Hermoso Equilibrio

By ReikoOnodera27

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Aang no sabe que creer. ¿Lo que siente está bien o está mal? Sabe cuál es su deber con el mundo, pero... Lo q... More

Amigos
Obligaciones
Descanso
Lo prefiero... ¿A él?
Deber
Piratas
La verdad
Secreto
Anuncio importante
Decisiones
Cortejo
Rivalidad
Resignación
Shinto
Anuncio y elecciones

El verdadero perpetrador

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By ReikoOnodera27

- Capitana, ¿Puedo preguntarle algo?

- Habla, Melek

- ¿Por qué amenazo de esa manera al joven Zuko? No había nece--

- Cuando pida tu opinión sobre como tratar a los prisioneros, te lo haré saber. Mientras tanto, ve y dale de comer

- Si, capitana

La capitana a veces creía que Melek no era apropiado para una tripulación pirata, pero, era su amigo y había prometido cuidarlo. Aunque, de continuar con esa actitud, tendría que arrojarlo al mar.

- De todas formas, tengo prohibido tocarlo...- Murmuró la capitana al estar sola

El joven por otra parte creía innecesario esas amenazas, pero él no considero lo que la capitana si. Zuko con una amenaza de muerte, pelearía, pero si se tocaba una fibra tan delicada como el quedar embarazado, era otra cosa.

Zuko por otra parte pensaba en que debía haber una manera de escapar. Ahora la capitana había mandado a amarrarle unos grilletes pesados sujetos a una base de concreto en una esquina de la celda. Prácticamente tenia los brazos hacia abajo por horas, quedando inmovilizado y entumido. Era cansado, sobre todo por las cadenas al rededor de su cintura que lo pegaban a la columna de la misma esquina.

Melek le llevó una bandeja de comida, con pan al vapor y un poco de té. De todos los hombres de la tripulación, Melek era el más amable.

- Aquí tiene, joven Zuko. Espero le guste el té, lo hice tal y como usted me indicó

- Gracias, Melek. Eres muy amable

- Es un plac--

- ¡Ey!

Tuzlu apareció en la puerta de la celda, con una cubeta de hielos que arrojo a Zuko. El joven maestro tirintio por el frío insoportable, sobre todo por el cuerpo adolorido.

- ¡Eso no era necesario!- Reclamó Melek- No tiene las fuerzas necesarias

- No, pero si le sigues dando de comer tres veces al día, recuperara esas fuerzas de inmediato y no es algo conveniente para nadie en esta nave

- No debes--

- ¿Qué? ¿No debo qué?- Dijo en tono desafiante- Fueron ordenes de la capitana. Habla con ella si tienes el valor suficiente y si es que él vale el riesgo, sino, cierra la boca

Tuzlu se retiro, dejándolos solos.

- No es prudente que pelees por mi, pero te lo agradezco

Melek no dijo nada y tan sólo se dedico a darle de comer a Zuko, este agradeció el gesto. Sabía que la amabilidad era muy escasa, y recibirla dentro de su terrible situación, era una bendición. Por fin entendía un poco mejor a su tío.

Shi Yang contemplaba el horizonte, sintiéndose satisfecha al recibir la brisa del mar en su rostro. Faltaba poco para llegar a su destino, entregaría a su presa, obtendría el pagó y se iría. Estaba aliviada por eso, pero también sentía curiosidad de los planes para con Zuko, aunque si se hacía una idea de lo que podrían hacerle al joven gobernante.

....

Mientras tanto, en otro lugar.

- ¿Ya está lista la habitación para mi invitado especial?

- Si, señor

- Bien, yo arreglaré personalmente el otro cuarto, sólo consigue un poco de calabaza, canela y las otras hierbas, además del chocolate

- Enseguida, señor- El sirviente se retiró

- Ya falta poco, patito... muy poco para que estemos juntos y entonces, nadie nos separara

....










Aang llegó de inmediato a la nación del fuego, siendo recibido por Suki. El guerrero de la tribu agua pese a la desesperante situación, le dio un abrazo rápido a su amada. Acababa de irse y pronto regreso por aquel infortunio tan terrible. El teniente Hao y el coronel Jin eran los que estaban dirigiendo varios equipos de rescate por tierra, en algún momento el navío debía tocar tierra y ellos debían adelantarse a la capitana para capturarla y rescatar a Zuko.

