Aren Ryker
Me doy la vuelta y observo a Aura alejarse cada vez más de mí. Yo quería pasar una noche tranquila, con ella y sin pensar en apuestas estúpidas; y el maldito de Kris lo arruinó. De todas las fraternidades del mundo, tenía que venir justo a esta.
Aunque todavía quedan esperanzas de salvar la noche.
-No quiero que te acerques a ella- advierto con la mandíbula tensa.
-¿Crees en el karma, Aren?- inquiere con una sonrisa siniestra que no se parece en nada a la del Kris que yo conocí-. Es una ley del universo o algo así, todo lo que haces se te regresa tarde o temprano.
-No estoy aquí para que me leas el horóscopo, gracias- le digo con ironía.
-Ni siquiera deberías estar aquí- escupe-. ¿A qué viniste? ¿A jugar con alguien más? ¿Le vas a hacer lo mismo que le hiciste a ella?
-Estoy cansado de repetirte que lo pasó fue un accidente.
-No me importa si fue un accidente o no, Aren, lo que importa es que tú estabas allí, y no hiciste nada para detenerla.
-Ya estoy harto de ser el villano cuándo tú cuentas la historia- ataco. Me imagino que tengo los nudillos blancos por la fuerza con la que estoy apretando los puños-. ¿Y lo que tú me hiciste a mí? ¿También fué un accidente?
-El karma existe y es una mierda.
No sé que es lo que más me molesta. Si lo que dice o cómo lo dice; con esa tranquilidad imperturbable que solo me recuerda a la calma antes de la tormenta.
-Entonces ya estamos a mano ¿No?- señalo y doy un paso atrás. No quiero llegar a los golpes así que tengo que controlarme-. Si te atreves a tocarle un pelo, te juro que me voy a encargar de que pagues con creces ese dichoso karma del que tanto hablas.
-No voy a hacer nada que ella no quiera.
-Veamos si así te queda claro: Ya no soy el chiquillo de dieciséis años que se quedaba callado ante el capitán del equipo, ahora yo soy el capitán; y te juro que si te veo cerca de ella, hablándole o tan solo respirando en su dirección, no me hago responsable de lo que pueda hacer.
-Nos volveremos a ver, niño bonito- da un paso atrás, y luego otro y otro-. Y no vas a poder evitar que el universo me una a ella.
-¡Métete tú dichoso universo por el culo!
Es probable que me esté equivocando al amenazar a alguien que es dos años mayor que yo y que además ya me ha dado dos palizas; pero prefiero arriesgarme a recibir una tercera a qué él se acerque a ella solo por tocarme las pelotas a mí.
Espero hasta que Kris desaparece en la cocina para darme la vuelta y regresar sobre mis pasos para seguir a Aura. Ruego porque la reina del drama no se haya ido todavía porque estaría jodido.
Salgo de la casa y cruzo todo el jardín en busca de la pelinegra y contengo las ganas de pegar un brinco cuándo la veo muerta de la risa delante del que me imagino es su auto. Tan hermosa siendo ella misma, cómo me gustaría verla así no solo cuando está borracha.
Camino hasta detenerme a dos pasos de ella. ¿Que creen que haga si me lanzo sobre ella y la beso hasta dejarla inconsciente? Porque eso es justo lo que quiero hacer ahora.
Me inclino hacía su oído para hablar.
-¿Ya te vas?
Aura pega un brinco que hace que las llaves resbalen por sus dedos hasta caer en el piso y de ahí rebotar debajo del carro. Que afortunada.
-¿Que demonios quieres?- suelta mientras se da la vuelta. Tiene el ceño fruncido y una cara que pretende ser amenazante pero se ve afectada por la cantidad de alcohol en su sistema y parece más bien una carita tierna.
Me gusta la Aura borracha. Siento que es más accesible.
-¿Te vas?- vuelvo a preguntar cómo un idiota.
-¿Es que acaso no me ves?- suelta muy amablemente.
-Pero... todavía es temprano.
-¿Quieres volver ahí y repetir lo de antes con Kris?- al escuchar su pregunta hago una mueca. Ni por un millón de dólares me gustaría volver a verlo-. Eso pensé.
-No digo que regresemos allí- me apresuro a aclarar -. Sino que hagamos otra cosa...
-No me voy a acostar contigo- me interrumpe.
-¡No quiero que te acuestes conmigo!- miento-. Solo quiero que vayamos por un helado o a algún parque ya que estás muy ebria y no creo que quieras que tus padres te vean así.
-No creo que les importe mucho lo que haga con mi vida desde ahora- murmura.
