Wang Yibo no podía creer lo que estaba escuchando, en aquel momento ni siquiera sus sangrantes heridas emitían tanto dolor como el que estaba atravesando su lastimado corazón.
Desde el momento en que se sentó en el trono del Emperador supo que tendría que enfrentarse a muchas cosas, entre ellas a la traición. Para él, esto no era algo desconocido, mucho menos algo que le causara preocupación pues sabía que incluso su propio padre había hecho uso de aquello para subir al lugar que ahora ocupaba.
Traiciones, engaños, trampas, todo eso rodeaba aquel trono, así como todo lo que le rodeaba. Quien crecía dentro de la familia Imperial, sabía que tanto sus vidas como sus destinos eran inciertos y todo debido a la eterna codicia que envenenaba los corazones de algunos desde tiempos lejanos.
Si, estaba preparado para ser traicionado y para manejar la situación. Aún así no estaba preparado para lo que sus oídos estaban escuchando en aquel momento.
Lo sabía, enemigos eran muchos, así como personas que codiciaban lo que tenía. Estaba preparado para recibir en algún momento de su vida una cruel puñalada en su espalda pero nunca esperó que la mano que cargara tal daga fuera la de su hijo, su peonía.
Aquella peonía que había regado y cuidado con tanto amor para que algún día pudiera florecer con gran esplendor.
- Sé que es una noticia dura para usted y puede ser que no crea en mis palabras pero lo que digo es cierto.
- ¿Por qué debería de creer en lo que dices?.- Yibo aún quería aferrarse a una pequeña esperanza.- ¿No será que estás traicionando a tu maestro? Siempre lo estimaste y hasta eras capaz de dar tu vida por él.
- Usted lo acababa de decir.- Una sonrisa llena de amargura apareció en sus labios.- Por él era capaz incluso de dar mi vida pero cruelmente me dí cuenta que todo este tiempo me había sacrificado en vano. Di todo de mí por alguien que al final me arrebató todo.- Sus ojos se humedecieron.
- Explícate.
- Su hijo, su adorada Peonía, la misma Peonía que todos alaban y llaman el pequeño sol de Yang...es un vil y cruel asesino.
- ¿Eres consciente de que estás cometiendo un gran pecado?.- El hombre junto al Emperador levantó su espada y la dirigió al cuello del joven.- Estás hablando del Príncipe Heredero y uno de los hijos más preciados de nuestro Emperador.
- Soy muy consciente de lo que digo y estoy dispuesto a morir ahora que dije la verdad.- Tomó el filo de la espada y la llevó a su cuello.- Su Alteza, el Príncipe Mu Da es un asesino, un traidor y está desquiciado. Él envenenó a su propia madre, es quien la mantiene inconsciente, es quien emboscó al Emperador y...- Su voz se quebró.- Fue quien masacró a los remanentes de la familia de la Emperatriz y...a mi padre.- Se quedó viendo a Yibo.- Y será quien le ponga fin a la vida del Rey Consorte...su amado esposo.
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- Acabo de ordenar a nuestros hombres que resguarden los muros del Palacio.- Shaham tenía un semblante serio.- También desplegué un batallón para que se encarguen de proteger a los ciudadanos.
- Lo mejor sería evacuar la ciudad. Es obvio que esos hombres se irán contra los más débiles.- Zhan observaba el mapa estratégico.
- Es algo imposible padre.- El Príncipe Heredero estaba a su lado.- No tenemos tiempo para ello, los rebeldes avanzan con rapidez.
- ¿Cómo no pudimos detectarlos antes de tiempo?.- Zhan estrelló su puño contra la mesa.
- Al parecer se habían estado infiltrando de a poco.- Shaham veía fijamente hacía el Príncipe Heredero.- Por lo visto alguien les había estado dando refugio y le suministró las rutas para hacerlo.
- Debemos encontrar al responsable.- Mu Da lucía apacible.- Tenemos que castigarlo y así darle una lección a los demás.
- Me parece correcto.- Zhan asintió.- Pero primero debemos hacer algo más importante.- Avanzó hacía Shaham.- Necesitamos resguardar a la familia real.- Colocó su mano en su hombro.- Debes sacarlos de aquí.
- Los sacaré pero usted también vendrá conmigo.- Volvió a observar al Principe.- No pienso dejarlo aquí.
- Soy el Rey Consorte, ante la ausencia del Dragón y el Fénix, yo debo dar la cara por el pueblo y la familia real.
- Majestad...
- Padre.- El Príncipe interrumpió.- Creo que lo mejor es que le haga caso a Shaham. Debe irse, debe proteger a mis hermanos. Yo puedo quedarme y luchar.
- No te dejaré solo. No dejaré solo a este reino que me acogió como uno más. Soy el Rey de esta tierra y como tal debo dar la cara.
- Entonces me quedaré con usted. Le hice un juramento desde que éramos niños. Juré que viviría y moriría a su lado.
- Hace tiempo dejaste de ser mi guardián.- Le sonrió.- Eres mi familia. Mi vida ya no está en tus manos.
- Como su familia...mi deber es quedarme a su lado.
