice en un tono suave-
-Que grato es ser recibido así Amore mío -Solté viéndola a los ojos mientras le dejó un casto beso en los labios- Vamos a casa preciosa.
Entramos en las camionetas y en el transcurso de 1 hora llegamos a nuestra casa, bajamos de ella y nos adentramos en la casa todo el camino venía hablando de todo lo que quería hacer y sobre cómo fue la entrega de la mercancía en su hospital.
Estábamos en nuestra habitación con la luz de la luna y unas copas de vino que ya empezaban a hacer efecto en ambos por lo cual la senté en mi regazo a horcajadas en mi, acariciando sus brazos y dejando besos en su cuello suavemente esperando que disfrutara y me diera paso para poder estar juntos.
-Amore Mio... no sabes cuánto te necesito -Susurre suavemente en su odio besando su cuello-
-Esta bien Massimo, estoy lista -Dijo mientras sostenía mi cara entre sus manos besándome suave-
Empecé a besar con besos húmedos su cuello lentamente sintiendo como en cada besó su cuerpo se contraía sentada en mi y en mi miembro que empezaba a crecer, arranque su vestido viendo como me miraba enojada por romper su preciado vestido pero luego me encargo de comprarle más. Observó cómo quedan al aire sus pechos ya que no cargaba sostén y solo andaba una fina tanga roja que al verla provocó que mi miembro se pusiera completamente erecto.
-Tan preciosa como siempre mi Diosa -Dije-
-Solo para ti cariño -Soltó seductoramente lo que provocó que me calentara aún más-
Me despoje de mi ropa rápidamente, colocando a Anne en la cama subiéndome en ella mirándola a los ojos dándole un suave beso lleno de lujuria y calor.
Agarro mi miembro con una mano y con la otra acaricio la mejilla de ella, comienzo a acariciar con la punta la entrada húmeda de mi mujer hundiéndome en ella suavemente llenándome de placer al sentirla tan húmeda y caliente que no pude contenerme y me entré de una sola estocada en ella.
-¡Aah! Ma..Massimo -Decía jadeando-
-Preciosa...
Empece a dar embestidas suaves y placenteras mientras iba aumentando el ritmo moviéndome más rápido y hundiéndome más en ella en cada movimiento, agarrando sus pechos para empezar a acariciarlos llevándome uno a la boca chupándolo y succionándolo suavemente escuchando atentamente como gemía y se agarraba de las sábanas. Seguía dándole y moviéndome más rápido mientras la sostenía de la cintura hundiendo mis dedos en su piel mientras observaba cómo sus pechos rebotaban, su cara llena de placer y excitacion, su precioso cabello alborotado en la cama.
La levante suavemente y la giré en la cama colocándola en la pose que le gustaba, tenía su precioso trasero ante toda mi vista apretándolo suavemente y soltándole una nalgada que sonó en toda la habitación.
-Massimo... porfavor.. -Decía con la voz entrecortada-
No lo evite y entre de golpe dentro de ella de nuevo moviéndome rápido gimiendo junto a ella de tanto placer que estábamos sintiendo, agarre su hermoso cabello negro en una coleta baja con mi mano levantándola un poco seguí entrando y saliendo de ella escuchando como gemía mi nombre.
-Massimo.. ¡ah carajo sigue así!
-Lo que ordene mi mujer -Sonreí victorioso-
La sujetó por la cadera embistiéndola cada vez más rápido y duro sin detenerme ni un segundo entrando hasta el tope de ella con todo mi miembro.
-Mi amor yo... voy a acabar!... -Decía gimiendo-
-Entrégame todo preciosa! -Solte jadeando-
Dos, tres embestidas más duras y rápidas hundiéndome todo en ella sintiendo como su orgasmo llegaba al borde haciéndola gemir tan delicioso, metiéndola hasta el tope luego de ella yo también desbordando mi orgasmo dentro de ella, expulsando todo mi semen dentro de ella que traía a montón desde hace varios días que no estuvimos juntos.
-Ugh... massimo.. -Me llamaba dulcemente-
-Quieta mi principesaa
Salí completamente de ella viendo cómo todo mi líquido salía de su entrada por lo que sonrei inconcientamente recibiendo un almohadazo de su parte ya que quería que la limpiara. Camino hasta el baño para remojar una toalla y salgo limpiándola suavemente y de paso limpiarme yo, me acomodo a su lado en la cama abrazándola por detrás escondiendo mi cara en su cuello.
-Massimo necesitamos hablar... -Dijo seriamente-
-Mañana será otro día preciosa ahora duerme tranquila conmigo a tu lado -Dije entre bostezos-
Fue así como ambos nos hundimos en un sueño profundo abrazados mutuamente con el frío del aire acondicionado del cuarto y con una cobija caliente tenía a mi mujer en mis brazos lo que para mi era todo en este momento.
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