-¿Aceptas o no?- pregunto. Ella parece dudar, eso es bueno, es mi única oportunidad de convencerla -. Mira, no sé lo que esté pasando ahora en tú casa...
-Ya no es mi casa- aclara.
-Okey. ¿Que tal si me cuentas porque es tu no-casa mientras comemos un helado? Las penas con pan son menos y no hay nada mejor que un helado de chocolate para curar el alma.
Mi querido tormento sonríe y yo me quedo con esa imágen instantánea en mi cabeza. En este momento tengo tres momentos de ellas que me gustaría poder enmarcar en un cuadro y dejar en la pared de mi cama por el resto de mi vida. La noche que nos vimos en ese bar, cuándo cayó sobre mí en el basurero y se veía tan tierna. Tan ella. Ayer, con los ojos rojos en el estacionamiento pero más entera que nunca; y hoy, ahora, con esa sonrisa que me acaba de dar.
-Acepto- me tiende la mano derecha para cerrar el trato. Mientras se la estoy estrechando, recuerdo la noche en la que la volví a ver y en la que todo esto empezó-. Pero si intentas algo raro, te vas a arrepentir.
Levanto las manos en señal de rendición antes de agacharme para recoger sus llaves debajo de su auto. Se las tiendo, Aura solo me responde con una sonrisita arrogante que se borra en cuanto me alejo y, justo antes de subir a mi camioneta, me doy la vuelta para encontrarla plantada en el mismo lugar.
-¿Me sigues?- pregunto.
-Por supuesto- responde y los dos subimos a nuestros autos.
Crucé todo el estado para venir a una fiesta en la que no pude ni tomar agua solo por ella. Por verla achicar los ojos cada vez que algo no le gusta, y ver esa sonrisita arrogante cuando está a punto de decir una de las suyas. Tengo un problema, uno muy serio que lleva años creciendo en mi interior sin tan siquiera darme cuenta.
Todavía no han dado las doce cuando enciendo la camioneta y conduzco en silencio por las calles de Nueva York con ella pisándome los talones. Rezo por encontrar algo abierto.
Pensando. Pensando en todas las cosas que nos han pasado desde que nos conocimos, pensando en que si esa noche me hubiera quedado en casa para festejar el cumpleaños de mi hermano no me hubiera encontrado con ella. Y nada de esto hubiera pasado. Y bueno, joder, también pienso en lo mucho que cambia la gente.
Mis pensamientos se ven interrumpidos cuando mi móvil empieza a sonar anunciando una llamada de Hunter. Lo conecto al manos libres antes de contestar para evitar accidentes.
-¿Que pasa?- pregunto luego de ver por el retrovisor para asegurarme que Aura sigue ahí.
-¿Cómo va todo?
-Bien. Vamos por un helado.
Pongo los ojos en blanco cuando lo escucho estallar en carcajadas. Lo que me faltaba, aquí vienen las burlas.
-¿Me estás diciendo que las cosas no son tan sencillas cómo creíste?
Joder, sí. Las cosas son un desastre cuando se trata de ella, lo supe hace mucho y lo rectifiqué ayer en el estacionamiento.
-Te estoy diciendo que vamos por un puto helado. ¿En que lugar de esa oración dice que las cosas no son fáciles?
-Vale, no estás de humor, lo pillo. Hablamos mañana para que me des detalles de ese maravilloso helado- se burla.
-Vete a la mierda- escupo antes de apagar la llamada.
Detengo el auto en un autoservicio de McDonald's que trabaja las veinticuatro horas. Hay una cola de unos tres autos así que aprovecho para enviarle un mensaje mientras tanto.
"Aren:
Pídelo para llevar"
"Aura:
Se va a derretir"
"Aren:
Confía en mí"
"Aura:
Solo porque estoy
borracha"
"Aura:
No abuses de mí borrachera"
Reprimo una sonrisa y busco la forma de verla atreves del espejo retrovisor. Su sonrisa se borra en cuánto se percata de que la observo. Empieza a teclear rápidamente.
"Aura:
¿Te crees muy listo?"
"Aren:
No me creo. Soy"
"Aura:
Me caes mal"
"Aren:
Repitetelo hasta
que te lo creas"
Tengo que bloquear el celular cuándo las cornetas de los carros de atrás me avisan que ya es mi turno. Pido un Mcflurry de chocolate, bañado de chocolate con chispas de chocolate, maní, gomitas y mini galletas de chocolate. Si, a muchos les da asco, yo lo llamo muerte de chocolate.
Cuándo ambos tenemos nuestros helados ella vuelve a seguirme por unas cuantas cuadras hasta que estaciono en Central Park. Meto mi móvil en el bolsillo de los vaqueros y cojo el pote de helado antes de salir.