- Como mi familia tu deber es mantenerte a salvo, así como a los demás. Necesito que mis hijos estén bien, así como la Emperatriz, tu esposo y ese niño que viene en camino. Estoy confiando lo más preciado que tengo a tus manos porque eres la única persona en quien puedo confiar.
- De acuerdo.- Su mirada aguda se posó sobre el joven Príncipe.- Pero voy a regresar una vez que estén a salvo.
- Bien.- Sonrió aliviado.- Necesito que lleves a nuestra familia al territorio de Song. Allí está mi tío más pequeño. Pídeles que envíen con urgencia a nuestra familia en una embarcación directo a Persa.
- Yo me encargaré de escribirle a mi tío para que los reciba.
- Voy a contar contigo Shaham.- Apretó su hombro.- Nuestra familia debe estar a salvo para cuando el Emperador regrese nos podamos reunir todos de nuevo.
- Eso va a ocurrir sin dudas padre.- El Príncipe se acercó y abrazó al omega.- Padre vendrá y pondrá orden de nuevo.
Era la primera vez que el gran guerrero Shaham sentía aquello que muchos llamaban preocupación y temor. Aquella sensación en su pecho no lo dejaba en paz, aquello era como una señal directa de que por nada del mundo debía abandonar su lugar.
No deseaba marcharse dejando atrás a la persona a la cúal le había jurado ser fiel hasta la muerte. No quería romper su promesa pero ahora esta persona estaba colocando sobre su espalda lo más preciado que tenía.
Ya no se trataba de solo proteger a aquel amo con el cúal había crecido y con quien había vivido grandes aventuras. Ahora debía proteger más vidas igual de valiosas que él.
Si seguía negándose a abandonar su puesto solo provocaría preocupación y molestía en su Rey quien a estas alturas estaba sobrecargado. No podía agregar más presión, mucho menos complicaciones pero si estaba decidido a no quedarse en silencio.
Si se iba a marchar de allí, no lo haría sin antes advertir a su Rey sobre aquellas sospechas que habían estado dando vueltas en su cabeza. Quizás estaba cometiendo una equivocación pero no le importaba si esto ayudaba a que su Rey se mantuviera con la guardía en alto hasta su regreso.
Le contaría de lo que pensaba sobre el joven Príncipe Heredero y de cómo sentía que todo aquel desastre que estaba ocurriendo era su responsabilidad.
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Wang Yibo rodaba cuesta abajo, su cuerpo era golpeado por rocas y ramas provocando que sus heridas las cuales empezaban a secar volvieran a abrirse. Él junto a los dos hombres que lo acompañaban han estado corriendo por las montañas, abriendo un difícil camino hacía Yang.
Ni siquiera le importa aquellos que antes lo perseguían para acabar con su vida, en aquel momento en lo único que podía pensar era en llegar lo más pronto posible a su reino, junto a su omega.
Su cabeza era un desastre, sus pensamientos parecían estar formando un gran torbellino lo que provocaba que su juicio se nublara. Había sido tanta la información, tanto el dolor y la sorpresa pero no tenía tiempo que perder.
No cuando la vida de su alma gemela estaba en gran peligro.
- Su Majestad, debe tener cuidado.- Uno de los hombres se acercó para tomarlo del brazo.
- Estoy bien.- Se levantó con rapidez.- Estoy bien.
- Claramente no lo está.- El joven alfa se acercó.- Y no lo culpo porque ningún padre podría soportar la traición de un hijo.
- Será mejor que cierre la boca.- El alfa que sostenía el brazo de Yibo gruñó.- Ni siquiera sé por qué decidiste venir. Debiste aprovechar la oportunidad de vivir que te dio el Emperador.
- Justo ahora solo me importa vivir lo necesario para conseguir lo que quiero.
- ¿Y eso qué es?.- Yibo lo vio con sospecha.
- Matar al Príncipe Heredero.- Se quedó viendo a Yibo.- Sé que es su hijo y sé que quizás vaya a perder la vida por esto pero quiero...necesito vengarme.- Su rostro estaba lleno de dolor.- Me voy a vengar por todo el abuso que cometió conmigo...por las noche en que mancilló mi cuerpo sin reparo...por mi padre y...por haberse aprovechado de mi lealtad para acabar con mi vida. Voy a matar a ese monstruo.
- Nuevamente estás hablando del hijo del Emperador.- El otro alfa regañó.
- Un hijo que fue capaz de envenenar a su madre, que traicionó a su padre y que está a punto de quitarle la vida a alguien que lo amó de forma genuina y que solo veló por él.- Los ojos de Wang Yibo se humedecieron pero su expresión era lúgubre.- Si lo que quieres es su cabeza...- Apretó sus puños.- Puedes ir por ella.
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- ¿Qué me estás diciendo?.- Zhan lucía desconcertado.
- Por favor perdone mi atrevimiento.- Shazam colocó su rodilla en el suelo.- Pero es la verdad...- Levantó su mirada.- Es lo que siento.
- Ni siquiera tienes prueba de ello.- Peinó su pelo hacia atrás.- Esto es muy grave. Estamos hablando del Príncipe Heredero.
