Duele.
Arde, incluso.
Cierro los ojos para intentar mantener la calma y me concentro en mi respiración. Intento no pensar, no sentir. Mi pecho se hincha, pero el oxígeno no termina de llegar a mis pulmones. No es la primera vez que ocurre y pensaría que debería estar acostumbrada, pero no. Nunca lo estoy.
Cada parpadeo se vuelve más lento, mis pestañas más pesadas. Mi cuerpo pide clemencia, desesperado por intentar que, por fin, me rinda. Pero mi cerebro está saltando como una bola de pinball, rebotando contra las paredes de mi cráneo. Me siento como una niña que ha tenido demasiada azúcar antes de irse a dormir y ahora está pagando con las consecuencias de ello.
Quizás no haya sido tan buena idea cenar tanto, o tan tarde. Quizás esté exagerando.
Puede que la pastilla que me tomé no esté haciendo efecto, o que no debiera haberla mezclado con las demás.
Yo solo quería dormir.
Pero, ¿y si el mundo se acaba mañana?
No todo el mundo pero, ¿al menos el mío?
Lo sé, sé que literalmente el mundo no se va a acabar. La tierra va a seguir girando, va a llover de todos modos como dice la aplicación del clima de mi teléfono, nadie más lo va a notar. Excepto yo. Las posibilidades de que todo de un giro de 180 grados para mí son tan altas que probablemente pueda conseguir mejor recepción telefónica si me subo encima de ellas. Lo que más me asusta es que no sé si estoy lista. Sea bueno, o malo.
Bueno, cualquier cosa es mejor que un trabajo aburrido de 9 a 5 en una parte de la ciudad tan mediocre que la gente llama El Inodoro por alguna extraña razón. ¿No es cierto?
¿No?
¡¿No lo es?!
Odio cuando me pongo así.
Yo solo quería dormir.
Ha pasado demasiado tiempo desde que llegué a esta habitación, a este hotel. Aunque sé que no pueden haber sido más de 72 horas. El momento en que me quitaron el teléfono fue como si me hubieran despojado de toda mi identidad. Sé que valdrá la pena, tiene que valer la pena. He arriesgado todo por esto.
Tenía razón, el mundo terminó en el momento en que abrí los ojos hace unos días, bueno, tal vez no exactamente en ese momento. Pero definitivamente lo hizo cuando el tipo del programa llegó a mi puerta. Un conductor, escoltándome camino a un auto negro con ventanas oscuras. Como una persona rica en una película.
Algo cool, supongo.
No tengo demasiados seguidores, pero de todos modos sentí la necesidad de hacerles saber que iba a estar ausente por un tiempo. Tal vez sea mi propio intento de hacerme sentir más importante de lo que ya soy. Espero que esa publicación de carrusel con todas esas fotos y el texto sobre cómo voy a emprender un nuevo viaje de autodescubrimiento y todas esas tonterías no sea tan cursi como suena cuando trato de recordarlo.
Espero que me esperen.
Pero lo que sea que suceda adentro, sé que al menos van a venir más, tienen que hacerlo. Mi mundo terminó, sí, pero ahora va a empezar a girar de nuevo. Apenas decidan abrir mi puerta de nuevo.
Ya he firmado el AND, pero aún así dijeron que teníamos que esperar hasta que todos estuvieran en el mismo lugar; para trasladarnos a todos juntos, supongo. No sé quiénes son los demás, pero juzgando por el anuncio al que respondí, buscaban al menos un par de famosos. ¿Los reconoceré?
Tiene sentido, después de todo, es la industria del espectáculo. Necesitan su clickbait y el mío probablemente no fue lo suficientemente bueno. Soy muy consciente de que estoy aquí como un token, la minoría obligatoria que igual es suficientemente estereotípica como para no hacer sentir demasiado incómoda a la gente. No me importa, en este punto tomaría cualquier cosa si significara no tener que volver a la vida aburrida y real.
¿Es egoísta eso de mi parte?
El golpe en la puerta no me deja responder a mi propia pregunta.
Camino hacia ella sin pensarlo demasiado, probablemente sea el desayuno, o el almuerzo. Nunca habría imaginado que perdería la noción del tiempo en solo un par de días. Probablemente la ausencia de ventanas tampoco ayuda.
—¡Hola! ¿Maya, verdad? —dice él, con una voz profunda que suena casi irreal.
Maldición, él es el desayuno, el almuerzo, la cena y el postre juntos. La definición más pura de DILF que he visto en mi vida.
—Sí, claro. —De repente olvido mi nombre, cómo hablar inglés, cómo estar quieta sin que mis piernas tiemblen.
—¿Puedo... pasar? —Su tono es melódico, hipnotizante. Tiene todo el sentido del mundo que esté en esta posición.
