Destinos entrelazados (omegav...

By Rynleph

22.3K 2.2K 5.4K

Tighnari es un omega nacido de una familia rica y prometido con el alfa más influyente de la ciudad, Alhaitha... More

Introducción
❥ ; 1 - Prometidos
❥ ; 2 - Complicaciones
❥ ; 3 - Maldito destino
❥ ; 4 - Eres mío
❥ ; 5 - Boda
❥ ; 6 - ¿Fue un sueño?
❥ ; 7 - Extraña convivencia
❥ ; 8 - De mal en peor
❥ ; 9 - Aletheia
❥ ; 10 - Depresión
❥ ; 11 - Esperaré
❥ ; 12 - Guerra
❥ ; 13 - No huyas del destino
❥ ; 14 - Mas vale tarde
❥ ; Final - Gran familia
SEGUNDA TEMPORADA
❥ ; 17 - Yo seré el líder
❥ ; 18 - Marca de Alfa
❥ ; 19 - Tensión
❥ ; 20 - Reptiles
❥ ; 21 - Responsabilidad
❥ ; 22 - ¿Es la guerra?
❥ ; 23 - Yo elijo mi destino
❥ ; 24 - Distancia
❥ ; 25 - Danheng
❥ ; 26 - Me rindo
❥ ; 27 - Dejarse llevar
❥ ; 28 - Reencuentro
❥ ; 29 - Descubrimiento
❥ ; 30 - Nuestro destino
❥ ; 31 - Hasta que la muerte nos separe
❥ ; FINAL - Nuevos comienzos
TERCERA TEMPORADA

❥ ; 16 - Manadas unidas

615 54 94
By Rynleph


—¡Voy a ser el mejor líder de la manada!

—Que te lo ha creído—. Dante empujó a su hermano gemelo y éste rodó por la hierba, aunque ambos rieron a carcajadas.

—Te vas a enterar...

Kamran saltó y ahora fue él quien tiró a su hermano al suelo haciéndole rodar. Con casi dieciséis años los chicos ya tenían prácticamente el cuerpo de un adulto, aunque aún les faltaba mucho por desarrollarse. Desde pequeños se pasaban el día jugando, aunque se habían vuelto mucho más salvajes debido a su tamaño y fuerza, que estaban bastante igualadas.

En ese momento, Aletheia apareció en escena y rodó los ojos. Definitivamente sus hermanos eran unos salvajes. "Alfas", pensó para sí misma.

—Oye, vosotros dos. Ya está la cena— les avisó y ambos se pusieron en pie para correr hacia la casa. Todos sabían que se ganarían una bronca de Tighnari si no obedecían, así que optaron por ir a cambiarse rápidamente para bajar.

Tan solo faltaban un par de años para su mayoría de edad y tanto los gemelos como Aletheia pronto podrían empezar su formación superior. Siendo su padre uno de los líderes de dos de las manadas más importantes, por supuesto que iba a tener acceso a una educación, aunque Kamran siempre se había mostrado más fastidiado a la hora de cumplir con esa obligación. No le gustaba estudiar y lo que deseaba de verdad era seguir entrenando.

Sin embargo, la cosa no era igual con el pequeño de la casa.

—¿Cuándo vendrá Yarim?— cuestionó Dante. Todos se habían reunido para cenar como era costumbre y el joven alfa echaba en falta al rarito aunque adorable hijo pequeño de la familia.

—Pronto— dijo Alhaitham.

Cuando el pequeño cumplió los once años, Kaveh había insistido en mandarlo a un internado fuera de la ciudad y tenía sus razones para ello. Yarim era especial, era un niño realmente inteligente y avispado, y no quería que desperdiciara ni un año antes de su pubertad. La pubertad era el momento decisivo para un joven, cuando la sociedad te clasifica no por quien eres, sino por lo que eres, y dejas de tener valor como individuo libre. Apenas faltaba un año para ese momento, para que por fin supieran si Yarim sería un alfa, un omega, o un beta.

—Ya estamos en casa— dijo Kaven tras entrar por la puerta junto al pequeño. Las vacaciones habían comenzado en su internado, pero solo se quedaría una semana.

Yarim, el menor de la casa, se sentó en su sitio completamente en silencio. No solía saludar, sentía que no era necesario hacerlo, que la gente lo hacía por costumbre, pero a él no le gustaba. Ya lo habían visto ¿para qué decir que ya estaba allí?

—Vaya, está enorme— respondió Tighnari. Yarim era igualito a Kaveh, pero más serio.

—¿No vas a saludar, hermanito?— dijo Dante con su característica sonrisa y se levantó para poder abrazar al pequeño.

Yarim se tensó ante el abrazo y lo devolvió dejando unas palmaditas en su espalda.

—Hola...— pronunció en un tono seco.

Kaveh agachó las orejas. Desde que era muy pequeño sentía que era un niño diferente al resto y sentía que había hecho algo mal, quizá por ser un omega recesivo.

—Cualquiera diría que no te alegras de vernos— bromeó Dante antes de separarse.

—Es que no se alegra...— respondió Kamran en un tono aburrido y recibió una mirada seria de su padre. Por desgracia para Alhaitham, cada vez le costaba más controlar esa actitud del mayor de los gemelos.

—Claro que se alegra, no digas tonterías— dijo el alfa y se acomodó en su asiento. —Anda, comamos antes de que se enfríe.

Yarim comenzó a comer, había ignorado por completo a su medio hermano, aunque le resultara extraña aún aquella mezcla de parentescos. Aletheia era su medio hermana también, pero no se parecía en nada a ellos. La omega era clavada a Cyno, y cada vez se llevaban mejor con el paso de los años.

