Nuestro lugar favorito CA...

By Alexia_5H

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Lauren era una mujer diferente al resto, al menos para su época, dispuesta a ir en contra de las reglas con t... More

Sinopsis
#Capitulo 1: Atracción
#Capitulo 2: Conocerte
#Capitulo 3: Lugar favorito
#Capitulo 4: Un nuevo día
#Capitulo 5: Amor
#Capitulo 6: Desvelo
#Capitulo 7: Pequeña sorpresa
#Capitulo 8: Fugitiva
#Capitulo 10: Inicio
#Capitulo 11: La fiesta
#Capitulo 12: El jardín
#Capitulo 13: Un baile
#Capitulo 14: Nuestro lugar favorito
#Capitulo 15: Consejo de vida
#Capitulo 16: Visita inesperada
#Capitulo 17: ¿Celos?
#Capitulo 18: La primera nota
#Capitulo 19: Una noche estrellada
#Capitulo 20: Una tarde en el agua
#Capitulo 21: Teatro
#Capitulo 22: Primer beso
#Capitulo 23: Miedo
#Capitulo 24: Iglesia
#Capitulo 25: Discusión
#Capitulo 26: Dulce cercanía
#Capitulo 27: Vestido de novia
#Capitulo 28: El paraíso
#Capitulo 29: Sorpresa

#Capitulo 9: Nuestro secreto

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By Alexia_5H


Camila

—¿Lauren? —al escuchar su nombre se detuvo alarmada. Ella claramente no quería ser vista—¿Dónde andabas? —me acerqué.

—¿Camila? —alumbró con su vela en mi dirección—¿Qué haces despierta?

—Yo pregunté primero.

Al estar más cerca de ella y de la luz me pude percatar que algo sostenía entre sus brazos. Parecía un pequeño bulto envuelto en un abrigo gris.

—¿Qué es eso?

—No es nada. Ya me debo ir a dormir —intentó pasar por mi lado hacia las escaleras pero bloquee su paso con mi cuerpo para impedir que escapara.

—¿Dónde andaba? —me crucé de brazos—¿Por qué estaba afuera a estas horas de la noche?

—Camila—suspiró con cansancio—¿Me promete que no dirá nada?

—Lauren...

—¿Por favor? —insistió.

—Está bien —asentí con resignación. Ella no me diría si no aceptaba su petición y yo moría de curiosidad de saber que hacía a fuera.

—Sostenga esto por favor —estiró la vela hacia mí la cual recibí. Con cuidado hizo a un lado la tela del abrigo gris dejando a la vista el pelaje rubio de la cachorra que habíamos dejado en la caja durante la tarde en el pueblo.

—¡Esta loca...

—No la podía dejar sola —la volvió a tapar con el abrigo—. Por favor no diga nada.

—Si mi Madre se entera...

—No se enterará —interrumpió colocando su mano en mi hombro—. La mantendré oculta —prometió.

—Lauren...

—Prométame que será nuestro secreto.

No era buena manteniendo secretos, menos cuando involucraban a mi Madre. Ella se enteraba de todo y si se llegaba a descubrir que Lauren tuvo la osadía de atreverse a traer a ese animal a casa sería capaz de echarla para siempre y eso no lo podía permitir.

—¿Sabe en el problema que nos metería si mi Madre se entera de que ese animal está aquí?

—¿Eso es un sí? —sonrió en la espera de mi respuesta.

—Sí —suspiré.

Sentí sus brazos a mi alrededor. Era un abrazo efusivo, el cual correspondí.

Solo esperaba no esquivocarme al confiar en ella.

Lauren

—!Basta! —gruñí entre dientes al ver como Bola de pelos volvía a morder una de mis pantuflas—. La vas a romper —me arrodillé frente a ella para poder arrebatarle mi pantufla de su pequeño hocico. A pesar de ser pequeña tenía mucha fuerza...o tal vez yo era la débil.

Ya eran las seis de la mañana y no había podido dormir muy bien porque a Bola de pelos se le había ocurrido la brillante idea de hacer pipí justo al lado de mi cama y eso había provocado que despertara en media noche con el olor inundando mis fosas nasales.

