Seremos felices ✔

By FannyMR4578

110K 4.8K 42

Rebeca Walsh, es diseñadora de joyas y vuelve a su país natal después de pasar casi cinco años en Brasil. Iza... More

Capitulo 1
Capitulo 2
Capitulo 3
Capitulo 4
Capitulo 5
Capitulo 6
Capitulo 7
Capitulo 8
Capitulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 13
Capitulo 14
Capitulo 15
Capitulo 16
Capitulo 17
Capitulo 18
Capitulo 20
Capitulo 21
Capitulo 22
Capitulo 23
Capitulo 24
Capitulo 25
Capítulo 26
Capitulo Final
Epílogo.
Nota
Extra
Extra 2
Extra 3
Extra 4
¡Nueva historia!

Capitulo 19

3.1K 138 0
By FannyMR4578

Rebeca:

Lo primero que escucho al despertar es el timbre de la puerta principal.

Me remuevo un poco para alcanzar el teléfono de Izan que está en la mesa de noche.

Son más de la una de la tarde, y las únicas personas que pueden estar aquí a esta hora son Zuri y Ada.

—Izan —le sacudo levemente el hombro— Izan.

—Dime —queda de lado y me toma la cintura para acercarme a él y luego darme un beso en la mejilla.

—Creo que tu madre ya llegó —se queja un poco sobre que ella dijo que llegaría a las dos de la tarde, aún así se levanta y se pone su camisa.

—¿Vienes?

Me doy un repaso, solo llevo mi ropa interior y su sudadera.

—¿Así?, no, tu madre tendrá la certeza de que algo pasó.

—Pero, es que sí pasó —dice burlón, hago el ademán de lanzarle una almohada—, de todas formas ya te vio con mi sudadera.

—Ya lo sé, no me lo recuerdes —me levanto para ir al baño, me miro en el espejo, mi cabello está totalmente despeinado—, iré pronto.

—Está bien —me peino y luego me vuelvo a poner mi short, también aprovecho a ir a la habitación en la que estuve antes y me pongo mi top.

Bajo las escaleras y en la sala están Ada, Zuri y Oliver.

Ellos me sonríen al verme y Ada se acerca para darme un abrazo, me siento en uno de los sillones y ella se acomoda en mis piernas para envolverme con sus brazos.

—Te extrañe mucho —esbozo una sonrisa.

—Yo también, enana —le digo, usando el apodo que Izan suele usar con ella algunas veces, ella se sienta a mi lado.

—Ladrona de apodos —Izan llega y le entrega a Zuri y Oliver vasos de jugo.

—Bueno, es que aún no he encontrado uno mejor—le digo mientras él se sienta al lado de Ada, quien también lo abraza igual que a mí.

—¡Trajimos comida! —exclama Ada—, pollo y papas.

—La idea era comer en el centro, pero Ada los extrañaba así que adelantamos la llegada —explica Oliver.

—Bueno, supongo ustedes aún no han comido, así que vamos a la cocina —Ada y Oliver van tras Zuri.

Izan se levanta pero se queda frente a mí, extendiendo su mano, la tomo y me pongo de pie.

—Sabes que tenemos que hablar, ¿verdad? —pregunta en voz baja.

Sonrio.

—Lo sé, y lo haremos hoy, pero hay que esperar —asiente, y nos dirigimos a la cocina.

—¿Qué tal estuvo la celebración anoche? —Oliver pregunta cuando ya todos estamos sentados.

—Estuvo bien, en especial porque Frank estaba a punto de querer irse gracias a Izan —Zuri y Oliver rien.

—Yo no hice nada, así que el temor está injustificado, el que sí aprovecho para burlarse un poco fue Lucas, estaba asustando a Fred —oh, sí, ese otro asunto se me habia olvidado.

—¿Por qué Lucas asustaba a su otro hermano? —pregunta Zuri.

—Eso que lo responda Rebeca.

—Parece que Ana y Fred están saliendo, desde hace menos de una semana.

—Ana, estaba saliendo con alguien hace unos días, ¿no?

—Estaba hasta el lunes —luego de esa conversación nos dedicamos a comer y cuando terminamos Zuri y Oliver se despidieron y se fueron.

—Nosotras también deberíamos irnos.