—¿Tito Nari está embarazado?— preguntó el pequeño. Acababa de cumplir apenas doce años, pero iba varios cursos por delante. —Come cosas que no suele comer.

Tighnari se sonrojó de pronto y carraspeó. Después bebió un poco de agua. Kamran levantó la mirada del plato justo al mismo tiempo que sus otros dos hermanos y los tres miraron a su madre.

—¿Es verdad?— cuestionó Dante con sus orejas alzadas y comenzó a mover la cola emocionado.

—Estaba esperando a que Cyno llegara, pero sí, fui al médico esta mañana... Yarim es muy observador— dijo el omega un tanto tímido. —No le digáis nada, quiero ser yo quien lo haga.

Alhaitham sonrió y observó cómo los chicos se levantaban para ir a abrazar a Tighnari. Parecían bastante felices con la idea y él se alegraba mucho por ambos.

—Esperaremos para felicitaros entonces— dijo el alfa y poco después se escuchó el sonido de la puerta, por lo que todos volvieron a sus asientos para disimular.

Yarim supo que debía quedarse callado, más de una vez le habían reñido por decir cosas que no debía. Comenzó a comer en silencio, aunque todos hubieran parado. Tighnari se levantó y fue hacia la puerta para recibir a su chico con un abrazo fuerte.

—Vaya, hola cariño— dijo Cyno mientras correspondía al abrazo. Su sonrisa lo decía todo, no había nada mejor que ser recibido así al volver del trabajo. —Siento el retraso, ¿lleváis mucho esperando?

—Solo un poco...— susurró Tighnari antes de dejar un pequeño beso en sus labios. —Bueno, ahora que estamos todos... Quería decirte algo. Hace unos meses dejé de tomarme pastillas, los niños ya no son tan niños y creo que va siendo hora de que se amplíe un poco más la familia.

Dicho aquello, el omega sacó la prueba de embarazo junto con los resultados de la analítica y se lo dio a Cyno. El beta se quedó paralizado unos segundos mientras miraba aquello y sintió cómo su corazón empezaba a latir tan fuerte que casi se le sale del pecho.

—¿E-en serio?

Miró a su chico y no pudo contener la emoción, así que le alzó y giró con él como si fueran un par de adolescentes. Cyno llevaba demasiado tiempo esperando por ese momento y aún no podía creerlo.

—¡Vamos a tener un bebé!— exclamó feliz. Su cola se agitaba de un lado a otro y cuando volvió a dejar a su chico en el suelo no dudó en besar sus labios con dulzura. —Te amo muchísimo... no sabes lo feliz que me haces.

—Ya sabes que soy un omega dominante, quien sabe, podrían ser dos o tres...— susurró contra los labios de su chico y volvió a besarlo. —También te amo, estoy emocionado. Ahora que los chicos y Aeletheia son mayores y pronto se irán a estudiar lejos al menos no nos sentiremos solos.

—Yo no creo que me vaya... no hay sitios para estudiar para omegas— dijo la niña algo resentida. Por mucho que su madre hubiera estudiado biología había sido en casa y aunque había algunas universidades ninguna le convencía.

—Aún no está todo dicho, si que hay academias a las que puedes asistir— dijo Alhaitham, quien se había volcado para que su hija tuviera la misma educación que sus hermanos.

—Puede irse por mí si quiere...— murmuró Kamran y su gemelo le dió una colleja. —¡Oye!

—No os peleéis— les regañó Alhaitham en tono serio, aunque todos estaban acostumbrados a esas pequeñas riñas de los chicos.

Cyno ignoró por un momento al resto y se centró en su chico. Aún no podía creer que aquello fuera de verdad, que por fin fuera a quitarse la espina que tenía clavada.

—Ya hablaremos más tranquilamente después— susurró sin poder dejar de sonreír y besó una vez más los labios de Tighnari. Era un momento muy especial para ellos.

—Sí, mejor, veo que mis pequeños siguen siendo muy pequeños— respondió mirando a los gemelos.

Yarim seguía comiendo en silencio, ajeno a todo. Puede que todos le vieran muy diferente, pero él sentía que el resto del mundo eran los raros.

—Ya no somos niños...— se quejó Kamran, aunque por mucho que intentara aparentar ser un adulto estaba claro que no lo era.

—Tu madre tiene razón— añadió Alhaitham para provocarle un poco y luego soltó una risita al ver su cara de frustración. —Por cierto, enhorabuena chicos... habrá que celebrar la gran noticia aprovechando que estamos todos, ¿no te parece, cariño?— le dijo a Kaveh, quien parecía un poco ajeno a la conversación.

—Sí— respondió saliendo de su ensoñación. —Hay que celebrarlo ahora que Yarim está aquí. Podemos hacer unas vacaciones en familia a algún lado.

—Es una gran idea— comentó Cyno con una sonrisa y tomó la mano de Tighnari. —Además, ahora es el mejor momento antes de que los síntomas se vuelvan pesados.

—Quiero ir a un museo de arte— dijo Yarim. —O a un acuario.

—¡Voto por el acuario!— gritó Tighnari, emocionado. Le encantaba ver animales.

—¡Yo también quiero! Vamos a ver tiburones— dijo Dante, emocionado, y Alhaitham comenzó a reír. De tal palo, tal astilla.

—Vamos al acuario entonces, saldremos mañana y pasaremos el día fuera— dijo el alfa, aprovechando que sería fin de semana.