Con pereza, por una noche inquieta, me coloqué un vestido verde con estampado de flores y unas sandalias del mismo color pero a diferencia de cada mañana hoy no iría al establo, no podía dejar sola a bola de pelos y no quería arriesgarme a llevarla al exterior y que algún empleado nos viera, o peor aún que los Padres de Camila se dieran cuenta de que desobedecí sus órdenes.

Sobre todo la Señora Sinue, se volvería completamente loca.

Así que mi mañana se basó en jugar con bola de pelos sobre mi cama y alimentarla. A pesar de que era una cachorra comía como si no hubiera un mañana, tendría que volver a ir al pueblo para comprar más comida porque al paso que vamos se quedaría sin alimento en unos días más.

Dos golpes en la puerta de mi habitación hicieron que mis sentidos se pusieran en alerta. Esperé unos segundos para tomar a Bola de pelos y meterla en el ropero.

—¿Quién es? —pregunté cerrando la puerta del closet con cuidado.

—!Soy Camila!

Con un suspiro volví abrir la puerta dejando que la pequeña criatura saliera nuevamente. Me acerqué a la puerta y la abrí dejando frente a mí a una Camila recién despertada.

—Buenos días —le sonreí con ternura al ver su cabello, por primera vez, desarreglado.

—Buenos días —sonrió.

—¿Necesita algo?

—Quería ver a...—miró hacia ambos lados del pasillo antes de continuar—Al perrito —susurró.

—Es perrita —corregí en el mismo tono de voz que había hablado—pero adelante.

Me hice a un lado dejándola entrar en mi habitación y cerré la puerta tras de mí. La vi avanzar a un lado de mi cama mientras la buscaba con su mirada por todo el suelo hasta que en un momento se volteo a verme.

—¿Dónde está? —frunció el ceño y cuando estaba a punto de hablar, Bola de pelos salió de debajo de la cama dando un pequeño salto hacia los pies de Camila logrando que pegara un grito del susto.

—!Shhh! —intenté decir mientras contenía las ganas de reír al ver la cara que había puesto al sentir las pequeñas patitas de Bola de pelo sobre su pie—Bueno...ahí está.

—Me asusté mucho —dijo entre suspiros con una mano en el corazón.

—Esa es su forma de darle la bienvenida —tomé a la pequeña criatura peluda entre mis manos.

—Me has asustado —se rió mientras llevaba su mano a la pequeña cabecita de Bola de pelos—. Eres traviesa —revolvió su corta cabellera rubia.

—Es muy juguetona.

—¿Es mi idea o huele a pipí? —arrugó la nariz.

—Bola de pelos se hizo pipí anoche...justo en donde está parada.

Rápidamente se apartó dando un pequeño saltito sobre sus pies provocando que, esta vez, no pudiera contener la risa.

—Que asco —dijo entre risas.

—Sus expresiones son muy graciosas, Camila.

—Me alegro que le haya causado gracia mi desgracia —me sonrió—. Será mejor que me vaya antes de que Ustedes dos me maten.

—Adiós, Camila—intenté imitar una voz de niña mientras movía la patita de Bola de pelos a modo de despedida.

—Adiós, Bola de pelos.

Camila

Dos días habían pasado desde que Lauren había traído a Bola de pelos a casa y desde entonces iba en las mañanas a su cuarto para poder jugar con ellas. Nunca había tenido una mascota y ahora me daba cuenta de lo mucho que me había perdido. Bola de pelos era muy juguetona y siempre estaba mordiendo las Pantuflas de Lauren, como si le gustara hacer cosas que sabía que no debía de hacer.

En eso se parecía a su dueña.

Lauren llevaba horas intentando que Pelos le diera la pata a modo de saludo pero el animal parecía estar más entretenida lamiendo su mejilla. Y así se pasó una mañana más con ese par de locas.

En las tardes, después de almuerzo, había comenzado a Bordar con mi Madre. No porque quisiera, sino porque ella me había pedido hacerlo y sabía muy bien que esa era su forma de alejarme de minueva amiga, lo había hecho antes y lo estaba volviendo hacer.

