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¿QUÉ RAYOS LE PASÓ A ADARA?
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DIANA AYLEEN
Abro una de las maletas que Jessica trajo del castillo, esta era de mis vestidos, los que yo me había comprado, estaban doblados perfectamente y ordenados por color. Niego con una sonrisa, ella y sus mañas.
Elijo mi favorito, el verde con margaritas y una chaqueta blanca. Peino mi cabello y me hago trenzas en mechones aleatorios. Cuando me estaba aplicando en brillo de fresas, alguien toca a mi puerta. Al estar abierta, veo de inmediato quién es: Amina.
—Al juzgar por el atuendo, creo que tengo en frente a Eckvan. —Insinúa con burla, mordí mi labio inferior, los nervios me llenan el cuerpo por tener su mirada verdosa sobre mí—¿Estás lista?
Suspiro.
—Sí.— Me acerco. Al tener frente a frente, con sus ojos verdes puestos en mí, puedo sentir como mi piel entra en calor por el maldito hechizo del maldito de John.
—Bajemos.
Asiento.
—¿Por qué yo no conocía este lugar?—Cuestiono mirando el enorme pasillo.
—Liayh me la obsequio en mis tres primeros años como guardiana, supongo que tenía la leve esperanza de que formara una familia.
—Pero eras una rompecorazones en ese tiempo— Dije.
Trata de buscar una respuesta eso, pero termina afirmando mi comentario con un movimiento de cabeza. Bajamos las escaleras hasta la sala de estar. Al primero que observo esa a Nik, con su cabello rosado y su atuendo colorido.
Me lancé a abrazarlo sin pensarlo dos veces.
—Te extrañé tanto—Me susurra.
—Quisiera decir lo mismo, pero ni siquiera sabía que existías— Bromeo, él me da un golpe en la nuca—Ay, bruto.
Ambos reímos. Le di un abrazo a Atlas, uno largo y con mucho cariño, porque él nunca se rindió, al igual que Amina. Después de él, estaba Jessica y Cyprian. Fruncí mi ceño, con una punzada en mi pecho.
—¿Y Carlos?—Pregunte, sentándome en el sofá frente a mi hijo y Atlas.
Todos se miraron sospechosamente. Alzo mi ceja, esperando la verdad.
—Tenemos la sospecha de que él es el espía de mi madre—Dijo Jessica, apoyada en la pared, cerca de la puerta que daba al jardín.
—No, Carlos, no me haría eso— Aseguro.
—Él es propenso a caer en la manipulación de Ravena, Diana— Espeta Nik.
Siento un escalofrío al escuchar el nombre de ese esperpento. Mire a Jessica, ella asiente. Como decirle que tengo el presentimiento que la perra celosa de Vicente tenía más probabilidad de tener una alianza con su madre que mi mejor amigo.
—No quiero que vuelvan a mencionar esa señora, ¿Okey?—Dije, todos asintieron. —Y quiero que Carlos venga a verme, Jessica, él nunca me traicionaría.
Ella se encoge de hombros y accede.
—Y nada de amenazarlo, ¿Oíste?—Le ordeno.
Rueda sus ojos cafés pero asiente.
—Bien, a lo que importa— Recuerda Amina a secas, me extiende una hoja antes de sentarse junto a Atlas. —Ella es Rhea Eckvan. Jessica, Cyprian y yo la hemos visto de diferente forma, pero este es el retrato más parecido.
Observo el dibujo, su rostro tenía pequeños detalles que me recordaban a mi reflejo, pero iban desapareciendo a medida que me fijo en sus rasgos más característicos, la mandíbula marcada, labios puntiagudos, mirada intimidante y ojos de diferente color, azul y miel.
—Ella es hermana de Eckvan— Dice Cyprian, lo miré de inmediato, sorprendida. —De hecho, Ignis también. Aquí lo dice, lo que está escrito en rojo.
Me extiende una crónica de Nara, observo letras que no entiendo, pero lo de rojo aparecen nombres.