—O pueden quedarse aquí esta noche —levanto una ceja, él sonríe inocentemente—, ¿qué? hay una habitación preparada para Ada desde hace días.

—Mañana es lunes, por si no lo recuerdas y Ada tiene que ir a la escuela.

—Lo sé, podemos ir por ropa para ustedes y mañana dejamos a Ada en la escuela y vamos al trabajo.

—No creo que sea bueno, ya hay rumores sobre nosotros y eso te arrinuaria la imagen —Camino hacia la cocina para que Ada no nos escuche en la sala, Izan me sigue.

—¿Qué rumores?

—Rumores, ya sabes de qué tipo —evado la pregunta.

—¿Son rumores sobre nosotros? —mi silencio es la respuesta—, mi imagen es lo menos que me preocupa, lo que importa es si a ti te empiezan a molestar por estos rumores.

—Mientras no mencionen a Ada no me importa lo que hablen de mí —siento que agarra mi mano y quedamos de frente.

—A mí sí, entonces está bien —me da un beso corto en los labios—, Vamos.

—¿A dónde?

—A dejarlas en casa, no quiero que mañana estén comentando cosas que no son sobre ti —se aleja de mí para ir por sus llaves.

—Espera, un ratito, ¿tú y yo no teníamos una conversación pendiente?

—La tenemos —responde.

—Bueno, es un buen momento ahora —me siento en una de las sillas.

—A ver, después de lo que sucedió hace unas horas, ¿qué va a pasar? —se sienta frente a mí.

—¿Qué va a pasar de qué?

—Sabes a que me refiero.

—No lo creo —trato de ocultar mi sonrisa.

—Be, esto es serio —advierte.

—Ya, ya, ¿qué quieres tú que pase?

—¿Sinceramente?, que nos diéramos una oportunidad, pero no sé si es lo que quieres tú —sonrio por su nerviosismo luego de decirlo.

—En caso de que nos diéramos esa oportunidad, ¿cómo le explicaremos a Ada que sus padres están saliendo?, porque ocultárselo no es una opción.

—Encontraremos la manera, si es que no  lo sabe ya, digo, se entera de las cosas antes de que le digamos algo.

—Otra cosa, en caso de que nos diéramos esa oportunidad y, no sé, supongamos algo sale mal... —no continúo por qué Izan me interrumpe.

—En algún momento algo va a salir mal, como en todas las relaciones, pero, eso no quiere decir que terminaremos, en especial porque yo no permitiré que nuestra relación termine a la primera discusión.

—¿Y si alguno de los dos ya no quiere estar con el otro? —se me entrecorta la voz al preguntar, y Izan lo nota ya que me toma la mano encima de la mesa.

—Be, han pasado cinco años, y en ninguno de esos años he dejado de quererte, y dudo mucho de que eso suceda ahora, pero si en un caso tú dejas de quererme ten por seguro que haré hasta lo imposible para que vuelvas a enamorarte de mí.

—¿Cómo sabes que lo lograrías?

—Porque nunca podré renunciar a ti. —deja un beso en mi dorso —¿más preguntas?

Niego con la cabeza.

—Entonces, ¿cuál es tu decisión? —lo miro a los ojos, están llenos de esperanza y felicidad, y seguramente los míos también.

Así que no hay nada que pensar, y aunque aún le tengo miedo al futuro, a lo que puede pasar, prefiero darnos la oportunidad de poder ser felices.

Y de tal vez formar una familia para Ada.

—Tenemos que planear como decírselo a Ada —le respondo y él me sonríe ampliamente.

—Y no solo a ella —se levanta de su silla hasta llegar a mi lado para abrazarme—, si estás de acuerdo tenemos que decírselo a todos.

—¿Estás diciendo que juntemos a todos, nuestras familias y amigos en una cena? —Izan se separa un poco para mirarme a los ojos.

—¿Quieres hacerlo?

—Creo que sí, además mi padre y tu madre no se conocen, y creo que ya ha llegado el momento de hacerlo, y más ahora que Frank y Katia son novios —me deja un beso en la punta de la nariz.

—Y ahora que tú y yo estamos juntos nuevamente.

—Exacto —ahora soy yo quien le da un beso en los labios—, vamos a ver ropa para mí y para Ada, nos quedaremos aquí por hoy, y mañana me llevarás al trabajo, si ya nuestra familia lo sabrá que importa si los demás quieren hacer rumores.