La Señorita Jauregui se había percatado de que por las tardes me ausentaba de sus entrenamientos hacía Bola de pelos pero no habíamos tocado el tema y era lo mejor, no quería que se diera cuenta de lo que estaba haciendo mi Madre. No quería que Lauren supiera que no le agrada a mi Madre.

Pero eso había durado menos de lo que hubiera querido.

—Te está quedando hermoso Hija...

El sonido de la puerta abriéndose había captado nuestra atención y frente a ambas estaba de pie la Señorita Jauregui.

—Perdón por interrumpir —habló con su mirada fija en mí—pero la andaba buscando Señorita Camila—me regaló una pequeña sonrisa la cual correspondí de inmediato.

—¿Qué necesita, Señorita Lauren? —dejé el bordado sobre la mesita a mi lado derecho para prestarle toda mi atención.

—Quería saber si le gustaría ir conmigo a dar un paseo por las tierras de su Padre.

El silencio se había apoderado del estudio en la espera a mi respuesta. Podía sentir la mirada de mi Madre en mi perfil causando que los nervios se apoderaran de mi cuerpo una vez más. Sabía que si aceptaba sería motivo de discusión con ella y no tenía ánimos de algo así después de la tensión que se generaba cada vez que nos reuníamos en el comedor todos juntos pero a la vez quería aceptar su invitación porque estar cerca de Lauren me gustaba.

Ambas esperaban una respuesta de mi parte y yo sabía que era lo que tenía que hacer por más que no quisiera.

—En estos momentos estoy Bordando con mi Madre —pude ver de perfil su sonrisa al escuchar que una vez más había ganado— pero muchas gracias por la invitación.

—Esta bien —se oía decepcionada— que tenga una buena tarde —dijo antes de dejarnos a solas nuevamente.

Apenas me negué a su invitación desee poder decirle que me arrepentía y que si iría con ella pero no era algo que pudiera hacer. No teniendo a mi Madre a mi lado.

—Sigue bordando Camila, no te distraigas.

Tomé el Bordado y sin ánimos alguno comencé a bordar nuevamente.

Odiaba tener que cumplir con lo que mi Madre me pedía pero ¿Qué más podía hacer?, no podía ir en contra de ella. Era mi Madre y yo su única hija, no quería ser una decepción para ella. Toda la vida he tratado de ser lo que ella a querido, una mujer correcta que en un futuro cumpliera con sus deber de esposa, tener hijos con un hombre de bien y que tuviera una buena posición económica. Ser una más de las aburridas mujeres del pueblo que solo fingen ser felices pero que todo el mundo sabe que no era así.

Eso era ella y en eso me convertiría muy pronto. Y sabía que por más que no quisiera, ese sería mi destino. No había otro, no para mí en este pueblo.

Estuve unos minutos más bordando cuando se me ocurrió una Magnífica idea para poder salir de la casa sin que eso generara una discusión con mi Madre.

—¿Madre?

—¿Sí? —respondió sin dejar de bordar.

—Iré a casa de Adrián.

Al escuchar su nombre me miró de inmediato. Mi Madre adoraba a Adrián, ella me había convencido de que él era el hombre ideal para mí y apenas le conté que había pedido mi mano comenzó a planear como sería la boda. Así que era la excusa perfecta para poder ausentarme en ese momento, jamás diría que no a que pudiera verme con mi prometido.

—Debes arreglarte.

—Eso iré hacer —mentí.

—¿Llegas a cenar?

—Sí —asentí levantándome del sofá individual.

—Mándale saludos a Adrián de mi parte —me sonrió.

—Claro, Madre.

Apenas salí del estudio me dirigí hacia el establo. No sabía a donde había ido Lauren pero si de algo estaba segura era de que había ido a Caballo.

Cuando llegué vi a Rafael cepillando el pelaje blanco del Caballo de mi Madre.

—Rafael...

Dije cuando estuve cerca de él captando su atención.