—Rhea, Yris, Kaiat, Ignis y Diana Eckvan, hijos de Hayes Eckvan, el primer híbrido en ser creado, y Ayline Mynder, su esposa— Explica él. —En su lengua, Nara solía escribir los nombres de aquellos individuos que poseían la misma sangre en rojo.
—Entonces, ¿Maté a mi propio hermano?— Pregunte consternada.
—No— Asegura. —Tú y Eckvan no son la misma persona, ella es la que está dentro de ti, piénsalo como una posesión. Tus padres, tus verdaderos progenitores, por lo que Nara escribió en una crónica fueron los brujos del Orbe negro: Judith y Peter.
Mi estómago se revuelve, pero me fuerzo a no llorar.
—Judith, hace 24 años te tuvo y al momento de nacer, Nara transfirió a Eckvan a tu cuerpo para saldar su deuda y los nueve te entregaron al Orbe Negro—Prosigue. —Eckvan al momento de generar el límite, abandono su cuerpo humano para convertirse en los demonios que conocemos, ese humo negro. Necesitaba un cuerpo humano para seguir con el que sea su plan.
Relamí mis labios secos, y noto que estoy temblando. Cyprian carraspea, y guarda silencio. Todos me miraban con preocupación. Jessica se sienta a mi lado y por impulso le doy la mano, porque presiento que un ataque de ansiedad se acercaba.
—Sigue, tranquilo—Le pido.
—Tengo la teoría de que no has sido la primera a la cual Nara y Eckvan la han robado la vida. En la crónica, menciona varios nombres, varias "Dianas" a lo largo de los años después de la creación del límite— Dijo mientras se levanta de su asiento —Pero al parecer eres la única que le ha funcionado... Tú lograste los que ellas no, ser Luna Suprema, asegurar un ejército que ella pueda usar contra Rhea y tener a personas que darían la vida por ti.
"Que darían la vida por tí" Eso me petrifica y no puedo evitar mirar los rostros de todos en la sala. Me detengo en Amina, en su mirada tan decidida como siempre.
Diosa.
—¿Qué pasó con ellas?
—Supongo que algunas las mataron los mismos reyes o Ziah, otras sé... suicidaron—Explica, moviendo las manos. —Está más que claro que Nara y Eckvan sabían que el límite no era eterno, y por eso intentaban a toda costa apoderarse de reinos con ejércitos. Y a su vez, Eckvan le ordenó a Nara que incentivaran a los Favre a crear una Alianza entre vampiros y licántropos, quizás para tener un respaldo.
Giro mi rostro a Jessica, mientras suelto su mano. Entra en mí un sentimiento de culpa inexplicable o no, pero me hace soltar su mano. Me siento parte de todo este plan maquiavélico y que estoy arrastrando a todos a ser partícipe de él: Los juguetes de Eckvan.
Mis ojos van a Nikolas, sentando a mi lado izquierdo y puedo notar la vergüenza en su rostro, se aleja a mí, como si él fuera el culpable.
—Nik—Lo llamó Cyprian. — Nara y Eckvan tenían un pacto y no solo de palabra, un pacto que las unía de por vida... Además, Nara se aseguró de que Eckvan nunca pueda usar la Alianza como arma, los aliados no pueden ser poseídos sin el permiso de la Luna Suprema. Ella no es la villana.
Nik me mira, y yo asiento, afirmando las palabras de mi hijo.
—Bien— Dije, levantándome. — No puedo asegurarles que podremos deshacernos de todos los brujos involucrados en el Orbe Negro, pero de quienes debemos preocuparnos es de John, Deméter y Edina, ellos son una trinidad bastante poderosa.
—¿Qué hay de Rhea Eckvan?—Pregunta Amina.
—Aquí hay tres bandos, nosotros, los híbridos de dos mil años y los brujos del Orbe. —Explico.—Si ponemos a ambos en la balanza, los brujos son un peligro constante y Rhea solo asecha de noche y esporádicamente. Así que ellos son mi objetivo principal.