Eran una familia un tanto curiosa. Prácticamente se habían criado todos juntos, salvo Yarim, por el simple hecho de ser diferente siempre había estado apartado, tenía unas necesidades especiales y los temas de conversación y los momentos familiares le aburrían. Aquel fin de semana era lo más parecido a un plan familiar que habían tenido todos. Normalmente Yarim no se encontraba en casa y ese tipo de planes los hacían con Cyno y Tighnari. Alhaitham y Kaveh eran los líderes de la manada, aunque Kaveh era más líder a pesar de ser un omega, pues sabía cómo dominar a su marido para que acabara haciendo lo que él quería. Ellos apenas tenían tiempo, aunque Alhaitham buscaba los huecos pertinentes para ver a sus hijos, a todos, incluso a Yarim en el internado para intelectuales.

El día de la excursión llegó y los pequeños se repartieron entre los dos coches. El de Alhaitham y Kaveh era mucho más lujoso y los gemelos se peleaban por ir con papá o con mamá. Dante se fue con Aletheia y Kamran se quedó en el coche de Alhaitham junto a Yarim. Fue el peor viaje de la vida del pequeño. Odiaba a sus hermanos, sobre todo a los gemelos. Siempre le gastaban bromas haciéndose pasar el uno por el otro y Kamran era el ser más irritante que había conocido en su vida.

—Ya estamos llegando— dijo Alhaitham aliviado. A pesar de que ya iban siendo mayores, estaba claro que sus hijos seguían comportándose como un par de cachorros.

—Por fin, me estaba muriendo de aburrimiento— dijo Kamran mientras miraba por la ventana.

—Puedo decir lo mismo, Kamran no me da conversaciones interesantes— respondió Yarim.

—¿No podéis llevaros bien? Una pequeña tregua los cuatro...— añadió Kaveh. Le dolía que su hijo fuera así de duro con todo, pero Alhaitham era igual en muchos aspectos.

—Podría... si Yarim no nos mirara como si no fuera un renacuajo que se cree mejor que nadie— dijo Kamran en tono burlón y miró al pequeño.

—Kamran.— Alhaitham le llamó la atención haciendo que se tensara. El tono serio y firme de su padre siempre lograba achantarlo. Kamran agachó las orejas y apartó la mirada un tanto dolido por la situación, aunque no quería fastidiar el día. Definitivamente estaba más agusto cuando no tenía que aguantar al bicho raro de su medio hermano.

Por primera vez desde que Yarim volvió, soltó una leve risa. Le había divertido ver a Kamran tensarse con las palabras de su padre o más bien con la palabra.

—No me creo mejor que tú, lo soy— pronunció el menor y se cruzó de brazos.

El mayor de los chicos alzó la mirada de nuevo y echó las orejas hacia atrás mientras gruñía. No podía evitarlo, era un alfa y Yarim colmaba su paciencia cada día más.

—Te vas a enterar, enano...

—Cuando sea un alfa el que se va a enterar eres tú, ahora puedes aprovecharte de que soy más pequeño que tú y que soy débil, pero no podrás conmigo.

Aquello era lo más normal que Kaveh había escuchado decir a su hijo, pero tampoco quería que pelease con los hijos de Alhaitham, al fin y al cabo eran sus medio hermanos aunque los viera como hijos de Tighnari. Yarim siempre decía que aquellos chicos eran sus primos, que jamás iba a decir que eran sus hermanos y odiaba que le dijeran cosas como "hermanito".

—Basta— dijo Kaveh. —Nada de peleas y aún no se sabe si serás un alfa, cariño.

—Lo seré mamá, créeme, y seré el futuro líder de la manada.

Kamran soltó una sonora carcajada y negó con la cabeza.

—Ni en tus mejores sueños, enano. Yo seré el líder y Dante es el único que tiene posibilidades de alcanzarme— se burló de él. Tanto él como su gemelo probablemente serían alfas dominantes cuando terminaran de desarrollarse del todo, pero Yarim jamás sería tan grande ni tan fuerte como ellos.

—Es suficiente, los dos— dijo Alhaitham en un tono más serio que antes y el coche se detuvo en un aparcamiento. —No voy a tolerar peleas y menos en un día como hoy, así que comportaros.

Los chicos se callaron y no tardaron en salir del coche. La otra pareja no había aparcado muy lejos y pronto todos los hermanos se reunieron, excepto Yarim que se quedó junto a su madre, no quería estar con ellos.

Quien mejor se lo estaba pasando en el acuario era, sin duda, Tighnari. Había llevado unas fichas y trataba de rellenarlas con los datos de todos y cada uno de los peces extraños que se encontraba allí. Iba de un lado para otro moviendo la cola, estaba en su salsa. Aletheia también curioseaba, pero siempre iba de la mano de Cyno y estaba más pendiente de sus chistes malos.

—Yarim, ¿estás bien?— preguntó Kaveh.

—Si soy un omega... ¿no podré ser líder?

Kaveh suspiró y se agachó junto a él. Era bastante más bajo que los otros niños dado que los dos pequeños alfas habían pegado el estirón y prácticamente eran igual de altos de Alhaitham, menos Aletheia, que seguía siendo bastante bajita. Yarim media más o menos lo mismo que ella por el momento.

—Si quieres ser el líder entrena y sé fuerte, estudia y sé inteligente y sobre todo vela por el bien de la manada, ante todo, da igual que seas alfa, beta u omega, no necesitas ser un alfa para ser un líder digno y te lo digo yo que soy tu madre y llevo liderando desde que tengo uso de razón ¿vale? Cuando Alhaitham y yo no podamos liderar más escogeremos al más digno de todos, pero no queremos que os llevéis mal entre vosotros por eso...— Kaveh acarició la mejilla de su hijo.