—Hola, Señorita Cabello.... ¿Qué necesita?

—¿Sabe donde está la Señorita Lauren?

—Hace un rato salió a dar una vuelta a caballo.

—¿De casualidad sabe donde pudo haber ido?

—No señorita —negó con una mueca— solo dijo que volvería antes del atardecer.

—Bueno —suspiré al no obtener respuesta sobre su paradero—. Gracias —asentí dando media vuelta dispuesta a salir del establo pero un ataque de valentía me invadió provocando que me volteara a mirarlo nuevamente— Rafael...

—¿Sí, Señorita?

—Alísteme a Amor, por favor.

Me miró extrañado pero acató mis ordenes— En seguida Señorita.

Sabía que era peligroso lo que tenía pensado hacer pero no quería dejar que Lauren pensara que no quería estar con ella. La impulsividad había hecho que le pidiera a Rafael que preparara a Amor para salir en busca de la señortia Jauregui y con cada segundo que pasaba las dudas se incrementaban en mi mente.

—Aquí tiene, Señorita —llegó a mi lado junto con Amor con la montura ya puesta sobre ella.

—Gracias —tomé las riendas. No sabía que estaba haciendo, jamás había estado sola con Amor sin que Lauren estuviera a mi lado, era una completa locura lo que haría y fue ahí que me di cuenta que ni siquiera sabía subirme al caballo sin su ayuda—Rafael —me voltee a mirarlo—.¿Podrías traerme un banco o algo para subir...por favor? —dije un tanto apenada.

De seguro debe pensar que soy una idiota.

—Claro, Señorita. Ya vuelvo —corrió fuera del establo y volvió a los segundos con una pequeña silla de madera—. Aquí tiene —la acomodó al costado de Amor.

—Gracias —le sonreír en agradecimiento.

Me subí a la silla y tome un respiro tratando de calmar los nervios que sentía de tan solo pensar que tendría que lidiar con Amor completamente sola. Me armé de valor y me aferré a la montura exactamente como Lauren me había enseñado y me impulse con todas mis fuerzas pasando la pierna por el lomo de Amor logrando subir por primera vez sola.

Me sentía feliz por lo ocurrido pero eso sería lo más fácil, ahora faltaba dirigir a Amor y eso si que nunca lo había hecho en mi vida.

—¿Está segura de salir a caballo, Señorita?

Estuve a punto de recriminarle por su osadía a cuestionar mis decisiones pero cuando lo miré me di cuenta de que realmente se veía preocupado por mí.

—Sí, Rafael —asentí—. No te preocupes. Volveré en un rato, solo daré un paseo.

—Esta bien, Señorita.

—Y por favor, si alguien pregunta solo dígales que me llevó a ver a mi prometido ¿De acuerdo?

—Por supuesto, Señorita.

—Puede volver a sus deberes.

Asintió y rápidamente volvió a su labor anterior. Tomé las riendas con la mayor seguridad que pude y le di un pequeño golpe en las costillas a Amor, justo como había visto a Lauren hacerlo días atrás. Amor comenzó a caminar llevándonos fuera del establo y cuando estuvimos lo suficientemente lejos solté todo el aire que había estado conteniendo sin darme cuenta.

—Se buena chica —susurré acariciándole la melena—. Sabes que no se tratarte aún.

Y como si me entendiera agitó su cabeza haciendome sonreír. Andar a caballo era agradable, no entiendo como pude perdérmelo por tanto tiempo. Si Lauren no hubiese llegado a casa lo más probable es que nunca hubiese podido descubrir lo lindo que era recorrer las tierras de mi Padre sobre Amor.

No sabía donde estaba ella pero algo me decía que había ido a mi lugar favorito así que me dirigiría hacia allá. Cuando estuve a unos metros de llegar pude divisar a uno de los caballos del establo bajo la sombra de uno de los grandes árboles junto a la cascada. Ella estaba allí.

Sintiendo mi vientre apretado por los nervios que me generaban saber que Lauren estaría allí cuando llegara, dirigí a Amor por entre los árboles.