—Yo difiero, mamá.—Salto Cyprian. —Ambos queremos lo mismo, mantenerte con vida. Y por lo que estoy leyendo, Rhea vale por diez trinidades de brujos demoniacos.
—Además, solo tendríamos que quitarle el collar de Ignis para que haga Puff— Suelta Atlas, como si fuera lo más fácil del mundo.
—Rhea ha tenido la oportunidad de matarlos muchas veces y no lo ha hecho, quiere una guerra justa, sin embargo, con los brujos ha hecho atentados constantemente— Digo. — Y el orbe los mataría a cada uno de ustedes sin pensarlo si interfieren en sus planes. No me pienso arriesgar. Además, John me dijo una vez que los mellizos Belanger serían los primeros de su lista si dependiera de él.
El moreno hace una mueca de espanto. Voltee a ver Jessica.
—Por favor, trae a Carlos—Le pido. —Quiero pasar mi primer día de resurrección con todos. Haré una cena y antes de que lo digan, no, no estoy evitando el tema, solo quiero descansar de tanta locura por un día.
Cuando ella se levanta, fue casi como si pudiera sentir el olor de esa hibrida, porque su nombre viene a mi mente.
—¡Ah! Y trae a Adara, querida Alfa Suprema, quisiera pedirle disculpa por dejarla en el calabozo sin dar explicaciones—Digo, avergonzada.
Mis palabras ocasionan una oleada de ruidos extraños, como suspiros y resoplidos asustados. Atlas hace su mueca de compasión falsa hacia Jessica, y Amina tiene que agachar la cabeza para ocultar su risa.
—¿Qué?—Dije. —¿Qué paso?
Jessica tiene cara de querer matar a todos.
—Uy, rulos... creo que eso no se va a poder porque... — Jessica interrumpe el tono de burla de Amina.
—Yo voy a explicarle, Belanger—Masculla enojada, para luego suavizar su mirada cuando baja la cabeza para mirarme a mí, fruncí el ceño y me cruce de brazos, esperando su respuesta —Cuando regrese.
—¡¿La mataste?! ¡Jessica Favre! —Pregunté consternada. Jessica camina, mejor dicho, huye de mí en cosa de segundos. Mire a los demás. —¿La mató? ¿Qué carajos le pasó a Adara?
Me enojo porque nadie me responde y parece que mi pregunta es el mejor chiste del mundo. Cyprian mira a todos menos a mí, al igual que Nikolas. Y Atlas y Amina están rojos de tanto reírse.
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Considero que de las cosas que más extrañaba hacer era cocinar, decorar mis pasteles de todos los colores posibles. Las papas con quesos y la carne estaban a punto de salir del horno y la tarde se veía bonita por el ventanal de la casa.
Cuando casi termino las flores en mi pastel, mi corazón comienza a acelerarse, quisiera decir sin razón, pero sí la hay y está parada observándome desde el marco de la puerta.
— ¿Qué pasa, Amina?—Pregunto
— Cuando cocinas parece que estás en otra dimensión y haces unas muecas tan graciosas. —Asegura. —Me gusta verlas.
Eso me hace esbozar una sonrisa acompañada de un leve sonrojo. Pero recuerdo mi enojo y arrugo la nariz.
—Cyprian dice que estás un poco gruñona y él, Nik y Atlas fueron a dar un paseo—Dice, acercándose con cautela. —Yo quise arriesgarme.
Dejo la manga pastelera aun lado con brusquedad y Amina se detiene.
—Eso pasa cuando dijimos sin secretos y ahora nadie me dice que le pasó a Adara—Mascullo. —Tengo que torturarlos para que de una vez por todas me digan la verdad.
Voy a darle un vistazo a las papas y la carne. Amina aprovecha ese momento para acercarse a mí.
— Porque decírtelo yo, si lo puedes oír de primera fuente, una fuente muy confiable. Pero solo Jessica y Adara saben la verdad sobre lo que pasó. —Suelta con una media sonrisa. —Yo solamente he oído rumores.
Alce una de mis cejas.
—¿Por qué estás tan feliz con eso?— Se encoge de hombros. Me quejo ruidosamente. —Ay, con lo que a mí me gustan los rumores, esto es una tortura.