- Suki, ¿Alguna noticia sobre Zuko?

- No, Aang. La situa--

- La situación con respecto a nuestro señor del fuego- Habló el teniente Hao- no es de su incumbencia, Avatar

- ¿Qué acaba de decir?

- ¡Oiga! ¿Cómo se atreve?- Reclama Sokka- ¡Él es el Avatar, el salvador del mundo!

- Soy consciente de eso, pero nuestro señor es prioridad aquí, y es un asunto que consta a esta nación. No importa que ustedes sean sus amigos

- Hao, es mejor retirarnos y continuar con la búsqueda que perder el tiempo con ellos- Aconsejo el coronel Jin- entre más tiempo estemos discutiendo, menos tiempo tendremos para salvar a nuestro señor

- ¿Ustedes son los pretendientes de Zuko?- Tal fue el impacto de la pregunta hecha por el guerrero, que todos quedaron boquiabiertos

- Sokka, cariño, ¿Qué clase de pregunta es esa?

- Eso tienen que ser, porque nadie más que Iroh y nosotros se preocupa verdaderamente por Zuko- Aseguro el joven guerrero

Aang aun sin entender el porque de los pretendientes, intento tomar del brazo al guerrero para que se calmara, pero Sokka no se lo permitió, ni siquiera a Suki. Estaba muy enojado.

- ¡Que atrevimiento por parte suya! ¡Es una ofensa y deberá pagar por ello, campesino!

- ¡Ustedes deberían pagar por su prepotencia!- Gritó Sokka, hartó de aquellos hombres- Se están aprovechando de la ausencia de Zuko, y es algo que no voy a permitir

Hao quiso abofetear a Sokka, pero Suki se interpuso entre ellos. Todo habría empeorado de no ser por la llegada de Ursa, la madre de Zuko.

- Es suficiente, caballeros. En vez de discutir, todos deberíamos trabajar para encontrar a mi hijo

Hao y Jin hicieron una reverencia ante la mujer, sabían que no podían cometer una tontería si querían una oportunidad.

Kiyi que estaba atrás de su madre, estaba preocupada por su hermano mayor.

- ¿Y el capitán Chen?

- Él ha ido detrás de la capitana, mi señora

- Estaba convencido de que la alcanzaría, nosotros le dijimos que era una mala idea, pero no nos escuchó, mi señora.

Ursa siguió conversando con el teniente y el coronel, mientras Kiyi se acercó a Aang, jalando su ropa para que el joven bajará a su altura.

- ¿Si, pequeña?

- Tú salvarás a Zuzu, ¿Verdad? Mi hermano aunque es fuerte, debe estar asustado... ¿Lo salvarás?

Aang lo iba a salvar, eso era seguro. Junto a Suki y Sokka encontrarían la manera de encontrar a Zuko y traerlo de vuelta, a salvó.

- No te preocupes Kiyi, tu hermano estará aquí muy pronto. Lo salvaremos

- Gracias, Aang- La niña lo abrazó, llena de esperanza- por cierto- Murmuró pues no quería que su mamá la oyera- esto es un secreto que escuche decirle al tío Iroh a mamá

- ¿Ah, si? ¿Qué es?

- Zuzu puede tener b--

- ¡Kiyi!- Ursa tomo en brazos a su hija- Lo siento, Avatar, pero no quiero que ella se angustie más por mi hijo, debe descansar

- Si, entiendo. Cualquier cosa con respecto a Zuko, le avisaré señora Ursa

- Gracias, Avatar... Hablaremos luego- La mujer abandono la sala, aliviada de que su hija no haya contado nada

Ella era consciente que aquello, era algo que su hijo debía contar en persona, si es que lo decidía así. Además, el Avatar tendría que tomar un camino lejos de su hijo, sobre todo con sus responsabilidades como Avatar, maestro aire y futuro esposo de aquella maestra agua.

....