—No es justo, ellos no son vuestros hijos...

—Son los de Alhaitham también, y los quiere como te quiere a ti.

Yarim suspiró. Si iba a ser una competencia iba a hacerla bien, iba a ser el mejor de los tres aunque ahora parecía pequeño y débil.

—Vamos, quiero ver a los tiburones— dijo el pequeño sin querer alargar más aquella conversación y comenzó a caminar siguiendo las flechas correspondientes.

Kaveh suspiró y caminó tras él. Entendía como se sentía. Alhaitham, pese a que parecía completamente ajeno, estaba observando todo con atención. Solía ser así, inconscientemente velaba por la familia igual que lo haría con su manada. Se acercó a Kaveh cuando Yarim se adelantó y tomó su mano.

—¿Todo bien?— cuestionó el alfa.

—Creo que nuestro hijo debería ver a un especialista —respondió y sujetó la mano de su chico con más fuerza. —Es un chico de altas capacidades, pero actúa de forma extraña, quizá tenga algo... Me preocupa que los otros chicos lo vean diferente y le hagan daño, es por eso por lo que le metí en ese internado más que por sus posibilidades. No quiero que sufra...

Alhaitham dirigió su mirada hacia el pequeño de sus hijos y suspiró. En el fondo lo sabía y estaba tan preocupado como Kaveh, aunque siempre hubiera procurado tratarlo igual que al resto.

—Vale, podemos llevarlo estos días si estás de acuerdo, antes de que se vaya de nuevo— dijo el mayor y se acercó para besar la mejilla de Kaveh. —Me recuerda un poco a mí cuando era pequeño... También me pasaba la mayor parte del tiempo solo y no me gustaba hablar con nadie, ni siquiera jugaba mucho con otros niños.

—Seguro que también eras un niño especial— respondió Kaveh y dejó un beso en su mejilla. —Eso me tranquiliza, si va a ser como tú entonces será un gran chico de todos modos y se hará respetar.

—Seguro que lo será— respondió Alhaitham y pasó su brazo por la cintura de su chico. A pesar de los años, aún seguían como si fueran un par de adolescentes. —Vamos a disfrutar del resto del día, ¿vale? También nos merecemos un pequeño respiro.

—Sí, nos lo merecemos...— Kaveh se alzó un poco para dejar un beso en sus labios. —Amor... ¿quieres seguir intentando tener más bebés? Sé que suena repentino...

Sí que resultó un poco repentino para Alhaitham, sobre todo porque había desechado la idea después de que naciera Yarim.

—Creí que no querías más cachorros— respondió el mayor mirando fijamente a su marido. Aunque, a decir verdad, ahora que Cyno y Tighnari iban a tener un bebé y sus hijos eran mayores sentía un poco de nostalgia. —Aunque no me importaría intentarlo, tal vez a Yarim le vendría bien tener un hermano, uno al que vea como tal.

—Alhaitham... Hace un par de años dejé las pastillas y no he quedado —comentó soltando un pesado suspiro. —Quería darte una sorpresa, como ha hecho Tighnari, pero... no sé si tengo algún problema en mi cuerpo. Sé que no soy como él, jamás podré tener tantos cachorros, pero sí que quería darte otro hijo ahora que Yarim ha crecido y pronto se irá y... no quiero...

La expresión del mayor se tornó preocupada y suspiró. No le molestaba no tener más hijos, pero quería asegurarse de que su chico estaba bien en todos los sentidos.

—¿Has hablado con Baizhu? Podemos intentar ir a ver a un especialista y que te hagan una revisión— propuso Alhaitham y acarició el dorso de la mano de Kaveh con el pulgar.

—No, pensé que simplemente era porque soy un omega recesivo o porque no he dejado que me marques... quizá si lo haces podemos ayudar al proceso ¿no? Puedo hablar con Baizhu de todos modos. —Kaveh sentía que estar marcado era como admitir que era propiedad de un alfa y no le gustaba aquello en absoluto, se lo dejó claro a Alhaitham y había respetado su decisión todos esos años pese a que la situación muchas veces parecía incontrolable, sobre todo durante el celo.

Alhaitham se quedó pensativo y su mirada se perdió por un momento. Puede que tuviera razón en parte, que su propio cuerpo no estuviera listo para muchos embarazos y que el hecho de negarse a ser marcado tampoco ayudaba.

—¿Estás seguro? Podemos intentar otra cosa antes de tener que llegar a eso— dijo el mayor. —Han sido muchos años desde que te prometí que no te marcaría y no quiero que hagas algo que no quieres, que sé que no te hace feliz...

—No voy a ser feliz hasta que no tengamos una nena —respondió el rubio e hizo un puchero antes de abrazar a su marido. —Supongo que la idea de ser marcado no es algo que me apetezca, pero no me importaría, mi gente me respeta y sabe que soy líder también a pesar de ser tu omega, no debería pasar nada.

El alfa se quedó pensando en el comentario de su chico y buscó con la mirada a su hija, Aletheia. La había criado como si fuera suya y la quería como tal, pero era consciente de la conexión que tenía con Cyno, de su gran parecido. Aquella realidad le había perseguido desde el primer día a pesar de todo y el hecho de no poder decir la verdad era una sombra que todos tenían sobre su cabeza, aunque tarde o temprano ella debería saberlo. Entonces imaginó tener a otra pequeña niña en sus brazos, una que fuera igual a él o igual a su omega, que oliera a él, que fuera suya, y su corazón se aceleró.