Cuando estuve a dos metros de ella detuve a la yegua.

Ella estaba recostada en el pasto con sus ojos cerrados y sus brazos detrás de su cabeza mientras Bola de pelos dormía a su lado a la altura de su costilla. Ninguno había notado mi presencia, ambos dormían como si no hubiese un mañana. Tan serenos que daba gusto poder apreciarlos.

No sé cuanto tiempo estuve observándolas desde mi caballo pero no me hubiese molestado quedarme así unos minutos más hasta que Bola de pelos estaba comenzando a despertar. Tan inquieta movió su cola y en un rápido movimiento se puso de pie dándose cuenta de que yo estaba allí.

Sonreí al ver como había avanzado quedando justo a un lado de la cabeza de Lauren provocando que su pequeña cola chocara contra su mejilla. Aguanté las ganas de reír cuando despertó asustada por culpa de Bola de pelos.

—Perdón que interrumpa —Lauren se dio vuelta a mirarme un tanto alarmada—¿Hay espacio para mí?

—¿Camila? —me miró con el ceño fruncido —¿Qué hace aquí?

—Es mi lugar favorito —la miré con una leve sonrisa—. La pregunta sería al revés, ¿no cree, Lauren?

—¿A venido sola? —se levantó del pasto sacudiendo su vestido—. Está loca, se pudo haber caído —se acercó a Amor un tanto preocupada.

—Pero no pasó —le resté importancia.

—De suerte.

—Quería pasar la tarde con usted —me atreví a confesar sintiendo su mirada fija en mí.

—Creí que quería bordar con su Madre —sonrió con ironía mientras acariciaba el cuello de Amor.

—Perdón por eso.

—No tiene que disculparse, es libre de hacer lo que Usted quiera.

—Y es por eso que estoy aquí —su mirada volvió a buscar la mía solo provocaba que mi estómago sintiera un vació. Podía notar como su mirada era un tanto distante y lo entendía, había rechazado su compañía y estaba alerta a mí—¿Me ayuda a bajar?

—Fue capaz de subirse sola, ¿Y ahora no puede bajar?

—Rafael me ayudó —confesé.

Se acercó al costado de amor y llevó sus manos a mi cintura, por instinto llevé mis manos a la montura de Amor para sujetarme. Una vez que sentí nuevamente mis pies en el suelo me voltee para mirarla. Sus manos seguían en mi cintura pero no duró mucho, ya que rápidamente se apartó de mí para volver a sentarse en el pasto de espaldas a mí.

—Gracias —susurré acomodando mi vestido.

—De nada —respondió volviendo a recostarse en el pasto.

En silencio me recosté a su lado mientras Bola de pelos lamía la mejilla de Lauren, tal vez esa era su forma de demostrarle amor.

—¿De verdad se llamará Bola de pelos?

—¿Tiene en mente algún nombre? —sentí su mirada en mi perfil.

—La verdad es que no —la miré.

—Yo tampoco —sonrió divertida—. Así que creo que se quedará con ese nombre.

Sus ojos parecían mucho más Verdes de lo normal y tenían un pequeño brillo que combinaba con lo luminosa que era su sonrisa.

—Perdón por negarme acompañarla, Lauren.

—Estaba su madre —apartó la mirada hacia el cielo. Los árboles a nuestro alrededor nos brindaban sombro permitiendo que solo unos pequeños rayos de sol se filtraran por entremedio de sus gruesas ramas y hojas—. Se que no le agrada mi presencia, menos que esté cerca de su hija.

—No es así, es solo que...

—Los oí el otro día cuando me levanté de cenar. Créame, no me molesta no agradarle a su Madre, de todas formas jamás he sido de caerle bien a las mujeres como ella.

—¿A qué se refiere con eso? —capté su atención nuevamente.

—A mujeres refinadas que basan su vida en hacer lo correcto.

—Sin querer me ha descrito a mí también, Lauren.

—Usted es diferente —negó.

—¿Por qué, qué me hace diferente si fui criada por ella?

—Al menos usted se a dado el tiempo de conocerme. Esa es la diferencia.




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