Sokka estaba revisando el escritorio de Zuko. Tal vez habría alguna pista, algo que hasta al mismo Zuko se le haya escapado debido al exceso de trabajo. Entonces, dentro de uno de los cajones había una carta. Tenía toda la pinta de ser una carta de amor: un sobre color rosa, material fino, costoso, perfumada con un olor cítrico, naranja, y al abrirla lo comprobó. Definitivamente era una carta de amor, pero... había un mensaje oculto, tomo varias hojas y una pluma. Se puso a leer la carta, subrayando lo que le parecía extraño, y reinscribiendo aquellos versos que no eran para lo que se supone, era una carta de amor. Al final, tuvo un resultado perturbador. Y por la letra, supo de quien era al tener en el escritorio un reporte de un cargamento de telas, en el cual, un nombre se repetía varias veces: Shi Yang, comerciante de telas. La letra del reporte era la misma del general Kun, pues dentro de los expedientes de los pretendientes había una nota personal de ellos sobre lo que esperaban ante el acuerdo matrimonial. Y esa carta, pertenecía al general Kun.

- Suki, Aang... ¡El general Kun fue quien secuestro a Zuko!

- ¿Qué? ¿De qué hablas, Sokka?

- Aang, debemos encontrar a Jiayi, ese viejo debe saber si el general tiene alguna casa escondida o algo así, cualquier lugar al que pudiera llevar a Zuko para estar a solas con él

- Sokka, dime que es lo que has descubierto. No podemos permitirnos ningún error, no cuando la vida de Zuko puede estar en peligro

- Bien, te lo contaré todo

Sokka empezó a relatar lo que había descubierto con respecto a la carta, y pese a la información, estaban retrasados. Seguramente por hombres infiltrados del general, sin embargo, la gran duda del monje era: ¿Por qué el general secuestraría a Zuko?

Sin embargo, Sokka, si sabía y entendía la razón del porque. Y eso era lo que más le aterraba, pero si su amigo no había querido confiarle ese secreto a Aang, él respetaría la decisión de Zuko.

- Ese detalle es lo de menos Aang, debemos encontrar a Zuko antes de que Kun le haga daño

Aang se dirigió de inmediato con Jiayi, que estaba alimentando a los pato tortuga. Su señor lo hacía todas las tardes, y él se encargaría de esa tarea en lo que su señor regresaba a casa.

- Jiayi, debe decirme todas las propiedades del general Kun, estamos muy seguros de que fue él quien secuestro a Zuko. Debe haberlo llevado a alguna propiedad muy lejos de aquí y de las colonias cercanas, incluso tal vez más lejos de la nación Tierra

- ¿Un lugar lo suficientemente lejano? Mmm... Tal vez, cerca de la isla Arsaj. Es una isla pequeña situada a unos 493 kilómetros de aquí, según recuerdo ahí vivían la familia materna del general, pero Avatar, si resulta que el general no ha hecho nada... podría haber muchos problemas

- Cualquier cosa que pase, tomaré la responsabilidad. Ahora, iré por Zuko

- Avatar... Tenga cuidado, de usted depende traer a mi señor de vuelta a su hogar

- Eso haré

Aang decide montar a Appa en compañía de Sokka y de Suki, para ir de inmediato a la isla.

Y Sokka bien pudo decir la verdad respecto a la condición de Zuko, contarle todo al monje, para que Aang tuviera el valor de confesarle sus sentimientos al chico y dejar de jugar con su hermana, pero también era consciente de que Aang, aunque no lo dijera, tenía la presión de restaurar el clan de los maestros aires, y no podía arriesgarse teniendo un solo hijo que no cumpliera esa expectativa. Porque existía una posibilidad reducida de que ese hijo, fuera un maestro aire. Podría serlo, así como también maestro fuego o no ser ninguno de los dos. Y de no tener aire control, por más amor que sintiera por Zuko y ese pequeño, Aang no estaría bien consigo mismo. Tampoco lo estaría con su hermana sin amarla de verdad, y ambos sufrirían. La situación era un enorme dilema. Y para Sokka, era complicado, pues amaba a su hermana con todo el corazón, pero también apreciaba y respetaba a Aang y a Zuko, sus amigos y compañeros. Y de alguna manera, se sentía dividido.