—Bien... Entonces hablemos con el doctor y que nos aconseje— respondió por fin. —La verdad es que me haría mucha ilusión tener una niña...

—Pues lo intentaremos hasta que lo consigamos, quiero darte una pequeña— dijo y besó su mejilla. —Además, si me marcas voy a ser mucho más necesitado y consentido, sé que te gusta cuando me comporto así.

—Sí que me gusta...— respondió Alhaitham con una pequeña sonrisa y se acercó más a su chico para darle un besito en los labios de forma un tanto melosa.

Kaveh disfrutaba de esos momentos con su marido. A pesar de que todo había comenzado de una forma curiosa no se arrepentía, ni de haber esperado ni de no meterse en medio. Al final el destino tiraba de ellos igual que Tighnari y Cyno eran completamente felices. Sin embargo, a Kaveh le preocupaban los niños, no solo Yarim, sino los gemelos y Aletheia, ya que era normal que pudieran tener crisis de identidad después de todo lo que pasó.

La morena corría de un lado a otro delante de todos, haciendo sonidos de emoción cada vez que veía un pez que no reconocía mientras su madre lo apuntaba todo en su cuaderno. Kaveh y Alhaitham se habían quedado atrás, los gemelos estaban jugando a pegarse y Yarim iba a su ritmo. Aletheia corrió hacia Cyno y tomó su mano.

—¡Mira papá! —dijo sin pensarlo, aunque no tardó en darse cuenta y se sonrojó de forma abrupta. —P-perdón, digo... Tito Cyno.

Tighnari lo escuchó y se giró hacia ellos. Aletheia tenía quince años así que quizá era edad para que supiera la verdad. Miró a su marido y con la mirada le dio pie a hacerlo si quería, aunque no sabía cómo se lo iba a tomar la pequeña. Cyno no supo cómo reaccionar, sus orejas se habían agachado ligeramente y su expresión era una mezcla entre incredulidad y nostalgia. Había imaginado muchas veces que ese momento llegaría y cómo sería, pero ahora que veía a la niña frente a él y pensaba en todo lo que había pasado tenía un poco de miedo. Si bien era cierto que ya habían tenido esa conversación con Alhaitham y el alfa estaba de acuerdo en que Aletehia supiera la verdad, no dejaba de pensar en cómo se lo tomaría ella. ¿Y si le rechazaba? ¿Y si les odiaba a los dos por habérselo ocultado? Él nunca podría compararse con Alhaitham, aunque algo en su pecho le decía que la niña también sentía esa conexión, de otra forma no se le habría escapado llamarle así.

—Aletheia... ¿Qué tal si nos sentamos y hablamos un ratito?— propuso aún sabiendo que iba a extrañarse por eso. —Sé que desde que eras pequeña has tenido muchas preguntas que no podíamos responder con sinceridad, pero ahora eres mayor y tienes derecho a saber la verdad si quieres.

La pequeña no supo lo que aquello significaba, frunció el ceño y asintió antes de caminar hacia los banquitos más cercanos junto a su madre y Cyno. Sospechaba de qué podía tratarse, no era tonta, pero siempre pensó que podría ser un error pues no quería tener una mala imagen de su madre, o quizá era hija de Cyno y otra persona y la adoptaron como muchas veces le habían dicho los gemelos.

—¿Qué es la verdad? —preguntó la pequeña al fin.

—La verdad... sobre por qué siempre te has sentido diferente a tus hermanos— dijo Cyno y miró por un momento a Tighnari. Tal vez era más apropiado que él comenzara a explicar aquello dado que era su madre.

—Cariño, lo que queremos decirte es que Alhaitham no es tu verdadero padre, aunque te quiere como tal y eso nunca va a cambiar ¿vale? Cyno... Cyno es tu padre...

La pequeña Aletheia acababa de confirmar lo que ya sabía, pero algo en ella se había roto por dentro. ¿Por qué ahora? Llevaba sospechándolo muchísimo tiempo, pero pensó que si no le decían nada era porque se trataba de cosas que pasaban por su cabeza sin ninguna importancia. Quería mucho a Cyno, siempre lo había querido como a un padre, igual que a Alhaitham, pero aquello cambiaba muchas cosas y le hacía plantearse otras.

—Eso... ¿puede ser?

—Sí, cariño, todos sois mis hijos, pero tu padre biológico es Cyno— pronunció Tighnari mientras acariciaba la espalda de su pequeña. —Siento no habertelo dicho antes, pensaba que complicaría las cosas...

La pequeña siguió sin decir nada y miró a Cyno con los ojos ligeramente cristalizados. Este sintió una punzada en su pecho y sus orejas se agacharon. Nunca había llevado bien ver a la niña llorar, su dolor le pesaba más que el propio, pero saber que ahora él era indirectamente la causa de que su vida fuera complicada era una tortura.

—Sabemos lo confusa que debes sentirte, tu madre y yo sólo queríamos lo mejor para vosotros dado que la situación ya era bastante complicada...— dijo el beta y posó con suavidad su mano sobre la cabeza de la niña. —No quiero que hagas nada por obligación ni voy a pedirte que me veas como un padre, pero quiero que sepas que voy a estar ahí para ti siempre que lo necesites y que te quiero mucho...

La pequeña comenzó a llorar y se abrazó a Cyno como nunca antes lo había hecho. Inevitablemente siempre lo había visto como a un padre, pues Alhaitham trabajaba mucho y nunca estaba en casa, pero Cyno siempre había estado allí.

—Te quiero mucho...— respondió la pequeña, sollozando. —En el fondo lo sabía, pero me duele que hayáis tardado tanto en decírmelo...