- Usted lo ha visto.- Lo vio a los ojos.- Su propio hermano intentó derrocar a su padre. No dudó en traicionarlo. ¿Por qué no podría el Príncipe Mu Da? La avaricia corrompe corazones.
- Pero incluso mi hermano no lastimó a mi padre.- Caminó de un lado al otro.- Solo lo encerró.- Estamos hablando de que el Príncipe pudo haber envenenado a la Emperatriz y de que provocó todo esto.- Negó.- Lo siento pero me niego a pensar en ello.
- Quizás no confíe en mí..
- Confío en tí con los ojos cerrados.- Lo tomó de los hombros.- Te conozco, sé quién eres.- Sonrió.- Por eso sé que algunas veces sospechas hasta de tu sombra. Mi querido Shaham no confía en nadie.
- Confío en tí Majestad...confío en mi Li'An. Confío en ambos ciegamente.
- Lo sé.- Palmeó su mejilla.- Shaham, por ahora solo puedo preocuparme en la seguridad de mi familia y en verdad me cuesta creer que esto sea cosa del Príncipe.- Negó.- Es nuestra pequeña y amorosa Peonía. Desde mi llegada me llamó padre y me amó.
- Entiendo.- Tomó sus manos.- Es normal que sientas dudas pero debes prometerme algo.
- ¿Qué cosa?
- No bajes la guardía. No hasta que yo regrese...porque voy a regresar. No pienso dejarte solo.
- Es la primera vez que me tuteas.- Le sonrió con dulzura.- Es agradable escucharte hacerlo.
- Por favor Zhan.- Su mirada era suplicante.
- De acuerdo.- Asintió.- Ve...pon a salvo a nuestra familia y regresa a mi lado.- Acarició su mejilla.- En realidad voy a necesitar a mi mejor guerrero a mi lado. Solo él se puede igualar a mi talento.- Bromeó.
- Regresaré pronto.- Fue sorprendido por el repentino abrazo del omega.
Desde el primer momento en que Shaham estuvo al lado de Zhan, nunca lo vio como alguien distinto a él. El tema de alfas, omegas o betas no era algo que solía aplicar con aquel príncipe.
Xiao Zhan lucía igual ante sus ojos, un gran, fuerte, fiero y valeroso hombre.
Ahora que lo tenía aferrado a su cuerpo mientras reposaba su frente en su hombro, pudo ver que este también tenía un lado delicado, suave y frágil.
En aquel momento el omega se veía pequeño entre sus brazos, como si fuera una ligera y fina pieza de jade. ¿A dónde había ido aquel hombre fuerte tanto de temple como físicamente? ¿Siempre había sido así y solo lo había ignorado? Shaham se hacía estas preguntas mientras trataba de ser delicado como las veces que ha tenido que sostener a su amado príncipe y esposo.
Shaham lo abrazó con afecto, amor y protección, con los mismos sentimientos con que lo había abrigado desde que eran niños. Ahora no eran maestro y siervo, eran un par de amigos, compañeros...hermanos.
- No demores.- Zhan se alejó.- Te estaré esperando.
- Prometo que regresaré pronto.- Apretó con suavidad las manos de Zhan. No quería soltarlas.- Por favor, cuídate y espérame.
- Eso haré.- Soltaron su agarre.- Ahora...ve.- Sonrió al ver la reverencia del alfa.
- Ya regreso...Majestad.- Se dió la vuelta y se alejó.
- Buen viaje amigo mío.- Una vez que Shaham estuvo a una distancia prudente se giró y observó a la persona que se encontraba detrás de las cortinas.- Ya puedes salir.
- Majestad.- El guardián hizo una reverencia.
- Por favor...haz lo que te pedí.
- De acuerdo.
- Recuerda...una vez que mi familia abandone el Palacio...no pueden regresar.- Sus ojos se volvieron cristalinos.- Ni siquiera el General Shaham. No importa que hagan...no le permitan volver.
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Nuestro Emperador Wang se está apresurando para llegar junto a su omega y para enfrentar a su hijo.
Shaham ya le hizo una advertencia a Zhan sobre la peonia y al parecer Zhan ya tiene sus planes. ¿Como saldrá esto?
Antes de finalizar quiero avisarles que lamentablemente las actualizaciones ya no podrán ser diarias.
En el transcurso de este tiempo su servidora ya estado atravesando ciertas situaciones y experimentando algunas etapas. Cosas que se han sumado a mí y las cuales he decidido asumir, así que debo dedicarles tiempo.
Con esto no digo que dejaré de escribir jejeje. Solo digo que la frecuencia con la que solía escribir ya no será igual que antes.
Tomé la decisión más justa qué me pareció para así poder dividir mi tiempo entre mis escritos y demás obligaciones.
A partir de ahora las actualizaciones serán 2 veces a la semana. Los Lunes y los viernes serán publicados los cap restantes de esta historia, así como de proyectos a futuro (los cuales son varios).
Es mi deseo seguir escribiendo para ustedes por lo que tomé esta medida la cuál creo que es beneficiosa.
Gracias por haber sido paciente hasta ahora y por seguir mostrándome apoyo hasta último momento.