- Espero todo salga bien...- Susurro para él mismo

....

Shi Yang llegó a la orilla de la isla Arsaj, con Zuko inconsciente, sometido por sogas y un poco golpeado, además de estar con la ropa mojada y un poco débil, ya que en los últimos dos días la capitana ordeno que le quitaran la comida.

- Capitana Shi Yang- El general indico a sus hombres que levantaran a Zuko y lo llevaran a su habitación, ellos obedecieron tomando a Zuko- mis ordenes fueron claras: no debías tocarlo

- Y yo no lo hice, Tuzlu se encargo de la disciplina. Era necesaria, general. Él es un guerrero, peleaba. Tuve que responder, fue todo

- Bien, toma tu dinero y vete de aquí- Kun lanzo a la chica una enorme bolsa con monedas de oro- Desaparece, no quiero que nos relacionen

- Entendido, general

La capitana se da la vuelta y junto a su tripulación se dirigieron al barco. Melek se quedo quieto unos instantes, pues no quería dejar solo a Zuko, ni pensar en todo lo que el general podría hacerle al joven maestro fuego.

- Vete, muchacho... Es lo mejor

- Es que, yo--

- ¿Qué? ¿Acaso él te gusta? ¡Ja! El campesino enamorado de un gran señor

- No, no, es sólo que--

- Él jamás se fijaría en alguien como tú, niño. Alguien tan insignificante. Márchate con ella y olvídate de él. En poco tiempo mi amado no tendrá a nadie más en mente, que solo a mi

Kun se retiro de igual forma. Shi Yang observo al chico, sintiendo lastima por él.

- Vámonos Melek, es hora de irnos

- Si, capitana

A paso lento, Melek regreso al barco. Aquel joven no es que estuviera interesado de la misma forma que el general en Zuko, sino que, era todo un sentimental. Y no podía evitar sentir que todo lo que le estaban haciendo a Zuko, era injusto y cruel, y que debía salvarlo, pero también era consciente que no tenía la fuerza para hacerlo, así que se fue, sintiendo un dolor incomparable al marcharse y dejar solo al joven maestro, con ese hombre tan cruel.

Mientras tanto, Zuko estaba en una suave cama, con ropa seca, limpia y perfumada con esencia a rosas, él había sido bañado con agua tibia y sus moretones atendidos con una pomada de cúrcuma y jengibre. Dos horas después de su llegada, Zuko despertó totalmente confundido sobre su paradero.

- ¿Hola?- Llamó sentándose- ¿Dónde me encuentro?

- En un lugar seguro- El general Kun apareció con una bandeja llena de fruta, un poco de sopa y un té de pasiflora

- ¿General... Kun?

- Si, no debe preocuparse, ya esta a salvó

- ¿Usted... usted me rescato del barco pirata?

- Lo saque de allí; y lo importante es que usted esta bien- Se acercó con la bandeja y la dejo sobre la cama

- No recuerdo mucho, todo es muy borroso

- No se preocupe. Por ahora, debe comer y recuperar fuerzas

- ¿Cuándo volveremos al palacio?

- Por ahora no es prudente viajar, usted debe mejorar, pero ya envié por su tío. Se que él es muy importante para usted y tenerlo aquí mientras se recupera, le será de gran ayuda

- Gracias, general- Zuko comenzó a comer, totalmente ignorante de todo el plan del general

Kun era un hombre de acción, fuerte y había sido un excelente estudiante y soldado, siendo el más joven de su familia y de los novatos al momento de graduarse. Pero, desde que conoció a Zuko en la primera reunión de cambios para la nación del fuego, siendo él, junto a Chen, Hao y Jin los primeros en ser ascendidos y recomendados para puestos importantes en los cambios del gobierno de Zuko, quien hizo todo un barrido fino para retirar a los seguidores de su padre. En ese instante, en lo que vio por primera vez, todo cambio.

Aquel joven maestro fuego, de cabellos negros, piel blanquecina, labios finos y ojos ámbar había cautivado al general. Durante su entrenamiento y carrera militar había escuchado tantas historias sobre el príncipe. Por un segundo, pensó que podría parecerse a la princesa y a su padre, pero nada que ver. Zuko demostró ser diferente a ellos, con un gran corazón, nobleza e inteligencia, con grandes dotes en la lucha y en el fuego control. Un chico fuerte y hermoso.