Los ojos de Cyno se cristalizaron y la abrazó con fuerza. Nada le hubiera gustado más que ser su padre en todos los aspectos desde el principio, poder decirlo en voz alta y que ella le llamara papá, pero al menos se alegraba de haber podido estar a su lado y verla crecer.

—Ojalá haber podido decírtelo antes... pero teníamos miedo de confundirte más con la situación— dijo el beta y dejó un cálido beso en la frente de su hija.

—No pasa nada... Lo entiendo— respondió la pequeña omega.

Tighnari sonrió enternecido por aquella escena y miró hacia el resto de su curiosa familia. Los gemelos se acercaban y no pudo evitar fijarse en Dante y en cómo su mejilla había quedado marcada de por vida a causa del arañazo que le dio cuando era niño. No había sido una buena madre para ninguno de ellos, pero esperaba poder serlo, también con los nuevos cachorros.

—¿Algo que os llame la atención, niños? —cuestionó Tighnari acercándose a ellos. Desde que se habían convertido en alfas eran cada vez más altos y fuertes, se sentía pequeño a su lado aunque fueran sus hijos y seguía tratándolos como si fueran sus bebés. —Solo quedan un par de salas, luego iremos a comer ¿os parece?

—Vale, tengo hambre— dijo Kamran, quien empezaba a aburrirse un poco entre tantos peces. —¿Cuándo vamos a ver tiburones?

Dante, el menor de los gemelos desvió la mirada y se percató de la escena entre Cyno y su hermana, algo que le llamó la atención.

—¿Qué le pasa a Aletheia?— cuestionó un poco preocupado.

Tighnari sabía que a ellos también les debía una explicación. Aún eran pequeños, pero eran lo suficientemente mayores como para que supieran todo y se dieran cuenta de que algo sucedía.

—Cyno es su padre biológico, los tres sois mis hijos, pero... ella solo es vuestra medio hermana, como Yarim —pronunció sin reparo alguno y soltó un suspiro. —Es una larga historia, pero pensamos que sería mejor así.

Ambos chicos agacharon las orejas y miraron a su madre con incredulidad. Sabían que había algo distinto en ella, lo sospechaban desde el principio, pero jamás pensaron que eso podría ser cierto. Los ojos de Dante brillaron y de pronto se sintió extraño. Miró a Kamran y después a Aletheia.

—Aletheia no es como Yarim... Ella nació con nosotros. ¿Cómo puede ser?— cuestionó Kamran y por su tono parecía algo molesto. —¿Por eso papá y tú... Os separasteis?

—No, nos separamos porque Cyno es mi destinado y Kaveh el de vuestro padre —explicó Tighnari. —El destino es caprichoso, podría morir si me alejo de Cyno, por eso debéis tener cuidado al escoger a vuestra pareja. Muchas veces los destinados nunca llegan a conocerse, pero si llegáis a hacerlo, no los dejéis ir... Puede ser peligroso para vosotros y para la otra persona. Yo he querido mucho a Alhaitham y lo sigo queriendo, pero a Cyno lo amo, no puedo explicarlo con palabras.

Kamran agachó la mirada y suspiró. Por mucho que tanto Alhaitham como Tighnari hubieran intentado que la situación fuera lo menos dolorosa posible era inevitable que los niños se sintieran en medio de la nada, y mucho más ahora que Tighnari estaba embarazado de nuevo y Aletheia había resultado ser hija de otro. La pequeña fue hacia sus hermanos junto a Cyno y no tardó en abrazarlos. Se había percatado de que su olor había cambiado y de que sus orejas estaban agachadas.

—Seguís siendo mis hermanos tontos...— dijo la omega. —¿Vamos a ver los tiburones?

Los dos chicos abrazaron con fuerza a su hermana y se relajaron un poco. Para entonces, Alhaitham y Kaveh habían llegado a la misma sala junto a Yarim.

—¿Todo bien?— cuestionó el alfa y Kamran alzó la mirada. Asintió y simplemente tomó la mano de su hermana para ir los primeros hacia el estanque de los tiburones.

—¡Hey! ¡Esperadme!— exclamó Dante y corrió tras ellos.

—Ve con ellos —le dijo Kaveh a Yarim con el fin de que se integrara, pero este negó con la cabeza y sujetó la mano de su madre.

Parecía más incómodo de lo normal, sus ojos brillaban ligeramente y había comenzado a respirar muy fuerte. Miró a Kaveh asustado y este no tardó en colocar su mano sobre la frente de su hijo.

—Mamá... no me encuentro bien...

—Alhaitham, ven— dijo Kaveh sin saber que hacer. —C-creo que va a tener su primer celo... ¿Qué hacemos? No estaba preparado para esto... ¿Y si es un omega? Le van a hacer daño o.. o...

Yarim se había aferrado al cuerpo de su madre y miraba a su padre sin saber que estaba sucediendo. Se sentía incómodo, intranquilo y tenía mucho calor.

—Cálmate, no le va a pasar nada...— dijo Alhaitham y se acercó a ellos. Puso su mano en la frente del niño y notó lo caliente que estaba, así que no podían quedarse pues solo empeoraría por momentos.

Cuando un adolescente entraba en celo por primera vez, se parecía más a una gripe normal. Le subía la fiebre y comenzaba a encontrarse muy mal, ni siquiera las feromonas se percibían como las de un adulto totalmente formado.

—Es mejor que vayamos a casa y que descanse— dijo Alhaitham y miró a Tighnari y Cyno. —¿Os ocupáis de los chicos? Nos vemos en casa más tarde.