Suelta a reír. Me dispongo a terminar el pastel, vuelvo a la isla y tomo la manga para dibujar la siguiente flor.
—Pero Jessica me dará una respuesta sí o sí y te lo restregaré en la cara—Aseguro.
Ella se recuesta en la isla, aun lado de mío, y suelta un suspiro dramático.
—Así es Jessica, solo da y las demás reciben, pero a ellas les toca la peor parte—Musita con falsa seriedad.
—¡Spoilers! —Mascullo. —Si solo insinúas cosas y no me dices la historia completa, me voy a enojar, Amina.
—Sé de una rubia que se enojara más.
La miro de inmediato. Ella se sorprende, por lo que endereza su postura. Relamí mis labios y posiciono mi mano libre en mi cadera.
—¿A qué rubia le insinuarás cosas?—Bromeé, pero al ver que no sabe que responder, mi pecho se agita y siento como mis mejillas se calientan —¿Quién es esa rubia, Amina Belanger?
Retrocede.
—No te atrevas a escapar—Espeto. —¡Amina!
Voy tras ella cuando rodea la isla. Cuando estoy a punto de evitar que salga de la cocina, desaparece. Arrugue mi nariz, harta de que me dejen con el chisme a medias. Sin embargo, rápidamente la siento detrás de mí, esboce una sonrisa.
Deja caer la manga pastelera al suelo y volteo a ver, sus ojos verdes, hermosos como siempre, brillan ante mí. Por instinto, remoje mis labios cuando alza una mano y con la palma de ella cubre la mitad de mi mejilla, atrayendo ligueramente hacia ella.
Pero nuestro roce no duró siquiera cinco segundos.
—Au—Jadeo de dolor, sintiendo mi piel arder. Estreche mis ojos, molesta. Y de solo recordar la cara de ese brujo se me eriza la piel. — Maldito.
—Diana—Llama Amina, pero no soy capaz de mirarla. Un dolor fugaz se instala en mi mentón, cuando ella alza mi rostro. —Te juro que traeré el corazón de John ante ti, cueste lo que cueste y antes de la próxima luna llena.
Luna llena. Había olvidado que ahora ella era una hibrida, a veces me quedaba sorprendida de como había crecido, como ahora sus colmillos eran más grandes y filosos y que entra celo… ¿Qué habrá hecho con todos sus otros celos?
Ella cambia su expresión, a una de alerta y mira hacia el pasillo.
—¿Qué pasa?—Pregunte en un susurro.
—Alguien más está aquí—Murmura.
Camino junto a ella hacia la sala, trataba de oír lo que ella, pero a pesar de que la mansión está en completo silencio, yo no escuchaba nada. No retrocedo ni me oculto detrás de Amina, porque estoy harta de necesitar protección. Cuando llegamos a la sala de estar, reconozco de inmediato ese cabello castaño y ojos azules.
—¡Carlos! — Chille, yendo a abrazarlo.
—Diosa, tengo tantas cosas que contarte.
—Volvieron las tardes para destilar veneno—Anuncio entre risas.
Carlos me dijo que Jessica tenía cosas que hacer y no pudo venir y por su tono, sé que era una excusa. Ni él, ni nadie en la cena tocó el tema de Adara, pero era obvio que todos sabían. Aunque estaba resentida por eso, no dejé que arruinara la comida.
Carlos y yo decidimos tener una pijamada, me contó de lo que había pasado y yo le tuve que contar lo de Abel, como quiso alejarse de toda esta mierda. La noche termino con consolar a Carlos, y después una larga platica, él yacía durmiendo profundamente.
No puedo dejar de sentirme culpable por Abel, sé que él nunca dejaría a Carlos, pero seguramente no querría estar metido en todo este caos, que no le pertenecía.
Me levanto para cerrar las cortinas del ventanal. En medio del jardín delantero iluminado por una luna creciente, justo en la fuente de agua, veo a Jessica sentada, mirando a la nada y con una botella en la mano. Solté un suspiro, y me pongo mi bata antes de salir.