Kun no iba a permitir que Chen ni nadie, tuviera a Zuko. Él debía ser el esposo del chico, él y solo él. Por eso lo secuestro, para llevarlo a su hogar, conectar en esos días antes de volver, enamorarlo, regresar como un héroe por haberlo rescatado y por fin, casarse con Zuko. Ese era su objetivo, casarse y poseerlo.

Después de que terminara de comer, Zuko volvió a dormir un poco. Estaba muy cansado, Kun aprovecho para admirarlo, acariciar y oler su cabello, maravillándose con aquel aroma natural tan delicioso.

- Duerme bien, mi amor... En un rato, no podrás hacerlo- Besó la frente del chico y salió de la habitación

Él preparo un té muy especial de calabaza y canela, y unas golosinas de chocolate con una mezcla de tongkat ali, ginseng, muira puama, gingko biloba y un poco de menta para ocultar la fragancia de los aromas fuertes. Por supuesto, con dosis pequeñas para no causar una mayor reacción en el chico. Lo dejo dormir un poco y luego le llevó las golosinas junto al té, quería excitarlo y adelantar la noche de bodas, como un seguro para conseguir al chico. Zuko sin la menor sospecha, comió unas dos golosinas y dio unos cuantos tragos al té, cuando empezó a sentirse extraño.

- Oh, umh, creo que... me voy a enfermar, me siento muy mareado... ngh

- Dele otro sorbo al té, seguro lo alivia

- S-si, si- Zuko así lo hizo, tomando un poco más de aquel té

De repente un calor intenso lo recorrió, cayo de espaldas en la almohada, sintiendo un hormigueo en sus manos y entrepierna, calor y una sensación de placer ante el mínimo roce, como el de las manos del general sobre su pierna.

- Ah, ge...general ah, me... me siento raro, ah

- Si, ¿Necesita ayuda?

- Argh, ¿Q-qué me hizo? ¡Ah!

- Lo amo, lo amo mucho...- Confeso robándole un beso- Usted, es el chico más hermoso entre las cuatro naciones. He estado enamorado de usted desde que lo vi. Por favor, cásese conmigo

- N-no...

- ¿No? ¿Usted dijo... que no?

Kun no iba a permitir un no por respuesta, le quito los pantalones de un jalón, y antes de arrancarle la parte de arriba, aparecieron derribando la puerta Sokka junto a Aang, quien al ver a su amado, siendo sometido de aquella forma, con la ropa arrancado, no lo resistió. Sokka al verlo temblar de la ira, quiso calmarlo antes de que cometiera una tontería, pero fue tarde.

Aang entro en modo Avatar. Kun lanzo un ataque que fue inútil, Sokka reacciono y corrió hacia Zuko, cubriéndolo con una sabana y sacándolo de allí, mientras Aang lanzo al general por la ventana con una potente ráfaga de viento. El general cayo de una gran altura, torciéndose el tobillo y gritando debido al dolor. Aang lo siguió, lazando una gran llamarada de fuego, la cual quemo gran parte de la espalda del general y apunto de usar tierra control, Zuko pese a sentirse excitado y vulnerable, gritó con todas sus fuerzas.

- ¡Aang, ya basta, detente! ¡No me hizo nada, por favor Aang, debes reaccionar o lo mataras! ¡Aang!

Aang poco a poco, se fue calmando con la voz del chico, al final, aterrizó regresando a su estado normal. Volteo a ver a Zuko, las piernas le temblaban y sudaba demasiado. Mientras Suki se encargaba del general junto a las guerreras Kyoshi, el monje se acercó y al abrazarlo, Zuko no pudo reprimir un gemido de su boca, el cual, congelo a ambos chicos.

- L-lo siento, creo q-que... me dio un... afro-afrodisíaco

- Sokka, ¿Qué hacemos?