—Si alguien te dice algo en la empresa prométeme que me lo dirás —acomoda mi cabello detrás de mí oreja.

—No lo harán.

—Rebeca —me miró directamente a los ojos y suelto un suspiro.

—Está bien, te lo prometo, ahora sí, vamos con Ada —salgo de la cocina.

                                  °°°

—Mamá, ¿por qué el tío Fred estaba en nuestra casa? —pasamos a la casa de Izan, y ya adentro le respondo a mi hija.

—Te lo contaré pronto —Izan me observa con una sonrisa al verme suspirar.

—Ada, ¿quieres ir a ver tu habitación? —le pregunta, Ada de inmediato va hacia las escaleras —cuidado, sin correr.

Izan va detrás de ella con nuestras mochilas donde traje la ropa de Ada y la mía para mañana.

Segundos después subo las escaleras y voy a donde están ellos, es la habitación que está al frente de la de Izan.

Cuando me acerco al marco de la puerta, observo las paredes pintadas de rosado, y también tiene decoración infantil, y la cama de Ada es la que cualquier niña querría porque se parece a la de las princesas, tiene algunos cojines y peluches, un armario increíblemente enorme, y en una esquina está un escritorio con una lámpara, además de que tiene algunos muebles donde hay dos peluches.

—Es increíble —Ada mira todo fascinada, va hacia el escritorio y abre uno de los cajones, sacando unos cuadernos de dibujo y lápices de colores, abre el otro cajón y encuentra algunos cuentos.

—Vaya que te esforzaste —le digo a Izan que está a mi lado, mirando a Ada pasar por toda la habitación, ver los peluches y tirarse en la cama.

—Seria un mal padre si no lo hiciera —se encoge de hombros.

—¿Cuando compraste todo esto?, apenas llevas una semana aquí.

—Comenze a pintar la habitación el primer día, y luego fui con mi madre y Katia a comprar, y hace dos días terminé de acomodar todo, quería pintarlo del color favorito de Ada pero ya que es el negro.

—El rosa es su segundo color favorito.

—Sí, lo sé.

—Me gusta mucho, papi, es un cuarto de princesa, está increíble —Ada abraza por las piernas a Izan y el ríe.

—Que bueno que te gusta, enana, iré a preparar algo de comer —miro mi reloj, son las seis de la tarde, estuvimos como tres horas en mi casa, hablando con Fred y Ana, a quienes por suerte encontramos vestidos.

Acompaño Izan hasta el pasillo para llegar a las escaleras.

—Le diré a Ada mientras preparas la cena.

—¿Qué cosa? ¿Lo de Frank y Fred con Katia y Ana o lo nuestro?

—Creo que todo —Izan me sonríe.

—Serán muchas noticias nuevas —asiento, él deja un beso en mi frente y luego baja las escaleras.

Vuelvo a la habitación de Ada.

—Ada, ven aquí —le digo sentándome en su cama, ella se levanta de la silla del escritorio y se sienta conmigo—, te tengo que contar algo.

—¿Qué pasa, mami?

Bueno, ¿cómo le explico a mi hija de cuatro años que sus padres serán novios?

Lo raro que suena es un indicio de que esto será difícil de contar.

—Bueno, me preguntaste qué por qué Fred estaba en casa antes de que nosotros llegáramos, ¿no? —ella asiente—, y eso es porque Ana y Fred ahora son pareja.

—¿Son novios?

—Sí, mi niña, son novios.

Ella abrió la boca ligeramente, claramente sorprendida.

—Y también, Frank y Katia son novios —ella soltó una risa pequeña.

—Mis dos tíos están saliendo con mis dos tías —sonrió y yo también.

—Y por último... Ada, ¿te acuerdas de lo que te conté acerca de mi relación con tu papá? —que complicado se me hace esto.

Levanto la mirada hacía la puerta esperando su respuesta, y me doy cuenta de que Izan está ahí.

—Sí, que tú lo querías pero te tuviste que ir a Brasil para estar con la abuela porque estaba enferma y nunca se volvieron a ver —asentí, trage saliva.

—Hay algo que tu mamá no te dijo —me interrumpió Izan—, ella tampoco lo sabía.