Camine despacio hacia ella, haciendo el tonto intento de abrigarme del viento de invierno con la bata. Me sigue con su mirada hasta que me posiciono frente a ella.
—¿Te acostaste con Adara, Jessica?—Pregunto en un susurro.
—¿Te lo dijo Carlos?
Niego con la cabeza.
— Mi sexto sentido me lo dijo, siempre que la cagabas me evitabas ¿Recuerdas?— Asiente. —¿Solo follaron o…?
—Está embarazada.
Paso saliva, y me cruzo de brazos. Mi cuerpo era un manojo de sentimientos desde que recupere la memoria, que no podría elegir que es lo que sentía ahora mismo. Pero el frío se instala en cada una de mis extremidades, y eso no era nada bueno.
—Okay…—Murmuro. —¿Te gusta ella? —Su respuesta fue inmediata: niega con la cabeza. —¿Qué es lo que sientes respecto al embarazo?
Baja la mirada a sus pies.
—Tiene dos semanas—Habla por fin. —No siento nada. No lo quiero. Y hoy se lo dije pero…
—Pero eso no es tu decisión, Jessica— Aseguro con frialdad. —¿Como qué no sientes nada? Pocas cosas te quiebran y ahora lo estás ¿Entonces por qué?
Me mira, fijamente y sin las estúpidas barreras que sus padres le crearon desde pequeñas. Ambos ojos cristalinos me responde la pregunta sin necesidad de palabras. Un nudo se instala en mi garganta con malicia cuando intenta tomar mi cintura, y tengo que negar la cabeza varias veces antes de poder hablar.
—No. Esto dejó de tratarse de mí cuando te acostaste con Adara—Digo. —Jess… yo no te puedo juzgar, sería muy hipócrita de mi parte. No estábamos juntas. No me debías nada ¡Pero no te atrevas a decir que tu estado es mi culpa!
—Yo no tenía idea que podía dejarla embarazada, es prácticamente imposible que una Alfa mujer embarace a una omega sin estar marcada como su luna...
—¡Pero pasó, Jessica! ¡Pasó! Y debes hacerte cargo—Espeto al borde de las lágrimas. — Tienes que querer a ese cachorro porque es tuyo, y no voy a permitir que el pobre crezca pensando que una de sus madres no lo ama por mi culpa, la lista de los Favre que me odian es larga como añadir un enemigo más. Aprende a separar las cosas.
—Pero yo te amo, Bombón, ¿Cómo lo hago?
—De la misma manera en la que te la follabas mientras me amabas—Mascullo. Se levanta, e intenta acunar mi rostro en entre sus manos, sin embargo, yo retrocedo para evitarlo.— ¡Basta, Jessica! ¿Por qué eres tan egoísta? ¿Cómo me quieres poner en la situación de destruir una familia sabiendo que yo nací sin una?
—Separaré las cosas, Bombón, pero dame otra oportunidad...—La interrumpí.
Otra, otra, otra... esta sería la milésima oportunidad.
—Jessica, agradezco tanto lo que hiciste por mi hijo y él te quiere, así que no voy a interferir si quieres estar con él.— Aseguro. —Pero yo... necesito espacio, necesito pensar si quiero volver a tener una relación contigo.
Ella no opone resistencia cuando le quito la botella de la mano.
—Si quieres puedes quedarte en una de las habitaciones, pero mañana debes irte al castillo. Apuesto que Adara y tu madre están preocupadas—Le doy la espalda.
No miro atrás, mi corazón latía sin, fuerzas y solo me permití soltar las primeras lágrimas cuando entro a mi habitación porque me dolía todo el cuerpo. Siento como Carlos me envuelve en sus brazos y ambos lloramos juntos.
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Volví con mis actualizaciones flash ;))
🩸¿Opiniones sobre el capitulo de hoy? Aparte de q estuvo largo jsjsj.
No tengo mucho que decir, asi que muchas gracias x leerme y por seguir aqui.
Las tqm, bye.