Aura me espera recostada en su auto con una sonrisa maliciosa.
-¿Central Park? Eres muy predecible, Ángel de la muerte.
Tenía la esperanza de que una parte de ella recordara, pero ya veo que no. Todo se ha ido al olvido.
-¿Vienes o no, Tormenta?
-Deja de llamarme así- murmura cuándo paso por su lado. No digo nada, pero si escucho sus paso seguirme mientras me adentro en el parque buscando el lugar perfecto.
Cruzo a las izquierda al pasar por Cedar Hill y sigo de largo hasta llegar a la estatua de Alicia en el Pais de las maravillas. Se escuchan de fondo los grillos y nuestros pasos al caminar por el asfalto.
-¿Se puede saber a dónde vamos?- inquiere cuándo sigo de largo. Me doy la vuelta, me acerco y le meto una cucharada de mi helado en la boca.
-Calladita te ves más bonita- sonrío y sigo caminando.
-¿Quieres saber cómo te ves más bonito tú?- inquiere molesta. Que raro, Aura molesta. Eso es toda una novedad, con lo paciente y amorosa que es.
-¿Desnudo?- pregunto para molestarla más. El hobby de Aura es estar molesta, y el mío es hacerla enojar. Me rio cuando ella suelta un bufido-. Dijiste que confiabas en mí.
-Dije que estaba borracha, no que confiara en tí- me corrige-. Y creo que ya se me está pasando la borrachera así que vas perdiendo puntos.
-¿Puedes bajar las defensas solo por esta noche? Dejarte llevar, ser tú misma por un par de horas- pregunto cruzando a la derecha-. Solo quiero conocerte, Aura.
La escucho soltar un suspiro y eso solo hace que agrande mi sonrisa. Todo sería tan fácil si tan solo pudiera pasarle un brazo por encima de los hombros y besarla cuándo se me dé la gana. Si por mí fuera la besaría cada que dice algo ofensivo. Sería la mejor manera de dejarla sin palabras.
Pero eso es una realidad alterna en la que se vale besar a alguien a las tercera vez que la vez. Por los momentos me conformo con hacerla rabiar.
Subo por el puente Bow Bridge y me detengo justo en el centro.
-Hemos llegado a nuestro destino.
-Estas loco- sonríe y se recuesta en el muro frente al mío dándole una cucharada a su helado.
El mío debe estar casi derretido pero la verdad es que no me importa.
-Para algunos la locura es relativa- contraataco y avanzo hasta detenerme a su lado-. Estoy loco yo ¿O los locos son los demás?
-No uses a Einstein para justificarte. Él era un genio, tú eres un idiota.
-Vas a acabar enamorada de este idiota- murmuro y tomo una cucharada de helado. Irónicamente Aura pidió el mismo Mcflurry que yo, nos parecemos más de lo que ninguno de los dos admitiría jamás.
-Ni en tus mejores sueños.
El Lago de Central Park está justo debajo de nosotros y tenemos la vista perfecta para las estrellas. En esta ciudad no se ven tanto las estrellas debido a la iluminación artificial, sin embargo se ven algunas; débilmente, pero algo es algo.
-¿Porque me dijiste que ya no era tú casa- suelto la pregunta que me ha estado consumiendo las entrañas desde hace rato. Deslizo la espalda por la pared hasta caer en el suelo. Ella hace lo mismo pocos minutos después antes de soltar un suspiro cansado.
-Te lo contaré si tu me cuentas algo a mí primero- me propone y yo me dejo llevar por mi curiosidad antes de asentir-. ¿De dónde conoces a Kris?
En otras circunstancias, con otra persona, me limitaría a evadir la pregunta. Pero hoy me siento listo para responder, no concretamente, pero algo es algo.
-Es una larga historia- susurro-. La versión corta es que le hice daño a alguien que el quiso mucho.
Frunce un poco el ceño pero no parece sorprendida en absoluto. Joder, cambiaría la pregunta ahora mismo para saber de dónde lo conoce ella, pero es demasiado tarde.
-Solo dije la verdad- habla muy bajito y con la voz quebrada. Creo que está intentando responder a mí pregunta así que agudizo mi oído-. Mis padres me quieren obligar a hacer algo y cómo me niego me corrieron de la única casa que he conocido en mi vida. Son los mejores padres del mundo, lo sé.
-¿Puedo saber que es eso que quieren que hagas?
-Que estudie Derecho, me haga cargo del negocio familiar y pase el resto de mi vida odiando lo que soy solo por complacerlos. No entienden que eso es lo que me gusta, lo que me llena realmente.