—Por supuesto, cuidad del pequeño— dijo Tighnari también preocupado.

—Me duele todo...— dijo Yarim y un par de lágrimas escaparon de sus ojos. —Quiero quitarme la ropa, me molesta...

—Tranquilo, pequeño. En casa te prepararemos un baño y te sentirás mejor— dijo Alhaitham y no dudó en cargar a su hijo en brazos. Se despidió de los otros dos y junto a su marido comenzó a caminar fuera del recinto.

Tighnari caminó junto a Cyno para ir a por los trillizos y mantenerlos vigilados, aunque se fiaba de ellos. Cuando eran pequeños solían ser crueles, pero ahora los alfas protegían a su hermanita más de lo que hubiera esperado y no podía estar más feliz con ello.

—Pobre Kaveh, yo también pasé mucho miedo cuando mis pequeños se hicieron mayores— dijo Tighnari. —Sobre todo Aletheia, fue la que peor lo pasó, estuvo llorando tres días.

—Lo sé— respondió Cyno recordando cómo había intentado mantenerse al margen para que el omega cuidara de la niña, aunque se había pasado los tres días preocupado por ella. —Aún la veo demasiado pequeña, creo que no voy a llevar bien que un alfa se le acerque...

—Eso no creo que lo llevemos bien nunca, cariño...

Tighnari tomó la mano de su marido y observó a sus hijos mirando hacia los tiburones. Le parecía demasiado lindo que al final se llevaran tan bien aunque los gemelos eran demasiado bruscos a veces, al fin y al cabo eran alfas dominantes. Entonces, una chica se acercó a los trillizos. A juzgar por su apariencia seguramente tuviera más o menos su misma edad, aunque era un poco más alta que los chicos. Su cabello era largo y castaño excepto por un mechón blanco, lo llevaba recogido en una coleta alta.

—¡A que son una pasada!— dijo emocionada y se acercó a Aletheia. —Por cierto, hueles muy bien, ¿cómo te llamas? Yo soy Arataki Kiara.

La omega se sonrojó abruptamente y supo enseguida que esa chica era alfa. No solo por cómo olía sino porque claramente acababa de flirtear con ella.

—S-soy Aletheia y sí, son una pasada...

Automáticamente, sus dos hermanos se giraron hacia ellas y fruncieron el ceño. También se percataron de que se trataba de una chica alfa y eso les hizo ponerse en guardia inevitablemente. Desde que se habían definido como alfas, eran mucho más sobreprotectores con su hermana.

—¿Quieres venir conmigo a la zona de las anémonas? También hay medusas y brillan en la oscuridad— dijo Kiara. Era más directa de lo que solían ser otros jóvenes de su edad. —Eres muy guapa, por cierto.

Kamran fue el primero en dar un paso hacia ellas y carraspeó para hacerse notar.

—Aletheia no puede ir contigo, lo siento. Estamos pasando el día en familia— dijo y tomó la mano de su hermana.

—B-bueno... quizá otro día...— respondió la omega un tanto tímida. No esperaba que una alfa se la acercara de forma tan directa.

—¡Kiara! —el grito de quien parecía ser su madre hizo que todos girasen la cabeza.

Tighnari, que acababa de entrar con Cyno, reconoció a Gorou en cuanto lo vio. Detrás de él iba su marido, Itto, con un pequeño en brazos. No entendía lo que estaba pasando hasta que vio a su hija mover la cola de un lado a otro mientras miraba a la pequeña alfa.

—¿Qué pasa? No he hecho nada malo, solo estaba hablando con Aletheia— dijo la chica y agachó ligeramente sus orejas. No era consciente de que su actitud podría ser demasiado directa e incomodar a la gente.

La omega se separó un poco de sus hermanos y se acercó a Kiara con una sonrisita tímida. Tighnari miró a Cyno y sintió que ahora que tenía potestad como padre iba a sacarla de ahí a rastras.

—Sí, solo hablábamos... Me ha dicho que hay medusas que brillan, tiene que ser interesante— respondió Aletheia.

Kiara miró a la omega y alzó las orejas de nuevo a la par que su cola comenzaba a moverse enérgicamente. Cyno suspiró y apretó ligeramente la mano de Tighnari. Precisamente habían hablado de que esa situación llegaría en algún momento, pero no estaba preparado para que fuera tan pronto.

—Hey, calabacita. Mamá y yo te hemos dicho que no deberías ir por ahí sola— dijo Itto y se acercó a su hija aún sin soltar al más pequeño.

La chica se sonrojó abruptamente y apartó la mirada. Ya era mayor, era una alfa, pero sus padres seguían tratándola como un bebé.

—Lo sé, lo sé... y no me llames así— dijo frustrada. A diferencia de Itto, no se había percatado de que había puesto tensos tanto a los gemelos como a Cyno con su actitud.

Cyno decidió acercarse sin soltar la mano de Tighnari y observó a las dos chicas. Conocía a Itto y a Gorou, pero eso no quitaba que Kiara fuera una alfa adolescente cargada de hormonas, por lo que no podía bajar la guardia.

—¿Todo bien?— dijo el beta.

—Lo sentimos, la pequeña Kiara es muy impulsiva, pero no quería hacer daño a Aletheia —respondió Gorou. —No esperaba encontraros aquí, ¿cómo os va? Veo que los líderes no están con vosotros.

Aletheia rodó los ojos. Se sentía en una burbuja, pero a la vez agradecía que se preocuparan por ella. Aprovechando que estaban hablando se acercó un poco más a la alfa, parecía buena persona y era muy bonita, también le gustaba su olor. Sin embargo, sabía que no podía alejarse mucho de allí así que simplemente caminó hacia la pecera de enfrente esperando que la siguiera. Había algunos peces extraños, aunque no eran bioluminiscentes eran bonitos.