Pero, ¿no se suponía que lo iba a conocer junto con los demás? ¿Por qué está tocando a mi puerta en lugar de la de cualquier otra persona?
Lo llevo hacia la pequeña mesa en la esquina de la habitación y él me mira por última vez antes de romper el contacto visual. Es todo tan intenso. Finalmente entiendo lo que se siente al tener alguien famoso y poderoso respirando el mismo aire que tú.
—Así que... ¿estás emocionada? —Pregunta cuando ambos estamos sentados. Lleva esas pausas de medio segundo en su lengua, extendiendo las sílabas. Se me hace agua la boca.
¿Qué carajo, estoy realmente tan necesitada de contacto físico?
—¡Oh my God, por supuesto! —Respondo, demasiado rápido. Mi acento suena 5 veces más potente de lo que nunca ha sido— Es decir. Sí, bastante. Estoy muy agradecida por la oportunidad.
Sonríe y deja que mis palabras se cocinen en el aire, disipándose.
—Quería venir y disculparme personalmente por mantenerte aquí más de lo que esperábamos —Sus dientes parecen perfectamente moldeados, blanquísimos— Al principio se suponía que era solo por un día, pero algunos de los vuelos se retrasaron y queríamos tenerlos a todos aquí.
—Claro, no. Está bien. ¡Obvio! ¡Fue como un detox! —Miento descaradamente. He odiado cada segundo de estar aquí sin mi teléfono, sin nada que hacer además de leer un par de novelas cortas que encontré en uno de los cajones.
—Oh, bueno, en realidad vine aquí para darte esto —Se toma su tiempo para sacar lo que tiene de su bolsillo. Me hago la desinteresada, pero es inevitable seguir su mano con mi vista— Realmente no tienes que usarlo si no quieres, pero pensé que era lo menos que podía hacer. Ya sabes, por mantenerte aquí y todo eso.
¡ES UN PUTO TELÉFONO!
Tengo que contenerme para no saltar hacia adelante como un animal hambriento y decido agarrarlo casualmente de su mano. También me aseguro de demorar un poco, solo para sentir su piel cálida deslizarse por mis dedos. Nunca rompe el contacto visual y puedo jurar que su sonrisa se ensancha cuando siente mi contacto.
Después de un segundo, mira el teléfono y levanta las cejas.
—No tendrá servicio. Se conectará a una red interna una vez que llegues, pero es bueno para emergencias —Explica, rascándose la barba incipiente, perfectamente arreglada. Huele tan bien—. Puedes usarlo para escribir notas, tomar fotos y videos y documentar todo lo que te rodea. Todo se sube automáticamente en nuestra nube, así que ten cuidado con lo que vayas a hacer con él —Después de esa última oración, guiña un ojo. Siento que estoy muriendo por dentro.
—Ya va, ¿o sea que van a usar las cosas de este teléfono en pantalla? —El sentimiento de poder me invade. Sé que la mayoría de los problemas con los reality shows es que el equipo tuerce la historia para su beneficio, pero con esto puedo tomar el control. Mostrar lo que realmente sucede y sus cámaras no captan. ¡Hacerme ver aún mejor!
—¡Ese es el plan! No todo, por supuesto, solo... No lo uses solo para tomar selfies... No es que no quisiera verlas, claro —Toso, me guiña el ojo de nuevo, como si no me hubiera dado un ataque al corazón—. El número de producción está en él, en caso de que necesites algo— Pausa por un segundo y comienza a levantarse— El mío también, en caso de que necesites a mí.
Después de despedirse, extiende los brazos cuando se detiene bajo el marco de la puerta y lo abrazo sin dudarlo. Puedo oler su colonia con mi nariz cerca de su cuello. Mis piernas tiemblan de nuevo.
Pueden llamarme loca, pero siento esta profunda e insana conexión con él. No estoy segura de qué es, tal vez la forma en que me miró cuando estábamos hablando. ¿Tuvo él alguna participación en elegir quiénes formarían parte del show? Tendría sentido, es el anfitrión del programa después de todo.
Lo que significa que me eligió a mí, de entre cientos, probablemente miles de personas.
Piensa que soy especial.
Las próximas horas vuelan ahora que finalmente tengo un teléfono de nuevo. La resolución de la cámara es impresionante y hago mi mejor imitación de influencer saludando a extraños y presentándome en videos cortos. Tomo fotos, hablo sobre mis expectativas para el programa y cualquier otra cosa que sienta que será buena para una introducción en pantalla.
He visto tantos reality shows y muchos más canales de comentarios de Youtube sobre ellos. ¿Qué dirán de mí? ¿Quién me vería?
¿Le importaría a Swell Entertainment? A Amanda le encantan los dating shows después de todo...
Literalmente me voy a morir si Sixteenleo siquiera se molesta en mencionar mi nombre. ¡Solo pensar en ello me hace temblar!