-¿Y que es lo que te llena?
-Quiero estudiar Gastronomía- dice y me doy la vuelta hacia ella al escucharla sollozar levemente. Está llorando, y no sé qué coño hacer para consolarla-. Pero no quiero perder a mi familia, tengo miedo, Aren. Tengo mucho miedo de no lograrlo y acabar cómo mi hermana. Pen... Pensé que era fuerte pero la verdad es que no lo soy, no estoy lista para irme de casa, no estoy lista para enfrentarme a la vida adulta y fracasar. Pero tampoco quiero rendirme, ya no se trata sólo de un sueño, sino también de una meta. Quiero demostrarles que sin su ayuda también puedo lograr muchas cosas.
Se ve tan frágil, tan indefensa y a la vez tan fuerte. Es irónico. Por un lado se esta rompiendo, abriéndose a mí de la forma más transparente posible y por el otro está intenta coser las heridas antes de que se abran los suficientes cómo para dejar entrar a alguien. O, peor aún, que esa chica que lleva reprimiendo tanto tiempo decida salir más viva que nunca.
Y, bueno, yo solo estoy ahí sentado cómo un estúpido viéndola llorar porque mi inadaptado cerebro no es capaz de pronuncia ni una miserable letra. Nunca se me ha dado demasiado bien eso de consolar y servir de guía espiritual.
Le paso un brazo por encima de los hombros y la atraigo a mí par darle un beso en la coronilla. Creo que es la primera vez que comparto un momento tan íntimo con alguien que no sea mi madre.
-Lo siento- murmuro aunque no sé que es lo que siento y me arrepiento al decir eso. Yo odio cuando dicen lo siento en las películas porque nunca entiendo que demonios es lo que pueden sentir-. No eres una cobarde. Es normal tener miedo, somos adolescentes jugando a ser adultos y no siempre nos sale bien. Desde mi punto de vista eres muy valiente al querer enfrentarte a tú familia por defender tus sueños.
Ella no dice nada y yo tampoco. Entiendo que es mejor dejarla sola con sus pensamientos, necesita unos minutos y la entiendo a la perfección. Solo desearía que tuviera suficiente confianza en mi cómo para hablarme de cosas así más seguido. Pero eso es tan imposible cómo lo es que llueva hacia arriba.
Para cuándo acabamos con nuestros helados el silencio ha pasado a segundo plano y solo se escuchan nuestras voces por el puente. Hablamos de cualquier tema que se nos venga a la cabeza para conocernos mejor. Películas favoritas, familia, comida favorita, de todo eso que amamos y también de eso que odiamos. No pensamos en la hora ni en nada que no sea en lo que le haya preguntado el otro.
No sé en qué momento sacamos el tema del verano en que mi hermano mayor acabó depilando mis cejas en una broma de campamento y estuve todo el verano con cejas de marcador. Un desastre que hace que ambos estallemos en carcajadas.
Con Aura siempre ha sido así, desde el momento uno.
Si los sonidos tuvieran un color nuestras risas en aquél parque serían un puto arcoiris.
♥•♥
#ViernesdeProhibidoEnamorarse
¡Volví! ¿Cómo estan? ¿Que tal su semana? Quise actualizar mas temprano pero no había terminado el cap.
No puedo creer que ya tenemos el capítulo 10. ¿Que les pareció? Quiero que sepan que amo a Aren, es probable que no entiendan muchos de sus pensamientos pero poco a poco lo harán. No se impacienten.
Y bueno, Kriiiiis, es raro, pero no saquen conclusiones adelantadas.
Me da risa que mientras editaba esto me dí cuenta de las similitudes con otro cap, no les diré cuál, en la que le toca a Aren ser vulnerable ante ella. Se vienen cositas.
Mi pobre Aura se rompió, finalmente se abrió a alguien y vemos que no todo es color de rosa cómo muchas veces pensamos desde afuera.
⚠️SPOILER ALERT: En los próximos dos capítulos tendremos el tan esperado baile de graduación. Y bueno, les aviso que van a odiar mucho a una tal Daniela.
Se vienen dos de mis escenas favoritas, con una lloré al escribirla y con la otra sentí todo lo que sentía Aura en mi pobre estómago. Eran las tres de la mañana y yo tenía que reprimir las ganas de gritar
Eso es todo, gracias por estar aquí. Los adoro y disculpen si estoy ausente. Tomen agua porque con este calor nos vamos a deshidratar. Y no olviden votar para hacerme saber que te gusta mis historia.
Babayssss, lo amo un montón.