—Han tenido que irse hace un rato, el pequeño Yarim ha empezado a tener síntomas de su primer celo— comentó Cyno y siguió discretamente con la mirada a las chicas, que se habían juntado no muy lejos de ellos. Casi como si le leyeran la mente, los gemelos se acercaron un poco. Estaba claro que no iban a dejar sola a su hermana. —¿Qué tal os va a vosotros?

—Bastante bien, aunque Kiara tiene una adolescencia complicada... es bastante hiperactiva, me recuerda a su padre— dijo Gorou y soltó una suave risa.

—Es muy bonita, parece que Aletheia y ella se entienden... pero son muy jóvenes...— añadió Tighnari algo tenso. Era la única omega de la familia por el momento y necesitaba protegerla.

—Tranquilos, la vigilaremos, sentimos haber causado problemas...

—No te preocupes, Gorou. Es comprensible, son jóvenes y tienen ganas de explorar el mundo— añadió Cyno y volvió a mirar a las chicas. —Además, parece que Aletheia tiene un buen par de guardianes.

Itto soltó una pequeña carcajada y observó a los pequeños alfas.

—Los hijos de Alhaitham no podían ser de otra manera— comentó y observó también a las niñas. Definitivamente parecían llevarse bien.

Aletheia tomó una de las manos de Kiara y tiró de ella hacia otra de las peceras. Se sentía perseguida por sus hermanos, pero le daba igual, no estaba en sus planes hacer nada extraño, pero sí que le había llamado la atención la alfa.

—¿De verdad crees que soy guapa? También me pareces muy bonita...

Kiara movió su cola felizmente y una gran sonrisa apareció en su rostro. Cuanto más crecía más se parecía a su padre, incluso su personalidad era muy similar.

—Eres la omega más bonita que he visto— dijo con sinceridad. —Cuando seamos mayores te cortejaré y serás mi novia, papá dice que tengo que pedirle permiso a tu padre para pedirte una cita.

—Ya soy mayor...— dijo sin reparo y acarició la mano de la alfa delicadamente. —Puedes pedirle permiso a Cyno, mi... padre no está aquí, pero también es mi padre...

Kiara ladeó ligeramente la cabeza y la miró un tanto extrañada antes de dirigir la mirada hacia el beta.

—¿Cómo que también es tu padre?— cuestionó la pequeña alfa.

—Cyno es mi padre biológico, pero Alhaitham siempre ha sido como mi padre porque nací cuando estaba casado con mi madre... larga historia. Pregúntale a Cyno— pronunció la chica e hizo un leve puchero. —¿No quieres preguntarle a él?

Kiara se sonrojó y enseguida asintió con la cabeza.

—¡Claro que quiero!— dijo decidida y volvió a mirar al beta. Tragó saliva, ese hombre imponía bastante aunque no fuera un alfa.

Sin soltar la mano de Aeletheia, caminó hasta donde estaban los adultos y miró directamente a Cyno. Estaba tratando de parecer más segura de lo que en realidad estaba y el hecho de que sus padres también estuvieran allí resultaba demasiado incómodo.

—E-esto... señor Cyno— carraspeó y volvió a estirar su postura. —Vengo a pedirle permiso para invitar a Aletheia a una cita.

Cyno se quedó perplejo y miró a las niñas sin saber qué decir. ¿Desde cuándo aquello había pasado a ser su responsabilidad directa? Nunca hubiera imaginado que un joven alfa vendría a pedirle permiso para salir con su hija, siempre dio por hecho que hablarían con Alhaitham. Su primer impulso fue decirle que no, que eran muy pequeñas para eso, pero cuando miró a Aletheia pudo ver la ilusión en sus ojos y su corazón se ablandó.

—Bueno... Está bien— respondió el beta. —Aún es pronto para que vayáis solas por ahí, pero si a tus padres les parece bien podemos comer todos juntos ya que estamos aquí.

Todos se miraron confusos, tampoco esperaban que la pequeña preguntara a Cyno ya que, a ojos del mundo, era hija de Alhaitham.

—Me parece bien, sí, comamos todos juntos— respondió Gorou.

Aletheia se abrazó al brazo de la alfa y la miró con una sonrisita ilusionada. Tighnari no pudo evitar reír ante la situación, acababan de hablar sobre ello y Cyno había reaccionado de forma demasiado adorable.

—Pues vamos todos, niñas no os separéis de nosotros ¿hm? Aún sois muy jóvenes— dijo él omega y tomó la mano de Cyno. Miró por inercia a sus gemelos, estos parecían dispuestos a saltar sobre Kiara si se sobrepasaba con su hermana así que supo que la pequeña estaba más que protegida. 

Continue Reading

You'll Also Like

48.2K 6.3K 40
Esta historia es un AU de kuroshitsuji... pero este AU ya existía. Eso si, la historia es totalmente inventada por mi. Personajes pertenecen a Yana...
176K 18.8K 21
{ Matcha Blossom!Omegaverse } En donde a Cherry se le adelanta su celo en medio de una competencia. Créditos a la artista del fanart que utilice par...
288K 19.6K 92
Todas las personas se cansan. Junior lo sabía y aun así continuó lastimando a quien estaba seguro que era el amor de su vida.
479K 76.8K 33
Park Jimin, un padre soltero. Por culpa de una estafa termina viviendo con un completo extraño. Min Yoongi, un hombre solitario que guarda un triste...