Pero es tarde, y necesito calmarme y apagar las luces. Tal vez dormir me ayude a calmar los nervios. Al menos con eso se acercará la mañana.
Pero no puedo.
Al principio siento que me quedo dormida pero me despierto una y otra vez. Es una mezcla de emoción y nerviosismo.
No puedo dejar de pensar en todo lo que va a pasar. En todos esos ojos sobre mí y la presión de tener cámaras mirando cada uno de mis movimientos las 24 horas del día, los 7 días de la semana. En él.
¿Estará él mirando?
Sí, por supuesto que tenía un crush con él antes de siquiera aplicar para el show. Como cualquier otra persona de mi edad con buen gusto. Un actor de nicho en apenas un par de las películas correctas, con una base de fans más pequeña, más accesible y más personal.
Y carajo, lo conocí hoy.
No puedo evitarlo, mi mente sigue divagando hacia él. La forma en que sus ojos se clavaron en los míos, el sonido de su voz, el olor de su colonia. Es como si dos de cada tres pensamientos que tengo no son más que simple relleno para mi cerebro, hasta que pueda pensar en él de nuevo. No sé qué es lo que me cautiva tanto de él, pero puedo sentirme más y más infatuada mientras más recuerdo nuestra interacción. A ver, seguramente es el estrés. Es la ansiedad que me da pensar en lo que puede pasar después.
Y sería mejor dormir, pero parece imposible.
A menos que...
Mi mano comienza a viajar por mi cuerpo antes de que me dé cuenta. Se siente cálido, acogedor. Sonrío. Es como si mis sentidos hubieran tomado el control, y puedo sentir el calor y la suavidad de mi piel mientras mi mano viaja más hacia abajo. La sensación es cómoda, y me encuentro sonriendo ante el placer inesperado.
Intento detenerme, dejarlo pasar y olvidarlo, concentrarme en los próximos desafíos del programa. Pero mi mente sigue dando vueltas y me lleva directo a él. Me pregunto qué está haciendo en este momento, si está pensando en mí. Sé que es ridículo, solo es el anfitrión del programa después de todo, pero no puedo evitar cómo me siento.
Me detengo por un momento, mi mano todavía entre mis piernas. El pensamiento cruza mi mente de nuevo, ese que he estado tratando de alejar desde que llegué aquí.
¿Hay cámaras en esta habitación? ¿Alguien me está mirando en este momento?
Pero es probablemente imposible, después de todo, el show aún no ha comenzado.
La parte racional de mi cerebro sabe que esto no está bien, que no hay razón para que me sienta emocionada al respecto. Pero otra parte de mí, una parte más oscura de la que no estoy orgullosa, le gusta la idea de ser observada. Es parte de la emoción, un pequeño tabú secreto que no puedo evitar disfrutar. Después de todo, por algo apliqué para que me vieran miles, ¿verdad?
Muevo la cabeza tratando de alejar el pensamiento de nuevo. Sé que debería detenerme, que no debería dejarme consumir por esto. Pero es difícil resistir, especialmente cuando todo lo demás en mi vida se siente tan fuera de control. Así que me permito ceder, solo por un poco más.
Sí, es estúpido. Pero estoy medio dormida y nerviosa, y probablemente es lo único que aliviará la tensión.
Trato de no hacer ruido, pero algunos gemidos escapan de mi garganta mientras mis dedos continúan explorando mi cuerpo. La sensación es eléctrica, y puedo sentir cómo mi corazón late cada vez más rápido.
Cierro los ojos e imagino que él me está mirando, sus ojos clavados en los míos, su voz susurrando en mi oído. Es como un pequeño secreto entre ambos que no puedo evitar disfrutar. Mi cuerpo se convulsiona de placer, y puedo sentir cómo el calor se extiende por mis extremidades.
Por mucho que intente mantener mi respiración estable, mis gemidos vuelven a traicionarme.
Mis dedos se mueven más rápido y más rápido, y puedo sentir cómo mi cuerpo se tensa. El placer se acumula y se acumula hasta que no puedo contenerme más. Grito, mi cuerpo temblando de éxtasis, y caigo sobre la cama.
Durante unos momentos, me quedo allí, jadeando e intentando recuperar el aliento. La culpa y la vergüenza comienzan a aparecer, pero las empujo lejos. Este es mi momento, no voy a dejar que nada lo arruine. Y por ahora, es suficiente.
Respiro profundamente e intento alejar la culpa. Es solo una cosa de una sola vez, no me dejaré consumir por esto. Pero mientras me voy quedando dormida, no puedo evitar preguntarme.
¿Qué otros límites estoy dispuesta a cruzar?
¿Ya estás entendiendo de qué va la historia?
¿Qué piensas de Maya?
¿Quién es el presentador del show?
¿Qué habrías hecho en su lugar?
¿Crees que hay cámaras o todo está en su cabeza?