- Espera, ahm, mm... ¡Lo tengo! Tratare de conseguir mucho hielo, tal vez eso lo calme, por lo mientras, quédate con él en alguna habitación. Es mejor que nadie lo vea así hasta que se calme

Aang con cuidado cargo a Zuko y lo llevó a una habitación con muchas cortinas, perfecta si es que no quería que alguien lo viera. Entraron y depósito suavemente a Zuko sobre el colchón. Aang no pudo evitar tragar grueso ante aquella imagen tan libidinosa de su amor, mientras que el mayor, sentía la gran necesidad de calmar aquel calor tan intenso en su interior.

- Aang, ayúdame, p-por favor, ah

- ¿Q-qué quieres que haga?

- Bésame... y, ah, tócame...

Aang sintió los colores subirle, al igual que su temperatura. Él hasta el momento, no había tenido ningún tipo de acercamiento intimo con Katara, y el poder tenerlo, con Zuko era, excitante. Zuko estaba vulnerable, podía hacerlo. Pero, lo que ambos sentían era por motivos diferentes. Zuko por aliviar el calor y él, por aquel sentir tan grande por Zuko. No era correcto. Pero, ¿Y si era su única oportunidad?

Aang entrelazo sus manos con las del mayor, acabando lentamente con la distancia hasta sentir la respiración del otro hacerle cosquillas.

- ¿Aang?

El menor no respondió con palabras, sino que junto sus labios con los del otro, apenas en un piquito. Para Zuko, fue un gesto tierno. Muy propio del monje, pero no espero que aquel besó subiera de intensidad en segundos.

El mayor pudo sentir la lengua del otro danzar en su cavidad bucal, sintiendo la humedad de su saliva, que extrañamente, le sabía tan bien, tan exquisita junto al toque de los labios contrarios. Aang considero quitarse la ropa y frotarse, el calor que emanaba su adoración era demasiado. Bajo una de sus manos a la cintura del mayor, acariciando aquella piel expuesta, quiso bajar un poco, a los muslos. Besar cada rincón de piel, saborearla, memorizar cada lunar y adueñarse de esa tersa piel, hasta saciarse. Zuko despertaba todo eso y más.

- Eres hermoso, Zuko... hermoso

- Aang, ah... Ngh, lo... l-lo siento, ahh

- Zuko, yo--

Pudieron haber continuado con aquel beso, pero una patada a la puerta hizo al Avatar alejarse llenó de pánico ante la posibilidad de ser descubiertos en aquella situación tan comprometedora.

Era el capitán Chen.

- ¡Zuko!

Chen corrió de prisa hasta donde se encontraba el azabache, tocando su frente y dándose cuenta de la bajeza que había cometido el general Kun. Preocupado, lo reviso de arriba a abajo, pero parecía que el general Kun no había podido hacerle daño, eso lo alivio.

- Oh, estaba tan preocupado. Cuando escuche a la señorita Suki decir que, que...- No pudo completar la frase, pero no necesario, Zuko supo bien que quiso decir- me alegra tanto que este bien. Avatar Aang, gracias. De no ser por usted, quien sabe que desgracia hubiera pasado

- N-no fue nada, hice mi deber. Además, Zuko es un amigo muy especial, y yo--

- C-capitán, sáqueme de aquí... Y-ya n-no aguanto, es muy... ah, fuerte para mi...

- Eso haré, tranquilo... Todo estará bien, shhh- Chen tomo en brazos al joven, proporcionando suaves caricas en el cabello del chico, mientras susurraba mantras a su oído para calmarlo

Al salir, estaba Iroh que supo de inmediato que hacer para aliviar a su sobrino, con un paño húmeda sobre su frente y un remedio casero que tuvo que tuvo que hacer con ingredientes de la alacena del barco.

Aang contemplo todo en silencio desde el marco de la puerta, sintiendo una enorme presión en el pecho. Él quería ser quien tuviera a Zuko en sus brazos, pero era Chen quien tenía aquel privilegio, además, ¿Bajo que argumento podría separarlos? Él solamente era el amigo y por como iban las cosas, Chen se convertiría en el esposo de Zuko, del chico al que amaba.

Al pensar en el amor por Zuko, le llegaba el recuerdo de Katara, y dolía aún más.


Continuará...

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