—¿Qué cosa?

—Que yo también la quería, mucho, en realidad, la amaba.

—¿Ya no la amas? —le preguntó mirándolo fijamente.

—¿Quieres saber otra cosa Ada? —él se puso de cluquillas quedando frente a nosotras—, después de todos estos años yo sigo amando a tu mamá, y será así por siempre.

—¿Y mi mamá también te ama a ti?

—¿Por qué no se lo preguntas?

Ada voltea su cabeza hacia mí.

—Sí, aún amo a Izan —admiti.

Ada sonrió ampliamente, su rostro estaba lleno de felicidad.

—Yo me enteré de eso hace unas horas, y por eso le propuse a Rebeca, que intentáramos estar juntos de nuevo, entonces, ¿te gusta la idea?

—¡Sí! Me gusta mucho la idea, mis papás son novios —dijo con una sonrisa que dejaba ver sus hoyuelos.

—Así es, enana —le dijo Izan y le dio un beso en la mejilla.

—Entonces la abuela adivinó —Izan y yo levantamos las cejas al mismo tiempo.

—¿Qué adivinó? —pregunta.

—La escuché hablar con el abuelo Oliver diciendo que ustedes no tardarían en volver a estar juntos.

No sé si nos sorprende más que Zuri haya dicho eso o que Ada le dijo abuelo a Oliver.

—¿Escuchaste la conversación a escondidas, Ada?

—No, mamá, fue un accidente.

—¿Segura? —vuelvo a preguntar, la conozco y está mintiendo.

—Ada, ¿qué te dije sobre las mentiras? —interviene Izan.

Ella mira a su padre.

—Bien, si fue por accidente pero luego me quedé escuchando cuando dijeron sus nombres —dijo finalmente.

—Última vez que escuchas una conversación a escondidas, Ada, o si no no habrá dulces por una semana.

—Está bien, está bien, ¿qué hay de comer?

—Bueno, ya que no he preparado la cena, ¿pedimos pizza? —Izan me mira.

—¡Sí! Me gusta la pizza —Ada se levanta y la escucho ir al piso de abajo.

—¿Pedimos pizza?

—Depende de dónde —él esboza una sonrisa.

—¿Te acuerdas de ese lugar al que fuimos hace años?

—En donde hacen las mejores pizzas que haya probado, es imposible olvidarlo  —le contesto.

—Bien, ya han de estar en camino.

—¿Cómo sabias que iba a aprobar tu idea? —pregunto con una sonrisa.

—Intuición —responde simplemente.

Salimos de la habitación y bajamos las escaleras.

Sonó el timbre y Izan fue a abrir.

—¿Nos podemos quedar hasta tarde viendo tele? —le preguntó Ada.

—Hoy no, mañana hay escuela y trabajo, así que cenamos, nos lavamos los dientes y a dormir —me sorprende que Izan le haya negado algo, ya que nunca había podido negarle a Ada lo que quería.

—Pero a cambio quiero que me leas un cuento —dijo mientras ponía los platos sobre la mesa.

—Me recuerdas a tu madre, siempre pidiendo algo a cambio —murmuró, pero al estar a su lado pude escucharlo perfectamente.

—Tú fuiste que me dijo que hay que saber negociar en la vida —me dio un beso en la coronilla cuando termine de hablar.

—Lo sé, aprendiste bien —dio la vuelta a la isleta para llevar la caja que contenía la pizza a la mesa.

Y mientras estábamos los tres sentados en esa mesa, fue la primera vez en mucho tiempo que no me preocupaba el futuro.





















Continue Reading

You'll Also Like

66.6K 2.4K 20
Esmeralda, una joven de 16 años, vivia con sus padres .Era una familia rica .
109K 5.2K 45
Ella es abandonada, maltratada, humillada por su familia. ¿Y si conociera a su verdadero amor? ¿Y si su vida cambiara? ¿Y si comenzara a ser feliz?
225K 11.5K 21
Millán Caruso es un hombre de 28 años que ha vivido desde muy joven entre todas las comodidades que alguien puede soñar, esto gracias a sus padres. P...
230K 14.5K 51
«Milen Goranov nunca tuvo intenciones de formar una familia, al menos no conmigo en el medio. Él era un egoísta y sólo pensaba en sí mismo... Y permi...